sexta-feira, 30 de outubro de 2020

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 160 – novembro de 2020

  

• EDITORIAL – SUSANA WALD: LA VIDA SÍ VALE

 


Esta nueva edición de Agulha Revista de Cultura es particularmente mágica porque logramos recopilar una serie de textos, la mayoría escritos originalmente para este momento, definidos por una intensa amistad con nuestra homenajeada, Susana Wald (Hungría, 1937). Empecemos por el título elegido para este editorial, La vida Sí Vale. La cineasta y fotógrafa Dulce Ángel Vargas, hablando con nosotros, comentó su elección: La vida sí vale es el nombre de la última exposición que realizó Susana en México, fue una exposición itinerante que se presentó en Oaxaca y en dos ciudades de Jalisco. Susana le dio ese nombre, en parte revirando una canción popular mexicana que se hizo famosa en voz de José Alfredo Jiménez, la canción se titula La vida no vale nada. Susana tiene la percepción que en México esta frase la tenemos muy interiorizada y se manifiesta de manera inconsciente en diversas acciones, desde las más ordinarias como es la forma de conducir un vehículo, el caminar por la calle o cocinar, hasta otras más complejas relacionadas con el cuidado de la salud, de los hijos o del medio ambiente. Esa exposición, que incluyó obra reciente y algunas de años anteriores, fue ¡una celebración y un homenaje a la vida!  Lo que confirma la misma Susana Wald: Floriano querido, este título que tuvo mucho éxito con el público viene en contrapropuesta a la frase mexicana de La vida no vale nada. Se debe también al hecho de que yo considero que la vida es un privilegio, además de un milagro.

Dulce Ángel Vargas está preparando un documental dedicado a la vida y obra de Susana Wald, que también toma en consideración este título. Dulce nos acompaña como fotógrafa invitada ilustrando nuestra edición, y gracias a sus fotos podemos seguir la creación pictórica de Susana Wald, así como reproducciones de pinturas, dibujos, esculturas. Ella misma nos cuenta sobre su trabajo: De mi no hay mucho qué decir, Floriano, soy Dulce M. Ángel Vargas, realizadora y productora audiovisual independiente. Me formé como Licenciada en Comunicación, tengo un máster en producción y comunicación cultural en Barcelona, una especialidad en apreciación y producción cinematográfica realizado en Oaxaca y un diplomado en cine documental de creación en Jalisco. He trabajado en el área de producción y generación de contenidos en dos televisoras culturales de México, en el área de comunicación de algunas dependencias del servicio público y en los últimos años, en el área de comunicación y marketing para empresas del sector privado y asociaciones civiles. Hace más de 5 años conocí a Susana y desde entonces inicié la grabación de diversas entrevistas y momentos de su vida para dar forma a un documental que quisiera tener listo a finales del siguiente año. Este es un proyecto completamente personal y autogestivo, razón por la cual me he demorado en concluirlo. Aún me hacen falta algunas entrevistas y grabaciones que planeo realizar en diciembre próximo y enero de 2021; posteriormente iniciaré el proceso de post producción.

Concluimos nuestro editorial con la presencia de tres breves declaraciones sobre diversos aspectos del trabajo de nuestra homenajeada. En el primero, Ximena Olguín recuerda el plan de redacción de un relevante ensayo escrito sobre la artista. Luego es el turno de Siegrid Wiese, trazando relaciones inusuales entre el sueño y la creación, a partir de las referencias femeninas en Susana Wald. Finalmente, la presencia de Xavier Gómez Bravo, músico y fotógrafo, recordando la unión de la artista con el surrealismo, su vida con Ludwig Zeller y su estrecha relación con el grupo Mandrágora en Chile.

En la edición también contamos con la presencia de Aglae Margalli, Beatriz Hausner, Eduardo Bravo Pezoa, Enrique De Santiago, Floriano Martins, Guillermo García, Macarena Bravo, Patricio Andrés Bascuñán Correa, Ximena Olguín (con el ya referido ensayo), y la misma Susana Wald que firma un Manifiesto Obligado, pieza autobiográfica de grande importancia para el conocimiento de su creación.

 

Os Editores

 

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1. XIMENA OLGUÍN | Mi encuentro con la obra de Susana Wald


Susana tiene la clara intuición de que todo su trabajo tiene una unidad y un sentido, ella ha dicho que es la sacralidad de lo femenino, pero ¿qué es exactamente lo femenino en Susana Wald? Para responder esa pregunta he tomado los tres autores más significativos para Susana. La Gran madre de Neumann, Shinoda Bolen y Betty De Shong Meador. Luego he tomado la iconografía que se repite a lo largo de toda su obra y la he contrastado con las definiciones de M. Eliade, Eduardo Cirlot, Neumann y Jung. Filósofo, semiólogo y crítico de arte, y psicólogos respectivamente. Todos ellos han hecho estudios de mitología comparada y convergen en los significados. La Maravilla es que todo confluye a la perfección con el concepto de la Gran madre, la Diosa primitiva que para Jung y Neumann es lo femenino no entendido como genero sino como algo constitutivo de todo ser humano y es la base del inconsciente, así como también lo que corresponde al anima o alma para Jung.

Como Susana desde su perspectiva surrealista, recoge imágenes inconscientes (a diferencia del arte conceptual), ella pinta, no hay una intención a priori. En su obra ha plasmado con exactitud el significado atribuido a determinada iconografía del hombre prehistórico. Es decir, es una prueba empírica de como los arquetipos se expresan en forma inconsciente.

Luego a través de su serie mujeres de… he podido hacer un recorrido desde los primeros días de la humanidad hasta los tiempos modernos. En cada una de esas épocas lo femenino (el gran inconsciente de la humanidad, la Gran madre) se manifestó de la misma manera, pero con haciendo foco en distintos aspectos de la Gran Madre.

Llegando así a los tiempos modernos en que surge la problemática feminista, allí hago una síntesis de la evolución del movimiento contrastando los enfoques filosóficos que inspiraron las olas feministas con lo que han manifestado las mujeres Surrealistas, desenredando el punto de porqué las surrealistas que apoyan las causas feministas no se consideran feministas.

Ha sido maravilloso, poder sintetizar la obra de Wald en un marco teórico coherente y acorde a su pensamiento teórico. Y sobre todo confirmar la intuición de Susana en relación a que todo en su trabajo tiene el mismo hilo conductor: Lo Femenino y que el sentido de su legado es el rescate de la sacralidad de lo femenino. El sentido de la sacralidad sacrificado en los tiempos modernos por el triunfo de lo profano. Y que los surrealistas llaman el encuentro con lo maravilloso.

¡No como simples palabras que se han vuelto un cliché, sino como conceptos concretos que tienen un fundamento teórico bien definido!

 

2. SIEGRID WIESE | Susana Wald desmenuzadora de sueños 

Susana Wald hospeda los sueños en sus manos para después hacerlos recorrer un trayecto hacia algún soporte.

Su obra es delicada en el trazo, pero fuerte en contenido, resultando incluso premonitoria, se trata del azar objetivo, conexiones ocultas que se manifiestan para ser notadas. No hay casualidades en la obra de Wald, su obra es la expresión del equilibrio del inconsciente colectivo.

El proceso de Susana cuando dibuja lo percibo de una manera íntima: Tomando tinta y papel se deja llevar por la intuición donde escucha esa voz que nadie más detecta, entrando así en un momento de gracia. Empieza con este ejercicio de libertad donde se enfrenta con ella misma, una meditación de donde saldrán ideas, reflexiones, donde sentirá alegría o tristeza; percibo que el resultado no importa, le importa el momento. Curiosamente el resultado es algo con lo que el espectador puede identificarse fácilmente, esto sucede porque fue realizado con sinceridad, con una pureza de muy adentro, donde reconoce algo muy antiguo mientras dibuja. Veo sus dibujos y puedo sentir que existe una línea conductora al inconsciente, si sigo esta línea puedo asomarme a mi interior, eso es lo maravilloso de la obra de Susana, te lleva de la mano por el sendero de tu propia alma.

He visto a Susana en mis sueños, siempre me resulta familiar. He llegado a pensar que nos podemos comunicar a través de ellos, como si viviéramos en una realidad paralela. Así también percibo su obra, como un pedazo de vida paralela que queda estático en el soporte. La obra de Susana Wald es vida, hace que a uno se le corte el aliento y los suspiros se presenten así sin más ni más. Las creaciones de Susana te enfrentan con lo que uno cree que no existe porque está bien oculto.

La obra de Wald es un referente de lo femenino, una manera de liberar a la mujer de cualquier límite. Sus pinceladas danzan alrededor del fuego femenino como un ritual de sanación que purifica el lugar de la mujer en el mundo, creadora de vida, Diosa efervescente que mantiene al mundo girando.

Susana es firme en sus ideas y convicciones y tiene la capacidad de expresarse sin ningún problema, dirige el trayecto de sus trazos, pero no siempre dirige el resultado, sin embargo, mantiene firme la intención. Otras veces pinta sin intención, pero siempre con sinceridad brutal dejando pinceladas de un color que aún no se nombra.

Una condena, eso es lo que resulta el acto de pintar, y no una condena en sentido negativo, simplemente es para lo que se nace. Susana está condenada a pintar y es una prioridad para mantenerse sana.

No hay ninguna pretensión en su obra, solo un deseo profundo por la vida, por fluir con el universo. Esto es lo que hace la obra de Susana totalmente auténtica, universal.

Sin tanto pensarlo ha realizado series completas, mucha obra en tela, papel y cerámica que analiza posteriormente encontrando el sentido, el mensaje que viene directamente de ese lugar que solo ella puede visitar, invitando al espectador a viajar por ese túnel de emociones para posiblemente llegar a pisar ese lugar escondido, algo que existe en el cosmos y que puede llegar a conocer a través de sus piezas si cuenta con la disposición de despegarse de sus pies, dejar que el espíritu vibre entre la tela y salga a ese espacio donde el aire es poesía y el agua fluye como la sangre que el corazón de Susana bombea para que la barca llegue a su destino.

Susana sueña, deshebra y teje de nuevo los sueños con hilo transparente, formando figuras que embonan en huecos de nuestro inconsciente, regalando así respuestas de luz a preguntas que flotan en tinieblas… Susana desmenuzadora de sueños.

 

3. XAVIER GÓMEZ BRAVO | Susana Wald, amanecer de mandrágora 

En 2017, cuando volví a Santiago tras doce años de estadía en Talca, la ciudad ubicada en el centro sur de Chile y que dio origen al primer movimiento surrealista chileno y sudamericano (“el único auténticamente surrealista”, según propias palabras del Nobel mexicano, Octavio Paz), [1] no pude dejar de pensar en una misión inconclusa que arrastraría con la mochila de mis recuerdos. Entonces, me puse a pensar por qué era importante intentar rescatar un referente literario, artístico y cultural vigésimonónico en pleno siglo XXI. En la actual cultura de la imagen, donde lo visual pareciera destronar la palabra escrita, cualquier intento de reposicionar un referente literario debía terminar en un fracaso. Revivir el Grupo Mandrágora en los textos de sus protagonistas, hoy desaparecidos, parecía no sólo una tarea titánica, sino más que nada el anhelo de una cofradía casi secreta de jóvenes adeptos de una nueva generación, nacidos en una región de viñedos y de otrora hacendados ultraconservadores que, paradójicamente, nunca conocieron en vida a ninguno de los protagonistas mandragóricos de los años 30’. En cierta medida, ellos prolongaron, en el presente, la aventura legendaria y perdida de aquellos otros jóvenes, estudiantes secundarios, entonces circunscritos a las paredes del antiguo Liceo de Hombres de Talca y sus alrededores; un grupo de liceanos irreverentes y prosaicos para los cánones pechoños en la provincia y la socialité de principios del siglo pasado.


Esta suerte de remordimiento tardío por haber dejado las cosas inconclusas, poco o nada tenía que ver con la indiferencia con la que creí toparme cuando llegué por primera vez a Talca, en una misión involuntaria y no planeada en la recuperación de un fragmento de memoria literaria y cultural chilena, a la que me vería conminado, como descendiente directo de uno de los fundadores del movimiento surrealista chileno.

Increíblemente, a pesar de mis temores iniciales de santiaguino recién llegado, la sola mención de Mandrágora se transformaría en algo mágico, gracias a este grupo de jóvenes seguidores que, por otra parte, facilitarían mi inserción social en un medio más bien parco y cerrado como los son en general las ciudades en provincia, y como aún suele caracterizarse especialmente al talquino. [2]

En este contexto y a lo largo de más de una década, reforzamos una amistad en torno a un hito, hoy casi inquebrantable a pesar de la distancia. Sólo el terremoto en Chile de 2010 nos disgregaría en parte, obligándonos a replantearnos nuestras relaciones con la ciudad, sus referentes históricos y culturales, con el arte y sus expresiones locales. Había que reconstruir no sólo los barrios, bautizar otros nuevos, segregados en los arrabales urbanos con nuevas villas y comunidades habitacionales, según los ingresos de cada cual. Pero aquello era sólo para atender el presente inmediato. ¿Y el pasado, qué haríamos para no enterrarlo entre las ruinas y los derrumbes telúricos?

Entonces, en 2013, intentamos refundar la “ciudad trueno” (Talca, en lengua originaria mapuche), con un homenaje a los 75 años del nacimiento de un grupo de jóvenes iconoclastas que cambiarían, aunque efímeramente, los paradigmas estéticos y morales, inclusive antes de hacer su entrada tan triunfal como ingenua en la gran capital de Chile el siglo pasado, como estudiantes de leyes (Braulio Arenas y Enrique Gómez Correa). Fue una celebración y conmemoración que pasó casi desapercibida en la ciudad de fundadora, festejada por los mismos adeptos que me habían recibido unos años antes, que contó con el apoyo decidido de las autoridades de turno pero que, sin embargo, crearía un precedente un poco menos exiguo, ampliando modestamente el círculo de activistas subterráneos, adictos a La Mandrágora.

En el marco de esa celebración, recurrimos a los últimos testigos directos de esa generación -quizás de manera tardía-, los protagonistas postergados de una época de raro esplendor en los anales culturales de un país llamado Chile. Casualmente era una pareja, los únicos que podían relatarnos con mayor detalle los pormenores, las aventuras y amistades de ese grupo de intrépidos poetas. Ellos, Susana Wald (1937) y Ludwig Zeller (1927-2019), vivían en México, distanciados haces varias décadas de Chile y lejos de aquella sociedad poco procaz de entonces, mucho más recluida que ahora, aunque añorante de lo metafísico, a través de esos poetas y artistas surreales chilenos (acérrimos anti nerudianos, pro huidobreanos convencidos), en un país y ciudad igualmente surreales, siempre en busca de una identidad y características propias. Los trajimos para que nos acompañaran presencial y simbólicamente en esta aventura por recuperar el tiempo perdido, a un paréntesis lúdico y poético de comensales exclusivos, en la provincia del “Chile profundo”, donde también se gestó el sueño de André Breton y sus acólitos, pero al otro lado del mundo.

Entonces, como organizadores de esta conmemoración, nos atrevimos a sugerir a Susana que plasmara este precedente, contra viento, marea y las burocracias locales, a manera de hito imborrable, en un mural recordatorio de aquellos poetas agrandados, los “afrancesados” de Talca. ¿Quién más podía abarcar esta tarea titánica, con mayor autoridad?

Susana, nacida en Hungría y posteriormente nacionalizada chilena y canadiense, poseía la impronta y los referentes necesarios para concretar este mural, a fin de inmortalizar el nacimiento de una epopeya poética y estética cuyos ecos aún resuenan en las nuevas generaciones, poco dispuestos a dejar morir los sueños, la imaginación y el “solipsismo” de los surrealistas en el mundo.

No puedo dejar recordar el verdadero parto que significó la realización de esta obra, que hoy podemos admirar en el edificio del gobierno regional de Talca. Una labor titánica que demostró no sólo la capacidad creativa de Susana, sino también su tesón por impregnar en nuestro imaginario un instante épico de la poesía chilena, aunque en una de las ciudades más indiferentes con su propia memoria patrimonial y literaria, como lo es Talca.

No exenta de tropiezos y dolor, entre otras razones por la enfermedad y posterior partida de Ludwig Zeller, su compañero y cómplice creativo de toda una vida, la inauguración final del mural “Amanecer de Mandrágora” en abril de 2018, plasmó la impronta creativa de Susana Wald, como si fuese un oasis en un desierto de ideas imperecederas, sequía propia de un mundo globalizado, donde lo “soft” y efímero priman.

 

NOTAS

1. Los Hijos del Limo. Seix Barral-Biblioteca de Bolsillo, 1998. ISBN-10/13: 8432230413 / 978-8432230417

2. Gentilicio de los habitantes de la ciudad de Talca.

 

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• ÍNDICE

 

AGLAE MARGALLI | Susana Wald, la pochota

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/aglae-margalli-susana-wald-la-pochota.html

 

BEATRIZ HAUSNER | Conversando con Floriano Martins sobre Susana Wald

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/beatriz-hausner-conversando-con.html

 

EDUARDO BRAVO PEZOA | Los papeles de Susana Wald en Talca (Desde la ciudad de La Mandrágora)

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/eduardo-bravo-pezoa-los-papeles-de.html

 

ENRIQUE DE SANTIAGO | Susana Wald, el puente hacia lo oculto

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/enrique-de-santiago-susana-wald-el.html

 

FLORIANO MARTINS | Susana Wald y la vastedad simbólica

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/floriano-martins-susana-wald-y-la.html

 

GUILLERMO GARCÍA | Susana Wald, la encantada

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/guillermo-garcia-susana-wald-la.html

 

MACARENA BRAVO | Diálogo con Suzana Wald

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/macarena-bravo-dialogo-con-suzana-wald.html

 

PATRICIO ANDRÉS BASCUÑÁN CORREA | Las puertas de Susana Wald (1967-1970)

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/patricio-andres-bascunan-correa-las.html

 

SUSANA WALD | Manifiesto obligado

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/susana-wald-manifiesto-obligado.html

 

XIMENA OLGUÍN | Lo femenino en Susana Wald o el origen de la consciencia

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/10/ximena-holguin-lo-femenino-en-susana.html 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 160 | novembro de 2020

Artista convidada: Susana Wald (Hungria, 1937)

Fotógrafa convidada: Dulce Ángel Vargas (México, 1981)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2020


 

 

XIMENA OLGUÍN | Lo femenino en Susana Wald o el origen de la consciencia

 


Vivimos tiempos extraños, y como slogan repetimos que luego del coronavirus nada será igual, pero lo cierto es que los vientos de cambio ya se venían dando alrededor de todo el planeta; No sólo por las protestas frente a un sistema económico opresor y desigual, el ultimátum que la naturaleza ha dado con el cambio climático, o la voz del movimiento feminista que se ha hecho escuchar en todos los idiomas. Sino más bien, ¡Por todo eso y más! Y que puede resumirse en un cuestionamiento total a las instituciones y a la pérdida de sentido frente al orden establecido. Quizá se trate del mismo sentimiento revolucionario que llevó a Breton a buscar fuera de la razón los elementos capaces de cambiar el mundo.

Fue en el año 2008, antes de que intuyéramos todo lo que está pasando, cuando conocí a Susana Wald y Ludwig Zeller en un almuerzo de bienvenida, que les hacía el grupo Derrame por su visita en Chile. Como era costumbre, todos se interrumpían para hablar y fotografiarse al lado de los íconos vivos más grandes del Surrealismo chileno. Me sorprendió que nadie les preguntara nada o se hiciera una pausa para escucharlos, y que, sin embargo, disimuladamente se abalanzaran a recoger (con ánimo de coleccionismo fetichista) una servilleta rayada por alguno de ellos dos, (no recuerdo bien de cual). Lo cierto es que, a la primera oportunidad, Enrique de Santiago y yo, les ofrecimos acercarlos a su alojamiento con la idea de llevarlos a mi casa a tomar un té para hablar con mayor serenidad.

Ludwig nos contaba con entusiasmo, de la traducción al español del libro de Betty De Shong Meador [1] en que trabajaba Susana, que a su vez contenía una traducción de tres poemas sumerios a la diosa Inana. La primogénita concepción de lo femenino los había estremecido, puesto que este hallazgo confirmaba las visiones y búsqueda de toda una vida; para Ludwig en la poesía, para Susana en la pintura y para ambos en su propia vida.

Ahora que me detengo en ese primer encuentro, me queda una sensación casi cinematográfica. Para ese entonces yo apenas comenzaba indagar de qué se trata el Surrealismo. Saber no es entender, y más aún: “entender no es saber[2] ha dicho Zeller acerca de la imposibilidad de la certeza del conocimiento. No obstante, tengo claridad de que adentrarse en la senda surrealista, es caminar por un bosque sembrado de imágenes y de voces contenidas en el alma humana que ebulle del inconsciente; el nuestro, el de nuestros padres, nuestros abuelos y nuestros primeros ancestros. Esas imágenes no son la representación de la realidad, sino la realidad misma, puesto que mediante las interpretaciones sólo podemos acceder a una mínima parte de su contenido. En ese sentido Jung ya nos ha dicho a cerca del arquetipo: “Es en primer lugar, una epifanía es decir la aparición de lo latente a través de lo arcano: visión, sueño, fantasía, mito” y arte. ¿Cómo saber, cómo entender entonces?, ¿Qué es exactamente la búsqueda de lo maravilloso a la que se refiere el Surrealismo? Hecha esta pregunta, Susana Wald me contestó de la siguiente manera:

Un día mi hijo Javier encontró una mosca atrapada en un cubo de hielo, al verla su cuerpo se estremeció de asombro, la certeza de que la mosca estaba allí y que él podía verla, esa sensación expansiva, eléctrica y difusa es el encuentro con lo maravilloso.” (SW)

En otras palabras, se trata de una hierofanía: entendido como la toma de conciencia de la existencia de lo sagrado, cuando éste se manifiesta a través de los objetos de nuestro cosmos habitual, por oposición al mundo profano.[3]

Vuelvo entonces, a la primera conversación privada que Susana y yo mantuvimos en el jardín de mi casa, y que comenzó con:

 “¿Sabes?, Durante años he pintado imágenes recurrentes, que vienen a mi mente, se instalan con carácter urgente, a veces en vigilia, semi-vigilia u otras que provienen de mis sueños, entonces siempre tengo un papel a mano para hacer un boceto rápido y poder trabajar sobre ellas después. En la traducción de los poemas de Enjeduana me he encontrado con muchas de esas imágenes, algunas se han repetido a lo largo de mi vida y siento que se ha abierto un camino para mirar mi propia obra en aspectos de los que aún no tenía consciencia.” (SW)

Dejo esta conversación a modo de señuelo, pues, la obra de Susana Wald deberá ser estudiada en profundidad y no ha de ser comprendida a cabalidad a menos que se enfoque en el marco analítico Jungiano. Su conexión con “Lo Femenino” es un hilo conductor que atraviesa toda su obra, pero también el modo con que se relaciona con el mundo cotidiano y tangible. Su preocupación por la mujer y los estragos provocados por el machismo, la plena conciencia de lo que ha causado la cultura patriarcal, los talleres que ha hecho para mujeres y con mujeres pueden llevarnos a la errónea tentación de interpretar su obra dentro del activismo feminista, sin embargo, es menester comprender que Susana ha dado un paso infinitamente más lejos y profundo que las reivindicaciones de género, no solo en su contenido sino también en la forma en que se aproxima.

 

ATANDO CABOS | La nota introductoria que Susana hace en el libro de Betty De Shong Meador, coincidentemente con estos tiempos, lleva por título “Somos testigos de un momento de transformación”. En ella destaca que el primer registro poético de autor, del cual se tenga conocimiento, provenga de una mujer, que por lo demás verdaderamente existió, (ya que hay registro arqueológico de ello). Se refiere a la Sacerdotisa Enjeduana cuya obra poética está a dedicada otra entidad femenina, vale decir la diosa Inana (diosa madre sumeria). Es inevitable advertir cómo se produce una sincronía inmediata entre Wald y la poeta. ¿No es acaso el mismo oficio que ella ha ejercido como mujer en las artes, 4000 años después? “Debido a que durante muchos siglos nuestra visión de lo que es Femenino ha sido formada por artistas varones cuya obra parte desde su visión interior de mujer, hemos tenido poca oportunidad de ver qué sucede cuando esta combinación es invertida. Esta es una de las razones de porqué la obra de Susana Wald es tan importante” ha dicho Martha Mabey, en el libro catálogo Susana Wald.[4]

¿Pero quién es Enjeduana? Remontémonos al 2.300 a.C aprox. a la cuna de la civilización, en Ur, Sumeria. Enjeduana es Sacerdotisa de Nana dios lunar e hija del rey Sargón I considerado como el primer emperador de la historia. Esto sucede apenas 700 años después de que se inventara la escritura cuneiforme por los sumerios (hecho que es consignado como el inicio de la historia). Para ese entonces, una civilización patriarcal ya cimentaba sus bases en torno a las guerras constantes y con ello; la sed de conquista, estratificación social, propiedad privada y esclavitud. [5] Atrás había quedado nuestra primera herencia psíquica: el paleolítico con sus cuevas santuarios, tumbas, estatuillas femeninas de la diosa madre y la creencia de que “la fuente de la cual mana la vida humana es la misma que origina toda la vida animal y vegetal: la Diosa Madre o la dadora de todo que sigue estando presente en los periodos posteriores de la civilización occidental[6]

Se han encontrado 42 tablillas con los poemas de Enjeduana, firmados por la poeta. Entre los que destacan 3 poemas dedicados a la diosa Inana, de quien es devota. Inana o Instar es considerada como la deidad más importante de la antigua Mesopotamia (4000-3100 a.C) es la hija mayor del matrimonio Nana y Ningal, dios y diosa de la luna respectivamente. Para el 2300 a.C. Inana era la diosa del amor, la guerra, fertilidad y la sexualidad. Sin embargo, su culto venía de remotas eras hasta encontrar su origen en Ninhursag[7] la diosa madre primitiva. Su potestad perduró por mucho tiempo e influyó distintas culturas. Podemos identificarla con Astarté para los fenicios, Ishtar en Babilonia, Astarot para los israelitas, Kali en India, Isis en Egipto, Afrodita y Hécate y casi toda la genealogía de deidades femeninas de la antigua Grecia.

Susana no solo ha traducido al español la obra de Betty De Shong Meador. También la portada del libro corresponde a un cuadro de Wald. Está catalogado sin nombre y data de 1990 es decir 10 años antes que se escribiera.

Respecto al cuadro, Susana anota en su diario: “Un intento de mostrar una imagen interior (mujer en pose de oración con enorme ojo sobre su cabeza del que surgen llamas.)[8]

En primer plano, tenemos a una mujer que bien puede ser considerada una sacerdotisa. Lleva una túnica celeste. Tras ella y sobre su cabeza, vemos un ojo, que nos remite al símbolo del tercer ojo o portal de la conciencia, el ojo divino: “Llamado entre los egipcios como signo determinativo, Quadza, simboliza al que alimenta el fuego sagrado o la inteligencia en el hombre.[9]

Las llamas, suelen interpretarse como el fuego purificador. También podemos asociar la imagen al sol y con ello a la cultura solar y el elemento masculino. Aquí puede haber dos interpretaciones no excluyentes: La diosa y/o la sacerdotisa manifestándose en la conciencia de un mundo patriarcal. Así como también el matrimonio sagrado de los opuestos sol y luna: el femenino y el masculino.

Si nos atenemos al diario de Susana, no hubo intención consciente de retratar una diosa. Sin embargo, el párpado inferior del ojo en llamas tiene un color más claro formando una media luna horizontal que corona a la imagen de la mujer, Ese es el símbolo por excelencia de las deidades lunares en diferentes culturas y mitologías.

Los cuernos de bovino, que caracterizan a las grandes divinidades de la fecundidad, son un emblema de la Magna Mater Divina.[10] Siempre que aparecen en las culturas neolíticas, sea en la iconografía, sea en ídolos de forma bovina, indican la presencia de la gran diosa de la fertilidad.[11]

Ahora bien, el cuerno no es sino la imagen de la luna nueva: «Indudablemente, el cuerno de bovino se convirtió en símbolo lunar por su parecido con la media luna; se sobrentiende que los dos cuernos debieron representar el cuarto menguante y el cuarto creciente, es decir, la evolución total del astro».[12]

Finalmente, la forma en que están dispuestas las manos me generó gran curiosidad, pues parecía formar una “W. ¿Se trataría acaso de la inicial de Wald, dejada allí en forma inconsciente? ¿Tendrían un significado en algún ritual ceremonial? Pese a que busqué no pude encontrar un significado directo. Hasta que de pronto apareció ante mí: ¡La imagen más conocida de Inana sinónimo de Ishtar en la cultura babilónica!

 

Como se ha dicho el cuadro fue pintado 10 años antes de que el libro fuera escrito. Sin ninguna intención de ilustrar a una diosa y mucho menos a Ishtar. Por tanto, estamos ante una prueba empírica de la exactitud con que se manifiestan las imágenes arquetípicas en el inconsciente. Esas son las sincronías a las que se refiere el Surrealismo con el azar objetivo. Y da fe, del papel de médium que el Surrealismo ha atribuido a la mujer, y en este caso a la artista.

Quiero hacer un paréntesis en este punto, porque creo que es importante señalar la profunda diferencia entre el Surrealismo y el arte conceptual, que hoy está tan de moda. Quizás quede más claro si se ilustra; por un lado, en el proceso de creación de la obra: y por otro lado en la fuente de inspiración. Al Surrealismo le interesa los contenidos internos del pensamiento, la exploración del inconsciente y procura acceder a él por mecanismos diferentes a la razón (sueños, locura, automatismo, éxtasis etc.). La imagen surge en la mente, el artista la plasma en la obra y luego, si el autor quiere, razona sobre ella. El arte conceptual hace un camino opuesto, primero tiene el concepto y luego busca la forma de representarlo. El contenido también es distinto; al Surrealismo le concierne los contenidos internos y es ajeno a toda preocupación moral, mientras el arte conceptual está interesado en los contenidos externos. Para ello, asocia símbolos cuyo significado son compartidos por el entorno cultural, es una reflexión razonada para hacer foco en la crítica sociológica.

Susana Wald lo explica de esta manera:

Debo anotar que trabajo en forma intuitiva, tratando de dejar que fluya desde mi interior lo que tenga que fluir. Cuando la pieza, el dibujo o el cuadro están terminados me siento a contemplarlos y es entonces que entra a trabajar la parte analítica de mi persona. Muchas veces veo con sorpresa lo que he hecho. Como el proceso de hacerlo no fue sino parcialmente racional, lo que resulta me es novedoso y a menudo revelador.” (SW)[13]

Está demás decir que los contenidos internos no son ajenos a las búsquedas conscientes del creador surrealista en su vida diaria. Por supuesto que el tipo de lectura, las colecciones de objetos, el modo con que se relaciona con un tipo de cultura u otra, en fin, los intereses del artista van enriqueciendo la paleta simbólica que maneja el creador. A modo de ejemplo Remedios Varo leía y se interesaba por la alquimia. Esos conocimientos se van a infiltrar en forma inconsciente y/o semi consciente en su obra. También es menester señalar que hay un conjunto de intereses comunes dentro del amplio espectro surrealista, que no son tan fáciles al dominio común; filosofía hermética, alquimia, mitología originaria, psicoanálisis, Lautreamont, Sade, Novalis, etc. Lo que dificulta bastante la interpretación cuando, desde una mirada externa al movimiento y desde el desconocimiento, se intenta hacer interpretaciones de la obra.

Otra evidencia, más impactante aún, que ilustra cómo opera este diálogo entre los arquetipos inconscientes en la obra de Susana Wald: Es un espiral en forma de ola, que desde siempre (incluso antes de comenzar su carrera en las artes) ha dibujado compulsivamente. Este signo aparece tempranamente en casi toda su obra. Con el tiempo esto se ha hecho recurrente, sobre todo en su obra más automática, tanto es así; que motivó su serie “Olas de la vida”. Asimismo, tiene predominio visual en “La Selva Oscura”, su última serie. Susana tiene clara conciencia de que esta imagen casi “logo-típica” proviene de esferas muy profundas del inconsciente. Sin embargo, muchas veces ha manifestado que no le atribuye un significado concreto. Para mí fue una gran sorpresa descubrir que correspondía con exactitud al poste de Inana del periodo Uruk. 4000-3500 a.C. Además, su origen se remonta a las primeras manifestaciones gráficas de la humanidad: “forma esquemática de la evolución del universo. Forma clásica con la que se simboliza la órbita de la luna.[14]

Eliade nos confirma: Ya en época glaciar se conocían las virtudes y el sentido mágico de las fases de la luna. En las culturas de la región glaciar de Siberia aparecen ya los simbolismos de la espiral, de la serpiente, del rayo (derivados todos de la intuición de la luna), en tanto que norma los cambios rítmicos y de la fertilidad[15]

“Poco tiempo después, al examinar obras que he hecho en el curso de mi vida, me doy cuenta de que aparece en mis cerámicas, cuadros y dibujos, constantemente, en forma repetitiva —en los fondos o como parte de la imagen—, una forma de espiral. Decido entonces investigar, a través del trabajo, qué es lo que me preocupa en esta forma. Es la manera en que elaboro una extensa serie de pinturas que llamo Olas de vida. Me lleva años explorar este elemento que es una combinación de curvas en que observo que se presenta la materia desde lo vegetal minúsculo hasta la formación de las galaxias.” (SW)[16]

 

LUNA MÍSTICA | Como se ha dicho, Enjeduana es la sacerdotisa de Nana (Sin) y Ningal dios y diosa de la luna respectivamente. Eso me conduce a establecer una nueva conexión con Susana Wald, tomando en cuenta que en 1968 (muy a comienzo de su carrera), junto a Ludwig Zeller fundan la editorial y luego el centro de reunión: Casa de La luna, (El primer libro publicado por Wald, trata de ello). A eso se suma que la pareja al radicase definitivamente en México se establece en Oaxaca. Allí Susana edifica su “casa templo” en un sitio enorme que siembra con cientos de árboles, en él incluye la construcción de un humedal que recicla y purifica las aguas servidas y que por cierto constituye toda una excepción dentro de la zona que por naturaleza es seca y estéril. Su dirección es nada menos que Callejón de la luna. Esta asociación entre un ciclo de vida y otro, me motiva a revisar su obra desde ese punto de vista. Así voy descubriendo que la presencia de la luna ha sido recurrente en su obra: a veces haciendo alusión en forma directa como en; Nuestra señora de la luna, Sobre la cascada, otras veces juega con la luminosidad nocturna como en La noche de Hueyapan. Esto se hace más frecuente en muchísimas obras de su serie de los Huevos que va colocando en distintos paisajes metafísicos y cuyo peso semántico recae en la luz; a veces es marcadamente nocturna y otras crepuscular; Paisaje nocturno, Cuatro de la Mañana, Luna llena, Amanecer.

 

Cada una de estas obras merece ser estudiadas en profundidad en un catálogo razonado, hasta aquí sólo pretendo establecer el influjo de la luna como un aspecto transversal en la obra de Susana y demostrar que: su presencia inconsciente en la fase temprana de su quehacer artístico, culmina en la última serie que presentó en la exposición “Selva oscura”, pero ya de un modo integrado y consciente. Esa serie es un autorretrato psíquico de Susana Wald en un momento particular de su existencia y está inspirado en la obra de la analista Jungiana Jean Shinoda Bolen. [17] La psicóloga, propone una variada gama de arquetipos femeninos inspirados en diosas de la mitología griega. Entre todas las posibilidades, curiosamente, Susana Wald se enfoca en deidades femeninas lunares; Artemisa, Selene y Hécate. Pero ¿Cuál será el contenido simbólico que encierra la luna?

En todos los mitos la creación del mundo coincide con el aparecimiento de la luz, del sol, o de la blancura comparada a su vez con la luna llena, “la cual significa al mismo tiempo la iluminación, es decir la ampliación de la consciencia” (…); esto quiere decir que “los mitos cosmogónicos son fundamentalmente símbolos del nacer de la consciencia”.[18]

Aquí cobra sentido el término dar a luz: “expulsar el feto que tiene en su vientre”. Venimos del vientre oscuro de nuestra madre, hemos flotado en el océano de la inconsciencia por nueve meses, allí todo es uno y perfecto pues no existen los opuestos, no hay frio ni calor, no hay hambre, no hay tiempo, es el estado indeterminado al que se refiere Neumann en su representación del Uróboros. Nuestro primer contacto con el mundo exterior es el encuentro con la luz.

Mircea Eliade, el filósofo del eterno retorno, atribuye a la luna un papel protagónico en el desarrollo de la conciencia del ser humano:

El sol es siempre igual a sí mismo, no cambia, no tiene «devenir». La luna, por el contrario, crece y decrece, desaparece, su vida está sujeta a la ley universal del devenir, del nacimiento y de la muerte. La luna como el hombre, tiene una «historia» patética, porque su decrepitud, como la del hombre, desemboca en la muerte. Durante tres noches no hay luna en el cielo estrellado. Pero a esta «muerte» sigue un renacimiento: la «luna nueva». Esa desaparición de la luna en la oscuridad, en la «muerte», no es nunca definitiva.”[19]

La noción del tiempo para el hombre nace de esta observación (los calendarios lunares prevalecieron hasta muy avanzada la civilización.) El tiempo es la dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia y cuyo punto de partida es la creación, ciclos de vida; nacimiento, maduración, envejecimiento, muerte y resurrección. Visto de otro modo; Pasado presente y futuro.

Más adelante Eliade agrega: “Ese eterno retorno a sus formas iniciales, esa periodicidad sin fin hace de la luna el astro por excelencia de los ritmos de la vida. Por eso no es de extrañar que controle todos los planos bio-cósmicos sujetos a la ley del devenir cíclico: aguas, lluvia, vegetación, fertilidad.”

Es conocido su influjo sobre las mareas, que como ya se sabe son la fuente donde se originó la vida animal en un ritmo vital que duró millones de años. Su papel en los ciclos de la lluvia nos vincula con la madre naturaleza, fertilidad de las plantas y con ello el espectro creativo, la que nutre o alimenta y da vida. Su conexión con la fertilidad tiene una estrecha relación con el ciclo femenino que dura 29 días al igual que el ciclo lunar. De allí la asociación con los procesos de gestación, así como también partos y sexualidad. Estos son los aspectos de la madre buena como veremos más adelante. Es el contenido simbólico de todas las divinidades lunares en un amplio espectro mitológico. Pero, así como la luna preside la formación de los organismos, también preside su descomposición (simbolizado en el color verde).

La luna nueva representa el periodo de oscuridad y por eso se asocia con la muerte. Para Plutarco subyace la idea que al morir, el hombre, que está compuesto por Soma, (cuerpo), Nous (razón) y Psyché (alma) se separa; el cuerpo queda en la tierra, la Psyché asciende a la luna hasta el momento de su resurrección y el Nous regresa al sol. Es por esto que la luna preside los ritos iniciáticos (vividos simbólicamente como muerte y resurrección a un nuevo ciclo). De allí se desprende toda la mitología que la asocia al mundo oculto y subterráneo. Estos son los aspectos de la Madre terrible y las cualidades de las deidades lunares para transitar entre el mundo de los vivos y los muertos.

Desde el punto de vista de la luz en la oscuridad, lo lunar se relaciona con la intuición, la imaginación, la fantasía aterradora y también con las sombras del inconsciente en oposición a la razón que es representada por el sol.

Eliade señala la conexión de los ciclos de luz y oscuridad como una evidencia cósmica del mito de la creación y la recreación periódica del universo.[20] Teoría que ha sido abordada desde la física moderna en relación al Big-Bang.

La Naturaleza se regocija en la Naturaleza,

la Naturaleza somete a la Naturaleza,

la Naturaleza gobierna a la Naturaleza.

(Ostanes, Persia siglo V a.C)

La primera experiencia de la humanidad y por ende las primeras huellas psíquicas provienen de la naturaleza. El estado natural “proto-civilizatorio”, que duró milenios, implicó convivir, adaptarse y por ende tomar conciencia de los ciclos de la vida, luz y oscuridad, nacimiento-muerte. Así su conexión con la luna por sus efectos más visibles sobre la naturaleza y su asociación con la madre, que es el primer contacto que tiene el hombre al nacer. En ese crisol se funda la sacralidad cósmica en la consciencia del hombre arcaico que perdura y gobierna nuestro inconsciente hasta hoy en día.

 

LA DIOSA | Hasta ahora hemos hablado de Enjeduana, la poeta, pero poco se ha dicho de la diosa Inana. En el primer poema “Inana y Eibe “se describe la epopeya de la Diosa que descarga toda su furia contra el monte Eibe. La Diosa, está consciente de su propio poderío pues encarna todas las fuerzas de la naturaleza. Tiene poder sobre el cielo y la tierra. Betty De Shong Meador puntualiza: “el proceso natural con su inevitable fluir y refluir, escasez y necesidad, crecimiento y destrucción brotan de las manos de Inana.[21]

La diosa es la reina de las leyes naturales intrínsecas. Sin embargo, el monte no le rinde culto, no le teme. Eibe ha encontrado el secreto de doblegar las leyes naturales: Bajo su dominio el león y el cordero pastan juntos, el monte esta siempre verde. Ha construido un lugar idealizado libre de conflicto. Por este motivo el monte se hincha de vanidad y ha olvidado los antiguos dioses. Inana recure a An, el dios supremo por esos días en sumeria, sin embargo, este se excusa: “Pequeñita, mi pequeña, pides una montaña (…) tú la reina pides el Monte Eibe. (…) tengo temor cuando veo su espléndido brillo, no iré allá.” Inana hace caso omiso del padre, se marcha, descarga toda su aterradora ira y destruye a Eibe.

Este poema tiene muchas lecturas; una de ellas nos lleva al momento actual, donde subyace la idea de la civilización como el triunfo del hombre sobre la naturaleza. Hemos puesto la naturaleza a nuestro servicio, la hemos hecho ilusoriamente mansa al igual que Eibe. La furia de Inana es la de las inundaciones, tornados, sequía y todos los desastres naturales desatados a causa del calentamiento global. Es la naturaleza que busca reestablecer sus leyes naturales y que hoy nos tiene a un tris del exterminio.

En la diosa no hay una lucha de poder, porque se sabe poderosa, no así su padre que se ha rendido ante el secreto de Eibe. Inana no entra a cuestionar el paternalismo de An, simplemente hace uso de su libertad, toma el toro por las astas y hace lo suyo. La sumisión tampoco ha sido una característica de Susana Wald:

“Desde muy temprana edad, sé que nací para ser artista. Mis padres notan mi inclinación hacia el arte. No me dejan ir a la Escuela de Bellas Artes porque en su esquema eso no es para jovencitas de buena familia. Por decisión de mis padres entro a temprana edad, en Buenos Aires, a la Escuela Nacional de Cerámica.” (SW[22])

Susana al igual que Inana escucha el consejo de su padre, en quien reconoce autoridad, sin embargo eso no le impide oír su voz interior y hacerse cargo de su voluntad. Lleva cincuentaisiete años ejerciendo como artista, dando rienda suelta a su libertad creadora y destructora. Ya desde sus primeras exposiciones de cerámica rompe con lo utilitario y lo establecido. A ella, al igual que Enjeduana e Inana por defecto, le ha tocado vivir en un mundo patriarcal y bélico. Susana Wald nació en Budapest dos años antes de que comenzara la segunda guerra mundial. Conoce de cerca el infierno, pero ella del mismo modo que Inana, ha encontrado la forma de transitar entre el inframundo y la vida nuevamente.[23] De eso nos habla la obra de Susana todo el tiempo; de los muchos quiebres que ha tenido que vivir en los ciclos de su vida y que experimenta como muerte y resurrección a algo nuevo. Estos están representados en las olas de la vida, los huevos que también llevan implícito el concepto de desintegración: para convertirse en algo nuevo, para nacer hay que quebrar la cáscara, la semilla debe morir para transformarse en árbol y el fruto hace lo mismo para ser semilla. Por supuesto es sinónimo de la simbología contenida en ciclos lunares de los que hemos hablado, que a fin de cuentas representa: la pulsión de vida (Eros) y la pulsión de muerte (Tánatos). Así como también la unión de los opuestos.

Inana también representa el éxtasis sexual libre y pleno, (El eros como pulsión de vida). Razón por la cual su culto fue tan censurado en épocas posteriores. La obra de Wald es pródiga en estos aspectos; en sus dibujos, en los Mirages, en la serie Ultramuebles de la pasión, en su obra de caballete. Hay un explícito contenido erótico. Esto para su época debe haber resultado tan perturbador como Astarot para los hebreos. Su obra erótica lejos de cerrarse en el deseo y lo deseante, celebra el éxtasis que genera la energía del universo. Hay tanta sacralidad en sus parejas de amantes como goce humano. En términos metafísicos es la representación de la unión de los opuestos. Las vulvas y los senos en la obra de Wald son un recurso sígnico para indicarnos origen, portal, fertilidad y fecundación. Lejos de pertenecer a una etapa particular de su obra, el contenido erótico se extiende en el resto de sus series: muchas veces representados por eclipses (Rara vez son eclipses totales, sino la intersección de dos esferas que pueden ser huevos o lunas/soles.) La sensualidad muchas veces es sugerida a través de un paño, para resaltar por oposición la desnudez de un objeto.

Lo femenino en Inana rebasa el género, ella posee el poder de “hacer mujer a un hombre/hombre a una mujer. La Diosa según la poetisa tiene el “vigor de un hombre joven, en la flor de la vida”. Simultáneamente es la señora de gran corazón y doncella. El andrógino es un recurso que también utiliza el Surrealismo en forma transversal. Lo hallamos con frecuencia en la obra de Remedios Varo o Leonora Carrington por citar un par de casos. No significa la negación de lo masculino o de lo femenino, por el contrario, es la integración de ambos. La serie de los huevos, es un ejemplo de esto en la obra de Wald. Suponemos que dentro hay un ser vivo que fue producto de un espermatozoide y un óvulo (el elemento masculino y femenino). Pero aún es un ser indeterminado, ya que desconocemos su género. Esto se hace muy notorio cuando los huevos adquieren un carácter de personaje en la obra de Susana.

La concepción de Jung, nos ilumina este punto: Anima (del latín alma) es el conjunto de imágenes arquetípicas del eterno femenino que subyacen en el inconsciente del hombre y el Animus (del latín espíritu) corresponde al contenido inconsciente de las imágenes arquetípicas del eterno masculino en el inconsciente de la mujer. Cuando logramos integrar el consciente y el inconsciente alcanzamos la unidad de los opuestos, el sí mismo y con ello logramos la conciencia del Yo, la individuación.

 Es muy interesante la imagen de la diosa que nos proporciona Enjeduana. Sobre todo, en su himno de alabanza “Señora de gran corazón”. La describe en todos sus aspectos dejando entrever su amor, devoción y admiración. Los poderes y actos de la diosa son aterradores, incluyendo espeluznantes cantos a la muerte: “tu horrendo grito desciende de los cielos devora sus víctimas”. Inana encarna las pesadillas más atroces, al mismo tiempo los poderes más sublimes. Son los dos aspectos ambivalentes de la madre naturaleza. Lo notable es que la descripción que hace la poetisa es muy parecida a los arquetipos que han venido desarrollando los surrealistas. y por lo que los varones surrealistas han sido demonizados a través de una serie de estudios de perspectivas de género. Sin embargo, Enjeduana es mujer y su mensaje nos llega desde hace 4000 años atrás.

Recapitulando: Hasta ahora hemos visto como la paleta de significados asociados a la luna y la diosa son prácticamente idénticos, en ellos converge lo que parece antagónico. Al mismo tiempo ambas son referencia de lo femenino y posee un sentido universal aplicable a todo ser humano; hombres y mujeres. Su contenido simbólico proviene de la más remota era de la conciencia humana.

 

EL ORIGEN | Los estudios de religión comparada y los hallazgos arqueológicos han comprobado que desde el Paleolítico hasta finales del Neolítico el ser supremo estaba encarnado en una Gran Diosa. Ella representaba características similares en todas las manifestaciones culturales. Estamos hablando de 30 mil años de predominancia femenina. A medida que la civilización “avanzó”, su influencia se diluyó en deidades masculinas y femeninas y finalmente con el monoteísmo dios se consolidó en la mente de la humanidad como el Gran Padre. Tomar conciencia de nuestro pasado matriarcal, ha sido un verdadero terremoto que ha motivado a replantear todas las disciplinas del conocimiento.

Erich Neumann, discípulo de Jung, hizo un aporte fundamental a partir de “Los Orígenes e historia de La conciencia.[24] Demostrando que el proceso de la formación de la conciencia en el ser humano, desde el estado fetal hasta la conciencia de sí mismo, es el mismo proceso que hace la humanidad desde sus orígenes, y viceversa. Esta sería la matriz básica en el inconsciente colectivo, y es el arquetipo de la Gran Madre. [25] Subyace en el inconsciente del ser humano por lo tanto es común a todos nosotros: hombres y mujeres.

Mircea Eliade llega a los mismos resultados desde la filosofía y el estudio de religiones comparadas. Sin ir más lejos su última publicación lleva por nombre Una nueva filosofía de la luna.

Riane Eisler desde la antropología en su obra El Cáliz y la espada, nos provee de datos contundentes con abundantes pruebas arqueológicas de este pasado matriarcal. Su obra suministra evidencia empírica del culto a la diosa. Partiendo con el hallazgo de una abundante cantidad de estatuillas prehistóricas que se han encontrado en todas partes, las llamadas “Venus Paleolíticas”. Teoría que ya había planteado la arqueóloga Marija Gimbutas. Coincidentemente también encontré un estudio de la facultad de urología de una universidad de medicina española. Allí los arqueólogos buscaban antecedentes de representaciones fálicas en la prehistoria, el estudio señala que son muy escasas y aparecen en forma tardía.

Eisler demuestra que a medida que se han incorporado más mujeres al estudio arqueológico, la interpretación de nuestro pasado histórico se está modificando radicalmente. Lo que se interpretó en otrora como intrínseco al ser humano hoy está puesto en duda. A modo de ejemplo, el sesgo de los estudios hechos por varones demostraba armas en el arte rupestre. Las arqueólogas observaron que era muy extraña la carencia absoluta de representaciones vegetales, de modo que reinterpretaron las armas masculinas como vegetación.

Bajo la perspectiva de la autora del Cáliz y la espada, el pasado de la diosa se interrumpió el IV milenio a.C con las invasiones Kurgas, generando un cambio de paradigma en la historia de la humanidad. En el Neolítico y su pasado matriarcal, primó una conciencia agrícola donde la preocupación fue encontrar la forma de convivir con la naturaleza. Esto no significa, que esa era haya estado exenta de violencia, la naturaleza de por sí es violenta, (basta con ver al león cazando a la gacela o presenciar una erupción volcánica). La concepción de la diosa pudo convivir con deidades masculinas sin problema. Ya que la madre implica un carácter protector para con los hijos. Las recientes evidencias arqueológicas, describen una sociedad igualitaria, sin marcadas estratificaciones sociales, no se ve gran diferencia entre las tumbas femeninas y las masculinas, así como tampoco en el tamaño de los templos de ese periodo. Las invasiones dan como resultado el cambio cultural que gesta el patriarcado. Desde ese momento histórico la preocupación será el dominio territorial, la guerra y la conquista de poder por medio de la riqueza. El poder contenedor de la diosa madre (cáliz), es reemplazado por el poder de dominio del hombre (la espada). Este cambio teológico se fue fraguando lentamente, a partir de la aparición del héroe: una mezcla de dios y hombre.

La reconstrucción del femenino en la obra de Susana Wald, nos reconecta con lo sacramental de la diosa, cuyo poder no es lo material jerárquico, sino las fuerzas que les son propias de la naturaleza.

 

LA GRAN MADRE | La diosa es posible porque ha sido dada a luz por la madre. El término de la Gran Madre o la Diosa Madre se ha venido usando desde hace algún tiempo de forma bastante coloquial. En el imaginario popular subyace la equivocada idea de un patriarcado con falda, o de la Madre Santa. Veamos a que se refiere y de qué modo también confluye lo lunar, la diosa y el origen de la consciencia.

Erich Neumann se adelantó a otros teóricos, en relación al concepto y la importancia de la figura de la madre en el proceso del desarrollo de los individuos.

Propone que las imágenes inconscientes u oníricas se asocian con símbolos universales, presentes en la mitología, la religión, la mística, etc. Es decir que los contenidos inconscientes individuales deben ser asociados a esos referentes universales, para que se puedan interpretar adecuadamente. Para Neumann, El referente central de esos contenidos universales es la mitología.

El mito de la creación en todas las culturas es similar, el caos primitivo: al principio todo era una sola cosa; el cielo, la tierra, los océanos, no había tiempo y lo seres aun no estaban creados. El huevo primordial, el Uróboros. Este estado de indiferenciación es el punto de partida con que Neumann construye el primer arquetipo de la conciencia de la humanidad.

Lo redondo es el huevo, el Huevo del Mundo filosófico, el núcleo del comienzo, y el germen a partir del cual, tal como lo enseña la humanidad en todas partes, surge el mundo. También el estado perfecto en donde los opuestos están unidos –el comienzo perfecto porque en él los opuestos aún no se han separado y el mundo todavía no ha comenzado, el final perfecto porque en él los opuestos se han reunido de nuevo en una síntesis y el mundo ha entrado en reposo nuevamente. (…) El Uróboros aparece como el “contenedor” redondo, esto es, el vientre materno, pero también como la unión de los opuestos masculino y femenino.[26]

Esta concepción será clave a la hora de interpretar a Susana Wald en la totalidad de su obra y particularmente en la serie de huevos (1992-2002):

“En ese periodo no tengo idea por qué pinto huevos. Es como cuando comencé la serie de los platones de cerámica o de Las Mujeres de... Voy sacando una imagen tras otra con enorme alegría en un nuevo impulso mientras trato de investigar la simbología del huevo. Llego a la conclusión de que se trata de una resurrección. Pero, ¿de qué? Sólo años más tarde me doy cuenta de que me preocupa la resurrección de la sacralidad de lo femenino.” (SW)[27]

El origen de la humanidad es reexperimentado en el ser humano contenido en el vientre materno. Aquí el inconsciente ocupa todo el aparato psíquico. Nacer conlleva la separación del feto y la madre, sin embargo, en las primeras etapas no se experimenta a la madre como un otro distinto o separado. El proceso de desarrollo será el largo camino hasta la conciencia de sí mismo. Esta etapa de apego Neumann la denomina Madre Urobótica.

Desde luego el mismo momento de nacer es un cambio brutal. Y luego significa experimentar el placer y displacer propio del mundo; hambre, dolor que antes nunca se había vivido. El niño sigue sintiendo a la madre como una prolongación de sí mismo. Por eso en su mente, la madre reúne dos aspectos ambivalentes y antagónicos. La madre buena cuyo carácter elemental es el contener, abrigar, alimentar (que tiene elementos positivos de lo masculino y de lo femenino.) y la madre terrible que lo impulsa a la transformación (también supone elementos negativos de ambos polos). Estas dos dimensiones: contención y transformación son necesarias. La combinación de ambas es el arquetipo de la Gran Madre. La madre buena vista desde un aspecto general, tiene un lado positivo que permite la sobrevivencia, el lado negativo es la posesión que impide el desarrollo. La madre terrible hace posible el cambio, pero por otro lado se experimenta la angustia de la libertad, que nace de la indeterminación, de la imprevisibilidad. De la experiencia primordial, surge la madre buena asociada a la Madre Tierra, generadora de vida, la de la fertilidad, en su aspecto creativo. Y la Madre Terrible es vista como la Diosa de la muerte, de la guerra, plagas, enfermedades, escasez, inundaciones, vista también como la reina del mundo subterráneo. Ambas conviven en la concepción de la Diosa madre y un ejemplo de eso es el que hemos dado con Inana. Esta importante concepción da a lo femenino un papel fundacional en la psiquis humana.

Luna, huevos, olas, diosa y Gran Madre convergen en su significado. Se manifiestan en los ciclos vitales, se integran en los opuestos. Dando como resultado una piedra de Rosetta que nos permite el análisis y la comprensión de una obra que pudiese parecer críptica o de difícil acceso. Así, también se hace lectura de la producción artística de Wald como un todo unificado y coherente que gira en torno a la búsqueda de la sacralidad contenida en el gran femenino. Con ello los conceptos primordiales de la concepción del universo.

Por mi parte he extraído la iconografía básica que se repite a lo largo de cincuenta y siete años de producción artística de Wald y que adquiere un papel protagónico en cada serie de la autora. Comprobando con asombro que, desde un punto de vista objetivado por estudiosos de culturas comparadas, en distintas áreas, su significado confluye con exactitud a la reconstrucción del gran arquetipo femenino. No mirado desde el sesgo de género[28] sino como algo sustancial y fundacional en la mente de toda la humanidad, hombres y mujeres a lo largo del tiempo.

 

VENUS PALEOLÍTICAS | Las venus paleolíticas han sido encontradas en diversas excavaciones que consideran periodos muy distantes en el tiempo y geografía. Entre los rasgos comunes está la exageración de ciertas partes de la anatomía femenina: la mayor parte de ellas son obesas, con abdomen, vulva, nalgas y mamas extremadamente grandes, brazos, pies, cabeza suelen ser pequeños y desdibujados. No se ha llegado a consenso a la hora de interpretar estas anatomías. “Estas estatuillas fueron descritas por algunos eruditos como expresiones de erotismo masculino: una antigua versión de la revista Playboy de nuestra era” Protesta Riane Eisler, con toda razón y agrega ¿Es siquiera el término Venus adecuado para describir estas figuras de anchas caderas, algunas de ellas embarazadas, muy estilizadas y a menudo sin rasgos faciales? ¿O quizá estas esculturas nos comunican algo más importante sobre nosotros mismos, mostrándonos cómo mujeres y hombres veneraron alguna vez los poderes vivificantes del universo?

Al respecto Neumann le respondería que no es extraño la representación anatómica de las diosas puesto que:

“Ciertos grupos de símbolos están coordinados con ciertas regiones del cuerpo. Incluso en la actualidad, el esquema primitivo del cuerpo de barriga, pecho y cabeza se usa en la psicología moderna, en la que “estómago” es una abreviación del mundo instintivo; “pecho” y “corazón” representan la zona de los sentimientos, y “cabeza” y “cerebro” la zona del espíritu.[29]

Esta nomenclatura de la anatomía femenina es un recurso que podemos recrear en la obra de susana Wald, muy especialmente en la Serie Mujeres de...

Por otra parte, es injusto cerrar el significado de lo sacramental femenino primitivo en el tema de la fertilidad. Puesto que también se han encontrado en el refugio del Cromañón, conchas de moluscos dispuestas alrededor de los cadáveres representando “el portal a través del cual la criatura entra al mundo.”[30] El mismo hecho de que en muchísimas culturas ancestrales los cadáveres adopten una postura fetal, da luces de como muy tempranamente nuestros antepasados asociaron el cuerpo femenino al misterio de la vida, la muerte y la resurrección.

Jean Shinoda Bolen, expone maravillosamente el proceso que ha hecho el patriarcado para arrebatar el dominio a la Diosa madre. Ella toma como paradigma la lucha de los dioses olímpicos:

 Tras su victoria, los tres dioses hermanos Zeus, Poseidón y Hades echaron suertes para dividirse el universo. Zeus ganó el cielo, Poseidón el mar, y Hades el mundo subterráneo. Aunque se suponía que la tierra y el monte Olimpo constituían un territorio compartido, Zeus consiguió extender su ley a estas zonas. Las tres hermanas Hestia, Deméter y Hera no poseían derechos de propiedad, conforme a la naturaleza patriarcal de la religión griega.”[31]

“La mitóloga Jane Harrison, señala que la Diosa Gran Madre se fragmentó en muchas diosas menores, cada una de las cuales recibió atributos que en otro tiempo pertenecieron a aquélla: Hera obtuvo el ritual del matrimonio sagrado. Deméter, sus misterios. Atenea, sus serpientes, Afrodita, sus palomas, Artemisa su función de señora de la naturaleza.”[32]

Lamentablemente, no hay registros directos escritos de la Diosa Madre. Puesto que la escritura aparece cuando el patriarcado ya se estaba consolidando, sin embargo, podemos hacer un seguimiento; a través de los relatos cosmogónicos en diferentes culturas, el culto en los templos dedicados a las diosas que le precedieron en todas las edades (incluido el culto Mariano) también es un testimonio de su vigencia. Por último, una imagen vale más que mil palabras según dicen, de allí la importancia de los hallazgos arqueológicos.

La obra de Bolen pone de manifiesto la vigencia de estos arquetipos y da cuenta de cómo la psicoanalista, hace uso de estos para la terapia actual. Sería maravilloso que estuviera en sus manos reconstruir también el arquetipo de la Gran madre incluyendo la Madre Terrible, e integrar ahí las sombras a las que más tememos en nuestro inconsciente.

Por cierto, la obra de arte una vez creada adquiere independencia del autor y el observador tiene toda la libertad para reinterpretarla según su propia subjetividad.

Lo que me ha animado está lejos de proponer un significado unívoco. Porque como se ha hecho ver reiteradamente, el Surrealismo no tiene como objetivo explicar, sino provocar resonancias en la eterna búsqueda de lo maravilloso. Mi intención ha sido excavar en los íconos de la obra de Susana Wald de la misma manera en que se concurre a la raíz etimológica de las palabras. Con el espíritu de acudir a su origen y desplegar el abanico de significados que se moviliza en su evolución y nuevos contextos. Para ello me basé en determinados autores que han sido significativos para la artista.

La obra de Susana tiene un inmenso valor empírico, ya que como se ha descrito en varias ocasiones aquí, su trabajo ha encontrado su fuente en los procesos inconscientes. No ha habido voluntad de utilizar uno u otro ícono para expresar una idea preconcebida, el significado ha sido develado en el análisis posterior. He tenido la dicha de hacer el mismo camino en este estudio, no sabía a priori con exactitud con qué me iba a encontrar.

Entre la obra de caballete de Susana Wald podemos encontrar series que pueden abarcar largo tiempo:

(1980 - 1989) Serie Las Mujeres de…

(1992 - 1993) Serie de Las Ventanas

(1985 - 2001) Serie de los Huevos

(2009 - 2013) Serie Olas de Vida

(2016 - 2017) Serie La Selva Oscura

(2020 -) Serie Caracolas

 

SERIE SELVA OSCURA (2016-2017) | Esta serie de 20 obras individuales, se puede armar en forma continua. Y si bien no tiene una lectura lineal, alude a tres etapas de la vida. Cada cuadro es sucesión del que antecede. La serie parte con la artista que ha cumplido 80 años. Pero la conceptualización de esta serie comenzó a gestarse veintisiete años antes. En sus textos, Susana lo explica:

“En 1999 empecé a trazar dibujos que forman la serie que he llamado “En la selva oscura”, nombre que alude a la aventura de todos los que entramos en la zona de los leones. “Selva” es también traducción de mi apellido paterno, y por tanto un elemento importante de mi identidad. Se puede extrapolar esto a decir que el elemento inconsciente, que se manifiesta en emociones y gobierna las decisiones de mi vida, me viene, no sólo de mi madre, a quien siempre siento como su fuente, sino de mi padre también. A falta de guía personalizada, yo me sumerjo en la música con que acompaño mi trabajo. Esta serie de dibujos la inicié tras un largo periodo seco, desierto de trabajo.” (SW)[33]

 

PUNTO DE PARTIDA | La exposición Entrada en la Selva Oscura comienza con el autorretrato de Susana “Wald a los 80”. La artista vive un periodo durísimo y oscuro a raíz de la enfermedad terminal de Ludwig Zeller. La serie es un viaje introspectivo, por ciclos de la vida que se han representado en el simbolismo de las deidades lunares y la luna.

 

“Cuando ya me acerco a mi ochentavo año de vida me decido celebrarlo con una serie de pinturas en las que nuevamente entro en la Selva Oscura, la misma que alude a mi apellido y al verso del Dante al inicio de su viaje descrito en la Comedia, pero esta vez en formato mucho mayor que los dibujos anteriores y con el capricho de ver cada imagen conectada a la siguiente, cosa que va creando una continuidad particular.” (SW)[34]

La serie termina con dos obras dedicadas a Artemisa, que por ser la diosa lunar más joven también puede considerarse el punto de partida. Nuevamente Susana hace uso, como en tantas otras obras, de la simbología de la imagen en espejo. La primera obra en gris es el arquetipo, se llama Artemis en ascenso, el título sugiere una invocación a las cualidades representadas en esta diosa con la que se ha sentido identificada. La segunda se llama La mil nombres, tiene piel humana es decir el arquetipo encarnado no solo en ella sino también en otras mujeres. Susana siempre ha estado en contacto con gente joven, tiene un grupo de discípulas y además participa activamente en un colectivo de mujeres artistas en México.

Artemisa es hija de Zeus y Leto. Es hermana gemela de Apolo. Nació primero que él y ayudó a su madre en el difícil parto, por eso al igual que otras diosas lunares es diosa de los alumbramientos. A la edad de tres años fue presentada a su padre, quien al verla tan hermosa le dijo: “pídeme lo que quieras.” Ella eligió un arco, flechas, una jauría de perros para ir a cazar y un sequito de ninfas, una túnica corta para poder correr sin tropezarse, montañas, naturaleza salvaje y castidad eterna. Zeus le prometió que jamás sería violada.

La línea del medio de la serie, parte con la representación de la diosa tripartita; tres aspectos de un mismo concepto: En este caso Artemisa, Selene y Hécate. Luna creciente, luna llena y luna menguante. Primavera, verano e invierno. Tres ciclos de la vida, la mujer joven, la mujer madura y la anciana. La hija, la madre y la abuela.

Si nos fijamos, el símbolo de luna nueva que aparece en la parte inferior del cuadro es parte del círculo completo que une los tres rostros. Como parte de una sola cosa; la luna, la vida, o un periodo. La obra se llama Espejo lunar, es decir la evolución completa del astro. Para Shinoda Bolen estas proyecciones arquetípicas, no son rígidas, puede haber conexión con una otra diosa independiente de la edad, se relaciona más bien con los procesos de la vida.

Al montar la serie, a Selene le corresponde la línea del medio. En realidad, el culto a Selene en Grecia fue anterior al de Artemisa. Es una diosa preolímpica, hija directa de dos titanes y hermana de Helios. Representaba la luz de la luna. A diferencia de Artemisa, que sólo conoce el amor fraternal y odia a Afrodita, Selene ama intensamente por eso representa la fecundidad. Probablemente sus características se fueron diluyendo, fundiendo y escindiendo en otras deidades; Deméter, Afrodita y Artemisa. De hecho, Artemisa también sufrió cambios en la historia: La artemisa de Éfeso se representaba con muchos pechos y era la diosa de la lactancia y la fertilidad, con el tiempo perdió esas caracterizaciones.

Como podemos observar, en esta parte de la serie predomina las representaciones de la luna llena, y la vegetación en alusión al verano. La codorniz simboliza el ardor amoroso y la pasión desenfrenada. Esta ave acompañó a Apolo en su cuna. Otro de los animales representados en esa parte de la serie es el caracol, las deidades lunares siempre se asocian con él porque su concha en espiral es sinónimo de ciclo. Aquí Susana destaca su redondez asociada a la luna llena. Los ciclos particulares de cada etapa se han insinuado a lo largo de toda la serie por medio de las olas espirales que pueden tener lecturas en progresiones ascendentes o descendentes.

Otro de los animales en la serie es la serpiente. Tiene una infinidad de acepciones mitológicas y lecturas dependiendo en el contexto en que se ponga. Se relaciona al simbolismo lunar por su capacidad de mudar la piel, en este sentido representa resurrección, ”Jung señala que los gnósticos la asimilaban al tronco cerebral y la médula, constituyendo un excelente símbolo de lo inconsciente que expresa su presencia repentina, inesperada, su interposición brusca y temible, es un síntoma de angustia.”[35]

Para Eliade la serpiente está íntimamente asociada a la mujer, por su conexión con el simbolismo lunar y porque en muchísimas mitologías aparece como sinónimo de energía sexual. Así como también, una contraparte masculina de la luna en su vínculo con la mujer que se asocia a la fecundación. Es la conexión masculina de las hierofanías lunares. Para los hindúes la Kundalini es la energía interior. Las religiones judeocristianas la solidarizan con el pecado y el árbol del conocimiento.

Susana ha entrelazado las serpientes haciendo nuevamente un juego de espejo con la “S” que es la inicial de su nombre, las colas de abajo forman la “W” invertida. Podemos ver en esa parte que se forma una ojiva, portal o almendra mística que es una simbología recurrente en su obra. Sobre ello Wald señala:

Para mí existe también otro tipo de vegetación. Dante, al inicio de su gran poema entra en la “selva oscura” y queda despavorido. No es para menos. Si consideramos la selva oscura como analogía del inconsciente, es sin duda el lugar desconocido, ignoto, no explorado que semeja el que se señala en los mapas de hace siglos con la advertencia: Hic sunt leones. Dante, de hecho, ve bestias salvajes que lo amenazan y sólo se atreve a seguir su camino cuando “encuentra” a Virgilio, la figura poética de la antigüedad que para él es el ancla y guía de su obra. (SW)[36]

Hécate la diosa madura completa el ciclo. Representa el cuarto menguante y la luna nueva en su aspecto más oscuro. Es la abuela anciana en el último período de la vida. Es reflexiva, intuitiva, preside las encrucijadas y por eso es conocedora del destino, posee la sabiduría de la experiencia. Fue ella, quien sugirió a Deméter consultar a Zeus el paradero de Perséfone. Transita entre el mundo y el inframundo. Es la diosa de los partos y se asocia a la brujería y los poderes ocultos. La estación del año que le corresponde es el invierno. La primera línea de la serie nos refiere a esta estación. Allí vemos una la rama seca como continuidad del hueso que aparece en el tercer cuadro.

El oso es otro de los animales con que se identifican las diosas lunares, así como las diosas madres primitivas. En la prehistoria el hombre se solidarizó con el oso porque al igual que él habitaba en las cavernas. Los hábitos del oso, comparten significado con las fases de la luna menguante, puesto que, en invierno, cuando todo se seca, el oso desaparece para hibernar y luego reaparece en primavera es como una resurrección. Pero el hombre primitivo también temía a este animal por la ferocidad, la fuerza y la furia, que es un aspecto temible de las diosas lunares

A título anecdótico, es poco conocida la historia, y quizás a Susana le alegre constatar que la luz iluminadora de C. G. Jung se ha infiltrado en sus “Lunas-oso”:

Jung, debe subir la estrecha escalera que lleva al recinto de la choza donde lo esperaba Ochiwiay Biano, un jefe indio de un pueblo originario americano, su nombre significa lago del amanecer. Algunos nativos se asombran cuando el creador de la psicología analítica o compleja, dotado de gran corpulencia, asciende muy erguido y no de espaldas como suelen hacer ellos. Inmediatamente comienzan a murmurar: “[...]Es el oso, pertenece al clan del oso[...]” Jung, perspicaz conocedor de la simbología y los seres humanos contestan: “Si, es cierto, pertenezco a un país en donde una importante ciudad tiene un oso en su escudo. Su nombre es Berna y significa oso en mi idioma.” Los indios sonrieron satisfechos, habían confirmado sus creencias.

 

SERIE MUJERES DE… (1982-1988) | Cuando conocí a Susana Wald me enamoré de inmediato de su serie las Mujeres de… a tal punto que durante 7 años permanecieron pequeñas impresiones caseras pinchadas en la pizarra de corcho donde solía colocar mis papelitos recordatorios de pendientes.

En más de una ocasión, Susana manifestó sorpresa ante mi entusiasmo, para ella habían nacido de una simple humorada. La serie se inicia con La esposa fiel”: se trata de una silla cuya base consiste en unas mullidas nalgas y su respaldo es un “cojín-espalda”, bien blandito para la comodidad del marido. La serie continúa con tres o cuatro pinturas más (llenas de humor negro); La mujer del cartero, la del vendedor de pescado, la del músico y la del sultán. Todas ellas representan un mueble multiplicando sus tareas en pos del oficio del marido. Por supuesto hay una queja explicita innegable. Puedo imaginar a Susana a los cuarenta años exhausta lidiando con millones de roles al mismo tiempo, Como editora, proveedora para su familia, amante, intelectual, madre, traductora, curadora, diseñadora, dueña de casa, artista, organizadora de archivos, intérprete de sueños, etc. Conozco a Susana como una mujer de eficiencia implacable, una autonomía militante, dueña de sí misma y su libertad, muy plantada en el mundo y decidida a hacerse oír.

En mi apreciación personal, y en lo que conozco de ella, Susana ha ejercido el feminismo de forma natural como modo de vida. Y si bien ha sido muy consciente de las desventajas que conciernen a la cultura patriarcal en que estamos inmersos y así lo ha hecho ver principalmente en su obra escrita, me cuesta muchísimo pensar que su obra tenga por objeto denunciar el lugar común de la mujer objeto. Sin embargo, también es lícito hacer una interpretación semejante puesto que cada observador tiene el derecho de proyectar sus propios contenidos mentales. Lo que me lleva a aseverar este juicio es que: Las creaciones de Susana nunca han sido explícitas, como hemos visto, ella recurre al inconsciente arcaico para construir su obra. De modo que rápidamente la serie evoluciona y pinta más de una docena de “Mujeres de…”

La lectura literal del nombre de la serie “las Mujeres de…” nos dirige de inmediato al género femenino en una relación de dependencia con el masculino y a un oficio. Además, el hecho de que solo haya fragmentos de las mujeres, en esa línea de lectura fácilmente se interpreta como algo incompleto o mutilación del género. ¿Pero qué pasa si hacemos una segunda lectura basada en el marco conceptual que hemos venido desarrollando hasta ahora?

La mujer pasa a ser la presencia y representación del gran femenino. Nótese que en todas las obras aparece la mujer construyéndose a sí misma y por añadidura la escena. El marido pasa a ser la humanidad que considera tanto lo femenino como lo masculino. Y el oficio pasa a ser un referente histórico de esa humanidad. Entonces podemos ordenar la serie en orden cronológico y descubrir: como el gran femenino se ha manifestado a lo largo de la historia. No reducido a un género sino como conciencia universal.

 


LA MUJER DEL ALFARERO – EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD.
LA GRAN MADRE | "La mujer del alfarero" fue una de las dos piezas expuestas en la muestra "Arte e alchimia" que organiza para la XLII Bienal de Venecia, de 1986. Esta imagen y las que la preceden las hago en un ánimo lúdico, como en broma. Pero cuando me siento a contemplar "La mujer del alfarero" me doy cuenta de que estoy trabajando en algo de importancia, de algo que surge de lo hondo, de que estoy enfrentada al arquetipo de la Gran Madre. (SW)[37]

La humanidad recién ha sido dada a luz, viene del fondo tibio, oscuro y contenedor del útero materno, la vasija que lo contuvo durante el proceso de gestación.

El ser humano está indefenso en el mundo externo y su dependencia es absoluta. No puede separarse por eso cuelga del cuello de la madre “Urobótica” como si aún fueran uno solo. La humanidad en ese estado es naturaleza pura. Por instinto busca el pezón de la madre para saciar su hambre. Calmar la angustia. Encontrar placer.

La gran Madre, la Diosa madre, es pródiga provee y fecunda. La tierra que permite la sobrevivencia, y que guarda en su interior el secreto de los ciclos de renovación.

Como ya vimos para Neumann corresponde a los primeros estadios de la consciencia y representa el inconsciente de todo ser humano. Es el ánima o alma como principio femenino que tiene su contraparte en el animus o espíritu del principio masculino.

En el sentido mitológico corresponde a la Madre Universal. En la teogonía griega, por ejemplo, Gea la tierra, es la que da a luz a Urano el cielo principio masculino entre ambos engendran la primera raza de los dioses. Está representada en la Diosa Primitiva, posteriormente en las Diosas Madres de todas las culturas y finalmente sus atributos se repartirán en distintas deidades. En términos simbólicos solidariza con la luna en todas sus fases. En el dominio teológico es la madre de Dios, así como también la iglesia. Representa la sabiduría, el conocimiento intuitivo y la mística. Desde la perspectiva del saber puede ser considerada como universidad, escuela. Para la física será la materia que engendra todas. las cosas, Jung lo resume de la siguiente manera.

Lo «maternal»: por antonomasia, la mágica autoridad de lo femenino; la sabiduría y la altura espiritual más allá del intelecto; lo bondadoso, protector, sustentador, lo que da crecimiento, fertilidad y alimento; el lugar de la transformación mágica, del renacer; el instinto o impulso que ayuda; lo secreto, escondido, lo tenebroso, el abismo, el mundo de los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo angustioso e inevitable. [38]

Susana Wald, ha representado aquí el recipiente, que es el aspecto central de la Gran Madre, equivalente al útero, pero también a la Madre Tierra que contiene la semilla y por ende la Diosa Madre en su aspecto nutricio y fecundo. Como recipiente la tierra en forma de tumba vuelve a contener al ser sin vida para una nueva transformación. En el sentido espiritual es el “cáliz”, la casa, la cueva, la catedral.

 

LA MUJER DEL HECHICERO – HOMO RELIGIOSUS. LA MADRE TERRIBLE – LA TRANSFORMACIÓN. | “Yo heredo de mi padre la curiosidad, pero creo que lo que me anima a seguir viviendo es algo más complejo, es la necesidad de ser una especie de médium cuyo lenguaje se encuentra en lo visual y lo literario, lenguajes a través de los cuales puedo expresar los cambios de los que yo misma soy parte pasiva y activa.” (SW)[39]

El cuadro tiene dos áreas bien definidas: lo claro y lo oscuro. Podemos hacer una lectura desde abajo hacia arriba: ósea, desde la mujer hacia la sombra, partiendo por el vientre, que como ya se dijo, para los analistas es la zona que aloja el instinto. Ascendemos por los brazos que sostienen dos ojos puestos sobre la penumbra. Allí entre las sombras vemos siluetas difusas, pero también en un rinconcito parece haber una escalera. Estamos ante lo desconocido, lo oculto. ¿Quién es ella? ¿Duerme, sueña? ¿Está muerta? ¿Está en trance? ¿Será una sacerdotisa? ¿Es el puente que nos conecta con el inconsciente o con lo desconocido?, ¿La sibila? Ahora; si descendemos desde la oscuridad hacia abajo, es La sombra la que mira y parece llegar a la parte alta de la cabeza de la mujer. No está claro, pero posiblemente sea donde se aloja la glándula pineal, esa que nos conecta con la intuición.

Este es el otro aspecto del arquetipo de la Gran Madre, la Madre Terrible como vía de transformación. La que puede viajar y transitar al inframundo, ya sea en el sentido de la muerte física o espiritual, aquella que puede ver el pasado, presente y futuro.

La propiedad sustantiva del ser humano y aquello que nos diferencia de los animales, es la capacidad simbólica. Es por esto que el pensamiento mítico o mágico surge junto con la raza humana y es previo a la lógica y la razón. De allí deriva lo sagrado que no puede ser visto como una forma inferior de pensamiento sino como consustancial al ser humano.

“En una palabra: lo «sagrado» es un elemento de la estructura de la conciencia, no un estadio de la historia de esa conciencia. En los niveles más arcaicos de la cultura el vivir del ser humano es ya de por sí un acto religioso, pues tomar el alimento, ejercer la sexualidad y trabajar son actos que poseen un valor sacramental. Dicho de otro modo: ser o más bien hacerse hombre significa ser «religioso»”[40]

“La energía es sagrada. El continuo en toda su complejidad es sagrado. Todo lo que se hace, todo lo que sucede, trasciende. Estas ideas se manifiestan cuando una religión dice: “Dios está en todas partes”. O cuando un leñador le pide perdón y permiso a un árbol antes de derribarlo.” (SW)[41]

No tenemos forma de saber si los primeros chamanes eran hombres, mujeres o ambos, y en realidad carece de importancia. Lo que sí sabemos es que la mujer cumplía un rol esencial, ya sea por su sangre menstrual, por evidenciar la forma más concreta de dar a luz la vida y con ello la directa asociación con la muerte, el misterio de la creación y de su regeneración periódica: “La creencia en una vida más allá de la muerte parece estar demostrada, ya desde los tiempos más remotos, por el uso del ocre rojo, sustitutivo ritual de la sangre, y por ello mismo «símbolo» de la vida.[42]

La Venus de Laussell (22.000-18.000 a.C.) es un bajorrelieve de unos 43 centímetros de altura. Está realizado en piedra caliza. La Mujer, que está embarazada, lleva en su mano derecha un cuerno de bisonte que tiene forma de media luna, como la forma de su pubis, al que dirige su mirada. Este cuerno tiene trece muecas grabadas, tal vez una representación de los trece días de la fase creciente de la luna y de los trece meses del año lunar.

“Se puede entender así mucho mejor el cometido fundamental de la luna en las mitologías arcaicas y, sobre todo, el hecho de que el simbolismo lunar haya integrado en un único «sistema» realidades tan diversas como la mujer, las aguas, la vegetación, la serpiente, la fecundidad, la muerte, el «renacer», etc.[43]

Hay una maravillosa pintura que ilustra la presencia del chamán en la caverna de Trois-Frères, data de 17.000. a.C. La figura grabada sobre una pared, representa una cabeza de ciervo provista de amplia cornamenta, pero con rostro de búho, orejas de Lobo y barba de rebeco. Los brazos parecen terminar en zarpas de oso, y ostenta una larga cola de caballo. Sólo los miembros inferiores, el sexo y su posición de danzante indican que se trata de una figura humana. «Señor de los animales» o un hechicero: El Gran Mago.

Los cazadores primitivos consideran a los animales como semejantes a los hombres, pero dotados de poderes sobrenaturales; creen que el hombre puede transformarse en animal, y a la inversa; que las almas de los muertos pueden entrar en el cuerpo de los animales; finalmente, que existen relaciones misteriosas entre una persona y un animal individual.[44]

El arquetipo de la hechicera, está integrado en todas las Diosas Madres, como vimos en el caso de Inana, y se puede ver en Astarté, Ishtar, Nut, Isis, Cibeles, Kali, Magna Mater, Afrodita. La magia femenina es parte medular y la que inicia los mitos cosmogónicos; Tiamat, Ninhursag, Shakti, Gea. Etc. En ellas la madre terrible convive con la madre creadora. Gea por ejemplo no solo da a luz a los seis titanes y las seis titánides sino también a los cíclopes y los Hecatónquiros, seres de cien brazos, gigantescos y violentos. A medida que avanzamos en la historia de las mitologías estos dos aspectos se van escindiendo hasta que llegan a simbolizarse entre el bien y el mal.

El arquetipo de la hechicera es descrito a través de Hécate:

Hécate fue una de las principales deidades adoradas en los hogares atenienses como diosa protectora y que otorgó prosperidad y bendiciones diarias a la familia. Es nieta de Febe (Titánide de la luna), hermana de Leto la madre de Artemisa y Apolo. Por consiguiente, es una diosa lunar que se manifiesta en el ciclo oscuro de la luna.

Hesíodo en la teogonía relata que su nombre significa “la que tiene más poder”. Aunque de facto no gobernara ni sobre el cielo, mar o tierra, su poder es psíquico.

Habitaba en una cueva en el mundo subterráneo entre las sombras de los muertos y el mundo de los vivos. Para Shinoda Bolen ese lugar es la representación de la relación entre el inconsciente colectivo y personal. Por tanto, es una médium que nos conecta con la intuición. Se dice que luego de ayudar al parto de Zeus, Hécate escondió al niño en su caverna para evitar que su padre Cronos se lo tragara como al resto de sus hermanos. De allí surge su carácter de protectora y su correlación como partera. Tanto los partos como las agonías son procesos complejos de transformación y cargados de dolor, asistirlos conlleva una sabiduría instintiva que fue interpretada por la inquisición como brujería. Estos procesos vitales hay que comprenderlos en los aspectos concretos y también metafóricos.

A Hécate se le representó como una estatua de tres rostros ya que era la diosa de las encrucijadas, la adivina que media entre el mundo visible y de los espíritus. La que puede ver el pasado, presente y futuro, recorría los caminos con una antorcha, una llave y un séquito de perros negros. Fue asociada de diversas maneras: Luz, magia, brujería, conocimiento de hierbas y plantas venenosas, fantasmas, nigromancia y hechicería.

La diosa anciana ayudó a Deméter cuando Perséfone fue raptada por Hades, fue ella la que aconsejó a la madre desesperada consultar a Helios el paradero de su hija y enfrentarse a la dura verdad, puesto que Zeus, Dios del olimpo había dado consentimiento a su hermano para forzar y recluir en el inframundo a la doncella. Fue ella quien ayudó al rescate de Perséfone del inframundo.

En resumen, en Hécate convive, tanto a la madre buena, la que conserva y la madre terrible la que impulsa a la transformación. Con todos estos antecedentes las mujeres deberíamos llevar con honor el apelativo de brujas.

 

LA MUJER DEL ESCULTOR – EL PALEOLÍTICO | Las Venus Paleolíticas son testimonio de como el arte de esculpir aparece tempranamente en la historia del hombre. Y con ello la necesidad de expresar algo que en su mente ya se perfila como sagrado. Aquí, en La mujer del escultor, como también en las estatuillas, se exacerba la voluptuosidad femenina: senos, caderas, vientre y pubis. Esto coincide a la perfección con el común denominador de las venus paleolíticas. Lo notable, es que sabemos por las notas de Susana que jamás hubo intención consciente de establecer alguna relación al respecto. En el cuaderno de la artista dice:

 

“La imagen surge de un primer dibujo hecho en dic – ene. 83-84. Al mismo tiempo que “la mujer del pintor”, No me parecía satisfactorio el 6 de julio hice otro dibujo que me pareció conveniente.” (SW)[45]

 

La mujer del escultor posee una enorme sensualidad. Puedo imaginar que en ella la artista recrea la sensación que le ha producido el contacto de sus propias manos con la arcilla. Que como ya hemos dicho ha sido el primer oficio de Susana. Así la caricia que modela el cuerpo, pasa a ser un acto de creación. Como el que aparece en tantos mitos de distinto origen, en que un dios crea al hombre a partir del barro.

En esta etapa de la humanidad el hombre se ha dado cuenta de que ha sido creado puesto que proviene del vientre materno. Pero al mismo tiempo percibe que es capaz de crear.

El vientre de la mujer del escultor nos transporta 22.000 años atrás a la Venus de Grimaldi, quien también está visiblemente embarazada. Por otro lado, la pose de las manos de la mujer es significativamente parecida a una de las estatuillas en el santuario de Göbekli.

El gesto de ofrendar los pechos, también, ha llegado a ser conocido entre los arqueólogos como "La Pose de Inana". Se han encontrado muchísimas de estas figuras en la misma pose. Se la llamó "Madre del seno fecundo", Reina del cielo, Luz del mundo, Creadora de personas, Madre de las deidades, Río de la vida. La pose de ofrecimiento del pecho sugería su función como Diosa de todo alimento y Fertilidad.[46]¡Otra vez el azar nos conduce a Inana o Ishtar!

¿Pueden dos artistas llegar a la misma imagen con 22.000 años de distancia?, la respuesta es: Sí, porque están hablando de lo mismo. Aquí apreciamos lo que pasa con muchas obras de remedios Varo; Su obra llega a ilustrar detalladamente teorías de la física moderna. Es por esto que la primera exposición de Varo no fue en un museo sino en la academia de ciencias de Nueva York.[47]

No quiero pasar por alto el fondo de la imagen. Allí vemos un estante lleno de máscaras. Esto nos remite nuevamente a la Gran madre de Neumann. Persona en latín significa máscara. Es la traducción del griego de prósopon = delante de la cara. Tiene su origen en las máscaras usadas en el teatro griego. A partir de esta definición Jung elabora el arquetipo de la máscara.” A la actitud externa, al carácter externo lo designo con la palabra persona; a la actitud interna, con la palabra ánima, alma.[48]

Psicología significa literalmente «estudio o tratado del alma»; del griego psykhé = alma (actividad mental), y logía = estudio, que a su vez viene de logos: razón.

Estas definiciones vistas en una sintaxis total del cuadro estarían reforzando la idea de La Gran Madre que ya hemos visto. La humanidad ha dado los primeros pasos en el desarrollo de su psiquis y aún está en primer plano, el gran inconsciente que Jung ha definido como ánima y que Neumann ha puntualizado como gran arquetipo femenino, así como el arquetipo fundacional común a la humanidad.

 

LA SEGUNDA MUJER DEL JARDINERO - LA REVOLUCIÓN AGRARIA. MESOLÍTICO. | “En nuestro jardín plantamos muchos árboles. También se “instalaron” entre lo que plantamos, árboles y arbustos autóctonos que surgían como por magia, aprovechando la presencia de los primeros. Los alentamos, regamos y podamos al igual que a los otros. También se estableció mucha hierba y entre ella flores que nunca había visto antes. Hay incluso orquídeas. El efecto es un jardín salvaje. Se ha creado un microclima, el suelo ya no está tan caliente, siempre hay sombra en algún pedazo y sentimos, quizás erradamente, que hay más humedad en la zona sombreada que en los terrenos eriazos de los vecinos. El lugar se ha poblado de pájaros y animales de toda especie, desde insectos hasta mamíferos pequeños, pasando por culebras, lagartijas, sapos, y, cuando llueve, ranas. (SW)[49]

Al principio de este relato describí intencionalmente el jardín de la casa de Oaxaca, porque la consciencia ecológica de Susana Wald es ejercida de manera muy tangible y concreta. Pero además, constituye una parte fundamental de la reconstrucción de lo sacramental femenino y por tanto es parte de su obra plástica.

En esta obra el predominio vegetal es absoluto, la naturaleza no solo florece, también da frutos. Entre las hojas y pétalos podemos distinguir varios ojos que representan la consciencia. Vemos dos caras, pero no se alcanza a captar si son dos caras de lo femenino o si la derecha corresponde a lo masculino. De ser así, bien puede interpretarse como la unión hierogámica ya que la fecundación supone la unión de ambos principios (los opuestos). La mujer tiene en sus manos una semilla que observa concentradamente, quizás se trate de los misterios Eleusinos que veremos más adelante. También destacan los pechos, que como se ha señalado, para los analistas es la zona de los sentimientos. Pero también representan “lo fertilizador” por su relación con la lactancia.[50]

Aquí se nos presenta la madre buena en todo su esplendor, en su semblante de madre nutricia y como símbolo de fecundidad sexual. En términos lunares equivale a la luna llena en su fase más fértil y luminosa.

Probablemente, el nombre de esta obra se deba a que hubo otra anterior. Sin embargo, mágicamente, calza a la perfección con lo que me propongo ilustrar. La primera mujer del jardinero será la madre naturaleza pura en su estado salvaje. La que la humanidad vivenció en el paleolítico como un ente principalmente recolector, la segunda en cambio, corresponde al periodo agrario del neolítico.

Este cambio cultural significó que la mujer y la sacralidad femenina pasan a un primer plano durante los cinco milenios siguientes. “Teniendo en cuenta que las mujeres desempeñaron un cometido decisivo en la domesticación de las plantas, se convierten en propietarias de los campos cultivados, con lo que su posición social se refuerza y se crean unas instituciones características, como, por ejemplo, la matrilocación, por la que el marido queda obligado a vivir en la casa de su esposa.” [51]

Pero más importante que la propiedad física de los terrenos sembrados, es que la agricultura implicó la adquisición de un conocimiento relacionado con el dominio de los misterios de la renovación periódica de la naturaleza y por tanto los misterios de la creación. Por otra parte, se produjo un cambio sustancial en la forma de concebir el tiempo. La experiencia del tiempo cósmico, especialmente en el marco de los trabajos agrícolas, termina por imponer la idea del tiempo circular y del ciclo cósmico que veremos en todas las creencias posteriores. Así como también, la existencia humana, de la renovación periódica del mundo se expresan en términos tomados de la vida vegetal.

“Ciertamente, la sacralidad femenina y maternal no era desconocida durante el Paleolítico pero el descubrimiento de la agricultura reforzó sensiblemente su poder. La sacralidad de la vida sexual, y en primer lugar de la sexualidad femenina, se confunde con el enigma milagroso de la creación. La partenogénesis, el Hieros gamos y la orgía ritual expresan, en planos distintos, el carácter religioso de la sexualidad.”[52]

La sacerdotisa adquiere una función clave al reestablecer la hierogamia entre el dios del cielo (o de la atmósfera) y la Tierra Madre, así como el drama mítico que implicaba unión sexual, la muerte y la resurrección. La fertilidad de la tierra y la fecundidad de la mujer se solidarizan; en consecuencia, las mujeres se convierten en responsables de la abundancia de las cosechas.

Los ritos ancestrales del sacrificio humano, se irán reemplazando por las ofrendas a los dioses por medio de cereales, animales y otros productos agrícolas. Ofertados a modo de retribución y con objeto de mantener el equilibrio natural. Es claro que la crisis ecológica que vivimos es resultado de haber olvidado estos preceptos.

El suelo fértil se asimila a la mujer. Más tarde, después del descubrimiento del arado, el trabajo agrícola se asimila al acto sexual.

Los mayores secretos de la sapiencia femenina fueron traspasados a los hombres a causa de la venganza de Deméter y la joven Perséfone contra Zeus. Perséfone conocía los misterios del inframundo y es una analogía de la semilla que germina bajo la tierra. Deméter conocía los misterios de la fecundidad sobre la tierra como la planta que crece y da fruto. Por tanto, la vida y la muerte. Estos son los Misterios Eleusinos. No sabemos claramente de qué se tratan, ya que nunca se pusieron por escrito, su culto fue muy hermético y duró entre el siglo XV a.C. y el siglo IV d.C. Hubo dos tipos de ceremonias que se celebraban en diferentes fechas. En unas se celebraban los pequeños misterios y participaban todos, en otras fechas se celebraban los grandes misterios y estaba permitido sólo para iniciados ya fueran; hombres, mujeres o esclavos. Eso sí, se exigía como requisito no haber manchado nunca las manos con sangre.

El Himno homérico a Deméter relata a la vez el mito central de las dos diosas y la fundación de los Misterios de Eleusis. Mientras cortaba flores en la llanura Perséfone, la hija de Deméter, fue raptada por Hades, dios de los infiernos. Durante nueve días Deméter la buscó. Finalmente, Helios le dice la verdad: ha sido designio de Zeus casar a Perséfone con su hermano Plutón. Colmada de amargura y llena de ira contra el rey de los dioses, Deméter decidió no regresar al Olimpo. Bajo la apariencia de una anciana, se dirigió a Eleusis y se sentó junto al Pozo de las Vírgenes. Interrogada por la hija del rey, Keleo, la diosa declaró que su nombre era Doso y que acababa de escapar de manos de los piratas que por fuerza la habían sacado de Creta. Aceptó la invitación de ser nodriza del hijo recién nacido de la reina Metaneira. Pero al penetrar en el palacio, la diosa se sentó en un taburete y permaneció mucho rato en silencio, manteniendo el velo sobre su rostro. Finalmente, una criada, Yambé, logró hacerle reír con sus chocarrerías. Deméter rechazó la copa de rojo vino que le ofrecía Metaneira y pidió el kykeōn, una papilla hecha de harina de cebada, agua y poleo. Deméter no amamantó a Demofón. En vez de ello lo frotaba con ambrosía y por las noches lo revolvía «como un tizón» en el fuego. El niño empezó a parecerse cada vez más a un dios; en efecto, Deméter pretendía hacerle inmortal y eternamente joven. Pero una noche Metaneira descubrió a su hijo en la hoguera, y comenzó a lanzar lamentos. «¡Hombres ignorantes, insensatos, que no sabéis distinguir vuestra suerte ni vuestra desgracia!», exclamó Deméter. Demofón ya no podría evitar la muerte. La diosa se alzó entonces en todo su esplendor, mientras de su cuerpo emanaba una luz cegadora. Pidió que se le construyera «un gran templo y un altar debajo», donde ella misma enseñaría sus ritos a los humanos. Luego abandonó el palacio. Una vez construido el santuario, Deméter se retira a su interior, consumida del deseo de ver a su hija. Provoca entonces una terrible sequía que hace estragos en la tierra. En vano, Zeus envía mensajeros para suplicar a la diosa que retorne entre los inmortales. Deméter responde que no volverá a poner el pie en el Olimpo y que no dejará crecer la vegetación hasta que vea de nuevo a su hija. Zeus no tuvo más remedio que pedir a Plutón que devolviera a Perséfone, a lo que accedió el soberano de los infiernos. Pero logró introducir en la boca de Perséfone un grano de granada, forzándola a tragarlo. Con ello se aseguró el retorno anual de Perséfone durante cuatro meses al lado de su esposo. Una vez recuperada su hija, Deméter accedió a volver junto a los dioses y la tierra recuperó milagrosamente su verdor. Pero antes de regresar al Olimpo, la diosa reveló todos sus ritos y enseñó sus Misterios a Triptólemo, Diocles, Eumolpo y Keleo, los ritos Eleusinos que no pueden ser transgredidos, penetrados ni divulgados.[53]

“Lo que la humanidad vio en los cereales, lo que aprendió en el trato con ellos, lo que le enseñó el ejemplo de las semillas que pierden su forma bajo la tierra, ésa fue la gran lección decisiva…En la mística agraria prehistórica está anclada una de las raíces principales del optimismo soteriológico: que el muerto, igual que la semilla sepultada en la tierra, puede esperar la vuelta a la vida bajo una nueva forma.”[54]

Bajo esta perspectiva, es que gran parte de la obra de Susana, muy especialmente en la serie de los huevos, nos habla de los procesos de desintegración y resurrección.         

 

LA MUJER DEL ALBAÑIL – HOMO “SEDENTARIUS”. NEOLÍTICO. | “Al visitar Juquila llama la atención que antes de llegar al templo, que es el centro mismo del peregrinaje, los visitantes se detienen en un lugar llamado El Pedimento. Hay lugares de pedimento muy diversos y en todos ellos se practica el dar forma visual a los anhelos y deseos. Es un modo de expresión muy poderosa de lo que guardamos como preocupación en lo más recóndito de nuestras almas. Me ha tocado ir a un sitio así hace muchos años. Era un tiempo en que yo tenía mucha necesidad de tener una casa. Siguiendo el ejemplo de los que ahí estaban, subí en una colina a una zona donde sobre una enorme roca se hacían pequeñas esculturas de piedras representando lo deseado. Yo hice ahí una pequeña casa de piedra. Como el impulso para las peticiones es de fondo tan hondo, en general da lugar a que se realice el deseo, lo que da mucho que agradecer.” (SW)[55]

En efecto, Susana logró construir su casa. Según ella me ha contado, fue un tiempo durísimo, en cuanto le tocó lidiar con maestros, albañiles, arquitecto, etc. Fue una tarea, que, en el día a día prácticamente llevó a cabo sola, ya que Ludwig nunca se llevó muy bien con las cosas prácticas y terrenales. La casa de Oaxaca, la casa de los WZ, dice mucho de ellos mismos, tiene dos áreas de trabajo; el taller y biblioteca de Ludwig y el taller de Susana como áreas muy separadas y definidas. El living es pequeño y contiguo a la cocina. Sagradamente a las 11 de la mañana la pareja interrumpía sus labores para reunirse a tomar el café. Esta ceremonia diaria no solo era un alto de descanso, era el momento para comentar las lecturas o lo que se había soñado la noche anterior.


Aquí nos encontramos frente a un recinto cerrado. Al parecer aún está en construcción puesto que sobre la superficie que hace de mesón se han dejado las herramientas; hay un plomo, una espátula, cemento y un ladrillo. La mesa tiene como soporte un torso femenino que sostiene en su mano un martillo. Al fondo vemos una ventana que nos conecta con una vulva. La perspectiva con que se dibujó el marco de la ventana nos sugiere la profundidad de un pequeño túnel.

Eliade, nos comenta que la construcción de las primitivas casas se produjo en forma posterior a los primeros asentamientos agrícolas. Es posible que a medida que aumentó la población, la caverna se hizo estrecha y hubo necesidad de construir las primeras viviendas.

En esta etapa la humanidad con las tecnologías recién desarrolladas, simbolizadas por las herramientas, ha dado un nuevo paso de independencia con respecto a la naturaleza, y se servirá de su imagen para reproducir aquello que está creando. La vivienda en un principio albergó los altares ceremoniales, más tarde se construirán los templos.

“La cosmogonía es el modelo tipo de todas las construcciones. Cada ciudad, cada nueva casa construida, significa imitar una vez más y en cierto sentido repetir la creación del mundo. En efecto, toda ciudad, toda morada se encuentra en el «centro del universo»”[56]

Existe una teoría entre los arquitectos acerca del mito de la choza primitiva. Se dice que estas eran circulares, tenían un hogar al centro y un pilar que sostenía el techo con una abertura en la parte superior, para dejar escapar el humo y al mismo tiempo poder mirar el cielo. La columna es el soporte que comunica la tierra con el cielo.

Cirlot, señala que: “Los místicos han considerado tradicionalmente el elemento femenino del universo como arca, casa o muro; también como un jardín cerrado”. Más adelante agrega: “Se produce espontáneamente una fuerte identificación entre casa, cuerpo y pensamientos humanos (o vida humana), como lo han reconocido empíricamente los psicoanalistas.” [57]

La obra de Susana parece remitirnos a la nostalgia de la caverna original, el espacio contenedor y cerrado nos conduce nuevamente al útero materno que brinda protección ante el mundo externo. Simbólicamente la vulva representa el portal: “Es que esa antigua patria de los seres humanos, esa vagina de donde todos han salido, que suscita en ellos esa entrañable familiaridad o esa familiaridad extraña, al punto que nada podrían decir de ella, pues envuelve en el mismo silencio el sexo femenino y la muerte.”[58]

El año 2001, han encontrado en Bulgaria una caverna que ilustra magníficamente lo interpretado. Es conocida como Santuario de Tracio o Cueva del útero, data del siglo XI-X a.C. Está en un lugar donde las paredes de la Cueva Vulva están constantemente húmedas por corrientes subterráneas de agua. A lo largo y profundo de la cueva, está construido un altar de un metro de alto que simboliza el Útero en sí mismo. Al mediodía cuando el sol se aproxima a su punto más alto en el cielo, su luz entra dentro de la cueva por una cavidad creada para ello en el techo, y la sombra que refleja proyecta un falo en el suelo del corredor de la cueva. Pero solo a finales de febrero y principios de marzo ocurre la "fecundación", cuando el sol está en su más alto apogeo el falo de luz proyectado llega a alcanzar el altar donde simbólicamente fecunda el útero sagrado de la tierra.

Este no es un ejemplo aislado, son muchísimas las cuevas que poseen extensas áreas con representaciones de vulvas. La más conocida es el camarín de las Vulvas de Tito Bustillo llamada también la Capilla Sixtina de las vulvas, por su ubicación en el techo de la caverna. Y apropósito de eso, Miguel Ángel también las habría incluido en la Capilla Sixtina, según un estudio del 2016: Los cuernos de los carneros podrían representar el sistema reproductivo femenino: las trompas de falopio, útero, ovarios y la fuerza de la mujer. En contraste, el símbolo pagano para representar a los hombres es un triángulo. En la capilla, todos los carneros tienen debajo un triángulo que toca el hocico, como si estuvieran insinuando el coito.

No quisiera cerrar este capítulo sin la definición de Hogar: forma de “Sol familiar”, símbolo de la casa, de la conjunción de los principios masculino (fuego) y femenino (recinto) y en consecuencia, del amor.[59]

 

LA MUJER DEL EGIPTÓLOGO. EL PRIMER ESTADO DE LA ANTIGÜEDAD. | “Desde hace un par de años medito a menudo sobre la muerte. He llegado a pensar que es una entidad, la misma entidad que la vida, una forma de la misma energía y que no encuentro negativa. La vida me gusta mucho, a pesar de miserias y dificultades, no deseo para nada abandonarla, pero siento que cuando llegue la hora en que me toque morir, podré hacerlo, podré dejarme llevar por Ella. No sé si quedara algo de mí cuando muera, en todo caso no creo que haya un más allá con cielo, purgatorio e infierno. Más bien pienso que hay distintos modos de ser, que la materia que soy y la energía que me alienta permutarán en otras formas y servirán otros fines de los que no tengo conocimiento ni concepto fijo alguno.” (SW)[60]

A primera vista, aquí la mujer está ausente, la silla parece estar vacía, aunque la silueta es sugerida por el paño. Pero una segunda mirada indica rotundamente lo contrario. Predomina la luz nocturna por oposición a la luz solar. Como ya hemos visto las fases más oscuras del ciclo lunar desencadenan los significados asociados a la transformación, la muerte y resurrección. Por cierto, la contraparte de la silla es el Sarcófago, que:

Simboliza el principio femenino y a la vez la tierra, como principio y fin de la vida material. Coincide en este significado con la vasija, el ánfora y la barca. Por ello, la alquimia lo denomina “huevo filosófico” (lugar de las transmutaciones). En los sarcófagos los egipcios representaban una figura femenina”.[61]

En la orilla del cuadro Susana ha puesto los símbolos de Nut. En alusión a la diosa madre, creadora del universo y los astros. La teogonía egipcia de Heliópolis relata que el dios solar Ra-Atum-Khepri (que viene a ser un espíritu creador, puesto que se había creado a sí mismo), creó una primera pareja divina, Shu (la atmósfera) y Tefnut, (rocío) progenitores del dios Geb (la tierra) y de la diosa Nut (el cielo). Nut será la madre de Osiris, Isis, Seth. La diosa Nut es la benefactora de los muertos, que acudían a ella para obtener alimento y protección, al mismo tiempo que daba a los difuntos la facultad de renacer. Nótese que a diferencia de lo que se viene dando en otras cosmologías, Nut pasa a ser la deidad del cielo y Geb el de la tierra.

La estancia de los muertos era unas veces subterránea y otras celeste o, más exactamente, estelar. Después de la muerte, las almas marchaban a las estrellas y compartían su inmortalidad. El cielo se imaginaba como una Diosa Madre y la muerte equivalía a un nuevo nacimiento o, dicho de otro modo, a un renacer en el mundo sideral. La maternidad del cielo implicaba la idea de que el difunto debía ser engendrado de nuevo; una vez que renacía en el cielo, era amamantado por la Diosa Madre (representada bajo la figura de una vaca).” [62]

Nótese en la esquina inferior del cuadro las sombras que se forman con las patas de la silla. Tienen una semejanza con las ubres de las vacas. ¿Casualidad?, ¿Intención? Otra manifestación del arquetipo inconsciente.

Es bueno aterrizar a nuestra vida diaria los conceptos sobre la muerte, que puede ser física o espiritual. Es algo que estamos experimentando permanentemente, cada vez que comenzamos un nuevo ciclo de vida, cuando cambiamos de trabajo, cuando hacemos un nuevo insight, algo muere para renacer de otro modo. La mayor parte de nuestros ritos tienen que ver con esto; la celebración de año nuevo, las fiestas de matrimonio, las graduaciones, etc. La necesidad de trascendencia también puede ser asumida como el deseo de la vida eterna.

En Egipto se funda el primer estado de la civilización. Eso significó unificar los pueblos que se habían asentado alrededor del Rio Nilo. Eliade afirma que este proceso se logró a través de un primer rey que fue capaz de establecer un orden. Esa primera experiencia quedó registrada como una matriz teológica que se va repetir una y otra vez por medio de la figura del faraón concebido como la reencarnación de Dios. Por tanto, un Dios de carne y hueso en la tierra, que al morir se vuelve a reencarnar en el siguiente faraón. Su función será mantener el orden y triunfar sobre el caos. Nuestra propia lucha contra el caos no es otra cosa que tratar de llevar a la conciencia aquello que permanece en nuestro inconsciente. Todas las noches tenemos la oportunidad de entrar en el caos a través de la experiencia onírica, allí la lógica no cuenta, las imágenes se construyen y deconstruyen con una dinámica distinta, recoger el simbolismo de los sueños es la posibilidad de traerlos a la luz, para poder comprender y darles sentido. En ello radica el enorme aporte que nos hace el Surrealismo.

En el antiguo Egipto la humanidad ya había desarrollado un complejísimo lenguaje simbólico abstracto. Por tanto, el desarrollo del yo consciente, la lógica y la razón comienzan a predominar sobre el gran inconsciente de nuestros orígenes.

Erich Fromm, se referirá al cambio producido en la conciencia de la humanidad basada en la fertilidad de la tierra como fuente de vida y creación, en oposición a la razón como fuente de creación humana y autoridad basada en el poder.

 Para Jung: "En la medida en que la totalidad del inconsciente, es simbolizada por la madre universal, representa una forma amenazante, tenebrosa, misteriosa, que ataca al yo en su estado consciente, amenazando destruir el precario orden construido por el yo."

Es interesante detenernos en este punto de la historia, para analizar como a partir del advenimiento de las ciudades se va gestando la destitución teológica de la Diosa Madre, en pos del poder administrativo del Dios masculino. Los antiguos textos son tan burdamente explícitos en este sentido, que no dan pie a discusión. Si Freud no hubiese estado tan inmerso en una cultura patriarcal y además se hubiera basado en las mitologías más arcaicas de la civilización, probablemente habría llegado a formular teorías muy distintas a la de la envidia al pene (aunque, no deja de tener razón, por cuanto el pene es la representación simbólica del patriarcado, visto así, es comprensible y natural sentir envidia de una civilización donde el poder y el privilegio se dio a la figura masculina). Retomando el punto, Freud se habría dado cuenta que el hombre o varón ha envidiado el útero femenino y su inmediato simbolismo con la madre tierra por su poder creador y transmutador. Vale la pena recordar al pobre Zeus tratando de parir a Atenea desde su cabeza, la migraña fue tan terrible, por lo que Hefesto tuvo que partirle con un hacha la cabeza para que pudiera dar a luz a la diosa. También Dionisio fue extraído prematuramente del seno de Selene su madre. La diosa fue fulminada por un rayo del mismo Zeus que luego ató a su hijo a su muslo durante los tres últimos meses de gestación… ¡Si eso no es envidia entonces qué!

Los intentos de matricidio son muy anteriores, no voy a citar el caso del golpe de estado que dio Moisés con las tablas de la ley porque ya es muy sabido. La cosa venía de mucho antes sin ir más lejos: en el “Enuma Elis. Poema Babilónico de la Creación”, que consta de casi mil versos, es a la vez una cosmogonía y una epopeya heroica, Anu, dios del cielo, Ea, dios de las Aguas y sobre todo Marduk, dios solar, lucharán contra la diosa Tiamat, Madre Primordial y Serpiente Monstruosa, quien perderá y será despedazada y con sus despojos se construirá el Universo. Por supuesto Marduk se ganó el título de rey de los dioses.

Sin embargo, lo que me anima aquí no es hacer una cronología del triunfo del patriarcado que sin duda merece un capítulo aparte. Muy por el contrario, la idea es ilustrar que, en la medida que la cultura fue reprimiendo a la diosa madre en la conciencia de la humanidad, esta alcanzó más poder aún. Del mismo modo que las sombras del inconsciente adquieren dominancia a medida que son reprimidas; La psicología Jungiana se refiere a la sombra como el aspecto inconsciente de la personalidad, caracterizado por rasgos y actitudes que el yo consciente no reconoce como propios. Paradojalmente la cultura egipcia tan “solar”, terrenal y masculina atribuye la mayor importancia a los procesos de transmutación en el culto a la muerte y los deja en manos de la sacralidad femenina.

Pero si hemos de hablar de la mujer del egiptólogo: no se puede omitir el arquetipo de Isis pues tiene un papel fundacional en la historia de la humanidad. Ella está sobre el poder de Ra, el dios solar, porque ha sabido engañarlo; Astutamente pone en su camino una serpiente, Ra el dios supremo, el que crea todas las cosas con solo nombrarlas, es mordido de muerte por la serpiente. Isis con ternura susurra en su oído que puede salvarlo solo si le revela su nombre secreto. Finalmente, el dios accede a condición de que solo ella y el hijo que tendrá algún día puedan saberlo. Con esto Isis se hace portadora de la sabiduría sobrenatural que está sobre todo poder jerárquico. En el plano material lsis representa el arquetipo de la reina madre (por eso se representa con un trono en su cabeza), es la consorte del dios que gobierna y madre del sucesor al trono. El poder del gobernante no sería posible sin la acción salvadora de la diosa como veremos más adelante. En el plano espiritual Isis es la representación de la sacerdotisa, la reflexión interior que media entre el mundo terrenal y el divino. También confluye en Isis el arquetipo de Maga, la hechicera conoce los conjuros y con ello el poder transformador de las palabras, domina el poder sanador y destructor de las yerbas, su influencia en el esoterismo perdura hasta el día de hoy y es el arquetipo de la madre como cáliz contenedor de lo divino, dios no puede adoptar una forma sino es gestado en el seno de la madre. Por esta razón el cristianismo toma de Isis la figura de la Virgen María. Incluso la representación de la virgen usa iconografía de la diosa. El culto a Isis se extendió a toda Europa, recién en el siglo IV d. C. fue prohibido. No obstante, continuó por medio de los gnósticos y las Vírgenes Negras.[63]

Según todas las tradiciones, Osiris fue un rey legendario, célebre por la energía y la justicia con que gobernaba Egipto. Seth (dios del caos), su hermano, le tendió una trampa y logró asesinarlo y desmembrarlo. Su esposa Isis, «gran maga», consiguió ser fecundada (como María por el espíritu Santo) por Osiris muerto. Después de sepultar su cuerpo, Isis se refugió en el Delta; allí, oculta entre los macizos de papiro, dio a luz un hijo, Horus. Cuando éste creció, hizo reconocer sus derechos ante los dioses de la Enéada y se lanzó al ataque contra su tío. Al principio, Seth consigue arrancarle un ojo, pero prosigue la lucha y Horus triunfa al final. Recupera su ojo y lo ofrece a Osiris. Osiris fue «reconstruido» por Isis y reanimado por Horus, nunca vuelve a la vida porque pasa a ser el dios de los muertos, pero al mismo tiempo posee la vida eterna, su presencia es la de un ser espiritual. Los dioses condenan a Seth a transportar a su propia víctima. Pero, Seth no puede ser totalmente aniquilado, porque encarna un poder irreductible. Después de la victoria, Horus desciende al país de los muertos y anuncia la buena noticia: reconocido como sucesor legítimo de su padre, es coronado rey (como Jesucristo que resucita entre los muertos).

En esta obra, como en los sueños, Susana nos engaña. A primera vista, la mujer está ausente, pero sabemos que está allí, puede sentirse. Así nos vamos dando cuenta que la mujer del egiptólogo no es “poca cosa” y mucho menos una silla vacía, aunque no podamos verla, hasta el día de hoy está presente en nuestras vidas, porque como se dijo: lo esencial es invisible al ojo humano.

Esta obra cierra el ciclo de la gran madre que comenzó en la mujer del alfarero: la vasija que contuvo la vida. Aquí el sarcófago vuelve a ser el recipiente que contiene la muerte y con ello el regreso a la madre tierra, y al Uróboros.

 

LA MUJER DEL QUÍMICO. LA ALQUIMIA MEDIEVAL. | “El trabajo alquímico es transformador de realidad y de percepción. Los otros trabajos más sencillos tienen también elementos que los hacen transformadores de la realidad.” (SW)[64]


Vemos a una mujer que vierte en un matraz (útero) el contenido de dos tubos de ensayo mezclándolos para obtener una nueva sustancia. Del interior del matraz emerge un gas con marcados tonos amarillos que bien podemos interpretar como oro. El vapor envuelve los pechos de la mujer (ya sabemos que allí se aloja simbólicamente el alma y el sentimiento). El vapor sube por el lado para envolver la cabeza (donde simbólicamente se aloja la consciencia y el espíritu). La cabeza parece flotar y elevarse. ¿Qué tendrán esos tubos? ¿Azufre y mercurio? ¿Lo femenino y lo masculino? ¿El principio activo y el principio pasivo? ¿Consciente e inconsciente? … ¡Cómo saberlo!

A mi entender la mujer del químico es una representación del arquetipo del alquimista.

“¿Qué es la alquimia para el hombre, la búsqueda y el despertar de la Vida secretamente adormecida bajo la gruesa envoltura del ser y la ruda corteza de las cosas? En los dos planos universales, donde se asientan juntos la materia y el espíritu, existe un progreso absoluto que consiste en una purificación permanente, hasta la perfección última.”[65]

Cometo una injusticia al situar la Alquimia en la Edad Media, ya que en estricto rigor comenzó en la edad del hierro. Cuando la humanidad logró a hacer uso del horno para extraer de la piedra el preciado metal. El proceso comienza con extraer de las profundidades de la Madre tierra el mineral en bruto, de allí su primera asociación con las profundidades del inframundo. Una segunda asociación es que el metal se encuentra en estado embrionario puesto que con el tiempo la piedra se transformará en mineral puro. De modo que al ser llevado al horno el artesano ocupa el lugar de la Tierra Madre para acelerar y llevar a término el «crecimiento» obteniendo una cosa muy distinta a lo que, primeramente, extrajo de la naturaleza, “Parece existir, por tanto, un nexo estrecho entre el arte del herrero, las técnicas ocultistas (chamanismo, magia, curación, etc.) y el arte de la canción, de la danza y de la poesía.” [66]

Al asumir la responsabilidad de cambiar la naturaleza, el hombre ocupó el puesto del tiempo; lo que hubiera exigido el paso de los eones para «madurar» en las profundidades subterráneas es capaz de conseguirlo el artesano en algunas semanas, haciendo que el horno sustituya a la matriz telúrica. Miles de años más tarde, el alquimista pensará exactamente del mismo modo. Un personaje de la obra de Ben Jonson The Alchemist afirma: «El plomo y otros metales serían oro si hubieran tenido tiempo de convertirse en tal». Y añade otro alquimista: «Y eso es lo que realiza nuestro arte». La lucha por el «dominio del tiempo».[67]

Para los alquimistas el oro significa luz, inteligencia divina, por consiguiente, todo lo superior. También es el cuarto estado, el primero es el negro (la culpa) el segundo el blanco (la inocencia) el tercero el rojo (la sublimación, pasión). Finalmente, oro (aquello que no se corrompe).

Así se puede entender mejor a lo que se refería Breton con “El oro del tiempo”. Susana tiene un hermoso homenaje a Breton que habla de ello. En él está ilustrado un laberinto que simbólicamente representa la prueba que debe recorrer el iniciado hacia la sacralidad, inmortalidad y realidad absoluta. Dentro del laberinto Susana ha puesto el fuego iniciático, y sobre él, en las alturas, hay un enorme huevo de oro. La obra se llama el oro del tiempo. En su obra quedan representados los cuatro elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra. Y el quinto elemento: el “éter” el vapor blanco que cruza el cuadro) une el fuego sagrado con el cielo.

La evolución alquímica se resume en la fórmula Solve et Coagula (analiza todo lo que eres, disuelve todo lo inferior que hay en ti, aunque te rompas al hacerlo; coagúlate luego con la fuerza adquirida en la operación anterior). Así se puede transformar debilidad en fuerza, corporalidad en espiritualidad. [68]

D’Ors dice: lo que no se logró en “ser dos en una sola carne” (Amor) lo alcanzará en “ser dos en un solo espíritu” (Individuación). Jung lo identifica con la íntima unión interna, del principio masculino de la conciencia y el femenino del inconsciente.

“Necesitamos unir, incorporar, traer a la conciencia los elementos opuestos que están presentes, aunque ocultos, las energías opuestas que viven en nuestras almas. Los varones deben desarrollar sus ocultos elementos femeninos. Las mujeres sus escondidos elementos masculinos. Elementos contrarios, para formar el equilibrio y lograr que la vida fructifique” (SW)[69]

La alquimia muchas veces aparece muy mal definida como una protociencia o ciencia primitiva. Este reduccionismo se debe a que la ciencia moderna ha tomado muchos de sus saberes. Sin considerar que; Pitágoras, Leonardo da Vinci, Isaac Newton y René Descartes son solo unos pocos ejemplos de los más importantes eruditos que creyeron en la magia y practicaron artes mágicas. Sin embargo, no existe ningún área del saber humano que sea más extensa que la alquimia. Principalmente es una disciplina que conjuga; filosofía, mística, espiritualidad, química, metalurgia, física, medicina, astrología, esoterismo. Y sigue aún vigente en la psicología moderna: Para Jung la magia conseguía una percepción de la realidad a través de los niveles intuitivos e inconscientes de la mente. Creía que "hay una dimensión del ser humano que no es exterior a nosotros, en el sentido que puede ser dirigida y manejada en forma tangible; está en nuestro interior…Es la base de los métodos esotéricos del pasado…Las personas que no entienden esto, y no tienen en cuenta los argumentos que soportan tal idea, piensan que todo esto se trata de simples supersticiones. [70]

La alquimia abarca una extensión geográfica y temporal prácticamente universal, que cruza desde la China taoísta, India, Irak. En Egipto se emparenta con la filosofía hermética de Hermes Trismegisto y de inmediato es desarrollada por los griegos y luego los romanos. Pero su mayor fama en occidente será retomada a través de las cruzadas y por ello tendemos a identificarla con la Edad Media.

El ejercicio de la alquimia también implica funciones muy diversas del aparato psíquico: usara la lógica de la filosofía, la intuición del esoterismo, el empirismo de la ciencia, el saber revelado de la mística. Por tanto, constituye un paradigma de como el pensamiento lineal masculino se complementa a la perfección con el pensamiento creativo y divergente femenino, y como uno y otro no son excluyentes como nos ha hecho creer el racionalismo y la ciencia.

Por otra parte, la alquimia y la filosofía hermética han desarrollado un complejo lenguaje cifrado compartido, transversal al tiempo, la geografía y las heterogéneas teologías. Este lenguaje permite abarcar fenómenos de índole diverso, sin embargo, el significado es de difícil comprensión aún para el iniciado, que solo accede a los distintos niveles de sabiduría en la medida que avanza en su propio “laberinto personal”.

Por supuesto la alquimia ha sido de gran interés para los surrealistas. La poesía y el arte son considerados como agentes transformadores del alma humana. Cuando se mira la obra de Susana Wald, en perspectiva, podemos notar que se va repitiendo una simbología elemental: fuego, agua, huevos, piedra, serpiente, laberinto, océano, etc. Como si el elemento sígnico lo usara casi en su forma pura. Al combinarlos, lo que hace, es producir una reacción alquímica. Solve et Coagula, es el principio que rige la obra de Wald, ella desecha todo que es meramente decorativo, lo que no aporta, para dejar sobre la tela la imagen “purificada”. Asimismo, el trabajo sobre dualidades o el uso de la numerología en su obra no es casual. En términos de contenido, su insistencia en unir los opuestos, ilustrar los procesos de desintegración, insinuar la sublimación que representa por medio de vapores y transparencias, que también pueden interpretarse como el quinto elemento: el éter, son ejemplo de un manejo ilustrado del lenguaje de los alquimistas.

Pero por sobre la técnica, para Susana el oficio del alquimista es el papel del artista en el alma humana.

A modo de reflexión: Desde la antigüedad, pasando por la Grecia clásica y el Imperio romano se produce una paradoja que bien merecería ser estudiada en profundidad: El género femenino, es decir la mujer concreta, es desvalorizada, al mismo tiempo se multiplican los templos y cultos a las deidades femeninas, por consiguiente, se produce una tremenda escisión entre la adoración al constructo sacramental de lo femenino y la mujer concreta. ¿Por qué se produce esto? Estoy lejos de tener una respuesta, pero se me ocurre que quizás los hombres vieron en la encarnación de lo femenino algo que superaba los poderes de la razón y se ensañaron con sus compañeras más cercanas. La alquimia, recoge y sistematiza el legado esotérico de las más arcaicas magas de la humanidad, indistintamente de las creencias religiosas formales, así Ishtar, Isis, Cibeles, Hécate, Deméter, Perséfone, Sophia, Skakti, Hator, Kali, Morgana, Venus, Aradia, Lilith, por nombrar algunas, forman parte del cuerpo teórico de la disciplina alquímica.

 

LA ABADESA DE PARÍS. EL GÓTICO. | En la Abadesa de París Wald ha retomado la idea del mueble con que se inició la serie de Mujeres de...

“Conocía el –Ultramueble- de Kurt Seligman, un asiento sin respaldo formado de muslos y piernas de mujer. A partir de esa imagen escultórica me pareció interesante hacer la serie de “Mujeres de…” […] En todas las imágenes de esta serie se esconde sin embargo la idea de la cosificación de la mujer.” (SW)[71]

Pero Breton, tiene una lectura muy distinta: “Ultramueble […] son pinturas –litocrónicas- como el resultado de un mecanismo de solidificación y petrificación del tiempo.”[72] Debo confidenciar que esta cita, extraída de un texto de Carlos M. Luis, publicada en la revista Agulha, llegó a mis manos de una forma bastante mágica, cuando ya había avanzado muchísimo en esta interpretación de la serie de Susana. Asimismo, me llenó de alegría porque viene a confirmar algo que sentí en forma intuitiva desde el principio.

También fue mágica la manera en que llegué a una interpretación: el nombre de la obra me parecía un poco hermética, sé que Susana por lo general titula sus obras cuando están concluidas, he leído varias veces, en palabras de ella misma, que ha cedido a Zeller el honor de bautizar algún cuadro. Abadesa de París solo me sugería la estación del metro Abbesses, por la que se llega a Montmartre, que resulta ser la estación más profunda del metro de Paris. Con esta asociación, volví a mirar la obra y ¡Claro!... La forma ascendente de este mueble. Los enigmáticos triángulos de las ventanas, la inscripción Fluctuact nec Mergitur, el velo negro, la luz de la vela y los cajones del mueble, tenían que ocultar algunos secretos…

 ¡Oh! ¡Por supuesto!… el Misterio de las Catedrales de Fulcanelli.

Esta obra al igual que la mujer del egiptólogo nos engaña. Su significado contradice todo lo que vemos a primera vista. Su grandeza radica en lo que no podemos ver, pero está dicho.

A diferencia del resto de la serie esta obra no se titula la Mujer de… Lleva nombre propio, la Abadesa de París. La primera impresión es de censura y de misterios ocultos. Esta censura no tiene nada que ver con el sexo, puesto que los órganos sexuales están a la vista, esta estaría dada por la huincha que cruza los cajones. En ella se lee una inscripción en latín “Fluctuact nec Mergitur”, que se traduce: Es abatida por las olas, pero no hundida. Es probable que Susana la haya puesto aludiendo al maltrato que, muy significativamente en la Edad media, la iglesia ha dado a las mujeres. Sin embargo, hay otros significados asociados. La frase además de ser el emblema del escudo de París, aparece por primera vez en un libro sobre el anticristo del siglo III.d.C.[73] Y muchos siglos después será el epígrafe del texto sobre mecánica cuántica del físico Albert Messiah. Estamos entonces ante una frase bastante criptica que puede albergar significados que van desde el ocultismo hasta la ciencia exacta. Tendríamos que descubrir a la sazón qué guardan esos cajones. Las cajas, arcas o cajones son un símbolo femenino que puede referirse al inconsciente o al cuerpo materno.[74]

Llama la atención el cajón de abajo pues se trata de una parte anatómica muy poco retratada. Habla de la osadía de Susana, hasta ahora lo más avezado que yo había visto era El origen del mundo de Courbet. Quienes practican yoga o se han interesado en las practicas tántricas conocen esa área del cuerpo como perineo, allí se ubicaría el chakra Mulhadara que significa raíz y es el punto de partida para canalizar la energía hacia estados más elevados de conciencia. En esa misma línea el cajón de arriba corresponde al chakra Anahata, es un grado de consciencia más elevado que en anterior y se conecta con la compasión y el amor hacia los demás. No tengo noticia de que Susana practique yoga, ni tampoco esoterismo, más bien me inclino a pensar que nuevamente nos encontramos ante una simbología milenaria puesta allí por el azar objetivo o un instinto inconsciente. Estos significados se reforzarían con los triángulos que aparecen en las ventanas; El triángulo equilátero con vértice hacia arriba se usa como la representación del iniciado que asciende a una conciencia superior y el triángulo hacia abajo es la conciencia divina que desciende sobre el hombre. También simbolizan masculino y femenino respectivamente. Podemos unir ambos triángulos si imaginamos que ambos ojos pertenecen a una cara que se asoma por las ventanas.

Si observamos el mueble completo es la representación de la figura humana, las patas del cajón son dos pies bien puestos en la tierra, el vientre es la cajonera, hay dos brazos; uno sostiene el rosario que alude explícitamente a lo humano. El otro brazo pasa a ser la contraparte; fuego o luz divina. La cabeza es donde aloja el espíritu y la conciencia. Está oculta por el manto. Nuevamente se forma una figura piramidal que se asemeja a una montaña. Explícitamente vemos a la abadesa. Simbólicamente hay una catedral.

Las catedrales góticas son cajas de resonancia mística. Quien ha estado alguna vez en Notre Dame puede dar fe de eso. Es algo que simplemente se experimenta, se siente. Estos monumentales templos, se construyeron con los aportes económicos de los templarios, así como también con una mística muy distinta a la que imponía el clero secular de occidente. En Tierra Santa los cruzados tomaron contacto con los alquimistas de oriente, con las sectas gnósticas y con los cabalistas. A principio del siglo pasado se publicó el Secreto de las Catedrales de Fulcanelli, y se reveló el intrincado simbolismo esotérico de estas construcciones, por supuesto no entraré en detalle, que sobrepasa con creces mi capacidad de entendimiento, pero en términos más asequibles, estas catedrales están construidas a partir de una concepción femenina de la divinidad. De partida, porque de manifiesto, están dedicadas al culto mariano. Como ya se dijo, son un gigantesco cáliz de resonancia energética, la forma ascendente, como el manto negro de la abadesa de Susana, canalizan la energía hacia un estado de consciencia superior. Notre Dame, como otras, fue erigida sobre un asentamiento de antiguos templos. Nuestra Señora de Chartres se ha construido sobre una gruta druídica dedicada a la Diosa madre. Bajo ella se ubica una cripta donde se daban cita los gnósticos y se veneraba vírgenes negras que son la representación de Isis enmascarada en la Virgen María. Esto retrata que el estrecho vínculo entre lo sagrado y lo femenino no se puede soslayar ni en el peor momento de represión patriarcal.

Después de todo lo dicho sobre Notre Dame, solo agregar a raíz del incendio y conociendo su larga historia: “Fluctuact nec Mergitur”: Abatida por las olas, pero no hundida.

Susana Wald comparte la concepción de los cabalistas “lo que está arriba esta abajo”, así lo ha dado a entender en algunos textos acerca del microcosmos:

“Porque si todo está interconectado, si estamos formados por los mismos elementos materiales que los cometas, si somos genéticamente parientes de pastos, venados, conejos, serpientes y bacterias, ¿acaso no es tiempo de que cambiemos nuestra conducta y aprendamos nuevos modos de contemplar todo? ¿Será que vivimos en un vacío cultural y espiritual solamente porque estamos ciegos a la clara manifestación de la sacralidad? ¿Será que nuestro problema está en que nos sentimos separados de la unicidad, de la interconexión evidente de todo? ¿Será que esta separación estúpida es una costumbre, una parálisis a la que nos condiciona un pensamiento caduco? ¿Será que esta es la hora en que comienza una era en la cual debemos repensar todo?” (SW)[75]

Así pues, existe una intuición de la sacralidad que es transversal al culto deísta, el esoterismo, a la física cuántica o al sol que aparece cada día. Los juegos de poder que haga una u otra religión o culto no restan la existencia de lo sagrado. Sobre esto quiero hacer notar que Susana Wald siempre se refiere a la sacralidad femenina y nunca al poder femenino. Cuánto sufrimiento se habría ahorrado la historia si “sagrado” y “poder” se entendieran como cosas distintas.

No puedo terminar este capítulo sin mencionar mi obra favorita de Wald: Se llama En la cripta de Notre Dame. Allí el principio femenino está indisolublemente unido al masculino, como lo han soñado los alquimistas, los místicos y la psicología Jungiana. Los pies y manos se sumergen en las aguas sagradas de la gruta, simbolizando el origen. Los cuerpos unidos han abierto un portal y sobre la cabeza y la espalda Susana ha puesto las olas de la vida: los ciclos. Hay círculos que se dejan ver a través de las transparencias, como si fueran astros. En mi apreciación es la representación de “uno”, del todo, la iluminación, el regreso al Uroborus.

 

LA MUJER DEL PINTOR. EL RENACIMIENTO. | “Lo que se aporta en el arte siempre se apoya en lo que se es. No es posible evitar que se infiltre en la obra lo que se experimenta. Esto es real, por lo menos en la manera en que se desarrolla el arte en Occidente. Queda el sello del yo de cada artista en lo que hace y quedan en su obra las preocupaciones y vicisitudes de su vida. Hay quienes exploran lo mínimo o el vacío.” (SW)[76]

En la mujer del pintor Wald utiliza como recurso el meta-lenguaje, Susana pinta en esta tela una mujer que se está pintando a sí misma, en otras palabras, es un retrato de un retrato. La mujer del cuadro se pinta los labios como si estuviera frente a un espejo. Destaca su desnudez que a diferencia de lo que veíamos en las otras obras de la serie, aquí adquiere un aspecto muy humano. Los brazos que sostienen la paleta y el pincel han salido de la tela y refuerzan la idea de volumen. La lectura nuevamente alcanza una riqueza en su ambivalencia, por un lado, está el proceso de creación del artista, concebido por medio de la propia interioridad, por el otro lado está el espectador que observa también desde su propia interioridad. Así la obra pasa ser un medio un lenguaje, el sentimiento del creador es re-experimentado por el observador. Es algo difícil de ilustrar porque trata de una emoción o mejor dicho de una experiencia. En otras palabras: la obra que posee veracidad conmueve.

“En todo caso ser artista es un estado mental, una especie de deformación benigna -espero- que lo invade todo, en este estado todo se percibe con detalles, en una luz especial, y también se padece una constante urgencia, un espoleo desde el interior. No cesa el impulso en la vigilia ni en el sueño.”[77](SW)

La pintura nace con el arte rupestre, en ese sentido cometo una nueva injusticia al situar a la mujer del pintor en el renacimiento. Pero frente a esta alegoría del retrato es imposible pasar por alto que el retrato más famoso que tiene la humanidad en todos los tiempos es justamente el de una mujer: la Gioconda. ¿Qué hay en él que provoca tantas interrogantes? Un Retrato aparentemente insignificante, de formato pequeño, que representa a una mujer sin mayor atractivo.[78] Por cierto, una primera respuesta está en la técnica; el equilibrio perfecto del claro oscuro, las proporciones áureas, el valor color, el volumen, el esfumado, la media tinta. Pero sobre la técnica perfecta, que está allí y comunica, lo que vemos en la Gioconda, lo que conmueve es lo humano. ¿Por qué este cuadro induce a tantas y tan diversas especulaciones?, La sonrisa, su edad, su origen, todas preguntas que durante siglos el espectador viene formulándose ante esta imagen que despierta en lo más profundo de nosotros esa sensación de parentesco, de equilibrio, de resignación frente a nuestra condición transitoria.[79] En la Gioconda se cristaliza otra forma de ver el mundo, es el fin de la Edad Media, el inicio del Renacimiento y con ello el comienzo del humanismo. Entonces, lo humano es sagrado.

“Busco experimentar el Misterio y lo Maravilloso del que hablan los surrealistas –como es el caso de Mabille- cuando habla de realidades que son interiores en los seres, del constante devenir y la interconexión con todo. Vivo de ese modo, y percibo constantemente la veracidad de los postulados surrealistas. […] En mi vida como artista, experimento constantemente ese impulso interior que menciono. Es un impulso que me obliga a trabajar, verbo que uso para expresar la pesada labor de la intención de explorar la realidad interior eternamente cambiante y en forma obediente usar los materiales que conozco sin saber a ciencia cierta cómo.”[80] (SW)

El Renacimiento, también trae otras disyuntivas para el artista. Como aprendimos en el colegio, en esta época se fortaleció la burguesía, que ya se venía desarrollando desde el siglo XIII. El poder económico, financió y promovió las artes, a costo de imponer la temática que estaba dispuesta a financiar. Bien sabemos que el artista se las ha ingeniado para sortear este obstáculo. Sin embargo, este tema aún sigue vigente, a pesar de los muchos movimientos pictóricos que lucharon y luchan por la independencia del creador, aun cuando la sobrevivencia económica del artista se ve amenazada.

Desde la vereda del Surrealismo, hubo una actitud de rechazo frente al academicismo y al mercantilismo del arte, expresando un manifiesto desinterés por participar en los circuitos del arte complaciente. De hecho, se expulsó a Dalí del movimiento por no atenerse a estos principios. Esa actitud se conserva hasta el día de hoy, los surrealistas siguen haciendo sus exposiciones y publicaciones con total libertad. A modo de ejemplo, la famosa exposición Soirée Surrealista, organizada por el grupo Mandrágora, el año 1943, en Santiago de Chile, se montó en la Galería Rosenblatt, que no era otra cosa que el segundo piso de una mueblería, entre los participantes estaban: Matta, Breton, Arp, Toyen, Herold, Valentine Hugo.

La vida de Susana, como la de Zeller, es un ejemplo de esta ética surrealista, siendo cientos las exposiciones que han montado, así como las publicaciones que se han hecho en sus editoriales, y que son verdaderas joyas hechas a costa de un esfuerzo económico y personal enorme. Ellos han consagrado una vida entera a la creación sin caer jamás en la tentación del arte complaciente orientado al consumo. Las obras de estos artistas han llegado a museos o coleccionistas porque han sido compradas directamente, por personas en las que ha primado un verdadero interés en la obra por sobre el valor de transacción en el mercado del arte, como lo hizo en su momento Peggy Guggenheim en Nueva York con la primera generación del movimiento.

Recientemente ha habido gran interés por exponer las obras de las mujeres surrealistas. Los galeristas y museos anuncian con pomposidad que están rescatando a estas artistas femeninas de la injusticia de haber estado a la sombra de sus compañeros. Sin reconocer en ningún momento el doble estándar de esas aseveraciones. Puesto que son ellos mismos, los galeristas, los críticos, los que han dejado fuera las obras de las mujeres surrealistas para concentrarse en el mercado de las obras masculinas cuando vieron que éstas alcanzaron renombre y se valorizaron en el mercado de Nueva York. Si los surrealistas se han mantenido fuera de la esfera del academicismo, ¿De quién es la responsabilidad de los pocos estudios monográficos de las artistas femeninas? Hay desinformación, y basta con leer los listados de las exposiciones que desde un principio fueron organizadas por los surrealistas para comprobar la enorme cantidad de nombres femeninos que allí aparecen. Me parece de gran valor que se esté produciendo este cambio en el circuito cultural, no en el sentido de lograr una paridad de género, sino porque en estos momentos históricos se hace urgente y necesario acceder al contenido de la obra de estas artistas.

Aunque Susana Wald prefiere ser conocida como persona que pinta y no como pintora femenina, ella reconoce que lo que pinta son temas relacionados con preocupaciones femeninas que en último término afectan la vida tanto de hombres como mujeres.[81]

 

LA MUJER DEL POETA. EL ROMANTICISMO ALEMÁN. | La mujer del poeta a veces también se titula La novia mística. Es una obra muy personal, muy íntima. No solo porque es un autorretrato de Susana, además porque como sabemos, ella es la mujer del poeta, la mujer de Ludwig Zeller. Por supuesto eso no resta en nada el carácter universal de la obra.

Estamos ante una de esas grandes obras donde se multiplica la resonancia a causa de las multivalentes interpretaciones

En primer lugar, vemos a una mujer que nos mira como si fuéramos un espejo. Es una mirada directa, serena y segura. Su cabeza está coronada por un pergamino que hace de cofia. Se parece al antiguo cornete almidonado de las religiosas del siglo XV-XVII. De allí la primera alusión a la novicia. La mujer aquí encarna el papel de sacerdotisa.

No sabemos quién es ella; puede ser la mujer del poeta, la que ama al poeta. Desde otro ángulo la amada. Como tercera alternativa no excluyente: la poesía en sí misma.

La forma en que se construye la imagen, nos remite metafóricamente a la iconografía del Sagrado corazón de Jesús y con ello a los significados de amor, entrega, devoción y sacrificio. En esa lectura Susana ha descartado la cruz y la corona de espina, el fuego lo ha remplazado por algo que podrían ser brotes vegetales o raíces. En tal caso el corazón pasa a ser un fruto que se ofrenda o se recibe según el ángulo de interpretación. Visto así, no sabemos si lo que tiene en sus manos es el corazón del poeta o en el sentido inverso, es ella la que ofrece su propio corazón. Todavía si lo vemos como semilla que ha comenzado a germinar, pasa a ser la poesía misma, que se enraíza en la profundidad del pecho de la mujer. Un surco abierto para plantar la simiente que le ha sido dada a través de la poesía. Ahora la mujer es la madre tierra ya sea para ofrendar sus frutos o para contener la semilla que ha de multiplicarse. Subyace la idea de amor absoluto a la persona individual y también en sentido universal.

El corazón lleva inscrito un poema: “Tu ríes, te abres a los ecos de infinitos espejos que adelgazan el viento”, versos que han sido tomados de “Mujer ensueño” de Ludwig Zeller. Un extensísimo poema, dedicado a Susana Wald. Es una letanía sin puntos, una invocación a todas las posibilidades imaginadas de amor y a todas las formas adoptadas por el “ser femenino”. Esto reforzaría la imagen de espejo y de eco multiplicador que hemos venido analizando. La mujer ríe, como ha dicho el poeta, porque sabe y está consciente de lo que ha sentenciado Breton: “Saber ver con los ojos de Eros.”

Si se mira con distancia el corazón también parece ser una granada, una bomba de tiempo, lista a estallar, la poesía explosiva que propone el poeta Enrique Gómez-correa. Susana Wald entiende el arte del mismo modo.

La mujer amada es símbolo, es una mediadora personificada en Sofia (sabiduría) y la valoración cátara del amor humano como forma de misticismo, la mujer deja de ser un vaso elegido para la perpetuación de la especie para convertirse en un ente espiritual y espiritualizador, cual aparece en el dante, y en los más altos románticos (Novalis, Holderlin, Wagner) y André Breton de L’Amour Fou.”[82]

Esta definición nos hacer reflexionar sobre las obras cúspides de la literatura universal; la Odisea de Homero y el Ulises de Joyce, El Quijote, la Divina Comedia, son viajes iniciáticos hacia la amada y la amada es nuestra propia alma. El anima Jungiano, la Gran Madre de Neumann. El viaje es posible gracias al eros que lo moviliza, el retorno a la amada no sería posible sin el poder transformador de la Madre terrible. Nadja, Circe y todos los arquetipos que valora el Surrealismo.

He situado a la mujer del poeta en el Romanticismo, ya que el Surrealismo no puede adscribirse a ninguna época. Existe desde que el hombre es hombre y quizás antes, al igual que la poesía. Sin embargo, el movimiento fundado por Breton tiene como primera fuente El Romanticismo Alemán que nace del rechazo a la razón como respuesta a la ilustración. La búsqueda imperiosa de libertad, la rebeldía revolucionaria, el amor por la naturaleza, el regreso a la mística en términos metafísicos, la revalorización del instinto y la idea de que “la verdad es belleza”. Serán los principios compartidos por los surrealistas.

Desde los años 70 se han multiplicado las críticas sobre la imagen de la mujer en el Surrealismo principalmente desde el movimiento feminista. El argumento que se repite siempre es el mismo: “Los surrealistas fomentan estereotipos tales como la femme fatale, la niña perversa, bruja, gradiva, etc. Además, deconstruyen el cuerpo femenino transformándolos en objetos eróticos y a veces animalizados. Estos clichés contribuirían a la perpetuación del patriarcado”. Tal razonamiento se funda en la lógica publicitaria, que ha ido permeando diferentes ámbitos culturales. Así pues, la publicidad hace uso de estereotipos que son deseables para vender sus productos. En el supuesto de estos estudios el estereotipo es negativo, por tanto, el producto mujer no es apetecible. Tales aseveraciones confunden el concepto estereotipo con el de arquetipo como si fueran sinónimos. Estereotipo es un molde, un cliché que se repite, una imagen estática consensuada por determinados miembros de una comunidad. Arquetipo por el contrario es un modelo original que puede ser reproducido, el prototipo ideal que sirve como ejemplo de perfección de algo. Como lo define Jung serian patrones e imágenes arcaicas universales que derivan del inconsciente colectivo. Por tanto, el arquetipo es algo vivo que es común al inconsciente de todos nosotros. No se trata de un modelo reproducido, por el contrario, es un reencuentro con imágenes muy profundas guardadas en lo más íntimo de nuestro ser.

La cultura y las experiencias personales podrán resignificar esas imágenes, pero el significado original siempre será subyacente a ellas. A través de este ensayo hemos hecho un largo recorrido por distintos momentos históricos, hemos visto como la exageración de la anatomía de la diosa primitiva no pretende cosificar a la mujer sino conectarse con su aspecto sagrado y representar así las interrogantes existenciales que solo la condición humana es capaz de hacerse; quiénes somos, de dónde venimos, qué es la vida y qué es la muerte. Hemos visto distintas deidades provistas de la iconografía de la naturaleza para expresar sus atributos más sublimes, eso está en nuestra memoria, no ha sido inventado por Breton. Para los surrealistas acostumbrados a conectarse con el mundo onírico, es natural tomar las imágenes de esa fuente original. El sociólogo y el poeta están en veredas distintas, al primero le interesará comprender desde la lógica las actividades colectivas del ser humano, al segundo le compete la exploración individual del alma humana, no desde la lógica ni desde la razón. Entrar en el plano inconsciente no solo supone un encuentro con lo femenino en mayúscula, que es parte constitutiva de toda la raza humana, también es un acto de valentía y veracidad. Llevarlo a la tela o al verso, en definitiva, a la poesía, hace posible traer a la conciencia las sombras que limitan en encuentro con nosotros mismos. Por tanto, es un trance desprejuiciado y liberador.

Finalmente, en la crítica al contenido erótico que promueve el Surrealismo, se esconde una de las prácticas más castradoras del patriarcado; la censura para imponer un modelo acorde a los intereses de dominación. Vale la pena preguntarse si en ello no hay una actitud revanchista desde algunos sectores del feminismo. El eros es la energía vital que hace posible en mundo, en la teogonía griega Eros es sinónimo de amor, surgió tras el caos primordial junto con Gea (la tierra) y el Tártaro (el inframundo). En las cavernas se han encontrado múltiples imágenes eróticas no atribuidas a la fecundidad, dan cuenta de que muy tempranamente la humanidad concibió la sexualidad como fuente de éxtasis y placer. Cuando Inana (cuyo uno de sus atributos era ejercer la prostitución sagrada) es asesinada en el inframundo, en la tierra los seres vivos pierden el interés por reproducirse, y el mundo comienza a morir, esa fue la razón fundamental para traerla de nuevo a la vida. Ni siquiera el antiguo testamento se escapa a las alusiones explícitamente eróticas en el Cantar de los Cantares. Entonces ¿Por qué censurar el deseo? ¿Acaso no es tan válido el deseo masculino como el femenino?

 

LA MUJER DEL FOTÓGRAFO. MODERNIDAD. | Cuando digo -lo femenino- no hablo de la mujer, y cuando digo “lo masculino” no hablo del varón, sino de componentes femeninos y masculinos que tenemos todos los seres humanos como nuestra tendencia específica. Ambos componentes son necesarios. No podemos prescindir de lo masculino, pero tampoco de lo femenino. Que se haya prescindido de la sacralidad de lo femenino, al tiempo que se ha elevado a la sacralidad lo masculino, ha producido un desequilibrio que ahora tenemos que considerar y examinar”. (SW)[83]

En la mujer del fotógrafo lo primero que llama la atención con respecto al resto de la serie es el encuadre; en cine el plano medio largo (entre la cintura y la cabeza), a diferencia del primer plano, se usa en escenas que involucran diálogos en que las emociones de los personajes no juegan un papel fundamental, por ejemplo, entrevistas. Este encuadre también sirve para destacar lo que se hace con las manos. Aquí adquiere relevancia la mano empuñada para disparar el botón que hace posible la toma fotográfica. La mujer posa y al mismo tiempo toma la fotografía. Hoy en día eso lleva el nombre de selfies, pero su práctica ya se usaba con las máquinas de cajón. Hay un guiño a esas máquinas a través del paño negro sobre la cabeza que parece ser una toca o manto azabache que usan las monjas en señal de penitencia. Así Susana Wald expresa un contrapunto con la desnudez de la modelo. La idea de la máquina se refuerza con el cuadrado que encierra la cabeza, la imagen de la cara está invertida aludiendo al negativo fotográfico que debe ser revelado. Entrevistemos, entonces, a la mujer del fotógrafo, la mujer de los tiempos modernos.

Nunca el péndulo de la historia se movió más rápido que en la Modernidad, al Renacimiento le precedió la Reforma y la Contrarreforma dos movimientos orientados a mantener la hegemonía del poder por medio de la religión. Para estos fines la iglesia puso en la figura femenina la responsabilidad de mantener la virtud y la moralidad. Quienes no respondieran a estos propósitos serían perseguidas por la inquisición. Al poder de la iglesia se opuso el desarrollo de las ciencias, el heliocentrismo hizo posible la ilustración y con ello el predominio total de la razón. Esta cosmovisión solar y masculina traería un radical replanteamiento de la conformación social.

En el pensamiento de Rousseau se gestan las ideas de democracia moderna, los hombres, nacen libres, buenos e iguales, las necesidades de supervivencia les obligan a salir de su estado natural para unirse voluntariamente a una ley común a través del “contrato social “, que ha de mantenerse por medio de la razón (masculina) y la moral (femenina). El poder divino es remplazado por el poder del estado. Para mantener ese poder, Rousseau atribuye a la educación un papel fundamental. El filósofo en su tratado sobre la educación “Emilio, afirmó que los varones son por naturaleza, activos y fuertes, y las mujeres, pasivas y débiles. De acuerdo con esto, la crianza de Sofía debía de estar más protegida, con énfasis en el cultivo de la delicadeza y una buena preparación en la costura y tapicería, preferiblemente en un convento, donde puede mantenerse la inocencia. También mantenía que las niñas necesitaban la religión más que los niños. Sin embargo, Sofía no necesita una educación extensa, sino sólo lo imprescindible para "vivir convenientemente”. [84] A Emilio de naturaleza social, le corresponde la esfera pública (el estado) y a Sofía de naturaleza pre-social, la esfera privada (la familia). Más tarde las ideas evolucionistas reafirmarían la supremacía del más fuerte, basándose en las características físicas del hombre.

La mujer del fotógrafo es una magnifica representación del canon de esas ideas; por un lado, la naturaleza representada en el desnudo, versus la cofia monacal, y en ella la mujer vista como garante moral al servicio del poder del estado. Algo parecido vimos en el arquetipo de Isis, en su calidad de reina consorte. A la Revolución Francesa, le sobrevino las primeras manifestaciones feministas, las mujeres se preguntaron ¿Sí hombre y mujeres compartían la misma naturaleza, porqué, ellas quedaban fuera de estos preceptos?

Pero, el péndulo de la historia nuevamente da un giro radical hacia el conservadurismo. El código civil napoleónico de 1804 da cuerpo a la idea según la cual la mujer es propiedad del hombre y tiene en la producción de los hijos su tarea principal.

En el siglo XIX la domesticidad y feminidad es naturaleza biológica muy lejos de la civilidad e individualidad que consiste en la doma de lo natural y es propio sólo de los varones. Para Hegel, por ejemplo, las mujeres pertenecen a la familia, están fuera de la ciudadanía y de los intereses universales. Tampoco tienen individualidad: son la madre, la hermana, la esposa, la hija. Los varones han de vivir para el Estado; las mujeres, para la familia. Para Schopenhauer, la división entre los sexos es natural. Los sexos son modos de existencia perfectamente diversos y divergentes. El sexo masculino es reflexivo y el femenino es inmediato.

El siglo XIX engendró la mayor parte de las corrientes filosóficas del pensamiento contemporáneo; el Idealismo, el Materialismo Dialectico, el Nihilismo y el Nacionalismo. El desarrollo de la ciencia consolidó el Positivismo. Teoría filosófica que considera que el único medio de conocimiento es la experiencia comprobada o verificada a través de los sentidos. En ella se inspiró el padre de la sociología Auguste Comte quien reinterpretó la historia: para él la humanidad tendría tres etapas; la mágica religiosa correspondería a un pensamiento infantil, la metafísica sería una etapa intermedia para explicar lo inexplicable y finalmente la científica la única válida. La intuición de la mujer del hechicero, el poder sobre la muerte de la mujer del egiptólogo, la sexualidad de la mujer del jardinero, el poder transmutador de la alquimista, la mística de la abadesa, y todo el resto que hemos visto desde este punto de vista pierde todo valor. Solo la mujer del fotógrafo se salva por su apego a la realidad concreta. El hombre queda sumido en una soledad absoluta frente a la realidad, a la caída de todo sistema de creencias, y el derrumbe de las instituciones. Nietzsche lo resume en la frase “Dios ha muerto”. El monologo del loco lo describe:

«¿Qué ha sido de Dios?». Fulminándolos con la mirada agregó: «Os lo voy a decir. Lo hemos matado. Vosotros y yo lo hemos matado. Hemos dejado esta tierra sin su sol, sin su orden, sin quién pueda conducirla... ¿Hemos vaciado el mar? Vagamos como a través de una nada infinita»[85]

La Revolución Industrial da lugar a una gran clase obrera, el capitalismo ve en la mujer la posibilidad de reducir sus costos de producción incorporándola al trabajo con sueldos miserables. Fue en Inglaterra, pero no en este grupo social sino en la clase acomodada e ilustrada donde nació el movimiento de las sufragistas que a comienzos del siglo XX daría lugar a la primera ola feminista. En la mujer recaía la tarea de la perpetuación del patriarcado primeramente como educadora de los hijos, luego como institutriz y posteriormente como maestra. Dicho coloquialmente: Machismo se escribe con M de mamá. Fue así como en la esfera de la educación la mujer tuvo un incipiente acceso al conocimiento ilustrado y a la esfera pública. Las mujeres que apoyaron los movimientos abolicionistas se cuestionaron si acaso el pensamiento de Rousseau, acerca de la libertad, igualdad y fraternidad, no les era aplicable también a ellas. En 1848 se celebró en Seneca Falls (Nueva York) la primera convención sobre los derechos de la mujer dando como resultado el texto fundacional del feminismo conocido como “Declaración de sentimientos”. El origen del feminismo tiene como marco teórico los principios liberales y abolicionistas de Inglaterra y Estados unidos, por eso sus demandas se centran en la libertad económica, la igualdad ante la ley, el derecho a educación y la participación a través del voto. Desde la esfera socialista en, El origen de la familia, propiedad Privada, y el Estado: Friedrich Engels, fue uno de los pioneros en relacionar la aparición de las jerarquías y la estratificación social basada en la propiedad privada con la dominación masculina sobre las mujeres. Por tanto, el problema desde esta perspectiva ideológica se resolvería eliminando la propiedad privada. El feminismo en el movimiento obrero fue tardío. Principalmente por el poco apoyo masculino. Los varones vieron en las mujeres una amenaza a su fuente laboral.

De los planteamientos de Nietzsche, surgieron los dos ejes políticos ideológicos que interpretaron el Übermensch desde veredas opuestas. Para el filósofo el superhombre es el sentido de la tierra en oposición a la moralidad esclava impuesta por las religiones. El marxismo lo interpreta como el hombre nuevo que reniega de la moral burguesa y el Nazismo como la superioridad de una raza o nación sobre el rebaño.

Sea como sea, el hombre moderno remplaza el poder divino por el poder de la máquina y el progreso. En el nacionalismo y el comunismo se encontrarán nuevas formas de religión.

El espíritu rupturista inicia el siglo XX con las palabras proféticas del loco de Nietzsche: ¿No seguimos oyendo el ruido de los sepultureros que han enterrado a Dios? ¿No seguimos oliendo la putrefacción divina? ¡Los dioses también se corrompen! ¡Dios ha muerto! ¡Dios está muerto!

El Futurismo es la primera vanguardia del siglo, nace en Italia en 1909, Es un movimiento plástico y literario de ruptura arrasadora, exalta el movimiento, el tiempo, la energía, la máquina y la velocidad. Marinetti, el fundador declara en su manifiesto “Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo– el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por las cuales se muere y el desprecio a la mujer”. (…) “Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria.”[86]

Por fuertes y obsoletas que parezcan estas aseveraciones siguen muy vigentes en nuestra cultura, basta con reflexionar sobre el poder de la computación en nuestros días, el culto a la tecnología, el gigantismo de las instalaciones plásticas. Annie Le Brun hace un análisis crítico sobre ello en su obra el exceso de realidad. La estética futurista fue la pionera en integrar la máquina a sus obras, así la mujer del fotógrafo vuelve a representar otra de las posturas de los tiempos modernos. Aunque parezca contradictorio muchas mujeres brillantes adhirieron a este movimiento. Una de ellas fue Valentine de Saint-Point (1912), en su manifiesto de la mujer futurista responde a Marinetti: “La humanidad es mediocre. La mayoría de las mujeres no son ni superiores ni inferiores a la mayoría de los hombres. Son iguales. Todos merecen el mismo desprecio. […] Todo individuo exclusivamente viril es un bruto; todo individuo exclusivamente femenino es una hembra. […] Todo superhombre, todo héroe, no importa lo épico, genial o poderoso que sea, es la expresión prodigiosa de una raza y de una época sólo porque está compuesto, al mismo tiempo, de elementos masculinos y femeninos, de feminidad y masculinidad: es, en consecuencia, un ser completo.”[87]

Dejando de lado la primera parte de esta última frase que por cierto representa el germen del Nazismo, es rescatable como se adelanta a Jung, en relación a su teoría sobre el anima y el animus. Sin embargo, todo en su discurso es la exaltación de lo masculino: “Lo que falta, tanto en mujeres como en hombres, es virilidad”. [88] La exaltación de la guerra y el heroísmo nos hace recordar lo planteado por Marijas Gimbutas acerca de cómo las invasiones Kurgas terminaron con la diosa madre como punto de inicio del patriarcado. Valentine Saint-Point ve en la destrucción del modelo cultural femenino un espacio liberador para la mujer y también para el hombre: ¡Basta de esas mujeres cuyos “brazos cargados de flores entrelazadas descansan en sus regazos la mañana de la partida”, a las que deben temer los soldados! ¡De mujeres que, como enfermeras, perpetúan la debilidad y la vejez, domesticando a los hombres para sus placeres personales o sus necesidades materiales! ¡Basta de mujeres que crean niños porque sí y se alejan de todo peligro y aventura, es decir, de toda forma de alegría! ¡De mujeres que educan a su hija para el amor y a su hijo para la guerra! ¡Basta de esas mujeres, pulpos del corazón cuyos tentáculos agotan la sangre de los hombres y vuelven anémicos a los niños! ¡De mujeres tan obsesionadas con el amor carnal que agotan todo deseo e impiden que éste se renueve! Le debéis héroes a la humanidad. ¡Hacedlos![89]

Sobre el heroísmo Susana Wald escribe:

Los impulsos masculinos de búsqueda de poder, de construcción de imperios, de dominio de la naturaleza, han sido los que se han elogiado y estimulado durante más de cuatro milenios. Y mientras hubo menor población en el planeta la vida no peligraba. Ahora en cambio, cuando ya somos muchos, nos encontramos de repente con que los valores de ganancia, la producción siempre en aumento y sobre todo, el dominio de la naturaleza no son tan positivos. Vemos que producen efectos negativos. Vemos que nos pueden llevar incluso a la muerte. […] Quizás puede ser heroico dar cabida a que todos tengan sin que alguno tenga en exceso. Quizás pueda ser heroico plantar árboles y esperar con paciencia que crezcan. Quizás pueda ser heroico respetar a otros y permitirles desarrollarse a su manera. Quizás la persona más heroica de todas es quien logra cambiar su pensamiento en aras de salvar la vida del planeta y la de sus nietos.”[90] (SW)

El ideal de la mujer Futurista reniega de todo sentimentalismo, libera la sexualidad de la mujer, pero la sigue subordinando a la causa masculina. Vale la pena reflexionar sobre la sobrevivencia del estereotipo de la mujer viril; hoy en día la mujer de éxito, la empresaria, la política, la intelectual debe ser combativa, competitiva, tener la cabeza fría y sobre todo ser racional. Los principios del Futurismo fueron fuente de inspiración para las arengas fascistas. Y los sueños de derrumbar las simientes de la moral burguesa quedaron sepultados junto a sus partidarios, que murieron enrolados en la guerra. Sin embargo, sobrevivió la rebeldía y el deseo de ruptura en una segunda vanguardia: El Dadá.

Entre las mujeres que huyeron de la misoginia y belicismo de Marinetti se encuentra Mina Loy, artista, dramaturga, poeta, novelista y actriz que renunció al Futurismo para sumarse al Dadá y luego al Surrealismo. No hablaré de sus parejas para corregir una muy mala costumbre que se ve hoy en día cada vez que se presenta a una vanguardista. En cambio, si cabe mencionar que su obra poética y plástica fue admirada por Joyce, Picabia, Ezra Pound, Man Ray, Cravan por nombrar algunos. Mina Loy es autora del primer ‘Manifiesto feminista’. No se publicó en su época, porque las ideas que vierte no sintonizaban con las ideas del feminismo sufragista y de la igualdad imperante en ese momento:

“El movimiento feminista tal y como está instituido en la actualidad resulta Inadecuado Mujeres si queréis realizaros —os encontráis en víspera de una convulsión psicológica devastadora— todas vuestras complacientes ilusiones domesticadas han de ser desenmascaradas— ¿estáis preparadas para el Esfuerzo? — No puede haber medias tintas — rascar la superficie de la basura de la tradición, NO lo logrará la Reforma, el único método es la Demolición Absoluta- Dejen de colocar su confianza en la legislación económica, y la educación uniformada -están pasando por alto la Realidad. (…) Y si honestamente desean encontrar su posición sin prejuicios– sean Valientes y rechacen desde el principio –esa miserable guerra sin sentido que grita Mujeres y hombres son igualesporque ¡NO lo SON!

 

Terminen de mirar a los hombres para averiguar lo que no son

busquen adentro suyo para averiguar lo que son

Tal como las condiciones están hasta ahora constituidas–ustedes tienen la opción de elegir entre Parasitismo, y Prostitución o Negación”[91]

 

La poesía de esta mujer rompe todo canon, sus versos sin puntuación son absolutamente libres en forma y fondo, Entre sus grandes obras destaca el poema de una mujer en proceso de parto. Su poesía explora la sexualidad femenina tan profunda y explícitamente que llegó a ser considerada pornográfica. Al igual que la obra de Susana Wald desde la plástica Virginia Tentindo desde la escultura o Annie le Brun desde el ensayo. Tres mujeres surrealistas contemporáneas cuya obra erótica hila tan fino que parece no estar al alcance de una sociedad embelesada con Bukowski. O tal vez no esté preparada aún para oír una voz femenina que inviste a la sexualidad concreta de un sentido cósmico y ontológico. En el caso de las Mujeres de… como en otras obras de Susana Wald, como en otras mujeres surrealistas y también en los varones de este movimiento, el cuerpo de la mujer no es una cosificación. Se escribe sobre él, se desarticula, porque desde el principio de la humanidad, como hemos visto en este ensayo y en el origen de la conciencia, el cuerpo femenino es el soporte narrativo para concebir los misterios de la existencia. Así deja de ser un objeto representado para convertirse en sujeto representador.

Durante un periodo de muchos siglos se ha optado por la búsqueda de la trascendencia a través de lo “espiritual” y a través de la negación del cuerpo y de lo que se consideraba “material”. […] Las que como niñas de mi generación nos criamos dentro del catolicismo aprendimos que se debía mortificar el cuerpo, renunciar a lo sexual, sensual y toda materialidad de la mujer para poder acceder a un nivel de espiritualidad. Si se enfatiza este tipo de conceptos durante un periodo largo, como fue el caso –mil ochocientos años por lo menos–, se logra que mujeres y varones queden convencidos de que desear trascender sus impulsos naturales expresados a través de lo corpóreo, a través del cultivo del cuerpo, es nefasto, y que deben dominar esos impulsos a toda costa. (…) Necesitamos un cambio. Es imprescindible abarcar tanto al cuerpo como al espíritu en un solo abrazo, es imprescindible y urgente llegar a recuperar lo perdido, lo femenino, cohesionarlo con lo conquistado, lo masculino. (…) hay que profundizar nuestras experiencias y no quedarnos en esquemas superficiales. (SW)[92]

El Surrealismo, nace entre guerras desde el cuestionamiento a lo racional en oposición a la irracionalidad de la guerra. Se engendra en el Dadá, que vio en la desacralización del arte académico la forma de encausar la furia y el rechazo a una política, moral y estética putrefacta. Dadá significa Nada, partir de cero. El Surrealismo conservará el carácter anárquico del Dadá, pero no su nihilismo. Si por nihilismo entendemos la imposibilidad del conocimiento y la negación de la existencia y valor de todas las cosas: El Surrealismo ha encontrado en el inconsciente una vía de conocimiento, no solo personal, sino también ancestral. Es anárquico porque reniega de toda creencia principio moral-religioso político o social. Para reemplazarlo por el principio ético de la libertad absoluta. Reniega de la religión en cambio restituye la sacralidad a través de lo que denomina encuentro con lo maravilloso. Es un movimiento revolucionario, pero no se anexa a ninguna ideología, la poesía es el arma revolucionaria y el amor es un principio irrenunciable, una vía de autoconocimiento, el motor vivificante del eros entendido como la pulsión de vida que hace posible la unidad de los opuestos. En resumen, es un movimiento ético y filosófico que utiliza el arte como medio de transformación individual y social. Por el solo hecho de haber escogido la vía del inconsciente, donde subyace como hemos visto, el arquetipo de la gran madre y que es común a hombres y mujeres, lo femenino adquiere un protagonismo que ninguna otra área del conocimiento le ha brindado.

Durante la Segunda Guerra Mundial en ausencia de los hombres, la mujer desarrolló su autonomía, se integró a otros tipos de trabajo, tomó decisiones. Al regreso del marido la esposa ya no estaba tan dispuesta a retomar su rol antiguo. Por otro lado, se desarrolló la industria publicitaria, que se convertiría en una nueva y eficiente forma de concientización de masas. Desde allí se fomentó el estereotipo de la buena esposa, abnegada, la familia feliz del sueño americano. En esta época podemos situar La Esposa fiel, la silla que da inicio a la serie de Mujeres de… La tercera ola feminista tendrá lugar a fines de los años sesenta y la década de los setenta. La píldora anticonceptiva permitió tener control de la natalidad y por tanto liberó a la mujer de sus roles culturales asociados a la reproducción. Desde Estados Unidos las demandas se centraron en el derecho al divorcio y la aprobación legal del aborto. En Europa Simone de Beauvoir lucha contra el estereotipo sexual en los medios de comunicación, arte y publicidad. Desde la perspectiva existencialista; No hay nada previo a la existencia, el ser se crea partir de la cultura. “No se nace mujer; la mujer se construye”, lo femenino no es una esencia, “el eterno femenino” es un mito masculino.[93] Es por esto que lo femenino o lo masculino a partir de esta concepción es sinónimo de género: conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para hombres y mujeres. La filósofa, recoge muchísimas cartas de mujeres de la posguerra que describen angustia y depresión, se inspira en el tratado sobre la histeria de Freud para formular que el descontento proviene de la represión cultural masculina que se ejerce sobre ellas y se resume en el concepto de patriarcado. De Freud, además tomará los conceptos que utiliza para referirse al erotismo. La imagen de la mujer también debe liberarse de todo lo erótico puesto que ha sido un constructo cultural masculino. Pero de la teoría psicoanalítica solo va considerar el aspecto cultural. Ya que Sartre siempre rechazó la noción de “lo inconsciente”, particularmente la planteada por Freud, arguyendo que lo inconsciente era un criterio “característico del irracionalismo alemán”. Para él, lo inconsciente era irracional, se oponía a que un sistema filosófico se fundara fuera de la razón y, por tanto, a una psicología que se basara en un “irracionalismo”, es decir, nunca comprendió la esencia del psicoanálisis. El existencialismo toma mayor distancia aún con los postulados de Jung sobre el inconsciente colectivo: para Sartre; No importa lo que la historia ha hecho con el hombre, sino lo que el hombre hace con lo que la historia ha hecho con él. Así pues, para Simón de Beauvoir lo central es la emancipación de la mujer, una mujer domesticada a través de campañas publicitarias de electrodomésticos. Desde este marco conceptual Xaviere Gauthier, publica en 1971 Surrealismo y Sexualidad. Un libro fundamental en todos los estudios de género sobre el Surrealismo. Por desgracia estos enfoques están más destinados a confirmar las teorías feministas que develar el contenido de la obra de las mujeres surrealistas. Pareciera ser que lo único que se quiere escuchar de ellas es que han sido silenciadas, paradójicamente se deja en segundo plano las propias voces de las mujeres estudiadas. En la década del setenta la surrealista Annie Le Brun, siendo una de las mujeres claves del movimiento feminista francés publica su obra Lâchez tout,[94](abandonad todo). Allí critica al movimiento Neo-feminista porque la búsqueda de identidad de las mujeres no puede estar basada en el rechazo al otro. También denuncia la censura moralista que surge cuando se quiere cargar toda la criminalidad sobre el otro sexo sin explorar la propia sexualidad femenina, asimismo acusa que el enfoque del neofeminismo no está considerando el amor.

Compartamos o no los enfoques de las olas anteriores, hay que agradecer a todas las mujeres de la causa feminista las mejoras -aunque aún insuficientes - producidas en el acceso a la educación, inserción laboral y política, autonomía y valoración del género femenino. La cuarta ola feminista en el siglo XXI, aunque contiene corrientes muy diversas, todas tienen en común la denuncia al patriarcado. A diferencia del siglo XX un gran número de mujeres tiene estudios universitarios, trabaja, dispone de dinero propio y constituye el 50% del electorado, es decir se ha convertido en un mercado interesante tanto para la economía como para la política. La mujer de hoy tiene una oportunidad que antes no tenía: hacer valer su voz. Esta cuarta ola lo que cuestiona de fondo es el ejercicio del poder como medio de dominación. Es hora de comenzar a definir de una vez por todas que es lo femenino y a partir de eso contribuir a la forma en que se gobierna el mundo y todas sus instituciones.

Para Shinoda Bolen, activista y psicóloga Jungiana, Artemisa “Representa cualidades idealizadas por el movimiento feminista actual: realización y competencia, independencia de los hombres y de las opiniones masculinas, y preocupación por las mujeres y jóvenes escogidas como víctimas e indefensas. Artemisa la diosa ayudó a su madre Latona a dar a luz, le salvó a ella y a Aretusa de ser violadas, y castigó al frustrado violador Ticio y al intruso cazador Anteón. Fue la protectora de las jóvenes, especialmente de las niñas preadolescentes”[95]

Para la analista Jungiana es posible ser una persona completa cuando las cualidades humanas, generalmente consideradas en la actualidad, masculinas y femeninas, se ven como parte del espectro de todo ser humano. “En el mundo masculino, el desarrollo intelectual, el pensamiento racional, la información basada en datos, la objetividad, el ámbito de la mente se estimula y se recompensa; el desarrollo emocional el sentimiento, la intuición, la valoración estética, la subjetividad, en el ámbito del corazón, generalmente no.”[96] Hombres y mujeres tenemos los mismos potenciales. La forma en que somos educados hace que uno prevalezca sobre otro. Bolen considera que frente al eminente riesgo de extinción que tiene el planeta tierra y a la urgente necesidad de paz, hoy más que nunca se necesita reorientar los valores al predominio de la diosa madre y con ello conductas conducentes al cuidado, empatía, sabiduría, responsabilidad en el uso de los recursos, preocupación por los más vulnerables en fin todas las habilidades que han desarrollado las mujeres en su calidad de madre.

Susana Wald, a sus 80 años ha sido testigo de los movimientos feministas, ha compartido sus causas, ha celebrado sus logros y toda su obra nos lleva al encuentro de lo sacramental femenino, pero no se considera a sí misma feminista. Eso hace sentido cuando se comprende que lo femenino en Wald no es propiedad de un género, es algo universal, no solo porque conviva en hombres y mujeres, sino porque está en el origen de la conciencia, en la forma como nos explicamos el mundo. Lo femenino en Susana Wald no excluye el amor porque su obra todo el tiempo nos refiere a la unión de los opuestos, los huevos, las lunas, los eclipses suponen la unión con “un otro” de naturaleza opuesta como punto de partida de un nuevo ciclo vital. Tampoco su obra tiene como objetivo la denuncia, puesto que la denuncia supone a priori una intención. A través de este ensayo se ha descrito en varias oportunidades el método de creación del surrealista.

A lo largo de la serie de Susana Wald hemos hecho un recorrido desde los orígenes de la humanidad hasta nuestros días. En cada una de las mujeres representadas hemos evidenciado el gran femenino a través de la conceptualización del mundo o pensamiento latente de las etapas históricas revisadas, hemos llegado a los tiempos modernos repasando las principales corrientes filosóficas de la modernidad.

Desde la posmodernidad un espíritu crítico cuestiona: La pérdida de sentido, el positivismo y los resultados nefastos de las guerras. También se han sumado nuevas ciencias, la física cuántica, la neurociencia, que nos están confirmando lo que nuestros primeros antepasados intuyeron a través del mito, la magia, las ciencias holísticas, el arte como una expresión del conocimiento místico. Es urgente reconectarse con el espíritu concebir lo sagrado separado del poder, es urgente volver a la madre, la tierra: La sacralidad de lo femenino.

“¿Qué es, entonces, lo que conozco en mi corazón? Sé que algún sentido relacional todo está vivo. Que el conocimiento no cognitivo, ya sea de los sueños, del arte, del cuerpo o de la locura declarada, es de hecho, conocimiento; que las sociedades como los seres humanos, son orgánicas, y que el intento de hacer ingeniería con las unas y los otros es destructivo; y finalmente, que estamos viviendo en un planeta moribundo, y que sin un cambio radical en nuestra política y nuestra conciencia, la generación a la que pertenecen nuestros hijos y nietos probablemente será testigo de los últimos días del planeta.”[97]

Solo me resta terminar con las palabras de Susana Wald acerca de su serie Mujeres de...

 

Se nace para pintar, esculpir o para escribir sin que en un principio una se dé cuenta de ello, pero en cuanto se concientiza que es el destino que se tiene, se parte en una ruta misteriosa en que una se siente médium, intérprete de algo que excede la propia persona. Es en esta sensación en la que surge en mí la serie de Mujeres de... Como algo que viene desde un interior compartido con muchos interiores, algo misterioso que nos lleva hacia lo maravilloso, hacia el momento en que asoma lo esencial que hace que se diga o muestre algo que tiene sentido para muchos. (SW)[98]  



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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 160 | novembro de 2020

Artista convidada: Susana Wald (Hungria, 1937)

Fotógrafa convidada: Dulce Ángel Vargas (México, 1981)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2020

 


 

NOTAS

[1] Tres grandes poemas de Enjeduana dedicados a INANA Betty De Shong Meador

Betty De Shong Meador: Analista Jungiana, profesora en el Institute of Integral Studies y en New College, en San Francisco.

[2] Poema Reglas del juego, en La poética de Ludwig Zeller, por AF. Moritz como introducción al libro Los Engranajes del Encantamiento, Editorial Aldus 1996. p 33

[3] Lo Sagrado y lo profano, Mircea Eliade, Editorial Paidós Orientalia, p,21

[4] Martha Mabey, en Susana Wald Celebración. (2003) ISBN 968-7984-55-4 P. 28

[5] Nota: En, El origen de la familia, propiedad Privada, y el Estado: Friedrich Engels, fue uno de los pioneros en relacionar la aparición de las jerarquías, la estratificación social basada en la propiedad privada, con la dominación masculina sobre las mujeres.

[6] El Cáliz y la Espada, de Riane Eisler, Editorial Cuatro Vientos. p,33

[7] Ninhursag en la mitología sumeria, diosa de la fertilidad, en los mitos de la creación del universo fue considerada como la verdadera y gran señora de los cielos, ella junto Enki genera la descendencia de la mayor parte de los dioses, su influencia disminuyó a medida que aumentó la de Ishtar (Inana).

[8] Susana Wald En Busca de lo Inasible. Editorial Universidad de Talca. 2020. p.52. fotografía del archivo de notas de SW.

[9] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Ojo p. 346

[10] Nota: Magna Mater Divina. Mater Magna o Gran madre. Su origen está en Anatolia desde el Neolítico; Diosa de las cavernas, montañas, la naturaleza y los animales. La madre tierra, y de los dioses, se la reconoce como Leto en Grecia y posteriormente Cibeles. Magna Mater para los romanos deidad de la vida, muerte y resurrección.

[11] O. Menghin, Weltgeschichte der Steinzeit, 148, 448). En Tratado de la Historia de las Religiones I Mircea Eliade.

[12] Hentze, Mytbes et symboles, 96. Luna y fertilidad en Tratado de la historia de las Religiones I Mircea Eliade. Cap. IV.

[13] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[14] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Espiral. p. 201.

[15] Irkoutsk; cf. Hentze, Mythes et symboles lunaires, 84s. La luna y el tiempo en tratado de la historia de las religiones Mircea Eliade.

[16] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[17] Nota: Jean Shinoda Bolen propone sistematizar los rasgos de personalidad a través de la descripción de dioses y diosas de la mitología (principalmente griega) En su teoría señala que estos arquetipos no los vivimos en forma pura, pues podemos identificarnos con uno o varios al mismo tiempo y tener predominancia de alguno dependiendo de la etapa de la vida. Si bien es cierto que dedica el estudio de las diosas a la psicología femenina y lo mismo hace en los dioses de cada hombre en relación a lo masculino, abre la posibilidad a que hombres y mujeres se lleguen a identificar con deidades masculinas o femeninas indistintamente.

[18] Jung C. G., 1951/2011, p. 267.

[19] La luna y el tiempo en Tratado de la Historia de las Religiones Mircea Eliade. Ediciones Cristiandad, 30-32 Madrid.

[20] Eliade en Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: ojo p. 346.

[21] Tres grandes poemas de Enjeduana dedicados a INANA Betty De Shong Meador.p191.

[22] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[23] Nota: En la tradición mesopotámica, otoño e invierno son épocas en las que la tierra recupera su fuerza y su pureza en contraposición con la primavera y el verano, épocas de florecimiento y fertilidad. En Sumeria, esta época (otoño e invierno) se usaba con el mismo fin religioso, recuperar la fuerza y mejorar internamente. Irkalla (tierra del no retorno) es el lugar al que van las impurezas, los malos hábitos, los recuerdos que se pierden y los muertos. La muerte es un estado de purificación y mejora que conduce a una nueva vida.

En ese contexto cuenta la mitología sumeria que Inana decidió bajar al inframundo para enfrentarse a su hermana y deidad opuesta, Ereshkigal. En la lucha Inana muere, tras lo cual ningún ser en la Tierra tenía deseo de aparearse: ni hombres ni animales. Ante esto, Enki crea a unas criaturas sin género que engañan a Ereshkigal consiguiendo que les entregue el cadáver de la diosa al que aplican el "agua de la vida". Así Inana revive, pero tiene que encontrar un sustituto que ocupe su lugar en el inframundo. Al volver a la Tierra encuentra que Dumuzi ha ocupado su puesto, por lo cual es a él a quien envía al inframundo. Como consecuencia, Dumuzi reina durante el otoño y el invierno, mientras Inana, durante la primavera y el verano.

[24] Los Orígenes e historia de La conciencia, Erich Neumann, Editorial Traducciones Jungianas.

[25] La Gran Madre: Fenomenología de las Creaciones Femeninas de lo Inconsciente. Erich Neumann. Editorial Trotta.

[26] Erich Neumann en Los Orígenes e historia de La conciencia.

[27] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[28] Nota: Género entendido como, un término técnico específico en ciencias sociales que alude al «conjunto de características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres». Kaplan, Steven (2011). The Routledge Spanish Bilingual Dictionary of Psychology and Psychiatry. Taylor & Francis.

[29] Erich Neumann en Los Orígenes e historia de La conciencia.

[30] Edwin Oliver James, Historia de las religiones Editorial, Alianza. p148.

[31] Jean Shinoda Bolen, Las diosas de cada mujer, una nueva psicología femenina editorial Kairós p.21

[32] Jean Shinoda Bolen, Las diosas de cada mujer, una nueva psicología femenina editorial Kairós.

[33] Climas, plantas y selva oscura en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia., Brasil.

[34] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[35] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Serpiente p. 407.

[36] Climas, plantas y selva oscura en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia, Brasil.

[37] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[38] C. G. Jung. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo Obras completas vol 5. P. 79.

[39] El curioso y la médium en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia., Brasil.

[40] La Nostalgie des Origines, 1969, págs. 7 en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade, 1976.

[41]Continuo en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[42] Significaciones simbólicas de las sepulturas, en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade ,1976., p16.

[43] creencias entre los cazadores paleolíticos en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade ,1976.p27.

[44] Documentos prehistóricos, ibid., p.14.

[45] Susana Wald, En Busca de lo Inasible. Manifiesto obligado., (2020) Editorial Universidad de Talca., Talca, Chile. P52.

[46] Catálogo Inana en Museo Louvre, París.

[47] Alan Friedman en Catálogo razonado Remedios Varo, 4°edicion, editorial Era.

[48] Jung, Carl Gustav. Obra completa. Volumen 6. Tipos psicológicos. p 762.

[49]La seca y los incendios en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[50] Nota: Desde la perspectiva analítica en lo cóncavo está representado lo femenino y en lo convexo lo masculino (lo fálico). Por la obvia asociación con el coito. De allí deriva también el proceso de fecundar en que la función masculina es la de fertilizar para que se pueda crear el embrión. Visto así, los senos femeninos adoptan un carácter fálico por el hecho de ser convexos e introducirse en la boca cóncava del bebé amamantado. La madre fertiliza al bebé a través del alimento y al mismo tiempo le provee placer. Está estudiado y es sabido que el bebé se provee satisfacción oral a través de la succión no exclusivamente por la necesidad de alimentarse. Busca el pecho materno, se chupa el dedo, se calma con el chupete.

Los pechos y el fluido lácteo son elementos generativos que también pueden aparecer en forma fálica, porque en esos casos la leche es entendida simbólicamente como un agente fertilizador (Neumann, origen de la conciencia)

[51]La Mujer y la vegetación. Espacio sagrado y renovación periódica del mundo en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade ,1976 p, 39.

[52] Ibid., p.41.

[53] Los Misterios de Eleusis en en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade ,1976 p, 232.

[56]Modelos cósmicos y ritos de construcción Tratado de la Historia de las Religiones Mircea Eliade. Ediciones Cristiandad, Madrid. p.162.

[57]Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Casa p,127.

[58] Andree Green (1987) Capacidad de ensoñación y mito etiológico. Ed. Amorrortu. Buenos Aires.

[59] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Hogar p. 249.

[60] Día de Muertos en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[61] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Sarcófago p. 400.

[62] La ascensión del faraón al cielo Historia de las creencias Religiosas Mircea Eliade. Ediciones Cristiandad, Madrid. P.82.

[63] La misa y sus misterios, comparados con el mito solar de los misterios antiguos, J. M. Ragón. Editorial Glem, Buenos Aires, 1957.

[64] Ver trabajar Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[65] Fulcanelli, El Misterio de Las Catedrales, tercera edición.

[66] Mitología de la edad del hierro en Historia de las creencias y las ideas religiosas tomo I Mircea Eliade ,1976 p, 51.

[67] Ibid. p.53.

[68] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela.def: Alquimia p.78.

[69] El desequilibrio y el equilibrio en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[70] Ira Progoff, Jung: Synchronicity and Human Destiny. Nueva York, 1973.

[71] Mujer de Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[72] Les Tendences plus récents dans la Peinture Surrealiste en “Le Surrealisme et la Peinture” Editorial, Gallimard, 1965.

[73] Traducción del tratado de Christo y Antichristo de Hipolito (S.III. d.C) ED. Ciudadela Nueva Madrid 2012 p 103. Se refiere a la frase como a la iglesia “Mar es el mundo en el que la Iglesia como nave en el piélago es abatida por la tempestad, pero no se va a pique”.

[74] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: caja. p. 122.

[75]Magia y energía en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia.

[76] Susana Wald, Sobre mi obra visual, (2018) Texto inédito.

[77] Susana Wald En Busca de lo Inasible Manifiesto obligado SW. p.163. Editorial Universidad de Talca. 2020.

[78] Obras completas Adolfo Couve Tajamar Editores, Escritos sobre arte p.789.

[79] Ibid., p.791.

[80] Manifiesto obligado SW.p.164 en Susana Wald En Busca de lo Inasible. Editorial Universidad de Talca. 2020.

[81] Martha Mabey, en Susana Wald Celebración. (2003) ISBN 968-7984-55-4 p.28.

[82] Diccionario de símbolos. Juan Eduardo Cirlot. Ediciones Siruela. Def: Amada p.79.

[83] Psique – masculino – femenino en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins Coleção de Areia., Brasil.

[84]Alicia Miyares, Manifiesto de Seneca Falls, Rousseau en el artículo fue publicado originalmente en 1999 en la revista Leviatán.

[85] Nietzsche, La gaya ciencia, sección 125.

[86] Tommaso Marinetti en Mina Loy, futurismo, dada, surrealismo. Editorial Linterna Sorda, segunda edición 2019.

[87] Valentine de Saint-Point en Mina Loy, futurismo, dada, surrealismo. Editorial Linterna Sorda, segunda edición 2019.

[88] Ibid.

[89] Ibid.

[90] Lo heroico en Susana Wald, en Intuiciones y Obsesiones Susana Wald, Editorial, Floriano Martins Coleção de Areia 2007.

[91] Manifiesto feminista Mina Loy, futurismo, dada, surrealismo. Editorial Linterna Sorda, segunda edición 2019.

[92] Psique – masculino – femenino en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., (2010) Editorial Floriano Martins.

[93] De Beauvoir Simone, El segundo sexo, Editorial L, Random House.

[94] Annie le Brun Lâchez tout, 1977, Editorial Le Sagittair.

[95] Jean Shinoda Bolen, Las diosas de cada mujer, una nueva psicología femenina Editorial Kairós p.46

[96] Jean Shinoda Bolen, Mensaje urgente a las mujeres Editorial Kairós p.51.

[97] Morris Berman, El reencantamiento del mundo, Cuatro Vientos Editorial, 1995, Santiago, Chile

[98] Mujer de… en Susana Wald, Intuiciones y Obsesiones., Editorial Floriano Martins.