∞ editorial | El mundo todo en nuestro espíritu
La revista Acrobata, en sus 10 años de
actividad, viene realizando una intensa labor de difusión de la literatura y
especialmente de la poesía brasileña e hispanoamericana. En poco más de 3 años,
sus actividades se concentraron en una plataforma en línea y ampliaron
radicalmente su alcance y también sus asociaciones. Proyectos como el Atlas
Lírico da América Hispânica (valiosa
colaboración entre Acrobata y Agulha
Revista de Cultura) nos han brindado una
alegría vibrante. Entre diciembre de 2023 y febrero de 2024 alcanzamos tasas
que confirman las 70 mil visualizaciones y las 30 mil visitas. Algo que no
esperábamos cuando iniciamos el emprendimiento. Floriano Martins y Elys Regina
Zils, con sus traducciones y curaduría, son parte de estas maravillosas
asociaciones que han llevado a Acrobata
a lugares inimaginables y a lectores de todo el mundo. Saludo la pasión y
energía que ponemos en lo que hacemos, por el placer de ver/sentir la poesía en
movimiento.
Al mismo tiempo, agregando la pasión de Márcio Simões –
Sol Negro Edições – y Gladys Mendía – LP5 (Editorial y revista), creamos la
colección “Libros de la Red”, que este mes publica dos nuevos títulos de acceso
gratuito:
3. Horizontes del
surrealismo, de Carlos M. Luis: Horizontes-del-Surrealismo-de-Carlos-M.-Luis-2024
El cubano Carlos M. Luis (1932-2013) fue sin duda el estudioso del
surrealismo más notable en Hispanoamérica. Mientras aún vivía en Cuba, se unió
al grupo en torno a la revista Orígenes, fundada por José Lezama Lima. Luego de
residir en Miami, dirigió allí el Museo Cubano de Arte y Cultura. “Horizontes
del Surrealismo” reúne todos sus ensayos dedicados al surrealismo, recorriendo
entornos plásticos y poéticos, e investigando los momentos más destacados de
este importante movimiento del último siglo, tanto en Europa como en América.
El libro se abre con una entrevista al autor, donde intenta iluminar todos los
ámbitos de su investigación.
4. Huesos de los presagios, de Fernando
Cuartas Acosta y Floriano Martins: https://lp5.cl/wp-content/uploads/2024/03/HUESOS-DE-LOS-PRESAGIOS.pdf
Dos poetas se reúnen para hablar de su amor por
las artes visuales. El intercambio de correos electrónicos es un puente
fraternal que une a Colombia y Brasil, una tarde intensa de afinidades que se
multiplican: Susana Wald, Joseph Cornell, Moritz von Schwind. Los colores y las
formas adquieren versiones fascinantes, las historias impresas en las pantallas
se mezclan con la biografía de los artistas: Hong-Oai Don, Roland Topor, Unica
Zürn. Nombres de tantas épocas, generaciones, sabores diferentes, se encuentran
como por primera vez en la paleta mágica de estos dos poetas, Fernando Cuartas
Acosta y Floriano Martins, una transfiguración de la imagen plástica en imagen
poética, los poemas emergen como una orquestación estelar: Georgia O’Keeffe,
Wifredo Lam, Maestro Vitalino. Dos poetas que descubren (más que inventan) un
mundo abisal en el lenguaje compartido de sus visiones, una escritura al alimón
que va más allá de todo lo que hayamos leído hasta la fecha.
Hablamos también con Gladys Mendía, sobre
su trabajo junto a LP5. Ella nos dijo:
LP5 (Los Poetas
del 5) es un portal literario que vio la luz por primera vez en Santiago de
Chile en mayo de 2004. Se propuso la misión de amplificar las voces de escritores
latinoamericanos y, posteriormente, abrir sus brazos a los creadores de todos
los rincones del mundo. Mediante diversas plataformas digitales, como LP5.cl,
Blog LP5, un canal de YouTube y su sello editorial, LP5 ha tejido una red de
creatividad que traspasa las fronteras y los confines de los géneros
literarios. Su símbolo, la “mano del filósofo”, encarna la esencia de la
transformación y la apertura de los escritores contemporáneos hacia la
multiplicidad y la inquebrantable voluntad de crear. Este movimiento literario
y cultural se enraíza en una continua búsqueda de nuevos lenguajes y conexiones
globales, fomentando la interacción entre la creación artística, literaria y
crítica en la comunidad global.
LP5 se consagra a la promoción, el impulso y el respaldo de iniciativas
literarias y artísticas a través de la gestión cultural y editorial. Sus nobles
propósitos engloban la creación de espacios destinados a eventos culturales y
artísticos accesibles para toda la comunidad, la colaboración permanente con
nuevas voces talentosas para nutrir proyectos creativos y un firme compromiso
con la edición, promoción y distribución de obras literarias y artísticas de
valía. En LP5, se celebra con pasión la diversidad de géneros, voces y
culturas, y su primordial cometido es diseminar las conexiones entre los
imaginarios literarios y artísticos, donde la comunidad global dialoga y crea
un constante y enriquecedor mosaico creativo.
En el umbral del vigésimo año del portal, anhelamos conmemorar esta ocasión
con una imagen renovada en la web. Los créditos de esta transformación recaen
en el talentoso diseñador y músico chileno, Guayi Mas, cuyas manos creativas
han forjado esta nueva imagen y cuyas sugerencias han alumbrado el camino de
esta nueva etapa.
Los inicios de la revista LP5 presenciaron su nacimiento en ediciones
numeradas, tres entregas anuales, hasta que, en el año 2016, la senda se tornó
en un recorrido de espontáneas colaboraciones o en muchos casos solicitadas a
escritores y artistas. Este año vuelvo al ritual de las ediciones numeradas y
temáticas, siendo actualizadas bimensualmente. Espero con fervor que este nuevo
formato conquiste sus corazones y que se sientan inspirados y motivados a sumar
sus voces. El espíritu, invariablemente, perdura: cooperación y fraternidad.
A todos aquellos seres cuyos pasos se han entrelazado con LP5 en este
viaje, les extiendo mi sincero agradecimiento. Casi dos décadas desde la
primera edición, aquel memorable 5 de mayo de 2004, Año 1. N-1. En esta
travesía, el amor y la devoción hacia la literatura y las artes, así como la
voluntad de compartir la cultura, han actuado como el motor incansable que me
ha brindado la disciplina y la constancia para continuar avanzando.
Con una profunda emoción les invito a conocer el renovado portal LP5, que
marca el comienzo de un nuevo capítulo en nuestro viaje compartido.
02 | Estamos en un 2024 en el que se celebra el centenario
del Primer Manifiesto del Surrealismo,
y Floriano Martins ha recordado la importancia de Claudio Willer a la hora de
escribir los manifiestos que acompañaron sus tres primeros libros de poesía.
Cuando estos manifiestos fueron reunidos en un libro, el prólogo lo firmó
Martins, texto que aquí reproducimos, por primera vez en español:
Octavio Paz
dijo una vez, en su Corriente alterna
(1967), que la dificultad de la poesía
moderna no proviene de su complejidad […], sino del hecho de que exige, como el
misticismo y el amor, una entrega total (y una vigilancia no menos total).
Esta entrega total será la condición legítima para la anulación de las
distinciones entre real e imaginario, como defendió André Breton. Ambos
coincidirían en que el asunto se resuelve más desde un punto de vista ético que
estético. La necesaria subversión del lenguaje aquí se aplicaría en un sentido
más amplio, no limitado sólo a las relaciones entre forma y significado. Es una
afirmación de las contradicciones, desdoblándolas hasta que operen como
reveladoras de otra realidad. Desde la modernidad, el poeta ya no puede ser el
ingenuo hacedor de versos, correspondiéndole una sensibilidad más refinada que
le permita descubrir continuamente nuevos vínculos entre su propia identidad y
la percepción de la presencia de los demás en su creación. En esta sencilla
conducta reside toda la aventura moderna de la poesía. A partir de su
desencadenamiento, el lenguaje poético se reconfigura, establece nuevos
códigos, se afirma como el contradiscurso
que lo caracteriza en su raíz.
La noción de contradiscurso está
vinculada a la forma en que percibimos el mundo que nos rodea. Si nuestra
comprensión se limita a una condición binaria, la formulación de un contradiscurso será una simple oposición
al discurso dado. Por otro lado, si lo entendemos como una entidad triádica,
donde la presencia de los opuestos está mediada por una instancia que puede ser
su suma o su anulación, entonces el contradiscurso
necesita profundizar su radio de acción, consciente de que ambos, la percepción
de imágenes y la formación de ideas, son aspectos que están vinculados a una
aceptación de contradicciones, formulaciones que pueden ser cortadas por
asociaciones, azares, acomodaciones, vislumbres etc.
Quiero particularizar estas observaciones preliminares abordando un momento
aislado y aún no medido por la crítica literaria en Brasil, respecto de la
afirmación de ideas y la invitación al diálogo llevada a cabo por el poeta
Claudio Willer a lo largo de toda su vida, pero especialmente en su tres libros
de poesía, todos ellos acompañados de manifiestos que optan por una refracción
ante la mera exposición o imposición de aspectos estéticos o ideológicos. En
tres ocasiones – Anotações para um
apocalypse (1964), Dias circulares
(1976) y Jardins da provocação (1981)
–, flanqueó su propia poesía con la exposición de su pensamiento sobre
cuestiones que le parecían fundamentales tanto para la comprensión de la
Modernidad como para lo brutal con que esa misma Modernidad fue degradada en
Brasil, ciertamente en nombre de una oligarquía que, esquizofrénica, nos ha restringido
una relación más directa con la historia.
Quizás esta afirmación (la mía) tenga cierto impacto, si pensamos en la
siempre relativa difusión de nuestra poesía en el extranjero. Numerosos
aspectos, desde el estallido de los ismos a principios del siglo pasado, han
llevado a distorsiones en la comprensión del papel que debe desempeñar el poeta
en nuestra sociedad, lo mismo ocurre con la propia concepción de nuevos
planteamientos estéticos. Lo que Claudio Willer analiza en los manifiestos es
que nuestro comportamiento ético no puede distinguirse de su contraparte
estética. Cuando una cultura respalda la producción como condición para afirmar
sus valores, ya tenemos una distorsión. En nuestro caso, es posible añadir un
factor ideológico, no en la habitual limitación binaria, sino en una
perspectiva que nos ha definido desde la colonización portuguesa: un nepotismo
tan arraigado que se vuelve cínicamente imperceptible o frívolamente aceptable.
En los tres manifiestos, Claudio Willer aborda aquellas inquietudes que,
naturalmente, eran suyas, correlacionándolas con los puntos relevantes. En 1964
comenzamos nuestro período histórico bajo la supervisión de un régimen militar.
Aún así, Willer ya destacó que analizar
la posición de cada una de esas escuelas y tendencias sería tarea exclusiva y
nunca realizada de la crítica literaria, en referencia a una necesidad
natural de los brasileños de comprender lo que sucede en el resto del mundo.
Doce años después, abordó un fraude en nuestro sistema educativo, que permitió
intencionadamente el analfabetismo y la consecuente desarticulación verbal de
toda una juventud. Ya entonces afirmaba que el
culto esotérico de las logorreas tecnocráticas, el sinsentido de los
economistas, administradores y semiólogos eran formas que incapacitaban
cualquier diagnóstico lúcido en relación con la época.
Claudio Willer era una voz prácticamente aislada en aquella época, donde la
poesía brasileña mezclaba adherencia y aislamiento, sin que fuera posible una
perspectiva de subversión del lenguaje. Es curioso constatar que Octavio Paz
quedó prendado del concretismo, llegando a declarar que en 1920, la vanguardia estaba en Hispanoamérica; en 1960, en Brasil,
contradicción cuanto menos extraña en quien también decía que la comprensión de
las vanguardias era más a nivel moral que intelectual. El hecho es que no había
moralidad alguna, en una situación ética, ya sea en el manifiesto o como
resultado, con respecto al concretismo. Quizás Paz estaba, en aquella ocasión,
demasiado fascinado con un make it new
y que le llamara aún más la atención el hecho de que el nuevo producto viniera de Brasil o Estados Unidos.
¿Qué ejemplo de subversión nos queda? En uno de los manifiestos, Willer
llama la atención sobre el hecho de que la
poesía es al mismo tiempo transitoria y esencial, se refiere a los fundamentos,
a lo concreto que está detrás de las apariencias, y al mismo tiempo señala su
propio fin, su desaparición como una forma autónoma de arte o comunicación.
Ante esto, ¿cómo podemos considerar, por ejemplo, al concretismo como una
vanguardia, cuando estaba en doble desacuerdo con la referencia aquí citada? La
base del concretismo no era una afirmación estética, ya que existía la
supresión del elemento humano – Adolfo Casais Monteiro observó en su momento
que cuando se abstraía el elemento tiempo, toda la concreción buscada caía al
suelo –, sino más bien una abstracción del discurso. Era equivalente a
potenciar a un intelectual radical que nunca encontraría una contraparte a
nivel coloquial.
La condición básica para el establecimiento del concretismo en Brasil no
tiene que ver exactamente con la fascinación por la novedad del desplazamiento
de signos, su intelectualización exacerbada de las teorías epistemológicas en
boga, impurezas de tal orden. Su afirmación entre nosotros es vista como la
confirmación de una tradición ligada a la sumisión formalista, donde la poesía
se realiza únicamente como un entrelazamiento de fibras que resultan sólo en
una perspectiva formal. Al ignorar a los demás, uno se ignora a sí mismo y, en
consecuencia, a su propia condición de acción en los dominios del tiempo y del
espacio en que vivimos.
En una relación binaria ya mencionada aquí, los brasileños nunca han podido
entenderse a sí mismos a menos que se les mida por este absurdo. Aun así, se
podría considerar una frase de Casais Monteiro, cuando dice que el mal de la poesía son los falsos poetas
que todos entienden y no los revolucionarios que todos o casi todos consideran
ininteligibles. Para entender lo que dice Monteiro, es importante recordar
que el poeta busca más que comunicación, o mejor dicho, busca una afirmación de
esta perspectiva comunicativa. La pregunta que nos anima es hasta qué punto se
habría defraudado una perspectiva contradiscursiva como característica de
nuestra cultura. Recurrir a los manifiestos de Claudio Willer no hace más que
afirmar su agudeza en los temas esenciales de nuestra explicación.
En el primero de ellos, Willer se refiere a un error al condenar posiciones de aislamiento, marginalidad,
individualismo e intransigencia frente al compromiso político, recordando
que esto ha implicado una serie de
concesiones, nivelando, en definitiva, en un conformismo y alojamiento sólo con
otro nombre y justificado por la promesa de un cambio social a largo plazo.
El manifiesto del Poema-praxis, propuesto por Mário Chamie en 1961, mencionaba
una realidad elegida como área de
interés para la construcción de un poema, es decir, apostaba por una disensión
entre dialéctica y experiencia. Por otro lado, aspectos como el onirismo y la
percepción agudizada de la realidad nunca han sido bien considerados en nuestra
tradición literaria, y la concepción misma de la experiencia individual siempre
ha estado empañada por una lectura equívoca de la experiencia colectiva, una
situada en oposición a la otra.
Vale la pena recordar aquí un comentario de Willer sobre Stekel, que la sociedad no puede ver realizado
libremente en los individuos lo que sus miembros reprimen. A menos que nos
basemos en la excepción y no en la regla, la tradición poética brasileña está
ligada a un formalismo inocuo y exacerbado, que rara vez cumple con la conocida
proposición de Mayakovsky de que no hay arte revolucionario sin forma
revolucionaria. Aunque el manifiesto del concretismo sitúa parcialmente al
dadaísmo entre sus precursores, está lejos de ser posible vincular la
vanguardia brasileña a esa actitud
metafísica o al espíritu
profundamente anárquico que, según Duchamp y Breton, respectivamente,
caracterizaron al dadaísmo. Brasil de entonces se escondió de la persecución
ideológica, o adhirió a las innumerables variantes reaccionarias de la ocasión.
Una vez más, nuestro alardeado perfil apasionado encontró más facilidad en la
imitación que en el fundamento de una afirmación o resistencia cultural.
En el segundo manifiesto, Willer llama la atención sobre el hecho de que la
poesía no puede separarse de su componente social, afirmando que perder esto de vista conduce invariablemente
al formalismo, al cultivo de alguna propuesta estética como un fin en sí mismo,
desconectada de lo real, condiciones sociales e históricas con las que se
relaciona, señalando también que tal circunstancia se convierte en consumismo, el culto reaccionario de algún modo de
expresión supuestamente contracultural, aunque desconectado de cualquier acción
concreta contra esta misma cultura. El propio Willer añade el riesgo
constante de establecer una vasta
confusión entre antecedentes y consecuencias, lo que nos lleva a
ejemplificar el irrisorio permanecer
libre de la negatividad permanente defendido por el Poema-praxis, o la
obsesión por trasplantar a ámbitos de concepción dualista de la realidad la
síntesis del hai-kai, el efecto distorsionado de un método ideogramático defendido por el concretismo.
El consumismo al que se refiere Willer se revela en la relación de tenue
dependencia entre creación y producción, el estilo invariable con el que se
sostienen la prensa y el mundo editorial en Brasil, el culto masónico al
corporativismo, adjuntos a una realidad menor –en contraste con el sentido de
más realidad defendido por el surrealismo–, con el que toda nuestra expresión
artística o, como se quiera, producción cultural, está hoy plenamente
comprometida. Vivimos en una realidad absolutamente enmascarada. Nuestra
obsesión por el cine, por ejemplo, se limita a un plan competitivo, una
estrategia de mercado. El gran negocio en el que se ha convertido la canción
popular equivale casi a la exportación de futbolistas. La única ideología
posible es la llamada mercado, con su supuesto formalista, al que nos adherimos
plenamente.
En ningún momento se ha comprendido en Brasil que no existe una forma
saludable de cumplir los estatutos de una sociedad represiva. Hoy el país está
perdiendo visiblemente su carácter. Incluso una imagen creada en el extranjero,
si pensamos en la Bossa Nova o el fútbol, tiende
a distorsionarse o diluirse. Una vez más se repite lo que estuvo presente en los tres manifiestos de Claudio
Willer. Los poetas brasileños más jóvenes
que pueden ser mencionados como tales son ya parte de una tradición formalista, nuestro perenne, inagotable parnasianismo,
y están drogados por esa realidad elegida
como pequeños burgueses satisfechos con la emanación de sus discursos, incluso
sin relacionarse con el resto del mundo.
Quizás la tierra más inhóspita para la poesía se llame Brasil. No es que no
tengamos grandes poetas. Pero somos demasiados sujetos. Y nuestro
comportamiento se mezcla con esa presunción que conspira contra el
enriquecimiento de una idea, su fundamento y propagación. Nuestra idea aquí era
abordar el fraude sistémico en lo que podría llamarse un contradiscurso. Una absurda falta de carácter fundamenta un perfil
nacional. Libros como El laberinto de la
soledad o El nicaragüense, de
Octavio Paz y Pablo Antonio Cuadra, respectivamente, establecen un patrón de
reacciones ante temas internos y externos dentro de una cultura. Creo que
Claudio Willer, de alguna manera, se acerca a ellos, por una sencilla razón:
ningún otro poeta en Brasil se ha dado a la tarea de considerar las relaciones
entre poesía y sociedad como inseparables.
Volviendo al principio, nuestra idea de modernidad siempre estuvo más
ligada a la complejidad formal, ya que nuestro beletrismo nunca cedió a la
visceralidad que exigía la poesía moderna. Willer tiene razón: cuando parecemos
innovadores sólo lo somos desde un punto de vista tangencial, es decir, nos
inclinamos más hacia el polo de la
ironía, la sátira y la parodia, que hacia la creación de nuevos códigos, un
verdadero contradiscurso. Esta condición avanza y determina hoy una relación
muy tangencial entre poesía y sociedad. Nuestros poetas siguen huyendo de sí
mismos, creyéndose herederos de una tradición que los aleja del diálogo franco
con otras culturas. Creo que, junto a los tontos que creen participar de una
revolución lingüística que llaman neobarroca, los brasileños que van demasiado
lejos en una debilidad que se limita a describir escenas ayudan a componer un
cuadro de estigmatización que afirma, en nuestro caso, una identificación
voluntaria con esta tradición formalista, aristotélica, causal, que define la
poesía brasileña a lo largo del tiempo.
También agregamos aquí una importante convocación que atende a la
preparación de nuevas ediciones de nuestra revista: En el marco de las celebraciones del
centenario del Primer Manifiesto del Surrealismo, Agulha Revista de Cultura planea unas ediciones dedicadas a las
principales revistas vinculadas directa o indirectamente al movimiento en
Hispanoamérica. Pensamos naturalmente en publicaciones fundamentales como A Partir de Cero, Mandrágora, La Poesía
Sorprendida, El Corno Emplumado, Las Moradas, Dyn, entre otras. Solicitamos a quienes estén interesados en
participar que confirmen su presencia lo antes posible, indicando la revista
sobre la que escribirán. Los ensayos deben tener un mínimo de 2 mil palabras y
enviarse al correo electrónico elysre@gmail.com, a finales de abril, agregando una
foto de su Autor y hoja de vida actualizada.
03 | El crítico de arte, nuestro querido colaborador, Jacob
Klintowitz, dijo una vez sobre el escultor Sérvulo Esmeraldo: un curioso destino de artista. Siempre se ha
centrado en las transparencias, las vibraciones y el diálogo de las formas.
Nacido en uno de los paisajes brasileños más ricos y luminosos, Ceará, transformó
esta luz de la naturaleza en el estudio de la naturaleza de la luz. En sus
obras, en sus grabados y esculturas, interroga el camino de la luz. Sus brillos
y sombras, sus luces y nieblas. Lo que acaba por darle a su lirismo concreto
una luz particular hecha de sutilezas, pequeños signos y metamorfosis.
Escultor, grabador y dibujante, Sérvulo Esmeraldo
(1929-2017) mantuvo tres bases consistentes para su vida y obra: São Paulo,
París, Fortaleza. De su resumen biográfico destacamos los siguientes párrafos:
Poseedor de una
considerable obra grabada, editada y distribuida por importantes editoriales
europeas, a mediados de los años 1960, Esmeraldo estaba decidido a no dedicarse
exclusivamente al grabado. Estaba interesado en poner en práctica sus proyectos
cinéticos. Trabajando sobre objetos accionados por motores, imanes y
electroimanes, o manipulables, en acrílico o metal, fue con los Excitables,
obras alimentadas por electricidad estática, iniciadas en 1966, su contribución
más original al cinetismo internacional. El funcionamiento de estas “máquinas”
está ligado a cargas electrostáticas producidas por la fricción del observador
sobre su superficie. De la misma época datan las esculturas de plexiglás en
blanco y negro, cuyo interés es la topología del volumen.
[…]
En 2022 se
inaugurarán las nuevas instalaciones del Instituto Sérvulo Esmeraldo en
Fortaleza, en su última residencia: una casa-museo que incluye el estudio del
museo y la colección artística y documental del homenajeado. En Crato, la Casa
Grande de la fábrica Bebida Nova está catalogada como bien cultural de Ceará,
pasando a ser conocida como Casa de Sérvulo Esmeraldo en 2021. En la misma
ciudad, el Centro Cultural Cariri Sérvulo Esmeraldo abre en 2022. La exposición
Sérvulo Esmeraldo – Linha e Luz, primera retrospectiva póstuma del artista, se
realizará en 2023 en el Centro Cultural Banco do Brasil (CCBB), en Río de
Janeiro y São Paulo.
Nuestro agradecimiento al fotógrafo Gentil Barreira y, en particular, a la viuda del artista, Dodora Guimarães, por su generosa donación de obras de Sérvulo Esmeraldo a esta Agulha Revista de Cultura, que la presenta como artista invitada.
Elys Regina Zils
∞ índice
ADALBER SALAS HERNÁNDEZ | Paola Cadena Pardo y el edén
que llamamos imagen
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/adalber-salas-hernandez-paola-cadena.html
ADRIANO CORRALES
ARIAS | El arte de Latinoamérica en el siglo XXI; sus implicaciones
socioculturales. Un vistazo decolonial
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/adriano-corrales-arias-el-arte-de.html
AIMÉE G. BOLAÑOS | Variações sobre o
tema Eurídice
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/aimee-g-bolanos-variacoes-sobre-o-tema.html
CÉSAR BISSO & FLORIANO
MARTINS | Dos fragmentos de un libro en curso
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/cesar-bisso-floriano-martins-dos.html
CHRISTOS DANIIL | Matsie Hadjilazaros: Our poetry is
life
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/christos-daniil-matsie-hadjilazaros-our.html
FIDELIA CABALLERO CERVANTES | Cinco poetas mexicanos
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/fidelia-caballero-cervantes-cinco.html
LUIS ALBERTO
VITTOR | Carlos Barbarito y la poesía entre el Misterio y la Revelación
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/luis-alberto-vittor-carlos-barbarito-y.html
MANUEL MORA
SERRANO | Modernismo y vanguardia en República Dominicana en el siglo XIX y
principios del XX
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/manuel-mora-serrano-modernismo-y.html
MINERVA SALADO | Juana M. Ramos sin ambages
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/minerva-salado-juana-m-ramos-sin-ambages.html
VIVIANA MARCELA IRIART | Las conversaciones sobre un pasado
reciente de las artes en Venezuela
https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2024/03/viviana-marcela-iriart-las.html
|
|
Agulha Revista de Cultura
Número 249 | março de 2024
Artista convidado: Sérvulo Esmeraldo (Brasil, 1929-2017)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
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ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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