Al cumplirse 100 años del nacimiento de
Aimé Césaire (1913-2008) puede constatarse la vigencia del interés que suscitan
su obra literaria -compuesta por poesía, piezas teatrales, ensayos-, su figura
como intelectual y su trayectoria política, aspectos que se superponen puesto
que no se trata de esferas excluyentes. Esta amplitud brindada por Césaire se
corresponde con la proliferación de estudios, ediciones críticas, traducciones,
entrevistas, biografías y homenajes en diversos centros de América, Europa y
África. Sin embargo, la extensa obra de Aimé Césaire cuenta con un título que
no ha suscitado estudios detenidos; nos referimos al ensayo Toussaint Louverture. La Révolution
française et le problème colonial, que se publicó por primera vez en 1960
en la editorial Présence Africaine. Se trata de un extenso estudio que exalta
la figura del héroe de la Revolución haitiana y plantea las contradicciones de
los debates en torno de la libertad, la cual no alcanzaba a todos los hombres,
porque los esclavos de las colonias quedaban excluidos de su beneficio. [1]
Por su profusa documentación y por su
tono que evita la exaltación, se trata de un ensayo muy distinto de su anterior Discours sur le colonialisme,
en el cual la encendida polémica explícita con autores renombrados -Roger
Caillois, Octave Mannoni- da lugar a una argumentación virulenta que llega a
afirmar que, a través de Hitler, Europa padece fronteras adentro la violencia
que ha ejercido en su afán expansionista sobre distintas poblaciones sometidas
al yugo del colonialismo. Si bien la problemática central -el colonialismo-
continúa acechando a Césaire, en el ensayo Toussaint
Louverture la polémica no
surge de manera ostensible, sino que debe indagarse de manera oblicua a lo
largo de sus páginas plagadas de citas de los debates parlamentarios en Francia
y de variadas fuentes que le permiten trazar la trayectoria de Toussaint. Este
diálogo solapado con el lector contemporáneo es el aspecto central que nos
permite considerar el texto de Césaire como un ensayo, [2] a pesar de ciertos
rasgos que se desvían respecto de constantes del género que pueden reconocerseya
desde Michel de Montaigne. Por un lado, si bien Césaire recurre a la primera
persona, rompiendo así la ilusión de objetividad o de pura referencia, su texto
no ubica al yo y sus vivencias como centro de la
organización discursiva. Y, por otro lado, su dilatada extensión se sustrae de
la exigencia de brevedad que caracteriza al género, lo cual se debe a la
insistente inclusión de citas que aportan sustento documental a la
argumentación. Ahora bien, ambas cuestiones son, en realidad, dos aristas de
una misma singularidad de este ensayo, puesto que el yo cede su centralidad organizativa de la
materia discursiva a la acumulación documental, lo cual obedece al asunto
abordado, cuya lejanía temporal destierra la posibilidad de apelar a vivencias
personales o de terceros. [3]
Consideramos pertinente recordar, de modo sucinto, que
Toussaint Louverture nació como esclavo en el norte de Saint-Domingue (como se
conocía entonces Haití) posiblemente en 1743. En un gesto poco frecuente, su amo le
brindó la enseñanza de la lecto-escritura y, finalmente, fue liberado en 1776.
A partir de entonces, se convirtió en propietario de una pequeña hacienda
atendida por negros sometidos a la esclavitud. Participó en la rebelión de 1791
comandada por Boukman y se sumó a un grupo de esclavos que se refugió en la
parte española de la isla, donde además recibió instrucción militar. Rompió con
los españoles al constatar que no tenían intención de abolir la esclavitud,
tras lo cual se sucedieron entonces numerosos avatares que fueron incrementando
la fama y la aprobación de Louverture. En 1801, Napoleón Bonaparte envió a su
cuñado Charles Leclerc con 25.000 soldados para recuperar la colonia, objetivo
que no logró cumplir, aunque mediante una treta capturó a Toussaint quien es
enviado a Francia para ser encerrado en el castillo de Fort de Joux, donde
murió enfermo el 7 de abril de 1803, apenas ocho meses antes de que uno de sus
generales, Jean-Jacques Dessalines proclamara la Independencia de Haití el 1º
de enero de 1804 (Di Tella 1984; Pierre 2008)
Este padre de la patria haitiana
mereció la atención de Césaire desde su debut poético, ya que en el Cahier dedica unos versos a recuperar su
figura en cautiverio en Jura, zona montañosa de Francia, cuya adversidad
climática acabó pronto con su vida. En el poema la insistencia en el blanco de
la nieve asume un carácter altamente connotativo, al remitir también a la
cultura blanca que aniquila el gesto de lucha de la raza negra. Por otra parte,
la estadía en Haití en 1944, durante la cual Césaire brindó una serie de
conferencias, sin duda realimentó su interés por ese país al que se había
referido en el Cahier como "Haïti, où la négritude se
mit debout pour la première fois..." (24) [4]
Sería exagerado afirmar que el ensayo Toussaint Louverture ha sido ignorado por la crítica y los
estudiosos de la obra y el pensamiento de Césaire, puesto que es frecuente
encontrarlo citado o aludido. No obstante, no se lo ha reconocido como objeto
de estudio y queda, así, en una suerte de recoveco dentro de la obra del
martiniqueño. Al decir "recoveco", recuperamos las reflexiones a
propósito del ensayo elaboradas por Jaime Rest quien, justamente en el volumen El cuarto en el recoveco,
emplea la metáfora de la literatura como una gran mansión, para distinguir los
lugares que allí ocupan los distintos géneros. De acuerdo con esta perspectiva,
mientras poemas, dramas o novelas se instalan en los cuartos más espaciosos y
brillantes, la épica ocupa uno polvoriento de un esplendor extinguido. Y
respecto del ensayo escribe Jaime Rest:
Pero en algún recoveco hay un cuarto
muy activo en el que sin cesar se amontonan en completo desorden nuevos
materiales de la especie más dispar, habitualmente marginados y descuidados por
los críticos o estudiosos cuya tarea consiste en mantener la pulcritud y
organización de todo el edificio. Este el sitio que se le reserva al ensayo,
cuya naturaleza, variedades y dimensiones parecen imposibles de ser
determinadas a causa de la abundancia y anarquía con que tales obras se han ido
acumulando. (13)
La ubicación del ensayo Toussaint Louverture en un recoveco de la producción de
Aimé Césaire no es desmentida por la bibliografía más reciente, incluso la que
se dedica a las relaciones entre la cultura haitiana y la producción del
escritor. [5] Una excepción en este sentido está
representada por el artículo del Víctor Figueroa "Between Louverture and
Christophe: Aimé Césaire and the Haitian Revolution", publicado en French Review, el cual explora,
desde un enfoque contrastivo, las diferencias ideológicas entre el ensayo Toussaint Louverture y el drama La tragédie du roi Christophe de 1963 que también se centra en la
historia haitiana, aunque focalizando en la figura de Henri Christophe, quien
fuera uno de los generales de Toussaint y, años más tarde, se proclamara rey de
la parte norte de Haití entre 1811 y 1820.
Nuestra lectura, entonces, se ubica en
esta línea abierta por Figueroa, en el sentido de que reconocemos en el ensayo Toussaint Louverture la posibilidad de un trabajo
discursivo que lo instale en el lugar de objeto de estudio crítico para
sacarlo, así, del recoveco en el que se vio relegado. Para ello, resulta
pertinente atender a la propuesta de la argentina Liliana Weinberg acerca del
ensayo, puesto que sus reflexiones ofrecen un marco propicio para considerar el
texto de Césaire. Sostiene la investigadora:
Propongo así considerar el ensayo como
un texto situado, que establece un juego de permanente remisión al aquí y ahora
de sus condiciones de enunciación a la vez que a su modo de inscripción en un
sentido general y comunicable. Es así como rescato un elemento que parecía
accesorio en el estudio del ensayo y representa una evidencia fuerte: el
presente del ensayo. El ensayo es un texto en el que se hace ostensible el
presente del acto de entender y de decir, la puesta en evidencia del momento
enunciativo y escritural así como el permanente reenvío a las condiciones
propias de una situación enunciativa. (26)
Si tenemos en cuenta el ensayo de
Césaire, el aquí y ahora del que habla Weinberg corresponde de manera evidente
a la década de 1960, durante la cual tuvo lugar la Independencia de numerosos
países africanos y caribeños. En el año que apareció el texto del martiniqueño
-1960-, se independizaron Camerún, Costa de Marfil, Madagascar, Senegal, Togo,
República Centroafricana, Chad, Gabón, Mauritania, Níger, Nigeria y Somalía. Al
otro lado del Atlántico, también accedieron a la Independencia respecto de
potencias coloniales distintos países antillanos, como Jamaica (1962), Trinidad
y Tobago (1962), Barbados (1966) (Jalabert: 3). Se trata, además, de la década
que vio nacer al Césaire dramaturgo, pues a la ya citada La tragédie du roi Christophe le siguieron Une saison au Congo y Une tempête, en las cuales el
problema del colonialismo conserva su centralidad.
Sin embargo, se puede insistir en el
carácter situado del ensayo Toussaint
Louverture al advertir
resonancias de asuntos capitales en la trayectoria de Aimé Césaire en tanto homme politique: nos referimos,
por un lado, a su ruptura con el Partido Comunista Francés en 1956 y, por el
otro, a la llamadadépartamentalisation, proceso mediante el cual
Martinica, Guadalupe, la Guayana francesa y la Reunión -esta última ubicada en
el Océano Índico- cambiaron su estatuto político-administrativo respecto de la
metrópolis para asumir el rango de Departamentos ultramarinos del Estado
Francés.
A lo largo del ensayo Toussaint Louverture pueden relevarse distintas alusiones a
Lenin. Por un lado, Césaire lo cita en dos oportunidades, elevándolo al rol de
autoridad intelectual. En la segunda de esas citas leemos las ideas del
soviético acerca del rigor de la disciplina que debe imperar para garantizar la
buena salud de la Revolución. Césaire vincula esta posición con la que había
asumido el propio Toussaint, quien sometiera a sus compatriotas a trabajos
forzados.
Ahora bien, si Césaire había renunciado
al Partido Comunista Francés, ¿cómo se explica esta voluntad de insistir en los
méritos de Lenin? Para ello, hay que regresar sobre la conocida "Lettre à
Maurice Thorez", mediante la cual el martiniqueño presenta su renuncia,
once años después de haberse incorporado al partido, probablemente alentado por
sus amigos Pierre Aliker y René Ménil, quienes ya estaban comprometidos con la
militancia. De todas maneras, como subraya David Alliot en su biografía Aimé Césaire, le nègre universel,
el padre de la Négritude,
aun cuando comulgara con los ideales comunistas, no se plegó de manera acrítica
al Partido Comunista Francés, sino que siempre ejerció la libertad de expresión
y se mantuvo crítico frente a la organización partidaria. Es así como, según
Alliot (2008: 93), se suscitaron numerosos malentendidos que desembocaron en la
renuncia en 1956, apenas unos meses después de que se diera a conocer el
llamado "Informe Khrouchtchev", en el cual se exponía la lista de
crímenes cometidos por el régimen stalinista. Sin duda, este documento dio a
Césaire el impulso que le faltaba para romper con el Partido Comunista Francés.
[6]
En la "Lettre à Maurice
Thorez", Césaire alerta, respecto del comunismo en general, la
burocratización que aleja la gestión del pueblo, convirtiendo el sueño del
socialismo en una pesadilla. En cuanto al comunismo francés, le reprocha su
estancamiento e incapacidad para imitar iniciativas autocríticas como las
llevadas adelante en Italia, Polonia o Hungría. En otro orden, establece que
los rasgos particulares del combate de los pueblos colonizados contra el
colonialismo o el combate de los hombres de color contra el racismo no suponen
la misma lucha que la establecida entre los obreros franceses y el capitalismo.
En esta línea de razonamiento, Césaire
no rechaza la idea de alianza. El problema reside en que "alianza"
suele confundirse con subordinación, hacia la cual conducen justamente ciertos
defectos del Partido Comunista Francés, que el autor martiniqueño puntualiza:
el asimilacionismo, el chauvismo, la certeza -no siempre asumida- de la
superioridad de Occidente, desdeñando el relativismo cultural y considerando a
Europa como el único modelo de evolución aceptable. Así, se instala el
pesimismo acerca de las posibilidades del desarrollo de un comunismo africano,
malgache o antillano. Esto obedece a que esas regiones -tan ligadas a Francia-
se enfrentan a la amenaza del dogmatismo del Partido Comunista Francés, con su
correspondiente tendencia al asimilacionismo, el cual no logra reconocer la
singularidad de los combates reivindicatorios a los que aspiran los distintos
pueblos colonizados por Francia. Ahora bien, hacia el final de su texto
epistolar, Césaire establece con claridad su posición que distingue los
principios del comunismo -con los que sigue comulgando- y los rasgos de sus
políticas concretas:
Je crois en avoir assez dit pour faire
comprendre que ce n'est ni le marxisme ni le communisme que je renie, que c'est
l'usage que certains ont fait du marxisme ou du communisme que je réprouve. Que
ce que je veux, c'est que marxisme et communisme soient mis au service des
peuples noirs, et non les peuples noirs au service du marxisme ou communisme. (36)
Las ideas expuestas en esta carta por
Césaire permiten recuperar algunas de las tensiones ideológicas que tenían
lugar en el momento de la publicación del ensayo Toussaint Louverture, publicado
por primera vez cuatro años después de la "Lettre à Maurice Thorez".
Así, las alusiones elogiosas en el ensayo a la figura de Lenin, con su
flagrante anacronismo, pueden leerse como una insistencia en la reivindicación
de los principios del comunismo, a pesar de haber renunciado a la filial
francesa de ese movimiento.
El otro debate importante para Césaire,
en tanto él fue uno de sus responsables directos como diputado ante la Asamblea
Nacional, concierne a la denominada departamentalización, que supone uno de los
aspectos por los que recibió mayores críticas en tanto hombre político. Como ya
se comentó, el ensayoToussaint Louverture está fuertemente documentado, mediante
la incorporación de numerosas citas de muy variados discursos. No obstante, hay
una cita cuya extensión resulta llamativa, debido a que ocupa casi tres
páginas. Se trata del informe presentado por Boissy d'Anglas ante el Directorio
acerca de la organización colonial. Este texto se explaya sobre los
impedimentos para que las colonias accedan a la libertad, poniendo en relieve
las que considera sus limitaciones principales: la incapacidad productiva para
el autoabastecimiento y la debilidad militar para hacer frente a amenazas
externas. Si la independencia depende de la capacidad agrícola y guerrera,
Boissy d'Anglas sostiene que las colonias no cuentan con ella. Por el
contrario, desde una posición en la que se acumulan los prejuicios racistas,
establece que las condiciones naturales producen una abundancia de productos
agrícolas sin necesidad del trabajo campesino, por lo que los habitantes de las
colonias descansan pasivamente sobre la opulencia que la naturaleza les ofrece.
La conclusión, a la que Césaire brinda énfasis con bastardilla, es contundente:
"Un tel peuple doit donc borner ses voeux à être sagement et paisiblement
gouverné par des hommes humains et justes, ennemies de la tyranie". (244)
La propuesta es clara: mantener las colonias en un total estado de dependencia
y sumisión.
A Césaire le interesa destacar esta
postura que no solamente destierra cualquier perspectiva de independencia, sino
también de autonomía; se trata, en cambio, de una voluntad de asimilación. De
manera oblicua, Césaire persiste en la defensa del proyecto de
departamentalización, que resulta muy alejado del asimilacionismo, puesto que
su idea apuntaba a la autonomía de Martinica y las demás regiones a la espera
de condiciones de desarrollo socio-económico que permitieran aspirar a la
independencia. El conjunto de entrevistas mantenidas con Françoise Vergès, de
las que resultó el volumen Nègre
je suis, nègre je resterai de
2005, arrojan luz sobre esta cuestión. Allí declara el poeta: "Pour moi,
ni indépendence ni assimilationnisme, mais autonomie, c'est-à-dire, avoir sa
spécificité, ses formes institutionnelles, son propre idéal, tout en
appartennant à un ensemble". (43-4) La conversación con Vergès le brinda a
Césaire la ocasión de regresar sobre los numerosos ataques que recibió por esta
posición y, además, de volver a defender aquella transformación del estatuto
político-administrativo, recordando la situación de miseria en la queestaba
sumergida la Martinica: la ruina de la industria azucarera, desertificación de
los campos, éxodos urbanos desorganizados que redundaban en la formación
espontánea de barrios de emergencia. Asegura Césaire que la
departamentalización contribuyó a revertir esta situación gracias a los
incrementos salariales y de las condiciones de trabajo en general, así como
también se produjo un proceso de inversión en infraestructura que implicó la
elevación en la calidad de vida de los martiniqueños. Si hacia el final de su
vida Césaire seguía justificando su accionar político como diputado, no
sorprende que se valiera, asimismo, de su ensayo de 1960 para hacerlo de modo
tangencial, aun cuando el asunto central poco tuviera que ver con la
departamentalización.
Hemos presentado aspectos del ensayo Toussaint Louverture que auspician su consideración como
objeto de estudio, a contracorriente de una prolongada tradición crítica que no
ha sabido reparar en este texto. Parece evidente que la celebración del
centenario del natalicio de Césaire supone la ocasión propicia, por ejemplo,
para insistir en los méritos líricos del Cahier
d'un retour au pays natal, tal como lo hiciera tempranamente André Breton,
o sobre la inmensa relevancia de su gesto reivindicativo de la dignidad del
hombre negro. Otro sector de la crítica propone regresar sobre su Discours sur le colonialisme,
que se ha convertido en una lectura insoslayable para los estudios
poscoloniales. Sin duda son opciones válidas. Pero al poner la atención en un
texto descuidado, se alientan nuevas lecturas de la obra de Césaire, las cuales
pueden incluso iluminar zonas de sus textos más transitados. Y así, lejos de
fosilizar su legado, se mantiene abierto el diálogo con una producción vasta y
rica que aún sigue interpelando a sus lectores.
1. Según Maximilien Laroche, el ensayo
de Césaire muestra que el nuevo sentido que Robespierre imprime a la Historia
de Francia no suponía ningún cambio global en la perspectiva europea acerca de
las colonias americanas, puesto que la idea de libertad que tanto se propugnaba
no concernía a los esclavos (Laroche 2003: 189-190).
2. Belén Hernández destaca que en el
ensayo tiene lugar "un diálogo íntimo con el lector, cuya consecuencia es
la contemporaneidad en el tiempo y en el ambiente." (Hernández 2005: 157).
3. En este sentido, conviene no perder
de vista que estamos ocupándonos de un ensayo histórico, es decir, de un ensayo
cuyo asunto son hechos acaecidos en el siglo XVIII —con desenlace en los
primeros años del siglo XIX— que se reconstruyen mediante el acopio documental
Por eso mismo, Elena Arenas Cruz, al proponer un análisis de las partes
constitutivas del ensayo en términos superestructurales —exordio, exposición,
argumentación, epílogo—, sostiene que en los ensayos de tema histórico —también
político, filosófico— la particularidad de su narración o exordio es "la
orientación fundamentalmente informativa" (Arenaz Cruz 2005: 49)
4. La figura de Toussaint Louverture ha
sido elaborada por numerosos escritores de muy distintos orígenes: entre
quienes cabe citar a Alphonse de Lamartine, John Greenlaf Whitter, William
Wordsworth, Walt Whitman, Pablo Neruda (Laroche 1963).
5. El libro de Lilian Pestre de
Almeida, Aimé Césaire. Un
saison en Haïti (2010)
posterga el ensayo histórico hasta el último capítulo, en el cual le dedica un
breve apartado que apenas presenta el texto y explica muy sucintamente la
importancia que tuvo Toussaint Louverture en el contexto de la Revolución
haitiana. No corre mejor suerte en el estudio que Marie-Denise Shelton publicó
en 2011 con el título Haïti et
les autres. La révolution imaginée. En este trabajo, la autora presenta un
panorama de obras literarias que han reelaborado el núcleo histórico de la
Revolución haitiana, examinando textos de distintas épocas y nacionalidades,
como Bug-Jargal de Victor Hugo, Toussaint Louverture de Alphonse de Lamartine, El reino de este mundo de Alejo Carpentier o Los esponsales de Santo Domingo del romántico alemán Heinrich von
Kleist, entre otros. En el marco de este trabajo de Shelton, el ensayo
histórico de Césaire es reducido a una obra de consulta que se cita para
contextualizar los textos estudiados.
6. Grínor Rojo señala que la invasión
soviética a Hungría, la cual tuvo lugar el 4 de noviembre 1956 —o sea, sólo dos
meses después de la "Lettre à Maurice Thorez"—, vino a ratificar la
desconfianza de Césaire en la "desestalinización" comunista. Según el
crítico chileno: "Con la invasión de Hungría quedaba patéticamente de
manifiesto el reducido, reducidísimo alcance del espíritu de cambio. Una cosa
era sacar a la luz las atrocidades de la era de Stalin y otra harto distinta
era deshacerse de las políticas que habían sido su origen." (Rojo 2011:
31)
OBRAS CITADAS
1. Alliot, David. Aimé Césaire. Le nègre universel.
Gollion, Suiza: Infolio. 2008.
2. Arenas Cruz, Elena. "El ensayo
como clase de textos del género argumentativo: un ejemplo de Ortega y
Gasset" en Vicente Cervera, Belén Hernández y María Dolores Adsuar (Eds.) El ensayo como género literario.
Murcia: Universidad de Murcia. 2005, pp. 43-58.
3. Breton, André. "Un grand poète
noir" en Césaire, Aimé. Cahier d'un retour au pays natal. París: Présence Africaine. 1983 [1943], pp. 77-87.
4. Césaire, Aimé. [1939] Cahier
d'un retour au pays natal. París: Présence Africaine. 1983.
5. Césaire, Aimé. Discours sur le colonialisme. Suivi
de Discours sur la Négritude. París:
Présence Africaine. 2004.
6. Césaire, Aimé. Nègre
je suis, nègre je resterai. [Entretiens avec Françoise Vergès]. París:
Albin Michel. 2005.
7. Césaire, Aimé. [1960] Toussaint
Louverture. La Révolution française et le problème colonial. París: Présence Africaine. 2009.
8. Césaire, Aimé. "Lettre à Maurice Thorez" en
Aimé Césaire y Malcom X. Black
Revolution. París: Demopolis. 2010. Prefacio de François Durpaire, pp.
23-42.
9. Di Tella, Torcuato S. La rebelión de esclavos en Haití.
Buenos Aires: Ides.1984.
10. Figueroa, Victor. "Between
Louverture and Christophe: Aimé Césaire on the Haitian Revolution" en The French Review: Carbondale:
American Association of Teachers of French, 2009. Vol. 82, N°5, pp. 1006-1021.
11. Hernández, Belén. "El ensayo
como ficción y pensamiento" en Vicente Cervera, Belén Hernández y María
Dolores Adsuar (Eds.). El
ensayo como género literario. Murcia: Universidad de Murcia. 2005, pp
143-178.
12. Jalabert, Laurent. "Les
violences politiques dans les États de la Caraïbe insulaire (1945 à nos
jours)" en @mnis. Revue de civilisation contemporaire
de l'Université de Bretagne Occidentale: 2003. [Disponible en línea:
http://www.univ-brest/amnis; consultado el 20 de octubre de 2009]
13. Laroche, Maximilien. Haïti et sa littérature.
Quebec: AGEUM. 1963.
14. Laroche, Maximilien. Mythologie haïtienne. Quebec:
GRELCA. 2002.
15. Laroche, Maximilien. Pestre de
Almeida, Lilian. Aimé Césaire.
Une saison en Haïti. Montreal:
Mémoire d'encrier. 2010.
16. Pierre, Guy. "En torno del
nombre de una nación: Haití" en José Carlos Chiaramonte, Carlos Marichal y
Aimer Granados (Comps.) Crear
la nación. Los nombres de los países en América Latina. Buenos Aires:
Sudamericana. 2008, pp. 285-302.
17. Rest, Jaime. El cuarto en el recoveco.
Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. 1982.
18. Rojo, Grínor. "A cincuenta
años de la renuncia de Aimé Césaire al Partido Comunista Francés" en Elena
Oliva, Lucía Stecher y Claudia Zapata (Eds.). Aimé
Césaire desde América Latina. Diálogos con el poeta de la negritud.
Santiago de Chile: Ediciones Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad
de Chile. 2011, pp. 29-40.
19. Shelton, Marie-Denise. Haïti et les autres. La révolution
imaginée. París: L'Harmattan.
2011.
20. Weimberg, Liliana. "El lugar
del ensayo" en CELEHIS-Revista
del Centro de Letras Hispanoamericanas: 2012. Año 21, nº 24, pp. 13-36.
Francisco Aiello es becario posdoctoral del CONICET y
docente del Departamento de Letras de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Se especializa en la literatura del Caribe francófono, área a la que dedicó su
tesis de doctorado, bajo la dirección de la Dra. Aymará de Llano. Es integrante
de un proyecto de investigación radicado en el Centro de Letras
Hispanoamericanas (UNMdP) y del Grupo de Estudios Caribeños, que dirige la Dra.
Celina Manzoni en el Instituto de Literatura Hispanoamericana (UBA). Ha
participado en numerosas reuniones científicas de la especialidad y ha
publicado en revistas académicas del país y del extranjero.
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