terça-feira, 18 de agosto de 2020

ACTO III | Las figuras atraídas por la inmovilidad

EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano Martins y Berta Lucía Estrada

 

Los arquetipos son los más obvios, por lo que no notamos su presencia. Porque no entendemos lo que es obvio. 

CARL GUSTAV JUNG

 

Se enciende una vela en el escenario. Y entonces otra y otra. Cinco velas encendidas. Después es posible ver el escenario desnudo y cinco actores sentados en el suelo, dispersos por toda la escena. Los actores también están desnudos y usan máscaras que cubren sus rostros. Uno de ellos comienza a hablar:

 

LAGARTO

Me llamo lagarto. Una vez fui conocido como Javier Manfurdo, experimenté cierta fama como conocedor de los misterios ocultos en las cartas medicinales. Cuando mi sombra aparece en la posición contraria, alguien puede estar teniendo una pesadilla. Este es el enigma más hondo de la teoría de los opuestos. Esta teoría se ha pasado por alto porque nuestra comprensión del tiempo está equivocada. Cualquier experiencia de vida no dura más que el momento en que ocurre, ni sirve para el siguiente paso.

 

CHINELA ALVES

Vaya, vaya vaya… Lagarto, otrora Javier Manfurdo, se nos ha puesto filosófico, ¿Qué desayunaste esta mañana para estar tan trascendental? De todas formas soñar contigo siempre es una pesadilla. ¿Por eso encendiste las velas de la menorá? Si, ya sé, no grites, ya sé que eres judio sefardita y que donde quiera que vayas la llevas contigo. Solo que esta noche estás demasiado melancólico.

 

SULA MANITA

No lo atormentes con tus engañifas de feria de pueblo; tal pareciera que hoy prefieres lanzarnos juegos pirotécnicos con tus palabras; recuerda que tú no eres Arlequina Kracovia. Ya ves, yo danzo y salto con cada llamarada que sale de tu boca; por eso las celebro como si se tratase de un antiguo aquelarre; por algo serví de modelo en la Casa del Sordo; y ahora los turistas me lanzan piropos y me piden sortilegios cada vez que me visitan en El Prado.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

¡Qué noche! Siento que otros animales salen de cada uno de sus cuerpos. Sula Manita debe ser un canguro, pero con alas, que pueden planear en las alturas alcanzadas por sus saltos. Su espíritu es tan único que no lo encontramos en nuestro juego. Tal criatura parece que salió de un sueño. Chinela Alves es la extraña mezcla de hormiga y cigarra, con su canción paciente que viaja a través de la inmensidad de los tiempos más remotos. Es la belleza objetiva. Pero locas, como yo, más que yo… Mi desafío es que ustedes dos intenten adivinar qué animal salta de mi pecho cuando respiro profundamente.

 

HURÓN

Cuando cierro los ojos, las luces siguen en el mismo lugar donde las vi. Una muñeca pequeña recoge cada uno en su pequeña bolsa. Una muñeca inamovible, cuyas luces ondeantes engañan sobre su falta de movimiento. Y de repente, la vemos aplastada por una pisada. Justina, la ama de llaves, repite los desastres de su ronda diaria. Es por eso que tengo mucho cuidado cuando salgo de debajo de la cama. Soy una comadreja y todo lo que sé es el resultado de lo que robo. Sin embargo, en otro momento fui el Abad Sarnento y mi código moral no me permitía robar. Entonces, solía pedir, pero la gente rara vez me daba algo.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Aunque amí nadie me lo ha preguntado debo decirles que soy una habitante de la noche, o si lo prefieren, que la noche habita en el cuerpo que adopto cuando no hay luna. En las tinieblas de las largas noches invernales mi cuerpo se transforma en una rata-calva-voladora. Si, ya sé que no lo creen. Es más, cada vez que me tropiezo con Gregorio, él se estremece y me pregunta cómo hace para lograr otra metomorfosis. Lo dice porque desearía volar conmigo por encima de la cúpula del Amazonas; ignora que yo veo sus hormonas titilar en la oscuridad como si se tratase de una libélula –sé que quiere copular conmigo, y eso es imposible–; al menos por ahora. ¿O acaso han visto a un insecto copulando con una rata-calva-voladora?

 

LAGARTO

Ahora vamos allí donde el sueño apoya la caída.

 

CHINELA ALVES

Cuán lejos caen las noches de la cima de su vértigo.

 

HURÓN

Busco una línea que sea una nueva forma de indicar la línea del horizonte sobre los labios del mar. No puedo pedir un deseo más, mejor robarlo.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Una noche soñé que estaba subiendo una escalera en busca del cielo; en un momento miré hacia abajo y estaba a dos metros del suelo; seguí subiendo, minutos después volví a mirar y la distancia era la misma. Cerré los ojos y seguí subiendo, durante media hora, hasta que me imaginé que finalmente había llegado al cielo, pero el cenador en el jardín todavía estaba a la misma altura. Y el piso todavía estaba en su lugar. ¿Cómo es posible subir tan alto y no llegar a ninguna parte?

 

SULA MANITA

Encontré un manuscrito arrugado que muestra cómo pueden volar las piedras.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Ciertamente podemos imaginar tal vuelo.

 

CHINELA ALVES

Así como podemos imaginar que somos las piedras.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

No se trata de esto. La idea es encontrar una manera de superar lo que se espera de nosotros.

 

LAGARTO

Cómo alimentar el sueño con piedras hasta que se descubra una saciedad diferente.

 

HURÓN

En última instancia, podemos averiguar donde encontrar otros manuscritos. Y robarlos.

 

SULA MANITA

¿Tal vez en los sueños? ¿Acaso no están hechos de arcanos? ¿Son de verdad insondables? ¿Tal vez si pasarámos un hilo de la luna por alguna de las grietas del arco íris podríamos encontrar la fórmula para que nuestros cuerpos sean pétreos y vuelen sin tener alas? ¿O si robamos las alas de los dragones? Jorge se encontró con uno a la salida del pueblo; el mismo que quería raptar a la princesa. Si él pudo hacerlo con una espada que no era la de Arturo; ¿por qué nosotros no podríamos lograrlo? A veces es suficiente vivir los sueños en vez de soñarlos. He ahí la respuesta de la esfinge.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Ah!!!!!!!!! La esfinge… ¿Cuántas veces su cuerpo de león pétreo con cara de mujer voló desde Etiopía hasta Tebas y de allí a Atenas? Cada vez que cierro los ojos siento sus alas aletear en mi cuello.

 

LAGARTO

Si Cleopatra no la hubiese traicionado por César jamás tendría que haberse dado cita con una áspid.

 

CHINELA ALVES

Cuando nos despertamos y descubrimos estas marcas en nuestros cuerpos, no sabemos qué hacer con la ausencia de memoria. Me da un miedo tremendo despertarme en ciertas mañanas.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Sí, es como la vida, es mejor vivirla que saber sobre ella. No quiero saber quién soy.

 

LAGARTO

Solía ​​ser un voyeur, un coleccionista de imágenes que veía en todas partes. Los lagartos también fueron piedras. Sabía que en el momento en que comencé a ver cuánto se me parecían todas las formas que miraba en secreto. Estoy convencido de que somos todo lo que vemos.

 

CHINELA ALVES

Y somos Dios.

 

ARLEQUINA KRACOVIA

Dioses.

 

HURÓN

Robamos el fuego para construir nuestra casa en lo alto.

 

Las tres mujeres cambian su nombre, toman las sombras de los animales que rebotaban en su pecho. Los cinco actores se quitan las máscaras y las ponen en el suelo. Un breve vendaval desorienta el balanceo de las velas. El público está extasiado con el baile de las sombras. Y comienza a improvisar una canción. Un solfeo al mismo ritmo que las sombras. Detrás se observa una muralla de llamas que protege el sueño eterno de una doncella llamada Brunilda, ¿o es Arlequina Kracovia? La muralla ignora que Sigfrido, el inmortal, podrá abrirse paso con la ayuda de la espada que le forjó un enano.

 

*****

 

Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NO MUNDO INTEIRO

Número 156 | Agosto de 2020

Artista convidado: Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

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ARC Edições © 2020

 

 

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