DOS ENCUENTROS
1 | NUEVO SIGNO Y LA POESÍA SIEMPRE
FM | ¿Cómo convives con estas dos formas de entender qué es
la poesía: “Se llama poesía todo aquello que cierra la puerta a los imbéciles”
(Aldo Pellegrini). “La poesía es la única prueba concreta de la existencia del
hombre” (Luis Cardoza y Aragón)? ¿Qué has buscado a través de la poesía?
FMS
| Hace ya mucho tiempo que leí la
sentencia de Pellegrini y recuerdo que me provocó admiración, porque le
encontré un matiz político. Los militares que desgobernaron a mi país eran eso
y los creadores obviamente no podían estar de su lado. Me identifico con la
frase de mi coterráneo Cardoza y Aragón porque es a través de la poesía que yo
he podido ver y sentir plenamente al hombre.
FM | ¿En qué ambiente surge Nuevo Signo? Cuéntame um poco
sobre la historia del grupo. ¿Había algún desdoblamiento en relación con la
aventura que lo antecedía, la del grupo Saker-ti? ¿El grupo tenía en mente alguna
preocupación de intercambio con los demás países hispanoamericanos?
FMS
| El grupo Nuevo Signo surge en el
año 1968 en un momento en que eran ostensibles los problemas de censura y de
limitado campo editorial. Para entonces, la mayor parte de las noticias de la
prensa guatemalteca eran de muerte. Cinco años antes (1963) había comenzado su
accionar el movimiento guerrillero y la respuesta del ejército y los
paramilitares no se había hecho esperar. Es por ello que la poesía del grupo no
es una muestra de optimismo. En cada uno de sus miembros existe la voluntad de
testimoniar la injusticia, la pobreza y el sufrimiento colectivos. Del grupo
Saker-ti únicamente teníamos referencias, porque con la invasión norteamericana
de 1954 la mayor parte de la intelectualidad salió al exilio, unos a México,
otros a diversos países de América del Sur.
FM | ¿De qué manera el amor a la patria y el sentido
social, compromisos firmados por el grupo Nuevo Signo, interferían en los
designios estéticos de la obra de cada uno de los integrantes?
FMS
| Con excepción de Roberto Obregón
(1940), que se había formado en Moscú, ningún miembro del grupo puso su arte al
servicio de una política determinada, pero tampoco nadie era ajeno a la
problemática social que se estaba viviendo. Estábamos conscientes de que lo
fundamental era escribir bien, pero sin perder de vista la valoración del ser
humano en general y de nuestros coterráneos en particular. Incluso en la poesía
de Roberto Obregón, que fue militante del grupo armado 13 de Noviembre, el
vigor poético está por encima de toda consigna.
FM | Hubo un momento en que la literatura guatemalteca ganó
proyección internacional, sobre todo con Miguel Ángel Asturias y con Cardoza y
Aragón. ¿Qué habría impedido la continuidad de esa condición? Al escribir sobre
tu Al pie de la letra (1987), Rafael Gutiérrez considera el panorama actual de
la poesía guatemalteca, en términos generales, “de una pobreza y un anacronismo
apabullantes”. ¿Cómo se explica tanto retroceso?
FMS
| Cuando Rafael Gutiérrez escribe el
texto al que pertenece esa cita, algunos de los poetas que nos precedieron
tenían otras preocupaciones acordes con cuestiones de género, mientras el
conflicto armado interno era cada vez más intenso. Más que un retroceso, lo que
se dio fue un cambio de temática. Los poetas de Nuevo Signo, que por entonces
ya no formaban grupo, mantuvieron una postura invariable. Ciertamente hubo un
momento en que la literatura guatemalteca ganó proyección internacional, más
con Asturias que con Cardoza, pero si vemos las antologías que se publican
entre 1978 y 1985, apenas figuran dos o tres poetas de los que entonces vivían
en Guatemala. Ni siquiera cuentan poetas como Otto-Raúl González y Carlos
Illescas, quienes a raíz de la invasión del 54 vivieron en México.
FM | Dentro de esa perspectiva, ¿cómo evalúas la obra de
aquellos poetas que integraron contigo Nuevo Signo?
FMS
| Estoy convencido de que cada uno,
con su acento personal, ha dejado una huella duradera. La prueba está en que no
pocos de los jóvenes poetas de este momento se interesan por la obra de Nuevo
Signo, la estudian en las universidades y hacen seminarios y tesis en torno al
grupo o sobre alguno de estos poetas.
FM | Tienes una obra extensa, que sufre, sin embargo, una
no menos extensa interrupción, entre 1978 e 1987. ¿Algún motivo relevante para
tanto? El retorno a la poesía después de ese largo silencio, a través de Al pie
de la letra, ¿modificó tu poética?
FMS
| Esa “interrupción” es más bien de
carácter extraliterario. Hasta entonces yo había costeado la mayoría de mis
poemarios, ganaba muy poco y, además pasé por una etapa de alcoholismo. Era un
como querer suicidarse frente a la barbarie que se estaba viviendo en
Guatemala. En realidad, no dejé de escribir. Al pie de la letra sí, representa
un ligero cambio en algunos temas y en el manejo del verso, pero donde habré de
darme con fuerza es en Madre, nosotros también somos historia.
FM | Observo em tus poemas algún diálogo con músicos como
Pablo Casals, Manuel Herrarte y Pablo Milanés. Es bien conocido el desprecio de
los surrealistas franceses por la música. Recuerdo aquí una declaración de
Michel Leiris: que “la música nunca puede ser misteriosa porque permanece completamente
fuera del mundo de nuestro conocimiento y, en consecuencia, no influye sobre
nuetra concepción del universo y sobre nuestro destino personal”. Me gustaría
saber tanto tu opinión acerca de esa afirmación de Leiris como algo acerca de
la relación que mantienes con la música, la incidencia de ella en tu obra.
FMS
| Creo que de la afirmación de
Leiris a esta parte han ocurrido muchas cosas, sobre todo en América latina,
donde han surgido compositores muy expresivos, como el argentino Alberto Ginastera,
el brasileño Heitor Villa Lobos y nuestro Joaquín Orellana. Este último hace
una conjunción de las más diversas sonoridades (plegarias en idiomas mayas,
voces de vendedores de mercados, incluso llantos) para expresar el sentimiento
de su pueblo. Nunca han estado más cerca de nuestro conocimiento que ahora. En
lo personal el diálogo se explica así: siendo joven participé alrededor de
cinco años en dos coros (el primero era de música sacra y el segundo de música
popular) y antes que descubriera el signo de la poesía soñé con llegar a ser
compositor.
FM | Dentro de esa perspectiva de un diálogo com otras
manifestaciones artísticas, ¿cómo situarías tu relación con la artista Isabel
Ruiz?
FMS
| Es una relación maravillosa, con
mucho entendimiento entre ambos. Nos unió el amor y el dolor, porque vivimos en
medio del sobresalto, viendo caer muertos a nuestros amigos o sabiendo que los
habían secuestrado. En tiempos en que aún se podía protestar públicamente
participamos en marchas o recogimos firmas para rescatar de prisión a más de
uno. Creímos siempre en la posibilidad de un país con justicia y libertad. Nos identificamos en pensamiento y obra.
FM | El crítico inglês David Sylvester, em uma serie de
diálogos com Francis Bacon, consideró que tal vez fuese más favorable para el
artista trabajar en un espacio caótico, lo cual justificó así: “Si pintar y
escribir significa ordenar el caos de la vida, y el lugar donde se trabaja es
la imagen del desorden, creo que, inconscientemente, eso debe actuar como um
catalizador en la creación del orden”. ¿De qué manera el ambiente influye en tu
proceso de creación? Si concuerdas con esa visión de Sylvester, ¿ella podría
extenderse al ambiente social en su amplitud? O sea, ¿solamente el desorden
social sería propicio a la creación artística?
FMS
| De hecho, hemos tenido que
trabajar en un ambiente donde aún hoy predomina el caos. Por consiguiente, se
requiere mucho coraje, mucha constancia, para hacer lo que hacemos. Pero una
cosa es cierta: no nos desvela el figurar en las grandes salas o en los
catálogos de las grandes editoriales, sino hacer aquí y ahora lo que creemos
que conviene hacer, con sinceridad y creatividad.
FM | También incluyes entre tus afinidades la obra de
Picasso. Creo que ningún término se aplicaría mejor a este artista que
“insatisfacción”; de ahí que obsesivamente haya deformado la realidad, buscando
la fuente inagotable de nuevas formas. Cardoza y Aragón escribió un valioso
ensayo sobre Picasso, o a partir de él, donde reflexiona acerca de nuestros
límites: “Si no podemos adentrarnos más, si no podemos descubrir nuevos rostros
de su eternidad, es que nos faltan tamaños para ello” (Signos.
Picasso, Breton y Artaud. México: Marcha Editores, 1982). ¿Qué límites te permitió romper la poesía?
FMS
| La poesía franquea todas las
barreras, particularmente el silencio. El escribir constantemente, aunque no
publicásemos, nos ayudó a sobrevivir durante el conflicto armado interno. Luego
llegó el momento en que se dio a conocer en el extranjero a los escritores que
estábamos dentro del país y más tarde aparecieron publicaciones en inglés,
francés y otros idiomas en las que a la par de textos que informaban sobre la
situación de guerra que vivía Guatemala, se incluían prosa y poemas, que fue
otra forma de romper límites.
2
| LAS VANGUARDIAS EN GUATEMALA
FM | ¿Cuál es el punto inicial de la vanguardia en Guatemala? ¿Cómo era el
ambiente cultural entonces?
FMS | Considero que el punto inicial de la vanguardia en Guatemala es El
hombre que parecía un caballo, un cuento de Rafael Arévalo Martínez que
antecede en 54 años a El rinoceronte de Ionesco pero que tardó en ser conocido
y reconocido como una obra revolucionaria, por haber surgido en un país casi
desconocido, no así la obra del rumano-francés. Es preciso señalar que el
cuento se publica en 1915 y la pieza de teatro se estrena en 1959. Se le
relaciona con la obra de Ionesco porque ambas manifiestan preocupación por el
comportamiento humano. La actividad cultural del momento se concentra en mayor
medida en la ciudad de Guatemala; en segunda instancia en la ciudad de
Quetzaltenango al occidente del país. En la capital del país, Arévalo Martínez,
junto con otros escritores funda el ateneo José Batres Montúfar en 1913 y doce
años después formará parte de una peña literaria animada por el escritor
español Antonio Rey Soto, párroco de una iglesia en cuyo convento se reúnen
varios escritores. En lo político, la Guatemala de aquellos años es gobernada
por Manuel Estrada Cabrera, un abogado que se perpetúa en el poder al gobernar
de 1898 a 1920, inaugurando una cadena de dictaduras, y se caracteriza por las
desmedidas concesiones que hace a la compañía estadounidense United Fruit
Company.
FM | Los movimientos locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las
vanguardias europeas correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
FMS | La vanguardia guatemalteca tiene sus propios matices en el sentido que
sus principales representantes no llegaron a formar grupo como en otros países.
Sin embargo cada uno aportó propuestas inequívocamente vanguardistas. Gerald
Martin, en su introducción a Hombres de maíz (edición crítica. Colección
Archivos 1992), dice de Asturias que “fue uno de los primeros en aclarar con su
obra la distinción entre la literatura latinoamericana europeizante en sus
formas y contenidos, y una nueva literatura de intencionalidad tercermundista”.
Ciertamente Asturias con lo real maravilloso expresado en Hombres de maíz y
Leyendas de Guatemala, entre otros, así como Luis Cardoza y Aragón con Pequeña
sinfonía del Nuevo Mundo, a la cual hay que sumar Luna Park y Maelstrom,
agregan algo diferente como es la geografía y las hablas. Por supuesto que
ambos estuvieron en París, lo mismo que el cubano Alejo Carpentier, pero su
visión del mundo estaba en América. Según el escritor y crítico literario Dante
Liano, los libros Luna Park y Maelstrom “tienen la frescura de la
experimentación y al mismo tiempo logros definitivos de la vanguardia
latinoamericana”.
Junto
a los tres escritores guatemaltecos hay que situar a Arqueles Vela que realizó
la casi totalidad de su obra en México y adhirió al estridentismo.
FM | ¿Qué relaciones mantenían estos mismos movimientos con las corrientes
estéticas de los demás países hispanoamericanos?
FMS | La insularidad del país, provocada en la primera mitad del siglo XX por
los dictadores Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico y en la segunda por una
cadena de militares que alimentaron el conflicto armado interno, llevó a un
gran número de escritores al exilio, unos a México y otros a Ecuador y
Argentina principalmente. En el caso de Cardoza y Aragón, su mayor contacto lo
tuvo con escritores mexicanos. Asturias se relacionó en gran medida con intelectuales
europeos por el hecho de haber vivido algún tiempo en Francia.
FM | ¿Qué aportes significativos de las vanguardias fueron incorporados a la
tradición lírica y cuáles son sus efectos en los días de hoy?
FMS | Hay un momento, por los años 50 y 60, en que la lírica guatemalteca
manifiesta influencias de la primera vanguardia latinoamericana representada
por Pablo Neruda y César Vallejo. Pablo Neruda influye particularmente en los
escritores de la década revolucionaria reunidos en el Grupo Sakerti (Sakerti
quiere decir “Amanecer”); atrás viene Roque Dalton y luego la era de la
informática que abre puertas a variados horizontes.
FM | Los documentos esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es
posible tener acceso a ellos?
FMS | Miguel Ángel Asturias en París 1924-1933. Periodismo y creación
literaria (Colección Archivos núm. 1, edición crítica y coordinación de Amos
Segala, 1989) escribe sobre sus contemporáneos, la vida del país en aquella
época y los ideales de su generación, en particular la creación de la
Universidad Popular, pero por el momento no he encontrado manifiesto alguno.
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Escritura Conquistada – Poesía
Hispanoamericana reúne ensayos, entrevistas, encuestas y
prólogos de libros firmados por Floriano Martins, además de muestra parcial de
su correspondencia pasiva.
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Floriano Martins
ARC Edições | Agulha Revista de Cultura
Fortaleza CE Brasil 2021
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