EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada
Los arquetipos son los más obvios, por lo que no notamos su presencia. Porque no entendemos lo que es obvio.
CARL GUSTAV JUNG
LAGARTO
Me llamo lagarto. Una vez fui conocido
como Javier Manfurdo, experimenté cierta fama como conocedor de los misterios ocultos
en las cartas medicinales. Cuando mi sombra aparece en la posición contraria, alguien
puede estar teniendo una pesadilla. Este es el enigma más hondo de la teoría de
los opuestos. Esta teoría se ha pasado por alto porque nuestra comprensión del tiempo
está equivocada. Cualquier experiencia de vida no dura más que el momento en que
ocurre, ni sirve para el siguiente paso.
CHINELA ALVES
Vaya, vaya vaya… Lagarto, otrora Javier
Manfurdo, se nos ha puesto filosófico, ¿Qué desayunaste esta mañana para estar tan
trascendental? De todas formas soñar contigo siempre es una pesadilla. ¿Por eso
encendiste las velas de la menorá? Si, ya sé, no grites, ya sé que eres judio sefardita
y que donde quiera que vayas la llevas contigo. Solo que esta noche estás demasiado
melancólico.
SULA MANITA
No lo atormentes con tus engañifas de
feria de pueblo; tal pareciera que hoy prefieres lanzarnos juegos pirotécnicos con
tus palabras; recuerda que tú no eres Arlequina Kracovia. Ya ves, yo danzo y salto
con cada llamarada que sale de tu boca; por eso las celebro como si se tratase de
un antiguo aquelarre; por algo serví de modelo en la Casa del Sordo; y ahora los
turistas me lanzan piropos y me piden sortilegios cada vez que me visitan en El
Prado.
ARLEQUINA KRACOVIA
¡Qué noche! Siento que otros animales
salen de cada uno de sus cuerpos. Sula Manita debe ser un canguro, pero con alas,
que pueden planear en las alturas alcanzadas por sus saltos. Su espíritu es tan
único que no lo encontramos en nuestro juego. Tal criatura parece que salió de un
sueño. Chinela Alves es la extraña mezcla de hormiga y cigarra, con su canción paciente
que viaja a través de la inmensidad de los tiempos más remotos. Es la belleza objetiva.
Pero locas, como yo, más que yo… Mi desafío es que ustedes dos intenten adivinar
qué animal salta de mi pecho cuando respiro profundamente.
HURÓN
Cuando cierro los ojos, las luces siguen
en el mismo lugar donde las vi. Una muñeca pequeña recoge cada uno en su pequeña
bolsa. Una muñeca inamovible, cuyas luces ondeantes engañan sobre su falta de movimiento.
Y de repente, la vemos aplastada por una pisada. Justina, la ama de llaves, repite
los desastres de su ronda diaria. Es por eso que tengo mucho cuidado cuando salgo
de debajo de la cama. Soy una comadreja y todo lo que sé es el resultado de lo que
robo. Sin embargo, en otro momento fui el Abad Sarnento y mi código moral no me
permitía robar. Entonces, solía pedir, pero la gente rara vez me daba algo.
ARLEQUINA KRACOVIA
Aunque amí nadie me lo ha preguntado
debo decirles que soy una habitante de la noche, o si lo prefieren, que la noche
habita en el cuerpo que adopto cuando no hay luna. En las tinieblas de las largas
noches invernales mi cuerpo se transforma en una rata-calva-voladora. Si, ya sé
que no lo creen. Es más, cada vez que me tropiezo con Gregorio, él se estremece
y me pregunta cómo hace para lograr otra metomorfosis. Lo dice porque desearía volar
conmigo por encima de la cúpula del Amazonas; ignora que yo veo sus hormonas titilar
en la oscuridad como si se tratase de una libélula –sé que quiere copular conmigo,
y eso es imposible–; al menos por ahora. ¿O acaso han visto a un insecto copulando
con una rata-calva-voladora?
LAGARTO
Ahora vamos allí donde el sueño apoya
la caída.
CHINELA ALVES
Cuán lejos caen las noches de la cima
de su vértigo.
HURÓN
Busco una línea que sea una nueva forma
de indicar la línea del horizonte sobre los labios del mar. No puedo pedir un deseo
más, mejor robarlo.
ARLEQUINA KRACOVIA
Una noche soñé que estaba subiendo una
escalera en busca del cielo; en un momento miré hacia abajo y estaba a dos metros
del suelo; seguí subiendo, minutos después volví a mirar y la distancia era la misma.
Cerré los ojos y seguí subiendo, durante media hora, hasta que me imaginé que finalmente
había llegado al cielo, pero el cenador en el jardín todavía estaba a la misma altura.
Y el piso todavía estaba en su lugar. ¿Cómo es posible subir tan alto y no llegar
a ninguna parte?
SULA MANITA
Encontré un manuscrito arrugado que
muestra cómo pueden volar las piedras.
ARLEQUINA KRACOVIA
Ciertamente podemos imaginar tal vuelo.
CHINELA ALVES
Así como podemos imaginar que somos
las piedras.
ARLEQUINA KRACOVIA
No se trata de esto. La idea es encontrar
una manera de superar lo que se espera de nosotros.
LAGARTO
Cómo alimentar el sueño con piedras
hasta que se descubra una saciedad diferente.
HURÓN
En última instancia, podemos averiguar
donde encontrar otros manuscritos. Y robarlos.
SULA MANITA
¿Tal vez en los sueños? ¿Acaso no están
hechos de arcanos? ¿Son de verdad insondables? ¿Tal vez si pasarámos un hilo de
la luna por alguna de las grietas del arco íris podríamos encontrar la fórmula para
que nuestros cuerpos sean pétreos y vuelen sin tener alas? ¿O si robamos las alas
de los dragones? Jorge se encontró con uno a la salida del pueblo; el mismo que
quería raptar a la princesa. Si él pudo hacerlo con una espada que no era la de
Arturo; ¿por qué nosotros no podríamos lograrlo? A veces es suficiente vivir los
sueños en vez de soñarlos. He ahí la respuesta de la esfinge.
ARLEQUINA KRACOVIA
Ah!!!!!!!!! La esfinge… ¿Cuántas veces
su cuerpo de león pétreo con cara de mujer voló desde Etiopía hasta Tebas y de allí
a Atenas? Cada vez que cierro los ojos siento sus alas aletear en mi cuello.
LAGARTO
Si Cleopatra no la hubiese traicionado
por César jamás tendría que haberse dado cita con una áspid.
CHINELA ALVES
Cuando nos despertamos y descubrimos
estas marcas en nuestros cuerpos, no sabemos qué hacer con la ausencia de memoria.
Me da un miedo tremendo despertarme en ciertas mañanas.
ARLEQUINA KRACOVIA
Sí, es como la vida, es mejor vivirla
que saber sobre ella. No quiero saber quién soy.
LAGARTO
Solía ser un voyeur,
un coleccionista de imágenes que veía en todas partes. Los lagartos también fueron piedras.
Sabía que en el momento en que comencé a ver cuánto se me parecían todas las formas
que miraba en secreto. Estoy convencido de que somos todo lo que vemos.
CHINELA ALVES
Y somos Dios.
ARLEQUINA KRACOVIA
Dioses.
HURÓN
Robamos el fuego para construir nuestra
casa en lo alto.
Las tres mujeres
cambian su nombre, toman las sombras de los animales que rebotaban en su pecho.
Los cinco actores se quitan las máscaras y las ponen en el suelo. Un breve vendaval
desorienta el balanceo de las velas. El público está extasiado con el baile de las
sombras. Y comienza a improvisar una canción. Un solfeo al mismo ritmo que las sombras.
Detrás se observa una muralla de llamas que protege el sueño eterno de una doncella
llamada Brunilda, ¿o es Arlequina Kracovia? La muralla ignora que Sigfrido, el inmortal,
podrá abrirse paso con la ayuda de la espada que le forjó un enano.
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO
Número 156 | Agosto de 2020
Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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