EL MUSEO DEL VISIONARIO, de Floriano
Martins y Berta Lucía Estrada
La pintura es la imagen amada que entra por los ojos y corre por la punta del pincel, ¡y el amor es lo mismo!
SALVADOR DALÍ
Escenario vacío, solo dos actores caminan de derecha a izquierda y regresan.
ANÍBAL VIOLA
Las noches son para el teatro lo que los bailarines son
para la luz. El teatro es para la comedia lo que la vida es para la tragedia. ¿O
es al revés? Donde la realidad pone su mano, el mito olvida su nombre. Lo que nos
hace pensar en los peligrosos márgenes que dejamos al descubierto en cada historia
que inventamos. Este teatro se pierde en el torrente de sus lágrimas fugaces. Aunque
en algunas escenas son lágrimas de risa. El dolor es por el triunfo de la imaginación
como los corderos por el pecado. ¿Qué podemos hacer cuando los cerdos rechazan las
perlas? Teatro. Eso es todo lo que podemos hacer.
JOSEPE NABO
¿No crees que las noches también se preocupan por las
migajas de nuestros actos desfigurados? ¿Cuántas veces tenemos que representar aquí
esta agonía errante que sigue destruyendo nuestros sueños? ¿Cuántas escenas necesitamos
para convencer a la audiencia de que todo está bien? Esta ha sido mi vida, escondido
en el teatro, resguardando el ardor a veces incongruente de la imaginación.
ANÍBAL VIOLA
Todos somos actores de esta farsa que es la existencia,
vivimos cuando creemos soñar y soñamos cuando creemos vivir. La vida es un laberinto
de espejos donde nos extraviamos en las innumerables imágenes que reflejan nuestros rostros
y nuestros gestos. Ariadna se perdió con Teseo, o mejor aun, Teseo la abandonó en
una isla inexistente; por eso ella no puede mostrarnos la salida del tunel.
JOSEPE NABO
Y el Minotauro acecha. Lo último que supe es que en un
descuido de Dédalo la terrible bestia se comió la miel con la que pensaba pegar
las plumas para sus alas y para las de Ícaro. Mi informante me aseguró que en su
desespero atrajo con astucias a su hijo hasta el borde del precipicio; y cuando
él miró hacia el horizonte, creyendo que por fin habría una evasión, su padre lo
lanzó al vacío.
Una gran pantalla desciende
del techo en la parte trasera del escenario y cuando está a la altura adecuada,
comienza a mostrar un video con las olas del mar, en permanente moto continuo.
ANÍBAL VIOLA
De hecho, muchos de los personajes que representamos se
apresuran a declarar que se sentían muy cercanos a nosotros. Los espejos confabulan
sus tramas confundiendo la naturaleza de nosotros, sus espectadores. ¿Quién eres
tú? Tú eres yo. Y retocamos el maquillaje listos para ser otros.
JOSEPE NABO
La vida es una trampa infinita, y el crepúsculo un abismo
que ruge como olas embravecidas así no lo escuchemos nunca. Un abismo que nos atrae
como si fuese un imán. Nos dirigimos a él como si fuésemos una manada de búfalos
huyendo de una turba de cazadores.
Mientras los dos personajes caminan de un lado a otro del escenario, los actores entran por todos los lados, y se sientan en el suelo. Algunos escuchan atentamente el diálogo; otros se deleitan con el video de las olas del mar ondeando en un eterno vaivén.
ANÍBAL VIOLA
Un laberinto es una flor. Las líneas de una flor son como
una espiral. O como las líneas en nuestras manos, que no van a ninguna parte. O
abusamos de la creencia de que algún día podremos volver al pasado o sucumbimos
a la obsesión de que el futuro llamará a nuestra puerta.
JOSEPE NABO
Las noches son como pequeñas piedras arrojadas a la superficie
del lago. Los círculos que aparecen en el espejo del agua chocan entre sí y hacen
imposible tocar el centro invisible de cada uno. Esta noche tuve un sueño con el
mar dando la espalda a la tierra. Las olas crecieron hacia el centro de los océanos,
formando grandes cadenas montañosas. Era posible ver todo eso, pero no había forma
de tocarlo. También lo es nuestra relación con el tiempo.
ANÍBAL VIOLA
El tiempo no solo es efímero sino inexistente, como en
los sueños. Navegamos a través de él como si fuesen las olas que mencionas para
luego darnos cuenta que nunca nos hemos movido; que seguimos anclados como si fuésemos
las raíces de una secuoya tan antigua como el universo. Aquí estamos desde hace
milenios, sentados bajo un sol calcinante y siempre sedientos; ignoramos que estamos
a mil vidas de la fuente del agua que calmaría nuestras gargantas.
JOSEPE NABO
Anoche me visitó alguien que amé desde mi infancia; yo
estaba en la cocina, en esa labor pueril y doméstica de lavar platos, mientras miraba
todo el tiempo por la ventana; y de pronto, él se aparece ante mí con el sombrero
que se ponía siempre que montaba a caballo para protegerse del sol; sonreía, y yo
estaba fascinado con sus palabras; estaba suspendido al otro lado de la ventana;
había subido hasta mí como si en vez de brazos tuviese alas; se veía muy cómodo,
y yo lo miraba como si nunca se hubiese ido. En ese momento me desperté y ya no
pude volver a dormirme. Ya sabes, el sueño es el único país donde podría volver
a encontrarlo.
ANÍBAL VIOLA
Como ya ha dicho Einstein, el tiempo aplanado no es más
que una reliquia que acabaríamos olvidando en una pequeña caja sino fuera por nuestra
obsesión por controlar la ilusión de nuestra existencia.
JOSEPE NABO
¿Einstein dijo eso?
ANÍBAL VIOLA
No tengo ni idea. Posiblemente no. Pero veamos cómo cobra
importancia si pensamos que salió de la boca de un hombre irrefutable. Terminamos
creyendo no en el mensaje, sino en el mensajero. La firma vale más que el texto.
Gracias a esto, la academia ha ido engordando sus pavos navideños.
JOSEPE NABO
¿Como si una cosa fuera siempre otra?
ANÍBAL VIOLA
No, como si todas las cosas fueran siempre la misma cosa.
Todos los actores se ríen y el público también. Por unos momentos, el video emite el sonido del mar ondulado a un volumen muy alto. Hasta que la risa amaina, el silencio vuelve y los dos personajes siguen hablando, como si nada.
JOSEPE NABO
Es cierto, en este mundo fatuo, en que solo las apariencias
cuentan, no importa si lo que alguien dice haber leído o haber escuchado o haber
visto es cierto o no. Vivimos y recreamos la sociedad del espectáculo, como diría
Bourdieu. En otras palabras, y eso lo saben muy bien los dramaturgos o los hombres
como nosotros –eternos actores de la nada–, que la vida es un teatro permanente.
Shakespeare lo entendió muy bien; una cosa eran sus obras escritas y otra muy diferente
cuando eran representadas en el teatro donde todos los espectadores interrumpían
las escenas y los diálogos; dependiendo de la emoción de la que fuesen presa.
ANÍBAL VIOLA
Si, recuerdo la puesta en escena de 1789 de esa gran mujer
que es Ariane Mnouchekine. Los actores se mezclaban con los espectadores; todos
terminaban siendo parte de la Revolución francesa. Por algo ella dice: – El teatro, durante algunas horas, es una utopía.
Lo que la mayoría de la gente ignora es que todos formamos parte del gran teatro
que es la existencia humana; y que este mundo en el que vivimos, nuestra única y
verdadera casa, es el único sueño posible. Todo lo demás se lo llevó el huracán.
JOSEPE NABO
Solo en el teatro la gente puede ser parte de las revoluciones.
Sin embargo, incluso en el teatro, el público tiene que pagar para divertirse con
la verdad que, lejos del escenario, no quiere aceptar. Quizás la humanidad todavía
cree en la física tradicional donde hay un lado interior y otro exterior. La humanidad
solo aprendió a considerar la ambigüedad en el abismo que creó entre discurso y
acción. Pero esto no es ambigüedad, sino hipocresía.
ANÍBAL VIOLA
La pobre humanidad que se apoya en anatemas vulgares.
La cuerda siempre se rompe en el lado más
débil. / Dios protege a los honestos.
/ El peor ciego es el que no quiere ver.
¡Cuánta pobreza espiritual!
JOSEPE NABO
¿Hablas en anatemas?
ANÍBAL VIOLA
Por supuesto, porque las cosas terminan siendo iguales
en orden inverso. El problema no es que el mal siempre regrese, sino que nunca salió
de donde está.
JOSEPE NABO
El bien y el mal, el yin y el yang. Los griegos lo entendían
muy bien, anatema era el excluído, el maldito. La religión judeocristiana lo retoma
como un posible sinónimo de condenación; por eso hablan de excomunión o anatema.
Todo lo que se salga del rebaño es excluido. Lo que me hace pensar en los tejidos
de las mujeres Navajo, siempre dejan una imperfección; ellas entienden algo que
los cristianos niegan, no hay perfección sin imperfección. Los griegos sabían que
no hay existencia sin el lado oscuro; o sea, sin el exilio que cada uno de nosotros
construye a todo lo largo de su vida.
ANÍBAL VIOLA
Paulo inventó el mito de la vida por la mitad. Los cristianos
solo aceptan la mitad del átomo, su propio Dios es un Dios al que le falta una parte.
El diablo, su otra mitad, es el gran anatema de la religión. Es el mundo del principio
de aislamiento existencial. Una especie de cuarentena que no necesita virus, un
exilio de sí mismo. El mayor pecado cristiano es no reconocer la imperfección como
parte de su propia existencia.
JOSEPE NABO
¿Pero qué diablos es eso? ¿Estás repitiendo lo mismo que
dije?
ANÍBAL VIOLA
Sí, pero todo es igual. Incluso si digo algo diferente,
seguirá siendo lo mismo.
JOSEPE NABO
¡Eres un cínico! Cada persona tiene sus propios pensamientos
y, naturalmente, nos decimos cosas diferentes.
ANÍBAL VIOLA
Quizás esa es otra palabra. Quizás la pequeña exposición
de un concepto. Los diccionarios están llenos de sinónimos y esto nos lleva a creer
que las cosas cambian.
Mientras los dos personajes
se miran el uno al otro, en una especie de desafío mental, los demás personajes
que estaban sentados en el suelo comienzan a recitar diversos parlamentos, una especie
de coro polifónico, aunque no necesariamente ligados los unos con los otros.
– Parece que Aníbal
Viola y Josepe Nabo ignoran los secretos que se esconden en los tulipanes de lapizlázuli
– Ellos se esconden
del tercer ojo del huracán; le dan la espalda a la morada de la deidad de la nada
– ¡Silencio!
Me impiden escuchar el canto de los insectos
– Y yo no puedo escuchar
la caída lenta de la nieve
– Por eso hemos olvidado
descifrar el canto de los gorriones
– Nuestros pulmones
no recuerdan el aire del Himalaya; olvidamos los cánticos de los bonzos del Tíbet
– El silencio parece
huir de nuestros oídos y el ruido de la hecatombe es un taladro en medio de nuestra
frente
– Creemos habitar espacios
insondables cuando el verdadero espacio, la verdadera distancia, está entre un petálo
y otro pétalo, entre una ola y otra ola, entre una nube y otra nube, entre un árbol
y otro árbol
– Hemos olvidado que
la sombra de Bárbol nos da cobijo; por eso tenemos mala sombra
– Si no conoces el
nido de un cóndor no puedes comprender el universo
– Los caballos corren
raudos por valles y montañas; en sus melenas galopa la primavera; ignoran que sus
disputas le cierran las puertas a la eternidad y los precipita al vacío
– Las aguas del vientre
de mi madre me sirvieron de hidroscopio; allí aprendí a descifrar el enigma de la
existencia y conocí los secretos de mi destino
Las frases se sustituyen
por murmullos, susurros, gemidos… Los dos personajes, sin embargo, continúan gesticulando,
en silencio, como si no percibieran nada. La pantalla se oscurece hasta que el mar
desaparece por completo. Luego va al techo. Los dos personajes salen a un lado del
escenario. Los actores continúan con su galimatías y se tumban en el suelo. El escenario
se oscurece mientras están en silencio.
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NO
MUNDO INTEIRO
Número 156 |
Agosto de 2020
Artista convidado:
Franz Sedlacek (Áustria, 1891-1945)
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