terça-feira, 18 de agosto de 2020

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 156 – Agosto de 2020


• EDITORIAL – EL MUSEO DEL VISIONARIO

 

Este número de Agulha Revista de Cultura reproduce la versión íntegra de una obra de teatro escrita al alimón por Floriano Martins y Berta Lucía Estrada. Los dos poetas-dramaturgos han trabajado a través del Messenger en la creación de la obra, que ha tomado una semana en su preparación. El brasileño Floriano Martins (1957) es uno de los editores de Agulha, además de ser el director de ARC Edições. Poeta, traductor, ensayista, con larga trayectoria internacional. La colombiana Berta Lucía Estrada (1955), es poeta, crítica literaria y de arte. Integrante del PEN Internacional/Colombia. La obra de teatro El Museo del Visionario es una experiencia vertiginosa del lenguaje ante la desagregación del ser. Sus personajes representan la confirmación de un mundo de pérdidas, la realidad en estado de caída. Un mundo relleno de repeticiones, los cultos distorsivos, la angustia humana ante la imposibilidad de encontrar un nuevo camino. Al conversar con los autores, fueron claros en una elección del austríaco Franz Sedlacek (1891-1945) como artista invitado de esta edición, cuya obra misteriosa resiste a las clasificaciones. Según la crítica en ella encontramos desde la presencia del Surrealismo –mezcla de psicoanálisis y alienación social– hasta la escuela de los viejos maestros holandeses. Su escenario cambia desde los movimientos aterradores hasta los desiertos amplios que pueden ser incluso representaciones del alma humana. Frank Sedlacek es uno de los grandes visionarios de su tiempo. Aunque relacionado a la tradición pictórica conocida como neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad) su creación mágica y reveladora se encuentra más allá de los límites comunes. Nada mejor que su obra para acompañarnos en el viaje por este singularísimo Museo del Visionario.

 

Los editores

 

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LAS PUERTAS DEL ABISMO

 

Cuando entramos por primera vez en el Museo del Visionario, las inmensas salas estaban completamente vacías. Berta y yo, naturalmente, fuimos sorprendidos con lo que pronto nos dimos cuenta de que no podía ser de otra manera. En otras palabras, el visionario que evoca el museo es quien lo visita. Este museo requiere que seamos visionarios para que pueda existir. Se alimenta de nuestra imaginación, los vislumbres de nuestros deseos, las semillas de nuestras pasiones más secretas.

Puesto que la realidad no siempre es lo que tocamos; la visión puede cambiar a lo largo del día, como sucede con las diferentes versiones de la catedral de Rouen o la Gare Saint-Lazare de Monet, o bien las versiones de la casa de luces y sombras de Magritte. Con respecto a la Gare Saint-Lazare, Monet dijo lo siguiente: Pensé que no sería banal estudiar en diferentes horas del día el mismo motivo y notar los efectos de luz que modificaban de una manera tan perceptible, de hora en hora, la apariencia y los colores del edificio. Y en cuanto a la Catedral de Rouen expresó lo siguiente: Las cosas no avanzan de manera constante, principalmente porque cada día descubro algo que no había visto el día anterior… Al final, estoy tratando de hacer lo imposible.

En realidad lo que Monet pretendía hacer, pintar, revelar, representar, e incluso intuir, es la luz. La luz es la protagonista principal en los cuadros de la catedral y de la estación de trenes. Monet quiso captar, a través del lienzo, lo efímero, quiso mostrar en pintura lo que capta una camára fotográfica, el instante único e irrepetible de las luces y las sombras. En cuanto a la casa de René Magritte, El imperio de las luces, siempre sorprende, ya que dependiendo de la luz del día, o la ausencia de ella en la noche, su fachada cambia, es como si tuviera la capacidad de quitarse y ponerse pieles dependiendo de su estado de ánimo. Aparentemente, los cuadros representan una realidad cuasi fotográfica; no obstante, si se observa con los ojos de la sensibilidad artística, se nota claramente una atmósfera misteriosa, como si recorriéramos sus estancias en semipenumbra, sin saber muy bien que podemos encontrar allí. El juego de luces y sombras es una alegoría del día y de la noche, esa dualidad que hace parte de nuestras vidas; pero sobre todo de nuestra interioridad; puesto que sus cuadros reflejan lo que somos como seres humanos, siempre navegando entre la luz y la sombra. Al respecto Magritte decía: Esta evocación de la noche y del día tiene el poder de sorprendernos y de encantarnos. Yo llamo a ese poder: poesía. Si yo creo que esta evocación tiene poder poético, es, entre otras razones, porque siempre he tenido el más grande interés por la noche y por el día, sin que jamás sienta una preferencia ni por el uno ni por el otro.

Es posible que el trompe l’oeil sea una característica de la visión, no de la imagen. Son nuestros ojos los que cambian de acuerdo con la intensidad de nuestra sensibilidad, además que la imaginación puede bromear con la realidad al punto de cambiarla. Así que cuando miramos algo es posible que sea la plenitud del invisible, y que nosotros vamos formando de acuerdo con nuestra intuición. No es otra cosa lo que nos dice Henri Cartier-Bresson: Debemos entrenar para mirar todo el tiempo, oscilando entre el consciente y el inconsciente en una especie de danza, practicando el dibujo inmediato, automático e intuitivo.

Y si recordamos todo esto es porque El Museo del Visionario es una visita, o un viaje, como quieran interpretarlo, al útero de un museo donde todo y nada ocurre. Las visiones, la imaginación, la intuición, el poder del visionario, son las herramientas del cerebro humano; ellas nos permiten entrar en un ámbito cuasi irreal; y, sin embargo, gracias a la palabra y a las percepciones, podemos tocar e incluso oler.

Es una obra en la que llegamos a dudar de su existencia. Y tal vez no exista, tal vez la casa vacía a la que entramos es una ilusión de nuestro estar en el mundo. Por eso, debemos alimentar su alma, con muebles, personajes, tramas. Como hacemos con la vida misma. Es necesario darle al mundo una nueva perspectiva en cada momento, porque de lo contrario estaremos simplemente repitiendo lo que ya pasó.

El arte, la literatura, el teatro, la poesía, la música o la danza, son herramientas aún más poderosas que el más poderoso de los alucinógenos. La palabra y la imagen son umbrales que nos permiten pasar de un universo a otro; son puentes que unen la realidad con la irrealidad; sin que pase la segunda a ser menos importante; por el contrario, los mundos imaginados pueden tornarse en mundos más importantes y más verdaderos que la realidad misma. El poder de la evocación, el poder del sueño y el estado de semivigilia, pueden conducirnos por terrenos espinosos, metafísicos, que nos revelan el otro lado de la existencia; ese otro lado que está siempre oculto, aplastado sería la palabra adecuada, por la razón. Una razón simbolizada por el potente foco que solemos poner sobre nuestras cabezas para evitar el juego de las sombras. Así tenemos la impresión de caminar por terrenos seguros cuando en realidad somos eternos funámbulos que luchamos por no caer al vacío, a la nada.

En cierta forma El Museo del Visionario podría ser una de las tantas imágenes de un espejo cóncavo encontrado en el Museo de la Inocencia de Orhan Pamuk; allí donde los recuerdos, pasados y futuros, encuentran miles, millones de imágenes repetidas; algunas reales y otras soñadas o imaginadas. Sin embargo, incluso donde las cosas se parecen más entre sí, más encuentran un punto de distinción que se ensancha como un abismo a medida que nos dejamos tragar por él. El tiempo y la experiencia no pueden hacer nada por esta lectura del infinito, porque solo la permanencia de una intuición abierta nos puede garantizar con cada mirada que nos descubrimos en todas las cosas. De esta forma, El Museo del Visionario es una invitación permanente a representar este abismo. Y no es de otra forma que Lautréamont dijo que la poesía debe ser hecha por todos.

 

Floriano Martins, Berta Lucía Estrada

 

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Franz Sedlacek
 


• ÍNDICE

 

ACTO I | Hasta las últimas consecuencias

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-i-hasta-las-ultimas-consecuencias.html

 

ACTO II | Los miserables son la bestia del baile

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-ii-los-miserables-son-la-bestia.html

 

ACTO III | Las figuras atraídas por la inmovilidad

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-iii-las-figuras-atraidas-por-la.html

 

ACTO IV | El bosque de los secretos

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-iv-el-bosque-de-los-secretos.html

 

ACTO V | El pavor ajeno

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-v-el-pavor-ajeno.html

 

ACTO VI | El señor de las tempestades

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-vi-el-senor-de-las-tempestades.html

 

ACTO VII | El culto distorsiona el mito

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-vii-el-culto-distorsiona-el-mito.html

 

ACTO VIII | La misma cosa

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-viii-la-misma-cosa.html

 

ACTO IX | Los símbolos futuros

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-ix-los-simbolos-futuros.html

 

ACTO X | No hay vuelta al final

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2020/08/acto-x-no-hay-vuelta-al-final.html

 

 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 156 | Agosto de 2020

Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2020

 

 

ACTO X | No hay vuelta al final

EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada


La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega. 

LEONARDO DA VINCI

 

Escenario vacío. Del techo comienzan a caer hojas de papel con dibujos en gouache. Solo hay dos personajes, los dos negros. Uno de ellos trata de recoger los dibujos:

 

PERSONAJE NEGRO 1

Mira esta bicicleta con los dientes al descubierto, fue diseñada por Huron.

 

PERSONAJE NEGRO 2

¿Están firmados los dibujos?

 

PERSONAJE NEGRO 1

Sí. Éste reproduce el momento exacto en el que una gota de sangre cae en un vaso de agua. Está firmado como Lagarto.

 

PERSONAJE NEGRO 2

¿Y ese otro?

 

PERSONAJE NEGRO 1

Una casa sin techo. Cuando miramos dentro, el suelo es tan profundo que parece un abismo.

 

PERSONAJE NEGRO 2

¿Quién lo firma?

 

PERSONAJE NEGRO 1

¡Ah, tenía que ser ella! ¡Fue la rata Kracovia!

 

El personaje Negro 1 sigue mostrando dos dibujos más; siempre en silencio…

 

PERSONAJE NEGRO 2

¿Qué pasó con todos ellos?

 

PERSONAJE NEGRO 1

No sé. Quizás fueron devorados por el mar en la gran pantalla. O cayeron en un espejo olvidado en el suelo. Nunca sabemos qué pasó con el futuro.

 

PERSONAJE NEGRO 2

Mi pasado puede ser el futuro de alguien más. ¿Cómo saberlo? No en vano la historia es una serpiente que se muerde la cola.

 

PERSONAJE NEGRO 1

 

El espejo es el abismo en el que caen los actores, y los actores son a su vez el abismo donde caen los espectadores. Se fagocitan entre sí. Se odian y se aman. Se buscan y se repelen. Se abazan y se flagelan.

 

PERSONAJE NEGRO 2

Un escenario es el espejo donde se contemplan los cientos de personajes enmascarados que se sientan frente a él; y aunque no lo saben, los actores miman sus gestos, repiten sus frases, copian o dibujan sus vidas. Cuando un actor sube al escenario es para desnudar los retazos miserables de las vidas de los espectadores. Por eso el público los detesta. Ellos los ponen en frente de la fragilidad humana.

 

PERSONAJE NEGRO 1

Los actores, aun cuando ya han atravesado los espejos, siguen lanzando el hálito del mundo que han abandonado. Ellos son las huellas de los que han dejado atrás. Por eso el pasado y el futuro son solo ideas que se inhalan o se exhalan cuando las marionetas que están al frente creen que respiran. Ignoran que son solo muertos, sombras que erran en los túneles de los multiuniversos.

 

PERSONAJE NEGRO 2

¿Qué más podemos decir? Esa luz es un estruendo en la carne del tiempo, donde pasan las sombras. Los sueños son las chispas eléctricas de la vigilia. Las cosas se mezclan. Sin embargo, la confusión está en los ojos de quienes no permiten que el mar entre en sus hogares. Estamos pintando el universo con los colores de un viento errante que lo mueve todo.

 

PERSONAJE NEGRO 1

La destrucción nos protege de lo que no queremos ver. La pintura ciega de las termitas. La cosecha visionaria de símbolos que solo conocen la simetría en el sinsentido. Tenemos que tragarnos el viento.

 

PERSONAJE NEGRO 2

Sí, tenemos que tragarnos el viento.

 

El escenario de repente se oscurece. Silencio. Una pequeña luz cae en su centro. Alguien de la audiencia se le acerca. Hay una hoja de papel adherida a la luz, donde se puede leer (la persona muestra el papel abierto al público):

 

TELÓN  


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Número 156 | Agosto de 2020

Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)

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ACTO IX | Los símbolos futuros

EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada

 

Las palabras de los futuros símbolos están incrustadas en esta pared. 

MARIA LÚCIA DAL FARRA

 

SULA MANITA

Las sombras están asociadas con la caída de todas las cosas. Lie-tse soñó con el día en que la sombra fuera un reflejo de la espontaneidad. Sin embargo, ni siquiera el teatro de sombras que surgió en Indonesia pudo hacer que la sombra fuera confiable. Aunque es la segunda naturaleza humana, la sombra a veces se libera y refleja una apariencia distinta de los actos que alimentan la vida.

 

LA SEÑORA KNORR

[rascando el suelo como una gallina] ¿Quiere decir que las sombras pueden tomar una dirección diferente a los movimientos humanos? ¿Por eso los griegos celebraban sacrificios a los muertos al mediodía?

 

SULA MANITA

Ciertamente. La hora sin sombra es la única en la que el hombre es libre de evitar que sus acciones sean distorsionadas por los reflejos de la luz…

 

CHINELA ALVES

Y nuestras sombras cuando volamos o morimos, ¿a dónde van?

 

SULA MANITA

¿Recuerdan a Junichiro Tanizaki? Nadie como él para hacer un elogio de la sombra. Mientras que para los occidentales lo importante es la luz y la perfección, para los japoneses el juego de sombras y la imperfección de una pared desnuda o la soledad de un retrete son el summum del refinamiento. Tanizaki resalta que lo más importante es poder apreciar los objetos desde su belleza natural, en cierta forma primitiva, sin ningún tipo de artificios. Incluso afirma que en Occidente buscamos el centro de la luz; por eso no nos importa sentarnos debajo del foco potente de un bombillo. Mientras que los japoneses son conscientes que las sombras le ponen máscaras a la realidad, sugieren, no enseñan, no dictaminan un único concepto ni dictan una verdad revelada. La sombra es, en cierta forma, el único sendero por el que deberíamos transitar.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Las sombras nos permiten dudar. La duda debería ser la brújula de nuestra existencia; debería ser el centro de todo pensamiento filosófico; no en vano, la ciencia se basa en ella.

 

LA SEÑORA KNORR

¿Podría decirse que nuestros pensamientos, o incluso nuestra energía cósmica, se incrustarían en las paredes? ¿Quieren decir que en las sombras estaría la clave de nuestro devenir en el mundo? ¿Es una especie de oráculo? ¿Siempre hemos tenido a Delfos delante del retrete y no lo sabíamos? Ahora entiendo porqué cada vez que me encierro en él, los caminos se me hacen más transitables.

 

CHINELA ALVES

Y yo que creía que las sombras solo eran una especie de hechizo; por eso temblaba cada vez que me enfrentaba a mi propia sombra.

 

SULA MANITA

Quizás lo que pasa con la sombra pasa con el fuego: la imposibilidad de depurarlo. Como no hay forma de quemar la sombra, solo puede rendirse a sí misma. Y su agilidad no le permite iluminarse. Además, hay una sombra que está por encima de todas las demás, que es la sombra oculta, la sombra de una sombra.

 

CHINELA ALVES

Ahora me estás confundiendo. Si las sombras se alimentan de luces, su interior debe estar completamente iluminado, ¿verdad? Las religiones se alimentan de espíritus caídos, por lo que están podridas por dentro.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

La sombra es el gran mito de la discontinuidad. La señora Matsuko Morita, la tercera esposa de Junichiro Tanizaki, abrió las puertas de su casa a cualquiera que buscara un suministro espiritual. A todos ellos les dijo: cuando te encuentras bien, es señal de que tu sombra se ha disipado. Puede que Matsuko no lo supiera, pero aquí estaba creando un teatro sublime.

 

LA SEÑORA KNORR

La casa de la sombra sublime y su doble.

 

CHINELA ALVES

¿Una casa solo para las sombras?

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Sí, el hogar de los misterios esenciales. Lugar sagrado donde la catarsis reconoce su poder sobre todos los seres vivos. En el teatro podemos podar nuestras sombras y atenuar las luces por su fracaso.

 

SULA MANITA

Podar nuestras sombras… una casa para las sombras… Hermosa definición del teatro. Los actores sabemos muy bien que nadie puede escapar a sí mismo; por eso los exiliados llevan consigo la melancolía, el saudade impregnado en la piel, ¿o será más bien impregnado en la sombra? En la sombra están escritas nuestras propias pesadillas, los fracasos, los miedos. La sombra es una enorme cicatriz que nos recuerda la fragilidad de la existencia. Nos recuerda que el mundo no es perfecto, que se mueve precisamente entre un terreno de luces y de sombras.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Cuentan que cuando Alejandro Magno era apenas un niño acompañó al domador de caballos de su padre que trataba de amansar un caballo indómito sin lograr su cometido. Alejandro observó al animal durante días; hasta que una mañana decidió montarlo. Bucéfalo, el que temía a su propia sombra, se rindió ante Alejandro cuando él lo obligó a cabalgar con la mirada puesta en dirección al sol. Cuando se bajó de su montura, Filipo II de Macedonia, su padre, le dijo: Búscate otro reino, hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti.

 

Las cuatro mujeres empiezan a cantar, improvisadamente:

 

SULA MANITA

Cuando nos miran las sombras

De estos harapos humanos

 

CHINELA ALVES

Vemos la luz encendida

Que es fruto de la decepción

 

LA SEÑORA KNORR

Las luces que importan son negras

Y no necesitan sus sombras

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Las sombras son luces de un faro

Que llevamos en el corazón

 

SULA MANITA & CHINELA ALVES

Cuantos nombres dejamos atrás

Con sus voces siempre olvidadas

Cuantas luces que temen sus sombras

Y el fuego que nunca encendemos

 

LA SEÑORA KNORR & ARLEQUINA KRACOVIA

Las luces que bailan sus nombres

las escuchamos en la oscuridad

En el alma quemados los tréboles

rehacen el abismo a nuestros pies

 

SULA MANITA, CHINELA ALVES, LA SEÑORA KNORR & ARLEQUINA KRACOVIA

Luces, luces, luces, ¿qué hiciste con nuestras sombras?

Devoran el mantra afligido las sombras angustiadas

Cuantas horas pasamos al fuego cocinando los dolores

Y ahora no vemos rastro de lo que queda de nosotras

 

Lo que queda de nosotras

Lo que queda de nosotras

 

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Número 156 | Agosto de 2020

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ACTO VIII | La misma cosa

EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada

 

La pintura es la imagen amada que entra por los ojos y corre por la punta del pincel, ¡y el amor es lo mismo! 

SALVADOR DALÍ

 

Escenario vacío, solo dos actores caminan de derecha a izquierda y regresan.

 

ANÍBAL VIOLA

Las noches son para el teatro lo que los bailarines son para la luz. El teatro es para la comedia lo que la vida es para la tragedia. ¿O es al revés? Donde la realidad pone su mano, el mito olvida su nombre. Lo que nos hace pensar en los peligrosos márgenes que dejamos al descubierto en cada historia que inventamos. Este teatro se pierde en el torrente de sus lágrimas fugaces. Aunque en algunas escenas son lágrimas de risa. El dolor es por el triunfo de la imaginación como los corderos por el pecado. ¿Qué podemos hacer cuando los cerdos rechazan las perlas? Teatro. Eso es todo lo que podemos hacer.

 

JOSEPE NABO

¿No crees que las noches también se preocupan por las migajas de nuestros actos desfigurados? ¿Cuántas veces tenemos que representar aquí esta agonía errante que sigue destruyendo nuestros sueños? ¿Cuántas escenas necesitamos para convencer a la audiencia de que todo está bien? Esta ha sido mi vida, escondido en el teatro, resguardando el ardor a veces incongruente de la imaginación.

 

ANÍBAL VIOLA

Todos somos actores de esta farsa que es la existencia, vivimos cuando creemos soñar y soñamos cuando creemos vivir. La vida es un laberinto de espejos donde nos extraviamos en las innumerables imágenes que reflejan nuestros rostros y nuestros gestos. Ariadna se perdió con Teseo, o mejor aun, Teseo la abandonó en una isla inexistente; por eso ella no puede mostrarnos la salida del tunel.

 

JOSEPE NABO

Y el Minotauro acecha. Lo último que supe es que en un descuido de Dédalo la terrible bestia se comió la miel con la que pensaba pegar las plumas para sus alas y para las de Ícaro. Mi informante me aseguró que en su desespero atrajo con astucias a su hijo hasta el borde del precipicio; y cuando él miró hacia el horizonte, creyendo que por fin habría una evasión, su padre lo lanzó al vacío.

 

Una gran pantalla desciende del techo en la parte trasera del escenario y cuando está a la altura adecuada, comienza a mostrar un video con las olas del mar, en permanente moto continuo.

 

ANÍBAL VIOLA

De hecho, muchos de los personajes que representamos se apresuran a declarar que se sentían muy cercanos a nosotros. Los espejos confabulan sus tramas confundiendo la naturaleza de nosotros, sus espectadores. ¿Quién eres tú? Tú eres yo. Y retocamos el maquillaje listos para ser otros.

 

JOSEPE NABO

La vida es una trampa infinita, y el crepúsculo un abismo que ruge como olas embravecidas así no lo escuchemos nunca. Un abismo que nos atrae como si fuese un imán. Nos dirigimos a él como si fuésemos una manada de búfalos huyendo de una turba de cazadores.

 

Mientras los dos personajes caminan de un lado a otro del escenario, los actores entran por todos los lados, y se sientan en el suelo. Algunos escuchan atentamente el diálogo; otros se deleitan con el video de las olas del mar ondeando en un eterno vaivén.

 

ANÍBAL VIOLA

Un laberinto es una flor. Las líneas de una flor son como una espiral. O como las líneas en nuestras manos, que no van a ninguna parte. O abusamos de la creencia de que algún día podremos volver al pasado o sucumbimos a la obsesión de que el futuro llamará a nuestra puerta.

 

JOSEPE NABO

Las noches son como pequeñas piedras arrojadas a la superficie del lago. Los círculos que aparecen en el espejo del agua chocan entre sí y hacen imposible tocar el centro invisible de cada uno. Esta noche tuve un sueño con el mar dando la espalda a la tierra. Las olas crecieron hacia el centro de los océanos, formando grandes cadenas montañosas. Era posible ver todo eso, pero no había forma de tocarlo. También lo es nuestra relación con el tiempo.

 

ANÍBAL VIOLA

El tiempo no solo es efímero sino inexistente, como en los sueños. Navegamos a través de él como si fuesen las olas que mencionas para luego darnos cuenta que nunca nos hemos movido; que seguimos anclados como si fuésemos las raíces de una secuoya tan antigua como el universo. Aquí estamos desde hace milenios, sentados bajo un sol calcinante y siempre sedientos; ignoramos que estamos a mil vidas de la fuente del agua que calmaría nuestras gargantas.

 

JOSEPE NABO

Anoche me visitó alguien que amé desde mi infancia; yo estaba en la cocina, en esa labor pueril y doméstica de lavar platos, mientras miraba todo el tiempo por la ventana; y de pronto, él se aparece ante mí con el sombrero que se ponía siempre que montaba a caballo para protegerse del sol; sonreía, y yo estaba fascinado con sus palabras; estaba suspendido al otro lado de la ventana; había subido hasta mí como si en vez de brazos tuviese alas; se veía muy cómodo, y yo lo miraba como si nunca se hubiese ido. En ese momento me desperté y ya no pude volver a dormirme. Ya sabes, el sueño es el único país donde podría volver a encontrarlo.

 

ANÍBAL VIOLA

Como ya ha dicho Einstein, el tiempo aplanado no es más que una reliquia que acabaríamos olvidando en una pequeña caja sino fuera por nuestra obsesión por controlar la ilusión de nuestra existencia.

 

JOSEPE NABO

¿Einstein dijo eso?

 

ANÍBAL VIOLA

No tengo ni idea. Posiblemente no. Pero veamos cómo cobra importancia si pensamos que salió de la boca de un hombre irrefutable. Terminamos creyendo no en el mensaje, sino en el mensajero. La firma vale más que el texto. Gracias a esto, la academia ha ido engordando sus pavos navideños.

 

JOSEPE NABO

¿Como si una cosa fuera siempre otra?

 

ANÍBAL VIOLA

No, como si todas las cosas fueran siempre la misma cosa.

 

Todos los actores se ríen y el público también. Por unos momentos, el video emite el sonido del mar ondulado a un volumen muy alto. Hasta que la risa amaina, el silencio vuelve y los dos personajes siguen hablando, como si nada.

 

JOSEPE NABO

Es cierto, en este mundo fatuo, en que solo las apariencias cuentan, no importa si lo que alguien dice haber leído o haber escuchado o haber visto es cierto o no. Vivimos y recreamos la sociedad del espectáculo, como diría Bourdieu. En otras palabras, y eso lo saben muy bien los dramaturgos o los hombres como nosotros –eternos actores de la nada–, que la vida es un teatro permanente. Shakespeare lo entendió muy bien; una cosa eran sus obras escritas y otra muy diferente cuando eran representadas en el teatro donde todos los espectadores interrumpían las escenas y los diálogos; dependiendo de la emoción de la que fuesen presa.

 

ANÍBAL VIOLA

Si, recuerdo la puesta en escena de 1789 de esa gran mujer que es Ariane Mnouchekine. Los actores se mezclaban con los espectadores; todos terminaban siendo parte de la Revolución francesa. Por algo ella dice: – El teatro, durante algunas horas, es una utopía. Lo que la mayoría de la gente ignora es que todos formamos parte del gran teatro que es la existencia humana; y que este mundo en el que vivimos, nuestra única y verdadera casa, es el único sueño posible. Todo lo demás se lo llevó el huracán.

 

JOSEPE NABO

Solo en el teatro la gente puede ser parte de las revoluciones. Sin embargo, incluso en el teatro, el público tiene que pagar para divertirse con la verdad que, lejos del escenario, no quiere aceptar. Quizás la humanidad todavía cree en la física tradicional donde hay un lado interior y otro exterior. La humanidad solo aprendió a considerar la ambigüedad en el abismo que creó entre discurso y acción. Pero esto no es ambigüedad, sino hipocresía.

 

ANÍBAL VIOLA

La pobre humanidad que se apoya en anatemas vulgares. La cuerda siempre se rompe en el lado más débil. / Dios protege a los honestos. / El peor ciego es el que no quiere ver. ¡Cuánta pobreza espiritual!

 

JOSEPE NABO

¿Hablas en anatemas?

 

ANÍBAL VIOLA

Por supuesto, porque las cosas terminan siendo iguales en orden inverso. El problema no es que el mal siempre regrese, sino que nunca salió de donde está.

 

JOSEPE NABO

El bien y el mal, el yin y el yang. Los griegos lo entendían muy bien, anatema era el excluído, el maldito. La religión judeocristiana lo retoma como un posible sinónimo de condenación; por eso hablan de excomunión o anatema. Todo lo que se salga del rebaño es excluido. Lo que me hace pensar en los tejidos de las mujeres Navajo, siempre dejan una imperfección; ellas entienden algo que los cristianos niegan, no hay perfección sin imperfección. Los griegos sabían que no hay existencia sin el lado oscuro; o sea, sin el exilio que cada uno de nosotros construye a todo lo largo de su vida.

 

ANÍBAL VIOLA

Paulo inventó el mito de la vida por la mitad. Los cristianos solo aceptan la mitad del átomo, su propio Dios es un Dios al que le falta una parte. El diablo, su otra mitad, es el gran anatema de la religión. Es el mundo del principio de aislamiento existencial. Una especie de cuarentena que no necesita virus, un exilio de sí mismo. El mayor pecado cristiano es no reconocer la imperfección como parte de su propia existencia.

 

JOSEPE NABO

¿Pero qué diablos es eso? ¿Estás repitiendo lo mismo que dije?

 

ANÍBAL VIOLA

Sí, pero todo es igual. Incluso si digo algo diferente, seguirá siendo lo mismo.

 

JOSEPE NABO

¡Eres un cínico! Cada persona tiene sus propios pensamientos y, naturalmente, nos decimos cosas diferentes.

 

ANÍBAL VIOLA

Quizás esa es otra palabra. Quizás la pequeña exposición de un concepto. Los diccionarios están llenos de sinónimos y esto nos lleva a creer que las cosas cambian.

 

Mientras los dos personajes se miran el uno al otro, en una especie de desafío mental, los demás personajes que estaban sentados en el suelo comienzan a recitar diversos parlamentos, una especie de coro polifónico, aunque no necesariamente ligados los unos con los otros.

 

– Parece que Aníbal Viola y Josepe Nabo ignoran los secretos que se esconden en los tulipanes de lapizlázuli

 

– Ellos se esconden del tercer ojo del huracán; le dan la espalda a la morada de la deidad de la nada

 

¡Silencio! Me impiden escuchar el canto de los insectos

 

– Y yo no puedo escuchar la caída lenta de la nieve

 

– Por eso hemos olvidado descifrar el canto de los gorriones

 

– Nuestros pulmones no recuerdan el aire del Himalaya; olvidamos los cánticos de los bonzos del Tíbet

 

– El silencio parece huir de nuestros oídos y el ruido de la hecatombe es un taladro en medio de nuestra frente

 

– Creemos habitar espacios insondables cuando el verdadero espacio, la verdadera distancia, está entre un petálo y otro pétalo, entre una ola y otra ola, entre una nube y otra nube, entre un árbol y otro árbol

 

– Hemos olvidado que la sombra de Bárbol nos da cobijo; por eso tenemos mala sombra

 

– Si no conoces el nido de un cóndor no puedes comprender el universo

 

– Los caballos corren raudos por valles y montañas; en sus melenas galopa la primavera; ignoran que sus disputas le cierran las puertas a la eternidad y los precipita al vacío

 

– Las aguas del vientre de mi madre me sirvieron de hidroscopio; allí aprendí a descifrar el enigma de la existencia y conocí los secretos de mi destino

 

Las frases se sustituyen por murmullos, susurros, gemidos… Los dos personajes, sin embargo, continúan gesticulando, en silencio, como si no percibieran nada. La pantalla se oscurece hasta que el mar desaparece por completo. Luego va al techo. Los dos personajes salen a un lado del escenario. Los actores continúan con su galimatías y se tumban en el suelo. El escenario se oscurece mientras están en silencio.

 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 156 | Agosto de 2020

Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)

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