quarta-feira, 16 de agosto de 2017

ALFONSO PEÑA | De la gran fraternidad surrealista a las presentaciones especiales


A principios de los años ochenta, en nuestra casilla postal, apareció el tabloide Resto do Mundo. Llegaba de Fortaleza, Brasil. Estábamos habituados a recibir diversas publicaciones de Hispanoamérica; en la redacción de la revista Andrómeda era muy frecuente ver un abanico de importantes revistas (Plural, Casa de las Américas, Crisis, Puesto de combate, Anthropos, Punto Seguido, Diario de Poesía, entre muchas otras). Muy pronto entramos en contacto con el editor de Resto do Mundo, el poeta cearense Floriano Martins.
De entrada, sorprendía gratamente que esa publicación, apuntase a la poesía de Latinoamérica con la intención de darla a conocer en Brasil, pues le preocupaba que Brasil, por su enorme superficie, su diversidad cultural y su “mixtura”, solo se viera a sí mismo. Floriano le daba gran importancia al surrealismo latinoamericano. Cuando nos conectamos directamente, nos envió alguno de sus materiales; desde entonces mantenemos un diálogo intenso y constante. Las colaboraciones van en uno y otro sentido.
La edición de Escritura Conquistada (Diálogos con Poetas Latinoamericanos) (1998) fue una buena muestra de la capacidad investigativa de Floriano. Luego vendría el volumen O começo da busca (2001), para adentrarse en la corriente del surrealismo latinoamericano. Con Alma em chamas (1998), inauguró la senda de su propia creación.
Además de sus ensayos sobre literatura, música y plástica, Martins se mueve con soltura en el terreno de la traducción. Tampoco se puede pasar por alto que Floriano mantiene una gran comunicación con los mundos de la plástica y la música.
El surgimiento de Internet, le dio un nuevo ritmo al poeta Floriano Martins. Desde el espacio virtual y junto al poeta paulista Claudio Willer, han consolidado su mensaje desde fines de 1999 a través de la creación de Agulha Revista de Cultura. En esta publicación electrónica se combinan trabajos críticos y de investigación, además de entrevistas con artistas de distintas latitudes. En este medio –como si se tratase de fantásticos bailarines– el español y el portugués sostienen un diálogo ágil.
Una experiencia interesante: enviar un mail al poeta Martins; es muy posible que la respuesta llegue de inmediato. Muchos quedan sorprendidos por esa celeridad que es, simplemente, el resultado de la genuina vocación de Floriano por mantener contacto con sus lectores y amigos de todo el mundo.
En la conversación que sigue se ilustra cabalmente ese deseo, que él ha logrado realizar en plenitud. [AP]

AP | Floriano, recuerdo las primeras ediciones (a mediados de los años ochenta), que vos enviabas desde Fortaleza a los diferentes países hispanohablantes. Llamaba la atención el tabloide con el nombre Resto do Mundo. Era una publicación que infundía vigor a la creación poética y la gráfica. Ya en esa época se podía advertir tu interés y el “coloquio” que mantenías con la corriente del surrealismo latinoamericano. Sería muy esclarecedor que converses sobre este tema.

FM | No sólo con el surrealismo. A comienzos de los 80, empecé a descubrir la América Hispana, un mundo totalmente nuevo para mí. Quedé verdaderamente fascinado por la intensidad, los matices del lenguaje, etc. Cada nuevo contacto era una lección y aún lo sigue siendo. Ya entonces colaboraba con la prensa en algunos lugares del Brasil y en Portugal, con traducciones, artículos y entrevistas referentes a la poesía hispanoamericana. El periódico Resto do mundo surgió de la necesidad de fundar un espacio específicamente dedicado a la difusión de literaturas desconocidas en el Brasil. El dilema fue el mismo de siempre, por el cual pasamos todos nosotros, los editores, en cualquier lugar del mundo. No había soporte financiero para dar continuidad a la aventura editorial. Mis primeros contactos con el surrealismo en América Latina coinciden con ese período. Claro que antes conocía las residencias nerudianas, pero aquí hablo de otra dimensión del surrealismo, más profunda (desde el punto de vista del lenguaje y también del carácter de la escritura y de su autor) y que tiene un tono distinto del surrealismo europeo. En esa época yo me correspondía con estudiosos como los españoles Jorge Rodríguez Padrón y Ángel Pariente, y también con el rumano Stefan Baciu. Fueron años de una correspondencia muy intensa, sobre todo con Rodríguez Padrón. Registré todo eso en forma de entrevistas, y recuerdo que tú mismo trataste de publicar una parte de ese diálogo con Rodríguez Padrón (posteriormente la serie completa fue incluida en una edición de Cuadernos del Ateneo, en Tenerife). Por otro lado, cuanto más aprendía con los dos españoles, más absurdas me parecían las ponderaciones del rumano. Donde Baciu veía surrealismo yo sólo conseguía ver modernismo, cubismo y otras señales oriundas de una mezcla de períodos. De tal manera que aquella antología del surrealismo que Baciu publicó fue desde el primer momento motivo de desafío para mí, el desafío de la corrección. Conceptualmente, el libro me incomodaba de tal forma que me impuse la tarea de corregirlo.

AP | La investigación te abrió puertas inesperadas. Entraste en contacto y participación inmediata con muchos creadores del continente. Me queda la impresión de que cuando das a conocer O começo da busca estabas “iluminando la senda”. Poco tiempo después aparece el volumen Un Nuevo Continente, Antología del Surrealismo en Nuestra América (Ediciones Andrómeda, Costa Rica, 2004) con una extraordinaria colección de retratos de los poetas participantes realizados por el artista Fabio Herrera. Cuando me adentro en las páginas del libro, experimento un vértigo al encontrarme con poetas de muy diferentes estirpes: César Moro, Aimé Cesaire, Olga Orozco, Roberto Piva, Eunice Odio, Claudio Willer, Emilio Adolfo Westphalen, sólo para citar algunos. Conversemos acerca de la idea primigenia, lo que ella desencadenó en los últimos años.

FM | Son los matices a los que me referí anteriormente. Agreguemos nombres como los de Enrique Gómez-Correa, Francisco Madariaga, Enrique Molina –estos tres, por ejemplo, al lado de César Moro y Aimé Cesaire, forman para mí el quinteto fundamental del surrealismo en América Latina, donde localizamos los registros más renovadores del surrealismo. Ellos son, en esencia, quienes podrían llamarse los fundadores del surrealismo en nuestro continente. Toda aquella carta de principios dada por el surrealismo en París es ambientada entre nosotros, realizando una boda perfecta entre el plano intelectual y el orgánico, las afinidades con el surrealismo europeo y su correspondencia con los planos cósmicos y existenciales del continente americano. La fundación, por así decirlo, de un nuevo continente. Es interesante observar que todo este asunto era absolutamente sigiloso en el Brasil durante los años 80 y también en la década siguiente. Mi encuentro con Sergio Lima propició algunas realizaciones (muestras colectivas, folletos, un ciclo de conferencias), pero era preciso avanzar en el tema sin guiarse por el exceso de ortodoxia y, al mismo tiempo, tratar de tocarlo con más osadía en términos de proyectos editoriales. Tuve entonces un reencuentro, con Claudio Willer, a quien en seguida invité para editar conmigo Agulha – Revista de Cultura, creada a fines de 1999. Con Willer fue posible avanzar en los dos planos esenciales: abolir toda perspectiva de ortodoxia y crear condiciones de ampliación, difusión y discusión del tema. En otra época, por ejemplo, habría sido impensable que yo fuera invitado, como lo fui, por la Academia Brasileña de Letras para dar una conferencia sobre surrealismo en el Brasil. O que la editorial Perspectiva dedicara un extenso volumen (1.000 páginas) al surrealismo, invitándonos a Willer y a mí, entre otros, para integrar el grupo de ensayistas que conformamos la edición. También fue posible avanzar fuera del Brasil, dando legitimidad al tema, tratándolo sin las habituales miopías académicas y sin los desvaríos de las tradicionales viudas de Breton. La antología que tú editaste en Andrómeda fue bastante ampliada, manteniendo el título y el proyecto original, para un volumen de casi 700 páginas que el año pasado publicó Monte Ávila en Venezuela. Pude allí avanzar en la investigación (aunque no diría que la he terminado) abarcando la totalidad de países en nuestro continente, en la extensión de los cuatro idiomas hablados –español, francés, inglés y portugués–, donde es posible localizar la presencia del surrealismo.

AP | Poco tiempo después esa experiencia te lleva a investigar “las raíces del surrealismo” en la Península Ibérica. Entonces, ¿se podría hablar de un “surrealismo hispanoamericano”? Cuéntanos sobre las claves y pistas de tu investigación.

FM | Esta laguna permanece; o sea, hay estudios dedicados al surrealismo en Portugal o en España, por separado, cuya mayor parte mantiene cierta tendencia historicista a fijar el surrealismo en un momento dado de la historia, privándolo de actualidad. Empecé a preparar una antología del surrealismo en la Península Ibérica, pero me vi forzado a interrumpir el proyecto para atender a la invitación de la Secretaría de Cultura de Ceará para hacerme cargo de la curaduría de una Bienal Internacional del Libro. Ahora, en 2009, retomo el proyecto.  Inclusive retomo la correspondencia con un español ya aquí mencionado, Ángel Pariente, autor de una antología del surrealismo en lengua española. Creo que es importante comprender esas relaciones entre una América Ibérica y la Península matriz, incluso para que se complete la ruptura necesaria. En Brasil, por ejemplo, se califica como absurdo (una observación, dicho sea de paso, muy reciente) nuestro desconocimiento de lo que pasa en América Hispana. Lo correcto es hablar de desinformación y mala comprensión, y, en muchos casos, hasta de manipulación de la información. Esta es también nuestra relación con Portugal. En los últimos cinco años decenas de autores portugueses vienen siendo publicados en el Brasil por iniciativa y el correspondiente apoyo financiero del gobierno portugués. Si la iniciativa fuera de la política exterior de Suecia, aquí estaríamos con valiosa bibliografía sueca. ¿Me explico? Carecemos, en Brasil, de consistencia histórica. Lo peor es que oímos esta frase diariamente y a nadie le importa tomar la iniciativa de corregir el tema. Se trata, por lo tanto, de un dilema percibido y no corregido por interés de las partes involucradas, o sea, del pleno establecimiento de una hipocresía. Pero me preguntas también sobre un “surrealismo hispanoamericano”, y confieso no sentir ningún atractivo por este tipo de gentilicio aplicado a la creación artística. Las distinciones que tópicamente he mencionado, cuando me referí a un quinteto digno de ser destacado, remiten al surrealismo en América Latina, lo que incluye también a los países que hablan portugués y francés. En América Hispana, como en cualquier otra parte donde influyó el surrealismo, podemos distinguir, en mayor o menor grado, a aquellos poetas y artistas que rigurosamente siguieron la cartilla de los manifiestos parisienses y las turbulentas orientaciones del grupo que dio origen al movimiento, y a otros que, aunque identificados con todos los aspectos invocados por el surrealismo, tuvieron una contribución muy peculiar acrecentando el surrealismo y/o comprendían que el ambiente de formación, la realidad con que convivían, implicaba una escala distinta de afinación. ¿Nombres? No hay duda de que Jorge Cáceres fue, en Chile, un poeta más sustantivo en su relación con el surrealismo que Braulio Arenas, por la intensidad con que dialogó con las ideas que generaron el movimiento. En efecto, Cáceres no las acató en ningún momento como órdenes de un bureau intelectual. ¿Más? La afinidad de artistas plásticos en Canadá –el manifiesto Refus Global–, fue siempre crítica, y la presencia de poetas como Paul-Marie Lapointe o Roland Giguère marca una diferencia enorme, en el sentido de que no eran seguidores de una estética. La obra de Lapointe inclusive se disocia en varios momentos del surrealismo. ¿Otro ejemplo? El rechazo a la actualidad del surrealismo cuando llegamos a los años 60 y entra a campear la contracultura. Sin la presencia de la contracultura no tendríamos poetas como Philip Lamantia, Roberto Piva y Jotamario Arbeláez. No quiero decir que la gran disidencia interna del surrealismo esté invariablemente ligada a este aspecto ortodoxo. Pero es muy cierto que entre nosotros, en nuestro continente, provocó algunos malentendidos clásicos.

AP | Para nuestros lectores será muy importante conocer que existe en Internet un dossier actualizado y que constantemente “crece” dedicado al surrealismo. Es un portal donde hay una completa documentación sobre este movimiento. ¿Cuál es la reacción de los cibernautas?

FM | La idea surgió de una charla que tuvimos con Maria Estela Guedes, quien dirige este valioso espacio de cultura en Lisboa: TriploV: www.triplov.com. Damos al sitio una actualización relativa, muy ágil, aunque menor que la que desearíamos. Estela Guedes realiza un importante trabajo de difusión, en Portugal, o a partir de Portugal, de innumerables aspectos ligados a la cultura en nuestros países, Portugal y Brasil. Yo diría que TriploV, en su relación íntima con Agulha – Revista de Cultura, es el acento mayor en las relaciones culturales en ese tema. La reacción de los cibernautas nos coloca en una posición de punta como uno de los sitios más visitados de Internet.

AP | En 1998 publicaste Escritura conquistada (diálogos con poetas latinoamericanos) bajo el sello editorial Letra y Música, de Fortaleza. Fue, sin duda un paso decisivo en cuanto a la relación de Brasil con la poesía latinoamericana en su plenitud.

FM | Técnicamente yo diría que sí. El libro inclusive me sorprendió en cuanto a reconocimiento crítico. Algunos críticos de prestigio en el Brasil hablaron de él, en la prensa, de forma satisfactoria. Lo que no quiere decir pura y simplemente que lo hayan elogiado sino que entendieron el principio de la aventura cultural que el libro establece. Hasta en el exterior Escritura Conquistada tuvo alguna sorprendente acogida, con reseñas y reproducciones de entrevistas en países como México, Estados Unidos y la Argentina. Sin embargo el libro circuló poco, no tenía sistema de distribución; sin contar que era incompleto dentro del proyecto que me propuse. [1] El término “decisivo” es tuyo, un cariño tuyo. Yo particularmente no sé hasta qué punto Brasil lo percibe de la misma manera. Como sea, el libro es un registro, está hecho, no puede ser borrado.

AP | En algunas oportunidades en que he asistido, en diversas ciudades, a Ferias del Libro y encuentros poéticos, me percato de que muchos amigos se refieren con asombro a tu figura y tu quehacer. Muchos comentan que no te despegas del ordenador, otros te ven como “un virus cibernético”. Sin embargo, la fascinación proviene de que ninguno se explica la multiplicidad de las funciones de Floriano Martins… Ensayista, editor electrónico, traductor, poeta, artista visual, promotor cultural, hábil entrevistador… Conversemos de la Revista Agulha que en enero del 2009 ha llegado a la “desmesurada” edición 66 y que es timoneada por Claudio Willer y por vos. [2]

FM | Creo que todo se resume en una palabra: intensidad. Pero yo sigo creyendo que la intensidad no debe ser medida por el volumen de producción. Hay que discutir el carácter de la oferta, la naturaleza de la producción, su raíz o principio o cualquier otro nombre que tenga. Agulha Revista de Cultura acaba de entrar en su décimo año de actividad ininterrumpida. Somos casi los fundadores de Internet (risas). La opción por circular de forma bilingüe aproximando las culturas de lengua portuguesa y española resultó en una recepción extraordinaria. No me gustan las estadísticas, de manera que evito el tema. Me gusta recibir correos electrónicos diarios de lectores de todas partes del mundo que nos consultan sobre autores y temas que publicamos. Me gustan las invitaciones que los editores recibimos para participar de eventos internacionales y organizar publicaciones dedicadas a la literatura brasileña. Me gusta la manera como gente de otras áreas –música, teatro, artes plásticas– se acerca a nosotros con un sentido muy peculiar de complicidad. En rigor, entramos en una fase que nos reclama una responsabilidad mayor, porque hoy somos referencia en el mundo virtual. ¿Qué quiere decir esto? Nada. Hay que seguir trabajando. Willer y yo sabemos de eso.

AP | Otra de tus pasiones es la traducción de textos poéticos y narrativos. Siempre se ha considerado que el traductor “camina al borde del abismo”, “al filo de la navaja”. ¿Eso se siente, Floriano, al traducir a Cabrera Infante y a García Lorca?

FM | Mencionas dos variaciones del mismo crimen. La inclinación lúdica que propicia la convivencia con la obra de los autores nombrados camina por regiones distintas. Los diminutivos en García Lorca, por ejemplo, contrastan con los juegos semánticos en Cabrera Infante. Traduje, del cubano, un libro en que los textos sufren variación de lenguaje y abordaje mientras un mismo tema se mantiene como matriz. Traduje, de García Lorca, una antología de poemas de amor preparada por la editorial que me contrató. Los dos autores tenían antecedentes notables con referencia a sus traductores en el Brasil. Yo tengo siempre mucho recato en lo tocante a esa confusión –cuyo hilo conductor es puro ego– de considerar al traductor una especie de coautor. Bien sabemos de la tendencia más ortodoxa que da al traductor el derecho de interferir en el original, lo que en la práctica es un desastre, excepto cuando esta es una operación inevitable. Me gusta mucho usar el cine como referencia para muchas cosas en nuestro tiempo, no tanto por la manera como el arte cinematográfico envuelve otras artes, sino más que nada pensando en conexiones prácticas, y aquí el ejemplo sería la presencia de leyendas en filmes extranjeros, asunto válido en y para cualquier país. No hay mayores absurdos de traducción que los que se cometen en las leyendas de las películas.

AP | Contigo y un grupo de amigos (escritores, poetas, editores, artistas visuales), desde un principio coincidimos en que uno de los modos de “supervivencia artística”, para no perder contacto con las diversas propuestas artísticas y culturales, consistía en hacer alianzas, asociaciones, acuerdos entre los artistas de diversas latitudes. Tu participación en este ámbito ha sido copiosa. Hablemos de ese proceso de apertura, de abolición de las fronteras mentales y geográficas.

FM | Yo entiendo que el conocimiento, el acceso a una red de información, el talento para percibir y hacer funcionar mecanismos ligados a la cultura, todo esto tiene que ver, directamente, con un carácter que exige saber dar paso, permitir que la cultura fluya, circule, se corresponda entre sí en sus diversos puntos. Agulha – Revista de Cultura tiene hoy una red ejemplar de “complicidades”, que comprende planos privados e institucionales, que le da ese entendimiento de despertar a una condición que no sea retórica sino actuante. Sinceramente yo no reconozco lo que llamas “proceso de apertura, de abolición de las fronteras mentales y geográficas”. Nuestros países continúan desconociéndose copiosamente entre sí. Recuerdo una vez que realizamos una exposición de importantes grabadores de Costa Rica en el Brasil. No hubo repercusión en términos de derivaciones. Son acciones aisladas, independientemente del público alcanzado en el momento en que se dan. Es preciso ampliar el radio de acción de los acuerdos. Para 2009 vengo proyectando acciones institucionales, suscitar coincidencias de inversiones entre gobiernos, este es un despliegue posible. Cuando hablamos de Costa Rica o Brasil, no tenemos que olvidar que tratamos con estructuras institucionales. Cuando avanzamos en algún reconocimiento internacional, Alfonso Peña y Floriano Martins, este aspecto debe ser considerado institucionalmente. Si el gobierno de turno –porque todos los gobiernos son de turno– no percibe esto por su cuenta, entonces debemos recordarle su responsabilidad.

AP | Eres invitado y participas en los diversos Festivales de Poesía en Latinoamérica. En esos espacios lees tu poesía y realizas tus propuestas artísticas. Sería interesante saber cómo analizas tu comunicación con los participantes en esas actividades.

FM | Ante todo, creo que ya deberíamos preocuparnos por cierto desgaste de la fórmula. He observado una reducción de público y una reducción aún peor, de patrocinio. Por supuesto que una cosa es consecuencia de la otra. ¿Pero dónde está la raíz del problema? Yo pienso que está en la fórmula. Dar al público un contacto mayor con cada poeta, no limitar ese contacto a la simple audición de la lectura de poemas. Buscar convenios con universidades para una programación de debates, en que la lectura de poemas esté presente. Ofrecer al patrocinador una pauta más consistente en términos de retorno que implique una utilización más amplia de la prensa. Invertir más en la difusión. Evidente que esta crítica es también una autocrítica. Pienso que podríamos, en algún país, realizar un encuentro de organizadores de festivales de poesía, para intercambiar ideas y definir un nuevo modelo. De la manera como vamos, creo que perderemos público y patrocinador hasta imposibilitar el área  definitivamente, lo que seria lamentable.

AP | En algunas de tus creaciones poéticas se pueden “bucear” elementos teatrales. Incluso hay algunos poemas organizados dramáticamente. ¿Se mantiene esa constante o hay rupturas y transiciones de un libro a otro?

FM | El teatro se mantiene como una perspectiva intensa de mi relación estética con el mundo. Yo me siento como un compositor de canciones que no sabe cantar. El Brasil tiene ya casi una tradición de compositores de canciones que no encuentran un intérprete a la altura de ellas y acaban grabando sus propios discos. No tengo talento para engañar a los otros acerca de lo que no sé hacer. Y tampoco me agrada la idea. De un libro mío al otro lo que ha habido es un avance en el sentido de que el poema exceda el ambiente impreso, la página del libro. Vengo trabajando en un área que abarca teatro, música, artes plásticas, pero todavía es pronto para apuntar algo más sustancioso. Son experiencias que voy ajustando a mi propia agenda de trabajo. Como sea, nada de esto impide la existencia del libro en sí. El objeto es fascinante e insustituible. Lo que pasa es que ando en busca de un teatro para mi poema.

AP | Dadá y el movimiento surrealista europeo produjeron una renovación del “paisaje” artístico. Es vivificante observar, por ejemplo, las ediciones de obras de Max Ernst y descubrir la compenetración existente entre palabra escrita e imagen visual. Desde principios del siglo XX esta modalidad tomó una fuerza sorprendente. En la actualidad muchos artistas transitamos por estos recovecos. En tu caso hay una gran integración entre palabra escrita e imagen visual: poema/collage.

FM | No, no. Estoy enfáticamente en contra de esa lectura del tema. Las relaciones directas entre palabra e imagen en por lo menos seis décadas han sido fútiles. Nada que el cubismo, por ejemplo, haya mostrado, fue nunca ampliado de forma estéticamente consistente. Los efectos plásticos derivados de avances pictóricos y de la creación de softwares en la industria de diseño industrial, nada de eso debe ser confundido con una sensibilidad artística actuando de forma anticipada. Nada. Nada absolutamente. Hace mucho que el arte es caudatario de las astucias del área industrial, aquellas dos salas interconectadas que suman design y publicidad. La gran mayoría de los artistas que tratan con este tipo de relación “entre palabra escrita e imagen visual” integran una cadena de actuación donde la innovación estética es una condición contractual.

AP | Cuéntanos de tus “presentaciones integrales” en variados lugares, donde poesía, imagen visual y elementos sonoros conforman el universo de Floriano Martins.

FM | Las variaciones ocurren de acuerdo con las posibilidades físicas del espacio para el que me invitan. Ya fue posible realizar una lectura dramática de un collage de textos míos y de William Burroughs, montado mediante la técnica del cut-up usada por Burroughs. En el escenario, cuatro actores, una escenografía improvisada y la voz en off del propio Burroughs y algunas canciones de él con Tom Waits. Esto fue en San Pablo, donde también, en 2008, di una conferencia sobre fotografía digital incluyendo la proyección de imágenes fijas y en movimiento y canciones. Cierta vez, en Panamá, fue posible montar, en un adorable ambiente de creación colectiva, un espectáculo ligando poesía, música y danza. En Ceará, en 2007, hice una lectura de poemas mezclada con proyección de imágenes fijas y en movimiento, canciones y banda sonora. Como trabajo también con letras de canciones, fotografía, collage, lo que he intentado es crear un espectáculo teatral reuniendo todos estos elementos. Para 2009, preparo una muestra de collages, fotografías digitales, objetos, poemas, video, canciones y banda sonora, elementos que actuarán conjuntamente en torno a un punto estético único. Por supuesto que esto no me aparta del libro, este temor absurdo que se tiene de que las tecnologías suplanten al libro. Al contrario, refuerza la idea de que el arte necesita siempre ampliar su espectro de manifestación, de que no le interesa la sustitución sino el incremento, la suma, la multiplicación.

AP | Banda Hispánica está inserta en el portal de Agulha – Revista de Cultura. Ahí se puede localizar una muestra de la poesía del continente. Tengo entendido que Claudio y vos trabajan en la actualidad en la renovación de la Banda Hispánica. En los últimos tiempos ¿cómo fue la respuesta de los lectores y visitantes del sitio? ¿Qué esperan de esta nueva etapa?

FM | Yo trabajo con Claudio Willer solamente en Agulha – Revista de Cultura. La Banda Hispânica es un proyecto aparte, que concuerda con lo que se podría llamar Banda Lusa, la parte dedicada a la poesía de lengua portuguesa en el Jornal de Poesia. Este siempre fue proyecto de Soares Feitosa, el gran regente de todo esto. Es justamente Soares Feitosa quien da acogida estratégica a todo este trabajo conjunto. El Jornal de Poesia surge antes que Agulha, es el gran precursor en la utilización de Internet como mecanismo sistemático de difusión de la poesía de lengua portuguesa, a la que pronto se sumó también la de poesía de lengua española. La dificultad que tenemos en relación con la Banda Hispânica es que no dispongo de alguien que me ayude en el montaje de las páginas, esto frente a una agenda que se complica cada día, con el surgimiento de nuevos proyectos. Como Agulha tiene una periodicidad establecida, al contrario de la Banda Hispânica, la prioridad acaba siendo la revista y no el banco de datos. Pero estamos, sí, preparando una gran actualización para todo el Jornal de Poesia. [3]

AP | Desde tu perspectiva de Curador de la Bienal del Libro en Ceará (2008) ¿cómo se desarrolló esta actividad y cuáles son las visiones para la próxima cita del 2010?

FM | Tuvimos aquí una rara oportunidad – cuyo mérito de sugerirla y crear condiciones para su realización cabe especialmente al Secretario de Cultura do Ceará, Francisco Auto Filho –, destinada a llamar la atención sobre el hecho de que es inaceptable cualquier disculpa que se invoque para el desconocimiento mutuo entre Brasil y América Hispana. Ceará es geográficamente el punto, dentro del Brasil, más distante de cualquier país hispanoamericano. Sin embargo, trajimos a la Bienal una notable diversidad cultural representante de prácticamente todos esos países. No solamente en la literatura, sino también en otras manifestaciones artísticas: música, artes plásticas, revistas, videos. Un total de 150 invitados, con actividades variadas y consistentes que, al final de diez días de Bienal, generó un público de 650 mil personas. Indispensable referirse al carácter pionero de esta iniciativa, una rara oportunidad que exige ahora, de todos nosotros que la hicimos posible, un desdoblamiento con igual sustancia, que avance osada y coherentemente en la sistematización de un intercambio entre nuestras culturas. Mis disculpas se no me refiero explícitamente a la agenda de 2010, pero en este primer semestre de 2009 estamos todavía en los ajustes de toda una pauta de trabajo. La certeza positiva es que habrá un desdoblamiento igualmente expresivo. Un primer paso fue dado, desde el punto de vista institucional, en busca de un diálogo entre Brasil y América Hispana. Ahora no habrá cómo retroceder. [4]

NOTAS
1. Ahora acaba de salir su edición completa, en dos tomos y 970 páginas, Escritura Conquistada – Conversaciones con poetas de Latinoamérica, por la Fundación Editorial El Perro y la Rana, de Venezuela (mayo de 2010).
2. Agulha Revista de Cultura cierra su primer ciclo editorial al cumplir 10 años y 70 números publicados. Desde ahí Floriano Martins crea el Proyecto Editorial Banda Hispánica que incluye la revista Agulha Hispânica, ahora dedicada únicamente a las artes y cultura de lengua española.
3. Con el cierre de Agulha Revista de Cultura, según informa la nota anterior, Floriano Martins ha creado también el Proyecto Editorial Banda Lusófona, que trata de dirigir con Soares Feitosa, constituyendo los dos proyectos un amplio espacio en la Internet de difusión de las artes e cultura de lenguas española y portuguesa.
4. Aquí no se ha concretado la apuesta del poeta, que sintió la necesidad, en noviembre del mismo 2009, de ausentarse como curador de la Bienal, pues ya eran otras las zonas de interés institucional, distintas de su empeño en la difusión de la cultura hispanoamericana en Brasil.

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Organização a cargo de Márcio Simões e Floriano Martins © 2017 ARC Edições
Entrevista realizada em janeiro de 2009.
Artista convidado | Floriano Martins
Imagens © Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim estruturado:

1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 ACAMPAMENTO MUSICAL

A Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.

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