Escrito a lo
largo de varios meses en 1985. Versiones, sobre las que insistí en hacer
correcciones para pulir y precisar lo que quería decir. Intento singular en mi
forma de trabajar ya que este poema trata de asir, de expresar cosas
inexpresables. Recurrí entonces a analogías, a juegos de significados
contrarios al hecho en sí: como una manzana, como el viento. Pero en verdad, no
se trata ni del viento ni de la manzana.
El poema, está dividido en doce estrofas de seis versos cada
una, y tiene una referencia hacia el lenguaje, esa carenciapara expresar
algunos contenidos. Encontré por azar un epígrafe que lleva la versión
definitiva, un verso del poeta judeo-rumano-alemán Paul Celan, que dice: "...dentro del oleaje/ de las palabras errantes. "
Baje o suba la lágrima
al interior del ojo la resaca
Se crispa allí en el
grito levántase en estríasy es el carro
Un nudo abierto de
huracán tu lecho burbuja azul
Donde se curva el viento
hacia las cuatro esquinas
De ese naipe en que
escucho llamar a grandes voces
Bajo las trizaduras del
zafiro ese rostro de llanto
La invitada acomoda su
cola para el viaje y todos
Vamos desenredando el
hilo de una tuerca hélice del caballo
Delirante que no quiere
avanzar y relincha piafando
Saltan escamas hacia el
hoyo oscuro cataratas de piedras
Donde ríes en el dado
sin puertas la cabeza furiosa
Ajusta lentamente su
torrente de vértebras al yeso
Sangre y semen
¡vinagre!sobre el lecho giramos
Las jaurías acosan
velámenes de sed vertiginosa
Zumba quiebra las luces
del enjambre que rueda del blanco
Al negro salta el ojo
ese dado marcado por el ácido
Interrogando en círculos
contra muros de hielo me golpeo
Descifrando los nombres
que grabaron seres que ya he olvidado
En cualquier situación a la que uno vuelve una y otra vez
sobre un problema, se anda en círculos, se interroga en círculos, es decir no
se puede avanzar sino que se golpea contra un muro de hielo. Puse verso tras
verso en gerundios, "interrogando, descifrando", insistencia que
pienso no viene de uno, sino de un fondo ancestral, una suerte de entidad
ontológica que no dominamos. "Interrogando en círculos me golpeo contra
los muros de hielo, en busca de seres ya olvidados. "Es decir, el hecho de
interrogarse, de explorar dentro de sí contra una pared absolutamente fría,
está ya hecho por otros seres que me han precedido y que son mi sangre, mis
vértebras, mi modo de ser. Es decir, mi ser múltiple, colectivo.
Las barajas
no tienen respuesta y la vida desdobla crueles
Azogues
desdeñosos de perfil como un príncipe con máscara
De halcón
repitiendo versículos en la secreta cámara
Púlense las
mareas abre sus labios pálidos la espuma
Bordes
sinuosos de papiros lánguidos reseca tempestad
Quieta en el
rictus la arena se desangra y es silencio
Esta estrofa es una respuesta a la cantidad de interrogantes
en que uno responde, a sí mismo, sobre las barajas que no tienen respuestas, ya
que la vida no sólo muestra sino que desdobla "crueles azogues",
espejos desdeñosos. Y el "príncipe con máscara de halcón" que repite
versículos en la cámara secreta también es parte de esto, una reminiscencia del
antiguo Egipto. Las mareas que abren o cierran sus labios, son como la espuma,
el borde quebradizo de esos papiros lánguidos. Una tempestad de la que nosotros
sólo percibimos un rictus, arena que "se desangra en el silencio".
Yo descifro
la noche yo recorro la piel de tus espejos
Enigmas que
adormecen la imagen repetida la única
De esa quinta
pared ese espacio invisible detrás de tus ojeras
Donde me
interrogo cuando veo que cruzan otras barcas
El sueño y
los nombres se agolpan en la garganta semejanzas
Para nombrar
al Ser llamas al fondo de la bóveda a cero
Todo poema tiene interpretaciones múltiples. Está hecho por
el poeta, y está hecho por quienes lo leen, por quienes lo traducen, por
quienes lo escuchan y de alguna manera puede sufrir metamorfosis como una
planta que crece. En el trozo anterior trato de expresar en primera persona del
singular, no en el gerundio, "yo descifro la noche", es decir, trato
de explicarme la noche, de recorrer la piel de sus espejos, "que adormecen
la imagen repetida", presente y huidiza que nosotros quisiéramos ver como
imagen de Dios. Es la imagen repetida, la única de esa "quinta pared".
"El espacio invisible detrás de tus ojeras", porque detrás de los
ojos está también el hueco, la cuenca del ojo, que es lo que nosotros vemos a
través de miles y miles de cráneos ante los que uno se interroga, ya que otras
barcas cruzan los sueños. Es decir, detrás de esas ojeras, esos ojos, hay
otros; existe otro paisaje, y los nombres que nosotros adjudicamos al hecho de
vivir se nos agolpan en la garganta, pujan por salir, ser reales y no sólo
semejanza ya que nosotros no tenemos un lenguaje para expresar lo inexpresable.
Yo repito ese
nombre hago sólidas las sílabas del cuarzo
Mientras
retorna al negroel azabache del principio
Ahondando
desollados estratos aconcha el tiempo en ruidos
Una cáscara
aprieta esos ejes simétricos perfectos
Y grazna la
memoria gajos de lava en el embrión de fuego
Se abren
túneles crea la mente un paisaje imposible
Me incorporo
entre lámparas desollada la luz
A grandes
flores vuelcan los caminos ese perfume rancio
De pétalos
sedosos como el ámbar tibios en el deseo
Sobre las
ruedas de oración el follaje del viento
Esa joya
demente de la luna detente aquí desciende
Bajo el agua
mis palmas cicatrices que crecen desde el fondo
Para mí está claro que acaso no existe una posibilidad de
ver el tiempo eterno, la imagen en eterna permanencia. La vida nos da un
consuelo que es el ruido, la cáscara que aprieta "esos ejes simétricos,
perfectos": velos que pueden ser de papiro, de piel, de carne, de ilusión.
Un paisaje que nuestra mente no puede concebir.
Hay una característica que quizás pueda servir de referencia
cuando se mencionan "las ruedas de oración". La naturaleza para mí es
de alguna forma una rueda de oración, como lo entienden los tibetanos, y no
sufre como nosotros los efectos de una caída, que es una creencia cristiana. Y
el viento que mueve el follaje produciendo un leve temblor, es quizás una
oración. Yo he vivido mi infancia en un lugar donde el viento era continuo
durante muchas horas y le adjudico al viento mismo un follaje, transformándolo
en una rueda de oración.
No por azar llegué a la estrofa de seis versos al componer
estos engranajes. Primeramente los había concebido como estrofas de doce
versos, pero transformábanse en una enumeración de imágenes difíciles de
manejar. Hice luego un ensayo de reescribir el texto en cuartetas pero perdían en
solemnidad. Yo no me propuse que el poema fuera solemne, sino que hay temas que
establecen su propio lenguaje. Si hubiera usado puntuación lo habría limitado
terriblemente a uno o dos significados. En cambio si se puede saltar de un
verso al otro, si se puede lograr un lenguaje más libre, se da una mayor
posibilidad al misterio de las palabras.
En la espiral
sin fin la luz bombea sangre y los soplos
Quebrados los
fragmentos de vidrio esparcen el misterio
Como
esquirlas preciosas del huracán se quiebran las palabras
En los filos
volantes de la obsidiana verde en la caída
Vuelve la
rama a centellear en ojos ser aquel punto exacto
Del ecrán
ilusorio del tiempo a la deriva
Al borde de
mi lecho principia la escalera donde cada peldaño
Tiene un
rostro distinto adherido a la noche como un hueso
Gritamos
enhebrando en la sal los arpones esos verbos
Carnales
ebrios abren en pétalos las uñas y palpita la sed
Del sol
mental piel de otra luz se precipita en vértebras
El fuego
arremolina el viento las aspas de la lluvia
Cuando se hace poesía, de alguna manera los verbos son los
arpones, son la acción. En ellos se enhebran muchas cosas ya que en estos
verbos carnales se puede sondear esa parte dolida de los seres que es lúcida. Siempre
o casi siempre nos son dadas en otro nivel respuestas a lo que nosotros
interrogamos con palabras.
Astillas
inaudibles crujen las cuerdas bajo los anillos
Tiene
oquedades el silencio que te cubre de párpados
Y no eres ya
mujer sino un pájaro inmenso no un ave
Sino el
encantamiento de los vidrios que lamía la esfinge
Ser mágico
labrado en el misterio de cristal velocísimo
Crece el
embrión bajo el chasquido de miríadas de plumas
Se define esto. Uno no se refiere a una mujer o a un cuerpo
de mujer, sino que a un pájaro inmenso y de inmediato se aclara que es "no
un ave / Sino el encantamiento de los vidrios que lamía la esfinge", es
decir, otro imposible que existe más allá de lo femenino, más allá de un ave,
más allá de la ilusión que hemos tenido por siglos de agregar a la imagen humana
otras cualidades que la hagan más poderosa: es decir una mujer con cuerpo de
león, una mujer con cuerpo de pájaro y garras de animal. . . etc. Pero uno está
cierto que estos son sólo encantamientos de vidrio, es decir, espejos que ha
lamido la esfinge, porque se está hablando de algo repetido durante muchos
siglos y para nosotros es sólo un símil. Dentro de la mitología cristiana sería
la idea del ángel, al que Rilke, por ejemplo, decía que no se podía soportar de
ver.
Tu eres piel
de esa brasa que arrastran los pastores
De estación a
estación pule un conjuro aquel cuerpo secreto
De la noche
cruje se astilla el remo de la fiebre en el frío
Al fondo de
tu pecho vas ahuecando un nido palio
De esquirlas
descrito en el dolor lenguaje inverso
Cuando cambia
el viento y desenrosca sus plateadas aletas
Hay en esta estrofa una connotación respecto al dolor. Algo
que sufrimos todos, sean los pastores que arrastran una piel de fuego de un
mundo a otro o los conjuros de un "cuerpo secreto", o el remo que
"se astilla" destrozándose en la fiebre y el frío. Son todas cosas
que dan testimonio del esfuerzo humano para llegar a algo que lo pueda expresar.
Pero este palio del Ser que nunca es descrito en las palabras son las
esquirlas, del dolor. Es decir, este ser está más allá de nuestra vida
cotidiana ya que el dolor lo tratamos de esquivar a toda costa aunque todas las
religiones dicen que esta es una de las tantas posibilidades de trascender. Hay
muchas referencias a algunos textos antiguos en los que se habla de Cristo como
el hombre de dolor, el ser de dolor. Lenguaje inverso, lenguaje al revés
"Cuando cambia el viento y desenrosca sus plateadas aletas".
Tengo la impresión al leer poemas que he escrito hace
treinta años que se encuentran en ellos las mismas preocupaciones que tengo en
el presente, pero expresadas en una forma distinta. Este poema, sin embargo,
que trata de rastrear las huellas de ese ser inexpresable, se trata de ir más
allá de una mera alusión a lo femenino.
Mi sombría mi
dulce hecha toda de labios para beber la sed
En las
cuerdas tensadas de la lujuria oigo tu cuerpo en vilo
Girar entre
mis huesos ascua viva te escucho zumbadora
Engranaje de
heridas al costado que sangra que florece
Gorjea el
tiempo y truécanse en melodía las almendras
Unico
sortilegio de tu risa frágil mujer conjuro del fantasma
Quizás en el interior de uno gira otro ser en que
encontramos dulzura, un ser que nos excede enteramente. El poema lo presiente
como una entidad femenina que estuviera girando dentro de uno y que zumba como
un ascua, es decir algo que quema nuestro ser interior. Es como siestuviera
desollado ese interior por la pasión de este ser misterioso que apenas podemos
vislumbrar. "Engranaje de heridas al costado que sangra, que
florece", es una alusión directa a la idea de la herida del Cristo ya que
en él se da no sólo la idea de Jesús, el hombre, sino una idea transcendente
del Cristo. "Gorjea el tiempo", es decir, se le adjudica a esta
dimensión que no conocemos, la posibilidad de que pueda gorjear o que puedan
trocarse en melodías "las almendras". El sortilegio de una risa
escuchada al pasar, nos dice de un ser interior que está continuamente
entrechocándose dentro de nuestros huesos. Esta imagen la he usado en otros
poemas pero podría imaginarse como la arboladura de un fantasma siendo nosotros
un barcosin rumbo que puede alimentar o no este ser interior presentido por
nosotros pero que excede nuestra vida cotidiana.
Cuando escribí el poema revisé otros ejemplos similares. Quisiera
anotar de qué manera distinta se plantea, por ejemplo, Paul Valéry su poema
"El cementerio marino" sobre el cual trabajó muchos meses. Su texto
también está concebido en estrofas de seis versos, aunque hay diferencias
notorias, ya que Valéry decidió medir sílaba por sílaba, cosa que yo evité
enteramente tratando de desenvolver imágenes completas no sólo por su sonoridad
sino porque que me parecía que correspondían a un fondo interior. Valéry tenía
un escepticismo con respecto al ser humano y al confrontar la idea del mar que
para él es la eterna vida, lo proyecta sobre un cementerio. Es un texto que he
leído con cuidado en mi juventud pero que nunca me ha satisfecho del todo y es
por eso que he tratado de hacer algo enteramente distinto insistiendo en el
hecho mismo de la posibilidad humana de crear con imágenes un encantamiento, de
hacer un sortilegio.
El poema tiene muchas referencias a otros poetas
contemporáneos como Rilke, Michaux o Eliot, pero desde luego la mayor deuda es
con el surrealismo que me permitió prescindir enteramente de puntuación,
pudiendo ensamblarimagen con imagen y admitir que existen muy distintas formas
de leer el texto.
Creo que en eso radica la posibilidad anónima de fijar, no
en un terreno consciente, sino en el hecho vital una mano que se estampa con
pintura sobre el muro, diciendo, aquí estuvo un ser humano. Un rastro
semejante, eso es el poema. Una huella porque no creo que tengamos ni un
pensamiento ni un lenguaje que nos permita expresar los misterios últimos.
El surrealismo ha aportado una herramienta extraordinaria al
remplazar las ideas por las imágenes. Estas siempre han sido anteriores a las
ideas y yo creo que es un instrumento precioso el que tenemos en nuestras
manos, una posibilidad que no se nos ha dado desde el Dante, de barajar
imágenes. El florentino estaba sujeto a un metro de su tiempo que no es
necesario para nosotros, ya que no necesitamos la mnemotecnia para recordar; lo
único que precisamos es que las imágenes sean verídicas. Uno busca la verdad,
no busca las apariencias ya que la mayor parte de lo que nos rodea son
apariencias.
Yo creo que a lo largo de un día son muy pocas las verdades
que nos tocan y muy escasas las posibilidades de concentrarnos en algo. Sufrimos
o gozamos el impacto de cosas que nos rodean así como el trato con otros seres
humanos. El mundo moderno nos ha brindado una parafernalia en que vemos
televisión, vemos reproducciones, vemos periódicos y creemos que son realidad
pero son meras apariencias.
Personalmente lo único que me ha dado paz es la naturaleza. Hay
en ella una verdad desnuda, cruel a veces. Los pájaros casi en su totalidad
mueren violentamente, pero hay una verdad en el vuelo de los pájaros. En la
naturaleza existe algo que no es falso, que no es un artificio, que habla en
todo momento en que uno está alerta para percibir un ser creador, un principio creador.
No es un punto de vista panteísta, induciría a error. La naturaleza no es Dios,
ella nos señala la certidumbre de un ser superior, nos muestra fugazmente la
luz del espíritu "entre el oleaje de las palabras errantes".
Foto: LZ, Annie Lebrun y Radovan Ivsic © 1975
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