Félix Ángel (Colombia, 1949) es arquitecto de la Universidad Nacional,
pero sus ganas de mostrar el mundo a través del arte, lo hicieron encontrarle
otro plano a la construcción de su destino, y hoy, después de varias décadas de
creación constante, las columnas de su obra están más firmes que nunca,
levantadas sobre la pasión y la creatividad que asegura imprimirle a su
trabajo. Su primera exposición internacional se presentó en Ecuador en 1974, y
desde entonces sus creaciones han llegado a Argentina, Costa Rica, República
Dominicana, El Salvador, Panamá, Perú, Puerto Rico e Inglaterra. Ahora no son
sólo dibujos y pinturas sino también libros. Esos mismos de los que Félix Ángel
habla como si además de sus “trayectos”, fueran las historias que hay detrás de
aquellos recorridos.
JPR | Su primer
premio lo recibió en el II Salón de arte joven del Museo de Antioquia, ¿cómo lo
recuerda?
FA
| Fue mi primera participación
en un concurso artístico ‘acreditado’ dentro de la dinámica de la actividad
artística de la ciudad. Cuando me inscribí con la obra recibí el número trece.
Pensé que lo único que podía traerme ello era una sorpresa.
JPR | ¿Y
qué giro dio su carrera artística como producto de ese reconocimiento? ¿O no
significó un cambio grande?
FA
| Sin duda tuvo mucha
significación para mí, primero porque era un premio en un concurso nacional
(aunque la mayoría de la participación era local), y segundo porque en cierta
forma validó mi propuesta dentro del repertorio artístico que en ese momento se
producía en la ciudad y el país, dado que los tres jurados eran personas muy
reconocidas y no eran de Medellín. El premio me animó a trabajar con
ahínco, con miras a presentar mi primera exposición individual como artista
perteneciente al gremio cultural de Medellín, la cual tuvo lugar en el Banco Grancolombiano.
JPR | Ahora
son más de 100 exposiciones individuales. ¿Qué sensación le producen todos esos
años dedicados al arte?
FA
| Que he sido consecuente con mi
destino. Para mí el arte es un proyecto de vida.
JPR | Es
un personaje influyente en el panorama artístico local y nacional, sin embargo,
hace más de 30 años está radicado en los Estados Unidos. ¿Por qué la decisión
de irse allí?
FA
| Sentí en un momento que el
medio -y no me refiero sólo a Medellín sino en general el colombiano, incluyendo
su capital- frenaba mis iniciativas y era poco receptivo. Había pocas
oportunidades para desarrollarse. La apertura y predisposición del público
hacia las artes sufrió una ruptura. Como artista joven, entendí que me
encontraba todavía en formación y debía posicionarme en otro ambiente donde los
desafíos, pero también las oportunidades, fuesen a la par. Por eso escogí el
que en ese momento era el país más poderoso del mundo, para medir hasta qué
punto mis expectativas y percepciones de lo que yo podía aportar a las artes,
eran posibles de lograr.
JPR | ¿Y
cuál es el mayor aporte de trabajar en Estados Unidos y recibir la
influencia artística que llega hasta allá?
FA
| Creo que llegué a los Estados
Unidos al inicio de mi madurez, y por eso creo que me fui en el momento
preciso. A mi llegada tuve una serie de oportunidades para entender todas las
complejidades que involucra una carrera artística. Tuve la oportunidad de
entender ambos lados, en la arena y desde la barrera. Trabajar en un museo e
interactuar con muchos otros de un profesionalismo exigente me enseñó lo que en
ese momento ninguna universidad en Colombia podía enseñarme, desde aspectos
técnicos que son simplemente de apoyo, hasta eventualmente llegar a ser
curador. Más adelante fui administrador cultural, participando en la creación
del Centro Cultural del BID, del cual eventualmente fui director. Es decir, a
la par que me desarrollaba como artista, desarrollé otra carrera y consolidé
las que había comenzado en Colombia: me refiero no sólo a la disciplina que
rige las investigaciones visuales sino las teóricas; ello incluye la
investigación, la conceptualización y la capacidad de articular los
pensamientos en todas las dimensiones del intelecto, sin desconectarse de la
sensibilidad.
FA
| El arte es aquello que resulta
de procesar toda una serie de estímulos a la sensibilidad, con el fin de que
otros, al observar el resultado, enriquezcan su experiencia de vivir. Por eso
yo no creo mucho en el arte intelectualizado. Para eso prefiero leerme un buen
ensayo filosófico, pero inclusive allí debe haber creatividad, y la creatividad
no es fundamentalmente una experiencia racional.
JPR | En 1975 publicó su primera
novela...
FA
| Es una de las cosas de las
cuales me siento más orgulloso. Si estuviera en un barco que se está hundiendo,
y sólo pudiera llevar tres cosas conmigo, una de ellas sería Te quiero mucho
poquito nada. Estoy convencido que esa novela es la primera de un género que
hasta entonces se desconocía o no se practicaba en Colombia: el homoerotismo
urbano. Después han venido muchas y muchos escritores, pero esa novela fue la
primera, y tiene a Medellín como su principal protagonista, a través de otro
personaje que es quien lleva todo el peso de la historia. En la parte formal
tiene un formato totalmente original; en la descriptiva, si usted se fija, el
ser arquitecto tuvo mucha influencia.
JPR | Continuando
con su faceta de escritor, ¿qué puede contar de los tres libros que ha
publicado?
FA
| Todos ellos es un libro de
poemas que recoge todo un sentir de mi adolescencia en un ambiente que me
resultaba extraño y a menudo hostil. Es la respuesta a muchas preguntas que no
encontraban interlocutor. La biblioteca del Congreso de los Estados Unidos lo
incluyó en la sección de libros y manuscritos especiales. Nosotros, vosotros,
ellos es una recapitulación, a 30 años, de todo el acontecer artístico local en
palabras de sus protagonistas. Y Trayectos es una visión panorámica de mi vida
y carrera, no es una última palabra sino más bien la primera que se emite sobre
un trabajo que llevo desarrollando más de cuatro décadas.
JPR | ¿Piensa
seguir dedicado al ejercicio de la escritura?
FA
| Sin duda, es parte de mí. No
hacerlo es como cortarme un brazo.
JPR | ¿Cuáles
son sus obsesiones y cómo las plasma en su obra?
FA
| Pienso que el artista no
plasma sencillamente sus obsesiones en la obra. Más bien, logra articular una
serie de preguntas a dichas obsesiones de una forma diferente a como la vida
las plantea, y de paso crea la posibilidad de toda una serie de respuestas a
ellas, en las cuales el resto de los seres humanos puede encontrar cierta
reafirmación a su mentalidad, carácter, sueños, etc. El artista no es
simplemente un ser esquizofrénico, aunque yo he dicho anteriormente que, de yo
serlo, lo tengo muy bien administrado.
Página ilustrada con obras de Félix Ángel (Colombia, 1949), artista invitado de esta edición de ARC.
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Agulha Revista de
Cultura
Fase II | Número 18 |
Julho de 2016
editor geral | FLORIANO
MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente |
MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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FLORIANO MARTINS
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