quinta-feira, 20 de novembro de 2014

Breves anotaciones sobre libros y libros | Floriano Martins





















En general, el espacio de discusión sobre el mercado del libro debe agrupar categorías como pequeño y gran mercado, así como mercado local, nacional e internacional. Una vez observado como mercadería, el libro se iguala a cualquier otro objeto de consumo. Por lo tanto, entre otras cosas, desaparece la lógica que enlaza autor y lector, y asume el comando de las acciones otra lógica que rige las relaciones entre productor y consumidor. El autor del libro pasa a importar únicamente por el resultado de las ventas o su perspectiva más inmediata. Este mercado, igual que cualquier otro, tiene sus propias leyes, y la cultura, entendida como un principio de contenidos que expresan la grandeza de un pueblo, no tiene poder de voto en sus estadísticas, no influye en las directrices comerciales. Evidentemente que muchos aspectos pueden ser manifestados de manera distinta al tratamiento que se tiene de la mercadería en otros mercados. Pero nada define mejor una mesa de reuniones que la estimación de ventas y la eficacia de sus mecanismos. Y como en todo mercado, una de las estrategias de gran eficiencia es la homogeneización del producto.
No se dice aquí nada de nuevo, pero es bueno recordarlo, porque en general los escritores, sobre todo los escritores que no venden o simplemente no consiguen editoriales para sus libros, reclaman acerca de la voracidad mercantil de los editores. Estos escritores, en el caso de que pasaran a ser editores, seguramente actuarían de la misma manera que hoy condenan. Otros dos aspectos curiosos se ven en las categorías que antes mencioné. En primer lugar, hay un abismo casi infranqueable entre el pequeño y el gran mercado del libro. Por una serie de factores, que abarcan temas como impuestos, marketing, distribución, pequeñas editoriales están como condenadas a mantener esta situación, cuando mucho llegando a la categoría intermediaria. Por otro lado, la internacionalización del mercado del libro no actúa en favor de su correspondiente local. Ejemplo de esto es que las grandes editoriales internacionales –basta pensar hoy en el caso de la invasión española al mercado latinoamericano– no acostumbran a internacionalizar su catálogo, limitando a la plaza local a los autores editados por ellas en cada país. Así es que un autor brasileño editado en el Brasil por Planeta o un argentino editado en la Argentina por Alfaguara raramente alcanza una distribución internacional de su libro. Los libros verdaderamente internacionalizados lo son obedeciendo a otra lógica; una lógica en la que, cada vez más, prima la homogeneización. Como cierta vez afirmó un editor brasileño, el futuro (hoy ya un presente avasallador) del mercado del libro no contempla la edición del libro de calidad. ¿Pero qué viene a ser un libro de calidad?
En primer lugar, el término tiene que ser entendido como un principio. No se trata de decir que actualmente en las librerías no hay libros de calidad. Tampoco se puede pensar que todos aquellos autores que no encuentran lugar en el mercado son víctimas de una circunstancia impiadosa. Y no hay que olvidar, por último, que estamos hablando aquí de literatura; es decir, que no corresponde discutir otras ofertas del mercado, tales como libros didácticos o religiosos. El libro de calidad atiende a un principio de sensibilidad estética, que evalúa sus características literarias, aunque ello exija un poco más de inversión durante su aclimatación al mercado. Evidentemente, esto huye de la zona de interés de cualquier mercado, donde impera la estrategia de reducción de costos con el fin de obtener mayor rendimiento. Todo lo que contradiga tal lógica es inaceptable. Así que el autor de calidad, por principio, no tendrá jamás una oportunidad. Otro aspecto que el gran mercado descarta por completo es la perspectiva de niveles de venta distintos de acuerdo con la naturaleza de la oferta. Podemos pensar rápidamente aquí, en términos de géneros literarios, que la poesía venderá siempre menos que la novela, y ésta más que el teatro, lo que no significa decir que sean irrisorias las estadísticas de venta de poesía y obras de teatro. Lo que pasa es que ya se estableció un círculo vicioso, de prejuicios e incompetencia empresarial – en este caso por parte de pequeños editores que no hacen más que soñar con el día en que serán grandes editores, y entre tanto adoptan, estúpidamente, la misma lógica del gran mercado. Los pequeños editores podrían ser los que se distingan por la edición del libro de calidad, invirtiendo en difusión, buscando sociedad institucional (incluyendo radio y televisión), e inclusive desarrollando proyectos internacionales a mitad de costo. Pero infelizmente son raros los que actúan en esta dirección. Y el gran mercado agradece que su competencia sea tan insignificante.
Agréguese a todo esto otro factor: el comportamiento del autor frente a los aspectos aquí anotados. Sigo hablando en términos de principio, lo que significa decir que las excepciones no se ausentan de mi perspectiva. Al contrario, hacen lo que siempre hicieron: confirman la regla. En general los escritores están perdidos, buscando a toda costa agradar a este mercado que lo exprime de todas las maneras. Conozco buenos poetas que dejaron de lado su poesía y pasaron a escribir una narrativa inconsecuente, casi siempre mediocre, con la expectativa de encontrar así editorial. Y no olvidemos, además, al montar este cubo mágico de las relaciones entre componentes del mercado editorial, la presencia de los media, que astutamente saben erradicar lo que antes conocíamos como crítica literaria, dejando el libro a merced de breves comentarios que en muchos casos no pasan de un lenguaje de release. Evidentemente, trato de dibujar este cuadro, no para desestimular la discusión, sino como un alerta de que tendrá que ser otra la estrategia de enfrentamiento del tema. Antes de avanzar en algunos aspectos que considero pertinentes, quiero citar aquí una conferencia de un editor brasileño, pronunciada en 2007, pero que permanece actual:

Quiero hacer libros. Estoy dispuesto hasta a sufrir algún perjuicio, pero necesito estar en el mercado. ¿Y qué es lo que yo, tan chiquitito, hago para llegar hasta una persona importante de una gran red? Primero, el tipo me va a tener cuatro horas sentado, esperando. Después me va a mirar, les va a echar un vistazo a mis libros y a decir: “Quiero este”. “Ah, ¿por qué usted quiere ese?” Y él: “Porque me gustó la tapa” Le pregunto si no quiere oír algo sobre ese libro. “No.” Él no tiene tiempo para escucharme. Eso es decepcionante, me frustra mucho. No acompaño más a mi gerente a la hora de vender un libro. Porque mi gerente me decía: “Vamos juntos, para que tú hables del libro, tú hablas mejor que yo”. Es un desastre. Porque yo hablo mejor que él, sí, pero el tipo que está del otro lado no me quiere escuchar. Él no tiene tiempo. […] Entonces usted tiene que tener una tapa vendedora. Y una solapa vendedora, con pocas palabras –porque él tampoco tiene tiempo para leer la solapa. Y tiene que tener una contratapa que diga: “¡Pa, qué libro!”. Y no puede tener sólo un título: tiene que tener título y subtítulo.
[…]
Otra cosa: reunión de consejo de una gran editorial. Usted está allí, entusiasmado con un libro: “Tiene una alta calidad literaria”. Oh, ¿alta calidad literaria? El director financiero, con la calculadora en la mano, dice: “Bueno, bueno, ¿y anduvo bien afuera? Entró en la lista del New York Times?” No, ¿y eso qué tiene que ver? La biografía de Darwin que yo edité nunca entró en listas de afuera y vendió 50 mil ejemplares en el Brasil. La niña que robaba libros [2] es un fenómeno brasileño. El monje y el ejecutivo [3] sólo vende en el Brasil. Su autor, en los Estados Unidos, es un payaso. Nadie lo toma en serio. En Brasil, es fantástico. Él debe pensar: “Chico, esos brasileños son formidables”. Porque allá, en los Estados Unidos, él no es nadie. Da conferencias por dos mil dólares. Pero le pagan 150 mil para que venga acá. Brasil es realmente un país fantástico. [4]

Ramón OviedoNótese que en 2007 todavía no habíamos entrado con esa voracidad hoy existente en la relación entre cine y novela, en rigor una eficiente sociedad comercial que ha sido responsable de esa homogeneización tanto de la literatura como del cine. De cualquier manera, vale aquí observar que la exposición que cité no es de un autor sino de un editor. O sea, dentro del propio mercado es posible encontrar una lectura correcta de sus fallas, justamente hecha por alguien que se siente indignado ante la degradación intelectual, el empobrecimiento de la literatura y la profunda falta de respeto por el lector. Por lo tanto, si estamos interesados en discutir sobre el libro de calidad en América del Sur o abordar el nivel de integración cultural entre nuestros países a partir de la literatura, tendrá necesariamente que ser otro el ángulo de observación.
Como bien sabemos no hay sistematización en aquello que se podría llamar integración cultural en América Latina. Las pocas acciones registradas en este sentido son casuales y raramente encuentran apoyo o son frutos de alguna iniciativa del medio institucional. Recuerdo que todavía en los años 80, cuando yo empezaba a preparar las entrevistas que compondrían el libro Escritura Conquistada, en la correspondencia que mantuve con varios poetas de toda la América Hispana, siempre que tocábamos en este hiato existente entre nosotros, había una observación que se repetía: la inacción de las misiones diplomáticas de nuestros países en el sentido de propiciar un intercambio de bienes culturales. Poetas como Javier Sologuren, Juan Liscano, Fernando Charry Lara, tenían siempre la misma crítica en relación al abismo cultural que se verificaba entre Perú, Venezuela, Colombia y Brasil. Lo mismo acontecía en relación con los demás países. Alguien posiblemente debe apuntar una excepción, la de Hilda Scarabótolo de Codina y las ediciones tan bien cuidadas, de autores brasileños, publicados en Lima a través del Centro de Estudios Brasileiros. Otro ejemplo, absolutamente aislado, hasta por su gigantismo y amplio radio de acción, es el de la Fundación Biblioteca Ayacucho, en Venezuela. ¿Algo más? Vamos al mercado privado. ¿Hay algún caso de colecciones específicas de literatura argentina, literatura chilena, literatura paraguaya? Autores nuestros son publicados en nuestros países sólo esporádicamente. Casi siempre como reflejo de un prestigio internacional alcanzado por sus obras. Trágicamente, concluimos que no estamos interesados en nosotros mismos. Ahora, inmenso y sin fondo es el mapa de las oportunidades perdidas. Uno de esos casos curiosos es el de la revista Poesia Sempre, de la Fundación Biblioteca Nacional, en Brasil. Publicación de lujo, esta revista circula semestralmente hace 17 años, siempre dirigida por destacados poetas brasileños. Y su característica editorial es dedicar cada número a un país. No obstante, en sus más de 30 números publicados hasta ahora, sólo dos tradiciones líricas latinoamericanas fueron contempladas: México y Perú. En la edición dedicada al Perú, el entonces editor Marco Lucchesi observa, en sus palabras iniciales:

Algunos puentes desafían la distancia Brasil-Perú, como las ediciones de Ciro Alegría, Scorza, Llosa, Mariátegui, además de la antología El río hablador, de Everardo Norões, marca reciente en ese diálogo que se mantiene vivo, y hace muchos años, gracias también a la inspiración de Floriano Martins, con su pasaporte poético latino, que no teme aduanas de carácter ideológico. A él cupo la tarea de preparar una selección de la poesía contemporánea del Perú. La elección demuestra al mismo tiempo la maestría del recorte y la finura de la traducción. Empezando por el diálogo provocador entre Carlos Germán Belli, Hildebrando Pérez Grande, Pedro Granados y Rossella di Paolo, que prepara al lector para la antología. [5]

En el diálogo al que se refiere Marco Lucchesi, traté de indagar acerca de la ausencia de un estrechamiento de relaciones entre las literaturas brasileña y peruana, ocasión en que Carlos Germán Belli mencionó “una efímera aproximación, como fue el programa editorial que, gracias a los esfuerzos de la escritora Vera Pedrosa, agregada cultural brasileña en los años 1970, y de la escritora Hilda Scarabótolo de Codina, residente en Lima y funcionaria de la embajada brasileña, fue llevado a cabo con gran brillo y rigor académico hasta superar una centena de títulos.” Belli observa también que “en la mayor parte de los casos eran muestras antológicas de poetas brasileños de todos los tiempos, traducidos por autores peruanos”. [6] Todo un proyecto de enorme e indiscutible excelencia, pero aislado en el tiempo. Lo que persiste es el descuido ante lo que debería ser una preocupación permanente de conocimiento mutuo y correspondencia entre esas literaturas. Quiero aquí reproducir las palabras con que Hildebrando Pérez Grande finaliza su participación en este mismo diálogo. Dice él:

Pienso que debemos estimular los encuentros, los estudios, las traducciones. Hay que fomentar una política editorial que nos permita difundir de manera masiva nuestras mejores obras y profundizar el conocimiento de nosotros mismos. Académicamente, puedo decir que en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos son dictados, pues están en nuestro plan de estudios, dos cursos de literatura brasileña durante cada año académico. Los jóvenes estudiantes de nuestra universidad conocen tanto la poesía como la narrativa brasileña. Y en los Talleres Literarios de San Marcos y en la Ruiz de Montoya, nuestros jóvenes creadores se familiarizan con la mejor porción de la literatura brasileña. Hay que estimular la lectura y la traducción y la difusión de nuestras literaturas en cada uno de nuestros países. [7]

En 2007, estuve al frente de un proyecto-piloto que titulamos “I Encuentro de Agentes Culturales – América Hispana”, promovido por la Secretaría de Cultura del Estado de Ceará. La idea era crear un foro de discusión sobre la estructura y el contenido de la próxima edición de la Bienal Internacional del Libro de Ceará, evento cuya curaduría estaría a mi cargo. Durante una semana, en Fortaleza, nos reunimos en un teatro con representantes elegidos por nosotros de países como Colombia, Perú, México, Venezuela, Chile y República Dominicana. Un segundo encuentro tuvo lugar, ya en 2008, dentro del propio espacio de la Bienal. El tema central de nuestras conversaciones giró en torno del comportamiento de las ferias internacionales de libros, en nuestros países, en lo tocante al libro y al escritor. Las exposiciones apuntaban todas a una misma dirección. La invitada colombiana, Amparo Osorio, directora de la Editorial Común Presencia, observó que:

Ramón Oviedo“Es lamentable que las ferias del libro no estén orientadas a una difusión de la literatura propiamente dicha. Son empresas con interés económico, lo cual las torna excluyentes de valiosas literaturas y cómplices económicas de las grandes editoriales actualmente dedicadas a la publicación de obras banales”. […] “Esto nos lleva a pensar en la urgencia de adelantar negociaciones entre escritores, editores y ferias a fin de pactar una cuota importante de lectura y formación, que precisamente distinga a esa cultura del espectáculo en que se convirtieron estos eventos.” [8]

A partir de este foro, ampliando la red de representantes en todos los países hispanoamericanos, como así también incluyendo a España y los países de lengua portuguesa en todo el mundo, en 2008 fue montada, en Ceará, nordeste del Brasil, una primera feria del libro que buscaba equilibrar las fuerzas hasta aquí mencionadas, sin descuidar el área comercial, pero sin perjudicar la exposición de libros de calidad. También se proponía objetivar un espacio más amplio de reflexión en torno a la literatura y sus mecanismos, no convirtiendo el ambiente de la feria en un mero escenario de espectáculos. El propio anuncio de la Bienal ya dejaba bien clara su pauta de nuevas propuestas:

El tema de la 8ª Bienal Internacional del Libro de Ceará es “La aventura cultural del mestizaje”, el cual abarca dos comunidades lingüísticas: la portuguesa y la española, con sus manifestaciones artísticas y culturales, totalizando 30 países situados en cuatro continentes: África, América, Asia y Europa. Tal abarcamiento desplaza el foco habitual de las programaciones literarias de otros eventos similares, concentrándose aquí en mostrar la multiplicidad de culturas y la condición mestiza de sus raíces. […] Motivada por el tema central, la programación de la 8ª Bienal Internacional del Libro de Ceará estará comprometida con la integración de las culturas abarcadas, reconociendo sus hábitos, costumbres y literatura, y con la democratización y la movilización del acceso universal al libro, a la lectura y a la producción literaria. Se realizarán actividades basadas en la promoción y generación de conocimientos destinados al público. […] Las sesiones literarias incluyen conferencias, debates, lecturas de poemas, encuentros especiales, lanzamientos de libros. Esta agenda fue configurada, a su vez, a partir del tema central. Los debates contemplarán asuntos como producción y circulación de revistas y suplementos literarios, casas de cultura, política cultural de los centros de estudios brasileños en América Hispana, movimientos contraculturales, circuito editorial universitario, encuentros internacionales de escritores, entre otros. Las conferencias tratarán aspectos ligados a los fundamentos del mestizaje, periodismo cultural y obras literarias, considerando particularidades regionales y continentales de los países involucrados. […]Habrá además una integración entre segmentos de la creación artística, producción cultural y medios de comunicación, desarrollándose en una serie de salas permanentes que, en el correr de 10 días de realización de la 8ª Bienal Internacional del Libro de Ceará, permitirá la convivencia entre público, escritores, artistas y productores culturales. […] Otro rasgo diferenciador es la creación de un espacio titulado “Isla de los Continentes”, cuya área de 234m² se destina a recibir editoriales extranjeras que, en general, no disponen de condiciones para participar de eventos internacionales. 

El periodista Lira Neto – hoy un destacado nombre en Brasil, gracias a las biografías que escribió de personajes fundamentales de nuestra cultura – tuvo a su cargo la entrevista que funcionaría como carta de principios de la Bienal. Conversamos abiertamente sobre las nuevas propuestas y sobre lo que yo consideraba una serie de desgastes en el formato de las ferias del libro en el país. En cierto momento, Lira Neto preguntó acerca del agotamiento de las sesiones literarias, oportunidad en que hice la siguiente aclaración:

Creo que hay un desequilibrio entre las razones culturales y las de mercado que actúan en eventos de esta naturaleza. Mayor acento en el área de mercado redunda en demasiada dependencia de sus cotizaciones y propagandas en los media. Estos aspectos pueden, en general, asumir una connotación negativa en un ambiente cultural fragilizado como el que tenemos hoy en Brasil. Puedo ser acusado de eufemismo, pero intento aquí sólo evitar caer en su revés, el sentido catastrófico derrotista. El hecho es que es preciso evitar simplificaciones y reiteraciones temáticas en el formato de las sesiones literarias, inclusive calificando al mediador de las mesas de manera que no permita que las explicaciones de los invitados caigan en el vacío, y que, en cambio, logre que los encuentros produzcan tanto un enriquecimiento crítico en el público como perspectivas de asociación entre las partes implicadas. Puedo dar aquí dos ejemplos, referentes a mesas de debate: una de ellas reúne directores de los más actuantes Centros de Estudios Brasileños existentes en América Hispana, lo que nos permitirá una evaluación del comportamiento de Itamaraty y su política cultural en lo atinente a la integración continental; otra mesa, con doble jornada, reúne algunas de las principales editoriales universitarias del país, ocasión en que abordará aspectos como planeamiento editorial y distribución. Las propias sesiones de lectura de poemas serán más abarcadoras, permitiendo a los poetas comentar sobre su poesía y responder preguntas del mediador y del público. En fin, se trata de dar más sustancia al evento. [9]

Estadísticas de presencia de público y acompañamiento de registro de prensa atestiguan en favor de un éxito en la realización de esta Bienal, aunque algunas de las propuestas de cambio no hayan obtenido el resultado deseado. Hoy me parece que es natural que así haya ocurrido, considerando la alta apuesta de revitalización del modelo en curso. Sin embargo, observo con curiosidad que ciertos vicios son más persistentes que otros. En este caso la gran contrariedad, sobre todo por parte de la prensa – lo que vuelve el aspecto aún más curioso – era la de que estábamos haciendo una Bienal sin nombres conocidos. Ahí se cuestiona la función del Estado al promover un evento de esta naturaleza, que no debe ser la de acomodarse al terreno establecido sino tratar de innovar en ofertas de calidad. Se evidencia también la preocupación única de la prensa por la transmisión fácil de material ya ampliamente identificado por su cliente, el público consumidor de los media. No hay cómo salir del inmovilismo cultural de esta manera. Muy por el contrario, actuando así la tendencia será – y ya vemos esto de forma que asusta– volverse cada vez más rehén de ese mecanismo, haciendo concesiones en el sentido de una homogeneización y consecuente empobrecimiento de los bienes culturales. Según la idea de la curaduría de la Bienal, el Gobierno del Estado debería avanzar en otras actividades, sobre todo en el intervalo existente entre esos eventos, sea a través de la realización de pequeños eventos o de la creación de un sello editorial. En 2009 se tuvo la oportunidad de llevar a Fortaleza parte sustanciosa del directorio de la Fundación Casa de las Américas, en ocasión de los 50 años de existencia de la misma. También se creó una colección de libros, en la cual se editaron libros del nicaragüense Pablo Antonio Cuadra, del argentino Juan Gelman y una antología de poesía mexicana – lo que apuntaba a una gran novedad: la de que el Estado podría crear una política cultural de aproximación concreta con la América Hispana. Una nueva Bienal fue proyectada para 2010 y una vez más fui invitado para ser su curador. Sin embargo, durante su preparación se repetía con insistencia, ahora ya internamente, en el propio ambiente institucional, que la Bienal debería promover aquellos nombres más destacados en los medios, volviendo a prevalecer una política de espectáculo. Lamentando que no fuese posible dar continuidad al proyecto original, consideré adecuado apartarme de la curaduría.
Ramón OviedoTrato de persistir de otras maneras en esta obsesión por un diálogo abierto entre nuestras culturas. Vale aquí mencionar que históricamente la gran vanguardia en este sentido de integración siempre estuvo en las manos de los directores de revistas, sobre todo aquellas no institucionales. En general poetas, los mismos que también se encuentran al frente en la coordinación de los festivales internacionales de poesía que hoy son parte de la agenda cultural de varios países, excepto Brasil, donde se prefirió el modelo que se llama Fiesta Literaria, en rigor un escenario más de espectáculos realizados en función del mercado del libro. Esta extraña relación entre libro y autor en el Brasil tiene una singularidad impresionante. En mi país el lanzamiento de libros es un evento únicamente comercial, del cual el autor participa solamente para autografiar los libros vendidos. Esta prioridad comercial asume tal proporción que el espacio común para el lanzamiento de un libro, que sería una librería, puede ser sustituido fácilmente por bares o clubes sociales.
Retomando el tema de la circulación, en este momento se encuentra en proceso de creación, entre varios países hispano-americanos, una Red de Festivales Internacionales de Poesía, lo que puede ser visto como un puente de flujo abierto, espacio de crítica y autocrítica que permita los ajustes indispensables al modelo actual de actuación de esos eventos. Ya se puede hablar hoy de adhesión de un nuevo instrumento de difusión de bienes culturales que es la Internet, por la creación de bancos de consulta y de revistas con pauta expresiva. Mi contribución en este campo se dio desde el principio, con la creación de Agulha – Revista de Cultura, publicación que circuló durante 10 años y alcanzó el número de 70 ediciones. En el último editorial, hicimos la siguiente observación:

Agulha realizó, en sus 10 anos de aventura editorial, el proyecto que motivó su existencia: transformarse en una mesa de debate de los principales temas que ocupan a la cultura y las artes en nuestro tiempo. Cuando surgimos, no existía ese espacio en la prensa del Brasil. Virtual o impresa, esta permanece casi del todo naufragada en las aguas del entretenimiento, sin ofrecer al público un espacio de reflexión, conocimiento, multiplicidad, y priorizando, en cambio, la información de carácter comercial. En general, la prensa trata a su público como mero cliente: es una lástima que el área del llamado periodismo cultural haya adoptado esa fórmula. […] A lo largo de esta década y de estos 70 números publicados, abordando los más diversos temas, Agulha fue una verdadera práctica de política cultural en un país más afecto a la intriga cultural. Trascendió la simple publicación de sus números: sus editores fueron invitados a eventos literarios en diversos países; definió contratos editoriales, ya en el área de poesía, ya en ensayo o traducción; formó asociaciones con grupos editoriales también en el ámbito internacional; amplió el espacio de difusión de innumerables revistas, inclusive con un intercambio de ediciones especiales dedicadas a algunos países. […] La trayectoria de vida de Agulha está marcada por ese sentido singular de conquista y exploración. No cortejamos el túmulo de la gloria. Nos arriesgamos siempre a difundir nombres de poca circulación u olvidados, siempre que no faltara consistencia a su trabajo. Creamos una Galería de Revistas, espacio único en la prensa, tanto virtual como impresa, para la difusión y la presentación crítica de publicaciones similares. En cada edición presentamos un promedio de 50 obras del que llamamos “artista invitado”, buscando nombres, entre consagrados e incluso hasta inéditos, en casi 20 países. [10]

Pocos meses después, en enero de 2010, la revista resurge en un nuevo formato, ahora con el nombre de Agulha Hispânica, integrando el Proyecto Editorial Banda Hispânica, que se dedica exclusivamente a la difusión de obras, ideas, autores de lengua española. Se trata de una apuesta por la concentración, defensa abierta de algo esencial e indispensable: que América Latina, a partir de su cultura, alcance lo que en el ámbito político jamás fue posible; que demostremos que aún es posible librarnos del perjuicio que nos fue impuesto por esa condición insular a la cual nuestras sociedades se acomodaron. De cualquier manera, aquí todavía estamos tratando de aspectos aislados, que exigen sistematización y ampliación constante. Es en esta dirección, no obstante, que parece posible rever perspectivas para el libro de calidad en nuestro continente. Particularmente no tengo talento para optimismos aleatorios, así que me mantengo en el carácter de un pesimista productivo. Una mirada general a lo que se llama mercado del libro en América del Sur en los últimos tiempos ya nos pone bastante sobre aviso acerca de los caminos que deben ser evitados. Un gran centro editor como es Venezuela, por ejemplo, incurre en un error brutal que es el de la politización del mercado. Así es como hay un abismo impresionante entre autores, editores, libreros, propiciados por un cisma ideológico, que opera en el sentido más amplio de desperdicio de oportunidades, e incluso de depredación de un patrimonio cultural adquirido y respetado internacionalmente. En los demás países sudamericanos, según pude constatar gracias a consultas que hice a amigos escritores, la situación se remite a los obstáculos habituales del mercado del libro, factores estructurales pertinentes a cada sociedad. Bajos niveles de educación pública, falencia o inexistencia de programas de lectura, etc. Todos estos factores hoy enormemente agravados por la invasión del mercado español. A este respecto quiero mencionar una segunda exposición del mismo editor brasileño ya aquí citado:

Ramón Oviedo

Los españoles tienen un proyecto estratégico. Cuando terminó la dictadura de Franco, España comenzó a crecer, se redemocratizó. Aún está creciendo. Mientras tanto, en Italia, se concretó la “Operación Manos Limpias”. Mucha gente presa: políticos, empresarios, sindicalistas. La Mafia, entonces, salió de Italia y se fue a España. España recibió dinero proveniente del crimen, que fue lavado y se “blanqueó”. Allí, los antiguos mafiosos se volvieron empresarios encorbatados. España, hoy, es un país rico. Y su proyecto estratégico es nada más y nada menos que reconquistar América. Antes, ellos nunca habían prestado atención al Brasil porque, aquí, se habla otra lengua. Pero ahora descubrieron que se puede ganar mucho dinero entre los brasileños. Y están llegando. […] Ya compraron prácticamente todas las editoriales de libros didácticos del Brasil. Y están comprando otras. […] Todo está a la venta. Si no fue vendido es porque todavía no apareció la propuesta irrecusable. […] Están entrando en la telefonía celular. En los diarios, en las revistas, en las gráficas, en los libros didácticos, en las editoriales. Están llegando con hambre y con dinero. ¿Quién va a resistir? ¿Y qué puede ocurrir con nosotros, los editores supuestamente independientes, editores por accidente o por gusto? [11]

Creo que tenemos aquí un conjunto de aspectos que exige reflexión sistemática, algo que el espacio de esta conferencia no contempla. De cualquier forma, entendamos esta noche, como una señal de alerta, que agravamos aún más el cuadro, ya bastante complejo y amenazante, si persistimos en entreverar sus componentes como si las derivaciones del tema fueran ajenas al orden interno de esos componentes. En general, hay un desfase entre la gravedad del problema y su percepción. Los autores, sobre todo, tienen un compromiso de denuncia, de combate en la forma de exposición de sus experiencias, de voz que se manifieste en busca de una honestidad intelectual. Pero naturalmente no recrimino a aquellos que quieren el espectáculo fácil de sus dotes literarias. Sólo sepamos que se trata de otra gente. O que yo soy la otra gente.
Abraxas.


NOTAS
01. 
02. La niña que robaba libros (The book thief). Markus Zusak (australiano). Editora Intrínseca. 2007.
03. El monje y el ejecutivo. Una história sobre la esencia del liderazgoJames Hunter. Rio de Janeiro. Editora Sextante. 2004.
04. Luiz Fernando Emediato, da Geração Editorial. Jornal Rascunho. Paraná, dezembro de 2007.
05. Marco Lucchesi. “Palavras iniciais”. Poesia Sempre # 28. Rio de Janeiro, 2008.
06. Carlos Germán Belli. “Poesia peruana no século XX”. Poesia Sempre # 28. Rio de Janeiro, 2008.
07. Hildebrando Pérez Grande. “Poesia peruana no século XX”. Poesia Sempre # 28. Rio de Janeiro, 2008.
08. Amparo Osorio. Depoimento dado quando de sua presença no “I Encontro de Agentes Culturais – América Hispânica”. Teatro José de Alencar. Fortaleza, novembro de 2007.
09. Lira Neto. “Uma conversa com o curador da 8ª Bienal Internacional do Livro do Ceará – Floriano Martins”. Material de imprensa. Fortaleza, junho de 2008.
10. “Último editorial”. Agulha – Revista de Cultura # 70. São Paulo, Fortaleza. Outubro de 2009.
11. Luiz Fernando Emediato, da Geração Editorial. Jornal Rascunho. Paraná, dezembro de 2007.

Floriano Martins (Brasil, 1957) é diretor da Agulha Hispânica. Ensaio escrito em março de 2011. Contato: agulhahispanica@gmail.comPonencia preparada para la 15ª Feria Internacional del Libro de Perú. Lima, julio de 2010. Traducción al español de Marta Spagnuolo. Página ilustrada con obras del artista Ramón Oviedo (República Dominicana).

El período de enero de 2010 hasta diciembre de 2011 Agulha Revista de Cultura cambia su nombre para Agulha Hispânicabajo la coordinación editorial general de Floriano Martins, para atender la necesidad de circulación periódica de ideas, reflexiones, propuestas, acompañamiento crítico de aspectos relevantes en lo que se refiere al tema de la cultura en América Hispánica. La revista, de circulación bimestral, ha tratado de temas generales ligados al arte y a la cultura, constituyendo un fórum amplio de discusión de asuntos diversos, estableciendo puntos de contacto entre los países hispano-americanos que  posibiliten mayor articulación entre sus referentes. Acompañamiento general de traducción y revisión a cargo de Gladys Mendía y Floriano Martins.

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