AP | Cali, para iniciar el abordaje de tu trabajo artístico, creo que es importante
hacer una aclaración: vos te iniciás por el año de 1995 y recuerdo que desde esa
época tan temprana hacés “alarde” de una fortaleza y vitalidad infatigable y te
lanzás al ruedo sin medir implicaciones, riesgos… ¿Cómo te toca el arte?
CR
| El arte es una
manifestación del espíritu, y desde que soy un niño me ha movido de una manera muy
especial; con solo dos años cantaba y repetía canciones que escuchaba en la radio
y un poco más grande jugaba en “hacer cementerios”, con fibras naturales y trozos
de tela unía palitos y ramas con los que construía en el jardín de mi madre largos
cementerios en pequeños montículos de tierra. Las rosas las cortaba cuando recién
salían para ofrendarlas a una amiga imaginaria a la que llamaba “La mamá virgen”
y con quien por mucho tiempo jugué en una bodega que colindaba con mi casa, fue
entonces que encontraron mi primer altar en una esquina con decenas de flores secas
y en la parte superior un tarro de tierra donde según yo, (en mi fantasía,) vivía mi amiga de juegos, “La mamá virgen”. Mis
padres asustados luego de buscar ayuda con doctores y sacerdotes a la edad de cuatro
años me matricularon en una escuelita dirigida por la señora Caridad Coto, actual
pareja del maestro escultor Néstor Zeledón. Ella acababa de llegar de Israel, graduada
en una especialidad en enseñanza de las artes y decidió fundar este kínder enfocado
en creatividad para los niños de mi pueblo: Tres Ríos…
Para crear usaba lo que tuviera
en mano: bolinchas, plumas de las gallinas de la casa, aguacates verdes del árbol
del patio y un arsenal de cosas, entre juguetes, trozos de madera, cuentas para
collares, basura, vidrios de colores. Todo esto me ayudaba a mantener mi cabeza
ocupada en un sinnúmero de actividades. Muchas veces incluía a los vecinos del barrio:
como las casas de espantos, la casa del rio que pasaba frente al barrio y las procesiones
que hacia vistiendo una jirafa de plástico con mantas y jirones de tela que cogía
por ahí, en la parte superior ponía la cabeza de alguna muñeca de mis hermanas y
las horas pasaban volando. De niño quería ser sacerdote y jugaba con tortillas a
hacer hostias para dar la comunión a mis amigos
La música fue mi primer gran amor;
empecé a cantar en festivales desde muy niño hasta la adolescencia y luego de componer
muchas canciones, finalmente en 1989, ya estudiando publicidad logré clasificar
para un importante festival de la canción “OTI 1989”. Después de ese año me fui
a vivir a los Ángeles, California, donde por azahar del destino tuve la oportunidad
de trabajar como extra en varias producciones cinematográficas.
Mi necesidad de expresión tan relacionada
con la “plástica” me hacía de un modo constante curiosear con pinturas, tizas, cartulinas,
escarcha, lentejuelas, usaba de todo y llenaba las habitaciones de mis amigos con
esos “afiches” que brotaban de mi imaginación. Todos querían uno.
En 1992 en un bar de San José,
“Atmósfera”, tuve mi primera exposición individual en técnica de tiza pastel sobre
papel. Fue ahí realmente donde empecé a entregar mi vida al arte de manera “más
formal”. Y con la bendición de un peruano, de nombre Issac Barra, participé en el
primer “Anuario de artes plásticas” editado en Costa Rica en 1995.
Esos fueron mis inicios en el arte:
intensos, desenfrenados. Hasta la fecha mi vida gira alrededor de decenas de actividades
donde convergen todas las manifestaciones del arte.
AP | Como puntualizó el poeta René Daumal: “aquel que escribe y pinta en total
libertad crea un mundo”. Intuyo, conociendo tu trayectoria artística, que esta sentencia
se conecta con tu trabajo, tu filosofía, tu manera de manifestarte…
CR
| Siempre he sostenido
que el “arte es para ser libres”, y con el paso de los años he construido mi propio
mundo y mi propia estética sin importarme “el qué dirán”. Vivo con intensidad, trato
de ser mejor cada día y apoyo todo el movimiento artístico que se cruce en mi camino.
El arte es mi motor.
AP | Pintores como Fabio Herrera y Mario Mafioli, con los que mantenés lazos muy
profundos de amistad, de intercambio, de algún modo han sido figuras que han influenciado
en tu creación, con cariño te llaman el “niño-pintor”; sin embargo, tus propuestas
son maduras, desenfadadas… ¿Cuál fue tu laboratorio creativo?
CR
| Soy de alguna
forma autodidacta, pues no me egresé de la Escuela de Artes Plásticas, pero siempre
estuve muy cerca del arte. Al salir del colegio comencé la carrera de Arquitectura;
estuve hasta diseño tres para luego entrar a Comunicación, propiamente a Publicidad,
carrera que terminé en los noventa.
Experimenté con materiales mixtos,
sin ninguna formación consecuente, más que mi deseo de crear.
En los inicios de los años 90 recibí
tutorías personales con Arvid Röstróm, un maestro sueco colombiano que me dirigió
en la técnica del óleo. Con él produje “Sueños en Azul”, mi primera exposición individual
en el Museo de los Niños. Esta expo fue muy especial pues unía la poesía de Monthia
Sancho y vestuarios del siglo XVI, suministrados por la Compañía Nacional de Teatro
y al Quinteto de Maderas de Costa Rica, como invitados. Fue un performance maravilloso
que “marcó” en medio de antorchas y velas el movimiento de las exposiciones que
se desarrollarían hasta hoy en la Galería Nacional.
El director de entonces, don Guillermo
Vargas, estuvo muy satisfecho, junto a Dunnia Molina, Directora de la Galería Nacional,
planearon continuar con actividades de este tipo en el Museo. A partir de esta expo
y por mi iniciativa, comenzaron a solicitar una obra a cada expositor. Yo les doné
una obra y les sugerí poner en práctica esta iniciativa para que el Museo formara
su colección.
En el 2000 inicié con mi proyecto
de los elementos con la exposición “Detrás de la Ventana”. Inauguré mi espacio El Taller del Artista. Unos meses antes había
conocido en la presentación de un libro de artes, al pintor Fabio Herrera que desde
entonces se convirtió en uno de mis grandes amigos y referentes. Desde el principio
admiré su pasión y dedicación al arte; y su forma única y alegre de llevar la vida
me cautivó, y ha sido de gran inspiración en mi carrera.
Luego
de conocer a los artistas Fabio Herrera y Mario Maffioli, –tiempo después–, ambos
me dieron clases de dibujo y grabado. Considero que por alguna “química” especial
desde que nos conocimos el respeto fue mutuo. Sin embargo, siempre he asumido mis
proyectos con libertad y desenfado. Me encanta hacer todo lo que –se supone– no
se debe.
AP | No importan los medios de que dispongás (acrílico, óleo, texturas, resinas,
textiles…) tus propuestas siempre son lanzadas, rupturistas, y también contienen
elementos muy importantes: son provocadoras, poéticas, e irónicas… De acuerdo a
ese contexto, se puede analizar que eres un artista con gran versatilidad para pasar
por ejemplo de la figuración a la abstracción y viceversa, sin embargo, también
hacés fusiones y eso no implica que tu trabajo sea caótico, siempre hay alguna luz
que nos lleva al sendero cristalino, al sosiego… ¿Cómo definís tus emociones?
CR
| Como te mencioné
anteriormente: para mí “el arte es para ser libres”, no creo en recetas, ni tampoco
en el conocimiento forzado de gaveta, para mí el arte es libertad, por eso hago
lo que quiero y pienso en “libertad total” y sin temor me encanta usar lo que tengo
a mano para crear siempre en búsqueda de mi estética personal.
AP | Narrás que en 1995 tuviste una revelación encontrándote frente al Muro de
Berlín, y que ese momento, ese lapsus de estado de conciencia te llevó a reflexionar
y a ocuparte como artista del “Medio ambiente”, “La pachamama”… Podrías contarnos
sobre este aspecto tan relevante…
CR
| Con la venta
de mi primer obra al óleo: “Un corazón herido encuentra un lugar donde descansar
“, con el dinero que me pagaron, me fui de viaje a Europa a un itinerario de extensión
cultural. Al permanecer en Berlín me encontré con algunas actitudes xenófobas, definitivamente
no fue mi lugar preferido. Una tarde al pasear con un amigo de Guanacaste que vivía
ahí, fuimos a ver lo que quedaba del recién demolido Muro de Berlín. Recuerdo que
al observar el muro, de repente apareció una pandilla de ”skinheads”; nos vieron
y con claridad observamos cómo se abalanzaban hacia nosotros, fue un hecho muy desalentador
y preocupante en el momento. Fue entonces cuando me pregunté: ¿cómo a punto de llegar
al año 2000 todavía existe tanta xenofobia en el mundo? ¿Cómo puedo con mi arte
llevar un mensaje positivo y de unidad al mundo? Por alguna razón yo le dije con
una gran convicción a mi amigo: “tranquilo Dios nos protege”, y me puse de pie viéndolos
a todos de frente y a la cara, en el instante se detuvieron, nos miraron y se fueron
rápidamente como si algo o alguien los hubiera asustado. Fue este hecho más que
una revelación. A partir de ese momento inicié con mi propuesta de los “Elementos”.
Trata de llevar un mensaje de unidad entre todos los seres humanos que tiene como
eje central el reconocer el carácter sagrado de la tierra.
AP | Después de esa experiencia espiritual tu pintura y tu trabajo artístico adquirieron
matices luminosos en comunicación con los 4 elementos y la tierra como eje creativo
y cósmico… ¿Una definición?
CR
| La búsqueda
de la espiritualidad como fuerza energética fue y es el motor de mi trabajo. El
primer elemento a trabajar en este camino fue la tierra, con él abrí mi estudio
como galería, pues no tenía donde exponer mi ejercicio figurativo y colorista; justo
cuando recién iniciaba Teorética en el
país, que predicaba “excluir la imagen del artista latinoamericano” que pinta mujeres
y flores. Ese fue el momento de lanzar mi primera evocación “la tierra“ que era
obra figurativa de mujeres de colores y flores. Este acontecimiento me obligó a
abrir mi estudio como galería, la necesidad
de exponer mi obra fue la que me hizo abrir mi espacio Taller del Artista.
Sobre esta primera propuesta escribí:
“Mujeres de colores en un planeta
sin fronteras, sin guerras. Utópica visión reflejada en seres oníricos de meditación
disfrazada. Imágenes que gritan tolerancia a través de la entrega y el silencio,
reflejando el lado femenino de la humanidad. La espiritualidad es la que mueve el
todo, la esperanza para el siglo que empezamos”
AP | Conversemos
de tu propuesta: “El fuego como elemento”, realizado en La Galería Nacional en el
2001. Recuerdo una gran multitud con momentos vivenciales, casi ceremoniales… y
vos en medio de todo esa fastuosidad… ¿De qué modo lo digerías?
CR
| Siempre estoy
tranquilo, me veo como el medio para llevar un mensaje, nunca me la “creo del todo”,
sin embargo, disfruto mucho cada evento, eso sí, sin pretensiones, muy pendiente
de todos los detalles. Para esa expo fabriqué 12 muebles ceremoniales con 50 velas
cada uno. Una actriz ungida con aceite desnuda en una cama cubierta de telas negras
representaba la madre tierra flagelada por la guerra, 150 metros de tela roja eran
el preámbulo en el piso de La Galería Nacional, un camino de sangre que llevaba
hasta este personaje la versión alternativa del Ave María de Schubert, grabado e
interpretado por mí fue el inicio de esta muestra, ¡un evento memorable!
Recuerdo que la luz de las cruces de candelas
de cada mueble fue encendida con una vela bendita que me obsequió Alfonso Chase
en una ceremonia del fuego. Fue una tarde noche en que lo encontramos con Fabio
Herrera y Mario Maffioli…, paseábamos por San José y de repente en el atrio de la
iglesia De la Soledad vimos un movimiento que nos hizo saltar del carro. Había una
fogata en la entrada de la iglesia…, un sacerdote practicaba un ritual que invocaba
la luz de Dios. Muchas personas traían sus propias candelas y el sacerdote las encendía
mientras les daba la bendición. Era “la ceremonia del fuego” de la tradición cristiana.
De ese modo configuré mis ideas para armar mi exposición del “Fuego como elemento”
en la Galería Nacional de Costa Rica.
La vela que ese día me obsequió el poeta Alfonso
Chase, sirvió para que yo encendiese todas las cruces de cada mueble dejando representada
ahí la luz de Cristo. Se dio una amplia participación del público, que crecía conforme
se encendían el resto de las velas. Esta exposición fue muy ceremonial y el contraste
de tener aquella mujer desnuda en la urna funeraria fue épico. Recuerdo ver los
rostros impresionados de la gente, no obstante, hubo algunos detractores que cuestionaron
mi desempeño en el gran performance, que ocupaba todo el segundo piso de la Galería
Nacional, y que estaba lleno de obras cargadas de mensajes y significados…
AP | Es una maravilla que todo ese montaje fuera como un ritual y precisamente
se llevó a cabo en el día de muertos en el 2001… No recuerdo con exactitud, no obstante
en los pasillos, en las salas había velas y muchos símbolos ocultos… Incluso una
actriz estaba desnuda en una especie de “urna funeraria”… ¿Fue el inicio de una
serie de brillantes performances?
CR
| En realidad
los performances se inician desde 1996 con “Sueños en azul”, en el Castillo del
Museo de los Niños “Poesía, Teatro y Música” en un solo performance. En el año 2000
para el primer elemento, “La Tierra”, la actriz Alejandra Rosabal, (la misma que
se encontraba como dormida en la urna funeraria en Plegaria, 2001), hizo una intervención
con textos que hablaban de la tolerancia entre unos y otros y la importancia de
respetar la tierra como nuestro hogar. Su vestido azul y el tocado aún los conservo,
es como un recuerdo de este performance el vestuario confeccionado especialmente
para la representación.
AP | Retomemos una de tus frases emblemáticas, casi como un blasón personal: “El
arte para ser libres…” ¿Cómo lo conciliás con la despiadada realidad?
CR
| Es innegable
lo que está “viviendo” la humanidad, por eso mi afán mientras esté vivo será llamar
a la reflexión a través de mis propuestas… Esa es la razón de mi vida utilizar el
arte como bandera para elevar una voz pero en silencio…
AP | Vayamos a la propuesta “Aire como elemento”. ¿De qué trata…?
CR
| El “Aire como
elemento” se inspira en las ancestrales banderas de plegaria del Tibet, bajo el
enunciado de que bandera es “Dios en el Aire”. Inicié este trabajo con el fin de
poner a cada estandarte una súplica especial por diferentes razones, todas buscando
el carácter sagrado de nuestra madre tierra. La primera colección la inicie en 1999,
después de recibir la carta a los artistas de Juan Pablo II y la inauguré en el
2003 paralelamente a la apertura del restaurante en mi taller, el Café Arte Costa Rica S.A. Fue como una salida
(tabla de salvación) al verificar “que al hacer arte de reflexión” no podía subsistir.
De ese modo inauguré en mi estudio este hibrido que fusiona todas las artes junto
a la gastronomía.
AP | Y tus “banderas” que las veo más que eso, se asemejan a tótems ceremoniales,
galaxias fragmentadas, océanos cromáticos, paisajes con ventanitas al inconsciente,
güipiles prehispánicos… Y fue una romería que tendió puentes entre barrios, comunidades,
campos verdes…
CR
| Son rezos; hay grandes, medianas y pequeñas oraciones que tienen como fin,
elevar la energía de nuestro planeta. Pongo mi mejor intención en cada una de ellas,
con la utópica esperanza de curar el dolor de nuestra amada madre tierra. Las confecciono
con telas del mundo entero, ofrendas, regalos, vestidos y textiles de distintas
tribus ancestrales, son piezas únicas y con gran intención se hacen desde el centro
de mi corazón `para el mundo, en medio de velas e inciensos que nunca faltan cuando
las estoy creando.
Mi exposición
en el Museo Central de Polonia (mayo de
2015): “Sincretismo Religioso Un camino para la Paz”, se convirtió en un abrazo
enorme, que me hiso sentir retribuido por el universo con la oportunidad de elevar
en un gran escenario este mensaje universal de “Unidad”, tan necesario para el momento
que vivimos. Por esos mismos días en Letonia, en el Museo Nacional se realizó la Trienal
de Riga y una de mis banderas “Canto a la libertad” estaba exponiéndose en dicho
festival. Estas banderas y sus mensajes han viajado por el mundo con la esperanza
de tocar el corazón de las personas de una manera muy sutil, usando el arte como
bandera y recordándonos que somos una sola red, somos una sola humanidad, y vivimos
un momento crucial en el que tenemos que entender que “¡Todos somos Uno!”
AP | Después de ese despliegue energético, y sin duda material, económico, la retribución
espiritual y el reconocimiento por tu propuesta, la Organización International
Sea Turtle Society te convidó a participar en el Simposio Mundial con
tus banderas. ¿Cómo viviste la experiencia?
CR
| Fue maravilloso
participar en un simposio junto a mil científicos del mundo. Definitivamente una
inyección de energía para mi trabajo. Recuerdo estar en mi estudio actual Café Arte Costa Rica y ver llegar la caravana
de autos de lujo, uno tras otro, buscando al creador de los Estandartes de la Carta
de la Tierra.
Fue muy emocionante ver cómo les
había llegado mi propuesta y su entusiasmo por invitarme a participar como expositor
del convivio. Realicé una gran instalación en todo el centro de convenciones del
Hotel Herradura.
De hecho de los $2500 que me dieron
para mis gastos, el 99% se fue en la instalación de la exposición
AP | “Camino al agua como elemento”, es un tema actual,
que siempre está en el tapete de la reflexión, la discusión… No obstante, hay un
pasaje que debes resaltar cuando una de las banderas desapareció…
CR
| Era el 2006,
durante varios años me habían solicitado la colección de estandartes de la “Carta
de la Tierra” (producción 2003) para el Festival de la Artes, sin embargo, ese año
la propuesta era distinta. Habían nombrado a San José como Capital Iberoamericana
del Arte y el Festival Internacional era todo un acontecimiento. Así que me invitaron
a exponer la colección de manera individual en el “Paseo de los artistas”, para
mi sorpresa cuando llegué, no habían cédulas, y algunos quioscos habían tomado los
pies de las banderas para poner su basura al frente, ante mi desilusión. La producción
del FIA con rapidez, resolvió el asunto al imprimir en papel las respectivas cédulas.
Mientras tanto, yo iba personalmente todos los días a quitar los estañones de basura
de los pies de las banderas y a solicitar a los expositores que no pusieran desechos
en mis obras. En una ocasión encontré un estandarte traspasado por un alambre de
metal para sujetar uno de los toldos. Fue evidente que Iván Rodríguez a quien personalmente
le facilité las obras, no les había dado el lugar que les correspondía.
No obstante, como fue costumbre
para mi proyecto hasta ese año, desarrollé la “cena de gala” del Festival Internacional
de las Artes en mi establecimiento y ese día un día antes del cierre hablé con productores
y con Iván Rodríguez sobre mis trabajos, y me dijeron que tenían que restaurar algunos
de los textiles, a lo que les contesté que de ninguna manera, que yo me encargaría
de mis obras, para mi sorpresa cuando las llevaron a mi estudio faltaba una y la
respuesta de la producción fue el silencio total…
De ningún modo me resarcieron por
el hurto y lejos de una disculpa lo que recibí fueron decenas de llamadas de amenazas
e insultos de muchísimos colaboradores del Festival. Fíjate, que incluso recibí
decenas de llamadas para insultarme, que lo sucedido les parecía una desconsideración
mía , pues según ellos yo tenía que agradecer que me invitaran al FIA pasara lo
que pasara y no tenía por qué reclamar el robo de la pieza; algunos medios de prensa
en su ignorancia me cuestionaban que por que no volvía a hacer la obra como si se
tratara de un “chunche” y no de una obra de arte. Fue una etapa muy dolorosa para
mí, pero lo mejor de esto fue que después de la crisis, el sufrimiento detonó en
el diseño y producción de un enorme mosaico que terminaba con el proyecto de los
elementos siendo el agua el último estadio.
AP | Para nuestros lectores será esencial que desarrollés un tema trascendente
que se relaciona con las Profecías Mayas: El Sexto Sol…
CR
| Mi
viaje a Guatemala marca un antes y un después en mi carrera. Luego de desarrollar
los estandartes del “Amor, La Fe y La Esperanza” me sumergí en un viaje místico
que me hizo evolucionar mucho como artista: mi
estadía en el lago fue casi surreal…
Durante todo el 2009, “Año del Aire”, –según los
mayas–, trabajé con pasión en el estudio de Guatemala, ubicado a orillas del lago
Atitlán, en la comunidad de San Pedro la Laguna, Sololá. Confeccioné las banderas
de “Corpus Cristhi” colección desarrollada a raíz de una invitación que me hiciera
Stephen Robert Johns, artista y curador norteamericano, para exponer en un convivio
entre Japón y Costa Rica.
Estas obras están
diseñadas a base de ensambles de textiles y güipiles intervenidos con pintura, y
forman parte de una de las experiencias más intensas de mi vida, de igual manera
trabajé en obras de pared y experimenté con diversos materiales.
Estos trabajos
de sumisión fueron desarrollados en medio de un tiempo de meditación e introspección
donde el copal y las velas fueron parte del día a día. El esfuerzo no fue en vano,
cientos de personas entre aldeanos, observadores de distintos lugares del mundo
y universitarios me visitaron y vieron el trabajo desarrollado en el lago, conformado
de cuadros y banderas que nos hacen reflexionar. Los niños del pueblo se acercaban
a recibir consejos sobre cómo cuidar su lago, mientras participaban en actividades
de recolección de basura, motivados por una pequeña barca que arrendaba a un vecino.
Una vez más, este
proceso creativo me dio la satisfacción de hacer de mi arte una herramienta de apoyo
para hacer cambiar la conciencia de algunas personas. El cambio empieza por uno
y este proceso creativo involucró además, el tiempo para limpiar más de 200 metros
de la orilla del lago; recogimos en este tiempo más de 2000 costales de basura de
la orilla del lago Atitlán. Eso me permitió desarrollar un jardín configurado de
gradas para proteger el lago de fertilizantes. Este jardín fue donado al pueblo
como plan piloto para “embellecer” toda la orilla frente al Lago, en la propiedad
donde estuvo el Taller del Artista en
el cantón de Pacucha. Las banderas de Corpus Christi fueron desarrolladas a orillas
del lago Atitlán, paralelamente a un trabajo social de concientización y desarrollo
en un pueblo indígena, de la región de Sololá. La serie consta de 7 oraciones por
el planeta desarrolladas tomando como punto de partida los legendarios atuendos
usados en las distintas comunidades indígenas de este país centroamericano: “Gϋipiles”.
Fueron realizados en el 2009, “Año del Aire” según la filosofía maya.
Dedico este trabajo
a Doña Rosarito Hi González una mujer maravillosa con quien compartí esta pasantía
ya que sin ella hubiera sido imposible el desarrollo de esta colección.
AP | Cali, el color en tu trabajo es bastante heterodoxo, va de acuerdo a la temática,
creo que así lo empleás… No se puede hablar de una paleta definida, no obstante,
predominan las tonalidades acuosas, los ocres, las combinaciones con los sepias
y en otras oportunidades son colores primarios casi puros… ¿Cómo es tu mirada sobre
el color de tus telas de mediano y gran formato?
CR
| Mis creaciones
las realizo con mucho misticismo, lo que tengo a mano es lo que hay para trabajar,
y sé que no hay casualidades, así que mis trabajos mantienen hasta cierto punto
un hilo conductor que los une en el contexto, trabajo con ofrendas-objetos recolectados
a lo largo del tiempo y con mucha pasión, pues veo mis obras como objetos ceremoniales
para curar el sufrimiento de la tierra.
AP | Tu amplio desarrollo plástico
poético más que un soporte tiene un cordón invisible que lo enlaza, en otros artistas
es el video, lo multimedia, lo truculento, en vos es un correlato muy particular:
“Medio ambiente” “Espiritualidad”…
CR
| Coincido en
que la espiritualidad es la que mueve el TODO, la esperanza para este siglo que
iniciamos.
AP | Desde hace unos 16 o 17 años fundaste el Taller del Artista, ese espacio
se convirtió en “cita obligada” no solo de artistas, también de un público interesado
en las manifestaciones culturales y artísticas… Podrías conversar de sus orígenes,
sus transformaciones, proyección…
CR
| En 1998, en
lo que fuera un antiguo billar, decidí montar mi estudio de trabajo. Por esos días
había conocido a Fabio Herrera y su pasión por la vida y su formalidad como artista
me hizo entender que ese era el camino que yo deseaba para mi vida… Entonces inicié
con el proceso de limpieza y transformación del espacio, fue hermoso y revelador,
muy pocos amigos creyeron en mí, sin embargo, Fabio Herrera y Mario Maffioli, desde
el inicio mostraron gran entusiasmo y de inmediato me dieron su apoyo y me animaron
a continuar con mi proyecto…
De esa forma abrí este espacio
que desde entonces se convirtió en un escenario para las artes en todas sus manifestaciones.
AP | Conforme ha pasado el tiempo el Taller del Artista se ha convertido
en una “antro maravilloso”, mágico, tiene antigüedades invaluables, iluminación
fastuosa, y un anfiteatro, sé que muchos artistas se quieren presentar en ese espacio…
Podés narrar alguna anécdota de las que vos manejás en esa sintonía…
CR
| El Taller del Artista es un oasis, un escenario indiscutible,
por acá han pasado artistas de todas las disciplinas, desde músicos hasta bailarines
modelos y reinas de belleza. Durante 10 años nuestro escenario principal el “sexto
sol” estuvo conformado de 27 mil galones de agua, sin embargo, desde 2017, decidí
transformarlo al prescindir del agua. Al readecuar el espacio, eso lo convirtió
en una obra más consiente con el momento histórico que vivimos donde el agua es
un tesoro que se debe cuidar.
AP | ¿Cuándo comenzó Cofradía y que significa para vos en tu proceso creativo?
CR
| Han pasado 17
años desde que abrí mi estudio de trabajo como una ventana independiente dedicada
a la gestión cultural. Un sueño que con el despertar de los años se fue concretando
en realidad, una aventura casi epifánica.
Pintores, escultores, bailarines,
actores, músicos y poetas han sido parte de este proyecto idílico; con mucha entrega
y dedicación he abierto esta plataforma de manera desinteresada. Abrí mi casa y mi mundo de una manera creativa
y transparente en busca de una hermandad y con la fe de crear un refugio para los
artistas de Costa Rica y del mundo que visitan nuestra tierra.
Sin ayuda de patrocinadores ni
mecenas, más bien de manera casi que inocente me eché al hombro una cruz que en
algunos momentos se ha tornado muy pesada, pero no imposible de llevar.
En el 2007 terminé con mi propuesta
de los elementos, siendo el AGUA el último estadio, inauguré así el “sexto sol”,
un escenario circular que albergaba 27 mil galones de este sagrado líquido, sí bien
un símbolo hermoso lleno de significados, vórtice energético, lugar sagrado lleno
de energía, era un lujo extremo que duró 10 años para mostrarnos la verdadera función
e impacto de esta propuesta artística.
El volcán Turrialba y sus erupciones
de ceniza marcaron la pauta a seguir y hoy se transmuta en un nuevo sol de conciencia.
La COFRADIA 2017.
Inicié este proyecto sin enterarme
de las complicaciones que implica trabajar con personas de las mismas disciplinas
e intereses. Siendo yo el único inversionista
en tan difícil “quijotada”, en algunas ocasiones viví el desencanto del egoísmo
y la envidia de algunos, el cinismo de quienes se sienten a derecho de recibir todo
a cambio de nada por el absurdo sentimiento de sentirse superiores por estar bendecidos
con la dadiva del arte.
No ha sido un camino fácil pues en todo el recorrido
la solvencia económica nos recordó constantemente lo absurdo que se vuelve el mundo
cuando se gira en función del dinero. Es precisamente esta carencia la mayor fortaleza
de este proyecto que de manera autofinanciada y con el amor como estandarte, ha
logrado sostenerse por una larga temporada.
Con la colaboración de decenas
de colegas de todas las disciplinas que han descansado en nuestro refugio para sostener
el sueño de esta cofradía se creó este oasis para todos los artistas
El triunfo del tiempo ha llegado
y el escenario se ha transmutado en una obra, más consiente y en armonía con el
tiempo que vivimos.
El círculo del devenir eterno se
ha cerrado y nos da una razón más para celebrar el arte.
AP | Para finalizar: ¿nuevos proyectos y propuestas?
CR
| Estoy donando
mi trabajo para un corazón acrílico, bueno, más bien lo intervine en técnica mixta,
como parte de una invitación que nos hicieron a un grupo de artistas costarricenses.
“Fundicor” se llama la fundación que promueve la iniciativa, mi corazón se llama
”Todos somos uno en el amor“. Esmaltes de porcelana, encajes y bordados impermeabilizados
por resinas.
Continúo trabajando día a día,
recolecto objetos, que me harán crear nuevas obras; en el arco de flores bajo la
lluvia sigue expuesto el estandarte de la cofradía CON EL INSISTENTE MENSAJE DEL
SINCRETISMO RELIGIOSO COMO UN CAMINO PARA LA PAZ. Un rosario cristiano lo corona,
su corazón de madera está rodeado por un rosario musulmán y las siete quipas de
la cultura judía hacen el cierre del estandarte, en el dorso las chacras representadas
por piedras semipreciosas y los símbolos bordados de las 8 religiones más extendidas
del planeta.
***
ALFONSO PEÑA (Costa Rica, 1950). Narrador, editor, collagista.
En colaboración con la artista Amirah Gazel, organizó la expo surrealista internacional Las llaves del deseo, 2016, primera en
Centroamérica. Página ilustrada com
obras de Cali Rivera (Costa Rica). Sugerimos visita à página do artista: www.calirivera.com/.
***
***
***
ÍNDICE
# 102
EDITORIAL
| O amor pelas palavras
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com.br/2017/09/agulha-revista-de-cultura-102-setembro.html
ALFONSO PEÑA | Cali Rivera & el arte para ser libres
HAROLD ALVARADO TENORIO | Los Nuevos y León de Greiff
JACOB KLINTOWITZ | Click – a arte da inclusão
JACOB KLINTOWITZ | Marcos Coelho Benjamim
JOSÉ ÁNGEL LEYVA | Eduardo García Aguilar, extranjero y
sin banderas, el mundo es la raíz
MANUEL MORA SERRANO | Tres
fabulillas
MARIA
LÚCIA DAL FARRA | Da bike ao helicóptero: Vergílio Ferreira e Herberto Helder
MARIA LÚCIA DAL FARRA |
Vergílio Ferreira e a nostalgia da aura
RAFAEL RUILOBA | Rogelio Sinán
y sus voces mágicas
ARTISTA CONVIDADO |
WOLFGANG PAALEN, por Aldo Pellegrini
***
Agulha Revista de Cultura
Número 102 | Setembro de 2017
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO
SIMÕES
equipe de tradução
ALLAN VIDIGAL | ECLAIR ANTONIO ALMEIDA FILHO | FEDERICO RIVERO SCARANI | MILENE MORAES
ALLAN VIDIGAL | ECLAIR ANTONIO ALMEIDA FILHO | FEDERICO RIVERO SCARANI | MILENE MORAES
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