terça-feira, 30 de novembro de 2021

AGULHA REVISTA DE CULTURA # 189 – novembro de 2021

 

• EDITORIAL – PARTITURAS DEL MARAVILLOSO: COLOMBIA

 


Hace mucho tiempo que caminamos por las calles preciosas de la amistad, Luis Fernando Cuartas y yo. Exactamente así, como dos excursionistas confabulando experiencias en el camino. En su tierra de milagros, en mi baluarte de ilusiones. No faltan encuentros en otras instancias, chimeneas, oasis, más allá de los laberintos de la Red y el alma siempre ardiente de nuestras aventuras editoriales. Desde el principio, Punto Seguido y Agulha Revista de Cultura han caminado juntas. Cuartas es un hombre de campo, un mago de la montaña. En su inmenso corazón cabe toda una Colombia, y por eso está aquí con nosotros, organizando esta edición de una Agulha-Colombia.

 

Os Editores

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Luces en la estrada

 

Los trenes que conocí en mi infancia no sólo tenían una enorme locomotora que arrastraba sus vagones, eran filas de carruajes rodando sobre rieles. Algo similar es hacer una revista, hay que tener los rieles limpios, la locomotora a punto, los vagones bien cargados, los puntos de llegada, sus diferentes pasajeros y sus debidos equipajes. Hace unos meses atrás recibí la propuesta de Floriano Martins, de hacer una publicación de Agulha Revista de Cultura, dedicada a Colombia, más las dificultades nunca faltan. Primero me día a la tarea de pedir textos de poesía, de hablar con amigos y cercanos, más después me día cuenta que la tarea de llevar los vagones era mucho más compleja.

Era más hablar con los artistas y poetas, conocer algo de cada uno de ellos, indagar sobre ese manto gris de la cultura en épocas inciertas. Busqué ensayistas, hice entrevistas, habla con algunas personas que tenían obra publicada y pedí el favor de poderlo hacer en el Brasil. Confieso que siempre tuve respuestas atentas y disposición de cada uno. El asunto se prolongó con alguna afección en mis ojos, problemas técnicos en mi PC, viajes constantes y actividades que me dispararon todos mis esfuerzos. Pero al fin se logró, agradezco mucho a los que participaron de este proyecto, algunos textos no salieron, pero quedan pendientes para futuras ediciones de otras revistas.

Tenemos la presencia esta vez de Juan Manuel Roca con una entrevista que ya había sido publicada, es una auto-entrevista con todo el humor y la ironía caustica que él mismo me ha pasado, y que he querido compartir con esta publicación. Floriano Martins hace una conversación con la poeta, crítica literaria, ensayista, Berta Lucía Estrada, que como siempre en el lenguaje de la poeta, será sorpresivo y nos dará elementos sobre su vida y sus relaciones con la literatura en nuestro país.


Francisco Javier Escobar, conocedor del arte en América Latina, hace una bella aproximación a una de las obras icónicas de Flor María Bouhot, donde un personaje ungido de obispo, aparece una alegoría a la pederastia, en el lenguaje pictórico de la artista. Un texto cargado de simbologías, pasado directamente por el autor a la revista.

Aparecen una serie de entrevistas, realizadas con poetas colombianas, como Orietta Lozano, Gaia Bls, Eugenia Sánchez Nieto, junto con un texto dedicado a la arista Flor María Boudhot, en gran medida dedicado a mi patria chica, el municipio de Bello, lugar común para ambos. Una entrevista concedida por Jorge Alonso Zapata, artista plástico, donde nos habla de su obra, sus espacios, sus búsquedas y sus afinidades.

Un texto que escribí sobre literatura negra en Colombia, tema por cierto poco difundido y que siempre requiere revisión y ampliación, más cuando es algo que ha sido muy poco visibilizado en nuestro medio.

Rafael Urrea, cineasta, poeta y editor de libros, nos entrega un artículo sobre el cine de la violencia en Colombia, una breve crónica aproximativa.

La muestra es corta, lo sabemos, es una manera de acercamiento a nuestras variadas maneras de concebir la literatura, las artes plásticas, el cine y muchas otras manifestaciones culturales.

Agradecemos a Clara Shoenborn, a Paty David, a Jandey Sorbillerte, a Gloria Posada, personas a las que le solicité textos, pero por asuntos de temáticas y premura no pudieron salir en esta edición. Tampoco tuve respuesta de Oscar Jairo González, al que deseamos que pueda participar luego. También agradezco a Daina Almario, poeta, artista plástica surrealista colombiana residente en Chicago, que por asuntos personales no alcanzó a enviar el texto solicitado.

El tren ya está en marcha, las estaciones ya están marcadas en el mapa imaginario. Gracias a Floriano Martins por esta deferencia y con gusto deseo seguir colaborando con la difusión poética en nuestro continente.

En gran media seguimos sosteniendo entre poetas que La poesía no está escrita sobre un mantel de nubes prestadas al olvido. Cada nube se inventa entre la lluvia que nos invade desde adentro. Es dudoso que se diga que existen demasiados poetas, como si tales humanos nacieran en producción en serie; creo más bien que los deshacen, los ocultan y los incineran. Cada palabra pronunciada es un sésamo para entrar a las moradas más ocultas: origen del bardo y de los seres que perduran las leyendas, como la magia misma de la creación de mundos.

La poesía es un síntoma de rebeldía y de trasgresión, trata de indagar por los sentidos más ocultos de las cosas, de ser avizora de las trampas tendidas por el consumismo diario. No se trata de frases cargadas de ornamento, ni lapidarias sentencias sobre una bandera o un credo asfixiado en ortodoxias.

Es todo lo contrario, busca reventar las cercas, eliminar fronteras, acercarse mucho más al oscuro pozo donde nacen las estrellas, las legendarias lámparas que puedan parpadear sobre las dudas diarias.

Considero que no se es poeta por el hecho de buscar armar un libro pegado de domingos y bostezos, entre la arrogante farándula y una aparente humildad de los que pulen los puñales cuando no funciona el lápiz. Así como no se arman revistas o ediciones por el sólo hecho de verlos lanzarse desde los grandes rascacielos. Haber participado de esta edición fue una grata experiencia, un proceso casi de iniciación ritual, algo que conmueve, exalta y crea nexos con muchos colegas del mundo.

Bienvenidos a esta nueva edición de Agulha Revista de Cultura. 


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• ÍNDICE

 

EL DUENDE QUE CAMINA | Entrevista de un fantasma con Juan Manuel Roca

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/el-duende-que-camina-entrevista-de-un.html

 

FLORIANO MARTINS | Conversación con Berta Lucía Estrada

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/floriano-martins-una-mesa-vertical-para.html

 

FRANCISCO JAVIER ESCOBAR G. | Flor María Bouhot

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/francisco-javier-escobar-g-flor-maria.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Conversación con Eugenia Sánchez Nieto

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-conversando-con.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Conversación con Gaia Bls

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-conversacion-con.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Conversación con Oriettta Lozano

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-conversacion-con_30.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Flor María Bouhot: una flor que no se ha dejado mancillar

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-flor-maria-bouhot.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS Por entre las calles abiertas de Jorge Zapata

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-por-entre-las.html

 

LUIS FERNANDO CUARTAS | Literatura negra en Colombia

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/luis-fernando-cuartas-literatura-negra.html

 

RAFAEL URREA | Colombia, las violencias de nuestro cine

https://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/2021/11/rafael-urrea-colombia-las-violencias-de.html 

 


 

Flor María Bouhot

 

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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 189 | novembro de 2021

Curadoria: Luis Fernando Cuartas (Colombia, 1956)

Artista convidada: Flor María Bouhot (Colombia, 1949)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

logo & design | FLORIANO MARTINS

revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES

ARC Edições © 2021

 

Visitem também:

Atlas Lírico da América Hispânica

Conexão Hispânica

Escritura Conquistada

 


 

RAFAEL URREA | Colombia, las violencias de nuestro cine

 


Una extensa tradición cinematográfica como la colombiana, que comienza en 1911 y toma forma en el cine silente de los años 20 con maravillosos representantes, como los precursores, Máximo Calvo, con María, película de 1920 – Samuel Velásquez y Félix Restrepo con Madre (1922) y Manizales City (1925), o Arturo Acevedo con Bajo el cielo antioqueño (1926) o la muy nombrada película Garras de Oro; comienza un periplo histórico intermitente, la historia del cine colombiano que con grandes dificultades se ha producido durante las oscuras décadas de un país con grandes diferencias sociales.

Fue José María Arzuaga un director formado en Europa quién con su película Pasado el meridiano (1954), logra introducir un punto de vista que deja en claro la existencia de unos lugares marginados para las lentes de la época, en la que en ese tiempo fuera llamada la Atenas Suramericana, Bogotá.

Más que imitar los paraísos artificiales soñados, la cultura colombiana debe ser celebrada, pero el nepotismo bajo el cual padecemos nuestro deseo de dar a conocer lo que pensamos de esta masacre debe ser señalado, debe ser removido y dejar que el agua de la creación de nuestro cine, logre tocar las verdaderas entrañas, donde nuestras películas no sean tan abiertamente controladas por el sistema del ¿para qué son? y lo que deseamos ver, sino la exploración real y profunda de las razones de nuestra masacre latinoamericana.

Pero en el cine Colombiano donde como en todas partes son los argumentos los que señalan el ritmo y los deseos o necesidades de un público, que ha sido centro de una sociedad formada en la época quimérica de los años 30, 40 y 50 con lo que llegada de las grandes producciones de Hollywood o el cine mexicano, nunca ha hecho parte real de las visiones de futuro de nuestra sociedad, los políticos que le dan la espalda a todo, han dejado la memoria al azar y nuestra sociedad se ha visto cegada por la violencia, con la incapacidad de reflexionar sobre su propia memoria, dada la velocidad a la que navegan las reformas, los asesinatos, las desapariciones de líderes ilustres como el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitan el 9 de abril de 1948, los líderes políticos Luis Carlos Galán el 18 de 1988, Bernardo Jaramillo Ossa el líder de izquierda asesinado el 2 de abril de 1990 o la muerte de Carlos Pizarro para nombrar aquí apenas a unos pocos representantes de la intolerable lista de asesinados bajo los sucesivos gobiernos de lo que es la historia de esta nación. Pero el cine ha hecho su parte y la censura institucional también. Amparados en la no existencia de memorias cinematográficas se ocultaron por más de 70 años las verdades o fueron contadas a pedazos las verdades del Bogotazo, de la muerte de Gaitán, hasta que apareció Cesó la horrible noche (2013), documental de Ricardo Restrepo, donde muestra las memorias del Bogotazo grabadas desde una ambulancia por un médico que al azar de los años podría considerarse un documentalista manizaleño casi para todos desconocido, Roberto Restrepo.

Y ese clima de muerte cambia el destino de quienes han deseado hacer arte, hacer memoria de lo sucedido, en la propia experiencia de los artistas también perseguidos, sino también en una sociedad sin oportunidades.


Ante este panorama la ley cinematográfica colombiana apareció comenzando el siglo XXI como una opción de hacer real la memoria en movimiento. Allí los grandes representantes de nuestro cine, encontraron tardíamente y en otras condiciones la posibilidad de crear, con la misma intermitencia a riesgo de sus patrimonios y futuros, a pesar de la desidia y aparentemente con la celebración que no tenía donde verse. Así realizadores como Martha Rodríguez y Jorge Silva, y sus películas Chircales (1966-1972), Nuestra Voz de Tierra Memoria y Futuro (1972), Francisco Norden con Cóndores no entierran todos los días (1984), Dunav Kuzmanich con Canaguaro (1981). La encantadora película Confesión a Laura de Jaime Osorio (1990). Víctor Gaviria con Rodrigo D No futuro (1990) podríamos reconocer que no sólo trataron de mostrar las profundas grietas de la sociedad colombiana, sino también el origen y el desarrollo de sus violencias.

Hay nuevas miradas en cada encuentro con nuestro cine y nos vamos reencontrando con esta pregunta. ¿Dónde están las violencias en nuestro cine? ¿por qué ese episodio rural que no termina? Tierra en la lengua (2014) de Rubén Mendoza o La sombra del Caminante (1985) de uno de nuestros más reconocidos directores Ciro Guerra, traen una impronta un sello, memoria de la guerra, los personajes trazados por las violencias, caracteres particulares por las masacres. En ese camino empieza a aparecer también un cine sobre lo que se ha conocido en Colombia como falsos positivos, como se llama aquí al fenómeno de las desapariciones forzadas, o los crímenes de civiles a manos de agentes estatales, un ejemplo directo el cortometraje El Chichipato de Felipe Moreno (2010).

Y allí comienza una especie de peregrinación extensa por el dolor, y vienen todos los nuevos directores con el pecho roto, La Sirga (2012) de William Vega, la película de uno de esos nuevos directores comprometidos que abre una lista de nuevos realizadores todos conectados con la necesidad de denunciar esto que nos ha sucedido y que parece nos hemos demorado en comprender, porque una lista de muertos viene detrás de la otra y no alcanzamos a procesar esta verdad.

Historias con argumentos profundos, miradas sobre la guerra en Colombia desde todos los ángulos, Jardín de Amapolas (2012) de Juan Carlos Melo, podría ser un ejemplo de cómo empieza a mezclarse a la luz de todos, el fenómeno del paramilitarismo y su coincidencia en los sembrados de amapolas al sur del país, y es la historia de un niño y su amistad con una niña víctima de la guerra, lo que conecta la emoción al ver que la vida de estos niños está marcada por las mismas grietas de tierra latinoamericana, de cuerpos latinoamericanos marcados de sangre por las balas de una industria fatal.

En estas miradas que duelen en las entrañas de una tierra agrietada, no es el arado, es la muerte y la grieta en el alma o las manos o el rostro cansado de nuestro pueblo, es la Colombia que nos muestra Lisandro Duque en Los Actores del conflicto (2008) o que nos hubiera querido mostrar más abiertamente Carlos Mayolo en Carne de tu carne (1986) o que ha logrado presentarnos abiertamente William González en La sargento Matacho (2015).


Hoy que se hace más difícil hacer películas, el aparente crecimiento de la industria ha llegado a un estancamiento por cuenta de la pandemia, del tiempo de la pandemia. recuerdo entonces que pareciera que no sabemos cuál es la misión del arte, como a la manera de Cocteau nos gustaría saber ¿para qué el arte?, ¿para qué el cine? ¿para qué reflejarnos si vemos sólo oscuridad, sí no vemos sino injusticia, pobreza, hambre. Humberto Solas ya lo había anunciado en su manifiesto del cine pobre, un cine con sus propias márgenes debería instaurarse dentro de sus propias posibilidades y desdichas, debería hacerse otro cine. Colombia participa inconsciente del cine pobre, traza unas líneas para una industria muy aparente y poco efectiva, que le da la espalda a sus creadores a pesar del aparente esfuerzo de financiamiento con sus impuestos. Un cine, pero con aspiraciones y poco sentido de realidad, aunque ha demostrado en diferentes escenarios que su cine puede ser visto y aceptado, aún nuestros cines de la violencia no se han visto, navegan en la barca con los muertos en el retorno a la conciencia, nuestro cine es reflejo de lo que vivimos y falta mucho para salir de la jornada de la masacre, que es la que nos dificulta entrar en otros diálogos universales, de lo que se vanagloria la política cinematográfica nacional, que hace ver a nuestros practicantes de la memoria en los escenarios de los grandes festivales, pero no logra salir de esa necesidad de auto-reconocernos, la vida no alcanza para vernos unos a otros, es un tiempo fallido, la muerte da como resultado este no tiempo.


Así hoy que escribo estas notas para nuestros amigos en Brasil puedo aquí reconocer, que se hace un cine realmente para la historia, pero es el cine de las violencias, ese es el tema central de nuestra realidad, La tierra y la sombra de César Acevedo (2015). Otras violencias familiares como Pájaros de verano (2017) de Ciro Guerra, o La Mujer del Animal (2016) de Vìctor Gaviria, o a la manera de las nuevas miradas a la violencia del narcotráfico en Lavaperros (2020) de Carlos Moreno o la tragedia que nos muestra Fernando Trueba en su reciente película El Olvido que seremos (2020), basada en el libro de Héctor Abad Faciolince y que cuenta una gran tragedia vivida por la familia del escritor, ante el asesinato de su padre, el médico Héctor Abad Gómez. Vienen ya en camino nuevas experiencias narrativas sobre Colombia, la nueva película del director Famor Botero, La casa de la Niebla o Fireflies allí veremos de cerca otras maneras de interpretar la memoria en un contexto donde es inevitable hablar de la violencia, de la masacre, pero donde empiezan a verse otras maneras de contar el conflicto, de destruir sus símbolos dominantes y hacer otra verdad desde la mirada del campesino en el origen de su diáspora.

Son muchos los representantes de nuestro nuevo cine, historias urbanas, personales, autobiográficas, la tragedia nacional se ha mudado al rincón de cada hogar, ha tomado asiento y ha obligado a los individuos a contarse, aún resuenan voces y vemos imágenes de inigualable factura llenas de miedo, una narración de un país que crea en medio del llanto y el dolor de sus últimos desaparecidos, en medio del duelo por los muertos y desapariciones de sus últimas marchas contra un gobierno prepotente, donde la muerte se hace paisaje y todos debemos guardar silencio.



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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 189 | novembro de 2021

Curadoria: Luis Fernando Cuartas (Colombia, 1956)

Artista convidada: Flor María Bouhot (Colombia, 1949)

editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com

editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com

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LUIS FERNANDO CUARTAS | Literatura negra en Colombia, entre tambores, cantos y poemas

 


Cuando se dice literatura negra podemos estar cayendo en un eufemismo, la poesía es universal, recordemos la bella frase de Jorge Zalamea, en el mundo no existen culturas con poesía subdesarrollada, con su libro Poesía Ignorada y Olvidada. La poesía pertenece a la fuerza y al clamor de la humanidad independiente si es negra, indígena, mestiza, poesía de mujeres o de hombres, poesía de migrantes o poesía urbana o rural. Más es necesario poder manifestar la riqueza multicultural que hay en todo tipo de expresión literaria si se hace libertaria y consecuente con los estados más enaltecidos de la humanidad.

En Colombia se podría decir que existen expresiones afro descendientes, con una fuerza cultural innegable. Para ninguno de los presentes puede ser invisibilisada la obra de una mujer talentosa como Ana Milena Lucumí Orosteguí, una fuerza indiscutible desde la tradición afro, con ritmos de oralidad y un gran conocimiento de la tradición poética tanto colombiana como internacional. La belleza afrocaribeña, sin ser encerrada en una burbuja de desconocimiento de la poesía universal. Ese valiosa libro que ella publicó Negras somos, antología de poetas afrocolombianas de la región pacifica, ya merece un reconociendo universal. Toda una antología de ritmos, bailes, leyendas, juegos, que convoca lo sensual y el goce de la vida en su esplendor natural.

El asunto de la africanidad es todavía un tema por descubrirse. En los cursos de historia en la Universidad, pocas veces se mencionó el continente africano, salvo desde la explicación colonialista europea. Nunca hubo una cátedra sobre África. El tema de la cultura afro, y sus repercusiones en la vida cotidiana de América latina apenas está por verse desde una apertura que no conduzca a la marginalidad. Mucha de esta literatura ni se menciona en los colegios, ni es tema de investigaciones académicas, salvo contadas excepciones de las que vamos a tratar de dar cuenta. Una verdadera abanderada en esto fue Mary Grueso, promotora de esa gran literatura que por siglos fue marginal, ella puso en contexto que los negros no son una “raza” sino un contexto social, un estado de olvido y de silencio, desde el desarraigo inicial de las costas del atlántico Africano hasta la llegada encadenada al continente americano.

Un ser tan grande desde su obra y en gran parte su vida entre catastrófica y luchadora fue Candelario Obeso, un estudioso de formas dialectales, de leyendas afro y a la vez un estudioso de la cultura occidental, que le permitió acceder a las universidades y a puestos diplomáticos en una época dura que invisibilizaba los aportes Afro dentro de nuestra cultura.

Una persona de la talla de Manuel Zapata Olivella, de los primeros escritores “negros” de novela, médico, trotamundos, gran viajero, habló de las comunidades negras en Colombia, escribe la saga del afro descendiente en su gran obra Changó el gran putas, nacido en Santa Cruz de Lorica puede considerarse un escritor de renombre internacional. La ya mencionada Mary Grueso de Guapí, una mujer de talento, que divulgó poesía afro en Colombia, con una gran altura y osadía, estamos hablando de épocas que ser mujer y negra era algo más descrinando.

En cierta forma emparentada con la línea de Obeso está Jorge Artel, bien desde lo hondo del sufrimiento humano. Fue profesor en la Universidad de Panamá, su poesía es culta, conocedor de la gran literatura del mundo, muy cercano al grupo Piedra y Cielo, pero se enfrenta poéticamente con una sociedad pacata y segregacionista, toma lo popular como alimento del alma, muy parecido a las grandes inquietudes de Calendario Obeso. Poesía del dolor y de la fiesta, de la risa y la tragedia, como bien lo haría un gran musicólogo y poeta Helcías Martán Góngora, que parecía hacer poemas con tambor. Ese sabor de Mattu Muumba, de Mattia Malumba aquí, rio de rumbo y rumba, la fiesta de la panga y picaulí. Son poesías con sabor, con ritmo y con un deje de nostalgia y de atardecer frente a un rio o frente al mar. Así como él Alfredo Vanín Romero, un verdadero rapsoda injustamente olvidado.

Mucho de esa poesía es una muestra de un continente mestizo, una hibridación cultural de siglos, como lo diría Nicolás Guillén, como seres repletos de las entrañas de la tierra, pero a la vez tierra descarnada y dolor de madre antigua acongojada.

En ese ámbito no podemos olvidar a Irene Zapata Olivella, que no hace una fuerza por el folclorismo, en ella hay un estado de existencialismo entre el dolor y la pérdida, pero a la vez un parentesco con las fuerzas amerindias. Una poesía elaborada, fuerte, trágica pero con unas metáforas de rebeldía, de sarcasmo y de presencia de lo negó no por su condición de antiguos esclavos, sino por su condición de humanos.

Un ser de la belleza de Hugo Salazar Valdés, cantor, juglar, como un trashumante poético al fiel estilo de los antiguos goliardos. Es como un mito que pasó por prensa, por revistas, una obra dispersa pero de largo aliento.

El mismo Marcos Fidel Chávez, decía que no escribía como negro sino como humano con dolor. Sus versos son sombras, oscuridades, fantasmas, oprobios, él lo decía, escribo para seres que se levantan del silencio. Un ser como Luis Helio Rubio Sandoval, escribe no para los negros, escribe para la soledad, la tristura, el hambre de vida, el amor silenciado, temas de toda la humanidad, escrito con brazas de carbón y con estrellas de la noche.


Alfredo Vanín Romero, no escatima género, cuento, crónica, poemas y pone de manifiesto esa historia entre el dolor y la risa, es algo así como los bardos antiguos, que hacen tragedia y comedia en medio de la desolación.

Más sería importante hablar de las olvidadas, de las mujeres poetas, muchas de ellas con gran coraje, enfrentadas a un mundo difícil, pero que han hecho gran obra.

Adelaida Fernández Ochoa, es una mujer universal, su obra se abre al mundo. Nacida en Cali, terminó lenguas modernas en Univalle, Magíster en literatura en U Tecnológica de Pereira. Considerada una escritora de tiempo completo, tuvo la oportunidad de ganar premio Casa de las Américas con una novela La Hoguera lame mi piel con cariño de perro. Su obra es una revelación sobre el extermino, sobre la violencia, los desplazamientos, pero con un fondo poético que exalta la condición humana ante todo.

Amalia Lú Posso Figueroa, de Quibdó, psicóloga de la Universidad Nacional, fue docente de la Bolivariana en Medellín, del Jorge Tadeo Lozano y de los Andes. Con obra en cuento, ensayo y poesía, traducida a varios idiomas. Con varios premios internacionales, una obra de una increíble belleza poética, pero de una sinceridad y honestidad desde sus búsquedas, sobre la realidad de nuestro país sin caer en el panfleto o la literatura amarillista.

El talento indiscutible de una mujer como Ana Yuli Mosquera, de Cali. Dramaturga, artista plástica, docente, fundadora de grupos de Teatro, escritora de una literatura testimonial como Las Mujeres que soy y Canciones azules.

Ni que decir de Claudia Patricia Silgado, gestora cultural, de Fundación Magdalena, una de las entusiastas del festival de Poesía de Cartagena. Una poesía vivaz, llena de colorido caribeño, más nada fácil, su trasfondo es existencial, con hondas repercusiones en el alma del ser.

La mayoría de estas mujeres son estudiosas del lenguaje, con claras presencias en el mundo académico sin sr acartonadas ni “intelectuales pedantes”, un caso claro es Dayana Zapata Flórez, Licenciada en español y literatura, aspirante a maestría en el Instituto Caro y Cuervo. Con fuertes reminiscencias a la magia, la leyenda, relatos del pacifico, con jun lenguaje limpio y accesible.

 

Dinah Orozco Herrera

Activista y militante afrofeminista descolonial. Perteneció a la Organización Social de Comunidades Negras Ángela Davis en Barranquilla. Licenciada en Educación de la Universidad del Atlántico. Magíster en Literatura Hispanoamericana del Instituto Caro y Cuervo. Santera, practicante de la Regla de Osha en la tradición espiritual afrocubana.

Algunos de sus poemas integran el poemario titulado Poética del Muntu Renaciente publicados en Revista Kumba de la Universidad Nacional, Afroféminas de España, Literariedad, Revista de poesía “Otro páramo”, Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana del Siglo XXI, Lord Byron Ediciones, Madrid. Entre sus libros se destaca Más allá del decenio de los pueblos afrodescendientes (2017); Investigando el racismo y la discriminación en la escuela, del Proyecto Dignificación de las y los afrodescendientes a través de la afro etnoeducación en Colombia. Entre sus Premios y distinciones se destaca: Premio Benkos Biohó, 2016, en la categoría de Etnoeducación, otorgado por el IDPAC, por su contribución como docente en el Programa de Pedagogía Infantil de la Universidad Distrital de Bogotá en la implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos.

 

Dorina Hernández Palomino.

Nació en San Basilio de Palenque-Bolívar. Es Licenciada en administración educativa, magister en Educación comunitaria de las Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá.

Entre sus obras encontramos "La etnoeducación: realidad y esperanza de los Pueblos Indígenas y Afrocolombianos" (1996); Lineamientos curriculares para la Etnoeducación en Comunidades Negras (1996). Enfoque y perspectiva de la etnoeducación y la catedra de estudios afrocolombiano (2006). En 2018 fue homenajeada como Cha (autoridad) en el Festival de Tambores y expresiones de San Basilio de Palenque.

 

Elcina Valencia Córdoba

Nació en Puerto Merizalde (Buenaventura). Es licenciada en Educación primaria, lideresa comunitaria, cantaora y poeta.

Su contribución está entre la música y la poesía donde se pueden destacar trabajos como: Todos somos culpables: poemas y cantos (1993) y Susurros de palmeras (2001).

Entre los galardones se destacan el Premio Nacional de Poesía Erótica (1992); una placa de reconocimiento de la Universidad del Valle otorgada por su labor poética (2003); la designación Almadre por la excelencia poética en el XXIII Encuentro de mujeres poetas colombianas del museo Rayo (2007) y más recientemente, el reconocimiento como una de las 100 mujeres destacadas del siglo XX en el Valle del Cauca (2010).

 

Gudiela Milena Paternina Pautt

Nació en Montería, Córdoba. Entre sus publicaciones se encuentran: Desierto (2013), Otros Suelos (2015), El Loco (2010), Tito Dominó (2013). Entre los cuentos infantiles están Rochy, La Buey Lectora (2016).

 

Jenny Tenorio

Nació en Tumaco- Nariño. Estudio teatro en la Compañía Nacional de Teatro.

Actualmente cursa estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de la Salle y es integrante activa de POEPAZ. Entre sus publicaciones se encuentran: 90 poemas en la orilla del mar (2014), La vida que nos toca (2016). En el 2018 participó en la Antología poética por todos los silencios.

 


Jenny de la Torre Córdoba

Nació en Barranquilla, Atlántico. Es abogada y socióloga con Doctorado Summa cum laude de la Universidad Complutense de Madrid.

Entre sus obras literarias encontramos: Sonata en exilio (2006). Voces de mujeres en la poesía Afrodescendiente (2016); Exigibilidad de derechos culturales de las mujeres en Colombia (2017) entre otros.

 

Kenisha Howard Livingstone

Nació en San Andrés. Estudió Literatura en Baylor University y es Magíster en Lenguaje y Literatura por el First Baptist School.

San Andrés: a Herstory es su primera publicación. En esta nos plantea interesantes cuestionamientos tales como ¿Por qué en la época de la esclavitud los niños fueron asesinados frente a sus madres? ¿Por qué el método clave de la “colombianización” fue la introducción del catolicismo, el idioma español y las formas “paternas” en los relacionamientos con los hijos y especialmente con nuestras hijas?, ¿Cuáles fueron sus consecuencias? ¿Cómo las madres, hoy día, juegan un papel clave para superar las secuelas de esa época, tanto para ellas mismas como para sus hijas?

 

Lolia Pomare Myles

Nació en San Andrés. Estudió Psicología. Se ha desenvuelto como gestora cultural, cuentista y escritora. Se la reconoce por sus historias sobre Anancy, la araña. Uno de los principales personajes de la tradición oral africana en las Américas. Entre sus trabajos se destaca Nacimiento, vida y muerte de un sanandresano (2000), que recrea los relatos de las y los nativos raizales.

El trabajo de Lolia Pomare Myles es ampliamente conocido en el archipiélago de San Andrés y Providencia: todos los sábados a través de la emisora local La Voz de las Islas, esta maestra se dirige a sus paisanos en inglés criollo con mensajes cotidianos de solidaridad, amor, música, recetas culinarias, ecología y últimamente, consejos para una vida sexual sana que dirige a los jóvenes isleños. Como un reconocimiento a su trabajo de 15 años en torno de la narrativa oral de San Andrés y Providencia, Colcultura le otorgó un Premio al rescate de la tradición oral negra y raiza

 

Lucrecia Panchano

Nació en Guapi y se desempeñó como maestra de escuela por largo tiempo. Entre sus obras se destaca: Los cholos (1970); Resonancias de un churo (2004); Voces de mi litoral (2006); Hurgando en mi ancestros (2008); Voces de africanía (2010; Poemas de playa y mar (2011).

Entre sus distinciones se destaca la Medalla al Mérito en Poesía: Helcías Martán Góngora de la Fundación Colonia Bonaverence y la Palma de Oro al Mérito Herencia Ancestral de la Fundación Ancestros.

 

Marta Lucia Quiñonez

Nació en Apartadó- Antioquia. Estudió Psicología social en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD). Magister en comunicación y educación por la Universidad Internacional de Andalucía. Entre sus obras se destacan: Continente Mohíno (1996) / Kartalá: poemas (2002), La Trinidad (2005).

 

María Teresa Ramírez

Nació en Corinto-Cauca. Estudió Licenciada en Historia y Filosofía en la Universidad del Valle. Entre sus publicaciones se destacan La Noche de mi piel (1988); Abalenga (2008) y Flor de Palenque (2008). Cuenta con otros tres libros inéditos: Ancestro y son, libro didáctico de poesía; Bordados en la Tela del Juicio; e Historia del Cantón de la Palma. A la Villa de Palmira.

 

Sonia Nadhezda Truque Vélez

Nació en Buenaventura- Valle del Cauca. Realizó estudió filología catalana en la Universidad Central de Barcelona. Es hija del escritor Carlos Arturo Truque y se la clasifica como cuentista y ensayista.

Entre sus publicaciones se destaca: Cuentos de Barcelona que relata principalmente, historias de mujeres de corte intimista; Historias anómalas, en el que aborda la homosexualidad, el travestismo, la prostitución y la drogadicción. La otra ventana (1986); Los perros prefieren el sol (2006); Bordes, poemas. Coautora del libro Los Samper, un libro abierto. En el campo de la literatura infantil, se destaca: Antología de la poesía infantil en Colombia coautora con Carlos Nicolás Hernández, Cuentos Policíacos, Las travesuras del pícaro Tío Conejo (2007); Un muñeco en la acera (2016); Fábulas colombianas y extranjeras. He sido finalista en varios concursos de cuento. Actualmente se desempeña como profesora de escrituras creativas, editora independiente y correctora de estilo.

 

Tania Maza Chamorro

Nació en Cartagena, Bolívar. Directora teatral, dramaturga, docente de teatro y literatura, abogada de la Universidad de Cartagena. Es fundadora del Taller Literario de la Universidad de San Buenaventura, sede Cartagena. En la actualidad dirige el colectivo artístico Proyecto de la Nada Teatro.


Su obra poética la conforman libros como: Los demás serán mis mariposas; Noticias de un país en guerra y Cuando los hermanos se fueron al norte. Tríptico, Mirándome al espejo y Olvido dominical. En el mundo teatral se destaca “Nueva dramaturgia ausencia del autor dramático o reconocimiento de la revuelta íntima, publicado en el libro Tres dramaturgos latinoamericanos durante el Festival de teatro de Occidente en Venezuela 2008, de la Universidad de Los Andes de Venezuela.

 

Úrsula Mena

Nació en Quibdó-Chocó. Es Licenciada en Idiomas de la Universidad del Chocó. Magister en Comunicaciones con énfasis en Cultura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Especialista en producción de radio y cinematografía del Centro de Entrenamiento de Radio Neederland de Holanda.

En su actividad profesional, acompañó procesos como la elaboración del documento de Política Pública Educativa de la población Negra, Afrocolombiana, Palenquera y Raizal; Planeación por Escenarios para la negociación del conflicto armado, “Destino Colombia”, Ley General, y creación del Ministerio de Cultura, y reglamentación de la Ley 72 de 1989 (Comunicación para el Desarrollo).

Miembro de Número de la Academia de Historia del Chocó, ganadora del Premio “Guachupé de Oro” 2016, en la modalidad de Literatura.

Entre sus libros hay investigaciones, poemas, cuentos, crónicas; como: Relatos de Mar I (1988). Políticas Culturales en Colombia (1994). Los Afrocolombianos en la legislación educativa colombiana (2013). Modelo Pedagógico Etnoeducativo Emancipador “Champalanca Pedagógica (2013). “Cantos de amor y soledades” (2009). “En Honor a la Verdad”. Biografía de Teresa Martínez de Varela (2009 y 2017). Indicios para leer el amor en la poesía negra chocoana (1995 y 2017).

 

Aurora Vergara Figueroa

Doctora en sociología graduada en la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos. Fue distinguida con el Premio Martin Dinskin, categoría disertación de doctorado, por su trabajo Race, Gender, Class, And Land Property Rights In Colombia: A Historical Ethnography Of The Afrocolombians’ Struggles Over Land, 1851-2011. Con Palgrave Macmillan publicó el libro Afrodescendant Resistance to Deracination in Colombia. Massacre at Bellavista-Bojayá-Chocó. Actualmente es la directora del Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF) de la Universidad Icesi. Esta investigadora se dedica a trabajar en temas como Feminismo Afrodiaspóricos, Historiografía Crítica Feminista Decolonial y Raza, Etnicidad, Clase y género.

 

Danny Ramírez

Nació en Buenaventura. Es socióloga de la Universidad del Pacífico. Magister en Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia.

Escribe, principalmente, textos académicos en el campo de los estudios críticos del género y de la interseccionalidad. Su próximo libro se basa en una investigación titulada Feminicidios en las economías criminales de Buenaventura: Una perspectiva desde el territorio y las relaciones de género.

 

Mara Viveros Vigoya

Nació en Buenaventura. Doctora en Antropología, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (EHESS). Actual directora de la Asociación de Estudios Latinoamericana nos (LASA). Profesora Asociada a la Escuela de Estudios de Género y del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Humanas en la Universidad Nacional de Colombia. Escribe, principalmente, textos académicos en el campo de los estudios críticos del género y de la interseccionalidad. Algunas de sus últimas publicaciones son: Les couleurs de la Masculinité. Expériences intersectionnelles et pratiques de pouvoir en Amérique Latine, Paris: Editions la Découverte, 2018. As cores da masculinidade Experiências interseccionais e práticas de poder na Nossa América, Rio de Janeiro: Papéis Selvagens (2018).

 

Natalia Santiesteban Mosquera

Nació en Bogotá. Es traductora y consultora. Estudió en Lenguaje y Estudios Socioculturales de la Universidad de Los Andes. Docente de escritura, español y francés. Magíster en Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente, cursa su doctorado en African Studies con perspectiva de género y sexualidades, en el Africana Research and Studies Center (ARSC), de Cornell University, en el estado de Nueva York.

Fue la primera afrocolombiana becaria de la Japan Foundation (2005). Con base en su trayectoria académica y política presenta El color del espejo: narrativas de vida de mujeres negras en Bogotá (2018), un texto que analiza las experiencias de vida de mujeres negras en Bogotá.

Ángela García, de Medellín, poeta, traductora, periodista, ensayista, cofundadora del festival de poesía de Medellín. Ha sido traducida al sueco, alemán, serbio, árabe, incansable divulgadora de la poesía colombiana en el exterior.

 

Sonia Solarte Orjuela

Nació en la ciudad de Cali en 1959. Poeta, psicoterapeuta y cantante nacida en Cali, Valle. Encargada de cultura (Alcaldía de La Cumbre-Valle). En 1983 primeras publicaciones de sus poemas y lecturas en su ciudad natal.

 

En 1988 fija su residencia en Berlín, donde funda el Taller de Literatura y Escritura “Cantos de Flores”, que coordina desde entonces. Desde 1991 trabaja en la planeación y realización de proyectos y actividades culturales en el “Centro Intercultural de Mujeres S.U.S.I.”. Concibió y coordinó la realización del “I Encuentro Internacional de Talleres de Literatura y Escritura: El Placer de Escribir” (Berlín, Haus der Kulturen der Welt.

Además es cantante de Burundanga, la primera orquesta de salsa de mujeres en Berlín. En 1995 una selección de sus poemas fue puesta en escena bajo el título de La travesía, presentándose la obra en varios teatros de la ciudad.

Como podemos ver a groso modo, la poesía llamada de afro descendientes es vigorosa, más si está vitalmente relacionada con lo que podría llamarse poesía universal. En Colombia goza de un alto prestigio y es en esencia u canto por la naturaleza y por la vida, algo que vas más allá de las fronteras entre razas o etnias, aquí se trata de la humanización de los congéneres, de la exaltación de situaciones que son comunes a todos. Es cierto ha existido un olvido, una segregación, una mutilación y un desconocimiento de la influencia Afro e nuestro país. Más eventos como estos abren nuevos espacios, dan a conocer mucho más su magnificencia y su porvenir, La poesía, por fortuna está viva entre nosotros.

Hay una joven promesa en la poesía colombiana Luis Isabel Villa Merino, su libro Dios era mejor cuando era tigre. Como artista y como poeta se abastece del rito y del símbolo, de la naturaleza y de un profundo conocimiento de antiguas recetas herbolarias, una mística no dogmática, es una celebración por la vida y la dignidad.

Esas breves notas al menos sea una introducción a leer y reconocer la importancia de este tipo de literatura entre nosotros. Espero sea un buen abrebocas para seguir esas sonoridades y esas voces entre el tan-tan del corazón y los ritmos de la selva, el rio, las lluvias, las fiestas y los amores de nuestros hermanos afro descendientes.

 




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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Agulha Revista de Cultura

UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO

Número 189 | novembro de 2021

Curadoria: Luis Fernando Cuartas (Colombia, 1956)

Artista convidada: Flor María Bouhot (Colombia, 1949)

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