LAS
VANGUARDIAS EN CHILE
JC | Desde un punto de vista muy general considero como
vanguardia a todos y cada uno de los intentos por modificar el discurso
(presuntamente) en boga. Desde ya las vanguardias nacen por un hecho de
voluntad ⎼exterior y ajeno al
lenguaje⎼ por quebrar ese transcurso.
Por lo general se trata de un golpe de mano para imponer la idea del deber ser
de la poesía por sobre lo que realmente es. La voluntad, la oposición a la
tradición y la incorporación del lenguaje técnico en curso son los elementos
que la determinan.
En Chile se le concede el puntapié inicial a
Vicente Huidobro, con Ecuatorial (Madrid, 1918). En verdad la primera
vanguardia, divisada en la bruma del pasado, nace en Valparaíso, con Abrojos
(1887) y Azul (1888) de Rubén Darío, que ejercía como empleado de Aduanas y
estaba muy vinculado a los mayores poetas chilenos de la época.
Si bien las vanguardias parecen ser
movimientos, casi en todos los casos se trata de la aparición de un autor que
determina la producción de sus congéneres y conforma una suerte de escuela
iniciática. En Chile la determinará posteriormente Pablo Neruda, Gonzalo Rojas,
Nicanor Parra, Omar Lara, Raúl Zurita, Héctor Hernández Montesinos y cada una
de las acciones, que determinadas por las condiciones políticas, quiebran el
discurso para iniciar otro, indefectiblemente serán fagocitadas por la
tradición y se convertirán en ella.
El caso del surrealismo chileno ⎼con La Mandrágora⎼ pobre, peculiar y tardío, es casi ridículo. Se convierte en una
voluntariedad de copia y con escasísimo nivel intelectual. Conformada
inicialmente por Rojas, maestro de maestro, la integran Braulio Arenas, Enrique
Gómez Correa y Teófilo Cid. Sólo este último, natural de Traiguén, es en verdad
poeta. Se trata de imponer a la fuerza en la poesía chilena; y no pasa nada.
Arenas conseguirá posteriormente el Premio Nacional de Literatura a manos del
General Pinochet, en pago a favores recibidos. Esa es la triste realidad. Pero
La Mandrágora no logra modificar nada; no altera el discurso. Se trata de un
hecho del todo voluntarioso similar al que podría ocurrir, en estos días en
Santiago, con los muchachos agrupados en torno a la Universidad Diego Portales,
quienes intentan adueñarse del canon en formación.
No puedo dar testimonio de cada momento
cultural en Chile. Pero, en el primer gesto de vanguardia ⎼Darío en Valparaíso⎼ el
país está al borde de una guerra civil. Hay tensión; y el hijo del presidente
de la República, el poeta Pedro Balmaceda Toro, es su amigo íntimo. En los
últimos intentos, es la burguesía informada la que, después del golpe de Estado
de 1973, impone su conocimiento y poder universitario. Y así ocurre en estos
momentos con el caso de la Universidad Diego Portales y sus muchachos.
FM | Los movimientos locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las
vanguardias europeas correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
JC | No sé si todos los movimientos. Hay grupos,
tendencias dentro o fuera de la tradición, etc. Por “vanguardias europeas”
podemos hoy considerar a toda la teoría estética a partir de la Escuela de
Frankfurt, o a partir del estructuralismo inicial ⎼digamos Saussure, Barthes y hasta nuestros días, ya casi post
posmodernos, asumida por la academia y repetido por quienes se inclinan ante
ella. Pero es una avant-garde que se gasta muy pronto, que aparece y desaparece
cada año, con soportes internos, primero a través de las publicaciones
universitarias y hoy gracias al mundo virtual. Pero esta virtualidad les está
siendo arrebatada en manos de nuevos y jovencísimos “gamberros” quienes, sin
ningún permiso ni consentimiento, se apropian del “canon”.
FM | ¿Qué relaciones mantenían estos mismos movimientos con las corrientes
estéticas de los demás países hispanoamericanos?
JC | Vuelvo a contestar lo que ya dije. Darío resulta
profundamente americano; une al continente, crea un movimiento; es un líder.
Hasta antes del modernismo extremo en que nos hallamos, las relaciones no pasan
más allá de ser respuestas a similares conflictos políticos. Aquí el gran
influenciador es el capital, los yankees. Para la actual avant-garde se trata
de un posicionamiento –ante un miserable y cada vez más reducido grupo de
lectores o cultores del género– basado en la comunicación tecnológica. No se
trata solamente de ediciones virtuales; se trata también de nuevas editoriales,
aquí y allá en el continente, que editan en papel autores consagrados como
pares por ellos mismos. Lo importante aquí es la velocidad y no la calidad de
la información; se trata de comunicación pura.
FM | ¿Qué aportes significativos de las vanguardias fueron incorporados a la
tradición lírica y cuáles son sus efectos en los días de hoy?
JC | Como ya también lo dije, las vanguardias se van incorporando a la tradición. Son propuestas de cambio que se suman al discurso; pero no se trata de todos; se trata de los mejores. En otras palabras, el autor de talento, se identifique con la tradición o quiera hacerla saltar en pedazos, va a quedar en su propio discurso literario nacional. Por el contrario, quien quiera desarmar la edificación por puro lucimiento personal, va a desaparecer. Eso está claro. La historia nuestra está llena de ejemplos. ¿Quién era, en definitiva, Braulio Arenas? Va a perdurar como el poetita que le compuso la canción de triunfo a Pinochet.
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Escritura Conquistada – Poesía
Hispanoamericana reúne ensayos, entrevistas, encuestas y
prólogos de libros firmados por Floriano Martins, además de muestra parcial de
su correspondencia pasiva.
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Floriano Martins
ARC Edições | Agulha Revista de Cultura
Fortaleza CE Brasil 2021
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