sería demasiado pretencioso creerlo
Solo vienen porque es tiempo de mariposas negras
La poesía de
Rocío Soria R. en Casa de mariposas
negras (Quito, Bichito Editores, 2024) es un acto de jardinería emocional:
poda y selecciona recuerdos para convertirlos en un huerto donde florece la
memoria de la madre muerta. No es casual que el epígrafe de Marc Augé que abre
el libro establezca esta metáfora del recuerdo como cultivo: “Recordar u
olvidar es hacer una labor de jardinería, seleccionar, podar”. La poeta asume
este rol con dolorosa minuciosidad, organizando el duelo en un conjunto de 27
poemas en verso libre, cuyo flujo continuo refuerza la sensación de un lamento
ininterrumpido. A ratos prosa, a ratos poesía, el libro es un suspiro de 42
páginas donde hay cabida para la memoria adolorida.
Desde el primer poema, la voz lírica se nos presenta ronca, imposibilitada
de pronunciar el nombre de la pérdida: “Esta hija sin voz/ esta afonía súbita/
este trac vocal/ esta mujer sin voz”. La poesía se convierte así en el único
medio de expresión ante el dolor, pero incluso esta certeza es puesta en duda:
“A veces ni el poema alienta/ a veces ni el poema alimenta”.
La plaqueta de textos líricos transcurre así, entre la negación y la
necesidad de transformar la pérdida en palabras, en imágenes que sobrevivan al
deterioro del recuerdo. La poeta utiliza versos largos, de ritmo funerario,
donde la metáfora, la hipérbole y la prosopopeya son herramientas de resistencia
ante el olvido. La muerte es una manzana putrefacta de la hay que deshacerse,
pero la memoria insiste en preservarla, “para que no queden vestigios de este
podrido fruto”.
La precisión temporal ancla el dolor en una coordenada concreta, reforzando
la idea del libro como lápida bajo la cual yace la madre ausente. Por esta
razón encontramos un poema en el que se menciona el mes y el lugar de
escritura: “pero recuerdo que es diciembre y que afuera llueve/ y que estamos
en Quito”.
La familia nuclear también aparece como un escenario de soledad, donde el
hablante lírico se define por su capacidad de transformar la muerte en palabra:
“Yo soy la única en la familia que ha dado el salto mortal/ la que ha consumado
la muerte como un poema”.
La voz poética levanta así los espacios fundamentales: la habitación, la
casa, la terraza, el barrio del centro histórico (“ese animal indomable”) y la
ciudad cada vez más cambiante.
Habito en esta ciudad
en la que celebrabas la vida
Habito en esa ciudad
que ahora es también la ciudad de tu muerte
Habito también el día
de tu muerte
Lo habito a diario y
sin falta
El tono elegíaco del libro es innegable: confesional, desesperado, de un
lirismo que a veces parece el de un diario íntimo, pero que logra alcanzar una
resonancia universal:
Este cuaderno de notas
es un cúmulo de preguntas y respuestas
Que lo escribiste
cuando ya la letra se te ponía fea
Y querías dejar
constancias
La universalidad de Casa de mariposas
negras, con sus letanías y deprecaciones, con sus interrogantes no siempre
respondidas, explica por qué fue reconocido con el Premio Jorge Carrera
Andrade, al mejor libro publicado en 2024. Este galardón no solo valida la
calidad de la obra, sino que también consagra la voz de Rocío Soria R. como una
de las más auténticas dentro de la poesía femenina contemporánea, una voz que
sobresale entre el ruido de tantas intrascendentes.
MARCELO BÁEZ MEZA (Guayaquil, 1969). Miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, correspondiente de la española. Doctor en literatura latinoamericana por la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito. Catedrático universitario, poeta, cuentista, novelista, editor, traductor y crítico de cine. Autor de dieciocho libros: seis poemarios, tres libros de cuentos, cinco novelas y cuatro de crítica de cine. Ganador de nueve premios nacionales de literatura (entre los que destaca el Aurelio Espinosa Pólit) y del Premio Internacional de relato breve Jorge Salazar, organizado por la editorial Pilpinta.
FRANKLIN CASCAES (Brasil, 1908-1983). Folclorista, ceramista, antropólogo, gravurista e escritor. Dedicou sua vida ao estudo da cultura açoriana na Ilha de Santa Catarina e região, incluindo aspectos folclóricos, culturais, suas lendas e superstições. Usou uma linguagem fonética para retratar a fala do povo no cotidiano. Seu trabalho somente passou a ser divulgado em 1974, quando tinha 66 anos. A Universidade Federal de Santa Catarina mantém um arquivo com a obra de Cascaes, aproximadamente 4.000 peças em cerâmica, madeira, cestaria, gesso, gravuras em nanquim e desenhos a lápis, além de um razoável conjunto de escritos que envolvem lendas, contos, crônicas e cartas, todos resultados do trabalho de 30 anos do escritor junto a população ilhoa coletando depoimentos, histórias e estórias místicas em torno das bruxas, herança cultural açoriana. Por sugestão de Elys Regina Zils, Franklin Cascaes é o artista convidado da presente edição de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 261 | junho de 2025
Artista convidado: Franklin Cascaes (Brasil, 1908-1983)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2025
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FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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