quinta-feira, 29 de dezembro de 2022

AIDA TOLEDO (Guatemala, 1952)

LA CREACIÓN POÉTICA & SUS ESPEJOS

 


FM | Como creador, ¿eres un perseguidor de imágenes o simplemente mantienes abiertas las puertas de la percepción para que entren?

 

AT | Mi proceso creativo es muy onírico. Por lo que creo que tengo imágenes oníricas instaladas durante los sueños y las pesadillas, y cuando voy hacia la vigilia, que me hacen reflexionar sobre la realidad, y me la explican.

 

FM | ¿Tienes una esperanza de vida ideal? ¿Cuál? ¿De qué modo tu creación hace parte de ella?

 

AT | La vida ideal para mí sería dedicarme solo a escribir. Lo he hecho en medio de fuertes presiones de trabajo y vida familiar, por más de 25 años. Hubo momentos en donde se podía trabajar más, la mayoría de ellos alejada de mi país. Siento de nuevo que debo irme. Pero es difícil ahora como fue difícil en el tiempo de la guerra. Una entra a su país y este la recibe, pero la atrapa, y es difícil volver a salir. La esperanza es huir del lugar donde la violencia es mayor, sí ayuda para escribir, para soñar, pero hay una necesidad de escapar. Sí pienso que ese deseo inconcluso te hace escribir. Desear siempre me hará imaginar otros mundos, otras experiencias. Y enriquece lo que hago en este momento. Cuando viví por años en el extranjero, estaba el deseo de volver, para saber si lo debía hacer. El grave problema es no poder volver a irse.

 

FM | ¿Cómo percibes las diferencias entre lo que pretendías crear y lo que realmente creas?

 

AT | Me doy cuenta que pienso en el objeto poético o narrativo, y a veces escapa, porque no tengo el tiempo para procesarlo.

 

FM | ¿Te molesta este abismo sutil de vez en cuando?

 

AT | Me sigue molestando no poder atrapar esa imagen que estaba allí, y que se va alejando cuando la pierdo de vista, o me distraigo con las mil y una actividades de la sobrevivencia.

 

FM | Si se ha reducido (o incluso desaparecido) con el tiempo, ¿a qué atribuyes tal evidencia?

 

AT | A eso, a que el tiempo de la sobrevivencia, me está ganando a veces. Desearía un tiempo de este tiempo, y estoy segura ahora que preguntás, que lo debo pelear, no debo entregar el único tiempo que queda, a atesorar algo que ya no tiene sentido, y que nadie quizás necesita.

 

FM | Al visitar el templo de Zoroastro, Italo Calvino descubre que el fuego real es el fuego oculto. ¿Cómo alimentas el fuego de la creación en tu escritura?

 

AT | Trato de descifras las imágenes atosigantes que a veces me persiguen. Intento infructuosamente volver a experiencias del pasado, buscando claves que me expliquen por qué sucedió tal o cual cosa. Es una recurrencia. Lo hago a través de la búsqueda de personas que ya no son lo que eran, hombres o mujeres que dejaron un rastro en mi vida, por distintas razones, y me encuentro con que ya no tiene sentido. Eso ayuda a perfilar mi escritura, creo.

 

FM | ¿Podríamos hablar de la existencia de algún rito?

 

AT | Recurro a ritos que no sé si son de otros o solo míos. Tengo esa tendencia a comprobar que aquello que no viví, que abandoné, que hice fracasar, era precisamente lo que no necesitaba. O fue simplemente la falta de costumbre de analizar. Porque mis procesos son irracionales en general. No podemos saber todo de la vida, a través de los sueños o su interpretación, también se necesitan otras herramientas para la comprensión de la realidad.

AT | A veces he pensado sino, vivir una vida más simple, sería mejor. Sin embargo, parte de la escritura que hacemos está imbuida de este caos, de la velocidad en la vivimos. Siento que el tiempo corre más rápido.

 

FM | ¿Crees que hay un exceso de ideas en el mundo y que hay una especie de mal uso de esas ideas?

 

AT | Sí, hay demasiadas ideas que nos venden en la actualidad. Todo camina muy rápido en este consumo de cosas y no-cosas que hay en el mundo de hoy. Pienso que intentan acelerar el tiempo de la historia del mundo. Lo que hacen es rellenar y evitar que haya momentos de reflexión, que nos perdamos entre el cúmulo de ideas y cosas que nos ofrecen como posibilidad. Yo no veo nocivo esto totalmente. Las nuevas generaciones se adaptan rápidamente a los nuevos cambios. Ahora para la escritura, no aporta sino una experiencia de vida más acelerada y con pocos momentos de reflexión, que la escritura sí precisa.

 

FM | ¿Es necesario minar constantemente nuevas ideas o lo que falta en el mundo es orden y perseverancia en las ideas existentes?

 

AT | Considero que desde la escritura le hacemos resistencia a ese nuevo orden. Si no lo hacemos, si nos metemos sin pensar, sin reflexionar, e intentamos solo adaptarnos, puede ser peligroso. Hay que seguir desde la escritura siendo críticos de la realidad circundante.

 

FM | ¿Cómo has contribuido a mejorar el mundo?

 

AT | Si acaso hice o he hecho algún aporte, está en cuestionar desde el mundo de las mujeres, asuntos que no habían sido tan tratados por las otras y otros poetas, anteriores dentro del área centroamericana. Supongo que dar clases de escritura creativa y talleres también es un aporte para la visión tan estereotipada de algunos escritores más jóvenes.

 

FM | ¿Existe una realidad hispanoamericana o el conjunto de sus 19 países aún no ha descubierto sus verdaderas perspectivas culturales para la acción conjunta?

 

AT | Deshacernos de las miradas tan europeizantes, desuniversalizar las ideas y las formas de vivir, creo que es una constante en distintos países. Tomar conciencia y espantarnos ante el mundo de la muerte, eso sí lo hemos hecho, analizar los efectos de la feroz colonialidad.

 

FM | ¿Cómo cree que debería funcionar esa América tan deseada y a veces imposible?

 

AT | No tengo idea de cómo debería funcionar de manera general, sí sé que ser menos racistas, clasistas, excluyentes, y menos machistas, puede mejorar las relaciones entre los seres humanos.

 

FM | ¿Qué sueles leer fuera del español? No me refiero sólo a la literatura, porque aquí me interesa evocar tu entorno de lectura.

 

AT | Leo un poco de todo. Leo teoría, historia, hago lecturas de obras que nunca leí, sobre todo en este tiempo de tomar más conciencia del tiempo de cambios en que vivimos.

 

FM | ¿O crees que leer poetas es el único material imprescindible para tu creación?

 

AT | Seguro que no lo creo. Las lecturas variadas proporcionan otra visión desde la creación. Pero no dejo de leer poesía, al menos un poema cada día, para ir avanzando en lo que ya no voy a leer.

 

FM | ¿Crees en la existencia de la sociedad?

 

AT | La experiencia de vida es en sociedad. Sí pienso en sociedades más incluyentes, las excluyentes me parecen sociedades horribles. Marcando a la gente, rechazando a la gente por su procedencia. He vivido en sociedades excluyentes, y son feas y si creen que son puras, se equivocan.

 

FM | ¿Quién eres de todos modos?

 

AT | Tengo conciencia de ser mujer, porque he sufrido en algunas ocasiones sus estragos. Crecí en un ambiente político inestable y nunca he dejado de vivirlo. Fui a vivir a otro país por 16 años, un país a veces incluyente, en una de sus partes, y muy excluyente en la otra. Aprendí que ningún país es perfecto, que tiene defectos, y que no debemos idealizarlos. Que tomar experiencias de otros países, y apreciar las bondades del propio es algo que nos hacen más sabias.

 

FM | ¿Qué te parece la idea de incluir un poema propio, comentando algo que motivó su creación?

 

SOJOURNEAR

 

Habito este cuerpo
Tengo consciencia de ello

Soy una mujer
Tengo lo que me nombra

Habito un cuerpo
Que hago mío como cuarto propio

Habito un cuerpo

Que administro como templo

Soy una mujer que piensa

Soy una mujer que siente

Soy una mujer que escribe

Escribir es lo único

Que me hace ser

La mujer que habita
El cuerpo desde el cual habla
Por eso
Este cuerpo que habito
Me pertenece
No es de nadie y a nadie le debe
Nada de lo que es y sabe
Se lo ha ido ganando a pulso
Gastando horas largas y tendidas
De lecturas
De reflexiones
De escritura
Rechazando una vida normal
Para mujeres normales
Que antes tejían
Y esperaban por los Ulises de sus sueños

Soy esa mujer que consumió años

De resistencias a todo
Al lenguaje que le fue heredado

Desde una construcción diferente

Intentando

No saber más
Sino quizás
Ignorar menos
Que trató sin éxito
No jactarse de lo que sabe

Ni embrollar lo que dice

En esa espiral de sinsentidos patriarcales

Todo esto
Para dejar la tal vida normal

Sí
Habito este cuerpo
Bajo mi discreción
Habito este cuerpo
Como una decisión de vida

Habito el mismo cuerpo

Que sigue siendo propio

Habito este cuerpo
Que me permite
Ser la que firma el texto
La que en libertad dice
Lo que piensa
Lo que siente
Lo que le molesta
Y se coloca todos los días

Frente al mundo
Y la época que le tocó

En suerte

 

(El límite de lo puede acariciarse, Editorial Cultura, 2022)

 

Leí hace algunos años un discurso dicho por Sojourner Truth, una ex esclava norteamericana, que se atrevió a decirle en el siglo xix a un público masculino y blanco, en una convención a donde la llevaron, que ella era una mujer, que daba fe de eso. El discurso me impresionó tanto, y empecé a ver fotos de ella y postear su imagen, contando lo del discurso. Porque parece ser uno de los primeros discursos de afrodescendientes, que se dijeron en un momento crucial de la historia de las mujeres. En los años 70 y 80 las activistas negras de Estados Unidos, usaron el discurso y lo repitieron, porque tenía sentido, las cosas no habían cambiado tanto para ellas en el Estados Unidos del siglo XX. Me quedé pensando en su valor, en su ferocidad. En la resiliencia que tuvo como ser humano, al aguantar esa vida que le tocó, y al poder construir un discurso que hablara con tanta propiedad de lo que había significado para ellas, las esclavas negras, no ser consideras ni seres humanos, y menos mujeres, cuando sí tenían conciencia de ello. Me pareció una epifanía para nuestro caso en Latinoamérica.

 

 

 


AIDA TOLEDO (Guatemala, 1952). Poeta, narradora, ensa­yista, antologadora, tallerista, investigadora y docente. Obtuvo su licenciatura en letras por la Universidad de San Carlos de Guate­mala y con el apoyo de las Becas Fulbright su maestría y doctorado en Estudios Culturales por la Universidad de Pittsburgh. Trabajó en la Universidad de Alabama como profesora de lengua y literatura. En la actualidad es docente e investigadora en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. Aída se ha destacado por ser de las pocas guatemaltecas con estudios posdoctorales, sus múltiples publicaciones internacionales en México y Brasil. Además, es una mujer destacada por sus investigaciones pedagógicas y cambiando el rumbo de la educación universitaria en el país.

 

 


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