sábado, 16 de março de 2024

FIDELIA CABALLERO CERVANTES | Cinco poetas mexicanos

 




Aquí presentamos una serie de cinco entrevistas que Fidelia Caballero Cervantes realizó a importantes poetas mexicanos. Su publicación en conjunto es un valioso faro para que el lector evalúe los diversos caminos seguidos por la tradición lírica en México.

 






1. Óscar Oliva: los poetas por llegar a la concisión están llegando a la perdición

“En muchos, no en todos, la poesía, siento yo, es muy descarnada, no tiene carne, no tiene vitalidad, muchas veces queda nada más en cierta retórica, en cierto hueco… Por llegar a la concisión están llegando a la perdición. La poesía es barroca, nuestra vida es barroca, nuestro pensamiento también lo es”; este es el poeta Óscar Oliva, un poeta con muchísima experiencia en la vida, con vitalidad que se transforma en poesía, por eso puede decir: “la poesía se transforma y uno también se va transformando”.

Óscar Oliva nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en 1937. Fue miembro del ahora mítico grupo La espiga amotinada. Algunos de sus libros más importantes son Estado de sitio (Premio Aguascalientes 1972), Trabajo ilegal (1985), Escuchar el mundo (2000), Estratos (2010) y Lascas (2017). En 1990 ganó el Premio Chiapas de Literatura, y, recientemente, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines / Gatien-Lapointe 2019 por Escucha del mundo / Tendiendo el mundo.

FCC | A estas alturas de tu vida, ¿qué significa para ti la poesía?, ¿cuál es tu relación con ella y cómo se ha modificado?

OO | Creo que mi conocimiento de la poesía fue, al principio, como lo hacen los jóvenes que comienzan a escribir, un impulso para conocerme a mí mismo y las cosas que me rodeaban. El conocimiento de la poesía está integrado, no sólo a nuestra vida personal y a nuestra vida cotidiana, sino también a una sociedad, a una historia, a una cultura, a la diversidad de culturas, entonces es un proceso y un aprendizaje. Conforme uno va teniendo más experiencias poéticas que están relacionadas con todos los conocimientos habidos y por haber, la poesía se transforma y uno también se va transformando. Pero aquel impulso de la primera juventud, de la adolescencia, (yo comencé a escribir desde niño) no se pierde nunca, y como tú dices, a estas alturas de mi vida, que no sé cuál es esa altura… (risas)…

FCC | Perdón por eso de las alturas…(risas)…

OO | No, no, está bien, está bien. Son las mismas alturas en las que uno vive. Uno siempre vive en el aquí y el ahora, hasta me atrevería a decir que no hay pasado ni futuro, que en el presente están también imbuidos dentro de lo que habitamos en un momento dado; con todo esto quiero decirte que la poesía se va desarrollando y se va a transformar en todo.

“¿Qué es lo que se gana con la experiencia, con los años?, se gana, tal vez, un conocimiento más amplio de la poesía, porque se tienen muchas lecturas y muchas lecturas en distintos idiomas, si quieres muchas lecturas de otras culturas y de otros idiomas que no conocemos, pero con el avance y el desarrollo también de los traductores profesionales, que ya los hay en la lengua española, vamos conociendo a poetas suecos, a poetas en Dinamarca, a poetas africanos, chinos, japoneses y todo este cúmulo se desarrolla en nosotros. En la poesía siempre debe de haber madurez e inmadurez, juventud y experiencia, conocimiento”.

FCC | Hablando de traducciones, ¿qué tanto podemos confiar en una traducción poética?

OO | Bueno, aquí hay un problema fuerte, porque hasta ahora puede haber espléndidas traducciones, pero no se logra captar en otro idioma la musicalidad, el ritmo y la esencia de lo que puede ser un poema, pero ha habido grandes traductores. Octavio Paz era un magnifico traductor y lo mismo podemos decir de muchos poetas.

“Por ejemplo, cuando yo leí por primera vez Anábasis de Saint-John Perse, realmente me emocionó mucho porque era una traducción espléndida del poeta y traductor mexicano Octavio G. Barreda. Entonces lo que tiene que hacer un traductor de poesía es tener un conocimiento de muchas cuestiones, de filología, de la gramática que está traduciendo, esta gramática tan especial que es la poesía, pero tiene que ser así y tiene que crear también en un momento dado, tiene que sacrificar algunas cuestiones, no para cambiarlas, sino, tal vez, para interpretarlas.

“El poeta traductor muchas veces se convierte también en un escritor que está haciendo una nueva versión. Por ejemplo, ¿por qué en el mundo y en cualquier idioma tenemos tantas versiones de la Ilíada y la Odisea?, primero, porque son poemas fundacionales de una cultura, pero conforme se traducen, primero al latín, después a las lenguas romances, por hablar únicamente de nuestros idiomas romances, como el francés, el italiano, el español, el portugués; cada época y cada siglo ha tenido su Ilíada y su Odisea y ha llegado a los lectores de distintas maneras. Se le agrega también el espíritu, el ethos, una época a las traducciones, pero… (risas)… esta plática que hemos iniciado tú y yo, podría ser larguísima”.

FCC | Sí, sí. Y te quería comentar que Pedro Serrano me decía que un poema, para poder ser traducido, tiene que ser un buen poema, en cambio, Mohsen Emadi, el poeta persa, me decía que todo poema puede ser traducido y que el traductor puede crear otro poema, de ser necesario.

OO | Ambos tienen la razón. Lo que dice Pedro Serrano, ¿por qué se habría de traducir al español un poeta menor ruso, por ejemplo?, ¿qué nos aportaría?, es muy poco, ya que tenemos tantos poetas menores en México, ¿qué aportaría ese poeta a nuestra poesía mexicana? Nada. Pero si traducimos un buen poema de Boris Pasternak, de Mayakovski o de cualquier gran poeta ruso de cualquier tiempo, entonces sí fortalece nuestra poesía. Y siguiendo con estos ejemplos, los grandes poetas griegos del siglo XX fueron traducidos o han sido traducidos, los más grandes poetas como Odysséas Elýtis, Kazantzakis y como tantos poetas más.

Óscar Oliva dice que no sabe qué le falta a la poesía mexicana, pero que, como todo arte y como en todas las cuestiones humanas, tendemos a sobrevalorar las cosas.

“Yo puedo sobrevalorar la ciudad en que vivo en estos momentos y es una ciudad espantosa (risas), para algunos, pero para otros no. Entonces no me gusta ser contundente en estas cuestiones. La poesía mexicana tiene debilidades, pero también tiene grandes aportaciones al sentimiento mexicano, a la sociedad misma, a la historia. E insisto, esta valoración la tienen que hacer los lectores, y aquellos que analizan, que realizan trabajos lingüísticos y trabajos de interpretación de ciertos movimientos y posiciones poéticas”.

FCC | ¿Puedes mencionar a cinco poetas mexicanos vivos imprescindibles para ti?

OO | Cómo no. Bueno, pero si digo cinco se van a enojar los otros cinco conmigo (risas)… Pero sí, a ver… Pondría en esta lista a Jaime Labastida, poeta profundo, muy reflexivo, muy bien hecho, con muchas raíces filosóficas. Pondría a Marco Antonio Campos, que ha sido un constante viajero en su vida y ha ahondado espléndidamente en otros idiomas, como el alemán, el inglés, el portugués, el italiano y ha visitado muchos países. Podría pensar también en Coral Bracho, porque es una estupenda poeta, es una poeta que emerge y se sumerge en el lenguaje con una claridad extraordinaria. Me gustaría mencionar también a la poeta Gloria Gervitz, que está haciendo una monumental obra, porque ella maneja otras culturas, la española, la mexicana, las culturas prehispánicas, la cultura judía, sefardí, y es una extraordinaria poeta que se compromete con el lenguaje, con la violencia de esos pueblos.

“Me gustaría mencionar también a Eduardo Lizalde, que es un poeta muy fuerte, ríspido en muchos momentos, pero es un poeta que está dentro del orden de lo clásico, lo mismo que denuesta contra la moralidad y la inmoralidad de la sociedad, al mismo tiempo hace reflexiones históricas y filosóficas. Y claro, lo que decía yo un poco de broma, creo que la poesía mexicana es una poesía bastante potente, con mucha fuerza, donde están encontradas también otras voces de mujeres y de hombres jóvenes que escriben poesía y que están también encontrando otros caminos que sus maestros les señalaron en algún momento dado, pero la búsqueda me parece muy importante, siempre la búsqueda es para que la poesía no termine y se continúe trabajando.


Sobre la crítica poética y su utilidad, Oliva nos comenta: “Decía T. S. Eliot que cuando surge una gran poesía, en un idioma, en una lengua, es cuando hay muchos lectores y cuando hay grandes críticos; esto podría conjuntarse y desarrollar más el trabajo poético. Yo creo que Eliot tiene razón y a pesar de que se dice que nadie lee poesía, yo creo que sí se lee poesía, no grandes masas, porque hay muchos asuntos sociológicos, económicos, políticos, de gusto, que impiden que la poesía sea leída por muchísimas personas”.

FCC | Margarito Cuellar decía que nos leemos a nosotros mismos, que la poesía es de autoconsumo, ¿qué opinas de eso?

OO | Es posible que así sea, pero no quiero ser, como te dije al principio, tan contundente. Yo he visto aquí en mi pueblo a mucha gente, a muchos señores y señoras, que no tienen nada que ver o tienen que ver muy poco con la poesía, que leen a Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Amado Nervo, Nicolás Guillen; y a los muchachos y muchachas de educación básica los he visto con libros de poesía; entonces tampoco ha habido en nuestro país estudiosos de lo que es la lectura de poesía, hay estudiosos de la lectura en general, la lectura de ficción, pero un estudioso de la poesía, no; aunque es posible que haya habido acercamientos. Por ejemplo, las antologías de poesía yo creo que sí se leen bastante, y no por obligación en las escuelas, sino por gusto. Pero también es un asunto de tipo sociológico que esperamos que próximamente, dentro de unos quinientos años, se pueda trabajar seriamente en esto… (risas)…

FCC | Eduardo Milán me decía que ya mucha gente escribe poesía, por eso se han perdido los parámetros críticos, ¿coincides con esa afirmación?

OO | Tiene razón Eduardo, pero también no tiene razón. Tiene razón en el sentido… y esto también lo he visto en varias partes del país, en distintas ciudades, yo viajo mucho o viajaba porque ahorita es imposible viajar: si los jóvenes o los lectores que comienzan a leer poesía, se dejan llevar por esos parámetros de poesías muy pequeñas, mal trabajadas, sin experimentar nada, sin trabajo del lenguaje, únicamente con un realismo copiado de la literatura norteamericana, un realismo sucio, diciendo palabrotas, pues se van a quedar en lectores sin ser creadores; un lector de poesía tiene que ser un creador también.

“Decía Emmanuel Carballo que había lectores Eva y lectores Adán; no me gusta mucho la comparación porque tanto Eva como Adán eran creadores, pero yo sí creo que el lector también tiene que ser una persona especializada, no cualquiera toca bien la guitarra, debe tener conocimientos exactos para tocar un violín o para tocar un instrumento musical, entonces casi, casi, ser lector también es un oficio y es también un arte. ¿Podremos llegar a eso? Está por verse y ojalá que así pudiera ser”.

FCC | ¿Piensas que el verso libre ya está sobre explotado, que ya dio lo que tenía que dar?, ¿o se puede renovar?

OO | Todo conocimiento humano o experimentación humana se basa en lo anterior, en la tradición. Nosotros los poetas del 2021 no podemos estar fuera de esa tradición, ¿y cuál es nuestra tradición fundamental?, la poesía de la lengua española; entonces tenemos que conocer cómo se forma y se conforma y se expande esto que llamamos español o castellano, como le queramos llamar. Cuál es su historia, cómo se genera esa lengua, ese hablar, esos ritmos, esas aliteraciones, esas cacofonías, esas rimas, en nuestro desarrollo de la poesía. Tenemos que conocer todo eso y montarnos sobre esos puntos para poder hacer algo.

“Yo no creo que el verso libre este abandonado. Si leemos a algunos poetas mexicanos, para no salirnos de eso, están experimentando y están muy metidos en las traducciones y en el conocimiento de la poesía norteamericana, lo cual me parece extraordinario, y quieren tratar de encontrar otros ritmos, tal vez, abandonando la tradición, y me parece correcto que lo hagan, me parece imprescindible que lo hagan, pero yo creo que la gran poesía debe estar alimentada por la tradición, no podemos abandonar de golpe la tradición, está en nosotros”.

Óscar explica que la rima es un invento cultural. “Nezahualcóyotl no escribía con rima, los poetas del Popol Vuh tampoco, ni los mesopotámicos. ¿Y quién nos dice que no vamos a volver a la rima? Escuchamos hace unos días los ruidos de Marte y eso es maravilloso y sensacional, es otro sonido, es otro ruido, yo creo que podemos encontrar otros ruidos poéticos que suenen de distinta manera. Lo que sí es abominable es la rima del son ni son, ni son ni ton…

FCC | Sin son ni ton…

OO | (Risas)… sí, eso es espantoso, eso hay que abolirlo. Además, ya lo abolió hace más de 120 años Rubén Darío y todos los modernistas. Entonces, hay que encontrar otras cosas y esas cosas están en nosotros, están en la propia poesía, la poesía viene de la poesía, la poesía se hace de la poesía. Creo que en estos momentos y en los momentos que vienen no va a ser desechada.

FCC | Rememorando un poco sobre tu trayectoria, ¿qué recuerdos tienes sobre los inicios de La espiga amotinada?

OO | Bueno, ya he hablado mucho de La espiga amotinada, pero lo que te puedo decir…

FCC | O alguna anécdota que tengas con alguno de esos escritores…

OO | No, son anécdotas muy pícaras, mejor no (risas)…

FCC | (Risas)… Ok.

OO | Pero lo que sí te podría decir es esto: mis maestros directos con los que conviví, el poeta catalán Agustí Bartra, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Efraín Huerta, en fin, muchos otros, aprendí muchísimo de ellos, pero mis verdaderos maestros fueron Jaime Labastida, Eraclio Zepeda, Juan Bañuelos y Jaime Augusto Shelley, porque trabajábamos directamente, trabajábamos leyendo a gritos…

FCC | ¿Fueron los revolucionarios de la poesía social?

OO | Pues no me gusta mucho eso, se han encajado mucho en eso. Si ves la poesía de cada uno de nosotros, tiene muchas facetas, viste lo social cuando tenías que ver lo social, y los que quedamos vivos seguimos trabajando en distintas cosas. Ahora se ha caído en el panfleto, en la denuncia. Si esas denuncias que se quieren hacer con la poesía, estos hechos terribles que están pasando en México, los feminicidios, los migrantes, etc., etc., etc., si se toman así nada más y no se procesan, no queda nada. Es mejor leer un artículo periodístico o un ensayo sobre eso. Es parte de una discusión muy larga.

FCC | Bueno, te voy a hacer la penúltima pregunta…

OO | Qué niña tan golpeadora… (risas)…

FCC | Es que soy de Sonora…

OO | ¡Ahhhh!… (risas)… hombre, ahora me doy cuenta (risas)…

FCC | No es grosería, es que así hablo (risas)… Te pido una disculpa.

OO | No, no estaba diciendo eso (risas)…

FCC | Bueno. ¿Qué es la poesía?

OO | Me la pones muy difícil. La poesía para mí en estos momentos es la expresión más profunda de lo que puedo tener como memoria, pero, ¿qué memoria?, no la memoria de voltear a ver el pasado y recordar, sino de hacer explotar, hacer detonar la memoria de la imaginación.

“Creo que la imaginación es más poderosa de lo que realmente pudimos haber vivido ayer o anteayer o hace cincuenta años; esa es mi necesidad de escribir poesía en estos momentos, recuperar la memoria en la imaginación, la imaginación que también se transforma y se desarrolla a cada segundo y a cada minuto.

“Pienso que otro problema de la poesía que se llama mexicana, que no me gusta ese término, es que la única patria de un poeta, como decía Pessoa o como decía Paz, es el idioma que habita, el idioma con el que nace, con el que llega a amar y creer muchas cosas, y cometer errores y cometer engaños, entonces, eso te quiero expresar.

“En muchos, no en todos, la poesía, siento yo, es muy descarnada, no tiene carne, no tiene vitalidad, muchas veces queda nada más en cierta retórica, en cierto hueco, pero la poesía también es un juego, pero le falta, para decirlo con una palabra, tal vez un poco cursi, le falta emotividad, le falta emoción (risas)… que surja… que surja no sé de dónde, como le surgió a Rubén Darío con su Epístola a Madame Lugones, por ejemplo; que surja esa emotividad como en toda la poesía de Cesar Vallejo, Poeta en Nueva York de Lorca, los grandes desafíos lingüísticos de José Lezama Lima, ese barroquismo impresionante; si alguna crítica pudiéramos hacer. Creo que estoy respondiendo a tu última pregunta…

FCC | Era la penúltima…

OO | (Risas)… Eso. Por llegar a la concisión están llegando a la perdición. La poesía es barroca, nuestra vida es barroca, los colores que vemos son barrocos, nuestra comida es barroca, nuestro pensamiento también, hasta el desierto de Sonora es barroco (risas)… Ya no digamos las montañas que estoy viendo ahorita desde mi ventana. Entonces, en fin, yo creo que a grandes rasgos en esta plática podría decirte eso.

FCC | La última, ahora sí, para terminar, es una pregunta que les hacemos a todos los poetas: ¿Cómo ves la administración de la cultura de la 4T con Andrés Manuel? ¿Cambiarías algo? ¿Estás satisfecho?

OO | Yo nunca he estado satisfecho, en ningún momento, con los administradores de la cultura, nunca, nunca. Yo creo que la fuerza de nuestra cultura está en nosotros mismos, pero aquí entra un problema muy fuerte: la cultura no somos los escritores, no somos los artistas visuales, los cineastas, somos parte de ella, pero la verdadera cultura está en nuestros pueblos y en nuestros pueblos de Sonora, de Chihuahua, de Nuevo León, de Chiapas, de Yucatán, esa es la fuerza y es una cultura que se hace a diario, y no es por tratar de hacer una definición antropológica.

“Vemos cómo se desarrolla el español, aquí en estas tierras llamadas México, se desarrolla verdaderamente por la voz de los pueblos, quienes construyen, quienes edifican, poco a poco, lentamente, quienes van haciendo surgir nuevas cosas y sin demagogia alguna, pues son ellos, y somos nosotros, por supuesto; el escritor de poesía es parte de eso que llamamos pueblo, que también es un asunto muy peliagudo. Hay muchos pueblos y ahí está nuestra gran riqueza. Eso que me dijiste un poco en broma, “es que soy de Sonora”, ¡padrísimo!, y si yo te hablo con sutileza (risas)… y con otra cadencia, es porque realmente somos distintos y en lo distinto están implícitas nuestras propias preocupaciones. Entonces, la administración, pues sí, tiene sus caídas, sus reflujos, tiene sus posibilidades, pero eso no nos debe preocupar totalmente, los escritores de poesía no se deben preocupar por eso (risas)… se deben de preocupar mejor por cuál es la situación de nuestros pueblos indígenas, por ejemplo”.

FCC | Eso me decía también Rosina Conde, que no tenemos que estar esperando a ver qué hace la administración en turno, sino nosotros ponernos a crear.

OO | Sí, crear y echar a andar cosas. Yo no dejo, por ejemplo, mi taller de poesía y lo doy con mucho gusto y se reúnen conmigo, dieciocho o veinte, veintidós muchachos y muchachas; ahora lo hemos parado, pero hasta diciembre del año pasado lo hacíamos de manera virtual. Ahora se ha parado un poco porque estoy reorganizándolo. Y esa es una manera y hay muchas maneras.

FCC | Pues bueno…

OO | ¿Tan tan?

FCC | Se me acabaron las preguntas (risas)… Un gusto platicar contigo.

Y nos despedimos con la promesa de tomar un tequilita pronto, “cuando se pueda”.

Óscar Oliva ha sido creador y coordinador de talleres de poesía en diversas ciudades del país. Ha colaborado en publicaciones como Casa de las Américas, Cultura Sur, México en la Cultura, Pájaro Cascabel, Prisma, Revista de Bellas Artes (segunda época), Revista Mexicana de Literatura, Revista Universidad de México y Situaciones.

 


2. Lo que falta a la poesía mexicana es crítica: Evodio Escalante

 

“Estamos en un mal momento para la crítica literaria en México, porque la tendencia actual de las revistas, de los suplementos culturales que semanalmente aparecen en los periódicos, es que ya no hay espacio para la crítica. Algo está sucediendo, no hay espacio para la reseña” afirma el crítico Evodio Escalante en entrevista para Bajo Palabra.

Evodio estudió Derecho en la Universidad Juárez de Durango, su estado natal, y la maestría en Letras Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Obtuvo el doctorado en Letras Mexicanas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 2001, con una tesis sobre la poesía de José Gorostiza.

Su infancia y juventud transcurrieron tranquilamente, entre libros y buena música, ya que sus padres, aunque sin mucha educación, eran amantes de la cultura. Esa atmósfera lo incitó a la vida artística y a la apreciación de las artes en general.

FCC | ¿Cuál es el papel del poeta y de la poesía en este mundo de mucha tecnología?

EE | Bueno, la poesía quizá es como la filosofía, siempre ha tratado de presentar una alternativa ante la historia real. Los acontecimientos de la vida cotidiana o los acontecimientos históricos, siempre marchan con una cuota de sangre, de dolor, de sufrimiento, y la literatura nos permite separarnos de ese mundo aciago y entrever otras posibilidades de existencia. Creo que la música y la poesía, en ese sentido, nos enriquecen y nos permiten ver con cierto extrañamiento, con cierta distancia, cosas que de otra manera nos mantendrían como demasiado emboletados, ¿no?, demasiado impregnados de una realidad que suele ser hostil, aunque no siempre al cien por ciento, tampoco hay que quejarse tanto.

FCC | ¿Qué poetas mexicanos vivos son imprescindibles para ti?

EE | ¡Uf!, bueno… ¡Ah, mexicanos vivos!, ¡wow! No, pues está más difícil porque uno puede contestar: Rubén Bonifaz Nuño, Alí Chumacero, Alfonso Reyes, José Gorostiza, Villaurrutia, pero todos ellos ya pertenecen al panteón literario. Poetas mexicanos vivos… no es tan fácil la contestación porque a veces requiere uno de más perspectiva. Bueno, yo he ejercido la crítica literaria, pero también sé, con toda modestia, que el verdadero crítico es el tiempo. Hay obras que en cierto momento deslumbran, regocijan o apasionan a sus lectores y que luego van cayendo en el olvido, quizá son como bellas de unos momentos y luego desaparecen, y hay otras obras que van perdurando y solicitan nuevas lecturas y en esas nuevas lecturas siguen encontrando nuevos sentidos, se van actualizando.

“De los poetas vivos que yo podría mencionar están Efraín Bartolomé, Marco Antonio Campos, mi amigo José Ángel Leyva; tengo un enorme aprecio, aunque personalmente no tengo el gusto de conocerla, por Elisa Díaz Castelo, para mí ha sido una revelación, me da la impresión que es de esas poetas que surge una de esa envergadura cada veinte, veinticinco años, siento que es de una fuerza tremenda y sin ninguna restricción, sin ningún impedimento; yo la podría comparar con Rosario Castellanos, siento que tiene madera poética y que lo que ha escrito ya la colocan en un lugar envidiable. Pero he leído también otras cosas, otro premio Aguascalientes, es un libro de Balam Rodrigo, Libro centroamericano de los muertos, me pareció también una revelación. Bueno, está José Javier Villarreal, que tiene una trayectoria muy sólida.

“En realidad, yo no me quejaría, sí hay buenos poetas en México. Quizás no los hemos sabido leer o aquilatar en su justa dimensión, pero yo siento que estamos en un buen momento poético en México, que están surgiendo nuevas voces, nuevos valores. El libro más reciente que leí, La muerte de la lengua inglesa de Myriam Moscona, también se me hizo una aportación notable, muy original, incluso creo que ella misma, con este libro, se está renovando, está ofreciendo una nueva perspectiva literaria para su propio trabajo”.

FCC | Hablando un poquito de eso, ¿crees que los poetas nos leemos a nosotros mismos, que la poesía mexicana es una poesía de autoconsumo?

EE | Yo creo que es uno de los problemas o debilidades de la poesía, digo, en general se lee poco, pero a veces un libro de cuentos o una novela, alcanzan públicos impresionantes, y la poesía, sí, se lee poco, y tiene usted razón cuando dice que los poetas nos leemos entre nosotros mismos, ¿no?, y sí es un campo muy reducido, pero pese a eso se sigue escribiendo buena poesía; no creo en una decadencia actual, o en una aberración, porque luego alguna gente dice que la modernidad o que la vanguardia ha descompuesto todo, y no, yo creo que esa es una visión pesimista y que en realidad la experimentación y la búsqueda es parte consustancial de una tradición, es decir, la tradición se tiene que renovar, pero a partir de las búsquedas de sus propios herederos, pues.

FCC | Me decía Suárez Caamal que eso se podría modificar un poco si el sistema educativo enseñara a los niños a leer poesía desde la primaria…

EE | (Risas)… bueno, bueno, sí, este… todo va en contra de la poesía, el mercado mismo no lo favorece, aunque me parece que la figura del poeta sigue teniendo una especie de magia o de encantamiento, ¿no?, ya desde la época de Alfonso Reyes, que era buenísimo en el ensayo, en el artículo, en la crónica, en el relato mismo, pero también escribía poesía y él quería persistir o perdurar como poeta. Y yo creo que eso se continúa hasta nuestros días. Bueno, ¿por qué fue tan celebrado Octavio Paz?, porque era poeta; también era ensayista, por supuesto, pero digamos que el poeta tiene un trono especial en la vida literaria del país, tiene un prestigio, una especie de aura transcendental. El poeta eso contagia, digo, no lo digo para mal, me parece muy bien que así sea, pero sí, la poesía tiene pocos lectores, se escribe para pocos.

FCC | Eduardo Milán me decía que ahora hay muchos poetas, mucha gente escribiendo poesía y eso ha hecho que se pierdan los parámetros críticos.

EE | Yo no estoy contra la abundancia porque creo que de esa abundancia pueden surgir verdaderos valores. No me parece que la pérdida de los parámetros se deba a eso, quizá se deba también a la debilidad de la cultura literaria en México, que se ha atenuado. Ya en el siglo XIX y sobre todo en el siglo XX, hay grandes poetas que trabajan el verso libre, vamos, es una conquista histórica, pero mal entendido, entonces ya cualquiera puede hacer versos (risas)… La idea misma de verso libre es engañosa, porque parece que yo tengo la libertad de poner las palabras como me dé la gana y las desperdigo sobre la página como a mí me parezca y que ya eso es poesía de vanguardia, y no, yo aquí repetiría lo que siempre dijo T. S. Eliot: “No hay nada menos libre que el verso libre”.


“Para llegar al verso libre”, explica Evodio, Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2009, “se requiere pasar por toda una serie de etapas, de adquisiciones, que consisten en saber manejar los metros tradicionales, hay que asimilar la tradición primero, asimilar el endecasílabo, el octosílabo, el dodecasílabo, el alejandrino, haberlos incorporado al oído y a la sensibilidad para, en un segundo momento, poder liberarse de eso que puede ser ya un poco una coerción, un esquema ya demasiado fijo, pero hay que adquirir primero el esquema y luego liberarse de él. Entonces, mi sensación es que muchos poetas jóvenes, y ya no tan jóvenes, a veces no entienden muy bien ese procesamiento y hacen versos de cáscara, como diría López Velarde, porque les falta un sustento rítmico y musical”.

FCC | ¿Se podría renovar el verso libre o de plano regresar a la rima?

EE | Se puede regresar a la rima, yo creo que se sigue regresando a la rima, no es un recurso que esté desechado del todo; vamos, Octavio Paz llegó a escribir sonetos; Eduardo Lizalde, un poeta vivo… omití mencionar a Eduardo Lizalde, un enorme poeta, un poeta… quizá es el poeta vivo mexicano más importante. El verso libre no significa, como uno equivocadamente cree, que ya no hay rima, sí, lo que pasa es que la rima está un poquitito disfrazada, o sea, está un poquito diluida, para que no sea tan cansina o tan golpeadora, que sea una música más sutil, más envolvente.

Evodio analiza y enuncia: “De pronto uno mismo se excede en las rimas, justamente ese es el trabajo que uno emprende cuando trabaja, no necesariamente el verso libre, pero sí lo que se llama el verso blanco; digamos, si se lee el poema de González Rojo, que se llama Estudio en cristal se dará uno cuenta de que es un estudio o puede ser considerado un estudio de lo que sería el verso blanco. El verso blanco sería un verso estrictamente medido, en este caso son versos endecasilábicos, pero donde la musicalidad está muy trabajada, evitando sonoridades excesivas, evitando la plaga de la rima, si no, en dado caso, una insinuación agradable al oído y conforme a la temática de lo que se está hablando”.

FCC | Por ejemplo, en este caso, ¿qué consideras que le podría faltar a la poesía mexicana?

EE | Bueno, lo que falta siempre es crítica. Yo pienso que en realidad el concepto que tenemos del poeta no excluye el concepto del crítico, de eso se da uno bien cuenta leyendo los textos de López Velarde, algunos textos en prosa, explica muy bien que sin sentido crítico no hay poesía, entonces nosotros tendemos a separar la figura del poeta y la figura del crítico como dos instancias separadas, que va cada quien por su lado, pero en realidad no, un buen poeta no puede ser buen poeta si no ejerce la autocrítica; para decirlo en términos muy sencillos: el poeta, cuando está escribiendo el borrador de su poema, la primera o la segunda versión, qué sé yo, cuando tacha una palabra o cuando la sustituye por otra, pues es que ya está trabajando ahí como crítico; no sé si me explico, o sea, el trabajo creador, es al mismo tiempo, de manera inevitable, un trabajo crítico; entonces necesitamos que haya mucha crítica literaria.

Discurre que, desde otro punto de vista, estamos en un mal momento de la crítica literaria, porque la tendencia actual de las revistas, de los suplementos culturales que semanalmente aparecen en los periódicos, es que ya no hay espacio para la crítica. “Algo está sucediendo, no hay espacio para la reseña”.

Ha escrito muchos libros y se siente contento por ello, pero también ha escrito mucha reseña, “este trabajo más periodístico, más inmediato, más humilde hasta cierto punto, porque en una reseña, en dos o tres cuartillas, uno debe decir qué le pareció el libro que acaba de leer, ¿no? Pero me parece que la reseña no desmerece frente al libro, son dimensiones distintas y que el verdadero crítico literario, así lo he vivido yo, comienza con la reseña y sigue escribiendo reseñas todos los días de su vida, porque no se excluye que puedas escribir un libro sobre José Revueltas o sobre José Gorostiza y que luego publiques un artículo sobre el libro que acaba de sacar Eduardo Lizalde, por ejemplo. Además, el periodismo tiene la ventaja de la inmediatez, porque das la reseña y la reseña aparece a la siguiente semana o a los quince días, y también una posibilidad de más cercanía con el público, y el libro tiene otro tiempo. Por supuesto, admiro al crítico que escribe libros, pero también admiro al crítico que puede volver a la reseña sin ningún complejo de inferioridad”.

FCC | ¿Puedes hacer una reseña sobre un libro que no te gustó?

EE | Un aspecto que me parece indicativo del temple del verdadero crítico es cuando tienes que decir que el libro no te gustó. Digamos, por supuesto hay libros que te gustan y que te fascinan y te maravillan, pero el peligro para el crítico no es decir que un libro le gustó, porque todo mundo va a estar contento, para empezar el autor, “¡ah!, pues qué bueno que escribieron sobre mi libro, que dicen que mi libro es una aportación a la poesía mexicana”, qué sé yo. Pero lo más difícil es cuando tienes que decir que el libro no te gustó, porque te echas de enemigo al reseñado…

FCC | Y quién sabe a cuánta gente más ¿no? (risas)…

EE | ¡A mí me pasó! Una vez reseñé negativamente un libro de David Huerta, que me sigue pareciendo infumable, ese libro titulado Incurable, pues me parece un exceso; yo no conozco un solo ser humano que haya leído completo ese libro (risas). Incluso una vez me encontré a una persona en un congreso y salió al tema y me dijo: “A mí me gusta mucho Incurable”, y le pregunté: “¿Y lo has leído completo?”, y me dice: “No, he leído pedacitos”. Ah, bueno (risas)… entonces me da la razón de lo que yo decía en mi reseña”.

 “Es que es un libro ilegible, no lo puedes leer, tiene grandes momentos, ¿eh?, pero faltó un proceso crítico de edición, de decir: “en lugar de hacer un libro de 300 páginas, voy a hacer uno de setenta, pero ya depurado y lo demás, pues, ya es farrago, repetición, ya es paja. Vamos, yo elaboré una reseña breve de ese libro. Por supuesto, de inmediato perdí la amistad de David, pero, además, de todos los amigos de Huerta (risas)… es algo que se contagia…”

“Por eso digo que la verdadera prueba de fuego de un crítico es cuando tiene que decir que algo no le gustó. Porque además, la crítica también implica un principio de ética, no basta con decir que el libro no te gustó, es decir, entre cuates basta con decir: “No leas ese libro, está horrible”, pero si publicas una reseña, por breve que sea, tienes que decir por qué y en ese porqué ya está implícito el principio de racionalidad, o sea, hay una razón, me amparo en una razón para decir que este libro no me gustó, no es nomás por mi capricho, pues, porque la subjetividad humana también está sujeta a esas veleidades: “A mí me cae gordo este wey, voy a escribir contra su libro”, ¿no? La reseña tiene que dar una razón y esa razón tiene que parecer verosímil.

FCC | Si tuvieras que definir a la poesía mexicana como algo, como una cosa, ¿cómo la definirías?

EE | (Risas)… no, ahí sí no sé… un molusco fosforescente (risas)…

FCC | (Risas)… está buena, está buena la idea… (risas)…

EE | (Risas)… es una ocurrencia, ¿verdad?, pero, bueno, pues este… quizás porque el molusco como que no tiene forma, pero sí tiene forma, y fosforece, me está iluminando.

FCC | Sí, está bien. ¿Qué proyectos tienes en puerta, en qué estás trabajando?

EE | A finales del año pasado terminé un libro de poemas escrito un poco a la sombra de El cantar de los cantares, es un poema de tipo amoroso, una especie de paráfrasis de puesta al día, de recreación, de lo que es El cantar de los cantares. Según yo quedé contento, ya veremos si en medio de esta pandemia le puedo encontrar un lugar para publicarlo, que es el siguiente paso que me gustaría. Y bueno, me dio gusto escribirlo porque pienso que es un libro que no pude haber escrito cuando estaba dando mis cursos en la universidad, un poco el producto de mi jubilación que me permitió concentrarme. También hice una traducción de los Cuatro cuartetos de Eliot, que ahí lo tengo archivado; y ahorita ando papaloteando, no tengo algo muy claro de lo que estoy haciendo, tantito de aquí, tantito de allá, y voy a ver que resulta de eso.

FCC | Bueno, ya para terminar, es una pregunta que les estamos haciendo a todos los poetas: ¿estás satisfecho con el papel de la administración cultural de la 4T?

EE | ¿Usted tiene una buena idea de Victoriano Huerta?

FCC | No, pues no, claro que no.

EE | ¿Quién cree que era secretario de Educación en la época de Huerta? Nemesio García Naranjo, un señor ya muy olvidado, pero el subsecretario era Enrique González Martínez, el poeta más importante del Modernismo en ese momento. Si ese asesino y ese dictador puso a García Naranjo y a González Martínez, ¡wow!, véase el nivel, había nivel en esa época. Esa sería mi respuesta a su pregunta. Y espero que la poesía nos ayude a ver otro horizonte…

FCC | Sí, por lo menos, ¿no? (risas)…

EE | (Risas)… ¿Usted escribe poesía?

FCC | Sí, soy poeta, bueno, es muy pretencioso decirlo así…

EE | Bueno, está bien, pero, ¿cuánto tiempo lleva escribiendo poesía?

FCC | Desde los seis años, más o menos.

EE | Ah, mire, es una auténtica vocación.

FCC | Como que se nace así, ¿no?, y hay otros que se forman, no sé.

EE | Pues sí. No, yo también empecé escribiendo versos, no sé, cuando tendría diez, doce años. La verdad, no tenía yo claro que me iba a ir por el camino de la poesía, porque lo abandoné después, porque después quería ser músico, después quería ser sociólogo, después me interesó la política, luego quería ser abogado de los pobres, en fin (risas)… fui dando muchos bandazos en mi vida, y poco a poco reencontré el tema de la literatura y ya, de manera tardía, pero me reencontré.

FCC | Pues, qué fortuna para nosotros.

EE | No, pues, gracias.

Evodio Escalante ganó el VIII Premio de Crítica Literaria Gullermo Rousset Banda, otorgado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (2007). El Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde que le concedió el gobierno del Estado de Zacatecas en 2009. También ha sido docente visitante en universidades como Rice University en Houston, Texas y París XII, Cretèil, ubicada en la ciudad de París. Es crítico literario, poeta, ensayista, antologista e investigador.

 


3. A toda la poesía le hace falta un cambio sustancial, afirma Marco Antonio Campos

Marco Antonio Francisco Campos Álvarez Tostado, mejor conocido como Marco Antonio Campos, a secas, nació en la Ciudad de México un 23 de febrero de 1949, y es reconocido como uno de los pilares de la tradición poética de México, pero también es difusor cultural, cronista, narrador, traductor y más ensayista. Estudió Leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Ferviente y vertiginoso lector desde los diecinueve años, Marco Antonio cree que la vida cotidiana influye mucho más en la poesía que la poesía en la vida: “Es lo que vivimos, y si uno no escribe de lo que se vive sería sólo literatura de literatura”.

El poeta detalla que “dos rasgos marcaron intensamente la poesía del siglo XX y lo que va del siglo: la cotidianeidad y el coloquialismo. En la poesía de Eliot y Vallejo hay además una variedad rítmica excepcional, claro, guardando siempre algo secreto, algo que no se acaba de decir, y que a menudo es lo más emotivo”.

“Si se escribe sobre lo cotidiano, sobre lo que pasa y nos pasa todos los días, y no hay en el poema un misterio, se acaba escribiendo prosa. Se debe huir del lugar común y de la frase hecha y cuidar de no caer en una música trillada, o peor, como hay tantos casos, que no haya ni música en los versos”.

De sus libros publicados que más satisfacción le han causado, Campos nos dice que, como diría Borges, la opinión más prescindible, es la del autor mismo, pero nos habla de los que prefiere, no de los mejores, según sus propias palabras:

Escribir mucho, plagiarse a sí mismo

“En poesía, Viernes en Jerusalén; en narrativa, la novela histórica En recuerdo de Nezahualcóyotl, y en una suerte de ensayo crónica, Las ciudades de los desdichados. De esos más de treinta libros, aclaro, sólo ocho son de poesía”.

“Publico un libro de poesía cada cinco o seis años. Hay quienes publican uno o dos por año y lo que hacen muy bien es repetirse o plagiarse a sí mismos. Ni un gigante como Neruda escapó de la retórica a destajo por publicar libros de poemas como si lo persiguieran. Todo lo demás que tengo de libros de poesía son antologías que he hecho o me han hecho”.

La editorial Visor Libros México lanza como primer número de su colección de poesía su libro Dime dónde, en qué país, junto a los poemarios de los premios Nobel de Literatura Wisława Szymborska y Tomas Tranströmer en 2017. Fue galardonado en el Festival de Poesía de Bucarest en su edición 2019 con el Premio Anton Pann y la traducción de su libro Viernes en Jerusalén al rumano. Obtuvo la Medalla Pablo Neruda (2004), otorgada por el gobierno de Chile.

FCC | ¿Cómo decides cuándo un poema es bueno o no? ¿Existe alguna regla para decidir si un libro es mejor que otro?

MAC | Por la emoción que te da, por las sensaciones que te crea, por la imaginación que aviva, por su encanto rítmico. Si un poema no habla al corazón, es letra muerta. Debe haber una avenencia entre lo que se dice y cómo se dice, que la variedad rítmica en el poema se corresponda con los contenidos. Lo que es fioritura, como decía Pound, me aburre ostensiblemente.

“Francesco Guicciardini, contemporáneo de Maquiavelo, decía que las distinciones y premios no servían para nada, pero era mejor tenerlos” – comenta el también traductor de Baudelaire y Ungaretti– “no te hacen mejor ni peor, pero son una satisfacción, y le das, sobre todo, más un gusto a la familia y a los verdaderos amigos que a ti”.

“Recuerdo que Rubén Bonifaz Nuño nos comentaba a los amigos: ‘Nunca pidan premios ni reconocimientos, pero si se los dan no los rechacen’. Uno los agradece y los olvida. Ningún premio o distinción te harán escribir un mejor poema o un mejor ensayo o un mejor cuento. Todos somos seres subjetivos. El poeta, como cualquier artista, es un hombre igual a cualquier otro, salvo que, como observaba Borges, siente con más intensidad las obras, los hechos y las cosas del mundo”.

Sobre el tema de la poesía mexicana y las cosas que pudieran distinguirla de otras poesías, Marco Antonio afirma que no hay algo que distinga esencialmente a la poesía mexicana o quizá sea sólo en cosas meramente secundarias.

“La poesía mexicana es parte de la poesía latinoamericana, pero a veces como el nacionalismo y los poetas, quieren ver su tradición superior a los otros países, sobre todo en Perú, Chile, Nicaragua y México. Los poetas de lengua española que más me influyeron en los primeros años de formación, cuando queda más honda la huella, fueron latinoamericanos: el peruano César Vallejo (Poemas humanos), varios libros del chileno Pablo Neruda, (El otro, el mismo) del argentino Jorge Luis Borges, (Altazor ) del chileno Vicente Huidobro, (El llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías) y momentos de (El poeta en Nueva York) del español García Lorca”.

“De los mexicanos, pero menos o mucho menos que los otros, el que más, es López Velarde, a quien he leído sin descanso a través de los años y me es siempre nuevo, y, claro, algo de Paz, de Efraín Huerta, de Chumacero, de Bonifaz Nuño, de Sabines, de Lizalde, de Gelman… De otras lenguas, diría que me fueron fundamentales los poemas extensos de T. S. Eliot, en especial “Miércoles de ceniza” y tal vez los “Cuatro cuartetos”, Baudelaire (Pequeños poemas en prosa), Rimbaud (Una temporada en el infierno), Georg Trakl, cuya lírica sin sosiego me acompañó entre 1988 y 1991 cuando viví en Austria (Poemas y Sebastián en el sueño), y Ungaretti (La Alegría). A estos cinco últimos los he traducido y me ha encantado hacerlo”.


FCC | Decía Jorge Cuesta que la poesía mexicana estaba hecha de buenos retazos y copias de otras literaturas, ¿crees que aún esté vigente esta afirmación o ya somos productores originales?

MAC | Me parece que Cuesta no conocía la poesía del México prehispánico ni de buena parte del XIX y no sé cuánto sabría de la poesía de la Colonia. La poesía mexicana debe verse como un todo: la escrita en lenguas indígenas, la escrita en latín y en español, es decir, la escrita en el México antiguo, los siglos coloniales y el México independiente. Pero también la poesía es parte de una tradición más amplia que es la escrita en Latinoamérica y en España.

Para Marco Antonio, la crítica y el ensayo literarios pueden ser tan creativos como la misma poesía, y hay miles de definiciones de ésta. “Si me pidiera decirle una, le contestaría: “La poesía es la historia del alma”. Ante todo, la poesía me dio la perspectiva estética para ver y vivir el mundo. En un libro de aforismos (Árboles), escribí: “La naturaleza, el arte, los instantes éticos y las mujeres hermosas son los paraísos de excepción en un mundo condenado”. Quise escribir con ese aforismo una conclusión de lo mejor que podía haber en una vida, o al menos, en mi vida. Como decía el doctor Johnson: no sé qué es la poesía, pero sé dónde está la poesía.”

FCC | ¿Qué crees que le falta o le sobra a la poesía mexicana?

MAC | Un cambio sustancial, pero ¿cuál? Yo diría que no sólo a la poesía mexicana, sino a toda la lírica escrita en occidente. Hay un declive, y aun diría, un agotamiento. Después de más de un siglo, el verso libre, salvo resplandores, aquí y allá, parece agotado. Hay aún muy buenos poetas, pero ya no las grandes figuras a la altura de Perse, Claudel, Eliot, Pound, Lowell, Holan, Ana Ajmátova, Elytis, Ritsos, Lorca, Cernuda, Claudio Rodríguez, Borges, Olga Orozco, Huidobro, Neruda, Vallejo, Blanca Varela, Antonio Cisneros, Drummond de Andrade, López Velarde, Paz, Sabines, pero como nadie hace caso, como no hacemos caso, seguimos escribiendo, porque es nuestro destino, porque es lo que nos gusta, porque es nuestra manera, mínima, de estar en el mundo, un mundo en el que sólo estamos de paso y en el que toda vanidad es eso: inútil.

FCC | ¿En algún momento llegaste a pensar que la administración cultural de AMLO sería como ha sido hasta ahora? ¿Cuál era tu expectativa al respecto?

MAC | Todos mis votos se fueron para Morena, y desde luego, para López Obrador. Los gobiernos de izquierda pueden fallar en otros rubros, pero casi siempre han apoyado en la cultura y la ciencia. Sorpresivamente este sexenio ha sido la casi negación.

“Me gustaría ver otro secretario de Cultura con auténticas credenciales. Si yo pudiera elegir, me inclinaría por la exgobernadora Amalia García, mujer de izquierda, que tanto hizo por la cultura, el arte y el patrimonio de Zacatecas, que, por supuesto, los que siguieron en ese estado trataron de negarla”.

“Es muy buena política y apoyaría muy bien a los intelectuales, artistas y escritores, y ahora que se habla tanto de equidad de género, quién mejor que ella. México fue siempre vanguardia en cultura en América Latina. Está dejando de serlo, y en algunos rubros, está en vías de extinción. Más allá de eso, volvería en este momento a votar por Morena, porque me horrorizaría el regreso de los regímenes delictivos del PRI y del PAN”.

FCC | ¿Crees que los poetas deben ser considerados población vulnerable, debido a que muchos no cuentan ni con seguridad social?

MAC | Me es muy difícil responder. Esa es una pregunta para la Secretaría de Salud. Marco Antonio trabaja en la UNAM desde 1973, pero estuvo entre 1988 y 1993 dando clases en universidades extranjeras. “Desde que empezaron en el sexenio de Salinas a dar las becas para creadores escribí en la página cultural de El Universal, que dirigía ese gran tipo que fue Paco Ignacio Taibo I, que artistas y escritores debían de trabajar.

“Yo siempre he trabajado a la par, si puede llamársele así, de mi labor de creador. En cosa de treinta años nunca he pedido la beca para creadores. Lo que he repetido muchas veces entre amigos, es que las becas para poetas y escritores deben ser para los jóvenes y para los viejos porque a menudo no tienen recursos: a unos, para impulsarlos, a los otros porque a veces no tienen ni trabajo ni jubilación. Lo que sí deben existir son apoyos como de cierto los hay o los había: para publicar libros, revistas, boletos aéreos para invitaciones, apoyos a la traducción… Que se apoye a quienes verdaderamente lo necesitan. Pero no soy nadie para juzgar.”

Concluimos la entrevista con estas palabras acertadas y puntuales para esta época flotante y aleccionadora que hoy nos toca vivir: “Pocas cosas me sacan más de quicio que la gente que se cree importante. Sólo queda en la vida hacer nuestra tarea lo mejor posible y tratar de causar el menor daño. Después que nos vayamos, a la gran mayoría en diez o veinte años nadie nos va a recordar. Y así será. Y no pasará nada”.

Algunos de sus libros publicados: El forastero en la tierra (1970-2004). Poesía reunida, (El Tucán de Virginia, 2007). Dime dónde, en qué país (2010). De lo poco de vida (Madrid, 2016).

 

SE ESCRIBE

 

A Michael Rössner

 

Se escribe contra toda inocencia

del clavel o el lirio, contra el aire

inane del jardín, contra palabras

que hacen juegos vacíos, contra una estética

de vals vienés o parnasianas nubes.

Se escribe abriéndose las venas

hasta que el grito calla, con llanto ácido

que nace de pronto pues imposible

nos era contenerlo, con luz dura

como rabia azul, quemado el rostro,

destrozada el alma, desde una rama

frágil al borde del precipicio,

Se escribe.

 


4. La poesía, un objeto de autoconsumo; nos leemos a nosotros mismos: Margarito Cuéllar

Margarito Cuéllar Zárate, ganó recién el XL Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez, de Huelva, España, con el poemario “Nadie, salvo el mundo”. Nació en Ciudad del Maíz, San Luis Potosí, en 1956. Fijó su residencia en Monterrey, Nuevo León, en 1973. Es poeta, narrador y periodista. Maestro en Artes por la UANL.

Margarito dice que entiende y disfruta la poesía mexicana como un mosaico, que, si bien no da para armar un rompecabezas porque las piezas están demasiado disgregadas, “me ha enseñado mucho. Yo vi la poesía desde otra perspectiva gracias a Eduardo Lizalde”.

Asegura que los poetas mexicanos fueron el detonante para que leyera a sus pares generacionales de América Latina y de otros continentes.

“Para mí la poesía mexicana es como una guía de lecturas para otras partes, porque de pronto Lizalde, Octavio Paz y Efraín Huerta me llevan a los poetas colombianos, a los venezolanos, chilenos, argentinos, y empiezo a descubrir que esto es un río”.

FCC | Qué bueno que vas por ahí porque quería preguntarte: ¿tú crees que la poesía mexicana tiene influencia importante en la poesía latinoamericana?

MC | Sí, justo hilamos esto con tu anterior pregunta, porque cuando estaba leyendo a Paz, leí paralelamente a un poeta colombiano, Eduardo Carranza, y dije: ‘Estos se parecen’, y claramente la influencia es de Paz. Pero también los narradores tienen peso, como Juan Rulfo que sigue siendo el padre de la narrativa latinoamericana. Menos Huerta y Sabines, tardaron, como que la vibra de Paz los opacó mucho. A nivel Latinoamérica, sí hay un acercamiento a los poetas mexicanos y siento que la poesía mexicana es muy rica, la sigo leyendo, me sigue nutriendo, hasta las entregas más recientes. Obviamente no puedes leer todo porque esto se convirtió en fuego por todas partes, porque se publica demasiado, pero me parece bueno lo que se hace en México y en América Latina.

FCC | Eduardo Milán dice que demasiadas personas escriben poesía y se han perdido los parámetros críticos porque ya todo es permitido. ¿Qué piensas sobre eso?

MC | Leí la entrevista de Milán y leí la de Marco Antonio Campos, que fueron bastante comentadas, y ese comentario que hace Milán sobre la crítica y el comentario que hace Campos sobre la necesidad de una renovación, me parecen razonables. En esta situación en la que vivimos, no solamente una pandemia, sino una época en la que no tenemos tiempo de mirar al otro, no tenemos tiempo de detener la mirada de una manera más prolongada, las cosas nos pasan de largo muy rápidamente, y una de esas cosas es la crítica.

Margarito Cuéllar señala que la crítica en México siempre ha sido ejercida por pocos, incluso, que se ha perdido y hace falta una rehabilitación, una renovación.

La crítica, dice, “se quedó en ciertos poetas, en ciertas generaciones, es decir, la crítica que se hace entre escritores de las generaciones actuales, de las tres que confluyen ahora en México o en habla hispana, es hecha por los mismos poetas, no tanto por críticos de la talla de un Evodio Escalante o del mismo Marco Antonio Campos, o un Heriberto Yépez, por mencionar otra entrega, otra generación, o el mismo Christopher Domínguez; pienso en una crítica que me parecía muy honesta y contundente, como la de Evodio, desde la poesía, desde las humanidades”.

Margarito considera que los nuevos espacios para la buena crítica tienen que construirse ahora en las redes sociales porque los medios tradicionales ya no van a dar marcha atrás en ese sentido, porque están viviendo su propia sobrevivencia.


“Imagina un suplemento en el que aparecían los primeros poemas de José Carlos Becerra, de José Emilio Pacheco, los primeros comentarios sarcásticos de Monsiváis, imagínate trasladar esa riqueza al momento actual, es complicado encontrar ahora a poetas como esos; no porque no estén, sino porque ahora está todo más diluido”.

FCC | ¿Puedes mencionar a cinco poetas mexicanos vivos, indispensables para ti?

MC | Por ejemplo, de mi generación: Silvia Tomasa Rivera me parece una poeta digna, fuerte, importante de leer; sigo creyendo en San Eduardo Lizalde, lo sigo leyendo, y al José Emilio Pacheco de No me preguntes como pasa el tiempo; Juan Bañuelos, sigo leyendo a esos poetas, pero en sus inicios me gustó mucho la poesía de Vicente Quirarte, Eduardo Langagne, del mismo Marco Antonio Campos, a quien sigo viendo como un hermano mayor, y no tiene pelos en la lengua para decir las cosas como son. Una poeta que me encanta es Enriqueta Ochoa, y por supuesto fui lector asiduo de Efraín Huerta y Jaime Sabines, en su parte más urbana, más densa y de más claroscuros. Por ahí van mis lecturas.

En cuanto a la sobrevivencia de las editoriales y la poesía, Cuéllar dice que la industria editorial siempre es la más castigada.

“Yo estuve vinculado a publicaciones durante treinta años en la Universidad Nacional Autónoma de Nuevo León y nos tocó una época de oro, imagínate publicar un libro y medio por día; era una locura, un exceso”.

FCC | ¿De grandes tirajes?

MC | No tan grandes, pero ya como un tiraje de mil ejemplares, ya se te hace grande ahorita, porque ahora en Estados Unidos, tiran cincuenta y si funciona le siguen, si no, no; en España igual. La parte de las ediciones de poesía son las más castigadas.

FCC | Pero siempre ha sido así, ¿no?

MC | Siempre los editores te han dicho: ‘La poesía no vende’, y a mí me cayó el veinte una vez que le dije a Marco Antonio Campos: ‘A mí me gustaría publicar en una editorial que lleve mis libros un poquito más allá del interior del país’. ‘La poesía siempre va a ser así’, me dijo, ‘Bolaños tardó quince años en agotar una edición de 500 ejemplares de un libro de poesía’, ya ves como habla Marco, ‘y la poesía siempre va a ser así, de 500 libros te van a dar cien o cincuenta y tú se los vas a regalar a tus amigos y vas a vender algunos en las presentaciones y el libro va andar por ahí un tiempo, rodando como una piedra; la poesía de todos los tiempos, incluso de los más consagrados, es así’, me decía él. Entonces entendí que era eso. Ahora en Colombia voy a publicar una edición de diez mil ejemplares, son libros chiquitos, muy bonitos, la edición se llama Libros de a centavo, eso es como la apoteosis para mis libros porque diez mil ejemplares son un montón. Ahí han salido Gonzalo Rojas, Bécquer, Darío, los contemporáneos, Darío Jaramillo”.

FCC | ¿Son de bolsillo?

MC | Ochenta páginas, como de bolsillo, un poco más del cuarto de página, chiquitos, con muy buena distribución, muy buen diseño; ya han vendido más de cien títulos. Ese tipo de proyectos valen la pena.

“Yo creo que la poesía sí tiene futuro, no se va a decantar pronto, porque tú sabes que hay muchos festivales internacionales y encuentros y participa mucha gente y es muy difícil encontrar cual es la ruta de la poesía. Yo sí soy optimista en ese sentido. Fíjate, qué paradójico, cómo dentro del tema del nihilismo, del anarquismo y del pesimismo, puedo ser optimista en esa idea…”.

FCC | Hay rosas en el mar.

MC | (Risas)… Quizá porque yo también sobrevivo como promotor y coordinador de actividades literarias y de alguna manera tengo que apostar por lo que mi Universidad produce, hace o difunde, y soy mal difusor de mi obra y soy mal vendedor y mal empresario, pero sí creo en el futuro de la poesía. Creo que, si creas una editorial pequeña, independiente, y lo haces con un pequeño estudio de mercado y con metas muy claras, sí puedes recuperar por lo menos la inversión.

FCC | Te voy a hacer una pregunta que seguramente ya te han hecho: ¿Para qué sirve la poesía?, ¿para qué seguir en esto y a quién va dirigida la poesía?

MC | Me gustaría que sirviera para pagar el recibo de luz y del teléfono, del internet y el recibo de agua, me gustaría, me gustaría, pero es totalmente inútil para eso. Me gustaría decir que la poesía sirve para hacer mejores a las personas, pero eso es una utopía, una gran mentira.

“La poesía todavía es un objeto de autoconsumo, me parece que los que leemos somos nosotros mismos, nosotros y el otro, aunque el otro a veces nada mas de pasadita, a veces nada más lee los nombres o los títulos o que aquella persona está en redes y lo demás es, como ahora dicen los estudiantes, “mucho texto”, y yo diría que no, no es mucho texto, porque la poesía es un poco la síntesis de este mundo que nos toca vivir, entonces sirve para eso, como un espejo de la belleza y de la fealdad que somos y lo que es el mundo, por eso la vinculo mucho con la filosofía y con las otras artes”.

FCC | ¿Qué crees que le hace falta a la poesía mexicana?

MC | La situación de la que hablaba Marco Antonio Campos, me puso a pensar en un tema que no hemos tocado, que es la forma en la que nos expresamos, que es el verso libre; el verso libre es tan libre que cada quien creamos nuestras propias reglas y al crear nuestras propias reglas estamos creando también nuestras propias fallas, caídas, agujeros. Muchos podemos escribir, pero encontrar una ruta y que realmente digas: “Con esto estoy enriqueciendo al verso libre”, que es lo de hoy, no porque no se escriba en rima, se usa todavía, también el verso blanco, también el de los españoles que se oye como muy marcadito en su conteo, pero que no rima.

 “Justo esa música y ese ritmo es lo que le da a la poesía la fuerza”, me explica Margarito, sobreviviente de cáncer y director de la revista “Armas y Letras”.

“El verso libre, cuando sentimos que está desprovisto de esa música, sentimos que hay unas líneas cortadas, que se está narrando algo, pero no está esa música, y esa ausencia de música va a ser que dejemos lo que estamos leyendo”.

FCC | ¿No es un poco lo que decía Milán, hay que leer a Góngora, a los poetas del siglo XI…?

MC | Sí, y por ejemplo cuando encuentras poetas como José Javier Villareal, dices: “Ok, estos poetas han leído”, y cuando decimos tradición, nos quedamos nada más con los que transgredieron la tradición, o pensamos en Quevedo, pero no pensamos en Góngora, porque pensar en Quevedo está bien chido, porque tenía sentido del humor y era un irreverente, pero no pensamos en Góngora porque se nos hace aburrido.

“Eso que dice Milán es muy interesante, lo mismo lo que dice Marco, hay que renovar la poesía y yo creo que sí se está renovando. Nuestros poetas anteriores, nuestros padres, para que su poesía quedara por ahí en la voz y en la mira de los lectores, fueron muchos años. Sí siento que hay una renovación”.

FCC | ¿Consideras que es válido eso que están haciendo algunos, ya no tan jóvenes, de meter sonido, música, meter tecnología a la poesía?

MC | Vale para ellos, para ganarse lectores, y si su meta es la fama. Me decía una vez Ricardo Yáñez: “Uno como poeta tiene que definir a dónde quiere llegar con su obra, que río quiere cruzar”, es decir, ¿quieres ser famoso?, escribe un poema light, un poema bonito y vas y lo lees en la tele, y puedes ser famoso, que ese no es mi propósito. Y hay una poesía que sí va más allá de lo experimental, que tal vez podría disgustarnos, pero a lo mejor los poetas han encontrado esa ruta y a lo mejor esa ruta es solamente una moda y no va a sobrevivir en el tiempo.

FCC | José Ángel Leyva decía que dentro de la poesía mexicana existe algo llamado infantocracia, que se les da mucho privilegio a los poetas jóvenes, y en contraparte, Hernán Bravo y Balam hablan de una gerontocracia, que es poder de los poetas viejos y no pelar tanto a los jóvenes, ¿Cuál es tu opinión?

MC | (Risas)… Yo creo que cada quien lo ve desde su trinchera. Si vemos, son como generaciones distintas, por una parte, Balam, que ha logrado romper desde la tradición misma y hacer una obra abundante, y por otro, Leyva, que se mantiene en la trinchera de la difusión. Yo creo que cada quien encuentra sus referentes. Yo he tenido que brincarme un poco México e ir directo hacia América Latina, no porque no crea en lo que pasa en México, sino porque así se me dieron las cosas para mis publicaciones y algunos premios, yo creo que cada quien encuentra a su lector.

“Creo que los jóvenes son afortunados en la medida de que tienen una serie de estímulos, porque eso a mi generación no le tocó, a nosotros no toca fundar los talleres literarios, fundar las revistas, y los estímulos son para los poetas nacidos en los 60tas, 70tas y las generaciones que vienen”.

“Los jóvenes ahora tienen esa gran oportunidad de aprovechar los estímulos que no tuvimos generaciones anteriores. Ya tú sabes si hacemos un libro de emoticones, simbología del chat o haces twuiteratura. Y por la otra también, la gerontocracia, es decir, leer a nuestros mayores, yo creo que es cuestión de cada quien”.

“En cada generación hay poetas que retoman la tradición y retoman su pasado y los tratan de renovar, y hay poetas que los matan, siempre matar al padre es importante, es un tema literario. Me parece que todo esto es un panorama muy amplio, tanto el pasado como el presente, y que uno y otro tema están ahí para que el que consume poemas, el que lee, simplemente vaya a ese paisaje y retome el árbol, la flor, la raíz, la rama que le vaya a proyectar algo así mismo”.

FCC | Me pareció muy graciosa la respuesta de Claudina Domingo cuando le hice esta misma pregunta, me dijo que hay como un limbo, desde que dejas de ser la joven promesa, hasta que llegas a ser el viejo escritor merecedor de homenajes, en ese espacio nadie te pela…

MC | (Risas)… Es razonable, yo creo que sí hay una zona del silencio en la que no pasa nada, tú sigues ahí en tu locura…

FCC | No eres joven para estímulos, ni eres tan viejo como para que te hagan homenajes… (risas)…

MC | Sí, te propone alguien para algo y dicen: “No, ese todavía esta joven, le falta…(risas)…

FCC | Tiene cuarenta y tantos…

MC | Sí, sí, esa zona oscura, los tiempos en los que no estás en ninguna parte, y son riesgosos porque puedes empezar a dudar de ti mismo…

FCC | Sí, ahí te puedes perder.

MC | Tu autoestima puede ahogarse… (risas)…

Actualmente, Margarito tiene la beca de creadores y trabaja en tres libros de poesía.

 “Llevo uno y estoy terminando el que corresponde a este año con la beca del Fonca, con un tema que tiene que ver con la lectura y cultura de oriente por un viaje que hice a China y estoy clavadísimo con los filósofos chinos y los poetas chinos clásicos y los contemporáneos, estoy creando un poemario sin que sea poesía china, pero tomando como referencia esos registros. Y luego estoy trabajando los poemarios que hice con el tema de la enfermedad”.

También está escribiendo ensayos, como reflexiones de la existencia. “Lo que te decía de la contemplación, la mirada prolongada en las cosas, y un libro de memorias que se llama Sunami”.

Sus libros más recientes: Ensayo sobre la belleza y el desorden de las Cosas (Babilona, Bogotá, 2020); Poemas en los que nunca es de noche (Colombia, 2019); Teoría de la belleza (Sinaloa, 2018. Premio Internacional Poesía de la Lira, convocado desde Cuenca Ecuador por el Banco del Austro); Poemas para formar un río (Venezuela, 2016). Cuaderno para celebrar (Universidad Autónoma de Sinaloa / FONCA 2000) y Plegaria de los ciegos caminantes (Universidad Nacional de Colombia 2000).

 


5. Pedro Serrano: la poesía y la cultura mexicana son de escuela conservadora

Pedro Serrano nació en Montreal, Canadá, un 4 de mayo de 1957. Es poeta, radicado en la Ciudad de México. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la FFyL de la UNAM, la maestría en Filosofía en la Universidad de Londres, el doctorado en Letras en la UNAM y un diplomado para profesores de Lengua y Literatura Española en el Instituto de Cooperación Iberoamericana. Es profesor de tiempo completo y coordinador del posgrado en letras de la FFyL de la UNAM.

FCC | ¿Cómo te hiciste poeta?

PS | A mí me afectó mucho el golpe de Estado en Chile, cuando mataron a Víctor Jara, y escribí un poema malísimo sobre eso (risas). Igual ahora lo leo y me gusta. Hay un poema de Jaime Gil de Biedma, el poeta español, que me gusta mucho porque explica un poco de cómo se empieza a escribir: El juego de hacer versos/-que no es un juego– es algo/parecido en principio/al placer solitario. Lo que a mí me pasó fue que me gustaba mucho leer y me gustaba mucho jugar futbol. El futbol es algo que haces en equipo, hay otros deportes como nadar, que haces tú solo, o como el tenis que haces contra otra persona, pero el futbol sólo funciona si funciona el equipo y esa parte como gregaria, social, comunitaria, siempre me ha gustado.

FCC | Eres un ser sociable.

PS | En un sentido, sí, pero siempre me gustó también tener el espacio de la lectura que es un espacio solitario, entonces ese equilibro para mí es perfecto. Yo me imagino que la escritura significó un puente para esas dos cosas. Entonces vas como cogiendo hilos de un lado y de otro, empezando a tejer una primera malla que está hecha de lecturas en donde vas como enhebrando unos cuantos hilos a partir de esas cosas que lees y que vives y que tratas de regresar un poco. Supongo que por ahí fue como empecé a escribir.

FCC | ¿A los cuántos años llegaste a México?

PS | Muy chiquito. En realidad, crecí aquí, en la Ciudad de México. Lo que pasó fue que, terminando la prepa, me fui en un barco de Coatzacoalcos a Hamburgo, estuve viajando por ahí, estuve en París unos meses, luego en Madrid. Ambas experiencias fueron muy importantes, desde la soledad, el conocimiento, el ver, el pensar otras cosas. Estando en Madrid tenía la posibilidad de quedarme a vivir ahí, pero me acuerdo que fui a una lectura de poetas jóvenes y dije: “la verdad, prefiero a mis amigos” (risas). Y regresé y entré a la UNAM donde estudié Letras. Cuando terminé me fui a Inglaterra, luego estuve en España, luego volví a Inglaterra, luego regresé a México, lo que pasa es que no me había titulado, regresé y me titulé. Mientras estuve en la facultad hicimos una revista que se llamó Cartapacios. Estaba Pablo Mora, que es el actual director de la Biblioteca Nacional, estaba Ángel Mikel, Ana Castaño, Javier Sicilia, Favio Morábito, es una revista por la cual pasó mucha gente, yo creo que fue muy formativa en la época de la universidad. Después me volví a ir a Inglaterra e hice el doctorado allá. Siempre he estado aquí, pero luego me vuelvo a ir. He vivido también en Barcelona y he vivido en Washington.

FCC | Me dijiste que estás trabajando en la UNAM, ¿qué haces exactamente?

PS | Doy clases, estoy en la Facultad de Filosofía y Letras. Más de diez años estuve haciendo el “Periódico de Poesía”. Desde el 2018 ya no la hago. Todos esos son ciclos, diez años consideraba que era tiempo suficiente. También doy clases en el Posgrado, cosas sobre vanguardia y traducción.

Fíjate que más que elitismo, hay cierto amiguismo ligado con cierto conservadurismo, y a una especie de pereza mental para pensar lo complejo. Es la escuela conservadora de la poesía y de la cultura mexicana.

FCC | ¿Qué es la poesía mexicana?

PS | Es una poesía muy diversa y cada vez más. Cuando hacíamos Cartapacios, por ejemplo, algo que era muy interesante era que, estaba alguien como Javier Sicilia que es un poeta católico y estaba un poeta de Tampico que se llama Gastón Martínez, que es cantautor y estaba en el Partido Comunista, y hacíamos cosas juntos. Yo creo que, si una virtud tiene la realidad poética mexicana, es su diversidad y su calidad en esa diversidad; luego tienes grupos de poder, quienes están mejor acomodados.

“Esa construcción de ciertos nombres es peligroso, bueno, no es que sea peligroso, hay como una hegemonía en… El otro día estaba pensando en la antología que hizo este, ¿cómo se llama?, una muy grandota, Domingo, se me fue el nombre. ¿Me estás preguntando de qué pasa ahora o qué pasaba antes?”

FCC | Ahora, actualmente.

PS | Bueno, entonces espérame, déjame ver, porque aquí tengo el libro ese…

FCC | ¿Juan Domingo Argüelles?


PS | Juan Domingo Argüelles. Bueno, Juan Domingo Argüelles sacó una antología muy grande donde incluye a muchísima gente que es buenísima por la variedad, es una recopilación de nombres de mucha gente y es muy variada y yo creo que es muy buena, pero luego sacó como su selección, y su selección me parece a mí muy pobre, muy obvia y tampoco demasiado interesante.

“Entonces, lo que tú tienes en México es una realidad de una poesía muy fuerte y muy variada, y luego un cauce hegemónico muy adocenado y repetitivo y conservador. Un ejemplo de esto, para irnos más atrás, serían las figuras de Octavio Paz y Efraín Huerta. Los dos se forman juntos y el cauce hegemónico de la poesía mexicana es el que marca Paz. Los poemas de Efraín Huerta, muy interesantes, pero como no son parte de esta corriente conservadora, es como si no existieran, lo cual no quita la calidad y la validez de la obra de Paz, ¿eh?, lo que te estoy diciendo es que es ese cauce conservador el que se queda marcando huella”.

“Otro ejemplo sería… hay dos libros que salen casi al mismo tiempo, 1979, 1980, que son Peces de piel fugaz de Coral Bracho y otro es El pobrecito señor X de Ricardo Castillo. Los dos libros me parecen buenísimos y muy importantes, pero ¿qué es lo que sucede? Coral está en todos lados, Coral ha tenido el Sistema de Creadores una y otra vez y Ricardo Castillo no lo ha tenido nunca, y en su momento esos dos libros fueron muy poderosos y muy influyentes”.

“Yo creo que Coral es una gran poeta y que Ricardo Castillo también es un gran poeta. Pero si tú ves, por ejemplo, la antología de Argüelles, yo estoy casi seguro que sale Coral, porque es obvio que tiene que salir… por eso te digo que es una antología pobre, porque publica lo obvio, y estoy casi seguro que no está Ricardo Castillo”.

FCC | ¿Entonces crees que hay cierto elitismo en la literatura mexicana?

PS | Fíjate que más que elitismo, hay cierto amiguismo ligado con cierto conservadurismo, y a una especie de pereza mental para pensar lo complejo. Es la escuela conservadora de la poesía y de la cultura mexicana.

Pedro me dice que en estos tiempos pandémicos se ha centrado mucho en sus alumnos y ha escrito mucho ensayo: “Escribí algunas cosas para algo que estaba haciendo Jorge Fondebrider en Argentina. Yo no escribo muchísimo, no soy prolífico, así es que escribir siete poemas para mí es muy buen número”.

FCC | Hablando de traducciones, ¿qué tanto puede un traductor mejorar la obra del autor y qué tan válido es eso?

PS | Si haces eso estás haciendo otro poema. Una de las marcas de que un poema es bueno es que se puede traducir.

FCC | Mohsen Emadi, el poeta iraní, decía que todo es traducible, porque todo se puede mejorar.

PS | Yo me he dado cuenta de poemas que en principio me gustaron y que luego no eran buenos porque a la hora de traducirlos se iban deshilachando, entonces, ¿para qué lo traduces? ¿Qué sentido tiene mejorar un poema que es malo? Bueno, quizá tiene sentido porque entonces lo estás haciendo tuyo y estás haciendo otro poema, pero si te enfrentas a un poema bueno, el poema está creando sus propias demandas y estás siendo el poeta de ese poema en su traducción, pero no estás haciendo tu poema de ese poema, si no que estás siendo el poeta de ese poema.

Serrano ha impartido cursos y conferencias en la Universidad Autónoma de Colombia, Universidad Autónoma de Barcelona, Complutense de Madrid, Alcalá de Henares, Universidad de Oxford, Glasgow, Universidad Libre de Berlín, entre otras. Fue editor de la colección Material de Lectura, Serie Poesía Moderna; jefe de redacción de la revista México en el Arte y miembro fundador de la revista Fractal. Participa en la redacción de la revista Létrangère (Bélgica).

FCC | ¿Cómo ves la nueva poesía, a los jóvenes poetas?

PS | Yo creo que se están haciendo cosas muy interesantes y que se están haciendo cosas en todo el país. Antes todo se tenía que venir a la Ciudad de México, ahora ya no. ¿Tú dónde estás?

FCC | Yo estoy en la Ciudad de México, pero soy de Sonora.

PS | En Sonora también están pasando cosas. Fíjate, a mediados de los ochenta, era jefe de redacción de una revista que hacía Bellas Artes que se llamaba México en el Arte, y en ese momento… es lo que yo creía, puedo estar equivocado, pero según yo, la única ciudad de este país que generaba cultura era Tijuana. Ni Monterrey ni Guadalajara, aparte de la Ciudad de México. Y la gente de Monterrey y Guadalajara se venían a México y así pasó durante todo el siglo XX y sólo Tijuana estaba haciendo cosas sin pedirle autorización a la Ciudad de México para hacerlas; y yo creo que ahora nadie está pidiendo autorización, lo cual me parece buenísimo.

FCC | Siguiendo con los jóvenes, estás nuevas herramientas, como stickers, emojis, ¿los consideras válidos para crear poesía?

PS | Sí, yo creo que cualquier cosa. Machado escribía en formas tradicionales, y decía Paz que Machado como ensayista había entrado a la modernidad, pero como poeta no; pero lo que pasa es que no lo supo leer, porque lo leyó desde su propia educación retórica tradicional y no entendió que, lo que pasaba en Machado con la rima, era equivalente a lo que estaba pasando con Cesar Vallejo con el desmembramiento del lenguaje. Entonces yo creo que puede haber una poesía moderna, actual, digamos, que parezca muy tradicional y que sea absolutamente innovadora, y puede haber poesía en medios totalmente alternativos, de distintas formas, desarmando el lenguaje, que sea tradicional.

“Esto lo decía Cesar Vallejo, que yo creo que es uno de los grandes poetas en español, decía que para que un poema sea moderno, no tiene que llevar hélices y motores y esas cosas, y decía una frase: “Tiene que ser escrito con la lengua dobleancha de los hombres”, y el término dobleancho también lo va usar en Trilce, pero aquí lo está usando en un ensayo, y está diciendo justo lo que tiene que hacer un poema, que es decir algo más de lo que se está diciendo; un poema tiene que activar en el espacio público, y no va a ser un poema actual o importante porque use una métrica tradicional o porque use las cosas más innovadoras que haya, sino porque, como las está usando está siendo realmente necesario. Me parece que se puede hacer todo y no hay límites, el chiste es atinarle”.

Pedro ha sido colaborador de Anales de Literatura Hispanoamericana, Biblioteca de México, Casa del Tiempo, Cartapacios, Diálogos, El Semanario Cultural, Fractal, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, Letras Libres, México en el Arte, Milenio, Periódico de Poesía, Vuelta, ente otras publicaciones importantes.

FCC | ¿Cómo has visto a la 4T en cuanto a la administración de la cultura?

PS | A ver, yo tengo que ir para atrás, creo que lo que pasaba atrás era espantoso. Cuando me dicen: “es que estamos en el abismo”, bueno, pero abajo del abismo hay 200 mil muertos. Yo creo que pueden estar cometiendo errores, pero no es mi papel estar calificándolos, sino, más bien, donde lo estén haciendo bien, decir que lo están haciendo bien y donde se estén equivocando, tratar de entender por qué se están equivocando, pero no descalificar. Cuando la gente se rasga las vestiduras, empieza a parecerme sospechoso.

FCC | ¿Y sobre los fideicomisos de cultura?

PS | Ese es otro ejemplo, yo en principio estoy en contra de que desaparezcan los fideicomisos que funcionan; ahora, ¿cuál es la intención detrás de esa desaparición? Si es canalizar los gastos de cultura, (porque estamos hablando de ese tema) de una mejor manera, yo no voy a decir: “está mal lo que están haciendo”.

“Yo espero que lo que están haciendo sea para el bien de todos. Y no sé, yo no te puedo decir, no estoy en contacto, ni con los que están haciendo esos proyectos ni con los que están en contra. Y si vas hacia atrás, lo que ha sucedido en este país tiene que ver con privilegios; tu hablabas de una cultura elitista, yo no hablaría de elitismo, sino de privilegios y de discrecionalidades, y toda la cultura estaba llena de eso, y que eso lo desmantelen, me parece muy bien”.

FCC | ¿A quiénes ves como esos privilegiados?

PS | Bueno, con todas las gentes que firmaron esa carta por la libertad de prensa… a mí me parece que revistas como Nexos o Letras Libres se sostuvieron con el apoyo del Estado, porque si no, no hubieran existido, lo que es una pena es que hayan necesitado el apoyo del Estado para subsistir, yo lo que digo es: suscríbanse, ¿no?, suscríbanse para que esas revistas funcionen de manera independiente.

Serrano fue becario del Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1982; del British Council, 1987; de la UNAM, 1989; del Fideicomiso México-Estados Unidos y de la Fundación Guggenheim, 2007.

FCC | ¿Qué proyectos tienes en puerta?

PS | Tengo dos libros de poemas que estoy terminando. Tengo muchas cosas de ensayo que, según yo, me iba a tomar este tiempo para organizar, pero todavía no lo hago. Tengo un libro sobre traducción de poesía.

FCC | Traduces del inglés, ¿y qué otros idiomas?

PS | Francés también, catalán, he traducido del italiano, y ya.

También es traductor, editor y antólogo, ha publicado diversos libros de poesía y ensayo, entre los que destacan: El miedo (1986), Ignorancia (1994), La construcción del poeta moderno. T. S. Eliot y Octavio Paz (2013) y DefenßaS (2015).

“Mi espacio es muy circular”, me platica Pedro sobre su casa, la que comparte con su pareja y sus dos hijos. “Antes escribía en los cafés, obviamente en este tiempo no ha sido posible, pero me gusta estar en mi casa”. Y terminamos con esta frase suya que me gustó mucho: “Hay poemas que se desgastan muy rápido y hay otros que por alguna cosa extraña van cargándose de energía. Esos son los poemas que importan”.

 

BARRENA

 

En un trompo enredado,

horadando la piedra o la madera, honradamente

sacando aserrín de las vísceras,

rebaba y virutas del trasroscadero.

 

Se adentra en su falta, tembleque,

se aquieta de temple, se tiende

en tentativa atenta, ácido

falsete.

 

Se hace bolita, rueda,

ocupando, sibilando, echando aire,

expuesta a todo en el afán de escape, puf, puf.

Respira húmeda en hosca oscuridad, en el roscal.

 

Verde de sorna inconmovible,

sus miles de patitas expuestas,

su aliento pululando filamentos

mil ventosas al aire, hurgando, huyendo.

Por la boca tragamos,

muere el pez, dice la boba, glop, glop, glop.

 

(Todo

debe

deten-

erse

en la ex-

pecta-

ción.)

 

Nada de grumos, nada

de grupa,

nada de lodo. Expulsada,

sale al aire la rosca.

Sale sin alma con lo que sabe al aire,

ronquido, rechinido.

 

Riente se vuelve o se revuelve,

escarabaja o cochinilla, bueno…

Savia en recorrido árbol abajo,

raíz vuelta de cajón,

hojas al viento en torcedero.

 

Déjate llevar, mécete

en rumba vegetal, animal,

haz de salir.

 

 


FIDELIA CABALLERO CERVANTES
(México, 1972). Originaria de San Luis Río Colorado, Sonora. Estudió Letras Hispánicas y Artes Plásticas en la Universidad de Sonora. Ha publicado los libros: Todos se están muriendo de algo (1998, Colección Varia, Ed. UniSon. Hermosillo, Son. Prólogo de Thelma Nava); Consagraciones (2015, Sediento Ediciones, CDMX. Prólogo de Eusebio Ruvalcaba); Después de todo (2017, Desliz Ediciones, CDMX. Prólogo de Agustín Ramos); La vida innecesaria (2022, Desliz Ediciones, CDMX); entre otros títulos. Ha participado en diversos encuentros de literatura a lo largo del país y sur de Estados Unidos, y ha publicado en revistas y periódicos culturales a nivel nacional e internacional. Actualmente se dedica a hacer entrevistas para el portal cultural Poetripiados de Ciudad Juárez, Chih., México.




SÉRVULO ESMERALDO (Brasil, 1929-2017). Escultor, grabador y dibujante, Sérvulo Esmeraldo se inició profesionalmente en Fortaleza, a finales de los años 1940, en los talleres libres de SCAP – Sociedade Cearense de Artes Plásticas. Trasladado a São Paulo en 1951 para estudiar arquitectura, se sintió atraído por la efervescencia de la 1ª Bienal y su revolución artístico-cultural. Su exposición realizada en el MAM (SP), en 1957, le acreditó para un año de estudios en París, becado por el gobierno francés. Una temporada que se saldó con una estancia de más de veinte años. Y en el desarrollo de una obra plural y con muchas vertientes. En París, asistió a los talleres de Litografía de la École Nationale des Beaux-Arts y de Grabado en metal de Johnny Friedlaender, dedicándose en gran medida a este último, habiendo realizado incluso grabados a partir de gouaches y pinturas para Serge Poliakoff. Poseedor de una considerable obra grabada, editada y distribuida por importantes editoriales europeas, a mediados de los años 1960, Esmeraldo estaba decidido a no dedicarse exclusivamente al grabado. Estaba interesado en poner en práctica sus proyectos cinéticos. De la misma época datan las esculturas de plexiglás en blanco y negro, cuyo interés es la topología del volumen. Inició su regreso a Brasil en 1977, trabajando en proyectos de arte público que incluían esculturas monumentales en el paisaje urbano de Fortaleza, ciudad donde estableció su estudio en 1979. Fue creador y curador de la I y II Exposición Internacional de Arte Efímero. Esculturas (Fortaleza, 1986 y 1991). Con importantes exposiciones realizadas y participación en salones, bienales y otras exposiciones colectivas en Europa y América, su obra está representada en los principales museos del país y en colecciones públicas y privadas de Brasil y del exterior. Artista invitado en esta edición de Agulha Revista de Cultura.

 


 

Agulha Revista de Cultura

Número 249 | março de 2024

Artista convidado: Sérvulo Esmeraldo (Brasil, 1929-2017)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2024


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