terça-feira, 26 de janeiro de 2021

ESCRITURA CONQUISTADA | Américo Ferrari (Perú, 1929-2016)

  


EL RECORTE SAGRADO DE LAS PALABRAS

 


FM | En una entrevista a Edgar O’Hara, Carlos Germán Belli dice que el poeta, lejos de ser un “mero versificador”, es “el hombre desligado de la historia, el no-cómplice con la historia, el devoto de la poesía y al final de cuentas el devoto de lo absoluto, de lo desconocido”. ¿Compartes esa definición? En tal caso, ¿qué buscas con tu poesía? ¿Qué crees que pueda alcanzar la poesía que escribe Américo Ferrari?

 

AF | Sí. Totalmente de acuerdo con lo que dice Belli. Es cierto que la poesía estuvo vinculada con la versificación por lo menos hasta que apareció el poema en prosa que irrumpe no con Gaspard de la nuit de Aloysius Bertrand en 1842 como pretenden los franceses, sino con Hymnen an die Nacht de Novalis, poemas en prosa en su mayoría, redactados en 1799-1800 y cuya primera versión fue escrita en lo que hoy llamaríamos “versos libres”. Y me parece evidente que, para limitarme aquí a lo escrito en español y en el siglo XX, muchas páginas en prosa de César Vallejo, Oliverio Girondo, José María Eguren, José Lezama Lima, Juan Rulfo, Martín Adán, José María Arguedas en América, Luis Cernuda, José Ángel Valente o Antonio Gamoneda en España, entre otros, están impregnadas de poesía. Y me parece evidente también que desde siempre el poeta que no es un simple versificador busca lo absoluto y bucea en lo desconocido y escribe desde una obsesión y no sobre un “tema”. “Siempre a lo desconocido” es el lema de José María Eguren. En este sentido dice Novalis en uno de sus fragmentos: “Wir suchen überall das Unbedingte un finden nur Dinge”: Buscamos por doquiera el absoluto y sólo encontramos cosas (“das Unbedingte” en alemán significa literalmente “lo no cosificado”, de Ding=cosa). Y en realidad, lo primero, creo, que uno encuentra es esa noche por la que peregrina el alma en busca del amado en la poesía de San Juan de la Cruz. Personalmente, la experiencia que yo tengo de la escritura del poema es la de la fatigante busca del algo oscuro que nos llama desde la noche y que se esquiva en cuanto las palabras del poema pretenden asirlo, algo inasible, como el aire y la noche y que como la noche y el aire acaba por producir enfermedades, creo haber dicho en un texto intitulado “Qué es poesía dices mientras clavas”, recordando a Bécquer. El gran poeta peruano Martín Adán escribió unos versos que dicen, o no dicen, así: “Poesía no dice nada / Poesía se está callada / Escuchando su propia voz”. Poesía dice nada o dice la nada que subyace en todo decir. Y consecuentemente todo lo que puede hacer un poeta es garabatear en un papel unas palabras oscuras que alcanzarán quizás a alguien o no alcanzarán a nadie, lo sabe Dios, y es así, pienso, como Paul Celan escribió un poema cuyo primer verso dice: “El poema es una botella echada al mar”: por un náufrago de la palabra, naturalmente. Quizás alguien encontrará y abrirá esa botella varada en cualquier playa y leerá el mensaje, o quizá también la tirará sin abrirla, y nadie lo sabrá; en todo caso no el poeta, seguramente.

 

FM | Hay un verso tuyo que habla de “mi íntima fealdad de mi aborrible / mí mismo”, lo que me lleva a indagar sobre el espacio que habita la belleza. Si es verdad que solamente la encontramos en el fondo pleno de lo desconocido, lo que llamas “mí mismo” jamás podría contener lo desconocido. ¿La belleza estaría siempre en el otro? ¿Y sólo existiría en condición de busca, jamás de reconocimiento?

 

AF | El espacio que habita la belleza… Quizás sea sencillamente un espacio que el artista crea a medias (en las artes plásticas como en la poesía y en la música) junto con el objeto bello; a medias, porque la otra mitad la crea el que mira, oye o lee. Sí, la belleza, creo yo, está siempre en el otro, el que recrea la obra y pone el sentido que pro-pone el autor. Es así como el mismo Novalis, que ya he citado, dice en uno de sus fragmentos que el autor no debe subrayar porque al hacerlo usurpa una función que incumbe solamente al lector, aquel en quien la obra propuesta finalmente se compone. Un poema se compone tantas veces como es leído y esta múltiple recomposición es fundamental. Borges dice con ironía y melancolía que cada vez hay menos lectores porque todos quieren hoy ser escritores. Más de una vez he visto poemas míos en antologías, y esos poemas no son precisamente los que yo hubiera elegido para meterlos en esa antología, pero está claro que es el lector antólogo el que tiene la última palabra. Así que tienes razón, la belleza está siempre en el otro y existe en condición de busca más que de reconocimiento.

 

FM | Estamos a treinta años de la publicación de tu primer libro, El silencio las palabras (1972). Cuando publicaste Tierra desterrada (1981), considerabas éste “más elaborado que todo lo anterior”. Viéndolo hoy con distanciamiento, como situarías aquel primer libro en tu poética? ¿Y aún consideras que “el proyecto poético es, en cierta forma, inconsciente y seguramente lo descubre el lector más que el autor”?

 

AF | Efectivamente, El silencio las palabras va a cumplir treinta años y yo iba a cumplir cuarenta y tres cuando publiqué ese primer libro casi al mismo tiempo que una plaquette de trece sonetos, Espejo de la ausencia y la presencia. La verdad es que nunca he tenido mucha prisa para publicar. Siempre me ha parecido que hay que dejar reposar los textos escritos, como las botellas de vino. Los trece sonetos de Espejo de la ausencia y la presencia preludian los veinte de Tierra desterrada, total 33 sonetos, número sagrado, y ahí paré de trabajar sobre esa forma formal y exigente: esa exigencia atrae y la magia de la rima que acaba por decir lo que tú no habías pensado en decir. Dice Quevedo, zahiriendo a un versificador de su tiempo que dedica un soneto a una dama: “Dijo que su belleza era absoluta / Y aunque era más honesta que Lucrecia / Por dar fin al terceto la hizo puta”: de no haberla hecho puta tenía que hacerla disoluta, bruta o hirsuta, la rima no admitía otra cosa. Y lo mismo me ocurría a mí, por ejemplo en el soneto “Adónde vamos cuando avanzamos”: dice en el último terceto que “se hace a la derecha el de la izquierda” y entonces ya no me quedaba sino dar fin al soneto diciendo que vamos progresivos a la mierda… A qué otra parte podemos ir en medio de ese embrollo de la derecha y de la izquierda. En cuanto al proyecto poético, está claro que el autor propone y el lector dispone y descubre o, mejor dicho inventa, en el significado etimológico de la palabra, los sentidos múltiples replegados en el poema. Hay sobre esto una anécdota de Rimbaud a quien su madre le preguntó en qué sentido había que interpretar uno de sus poemas y Rimbaud le contestó: en su sentido literal y en todos los demás. Todos los demás estaban a cargo del lector, no del poeta.

 

FM | ¿En qué se basa, exactamente, ese “desfase con lo que se está haciendo en el Perú actualmente”, según has dicho con referencia a tu obra poética?

 

AF | En el Perú como, creo, en toda América, se está haciendo actualmente mucha poesía. Pero en países como el mío, ricos en imaginación y paupérrimos en dinero y por consiguiente en editoriales –países donde se escribe, pienso, mucha poesía que se edita poco y se difunde menos–, es bien difícil ponerse al día y saber lo que están creando tantos poetas no difundidos o mal difundidos, sobre todo cuando uno está viviendo a 12.000 kilómetros de distancia del país. Ahora, si yo he dicho eso que tú citas, será por referencia a las llamadas “generaciones” sobre todo de los 60 y los 70. Hay que decir a este respecto que hablar de generaciones cuando se trata simplemente de decenios es aberrante: se puede hablar de generación sólo en los casos en que unos poetas se agrupan en torno a un proyecto común, un credo, un manifiesto, como puede haber sido el caso de la generación del 98 o la generación del 27 en España o de la poesía concreta en Brasil, la “Beat Generation” en Estados Unidos, o el movimiento “Hora zero” de los años 70 en el Perú. Yo empecé a escribir una poesía pseudosurrealista a finales de los años 40 y principios de los 50 influenciado sin duda por la personalidad y la poesía cautivantes de César Moro, a quien estimaba, admiraba y quería muchísimo, y que tenía cuarenta y siete años cuando yo cumplía veinte. Después fue una travesía del desierto hasta ya empezados los años 60, y a través de los años se cruzaron seguramente diversas afinidades con poetas mayores (no “influencias”, que es el nombre que en italiano designa una enfermedad maligna y muy contagiosa que llamamos en castellano “gripe”). Hay que decir que los mejores poetas peruanos de los años 50 (Javier Sologuren, Jorge Eduardo Eielson, Sebastián Salazar Bondy, Blanca Varela, Carlos Germán Belli entre otros) escribían cada cual por su camino y según su inspiración y las obsesiones y la forma intransferibles que eran las suyas y sin imitar a nadie. Cada poeta auténtico escribe desde el desierto en que habita y que lo habita.

 

FM | Dice el poeta mexicano Benjamín Valdivia que la poesía “no es la locura sino la irrupción de elementos de locura en una realidad avasalladora a los objetos”, que “no es el sueño sino la irrupción del sueño en la trivialidad de la vigilia”. ¿Cómo ha sido tu convivencia poética con esos elementos esenciales, la locura y el sueño?

 

AF | Dice un dicho que de médico, poeta y loco todos tenemos un poco… Pero no creo que la locura propiamente dicha, en su sentido clínico no “figurado”, sea un estado compatible con el rigor, la lucidez y la medida que requiere la creación de una obra poética. Mira los casos de dos excelsos poetas que se volvieron locos, Hölderlin Y Nietzsche; el primero, ya loco, le quitó a su piano todas las cuerdas menos una y tocaba una música monocorde, y dice la anécdota que cuando lo visitaba un amigo, el poeta le preguntaba si quería que le escribiera un poema sobre la primavera o sobre cualquier otro tema, y escribía su verso temático, pero la poesía la había perdido junto con la razón. Del segundo cuenta también la anécdota que, ya loco, tocaba el piano con los pies y, por lo demás, no escribió ya nada. Lo que hay, creo, en el acto poético es un estado de exaltación que se ha solido llamar “inspiración”, y que es como algo que nos viniera de afuera. En realidad, yo creo que el poema lo dicta la musa; en la edad media el poema se llamaba en español “dictado”, y parece que es la misma etimología en el alemán “dichten” y “Dichtung”. Así que si queremos llamar locura al estado de inspiración, exaltación o lucidez nocturna en que nace el poema, de acuerdo, pues es verdad que en ciertos momentos de inspiración un poeta puede estar, como se dice “fuera de sí” y en otro mundo mientras dura la racha de la inspiración. En cambio, yo diría que el sueño y los sueños sí que intervienen en la creación poética: El universo onírico marca casi toda la poesía romántica alemana, y repercute con fuerza en la poesía de Eguren y en el Surrealismo francés.

 

FM | Naturalmente, concordamos en que la modernidad de la poesía peruana se define a partir de César Vallejo (1892-1938) y José María Eguren (1874-1942). ¿Cómo se verifica hoy la presencia de de ambos en esa poesía?

 

AF | En el Perú, como en toda América hubo desde los años 20 verdaderas constelaciones poéticas, lo que tú llamas “una multiplicidad de voces que configura una sólida tradición poética”. Entre esas voces en el Perú están las de César Moro, Xavier Abril, Oquendo de Amat, Enrique Peña Barrenechea, Martín Adán, Emilio Adolfo Westphalen, nacidos todos entre 1903 y 1911 Resulta que los dos que se quedan afuera de esas constelaciones son esos dos mayores que nacieron en 1875 (Eguren, junto con Lugones y Herrera y Reissig) y en 1892 (Vallejo, un año después de Oliverio Girondo): son dos estrellas aisladas que en realidad brillan cada una en su órbita. Eguren hizo un comentario elogioso de Los heraldos negros en una carta al autor; Vallejo hizo una entrevista a Eguren, y después nada más. La poesía onírica, simbolista, musical y evanescente de Eguren está en los antípodas de la manera barroca, áspera, desgarrada y expresionista de Vallejo “sufriendo como sufr[e] del lenguaje directo del león” y que “quier[e] escribir pero se sient[e] puma”. En realidad los dos rompen el molde, pero Eguren tuvo un ascendiente innegable sobre algunos de los poetas que le sucedieron y que empezaron a escribir en los años 20-30 (Moro, Martín Adán, Westphalen entre otros), no así Vallejo que estaba visiblemente en otra onda.

 

FM | Recuerdo que Stefan Baciu situó a Eguren y a Huidobro como precursores del Surrealismo. Por su parte, Westphalen decía de Eguren que “su actitud era opuesta a la del Surrealismo”, y que “esto lo reconocía el próprio Huidobro, que siempre fue enemigo del Surrealismo”. Al pensar en en el gran énfasis que la poesía de Eguren pone en la imagen, ¿le correspondería esa condición precursora?

 

AF | Coincido totalmente con eso que dice Stefan Baciu y desde siempre lo he pensado: Eguren, al contrario de lo que han dicho algunos críticos, no es un modernista tardío, sino un adelantado de la poesía onírica y de la magia verbal que practicaron los surrealistas franceses más de un decenio después, pero, claro, sin el menor asomo de escritura “automática” ni de pertenencia a un grupo o capilla. Era un solitario, como Vallejo a su manera, bien diferente de la de Eguren. Yo diría que hay una presencia de Eguren en algunos poetas que le sucedieron, pero no de Vallejo que, en realidad, rompe el molde, salvo quizás en Jorge Eduardo Eielson que, sobre todo en su etapa romana, escribe una poesía del cuerpo, de la noche oscura del cuerpo y las funciones fisiológicas, aunque él, en una entrevista que le hizo Martha Canfield, niega toda vinculación con o todo ascendiente de Vallejo. Es, digamos, su opinión…

 

FM | Eguren habla de una “metafísica de la belleza”, lo que me lleva a indagar en qué se distingue la tensión metafísica de su poesía de la que encontramos en Vallejo. Y sobre el propio concepto de “literatura simbolista” que empleas en tu ensayo César Vallejo entre la angustia y la esperanza. ¿Cómo observas esos dos aspectos, relacionando las obras de ambos poetas?

 

AF | Creo que ya en el párrafo anterior contesto esta pregunta. En los dos poetas hay, me parece evidente, una tensión metafísica, pero que en Eguren es la de un hombre solo con la poesía y la belleza, sin ninguna aparente vinculación con la religión ni con la política; no es el caso de Vallejo que tuvo siempre una fuerte impronta católica que se mezcla incluso con su fe política en el marxismo o en el comunismo. No hay que olvidar que César Vallejo nació en una familia ultracatólica de la sierra del Perú y tuvo siempre un sentido religioso amalgamado con su fe o su esperanza comunista y su obsesión de la redención del ser humano que ha de relizarse en una especie de más allá de la historia, como sucede con muchos marxistas. Emilio Adolfo Westphalen, quien siempre ha admirado mucho Trilce, pero ha mirado siempre con reserva los aspectos que podríamos llamar metafísicos o religiosos de la obra de Vallejo, me escribió un día, refiriéndose a éste: “No podrás negar que no se puede ser impunemente nieto de dos curas españoles”. Y Vallejo era efectivamente eso: nieto de dos curas españoles y de dos indias chimú. Y yo creo que esa herencia la llevó siempre hasta el momento de morir en que, según su viuda, le dictó las siguientes palabras: “Sea cual fuere la causa que tenga que defender después de la muerte, tengo un defensor: Dios”.

 

FM | Hay una multiplicidad de voces en el Perú que configuran una sólida tradición poética, a ejemplo de Martín Adán, César Moro, Emilio Adolfo Westphalen, Carlos Germán Belli, Javier Sologuren, Américo Ferrari, Jorge Eduardo Eielson e Blanca Varella. Con todo, se trata de poetas nacidos en las tres primeras décadas del siglo pasado. ¿Hasta qué punto esas generaciones se encuentran difundidas internacionalmente y qué voces actuales crees que constituyan una continuidad relevante de esa tradición?

 

AF | Los poetas que citas son ya, en cierta manera, clásicos, pero me parece que es bien poca la resonancia que puedan haber tenido fuera del Perú y sobre todo en Europa (lugar donde la poesía anda muy de capa caída); de César Moro salió hace algunos años, al cuidado de André Coyné, un libro de poemas en Madrid, en edición bilingüe, que recoge buena parte de su obra surrealista; la obra poética de Westphalen acabó por publicarla Alianza Editorial también en Madrid, a insistencia muy insistente de José Ángel Valente, pero creo que ese libro cayó más o menos en el vacío de la indiferencia por la poesía. La obra completa de Blanca Varela, para mí una de las voces más impresionantes de la poesía contemporánea, ha salido recientemente en una magnífica edición de Galaxia Gütemberg /Círculo de Lectores en Barcelona. “Temo el quehacer que impone la lenta poesía”, dice un verso de Martín Adán: la lenta poesía se difunde muy lentamente, y un poeta universal como Vallejo empezó a ser publicado sólo veinte años después de su muerte. Después del decenio del cincuenta Latinoamérica ha seguido produciendo muchos grandes poetas, desde México hasta la Argentina, de norte a sur. Voces como las de Homero Aridjis en México, Eugenio Montejo en Venezuela, Juan Manuel Roca en Colombia, Oscar Hahn y Pedro Lastra en Chile, Jorge Boccanera en Argentina son insoslayables, sin hablar de la efervescencia poética del Brasil, relativamente mal conocida por la malhadada ignorancia de la lengua portuguesa que aqueja a nuestro continente. En cuanto al Perú, después de los grandes poetas del decenio del 50 no se puede no mencionar a Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostrosa, Eduardo Chirinos, José Mazzotti, Magdalena Chocano, Rossella di Paolo Ferrarini, Edgar O’Hara, Alonso Ruiz Rosas, Armando Rojas, Ricardo Silva Santisteban, Carlos López Degregori, Jorge Nájar, Edgar O’Hara, entre otros. Y cuántos otros que uno no conoce o conoce poco por falta de difusión editorial. Pero lo que cuenta es que todos estos poetas, todos los poetas que viven y se mueren, son la poesía y la poesía es inmortal. Te agradezco, Floriano, el haberme dado la ocasión de decirlo para una revista del Brasil.

 

FM | ¿Olvidamos algo?

 

AF | No; sino que lo esencial está en el acto mismo de la poesía que es olvido de la circunstancia que lo cerca y visión oscura del centro que encandila la palabra: lugar donde todo cesa y donde uno se deja, como el alma de San Juan de la Cruz al fin de su peregrinación se deja y olvida su cuidado: “Cesó todo y dejéme / dejando mi cuidado / entre las azucenas olvidado”. 




 



Poeta, tradutor, ensaísta, artista plástico, dramaturgo, FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957) é conhecido por haver criado, em 1999, a Agulha Revista de Cultura, veículo pioneiro de circulação pela Internet e dedicado à difusão de estudos críticos sobre arte e cultura. Ao longo de 23 anos de ininterrupta atividade editorial, a revista ampliou seu espectro, assimilando uma editora, a ARC Edições e alguns projetos paralelos, de que são exemplo “Conexão Hispânica” e “Atlas Lírico da América Hispânica”, este último uma parceria com a revista brasileira Acrobata. O trabalho de Floriano também se estende pela pesquisa, em especial o estudo da tradição lírica hispano-americana e o Surrealismo, temas sobre os quais tem alguns livros publicados. Como artista plástico, desde a descoberta da colagem vem desenvolvendo, com singular maestria, experiências que mesclam a fotografia digital, o vídeo, a colagem, a ensamblagem e outros recursos. Como ele próprio afirma, o magma de toda essa efervescência criativa se localiza na poesia, na escritura de poemas, na experiência com o verso, inclusive a prosa poética, da qual é um dos grandes cultores. Escritura Conquistada é um complemento aos projetos: Atlas Lírico da América Hispânica (revista Acrobata) – poemas traduzidos para o português – e Conexão Hispânica (Agulha Revista de Cultura) – estudos críticos sobre poetas. Nesta terceira linha, também dedicada à tradição lírica na América Hispânica, encontramos juntos os ensaios, entrevistas e prólogos assinados por Floriano Martins. Parte significativa desse material – as entrevistas – compõe o volume homônimo, Escrita Conquistada, publicado em 2018.


1874-1942 José María Eguren (Perú) A POESIA DE JOSÉ MARÍA EGUREN

1893-1948 Vicente Huidobro (Chile) LA COSECHA VERTIGINOSA DE LA IMAGEN POÉTICA

1899-1986 Jorge Luis Borges (Argentina) AS ENTREVISTAS COM JORGE LUÍS BORGES

1903-1958 César Moro (Perú) CÉSAR MORO ENTRE AMIGOS

1903-1973 Aldo Pellegrini (Argentina) SOBRE SURREALISMO

1904-1973 Pablo Neruda (Chile) A POESIA DE PABLO NERUDA

1910-1996 Enrique Molina (Argentina) OS COSTUMES ERRANTES DE ENRIQUE MOLINA

1912-2002 Pablo Antonio Cuadra (Nicaragua) POESÍA: EL ENSAYO DE LO INEFABLE

1915-1995 Enrique Gómez-Correa (Chile) TESTIMONIOS DE UN POETA EXPLOSIVO

1915-2001 Juan Liscano (Venezuela) LA EXPRESIÓN DE LO ESENCIAL

1917-2011 Gonzalo Rojas (Chile) A POESIA DE GONZALO ROJAS

1919-1974 Eunice Odio (Costa Rica) LAS VERTIENTES DEL FUEGO

1920-1994 Freddy Gatón Arce (República Dominicana) LA HUMANIDAD SECRETA DE LOS ABISMOS

1920-1999 Olga Orozco (Argentina) RETRATO-RELÂMPAGO DE OLGA OROZCO

1920-2004 Fernando Charry Lara (Colombia) PASIÓN Y REFLEXIÓN DE LA POESÍA

1921-2004 Javier Sologuren (Perú) UNA POÉTICA DE LA LEVEDAD

1921-2007 Otto-Raúl González (Guatemala) GUATEMALA Y SUS VOCES OCULTAS

1921-2010 Amanda Berenguer (Uruguay) VIAJES INCESANTES DEL LENGUAJE

1923-2013 Álvaro Mutis (Colombia) A POESIA DE ÁLVARO MUTIS

1924-2018 Claribel Alegría (Nicaragua) RECUERDOS DE LA REALIDAD

1924-2021 Manuel de la Puebla (Puerto Rico) MEMORIA POÉTICA DE UN PAÍS

1927 Carlos Germán Belli (Perú) PRECIOSOS MISTERIOS DE LA EXPERIENCIA POÉTICA

1927-2000 Francisco Madariaga (Argentina) “SOY SÓLO UN PEÓN DEL PLANETA”

1927-2010 Rolando Toro (Chile) A POESIA DE ROLANDO TORO

1927-2019 Ludwig Zeller (Chile) EL SURREALISMO EN LA MESA (Part. Susana Wald)

1928 Graciela Maturo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1929-2016 Américo Ferrari (Perú) EL RECORTE SAGRADO DE LAS PALABRAS

1930-2011 Roberto Sosa (Honduras) HONDURAS EN SU AMBIENTE POÉTICO

1930-2018 José Guillermo Ros-Zanet (Panamá) ENCUENTROS Y DESENCUENTROS

1931 Juan Calzadilla (Venezuela) HUMOR Y SÍNTESIS EN EL ACTO CREADOR

1931-2016 Jorge Ariel Madrazo (Argentina) EL POEMA COMO CUERPO VIVO

1932 Circe Maia (Uruguay) UNA VOZ A TRAVÉS DEL TIEMPO

1932 Pedro Lastra (Chile) DEL ESPEJO A LA MULTIPLICACIÓN DE LAS VOCES

1932-2004 Marosa di Giorgio (Uruguay) DIÁLOGO SIN PAUSA

1932-2013 Carlos M. Luis (Cuba) DOS ENCUENTROS

1932-2019 Thelma Nava (México) SOBRE LA REVISTA PÁJARO CASCABEL

1933-2009 Alfredo Silva Estrada (Venezuela) INSCRIPCIONES EN EL ESPACIO POÉTICO

1933-2023 Manuel Mora Serrano (República Dominicana) DOS ENCUENTROS

1934-2014 Gerardo Deniz (México) RECORTES DE UNA IRONÍA APASIONADA

1934-2021 Rodolfo Alonso (Argentina) LA RIQUEZA ABANDONADA DE LA POESÍA

1937 Miguel Grinberg (Argentina) UNA MIRADA EN LAS VANGUARDIAS

1937-2020 Rodrigo Pesántez-Rodas (Ecuador) EL ECUADOR DE LAS LUCES

1938 Fernando Palenzuela (Cuba) CONVERSA SOBRE LA REVISTA ALACRÁN AZUL

1938-2008 Eugenio Montejo (Venezuela) ANOTACIONES DE LA PERMANENCIA DEL CANTO

1939 José Roberto Cea (Honduras) CASI UN TESTAMENTO POÉTICO

1939-2014 Ulises Estrella (Ecuador) SOBRE LAS REVISTAS PUCUNA E LA BUFANDA DEL SOL

1940 Francisco Morales Santos (Guatemala) DOS ENCUENTROS

1940 Gustavo Pereira (Venezuela) “AL DIABLO LOS VERSOS”

1940 José Kozer (Cuba) DOIS ENCONTROS

1940 Jotamario Arbeláez (Colombia) EXTRAVAGANCIAS POÉTICAS DEL NADAÍSMO

1941 Hildebrando Pérez Grande (Perú) LAS VANGUARDIAS EN EL PERÚ

1941 Luis Alberto Crespo (Venezuela) RESONANCIAS DEL ESPÍRITU POÉTICO

1943 Eduardo Mitre (Bolivia) LA RAZÓN ARDIENTE DE LA POESÍA

1944 Armando Romero (Colombia) DOS POETAS, CUATRO ENCUENTROS

1944 Francisco Proaño Arandi (Ecuador) DOS ENCUENTROS

1944 Renée Ferrer (Paraguay) DOS ENCUENTROS

1945 Harold Alvarado Tenorio (Colombia) POESIA & OUTRAS ESPÉCIES

1946 Carlos Vásquez-Zawadzki (Colombia) LAS VANGUARDIAS EN COLOMBIA

1946 Guido Rodríguez Alcalá (Paraguay) LAS VANGUARDIAS EN PARAGUAY

1947 Juan Cameron (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1947 Juan Carlos Mieses (República Dominicana) DETRÁS DE LAS PALABRAS Y LOS RITMOS

1947 Susana Giraudo (Argentina) LA POESÍA Y SUS NOMBRES INFINITOS

1948 Helen Umaña (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1948 Miguel Espejo (Argentina) LAS VANGUARDIAS EN ARGENTINA

1948-2022 Alfredo Fressia (Uruguay) EN LAS FISURAS DE LA MIMESIS

1950 Alfonso Velis Tobar (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR 

1950 Soledad Alvarez (República Dominicana) LAS VANGUARDIAS EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

1950-2018 Enrique Verástegui (Perú) O MOTOR DO DESEJO

1951 Carlos Francisco Monge (Costa Rica) DOS ENCUENTROS

1951 Jesús David Curbelo (Cuba) LAS VANGUARDIAS EN CUBA

1952 David Cortés Cabán (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1952 Julio del Valle-Castillo (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1952 Martin Jamieson (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1952 Orlando José Hernández (Puerto Rico) LAS VANGUARDAS EN PUERTO RICO

1954 Ernestina Elorriaga (Argentina) DOS POETAS EN UNA MESA DE LUZ

1955 Berta Lucía Estrada (Colombia) UNA MESA VERTICAL

1955 Carlos Barbarito (Argentina) A POESIA DE CARLOS BARBARITO

1955 Mónica Salinas (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1956 Gary Daher Canedo (Bolivia) SITIO DONDE AGUARDA UN CÁNTARO

1957 Alejandro Bruzual (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1957 Homero Carvalho Oliva (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1957 Luis Bravo (Uruguay) LAS VANGUARDIAS EN EL URUGUAY

1958 Adriano Corrales Arias (Costa Rica) LAS VANGUARDIAS EN COSTA RICA

1958 Beatriz Hausner (Chile) CAMINHOS DO SURREALISMO

1958 José Ángel Leyva (México) DOS ENCUENTROS

1958 José Carr (Panamá) LAS VANGUARDIAS EN PANAMÁ

1958 Nicasio Urbina (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1958 Omar Castillo (Colombia) DIÁLOGO ENTRE DOS POETAS

1958 Rodolfo Häsler (Cuba) EN BUSCA DE LO IMPOSIBLE

1960 José Mármol (República Dominicana) LA OTREDAD SORPRENDIDA DEL POETA

1960 Vilma Tapia Anaya (Bolivia) DOS ENCUENTROS

1961 Enrique de Santiago (Chile) LAS VANGUARDIAS EN CHILE

1962 Arturo Gutiérrez Plaza (Venezuela) LAS VANGUARDIAS EN VENEZUELA

1962 Raúl Serrano Sánchez (Ecuador) LAS VANGUARDIAS EN ECUADOR

1963 Pedro Xavier Solis (Nicaragua) LAS VANGUARDIAS EN NICARAGUA

1963-2016 Gonzalo Márquez Cristo (Colombia) CORRESPONDENCIAS ENTRE POESÍA Y ACCIÓN

1965 Jorge Fernández Granados (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1969 Luis Alvarenga (El Salvador) LAS VANGUARDIAS EN EL SALVADOR

1972 Gabriel Chávez Casazola (Bolívia) LAS VANGUARDIAS EN BOLIVIA

1972 Xavier Oquendo Troncoso (Ecuador) DIÁLOGO EN EL CENTRO DEL MUNDO

1973 Carolina Zamudio (Argentina) LA ILUSIÓN TRANSITORIA DE LOS ESPACIOS

1973 Ricardo Venegas (México) LA POESÍA DE RICARDO VENEGAS

1974 Fabricio Estrada (Honduras) LAS VANGUARDIAS EN HONDURAS

1974 Javier Payeras (Guatemala) LAS VANGUARDIAS EN GUATEMALA

1983 Manuel Iris (México) LAS VANGUARDIAS EN MÉXICO

1984 Alex Morillo Sotomayor (Perú) LAS VANGUARDIAS EN PERÚ


 


 

 

OBRA ENSAÍSTICA PUBLICADA

 

El corazón del infinito. Tres poetas brasileños. Trad. Jesús Cobo. Toledo: Cuadernos de Calandrajas, 1993.

Escritura conquistada. Diálogos com poetas latino-americanos. Fortaleza: Letra & Música, 1998.

Escrituras surrealistas. O começo da busca. Coleção Memo. Fundação Memorial da América Latina. São Paulo. 1998.

Alberto Nepomuceno. Edições FDR. Fortaleza. 2000.

O começo da busca. O surrealismo na poesia da América Latina. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2001.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra América. San José de Costa Rica: Ediciones Andrómeda, 2004.

Un nuevo continente. Antología del Surrealismo en la Poesía de nuestra AméricaCaracas, Venezuela: Monte Ávila Editores, 2008.

A inocência de pensar. Coleção Ensaios Transversais. São Paulo: Escrituras, 2009.

Escritura conquistada. Conversaciones con poetas de Latinoamérica2 tomos. Caracas: Fundación Editorial El Perro y La Rana. 2010.

Invenção do Brasil – Entrevistas [edição virtual]. São Paulo: Editora Descaminhos, 2013.

Esfinge insurrecta – Poesía en Chile [edição virtual, em coautoria com Juan Cameron]. Fortaleza: ARC Edições, 2014.

Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad. México: UACM – Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2015.

Sala de retratos. São Paulo: Opção Editora, 2016.

Um novo continente – Poesia e Surrealismo na América. Fortaleza: ARC Edições, 2016.

Valdir Rocha e a persistência do mistério. Fortaleza: ARC Edições, 2017.

Laudelino Freire. Rio de Janeiro: Academia Brasileira de Letras, 2018.

Escritura conquistada – Poesía hispanoamericana. Fortaleza: ARC Edições, 2018.

Visões da névoa: o Surrealismo no Brasil. Natal: Sol Negro Edições, 2019.

120 noites de Eros. Fortaleza: ARC Edições, 2020.

 

TRADUÇÕES

 

Poemas de amor, de Federico García Lorca. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Delito por dançar o chá-chá-chá, de Guillermo Cabrera Infante. Rio de Janeiro: Ediouro Publicações, 1998.

Nós/Nudos, de Ana Marques Gastão (edição bilíngue). Lisboa: Gótica, 2004.

A condição urbana, de Juan Calzadilla (edição bilíngue). Florianópolis: Letras Contemporâneas, 2005.

Dentro do poema – Poetas mexicanos nascidos entre 1950 e 1959, Org. Eduardo Langagne. Fortaleza: Edições UFC, 2009.

A aventura literária da mestiçagem, de Pablo Antonio Cuadra (em parceria com Petra Ramos Guarinon). Fortaleza: Edições UFC, 2010.

III novelas exemplares & 20 poemas intransigentes, de Vicente Huidobro & Hans Arp. Natal: Sol Negro Edições/São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2012.

Sobre Surrealismo, de Aldo Pellegrini (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2013.

Memória de Borges – Um livro de entrevistas (2 volumes). São Pedro de Alcântara: Edições Nephelibata, 2013.

Bronze no fundo do rio, de Miguel Márquez (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2014.

Tremor de céu, de Vicente Huidobro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2015.

Costumes errantes ou a redondeza da terra, de Enrique Molina (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2016.

Reino de silêncio, de Mía Gallegos (edição bilíngue). Teresina: Kizeumba Edições, 2019.

Traduções do universo, de Vicente Huidobro. Natal: Sol Negro Edições, 2016.

O álcool dos estados intermediários, de Gladys Mendía. Santiago: LP5 Editora, 2020.

A tartaruga equestre, de César Moro (edição bilíngue). Natal: Sol Negro Edições, 2021.

 

  

 

Agulha Revista de Cultura

Criada por Floriano Martins

Dirigida por Elys Regina Zils

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/

1999-2024 



 

 

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário