quinta-feira, 16 de maio de 2024

BERTA LUCÍA ESTRADA | Floriano Martins, el escritor de las mil y una caras

 


En enero del 2020 recibí una invitación de un poeta que para mí era desconocido, su nombre es Floriano Martins. En dicha invitación me pedía dos o tres poemas para una antología de mujeres surrealistas. Inmediatamente supe que me confundía con la gran poeta Lucía Estrada y así se lo hice saber. Me respondió casi que enseguida reconociendo su error y diciéndome que pronto me escribiría para invitarme a otro proyecto. La verdad es que yo creí que lo decía por simple y llano formulismo; y no pensé más en él. Cuál no sería mi sorpresa cuando dos meses después me escribía invitándome a participar en una creación colectiva con él y con cinco poetas más. Cinco poetas enormes que yo nunca hubiese imaginado conocer y mucho menos poder escribir con ellos. Me refiero a Armando Romero y Omar Castillo (Colombia), Vanessa Droz (Puerto Rico), José Ángel Leyva (México) y Anna Apolinário (Brasil). Esta escritura al alimón fue realizada en una verdadera efervescencia. Si bien Floriano siempre fungió como el director de la orquesta jamás nos dio ninguna consigna ni jamás vetó una idea. Al tercer o cuarto día era evidente que estábamos escribiendo sobre el confinamiento. El resultado fue un largo poema metafísico e incluso creo que fuimos los primeros en publicar sobre esa etapa bisagra que significó ese encerramiento del que fuimos víctimas en todo el orbe. El poema se llamó Máscaras del Aire y pueden buscarlo en Internet. Allí lo encontrarán publicado en portugués y en castellano. Yo misma lo traduje al francés y un amigo de Floriano lo hizo al inglés. Y como si eso fuese poco Floriano les pidió a los artistas costarricenses Amirah Gazel y Alfonso Peña ilustrar dicho trabajo.

Esta experiencia colectiva me permitió salir de mi cascarón y decidí enviarle a Floriano Martins un ensayo que había escrito dos años antes sobre Lulú; una de las novelas de Mircea Cartarescu que él no dudo en publicar en el siguiente número de Agulha Revista de Cultura. Desde entonces esta maravillosa ventana al mundo ha sido mi casa. Una casa en la que siempre tengo un rincón al lado del fuego o debajo de una claraboya que me permite mirar la bóveda celeste.

No pasaría mucho tiempo antes que Floriano volviese a hacerme otra propuesta. Esta vez era para invitarme a escribir con él una obra de teatro patafísica. Ni qué decir de mi sobresalto. Mi perplejidad fue evidente y así se lo hice saber. Aunque desde pequeña he sido amante del teatro nunca me imaginé como dramaturga. Y aunque aceptó mi negativa una semana después volvió a la carga. Entonces yo le dije: –Voy a tratar de hacerlo; sin embargo, si ves que no te doy la talla me lo dices y abandonamos la idea. El resultado fue El Museo del Visionario. Una obra que apareció en versión integral en Agulha Revista de Cultura en diciembre de ese mismo año; es decir del 2020. Para entonces yo sentía que estaba al borde de un AVC puesto que había trabajado como una condenada a las galeras durante todo el año. Por supuesto, lo de condenada a las galeras es sólo una imagen, aunque bastante fuerte. La verdad es que a pesar del cansancio mental yo sentí que ese año, que para la mayoría de la gente fue fatídico, para mí había sido una catapulta que me había lanzado a la estratosfera. Por otra parte, estoy segura que esta sensación y este exceso de trabajo lo experimentaron miles de creadores alrededor del planeta. Las presentaciones por Zoom, los Festivales de Poesía y las presentaciones de libros virtuales se convirtieron en una herramienta de trabajo y de difusión inconmensurables. Los escritores y artistas aprendimos a trabajar de otra forma. Dimos un paso del interior de nuestras casas al exterior; y desde entonces nos adueñamos de ese nuevo espacio.

Luego Floriano y yo escribimos otras dos piezas de teatro, una nouvelle (novela corta) publicadas en Agulha Revista de Cultura; y más recientemente un poemario y una novela aún inéditos. Lo que me lleva a decir con mucho orgullo que él es mi alter ego. Aprendimos a respirar juntos. Aprendimos a escribir no con dos manos sino con una sola. Él dice que nosotros dos danzamos en el espacio y que somos un solo cuerpo. Es tal la compenetración al momento de escribir que luego no sabemos quién escribió un párrafo, un diálogo o una estrofa determinados. Es más, los personajes creados nos los apropiamos completamente. Lo que pretendo decir es que los personajes masculinos y femeninos nos pertenecen a los dos por igual. Dejamos a un lado nuestros egos y nos entregamos por completo al acto creador.

Floriano Martins, el escritor de las mil y una caras, siempre tiene una idea nueva para desarrollar o un nuevo reto que nos pone a las personas que escribimos con él o que colaboramos con Agulha Revista de Cultura.

Gracias, Floriano, por haber creído en mí. Gracias por haber sido la catapulta que me lanzó a la estratosfera y que me permitió tener más confianza en mi trabajo. Gracias por haberme enseñado a escribir como nunca antes lo hubiese imaginado.

Y ahora pasemos a la entrevista con la que me honras como amiga, colaboradora y entrevistadora.

 

BLE | Tú eres el hombre de las mil y una caras. Navegas con gran facilidad entre diferentes géneros literarios como la dramaturgia, la poesía, la novela corta y el ensayo. También eres entrevistador, traductor, editor y sobre todo eres un animador cultural incansable; e incluso eres letrista. Tú mismo te defines como un músico frusrado. ¿Cómo logras hacer tantas actividades al mismo tiempo sin que ninguna naufrague?

 

FM | ¿Son tantas así? (risas) Yo siento que podría hacer muchas más cosas. Ahora mismo estamos escribiendo al alimón, el poeta argentino César Bisso y yo, un libro de ensayos, que es una experiencia muy curiosa, porque damos paso, a cada párrafo, al pensamiento del otro, sin que esto significa una concordancia anticipada con las ideas del otro. Al mismo tiempo estoy trabajando en el montaje de una serie de cincuenta videos con mujeres poetas de toda Hispanoamérica leyendo poemas de un libro mío titulado Las mujeres desaparecidas. Ahora, no es verdad que no haya naufragio en esa locura que me caracteriza. Hay proyectos que no funcionan –cada vez menos, por suerte–, además de ideas que no se realizan por cuestiones de producción financiera. Hace mucho que digo que yo tengo una enfermedad que se llama voluptuosidad existencial. Y estoy seguro que no tiene cura. Tampoco la deseo curar. En verdad, debo confesar que soy un músico frustrado, siemrpe desee ser músico, tocar unos instrumentos, concebir proyectos sinfónicos relacionados con la música. De todos modos, la música me sigue como una bruja loca que me lleva a todas partes, con sus ritmos que contaminan mi creación y visión de mundo.

 

BLE | Marguerite Yourcenar creía firmemente en el azar. Cuando habla de Archivos del Norte dice textualmente: –A la gente no le gusta descubrir hasta qué punto sus vidas dependen del azar; incluso se molestan con esa idea. Les gusta tener una vida bajo control; al menos una vida controlada por sus pasiones, por sus amores e incluso por sus errores. Así les parece más bonita e interesante. Pero pensar que eso haya dependido solamente del bus que se cogió ese día

Y si cito a esa gran escritora que fue Marguerite Yourcenar es porque deseo pasar a una de tus facetas más importantes, si es que no es la más importante: El Surrealismo. Y por supuesto, con ésto no quiero decir que ella haya sido una escritora surrealista. Si la traigo a colación es para hacerte dos preguntas: ¿Cómo llegas a él? ¿O más bien habría que decir cómo llega él a ti? Y lo pregunto porque tengo entendido que tuviste un sueño con una mujer desconocida que te echaba de un bus y que luego, en cierta forma ese sueño se convirtió en realidad; algo que imagino que debió ser muy perturbador en ese momento y en los días que siguieron. Lo que podría leerse como el azar del que nos ella nos habla. ¿Consideras ese sueño como una especie de umbral-ritual necesario para el largo camino que has recorrido desde entonces en el estudio y en la difusión del Surrealismo en todas sus manifestaciones?

 

FM | En 1994, el crítico y traductor Michael Richardson editó dos volúmenes de la que todavía se considera la colección más importante de escritos surrealistas en inglés: The Dedalus Book of surrealism. El segundo volumen incluía mi libro Cenizas del Sol, una prosa en 13 cantos, traducida por Margaret Jull Costa, destacada traductora que en este volumen también fue autora de las traducciones de Antonio Pedro, Eugenio Granell y Zuca Sardan. Probablemente fue Sardan quien sugirió mi nombre, aunque nunca le pregunté. El caso es que para mí fue sorprendente verme allí junto a Breton, Desnos, Artaud, Prévert, Magritte, Duprey, Embirikos, Saint-Aude, además de las mujeres Nelly Kaplan, Meret Oppenheim, Gisèlle Prassinos y Unika Zürn, a quien luego escribiría en mi libro 120 noches de Eros – Mujeres Surrealistas. Creo que este libro de Richardson fue la piedra de toque de mi descubrimiento como surrealista y de la comprensión misma del surrealismo como algo más allá de su entorno francés original.


Cenizas del Sol tiene una especie de protección mágica, siendo el primer libro que considero característico de la definición de una voz propia en mi poesía. Escrito en 1991 y publicado inmediatamente en portugués, luego de la mencionada edición en inglés, el libro se publicó en Costa Rica, en 2001, una hermosa edición trilingüe acompañada de reproducciones de esculturas de Edgar Zúñiga.

Ciertamente, el azar gobierna nuestras vidas de una manera inusual y eso en primera instancia nos muestra a quel punto son ilusorios aspectos como la obsesión por controlar la propia vida o la creencia en el libre albedrío. Estos parámetros pueden cumplir la función de mantener el equilibrio mental –sería mejor decir que imponen un cierto control de la sociedad sobre el individuo–, pero no tienen ningún interés para la creación artística, si los pensamos como condiciones indispensables para la definición estética, por ejemplo. Yourcenar tiene toda la razón. Creo que la humanidad pierde mucho al alejarse de la iluminación del sexto sentido. Y, naturalmente, no se trata sólo de una relación con el surrealismo.

En cuanto al sueño que mencionas, debo contarlo brevemente para que el lector entienda de qué se trata. Una noche soñé que, al subir a un autobús, se me acercó una joven con el firme propósito de decirme que me bajara de allí. El sueño fue sólo eso, pero se repitió durante incontables noches. Meses después, en casa de un amigo me dijo que estaba por llegar un primo suyo y que tenía muchas ganas de conocerme. Cuando llega su primo, identifico a la chica del sueño que está a su lado. Cuando la vi, inmediatamente salí de la casa, sin despedirme de nadie. Al día siguiente me enteré que poco después dos delincuentes entraron a robar a la casa y en medio de una discusión uno de ellos disparó un arma y mató a mi amigo y a su hermano menor. He tenido algunas premoniciones de esta naturaleza en mi vida, pero esta fue la más perturbadora. En ese momento yo tenía alrededor de 15 años.

Bueno, tomando todos estos aspectos en conjunto, estoy de acuerdo contigo en que no se trata de cómo llegamos a las cosas, sino de cómo llegan ellas a nosotros. A cada momento nos descubren nuevas líneas del horizonte, nuevos planes del azar, nuevas formas de ver el mundo. Estar abiertos a todos los hilos que nos unen a la vida onírica y despierta, a la realidad y la ficción, al deseo y al hecho, en definitiva, dejarnos tocar por el mundo, esto es lo que tiene mayor importancia en la configuración de la existencia humana.

 

BLE | Nos traes el nombre de André Embirikos por lo que no puedo dejar pasar por alto que fue una de las grandes amistades personales y literarias de Marguerite Yourcenar; incluso ella estuvo enamorada de él. Pero regresemos a la entrevista. Estás ad portas de publicar una obra sobre el Surrealismo que marcará un hito en la historia de este movimiento; ¿podrías decirnos algo al respecto?

 

FM | Bueno, si hay algo de gran valor en esta obra es el hecho de que aborda por primera vez el Surrealismo en un escenario múltiple y extensamente abarcador. En primer plano, la trilogía esboza tres panoramas distintos: 1, Un nuevo continente – Poesía y surrealismo en América, como dice el título, aborda las diferentes caras del surrealismo en todo el continente americano, la forma en que fue recibido y tratado en los cuatro idiomas hablados en América; 2, 120 Noches de Eros – Mujeres Surrealistas, es una galería de retratos afectivos de las voces femeninas más expresivas, de todo el mundo, vinculadas al Surrealismo; por último: 3, Cartas Mágicas – Viajes del Surrealismo es un mapeo histórico y crítico de los diversos desarrollos del movimiento alrededor del planeta, análisis del momento en el que llegó el Surrealismo, por ejemplo, a países como Japón, Australia, República Checa, Portugal, República Dominicana etc. En conjunto, los tres libros, bajo el título general: La brújula del azar – Una trilogía del surrealismo, se diferencian de todo lo que ya se ha escrito sobre él precisamente por esta amplitud de preceptos, la libre percepción de que el Surrealismo iba más allá incluso de lo firmado en sus manifiestos originales. Además de los textos críticos, la trilogía también se compone de una serie de entrevistas a poetas surrealistas, dos amplias encuestas sobre la sexualidad y la situación actual del movimiento, testimonios de unos poetas sobre otros, etc… El surrealismo, como sabemos, fue el blanco –sería cierto que sigue siendo el blanco– preferido de muchos prejuicios, e incluso dentro del movimiento surgió una línea ortodoxa que siempre buscó evitar la aparición de nuevos desarrollos. A través de documentos y valoraciones críticas intento disipar todos estos prejuicios, presentando una visión más amplia del movimiento.

 

BLE | ¿Cómo le explicarías a un neófito que es el Surrealismo?

 

FM | No existe un manual de respiración. El mundo rebosa de explicaciones y ellas violentan la percepción. El surrealismo siempre insistió en que no era una escuela sino un movimiento. Esta dimensión actual que caracteriza la existencia misma. Si los neófitos respiran –espero– se darán cuenta de que la vida es una cascada interminable de modulaciones que actúan entre lo que somos y lo que deseamos. Por mucho que nuestro tiempo esté marcado por ese absurdo que son las escuelas de cómo ser o dejar de ser, la minería ingenua de que un hombre puede ser idéntico a otro –¿qué nombre le damos a esto? Ah, sí, los cursos de creatividad online–, todo esto es una especie de confirmación de la mediocridad. Hay aspectos imprecisos en toda actividad humana. El surrealismo surgió en una época en la que la razón actuaba como un tipo de policía del pensamiento, imposible de aceptar cuando estaban en marcha la creación, la imaginación, la libertad de pensamiento, etc… Ni siquiera los manifiestos del surrealismo pueden interpretarse como una cartilla que determina los sueños, el amor y la libertad. Le diría a un neófito – ¿no somos todos neófitos en algún sentido? –: respira tranquilo, trata de vivir.

 

BLE | Agulha Revista de Cultura es una revista pionera puesto que es la primera revista en utilizar la virtualidad de la publicación que ofrece Internet. Ella aparece por primera vez en 1999; es decir, hace 25 años que circula gratis Urbe et Orbi lo que le dio una dimensión universal jamás imaginada hasta ese momento. Máxime que nació para difundir el ensayo crítico tanto en literatura como en arte y también para dar resonancia a las entrevistas a escritores, pensadores y artistas que comúnmente se quedan en periódicos locales. También sabemos que has pasado la batuta a la poeta, docente, traductora e investigadora Elys Regina Zils. Háblanos un poco del cambio de mando y de la periodicidad mensual que caracteriza a Agulha Revista de Cultura en este 2024.

 

FM | El comercio del arte es algo curioso. Por supuesto, los pintores, poetas, músicos etc., necesitan existir y no hay otra forma de definir esta existencia que el establecimiento de una fórmula de remuneración por la circulación de sus obras. La forma en que esta fuente de apoyo fue definida por intereses siempre ajenos a un plano estético es algo que desembocó en una curiosa vulneración: la idea de un compromiso estético determinado por las figuras que operan en su legitimidad circunstancial. El concepto mismo de arte comprometido, que ya servía erróneamente de dependencia ideológica, poco a poco se convirtió en una determinación financiera. El mundo se ha convertido en una alegoría definida exclusivamente por el poder del dinero. Ofrecer algo gratis hoy en día es quizás la última forma de rebelión, la última instancia de resistencia a la inmovilidad de la existencia humana. Desde que se creó Agulha Revista de Cultura pensé que el dinero no debería ser un factor determinante en sus apuestas intelectuales. A lo largo de sus 25 años de existencia, la revista nunca ha involucrado un parámetro monetario en su actividad editorial. Por una de estas circunstancias verdaderamente mágicas, definimos y ampliamos un grupo de colaboradores, en varios países y de inequívoca respetabilidad, donde nunca nos interesó la comparación con otros vehículos. Siempre hemos tenido la idea de compartir mundos, lo que nos llevó a invitar a otras revistas, en varios países, a acercarnos y, juntas, ampliar los espacios de difusión de la creación y el pensamiento vinculados, en esencia, a la creación artística. Creo que lo logramos. Pero también creo que este es un tema inagotable, todo el tiempo estamos descubriendo nuevas fuentes.


El descubrimiento de una poeta fascinante, como Elys Regina Zils, en los últimos años, es una confirmación de que los destinos son pétalos que eventualmente pueden encontrarnos cuando estamos en un buen ritmo existencial. Es una de esas configuraciones que eclipsan la suma de muchas virtudes. Que me recuerde mi voluptuosidad existencial, la forma en que toca incansable y abundantemente todas las manifestaciones de la vida dentro de ella y a su alrededor, define algo que siempre ha estado claro, que no habría manera de esperar la llegada de otra persona. Era ella. Es ella. Toda mi vida. No se trata, por tanto, de un cambio de rumbo en un proyecto editorial. Agulha Revista de Cultura creó un entorno operativo algo gigantesco, que involucra a la propia revista, su asociación con otras revistas, la actividad editorial de libros impresos y virtuales, innumerables proyectos paralelos, etc… Debo encargarme de algunos de estos tentáculos, así que, a principio la dirección general de la revista pertenecería a Elys Regina Zils. Y así fue, por algunos meses. Lo que pasa es que me siento demasiado entrañado por ese proyecto, con todo mi espíritu. Y ahora concordamos que debemos tener la batuta los dos. La marca sigue siendo la misma, incansable, destinada a compartir todo, decidida a crear un mundo nuevo.

 

BLE | Hace muchos años que sostengo que el conocimiento es un patrimonio de la humanidad; lo digo porque yo no sería absolutamente nadie sin los escritores, poetas, filósofos, ensayistas y/o artistas que me precedieron. Y aunque soy consciente que merecemos ganarnos la vida con nuestro trabajo creativo e intelectual también sé que esa es una utopía que sólo se convierte en realidad para muy pocos; no necesariamente son los mejores o los más importantes. Y precisamente porque soy consciente de la dificultad para publicar un libro con una editorial que tenga la capacidad económica para difundir la obra es que entiendo que Internet es una ventana infinita que nos permite llegar a lugares inusitados y ser leídos por miles de personas que de otra forma jamás habrían podido escuchar nuestros nombres y menos poder leer nuestro trabajo. Por eso mismo es que valoro la gratuidad de esta herramienta que los jóvenes de menos de cuarenta años no saben que es nueva; tal vez por eso abusan de ella con el invento de creadores de contenido que en gran parte difunden la estulticia y la miseria de la condición humana. Y si digo todo esto es para hacerte una pregunta fundamental en la difusión de tu trabajo. Me refiero a que hace poco pusiste en línea tu obra completa, una obra monumental; y como si fuera poco lo haces gratuitamente. Una decisión que yo aplaudo, celebro y comparto.

 

FM | Más que la obra completa, en el sentido de una obra literaria creativa, ya están disponibles ensayos, entrevistas, reseñas de mis libros, entrevistas concedidas por mí a otras personas, así como el trabajo visual (fotografía, collage, ensamblaje). Finalmente, ahora estamos trabajando en la edición de mi correspondencia pasiva con poetas hispanoamericanos, valiosa correspondencia anterior a la aparición de Internet, que incluye manuscritos, fotografías y postales. Pienso que la disponibilidad de este material no entra en conflicto con la eventual comercialización de algunos libros. Son canales distintos, empezando por que los libros impresos tienen un diseño gráfico que les da una característica única. Además, los mundos virtual e impreso siguen siendo, de alguna manera, incomunicables. Y existe la imposibilidad de que este material tenga, de otra manera, un alcance internacional. Finalmente, cabe señalar la pérdida de circulación de textos periodísticos (ensayos, artículos, reseñas, entrevistas) publicados en forma impresa hace muchos años. El lector interesado en la obra de un autor agradece naturalmente que haya sido recordado, lo que le permite no sólo conocer la obra, para su profundo deleite, sino también el carácter que la obra asume como material de referencia para la realización de estudios, tesis académicas, entre otros. Creo que es un deber cósmico de todo escritor hacer que al lector le resulte lo más fácil posible encontrar su obra. Y lo reitero: no veo cómo el mercado puede sentirse perjudicado en un caso así.

 

BLE | Y esto nos lleva a una publicación que está ad portas de ser pública en Internet. Me refiero a la difusión de cincuenta videos en los que cincuenta poetas, todas mujeres, leemos un poema tuyo. Cuéntanos un poco sobre esta hermosa y significativa puesta en escena; lo digo porque en cierta forma esta lectura es teatral.

 

FM | Cuando terminé de escribir el segundo volumen de la trilogía del Surrealismo, 120 noches de Eros – Mujeres Surrealistas, comencé a pensar en el destino errático, clandestino y violento de muchas mujeres en el mundo. Pero no quería, como en el caso del libro sobre las surrealistas, darles nombres, ni siquiera vincular la biografía de todas ellas al surrealismo. Entonces pensé en crear una galería con 50 mujeres imaginarias, colocándolas en sus diferentes dilemas. Inmediatamente después de escribir Las mujeres desaparecidas, Gladys Mendía, de LP5 Editores, en Chile, se interesó por la publicación y salió el libro, trayendo un prefacio firmado por ti y además con dos valiosos textos críticos, a modo de epílogo, firmados respectivamente por María Antonieta Flores y Carmen Verde; notables poetas venezolanas. Esto fue en 2021. Más recientemente se me ocurrió la idea de reunir a cincuenta mujeres poetas de toda Hispanoamérica en una serie de videos, cada uno dedicado a la lectura de una de esas mujeres desaparecidas. Estamos en la fase final de edición, y tienes razón, el libro adquiere el carácter de una obra de teatro, de un cine teatral, a partir de la diversidad misma de voces, escenarios y formas de lectura que aportan al escenario virtual cada una de las poetas invitadas. Esperemos el resultado, difusión y recepción. Creo que en junio podremos hacer coincidir la presentación del vídeo con mi cumpleaños; serán 67 años de vida.

 

BLE | Yo sé que eres un creador innato, escribes y creas obras de arte permanentemente. En realidad crear es para ti sinónimo de respirar. Sé que no sabrías vivir de otra forma. Así que te pregunto: ¿Tienes obras inéditas? ¿Vas a seguir enriqueciendo tu página de creador con ese trabajo?

 

FM | Bueno, somos, todos y de alguna manera, inéditos, eternamente. Pero sin eludir tu pregunta, sí, la respuesta es sí, pero una afirmación que puede cambiar la situación en dos momentos. Vengo escribiendo dos libros, conjuntamente, con el argentino César Bisso y la salvadoreña Juana M. Ramos. El primero es un libro de ensayos sobre la relación entre vida y creación; el segundo es una prosa poética que profundiza en la influencia de las noches en la creación artística. Por supuesto, ambos son más de lo que una simple definición puede decir. Sus títulos respectivamente son Memorial de los abismos y El corazón incontenible de las noches. Acabo de escribir un poema que es una especie de juego con las relaciones entre el Infierno y el Paraíso, considerando el estado de desfiguración existencial en el que se encuentra la humanidad. Su título, El infierno perdido, es un apodo para El paraíso perdido, del poeta inglés John Milton, autor de gran importancia para mí desde que era adolescente. No tengo libros inéditos, en el sentido de libros guardados, esperando un premio, por ejemplo. Ambos tenemos un libro llamado El sortilegio prohibido, que permanece inédito porque todavía estamos en la fase de su definición editorial. Pero tienes razón, crear y respirar son dos actividades que se mezclan incesantemente en mí. Además, creo que realmente siento que estoy siempre creando, aunque esto no se traduzca en textos escritos. Vivir es crear.

 

BLE | ¿Podrías hablarnos un poco sobre tu oficio de poeta? ¿Cómo concibes un poemario? ¿Lo creas primero en tu mente, tal y como lo hacía Marguerite Yourcenar con sus obras, y luego lo escribes? ¿O bien, sus imágenes te aturden, te ciegan y hasta que no las plasmas en el papel no recobras la visión y la cordura? ¿O simplemente te sientas a escribir como quien se toma un café y le da vía libre a una serie de palabras que se agolpan en la punta de la lengua? En otras palabras, ¿hay un ritual que se repite a la hora de crear un poema y de escribir un poemario?

 

FM | Lo más acertado sería decir que hay un poco de todo. Cuando escribo solo, generalmente tomo notas mentales, imagino escenas, personajes, discurso, pero sin escribir nada. Un día siento que es el momento y entonces me siento a escribir. La escritura suele fluir muy bien, sin el más mínimo conflicto, aunque una vez escrito ocasionalmente hago algunos cambios. En cambio, cuando escribo al alimón, hay un momento inicial en el que definimos un mínimo de propósito, pero dejamos que el texto fluya, según la intensidad de una afinidad previamente percibida entre los dos autores. Si en ambos casos crees que se trata de diferentes tipos de rituales, entonces sí, existen. Siempre ha existido un prejuicio sobre lo que, a partir del Surrealismo, pasó a identificarse como escritura automática. En rigor, es el testimonio indiscutible de una fuerza creativa que mezcla ímpetu y experiencia.

 

BLE | Quisiera que nos hablaras un poco de esa maravillosa empatía que sientes por los otros poetas y dramaturgos a los que invitas frecuentemente a escribir contigo; en lo que comúnmente solemos denominar escritura al alimón. Y lo pregunto porque normalmente el oficio de escribir es una actividad muy solitaria y donde predomina el ego. ¿Cómo logras suprimir esas dos condiciones tan ancoradas en las profundidades del ser humano?

 


FM | Las dos cosas, el ego y la soledad, son como pequeños demonios que nos impiden hacer muchas cosas en la vida, no sólo crear. Si no fuera por sus acciones virulentas, la humanidad podría alcanzar un grado pleno de altruismo, solidaridad y perenne descubrimiento de los demás. Quizás la interacción, ya en mi temprana adolescencia, con amigos de la música y el teatro, me mostró este lado de mi carácter, como señal de que el mundo del escritor podría tomar un rumbo diferente. Creo que el primer momento fue el interés por la traducción, realizar entrevistas y crear revistas, que son formas de buscar el diálogo con los demás. Cuanto más nos acercamos a esta fuente de milagros que es la alteridad, más nos identificamos con otros mundos, otras situaciones, otras personas. El mundo, al fin y al cabo, es esto: convivencia. Cuando observamos el grado iluminado de conexiones que existen entre las especies vivientes a lo largo del planeta, cómo se interconectan, nos damos cuenta de la vital importancia de que el hombre se libere de su condición negativa, porque, al fin y al cabo, es el único ser vivo que no contribuye con esta magia de conexiones. El arte sería una manera de superarnos a nosotros mismos, o de descubrir una grandeza espiritual de la que todavía no nos demos cuenta.

 

BLE | Y por último, quisiera hacerte una pregunta bastante convencional: ¿Cómo es un día en la vida de Floriano Martins? ¿Cómo la cierras? ¿O te levantas en la noche cuando súbitamente una imagen o un verso te asalta la mente y te despierta, y sabes que si no la plasmas enseguida esa visita del inconsciente puede extraviarse para siempre?

 

FM | El inconsciente es un personaje cómplice de este mágico equipo de vida y creación. Él siempre está conmigo, ya no me visita de vez en cuando. Creo que en la vida de un creador no existe precisamente un día común o insólito. Cada uno tiene su propio ritmo vital. Tampoco creo que esa vitalidad pueda convertirse en una rutina. En general me levanto y me acuesto temprano, las mañanas son más útiles que las tardes. Siempre veo películas y escucho música – no puedo crear sin escuchar música, lo cual, curiosamente, es algo incomprensible para la mayoría de mis amigos escritores. Hoy en día leo con menos frecuencia, ya que me deshice de toda mi biblioteca, aunque mantengo mi pasión diaria por los diccionarios, incluidos los diccionarios de símbolos. La memoria es mi gran aliada. No cuido mi salud, no hago dieta ni ejercicio. Mi única preocupación es la dispersión, que todavía siento como un demonio privado. Todos los días trabajo en traducciones, ensayos, preparando textos para Agulha Revista de Cultura, respondiendo solicitudes de entrevistas y textos para otras revistas, entre otras cosas. A excepción de alguna cerveza esporádica, ya no consumo alcohol. No fumo. Soy un viejo agradable al que le encanta jugar con sus nietos. La creación me acompaña, dondequiera que esté. 

 

 


BERTA LUCÍA ESTRADA (Colombia, 1955). Escritora, ensayista, poeta, dramaturga, crítica literaria y de arte. Es librepensadora, feminista, atea y defensora de la otredad. Ha escrito tres obras de teatro y una nouvelle con Floriano Martins. Algunos de sus artículos y poemas han sido difundidos en las revistas internacionales y es una colaboradora asidua de Agulha Revista de Cultura entre muchas otras revistas internacionales. Ha publicado 16 libros y sus poemas forman parte de diversas antologías y ha recibido seis premios de poesía. Ha sido traducida al francés, portugués, rumano, griego e inglés. Ahora dirige un programa de Entrevistas en su canal de Youtube.

 

 


JAROSLAV ŠERÝCH (República Tcheca, 1928-2014). Estudou na Escola Superior da Indústria da Arte em Jablonec nad Nisou, na Escola de Artes Aplicadas de Turnov e na Academia de Belas Artes de Praga. Dedicou-se à gráfica livre, pintura, mosaicos, criação de livros, ilustrações, bibliofilia e também criou placas de cobre em relevo. Na década de 1960, ele aderiu à abstração expressiva. Logo que a deixou, voltou a acreditar na nitidez da forma e do enredo da obra. Trabalha atualmente com uma metáfora artística cujo ponto de partida reside em uma ampla gama de imagens firmemente apoiadas na liberdade criativa. Em seus desenhos, pinturas e obra gráfica, compõe imagens simbólicas baseadas nos princípios da ética cristã, cuja ideia é a superfície combinada da humildade humana, da empatia e da crença na persistência da esperança. Do ponto de vista do método criativo, é a soma da linha sensível do desenho, da morfologia dinâmica e da cor enfatizada. As obras apresentam uma estilização figurativa descontraída, de forma alongada, e possuem uma estrutura visual distinta.
  

 


Agulha Revista de Cultura

Número 251 | maio de 2024

Artista convidado: Jaroslav Šerých (República Tcheca, 1928-2014)

Editores:

Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com

Elys Regina Zils | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2024


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