sábado, 16 de março de 2024

MANUEL MORA SERRANO | Modernismo y vanguardia en República Dominicana en el siglo XIX y principios del XX



La República Dominicana (448.442 km2), es un pequeño país del mar Caribe, en Centro América, que comparte la isla Hispaniola o Española, con Haití; formando junto con Puerto Rico y Cuba el trío de hispanohablantes de las Antillas Mayores. Su literatura no es muy conocida en el resto del mundo, salvo la de algunos autores como Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), a quien Jorge Luis Borges (1898-1983) llamó Maestro de América en el prólogo a su Obra Crítica, Fondo de Cultura Económica, México, 1960; su hermano Max Henríquez Ureña (1885-1968), que entre otras obras tiene la Breve Historia del Modernismo, F. C. E, México, 1954: el poeta Manuel del Cabral (1907-1999), el narrador Juan Bosch (1909-2001), Tulio Manuel Cestero (1877-1955), poeta, novelista e historiador, especialmente por una obra famosa en todo el mundo: César Borgia, Ediciones Botas, 1937, a disposición en la Web; sin que a veces se diga que era de nuestro país. Otros nombres citables son los demás miembros de los Independientes del 40: Tomás Hernández Franco (1904-1952), Héctor Incháustegui Cabral (1912-1979) y Pedro Mir (1913-2002): los de la Poesía Sorprendida: Franklin Mieses Burgos (1906-1976), Aída Cartagena Portalatín (1918-1994), Freddy Gatón Arce (1920-1994), Manuel Rueda (1921-1999), Antonio Fernández Spencer (1922-1995), Mariano Lebrón Saviñón (1922-2014), entre otros, o figuras como Marcio Veloz Maggiolo (1935-2021), etcétera.

En referencia a la temática que nos ocupa, debemos señalar, como un gran culpable del desconocimiento y la importancia de la literatura dominicana, a Max Henríquez Ureña, que en la obra citada, fue capaz de señalar:

 

Las tendencias llamadas de vanguardia tuvieron, poca repercusión inmediata en Santo Domingo, al revés de lo que había ocurrido con el modernismo, que no solo llegó tarde y se esfumó prontamente, sino que, además, contó con pocos representantes genuinos en las letras dominicanas. Santo Domingo es uno de los pocos países de la América española donde el modernismo apenas alcanzó tardía y efímera vigencia.

 

Esa aseveración, la hemos refutado en nuestro ensayo Modernismo y criollismo en Santo Domingo en el siglo XIX (la turba letrada y los mitos literarios), Universidad Tecnólogica de Santo Domingo, 2018. Si eso lo dijo un dominicano de prosapia cultural como don Max, nadie se interesaría en la literatura de este país.

Aunque no lo toquemos a fondo, debemos señalar algo sobre el modernismo en Santo Domingo a fines del siglo XIX y principios del XX.

Contrario a lo expuesto por don Max, demostramos en el libro citado, que en 1894, el mismo año que Rubén Darío (1867-1916) y Ricardo Jaimes Freyre (1868-1933), editaron la Revista de América, Fabio Fiallo (1866-1942) y Tulio M. Cestero en la revista El Hogar (1894/95), dieron a conocer los poemas en prosa de Azul de Darío y Tulio publicó sus primeros poemas en prosa, y más tarde, apareció una dedicada al modernismo: la Revista Ilustrada (1898-1900), y otros poetas publicaron poemas en verso y en prosa, además de un nuevo criollismo, aunque solo hubo un libro: Notas y Escorzos, 1998, de Tulio, de ensayos modernistas, que fue comentado por Darío.

 

La vanguardia tempranamente en Santo Domingo y en el Caribe

Recordemos que la palabra vanguardia, Avant-garde, en las artes, es de la autoría del conde Claude Henri Saint-Simon (1760-1825), en su libro Opiniones literarias, filosóficas e industriales, 1823, en una discusión entre un artista y un industrial. Aunque se puso en boga cuando lo utilizó Charles Baudelaire (1821-1867), en El corazón al desnudo de sus Diarios íntimos alrededor de 1862-63. A pesar de que a final de ese siglo hubo movimientos literarios y artísticos en Europa, especialmente en Francia, si recordamos que además del romanticismo, tenemos parnasianismo, decadentismo y simbolismo, que podrían catalogarse de vanguardistas, se considera el primero en el mundo al futurismo de Fillipo Tommaso Marinetti (1876-1944), proclamado en Italia, más conocido por la publicación del Primer Manifiesto en la primera plana de Le Fígaro de París el 20 de febrero de 1909.

En Latinoamérica se publicó en Buenos Aires cuando Rubén Darío, al reproducirlo, lo comentó en La Nación el 5 de abril; el 6 de ese mes el escritor portugués Manuel de Sousa Pinto (¿…?), corresponsal del Correio da Manhã, ofreció la primera noticia en Brasil, presentándolo como una provocación extravagante de artistas principiantes. A fines de 1909, Almaquio Diniz (1880-1937) publicó en el Jornal de Noticias de Bahía, la traducción del texto italiano del Manifiesto. Como no tenemos noticias de cuándo se publicó en Cuba y Puerto Rico, más ligados a España, donde tempranemente se reprodujo y discutió; asombra que, en Santo Domingo, el 30 de mayo de ese año, se presentara en el Nº. 98 de la revista Mefistófeles, comentado por el director Luis E. Betances (1873-¿…?) en primera plana; luego el manifiesto fue reproducido en La Cuna de América Nº. 132, año IV, el 1º. de agosto, y más tarde en la revista Osiris, Nº. 21 de octubre de l910, Federico García Godoy (1857-1924), el más importante crítico dominicano de esos años, lo comentó, y entre otras cosas, dijo:

 

Con todas sus tremendas extravagancias, el futurismo es un movimiento juvenil de espíritus caldeados por aspiraciones en gran parte inasequibles o quiméricos, pero tienen el mérito de poseer una convicción; de creer en lo que afirman, de consagrar todas sus energías a un empeño que más o menos equivocadamente califican de salvador y fecundo. Luchar es vivir.


El Manifiesto el Técnico, el segundo de Marinetti, se publica 11 de mayo de 1912, y precisamente habla de las palabras en libertad, en la muerte del verso libre y entre otras cosas:


I .- Es necesario destruir la sintaxis, disponiendo los sustantivos al azar, tal como nacen. 2.- Se debe usar el verbo en infinitivo para que se adapte elásticamente al sustantivo y no lo someta al yo del escritor que observa o imagina. El verbo en infinitivo puede sólo dar el sentido de la continuidad de la vida y la elasticidad de la intuición que la percibe. 3.- Se debe abolir el adjetivo para que el sustantivo desnudo conserve su color esencial. El adjetivo, que tiene en si mismo un carácter matizador, es incompatible con nuestra visión dinámica, porque supone una pausa, una meditación. 4.- Todo sustantivo debe tener su doble, es decir el sustantivo debe ir seguido, sin conjunción, de otro sustantivo al que está ligado por analogía. Ejemplo: hombre-torpedero, mujer-golfo, multitud-resaca, plaza-embudo, puerta-grifo. 5.- Abolir también la puntuación. Al suprimirse los adjetivos, los adverbios y las conjunciones, la puntuación queda lógicamente anulada, en la continuidad variada de un estilo vivo que se crea por si mismo sin las pausas absurdas de las comas y los puntos. Para acentuar ciertos movimientos e indicar sus direcciones se emplearán signos matemáticos: + - x = ( ) y signos musicales.

 

Este hecho, unido a otras publicaciones y comentarios, debieron motivar a los jóvenes poetas, como en Rusia, que en diciembre de 1912, con el manifiesto “Bofetada al gusto del público“ firmado por los componentes del grupo “Hylaea”, entre los cuales estaba Vladímir Mayakovski (1893-1930), se arriesgaron en plena revolución, perdiendo muchos su libertad o sus vidas.

En Santo Domingo hubo diversas publicaciones que citaban el futurismo o excitaban a la vanguardia. En resumen: El 29 de abril de 1917 en la revista Letras Nº. 12, apareció un artículo del venezolano Napoleón Acevedo (1896-1961), titulado La Poesía Futura, en el cual señala claramente:

“Ante el maravilloso adelanto de la poesía en nuestro siglo, más de una vez me asaltó esta idea: ¿Cuál habrá de ser el porvenir de la poesía? Esa poesía arbitraria y, extravagante iniciada por Marinetti, tiene algo de la gran poesía que triunfará, sin que por esto crea yo merezcan la celebridad. […] Del verso actual no se puede pasar sino a la prosa. El porvenir de la poesía será ella. Los oídos ya están cansados de tanto verso bien medido y de tanta música discreta. El consonante ha comenzado a decaer, y dentro de poco veremos que ningún buen poeta se cuidará de él. […] La rima es una cosa inútil. Los griegos no la conocieron y sin embargo Teócrito y Anacreonte escribieron poemas que todavía están palpitando dentro del corazón de la humanidad. […] Un poeta quiere vaciar en versos sus emociones intactas, no puede estar pendiente de si tal o cual verso terminó en ada o ida, Los malos poetas, los que no harán versos libres, porque el verso libre necesita ideas y ellos no saben poner en los suyos sino música de palabras bonitas, dicen que el no usar la rima significa sentirse incapaz de dominarla… Es un error, pues todo aquel que sepa su idioma conoce la condición servil de las palabras”.

En el Caribe hispánico surgieron dos ismos vanguardistas en Puerto Rico en 1913, sin que se nombrara el futurismo ni el manifiesto técnico de Marinetti de 1912. Se trata del pancalismo y el panedismo del poeta Luis Lloréns Torres (1876-1944). Luis Hernández Aquino (1907-1988) en su ensayo Nuestra Aventura Literaria, Editorial Universitaria, 1980, nos los describe, diciendo que el pancalismo viene del griego: pan, todo y kalos, belleza, o sea, que todo es bello y el panedismo, todo es verso. Que sí serían los primeros ismos de Hispanoamérica.

En un artículo de Klaus Miiller-Bergh (1936), titulado “Vicente Huidobro: futurista y Cuántico” indica cuándo el chileno se refirió al futurismo, dos años antes de proclamar su ismo vanguardista el creacionismo:

“Es muy evidente que Vicente Huidobro (1893-1948) había leído cuidadosamente “Marinetti y el futurismo” de Darío un ensayo de 1912 titulado “Marinetti y el futurismo”, cuyas ideas refina, amplia y repite en un tono irónico, zumbón, mucho más agresivo que el del vate nicaragüense. Así y todo es de notar que el ensayo “El futurismo” de Pasando y pasando (1914) es básicamente un comentario del poeta chileno sobre los once puntos del primer manifiesto de Marinetti publicado en Le Figaro”.

 

Modernismo en Santo Domingo a principios del siglo XX

Debemos aclarar lo que es modernismo, porque hay una confusión. Durante mucho tiempo mientras seleccionábamos los poemas que eran de ese movimiento, nos fijábamos solo en dos de sus aspectos: Lo parnasiano y lo decadente: Si no había dioses grecolatinos, cisnes y lirios, princesas azules y otros tópicos, decía que no lo eran, y lo echábamos a un lado, sobre todo si la temática era el amor, por romántico. Olvidábamos que el romanticismo modernista era muy diferente al decimonónico positivista. Bastaba comparar a estos nuevos enamorados, con los tres románticos por excelencia del país: Salomé Ureña de Henríquez (1850 -1897), José Joaquín Pérez (1845-1900) y Gastón Fernando Deligne (1861-1913), llamados Dioses Mayores. Sin embargo, no solo en la forma, por haber puesto de moda el poema en prosa, una conquista del modernismo, si recordamos que “la forma arrastra el fondo”, sino por ciertas sutilezas, sobre todo decadentistas, ya que profesaban el arte por el arte. Olvidábamos el más importante de los movimientos nutricios: el simbolismo, por lo del imperio de la idea o la interioridad.

El siglo XX despierta en 1901 con el poema Del amor y en 1904, El jardín de los sueños de Tulio Manuel Cestero, y ese año, Heliotropo de Américo Lugo (1870-1952). Vale decir, con un plaquette y dos libros de poemas en prosa, y sin embargo, Max señala que fueron algunos sueltos los que introdujeron el modernismo en el país; que serían válidos, si no hubiera textos impresos, como esos tres.


Por falta de espacio, diremos, ya que laboramos en una Antología del Modernismo a principios del siglo XX hasta 1930, que casi todo lo publicado en poesía durante ese lapso, es modernista o criollista, diferentes al romántico positivista, sin importar la actividad vanguardista, ni la muerte de Rubén Darío, ya que, precisamente, la vanguardia hispanoamericana se destaca por ser antimodernista en cierta forma, ya que los más destacados bebieron en el simbolismo. Por lo tanto, lo dicho por Max Henríquez Ureña, no tiene sentido, ya que él mismo y su hermano Pedro, publicaron poemas modernistas. De ese período trataremos más adelante.

 

La Vanguardia y el Modernismo a principios del siglo XX

Sin embargo, los jóvenes poetas dominicanos “más avanzados” estaban inmersos en el modernismo, fundando el grupo Los Nuevos en 1910, entre los cuales estaba Otilio Vigil Díaz (1880-1961).

Acerca de ese grupo, la revista Osiris Nº. 19, del 1º de septiembre de 1910, con la firma del poeta modernista Arquímedes Cruz (1884-1958) habla de Nuevos rumbos, señalando claramente cuál era su orientación. La revista Crisantemos No. 1 de mayo de 1912, en el Pórtico invitó poetas del grupo Los Nuevos, en especial, esperando “La sinfonía pánica de Vigil Díaz, el exquisito orfebre”.

En la revista La Cuna de América No. 41 del 4 de febrero de 1912, en una nota de prensa, hablando de unos banquetes semanales con diversos intelectuales:

 

En los que la frase ática, helénica, traviesa, sonora como un violín y suave como un albo plumón níveo, salta de los labios caldeados por la fina champán y por la rubia cerveza. Copian estos distinguidos amigos las alegres y voluptuosas costumbres de nuestros sabios maestros los gentiles atenienses y de los gloriosos elegidos de la Pléyade, el gran cenáculo de Ronsard y Marot.

En el último banquete ofició Vigil Díaz de pontífice pagano, ataviado con un pomposo mandil color de cielo y ceñido en la alba muñeca como un rey numida, por dos ricos brazaletes profusamente engastados en ópalos, rubíes, y esmeraldas.

 

Manifestación clara de la actividad modernista de ese grupo y la jefatura de ese Primer Pontífice en la poesía dominicana.

De modo, que los jóvenes poetas, entre los que se encontraba Vigil Díaz, pudieron dar el salto vanguardista y pudo nacer tempranamente, como otros ismos o movimientos en países europeos y en nuestro continente. Por eso, es oportuno que hablemos de un libro de Vigil Díaz, precisamente, de 1912.

 

Características de Góndolas de Vigil Díaz

Se trata de un pequeño libro (6.5 X 4.5 pulgadas) con el título de Góndolas, sin que ni siquiera este nombre apareciera en el texto. En 1913 tuvo una segunda edición, que omiten o desconocen los críticos y comentarista nacionales. Y no solo eso, sino que es la base de lo que llamaremos La novela del vedrinismo.

Empecemos con un breve estudio de Góndolas:

La dedicatoria principal es todo un programa de sus preferencias y lecturas. No hay en esta edición ni prólogos ni epílogos, sino las explicaciones que hace En el propileo. Conocido ya que lo verdaderamente nuevo es el futurismo, esperaríamos ver la dedicatoria a Marinetti; subrayando expresiones de su lenguaje, que denotaran su pensamiento o adicción; sin embargo la dedicatoria que hace es la de un parnasiano cualquiera:

 

A Venus o Afrodita triunfal: Para ti, ebúrnea risa de los mares de “Chipre”, donde la eufonía de la “Belleza” fue. A las paganas Majestades de Paul Verlaine, Jean Larain y Oscar Wilde. A la finísima y transparente copa espiritual del eminente clínico Doctor Salvador B. Gautier, cuyas facetas fulgen como lapidada rosa de Germania. A Monseñor el “Deseo”.

 

Señalamos su dedicatoria a Venus y como si fueran reyes para él a Verlaine (1844-1896), Lorain, a quien cita mal, es Jean Lorrain (1855-1906) y a Oscar Wilde (1854-1900), que influyeron en los modernistas y no eran para nada vanguardistas, sin faltar el decadentismo de Monseñor el “Deseo”.

Hay muchas más dedicatorias, pero estas son las muestras de sus preferencias parnasianas y modernistas. He aquí lo del primer poema con el título del Propileo (vestíbulo de un templo o peristilo):

 

Si eres de aquellos miserables que suplicaban en el atrio del templo, les dejaren negociar el vino simbólico y los panes ácimos por pedazos de carne corrompida, márchate!... no vayas a manchar el marmóreo pavimento, con la sangre que destila de tus garfios. Como el exergo de una medalla cesárea, grabada tienes en la frente cretina y plebeya, esta maldición: ¡mercader!...márchate... si no quieres que te sangre el dorso fajedénico, con la recia cordatura de mi verbo indignado: retírate, carroña! carroña!!....Por todos tus rebaños no cambiaré el más amorfo de mis mármoles; guarda tu oro, con él no podrás comprar la menos bella de mis estatuitas... Si eres bárbaro, político o guerrero, aviéntate también, pues debes tener hediondo el velludo cuerpo y corrompida el alma; en Esparta y Roma adoraban a Marte, en Athenas le odiaban por grosero y brutal!!... mas, si eres capaz de ofrendar a la Emperatriz Inmortal, blancas palomas y ánforas de perfumes, cálzate las azules sandalias y arrodíllate en el peristilo: –voy a oficiar!!...Arrodíllate, que abierto está el áureo tabernáculo que guarda en sus pánidas entrañas, la helénica oblación espiritual; nada te importe que la hora sea propicia o no a la perpetración del exquisito gesto apolíneo, pues mientras la flauta tiemble emocionada bajo el labio votivo, las melodías dilatarán sus ondas exultatorias.

 

¿Acaso no son muy modernistas estas expresiones: el exergo de una medalla cesárea; Esparta y Roma, Marte, Athenas, pánicas entrañas, helénica oblación espiritual? ¿O el más amorfo de mis mármoles y otros términos francamente decadentistas?

Los títulos de los ocho poemas restantes son: Sed triste; Terno lírico; Vade-Mécum (imitación de Baudelaire), El elogio de la gitana; Pastilla de opio; Antífona Salomónica; Palimpsesto y Lesbia.

En ninguno de los cuales hay novedades futuristas. Como dijimos en Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas, Editora Nacional, 2011, el análisis de los textos nos lleva a encontrar al último de los parnasianos decadentistas criollos y, sin quizás, al más depurado modernista nuestro, título que le hubiera satisfecho más que cualquier otro.

También dijimos que las mujeres desnudas, el poema del opio, el de Lesbia, lo que dice de Magdalena, y otros detalles, lo proclaman como el primer poeta maldito dominicano, título que no tiene nada de vanguardista, pero sí de decadente a lo Paul Verlaine (1844-1896). Nadie se escandalizó públicamente por esas desnudeces, ni por sus detalles lésbicos y tanto gustó el libro, que fue comentado por dos distinguidos escritores de esos años.

En la segunda edición de 1913, aunque no hay cambios en el texto, trae un artículo como prólogo de Gustavo Mejía Ricart (1893-1950), en el cual lo acusa de plagiario, y otro elogioso, que utiliza como epílogo de su gran amigo y compañero de bohemia, Ricardo V. Sánchez Lustrino (1886-1915).

Este último, en sus tres páginas, confirma su preciosismo modernista un poco Vargasvilesco:

 

Como yo, sufre la fiebre del “eterno femenino”, que va dejando en la ruta de la vida, el tierno aroma de las once mil vírgenes de la Leyenda Dorada con olfateo felino, de Silvano ansioso de embriaguez, por contrariar la vida que vislumbra en la muerte, ora contemplando con lascivia perversa a “Santa Teresa de Jesús” o bien ante los húmedos y finos brazos de la sádica Salomé.

 

Intermedio del versolibrismo en la República Dominicana

Domingo Moreno Jimenes (1894-1986), debutó en literatura con dos libros de poemas en 1916: Promesa Mis primeras notas y Vuelos y duelos, sin haber publicado antes un solo verso. Situación realmente extraña.

En el primero señala que fueron escritos de 1911 a 1915. Al final aparece ese titular: A Rubén Darío, después de leer Prosas Profanas. Con estos versos demostrando rebeldía “Entré solo en el Arte, y aquí solo me tienes / ¡Alzándome en la cumbre mirífica del Arte! // Soy una fuente seca que agua no vierto ahora, / Porque para verterla de extraños manantiales / Prefiero ser estéril toda mi larga vida / Siempre que siga nívea la albura del plumaje…”.

En el segundo, hay dos muestras de esa rebeldía, en un poema sin rima como los famosos Versos libres de José Martí (1853-1895), que es la primera muestra de la ausencia de ese aditamento en nuestro país: Invitación al dolor, como se evidencia con los primeros cinco versos:

 


Eres muy joven niña, cuando sufras / Ese fiero dolor que sufren todos / Los que cruzan la senda de la vida / Por el paraje de la tarde, entonces / Verás sangrar tu corazón doliente.

 

Y en otro recordando a José Asunción Silva (1865-1896):

 

Bajo unas nubes blancas: Como nieves, como espumas, como velas milagrosamente blancas / Yerran tristes por el éter tristemente melancólico, / y nos hablan, nos contemplan, nos sonríen. // Como nieves dolorosas de los hielos dolorosos del pasado, / Como espumas rumorosas de los mares rumorosos del presente, / Como velas misteriosas de los buques misteriosos del futuro. // Mientras sigue dando vueltos, dando vueltas siempre el globo, / Y los hombres siguen, siguen ignorando sus destinos…

 

Luego, Vigil Díaz, publicó en el No. 2 de la revista La Primada de América el 20 de noviembre de 1917, el poema Arabesco con el cual se ha dicho que implantó el versolibrismo en el país:

 

Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo perpetuarme / en un poema rojo como tus labios, / blanco como tus manos. // Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo / perpetuarme en un poema sereno como tu frente, / sedoso como tu pelo, / ebúrneo como tu garganta, / heroico como tus senos. // Yo no deseo glorias ni riquezas: solo anhelo / perpetuarme en un poema breve como tus pies, / nephente y rítmico como tus ansias: / un poema / que tenga el alma de Jesús / de Nerón / de Nietzsche / de San Francisco de Asis / de Santa Teresa de Jesús / de Lucrecia / de Cleopatra / y Salomé...

 

Aparte de que hay rimas asonantes y consonantes labios-manos, pelo-senos-anhelo, garganta-ansias. Que a los lectores de Vigil debieron parecerles sus clásicas prosas, sin olvidar la serie de personajes típicos en un decadentista.

En ese intermedio entre la edición de su primer libro y el segundo, Vigil Díaz solo publicó un solo poema que podría llamarse en verso: el Soneto Bárbaro Nº 9, Visión lunática en su siguiente libro, por lo que fue llamado lunófilo. Todos, incluyendo el resto de los Sonetos Bárbaros, son claramente prosas. Mientras Moreno Jimenes, desde 1918 a 1920 publicó en la revista Letras, unos veinte, sin rima ni métrica, llamado versolibrista afortunado al integrarlos en su libro Psalmos, de 1921.

 

El segundo libro de Vigil Díaz de 1921

Galeras de Pafos, llevó por título, un volumen de poemas en prosa, salvo el citado que podría considerarse en verso. Este tuvo un prólogo elogioso del poeta Ricardo Pérez Alfonseca (1892-1950) el Benjamín del Modernismo, como lo llamó Rubén Darío, y en el cual el propio Vigil se ratifica modernista en sus Palabras, al declarar:

 

el título de este libro, nada tiene que ver con el alma de este libro, que es casi inofensivo, trasparente y sencilla como una campiña; es simplemente el cumplimiento de un canon parnasiano: todo título debe ser bello, poco importa que no diga nada.

 

Confesándose parnasiano canónico, es decir, modernista. Aunque, ese año aparece en la Proclama del Postumismo, detrás de Domingo Moreno Jimenes, como señalaremos más adelante.

En los comentarios de Galeras de Pafos, mostramos lo que dijo Lorenzo Despradel (1873-1927) en el Listín Diario del 7 de abril de 1921:

 

Vigil Díaz no viene con un manifiesto retumbante a decirnos que él aspira a fundar una escuela.

 

Alfonso Concepción Tapshire (¿….?, el 17 de mayo, en el mismo periódico:

 

Vigil encierra a un escritor llamado a descubrir nuevas y extrañas piedras preciosas en la profunda mina del pensamiento, aunque sinceramente crea que en él no hay preocupación banal de llegar a ser creador de nuevas escuelas.

 

En la revista Renacimiento Nos. 223 y 224 del 12 y el 20 de junio de 1920, el joven narrador Ángel Rafael Lamarche (1899-1962), publicó dos artículos con el título El futuro credo del arte, en los cuales señaló:

 

La poesía requiere el abandono del encasillado de la simetría banal que la priva en las más de las veces, de clara y emotiva explosión de ideas y sentimientos; ¡necesita hacer que la música del ritmo viva en la intensidad rítmica de las palabras y no en polvorientos trastrueques, que llega a ser en verdad lo que significa la vibración armónica del espíritu en profunda liga con el pensamiento!...

Arte puro y libre bajo la égida divina del espíritu distanciado por completo de los hueros pontífices hidrófobos de su esterilidad ante la savia de los nuevos, y quienes solo alcanzan impotentes de retener sus “glorias caducas” a fijar en nómina de mercería el número de los que se titulan pomposamente elegidos, el arte rebosante de amor, puro como los cultos de nuestra América y alma de nuestras mujeres; libre como las montañas que dirigen su reto al espacio y el ideal que palpita, inconfundible, santo, impetuoso, en nuestros corazones de hispano americanos, aceptadores únicamente del mandato de Dios.

 

Estas expresiones motivarían a los poetas liberadores, a unirse, para dar el paso definitivo.

Domingo Moreno Jimenes en su tercer libro Psalmos reprodujo en dos entrevistas su ideología postumista. Andrés Avelino publicó Fantaseos, que incluye el Manifiesto Postumista. Empero, el acontecimiento especial fue la:

 

Proclama del Movimiento Postumista

En marzo La Cuna de América Nº. 19 del 1921, dedica el número a la proclama del Movimiento Postumista, apareciendo los poetas y críticos fundadores: Domingo Moreno Jimenes, con un poema y una selección, Andrés Avelino y Rafael Augusto Zorrilla, acompañados de Vigil Díaz, Francisco Ulises Domínguez (¿…?), Esteban Polanco Billini (¿…?) y R. M. Lora (¿…?) con un poema. Además, unas notas de Luis Yépez (1885-1964) Cónsul venezolano en el país y de Ángel Rafael Lamarche. Rafael Augusto Zorrilla, uno de los fundadores, habla del Origen del movimiento, señalando, entre otras cosas:

 

Por el año 1918 la revista “Letras” nos mostró una labor poética completamente extraña a nuestra tradición literaria, esta labor, obra de un poeta personal, produjo entonces entre los literatos de más fuste un ensordecedor escarceo; era natural que una lírica como ésta, desprovista de toda traba métrica y desnuda de todo retórico amaneramiento, no encontrara acogida a nuestro especial escepticismo por todo lo que trastorna el pausado discurrir de las cosas. Sin embargo, en el ánimo del Director de la aludida revista, escritor Horacio Blanco Fombona, y en el del esteta Vigil-Díaz se despertó un entusiasmo a todas luces beneficioso para el atormentado autor.

Estos no paraban mientes en todo momento y siempre que la ocasión lo permitía en alabar públicamente el nuevo esquema espiritual.

Moreno Jimenes, quien es el escritor a que he venido haciendo referencia. […] En aquellos días, para restarse molestias, vióse precisado a refugiarse en los más íntimos. En ese escaso número me encontraba yo. Nuestras ansias de libertad artística y nuestros ideales estéticos, llegaron a hacerse tan idénticos, que nuestra amistad llegó a los más dilatados dominios de la excelsitud. En los primeros meses del 1920 llegó a esta ciudad el escritor Andrés Avelino, quien a postrimerías de ese año dio comienzo a hacer pública su labor poética desde las columnas de La Cuna de América. Esta labor, algo orientada en el campo de la evangelización nueva, tenía afinidad con la de Moreno Jimenes, lo cual como consecuencia natural hizo que en muy breve tiempo, el poeta Andrés Avelino, fuese nuestro más cordial camarada y compartiese con nosotros nuestras íntimas veladas, a veces bajo la arboleda empapada de aliento lunar.

 

En sus Consideraciones sobre el Postumismo, Luis Yépez, sostuvo:

 

Domingo Moreno Jimenes, el versolibrista afortunado ha despertado con su labor a veces original y siempre desconcertante, un limitado movimiento que se inicia con todas las dificultades, pobrezas e intriguillas inherentes al caso.

Si Moreno Jimenes no tiene las fuerzas necesarias, el “Postumismo” morirá o caerá fatalmente en las espartanas manos de Leopoldo Vigil Díaz, ese versolibrista en prosa, sonetista bárbaro que se ríe de todo y de todos. Vigil Díaz no haría más que Moreno Jimenes. Vigil Díaz posee la fuerza incontrastable de la presencia de ánimo, pero esto no es bastante para poder mantener la independencia de una rama de cultura artística”.

 


Ángel Rafael Lamarche, con el título de El Postumismo, fue más preciso:

 

He aquí el sencillo proceso, el fundamento de esa agrupación de intelectuales jóvenes, poetas natos –aunque algunos como el esteta de “Lunófila” vibren en la prosa– que ha tiempo rasga las brumas del misterio, lanza en ristre, en las páginas de nuestras excertas literarias periódicas; y he aquí también el origen del expresivo nombre bajo el cual se agrupan: postumistas.

Las letras nacionales no han contado nunca con un núcleo que sostuviera una tendencia definida. En la poesía hemos visto aparecer esporádicamente junto al romanticismo añoso y enervador el taller milagroso y terso del parnasianismo; cerca al soplo místico, las arcadas fatigantes de un clasisismo abigarrado y mal entendido.

 

No obstante, las críticas adversas que hubo después. En el segundo número de marzo de 1922, La Cuna de América, redactada entonces por Lorenzo Despradel, que tanto dudó del postumismo, de acuerdo con una elogiosa crítica a Vigil Díaz, desplegó este titular en primera plana:

 

Triunfo del Postumismo

El Postumismo, la creación rarísima de un grupo de jóvenes, que encontrando estrecho el campo en que se desenvolvían sus facultades artísticas idearon nuevas modalidades en la expresión de la poesía, ha tenido el último sábado un éxito ruidoso, con la celebración de su primer aniversario.

Ese año publican un folleto con el título Del movimiento Postumista, en el cual aparecen Domingo Moreno Jimenes, Vigil Díaz con un poema “postumista” “Profesión de fe”. Avelino, Zorrilla y Rafael Américo Henríquez. Luego, sin mención de Vigil, hubo Poemas postumistas de la Sociedad El Paladión de 1923, un Boletín Postumista y la Pequeña Antología postumista, 1924, de Andrés Avelino. Fundaron las revistas X, del 1924, La Voz, 1926, hasta El Día Estético en 1928.

 

En su repercusión internacional, citamos a Moisés Vicenzi (1895-1965) fechada el 3 de marzo de 1923 en Escazú, Costa Rica, es la primera solidaridad interamericana con el movimiento, y con la obra de los poetas, manifestando su deseo de formar parte de ese movimiento. De ese país Rafael Estrada (1901-1934). Una carta de Juana de Ibarborou (1892-1979); poemas y comunicaciones de Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979), Magda Portal (1900-1989), Serafín Dalmar (1901-1980) y Alejandro Gutiérrez (1906-1834). Aunque hay más poetas que colaboraron en El Día Estético, señalaremos lo referente al Brasil.

En el periódico O Jornal de Río de Janeiro, el 2 de febrero de 1927, aparece bajo el epígrafe de: LETRAS HISPANO-AMERICANAS, en los titulares se lee Postumismo de Rafael Andrés Brenes (1902-1950), que se desarrolla de la manera siguiente:

 

IV- O autor da Postumismo destinao– para Europa que habla y América que calla. Vou, apesar de americano, falar sobre elle graças gentileza de Brenes, que m’o enviou. Depois de collocar como prologo uns versos estranhamente bellos e novos de Moreno Jimenes, formula a questao - ¿Qué es el postumismo? Uma nova visao de vida- dil-o Jimenes, ao passo que Georges Pillement, na “Revue de l’ Amérique Latine”- considera “uma nova poesia que tem sua origem na lyriuca castelhana de seculo XV”- Andrés Brenes concorda con Jimenes e refuta Pillement.

 

O postumismo e, afinal, um jogo do espirito, um novo rytmo do pensamento, que nao tem medida nem duracao por ismo que e eterno.

Refutan a Georges Pillement (1898-1984) que había hablado de ese folleto.

Con estos datos demostramos que el postumismo se mantuvo activo hasta la muerte de Moreno en 1986, resultando ser el movimiento literario que completó más detalles técnicos y tradicionales en toda Latinoamérica.

 

PARTE II | La novela literaria del vedrinismo

El poeta Tomás Hernández Franco (1904-1952) estaba dolido por un artículo de Andrés Avelino en la revista L… del 12 de junio de 1921 titulado Rezos bohemios, criticando ese libro suyo, y como al parecer no le gustó, tramó su venganza poética, lográndola históricamente, como veremos más adelante.

El 29 de enero de 1923 dictó en París una conferencia con el título de La poesie a la Republique Dommicaine, que luego se publicó allí por Editions Ryhme Et Synthese y se reprodujo en Los Cuadernos Dominicanos de Cultura, Nos. 109 /110, septiembre/octubre de 1952.

Hay la traducción de Manuel Núñez (1957) que utilizaremos, en Tomás Hernández Franco, Obras literarias Completas, estudio, notas y composición de José Enrique García (1948), Consejo Presidencial de Cultura, agosto 2000, y en el Tomo II de Tomás Hernández Franco, Obras completas de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos (2 tomos) 2019, al hablar del postumismo, dijo:

 

Ahora quiero conversar con ustedes de la única manifestación de poesía dominicana en los movimientos de vanguardia.

La etiqueta de este movimiento es francamente cómica. Si queremos formarnos una idea del programa de la susodicha escuela que tiene pretensiones de ultra vanguardia, esta palabra postumismo debe ser aceptada como definitiva.

 

Y más adelante señaló:

 

La figura más interesante de este movimiento es Vigil Díaz.

 

El propio Vigil en una entrevista que le hiciera Julio A. Cuello (1894-1964) en 1926 para la revista La Opinión, citado por Manuel Rueda, entre otras cosas, dijo:

 

Yo no soy postumista. Si he escrito algo asimilable ha sido para gentileza o mejor intento de hacer notar que mis cuerdas se emocionan con todas las pulsaciones, que puedo danzar en cualquier tono. Pero, realmente, mi caso es cosa distinta de esa.

 

Una clara manifestación de su falta de originalidad, tan diferente a la rebeldía juvenil de Moreno Jimenes.

 

Inicio de la novela del Vedrinismo

Hemos presentado los hechos documentados. Omitiendo gran cantidad de ellos para no hacer más novelístico este resumen.

El primer capítulo de la novela aparece con el título de Los ismos de las vanguardias, en el diario La Información de Santiago de los caballeros el 5 de octubre de 1929. Al declarar Tomás Hernández Franco, estos detalles:

 

El ultraísmo fue la caricatura española del futurismo. El paroxismo es la concepción de un universo sincopado de Nicolás Braudin. El creacionismo es la imbecilidad de Huidobro, elevada al cubo. El expresionismo, movimiento netamente alemán –¡Oh maravilloso Frank Werfel– es la maravilla potencial de fuerza centrífuga germana! El vedrinismo es una delicia criolla que Vigil Díaz inventó un día para reírse de los postumistas: viene de Vedrines el loco aéreo francés.

 

Hasta ahí, están claros dos cosas: Se dice que sido un invento de Vigil, que lo ha hecho para burlarse de los postumistas. Es decir, que el vedrinismo nació después del 1923, porque había dicho que hasta entonces no hubo otro movimiento de vanguardia en el país. Además, agregó que la palabra venía de Vedrines, el loco piloto francés.

A partir de ese argumento, en el que ha estado de acuerdo el resto, por admisión o por omisión, por no existir la palabra en ninguno de los documentos, sino que se ha dicho, de muchas maneras que el postumismo era el primer movimiento de vanguardia del país.

Empero, el argumento de la novela del vedrinismo estaba latente, y el crítico Pedro René Contín Aybar (1907-1981), en la primera edición de su Antología poética dominicana, 1943, declaró en el prólogo que lleva el título general de Carácter de la Poesía Dominicana, en el inciso El morbo de la originalidad:

 

Los cauces fueron normales hasta cuando Vigil Díaz “organizó” el vedhrinismo modalidad poética propia, de una rareza singular, con nomás un seguidor estimable, Zacarías Espinal, y del que arranca discutiblemente el Postumismo de Domingo Moreno Jimenes.

 

En la ficha de los poemas, de Vigil, agregó:

 

Hace poesía hermética. Inventa formas verbales. Crea el vedhrinismo, estilo poético modernista, anterior al ultraísmo de España, y que fue el predecesor del postumismo de Domingo Moreno Jimenes y, en cierto modo, su rumbo orientador, aunque el postumismo no naciera de él.

 

29 años después, Manuel Rueda, en la Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea 1912-1962, UCMM 1972, sostiene en el prólogo unos conceptos que amplía en las Pgs. 418-428, en el fragmento de su ensayo: Vigil Díaz: Vedrinismo y versolibrismo en la República Dominicana, extraído de un supuesto libro inédito titulado Literatura Dominicana de Vanguardia, que nunca se ha publicado:

 

1912.– A pesar de la evidente paradoja, podemos decir que el Vedrinismo fue un movimiento unipersonal cuyas posibilidades sobrepasaron en mucho los estrechos límites que su creador imponía a la propia obra, Vigil Díaz fue sacerdote y acólito de una exclusiva religión que andando el tiempo debía ser considerada como punto de partida de una auténtica revolución literaria. […] El punto de partida lo dio fácilmente la publicación, en 1912, de Góndolas de Vigil Díaz, libro con el que surge, en el panorama de nuestra lírica la pirotecnia verbal y revolucionaria del Vedrinismo, primer movimiento literario de nuestra historia literaria e inicio de los de vanguardia en América.

 


Creemos que este hecho hasta ahora desatendido por críticos de aquí y de allá, queda expuesto en esta obra bajo una luz palmaria que todo olvido o ignorancia futuros serán, por ello, inexcusables. Damos así una justa, aunque tardía, reparación a ese espíritu inquieto y visionario que fue Vigil Díaz, auténtico implantador, por demás, del versolibrismo en la República Dominicana; gloria que, si miramos hacia las postrimerías de nuestro modernismo, tiene un apreciable antecedente en el Ricardo Pérez Alfonseca de “Finis Patria.”

Respecto a Zacarías Espinal, Rueda dijo que:

 

Vigil Díaz no tuvo adeptos; a pesar de ello, el poeta Zacarías Espinal al proclamarse tardíamente como Vedrinista, se convierte en discípulo suyo.

 

Sosteniendo más adelante:

 

Junto con la publicación de “Góndolas”, en 1912, y a raíz de la muerte de Jules Vedrín, aviador francés que había adquirido fama en su vuelo Paris-Madrid y por haber creado las peligrosas piruetas aéreas del looping the loop, nace en Vigil Díaz la idea, como un homenaje de admiración a ese humorista del espacio, de bautizar su propio concepto del arte con el nombre de vedrinismo.

 

Más adelante, en una obra póstuma de Rueda, Antología mayor de la literatura dominicana (siglos XIX-XX) Poesía I, Editora Corripio, 2006, tanto en el prólogo como en la presentación, mantiene el vedrinismo de Vigil Díaz, eximiéndolo de su modernismo, aunque esta vez, dice que fue en honor de Jules Vedrines no de Jules Vedrín, ni de 1912, sin aportar ninguna prueba escrita publicada. Y al presentar a Domingo Moreno Jimenes, dice que nació en Santiago de los Caballeros, a pesar de que en vida, Moreno hizo la aclaración de que fue en Santo Domingo.

Fíjense hasta dónde hemos llegado: Cuando una de las altas figuras de nuestras letras, para no desdecirse, mantiene esos detalles capitales de la novela, de la cual él ha sido el último narrador.

En materia narrativa, la realidad y la historia importan poco, la base está en los acontecimientos imaginarios y en la fantasía del novelista. Desgraciadamente, en literatura, como en la vida, los hechos marcan y determinan, y en materia de historia literaria, sin documentos que avalen lo que se sostiene, se está haciendo una auténtica novelación.

De modo que estos dos últimos narradores sostuvieron de manera tajante, en su parte de la novela, que en 1912, con la publicación del libro Góndolas, Vigil Díaz había organizado y bautizado en honor del aviador francés Jules Vedrín o Vedrines, fallecido el 21 de abril de 1919, no en 1912, y que el vedrinismo había sido un movimiento literario de vanguardia que se anticipó a los demás en América y que su único seguidor fue Zacarías Espinal. Estas declaraciones jamás habían sido rebatidas, hasta que lo hicimos nosotros en diversos artículos en vida de Rueda y en Postumismo y vedrinismo primeras vanguardias dominicanas, citado.

 

La relación documentada de Vigil Díaz y Zacarías Espinal

La documentación de este acontecimiento cultural está publicada en una nota de la Revista L... Nº. 22 del 5 de junio de 1921. Allí aparece un suelto anunciando que Vigil Díaz había escrito el prólogo del primer libro de Zacarías Espinal (1898/99-1933), el cual tenía un título novedoso e inquietante: Neurosis de cristal, que ya alude a cierto estado de gracia causado por las drogas, especialmente por la morfina, de la que ya era adicto para esa fecha, como también consta documentalmente.

En ese número se reproduce el soneto de Espinal El ábside de la siesta, que según la dirección de la revista, era el menos complejo del volumen, ya que se trataba de un libro abracadabrante, como lo llamaría Vigil Díaz en dicho preámbulo.

Aunque nunca se haya publicado, debemos retener el título: Neurosis de Cristal, por una razón muy simple. Si en la segunda edición de Góndolas no aparece nada claro sobre el vedrinismo, en este prólogo debió aparecer, por lo menos, el agradecimiento del creador del ismo a su único discípulo, entre líneas, podríamos encontrar detalles interesantes, porque Vigil Díaz lo publicó en Del Sena al Ozama, Imprenta La Cuna de América, Santo Domingo, 1922.

 Veamos el extraño soneto de Zacarías Espinal publicado en 1921:

 

EL ÁBSIDE DE LA SIESTA

 

Se atempera la hora. Atipla la una y media / el reloj que rigora desenfrenos malditos;/ y el sol que frauge ampos en vértigos i en ritos / columbra de rojeces la fócula que asedia.// Ladra el gosque famélico exeando los plitos / que en la cocina grata el plebano tamedia;/ y en un intercolumnio que frunge una comedia, / un coro de arlequines auscultan infinitos... // La anciana endocardíaca fragolla a los sobrinos, / rondallas de truhanes y farsos campesinos / que aspiran como copos de un “Orthas” diligente; // Lavan en cinco ruedas omisas aldeanas /la ropa que a la tarde permutan las hermanas /que van a urdir breviarios a la ermita yacente.

 

Siendo justos, si este era el menos problemático de los poemas que componían Neurosis de Cristal, nada parecido a eso se había publicado jamás en la literatura dominicana, y no hay ninguna deuda visible o influencia palpable del quehacer de Vigil Díaz. Además, desconcierta que un poeta nacido el 27 de septiembre de 1901 poseyera un vocabulario tan rico y variado.

Esta es parte del prólogo de Vigil Díaz a Neurosis de Cristal, esa obra que nunca se publicó, en el libro citado:

 

Ya está Ud. complacido, mi caro y complicado poeta: aquí tiene el prólogo que convinimos, moderno, de cinco pulgadas de longitud a lo sumo. (..) Por otra parte, quiero que se comprometa Ud. formalmente, a no trocar sus montañas, tan majestuosas y armónicas, sus arroyuelos musicales, sus verdegales praderas cargadas de odorantes limoneros, los tirsos de virginales azucenas, y la gavillas de campánulas, amapolas y mirtos que sangran en las candorosas manos de las encantadoras muchachas de su pueblo natal, las tardes de doctrina, y en los anocheceres de jocundas novenas, a no cambiar su plácido y sencillo San Cristóbal, donde el almo sol nace y muere prolífico, benéfico y venerable como un Sultán.

 

Para no alargar demasiado estas notas, señalaremos lo siguiente:

 

Zacarías Espinal el 9 de octubre de 1926 en el Nº. 192 de la revista La Opinión, utilizó la palabra, que luego se convertiría por magia crítica, como vedrinismo o vendrinismo. Hela aquí:

 

VERSOS VHEDRINHISTAS

 

la fatiga, inaguantable de los libros / de Ciencia... –el tedio de las teorías –los problemas inútiles / –las fórmulas... / Beccaria: / Dalloz: Repertorie / Boitard: / Una mermelada híbrida de doctrinas confusas, / nomenclatura ófrica de postulados imbéciles: / ¿Qué es el Crimen?- / Asechanza, / Elemento injusto, / ¿A qué se llama gravidez? / I dentro de éste laberinto de lánguidas inopias / Surgen como la eficacia de una aprobación: /Ferri, / Garrófalo, /Lombroso, / Páginas del Código Penal; / Veinte años de trabajos forzados; O bien: Artículo 22-46-1208... infinis; / Orden Ejecutiva 664 / Absuelto por insuficiencia de pruebas. / la poesía musical de los jueces serenos / La acusación: / El Ministerio Público; / I pensar que Nervo no sabía versos jurídicos; / Rubén Darío tampoco; / Que Moreno Jimenes no los sabrá jamás... / la fatiga inaguantable de los libros / de Ciencia... / ¿En dónde están / El campo, / El Sol, La luna, Las estrellas? / Allá muy adentro, en el alma / de los hombres que no saben condenar...

 

BER-BELISMO

 

Ya yo lo sé todo... soy un sabio; / Anoche vi la Luna... / Me monté en automóvil y salí por la ciudad: ¿I a qué / hora viniste? / No recuerdo... mi reloj marcaba la de prima: // Ves?... / Eres un imbécil: / Te has olvidado de que no has vuelto todavía.

 

KRELIM

 

Esa muchacha es bonita; / ¿Por qué? / Porque tiene la cara llena de pecas; / El cabello oliente a aceite de higuereta; / Es tuerta: / I exhala de abajo de los brazos / Un olor penetrante de grajo y de loción. / Esa muchacha es bonita; / ¿Por qué? / Por que tiene el alma como un pedazo /de algodón”.

 

En 1928 o principios del 29, en el No. 2 del Día Estético, la revista de los postumistas, Vigil Díaz publica su primer poema vendrinista, sin las haches y con una ene:

 

POEMA VENDRINISTA

 


Ella es el enigma sinfónico y fascinante. / Devachán. / trapecio y dínamo; / la motivación imperial de mi vida y del Arte. // Misterio... / Renovación... /Paradigma de la euritmia... / Quitaescencia del Indostán... / del Nilo... / de Athenas... / y de Roma... / reminiscencia inaccesible /de las Reynas lejanas... // Una mancha de golondrinas / en el horizonte; / una vela latina inmóvil y fantástica. // La faunesa descansaba / en el banco de piedra / y sobre el triángulo de la vida–lindo y seráfico instrumento! / La luna se despetalaba / como una rápida rosa de Phesto. // tal es el enigma sinfónico y fascinante / Devachán, / trapecio, / y dínamo, / la motivación imperial de mi vida y del Arte”.

 

“Esa Quitaescencia del Indostán... / del Nilo... / de Athenas... / y de Roma... / reminiscencia inaccesible /de las Reynas lejanas...”. Delatan al modernista decadentista, que siempre fue Vigil.

Ejemplo del vedrinismo de Zacarías Espinal del 29 de octubre 1930, tomado del libro Manuel Zacarías Espinal, 1901-1933, Poemas, de 1961 de su sobrina Ligia Espinal de Hoetink (¿….? ), reproducido en Crepúsculo Perplejo (obra poética) de la Biblioteca Dominicana Básica, Editora Nacional, 2017:

 

VOLATINERA AMADRIANA

 

Volatinera Amadriana / de una Hispérides narcótica / hisperéstetica y gótica / Glisera quintaesenciada. // Gazé de Hiperioma alada / ultra-kocionika erótica / esfinge de Atherva hipótica // en Osquestrión de Arkalada. // Leve Diotikmia de Ankuma, / etérea Hikar de Zatzuma //que fragua aneimo de Oskin; // eres como un taumaturgo / “Darko” de Zivio o Panurgo / en Béer…opio…y splin”.

 

Nadie antes, solo él después, fue capaz de escribir algo parecido a ese extraño soneto.

 

Conclusión de la novela del Vedrinismo

Tomás Hernández Franco ha dicho que Vigil Díaz se ha inventado el vedrinismo para reírse de los postumistas, de quiénes sostuvo, en 1923, que Vigil era la figura más interesante, y que antes de ese movimiento, no hubo otro en el país.

Demostrada la publicación de 1926 de los poemas vhedrinhistas de Zacarías Espinal, del uso de una hache intercalada en el segundo novelador, Pedro René Contín Aybar, que utiliza en 1943 esa letra que más nadie usó: vedhrinismo, hace sospechar que había leído lo de Zacarías, que sabía que había haches, pero no recordaba dónde iba o iban.

De Manuel Rueda, al redondear la leyenda, y darle la fuerza de su talento y de su imaginación, sosteniendo que es en 1912, con Góndolas, que aparece, y que en Galeras de Pafos de 1921, define el vedrinismo, apoyándose en Charles Baudelaire (1821-1867), el dios mayor de los modernistas. Además, que Moreno Jimenes, nació en Santiago, cuando fue en Santo Domingo, de acuerdo con su acta de nacimiento: como Domingo Segundo, en el Oficialato Civil de la Parroquia Mayor de la Catedral. Acta No. 25, páginas 78-79 del Libro No. 9 del 1891-1895, que es el colmo de la capacidad imaginativa del poeta Rueda.

Si se hubiera mencionado, no decimos proclamado u organizado, insinuado apenas. Si Vigil o Espinal hubieran escrito siquiera el nombre de Vedrín o Vedrines, citando un avión incidentalmente, al acaso, en algunos de sus poemas, particularmente Vigil, reacio a los artefactos modernos en su poesía, y tan apegado a los griegos y romanos, nos conformaríamos. De modo que se trata del vedrinismo, algo que nunca se nombró, de lo que nunca se habló hasta 1926 cuando lo utiliza y lo inventa Zacarías Espinal y luego lo hace Vigil Díaz, acostumbrado a hacer estas cosas, y quedar bien; como fue postumista en la proclamación, en la celebración del primer año, y sencillamente luego lo negó, y todo el mundo dijo amén, hágase su santa voluntad. De ese curioso modo, sin jugar billetes, se sacó la lotería crítica y un pasaporte a la historia. Nada más. Nada menos.

Entenderíamos que Manuel Rueda. por inquina personal, por el motivo que fuese, o por simple ojeriza contra Moreno, tratara y consiguiera temporalmente destruir todo lo que él significaba; desde su nacimiento mismo, hasta sus grandes logros: la imposición del verso libre en el país y la figura principal del vanguardismo y del primer movimiento dominicano, el postumismo, al declarar que era Vigil Díaz en un caso, con la organización del vedrinismo en 1912 al publicar a Góndolas, y luego indicando que era quien había implantado el verso libre en el país, a pesar de lo que hemos demostrado, que la implantación no está en los poemas libres de Moreno, sino en el postumismo, después de muchas críticas adversas.

Nos lo explicamos, pero no el caso Contín Aybar, que fue amigo de Moreno Jimenes, aunque le hizo reparos, reconoció su grandeza, declarando que era la figura principal del postumismo, lo que alguna vez le regateó Rueda.

Lo de Hernández Franco es lo que dio pie para que se dijera que es un homenaje a Vedrines, también sin asidero documental alguno, ni ratificación de parte de Vigil o de Espinal, que lo escribió de manera diferente, o el propio Vigil que redactó vendrinista, y luego en su segundo poema Motete vedrinista, revista Cromos, Nº. 36, del mes de octubre 1929, después del artículo de Tomás.

 El hecho de que Pedro René Contín Aybar sostuviera irresponsablemente lo que más tarde Manuel Rueda aclarara y magnificara sin ninguna base documental, diciendo que Vigil Díaz lo inventó para su único seguidor, Zacarías Espinal, fue lo que dio pie al infundio.

Zacarías Espinal en agosto de 1929, tomado de Vigil Díaz y Zacarías Espinal. Obras, Consejo Presidencial de Cultura, 2000, Selección y notas de Diógenes Céspedes (1941), sobre un poema de Julio A. Piñeyro (1890-1947) de su libro Ruinas, editado en París, al decir que una Oda Magistral de este era un simple y complicado poema vedrinista, pasaba a explicar que el término obedece a que es la viva expresión del sub-consciente. Produciendo la única definición, por escueta que parezca, de lo que era su vedrinismo, más cercano al surrealismo que a cualquier otro ismo.

Sin embargo, esa única definición vedrinista que se conoce hasta ahora, de parte del fundador del ismo, no movimiento, que exige manifiestos y corifeos, de que era la viva expresión del sub-consciente, tiene una importancia capital, que no se le ha dado. Estamos en territorio de Sigmund Freud (1856-1935). Tanto es el avance de Zacarías, que con esta simple definición, sin conocer quizás lo que se hacía en París con el surrealismo, que lanzó su primer manifiesto, en 1924 firmado por André Breton (1896-1966), Louis Aragon (1897-1992), Paul Eluard /1895-1952), Benjamín Péret (1899-1959), entre otros. Definido como “automatismo psíquico puro” que intenta expresar “el funcionamiento real del pensamiento”. La importancia del mundo del inconsciente y el poder revelador y transformador de los sueños conectan al surrealismo con los principios del psicoanálisis, según la Enciclopedia Encarta, 2002.

De modo que ahora podremos hacer esta conexión: Zacarías pudo saber algo de aquello en 1929. Era curioso y avanzado. De modo que abrimos esa ventana a la investigación, y es posible que el vedrinismo de Zacarías Espinal pudo ser la forma de un precoz surrealismo antillano, ya que coincide plenamente con los surrealistas originales al indicar que era la viva expresión del sub-consciente, una definición escueta, que a André Breton le hubiera fascinado y que sirve para señalar que esa era una de las preocupaciones cardinales de Espinal, y en consecuencia, de su particular vedrinismo. De aquí en adelante, esperamos que los deudos festivales asuman esas herencias.

De este modo hemos demostrado, aunque sea sucintamente, que la invención de Tomás Hernández Franco, Pedro René Contin Aybar y Manuel Rueda no tiene asidero histórico por la ausencia de documentaciones, salvo lo de Hernández Franco, que antes del postumismo no hubo movimiento de vanguardia en el pais y aunque niega a Zacarías Espinal que inventa el ismo vhedrinhista en 1926, se equivoca atribuyéndolo a Vigil Díaz y por lo tanto, todo ha sido una novela literaria, que enseña a las nuevas generaciones a buscar las fuentes y no creer en ningún crítico o comentarista, ni siquiera en nosotros, sin que se les muestren o señalen los documentos que avalen lo que se sostiene, porque con la historia no se juega.

Finalmente, creemos haber descifrado el ADN del cuerpo vedrinista: El señor Otilio Vigil Díaz no es el padre de la criatura llamada vedrinismo, nacida para la historia literaria en 1926. Por el contrario, el señor Manuel Zacarías Espinal, es el padre literario de la criatura llamada vhedrinhismo, vendrinismo, veedrinismo o vedrinismo, y Vigil Díaz, su seguidor inmediato.



NOTA

Ensayo escrito a nuestro pedido en noviembre de 2022.

 


MANUEL MORA SERRANO (República Dominicana, 1933-2023). Imenso colaborador da Agulha Revista de Cultura, sem o qual não teríamos abertas as portas da tradição lírica e do ensaísmo em seu país.  A maior parte da sua vida foi dedicada à literatura, à pesquisa literária e à publicação de artigos de jornal sob o nome “Revelações” até receber em 2021 a mais alta distinção concedida a um escritor dominicano. Mora Serrano, natural de Pimentel, foi um grande defensor da literatura provinciana, e da Província Duarte mobilizou e conectou escritores e poetas com os mais premiados da Capital. Em 2013 recebeu o prêmio Caonabo de Oro, o segundo grande prêmio, antes do Prêmio Nacional, e depois do extinto Prêmio Siboney por seu romance Goeiza. Narrador, poeta, pesquisador incansável, Mora Serrano publicou seus ensaios sobre o modernismo na América Latina, sobre o Postumismo e sobre Domingo Moreno Jimenes, seu grande professor, seu amigo, cuja obra reivindicou ao longo de seus dias. É autor de La LuisaEl Ángel PlácidoDecir SamánJuego de Domino; de poemas como Sinfonía en Miedo Mayor e Sinfonía en la Primavera, bem como a antologia Sempre haverá poesia romântica e Modernismo e Crioulismo em Santo Domingo, entre outros. Mora Serrano disse modestamente sobre si mesmo: “Vivo frustrado com as minhas obras porque estão cheias de defeitos literários. Não me considero grande coisa e como leitor exigente sinto pena do meu próprio trabalho e por isso não o faço. Não me considero candidato a nenhum prêmio. Nunca estou satisfeito com o que faço porque me considero um aprendiz, desculpe por desperdiçar seu tempo, nem eu nem o anjo merecemos tanto.” Apesar dessa forma de pensar, Manolito foi merecedor do importante Prêmio Nacional de Literatura 2021.




SÉRVULO ESMERALDO (Brasil, 1929-2017). Escultor, grabador y dibujante, Sérvulo Esmeraldo se inició profesionalmente en Fortaleza, a finales de los años 1940, en los talleres libres de SCAP – Sociedade Cearense de Artes Plásticas. Trasladado a São Paulo en 1951 para estudiar arquitectura, se sintió atraído por la efervescencia de la 1ª Bienal y su revolución artístico-cultural. Su exposición realizada en el MAM (SP), en 1957, le acreditó para un año de estudios en París, becado por el gobierno francés. Una temporada que se saldó con una estancia de más de veinte años. Y en el desarrollo de una obra plural y con muchas vertientes. En París, asistió a los talleres de Litografía de la École Nationale des Beaux-Arts y de Grabado en metal de Johnny Friedlaender, dedicándose en gran medida a este último, habiendo realizado incluso grabados a partir de gouaches y pinturas para Serge Poliakoff. Poseedor de una considerable obra grabada, editada y distribuida por importantes editoriales europeas, a mediados de los años 1960, Esmeraldo estaba decidido a no dedicarse exclusivamente al grabado. Estaba interesado en poner en práctica sus proyectos cinéticos. De la misma época datan las esculturas de plexiglás en blanco y negro, cuyo interés es la topología del volumen. Inició su regreso a Brasil en 1977, trabajando en proyectos de arte público que incluían esculturas monumentales en el paisaje urbano de Fortaleza, ciudad donde estableció su estudio en 1979. Fue creador y curador de la I y II Exposición Internacional de Arte Efímero. Esculturas (Fortaleza, 1986 y 1991). Con importantes exposiciones realizadas y participación en salones, bienales y otras exposiciones colectivas en Europa y América, su obra está representada en los principales museos del país y en colecciones públicas y privadas de Brasil y del exterior. Artista invitado en esta edición de Agulha Revista de Cultura.

 

 


Agulha Revista de Cultura

Número 249 | março de 2024

Artista convidado: Sérvulo Esmeraldo (Brasil, 1929-2017)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

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