El Museo San Telmo de San Sebastián,
España se engalanó el 27 de marzo de 1984 con la muestra de una parte de la
colección personal del pintor catalán Antoni Tàpies (1923-2012) de gran interés
porque mostraba la evolución de su trabajo en diversas épocas. Había óleos,
acrílicos, collages y materiales impresos. Se puede decir que ahí estaba la
historia de su trayectoria artística. Las obras expuestas se pueden ver ahora
en la Fundación Tàpies de Barcelona, la que abrió sus puertas al púbico seis
años después en 1990.
Hay que recordar que Tàpies vivió en España durante la
dictadura que fusiló a García Lorca entre otras muchas víctimas del franquismo,
por lo que es de entender que el artista camuflara su rebeldía antifranquista,
tras el abstraccionismo provocativo de su arte.
En sus primeros cuadros se nota la influencia dadaísta y posteriormente
la surrealista, aunque finalmente se decanta por el Informalismo abstracto, de
donde surgió la primera generación de artistas españoles posteriores a la
Guerra Civil.
Abstraído en su mundo dialogaba a fondo con los materiales,
muchos de ellos todavía extraños para los lienzos y maderas, como las resinas
plásticas y las arenas movedizas a las que daba vida durante la influencia del
Arte Povera (arte pobre) italiano.
Su trabajo se caracteriza por una obsesiva repetición de
símbolos que representan su interioridad preocupada por la muerte, el sexo, el
universo y otras alusiones difuminadas y convertidas en abstracciones. Entre
esos símbolos destaca la cruz.
En la inauguración estuvo el escultor Eduardo Chillida.
¿Cómo iba a faltar si Antoni era buen amigo de él y porque además se sentía
anfitrión, siendo nativo de esa hermosa ciudad que al final de la bahía de la
Concha luce, metido en la bravura del Mar Cantábrico, el Peine del Viento que
el escultor dejó para la ciudad.
Antes de la inauguración Tàpies me concedió una entrevista
que, aunque corta, fue sustanciosa como su trabajo artístico.
He aquí lo que respondió a mis preguntas.
CR | ¿De qué manera se encontró usted con el arte pobre y
todo ese mundo abstracto?
AT | Éste es un proceso lento, no es que llegara un día en
que yo decidiera pintar así, sino que fue todo un proceso lentísimo. En mi
profesión nunca he hecho rupturas bruscas, sino que es una solución progresiva
y están mezcladas las influencias de muchas ideas latentes en el momento
histórico que nos tocó vivir. La influencia en primer lugar de las circunstancias
concretas reales en que yo viví en los años 40, la posguerra, los años peores y
más negros del franquismo. Esto no podía dejar de influirme, entonces mi
pintura cogió un carácter más bien provocativo y un poco cercano a lo que
habían hecho los dadaístas, en que incluso se podía considerar que era un
momento antiestético, de antipintura. Por esto yo empecé haciendo collages de
cartón, de papel, de detritus, de materiales pobres, y poco a poco fui
evolucionando hacia una etapa que los entendidos dicen que está más cercana al
surrealismo, a influencias de un psicoanálisis, de bucear en el inconsciente,
buceando más en el inconsciente colectivo que en el mío propio, y poco a poco
me fui dando cuenta que el
surrealismo tenía algunos fallos que le conducían a un callejón sin salida, y con los años se ha visto que es un movimiento más literario que pictórico, de tal manera que la gente se pregunta si realmente hay una pintura surrealista. Entonces fui reaccionando en el sentido de buscar la expresividad de formas, de colores, sobre todo más cercano a la pintura abstracta, y tengo quizá el pequeño mérito de haber acentuado la expresividad propia de los materiales, no sólo de las formas, de los colores, de los signos o símbolos propios de la pintura abstracta, sino también decir algo con el propio material. Por eso mi pintura está bastante alejada de la pintura tradicional al óleo, porque siempre he procurado darle unas cualidades distintas.
surrealismo tenía algunos fallos que le conducían a un callejón sin salida, y con los años se ha visto que es un movimiento más literario que pictórico, de tal manera que la gente se pregunta si realmente hay una pintura surrealista. Entonces fui reaccionando en el sentido de buscar la expresividad de formas, de colores, sobre todo más cercano a la pintura abstracta, y tengo quizá el pequeño mérito de haber acentuado la expresividad propia de los materiales, no sólo de las formas, de los colores, de los signos o símbolos propios de la pintura abstracta, sino también decir algo con el propio material. Por eso mi pintura está bastante alejada de la pintura tradicional al óleo, porque siempre he procurado darle unas cualidades distintas.
CR | En ese sentido se puede afirmar entonces que su obra es
afín a la de Eduardo Chillida, ya que él también trabaja con las reacciones y
la vitalidad de la materia. ¿Está usted de acuerdo?
AT | Sí, exacto, yo me considero muy simpatizante y muy afín
a la obra de Eduardo y creo que él también ha especulado mucho con los
materiales, con el lenguaje del material. Yo lo llevo a veces a los últimos
extremos de dejar hablar al material por sí mismo, casi sin que yo intervenga y
uso materiales que se mueven ellos mismos, por ejemplo el barniz. Dibujo con pincel
sobre una superficie muy lisa y el barniz se desparrama y se va por donde él
quiere, porque dejo que él hable también.
CR | ¿Prevé usted el movimiento de esos materiales a largo
plazo, por ejemplo, en el caso de las arenas?
AT | Sí, hasta cierto límite, porque no se puede dejar que
se mueva tanto que llegué a destruirse, eso tampoco es bueno, pero facilita que
el mismo material se cuartee para que dé esa sensación más dramática de una
materia que el tiempo va atormentando, pero esto se va haciendo solo.
CR | ¿No es demasiado riesgoso transportar los cuadros que
tienen arenas y piedrecillas?
AT | Afortunadamente ahora hay materiales sintéticos de una
gran dureza, la prueba es que incluso tenemos que luchar contra la polución que
producen los objetos de plástico, al fin y al cabo uso un barniz que es la base
con que se hace el plástico y esto le da una consistencia muy fuerte. De todas
maneras, encuentro que es necesario dejar una puerta abierta a la fragilidad de
la obra de arte, que se pueda estropear si no se trata con mucho cariño y con
mucho cuidado. Es bueno que pase eso para llamar la atención de que una obra de
arte es algo que hay que tratar con mucho cariño.
CR | ¿Su obra le ha influenciado en sus relaciones
personales, en la forma de ver las cosas, en la manera de amar, o es que una
cosa es el resultado de la otra?
AT | Bueno, en el fondo es un diálogo. Está muchas veces
dicho que con las solas ideas, con el solo proyecto de hacer algo no se avanza
nada. Tiene que haber un diálogo entre lo que tú piensas y lo que deseas y
luego lo que la obra te dice y te enseña también. En el fondo siempre ha habido
un proyecto filosófico, una manera de entender la vida.
CR | En esta exposición de San Sebastián usted ha traído una
parte de su colección privada. ¿Qué es lo que le mueve a seleccionar alguna
obra en especial?
AT | Este año he cumplido 60 años y me doy cuenta que me
estoy convirtiendo en un pintor mayor, y ha llegado el momento de pensar en
dejar un grupo de obras especialmente en Barcelona, y mi esposa sobre todo,
tiene un gran interés en ir conservando algún cuadro cada año de mi producción,
para crear una fundación o una institución donde pueda verse mi obra.
CR | Se dice que en sus primeras exposiciones de arte
abstracto, las opiniones eran muy polémicas. ¿Se siguen repitiendo ahora?
AT | Bueno, yo empiezo a tener ya algunos años y noto que la
gente me tiene más respeto que al principio, pero hay momentos límites en que
se nota a veces un cierto rechazo, sobre todo si es de parte de ideologías que
no están de acuerdo con mi manera de ver la vida, entonces hay un encuentro, un
choque.
CR | ¿Su trabajo de carteles y portadas de libros lo
considera paralelo a su obra o es una vivencia diferente?
AT | No, no, es un trabajo que hago habitualmente y que es
conjunto, lo único que los carteles no son una iniciativa mía, sino que son
encargos que me hacen, lo que pasa es que yo los selecciono si son para
fomentar ideas o para ayudar a instituciones benéficas, si yo estoy de acuerdo
lo hago con mucho gusto. Pero si me encargan algo que no me gusta pues no lo
hago.
CARLOS
RUVALCABA. Escritor y periodista mexicano, ha publicado sus novelas y
cuentos infantiles en España, Estados Unidos y México. Es autor de una
biografía de la pintora surrealista Susana Wald. Ha publicado artículos y
entrevistas en periódicos y revistas de Madrid y San Sebastián, España; Nueva
York, Chicago y Los Ángeles en Estados Unidos; en la capital y diversas
ciudades mexicanas, así como en Venezuela y Brasil. Fue corresponsal en España
del periódico mexicano La Jornada.
Trabajó por más de veinte años en prensa, radio y televisión en Los Ángeles,
California. La entrevista se publicó en La voz de Euskadi, el 31/03/1984, en San Sebastián, España. Página ilustrada con obras de Antoni Tàpies (España).
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Agulha
Revista de Cultura
Fase
II | Número 18 | Julho de 2016
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geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão
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