Um de meus encontros mais
valiosos nos últimos tempos foi com Margaret Randall, a poeta estadunidense que
nos anos 1960, ao lado do mexicano Sergio Mondragón, fundou El Corno Emplumado. Em 2005, surgiram
duas valiosas homenagens a esta lendária revista, a edição especial da revista Generación, dirigida por Carlos Martinez
Rentería, e o documentário El Corno
Emplumado - Una historia de los sesenta, realizado por Anne Mette Nielsen e
Nicolenka Beltrán, respectivamente no México e nos Estados Unidos. Antes da entrevista,
recolho aqui uma carta de Margaret, em que me fala de um livro inédito seu:
Floriano, te quiero hablar
un poco de Kee Tseel: meditations on place. Creo que es el libro mío más
logrado hasta ahora. Culmina toda una vida de trabajo. Me ha sido imposible publicarlo
acá en Estados Unidos porque tiene, además de 220 páginas de texto (a renglón abierto)
30 fotografías mías a todo color. Tu sabes que reproducir fotos a color cuesta bastante,
y hasta ahora no he encontrado una editorial dispuesta a hacerlo. Y yo, por mi parte,
todavía no estoy dispuesta a prescindir de las fotos.
No sé si en Brasil hay
editoriales que les interesa un libro así. Claro habría que traducir los textos
al portugués. Pero a mí me encantaría. No hay nada mío en portugués desde hace muchos
años, cuando mi libro sobre la mujer nicaragüense salió en portugués por la Editora
Global.
Kee Tseel: meditations on place nació
por una experiencia mía hace dos anos. Siempre había querido ir a una ruina Anasazi
que existe en el extremo norte del estado de Arizona. Se llama Keet Seel. Para llegar
hay que caminar 18 millas, con provisiones para comer y dormir. Tengo casi 70 años
y además enfasima, y no me creía capaz de hacer una caminata así. Pero un amigo
mío dijo que me ayudaría, y fuimos juntos. Llegué. Y para mí fue una experiencia
super-importante. Lo especial de Keet Seel es que todavía hay algunas cosas allí
-ollas, herramientas, hasta ¡comida!- desde el año 1286 cuando fue abandonado. Uno
camina a solas (permiten solamente 20 personas ir al día, entre fines de mayo hasta
principios de septiembre) pero entra a la ruina con un guía Navajo. Escuchando su
pronunciamiento del nombre me parecía que decía Kee Tseel (quiere decir cerámica
rota). Por eso uso esa manera de deletrear el nombre.
Mi experiencia en Kee
Tseel me hizo meditar en todas las ruinas y lugares antiguos que he visitado: Machu
Picchu, Chichen Itza, Petra, Jerash, Chaco, etc. etc. Y otros lugares y como han
impactado mi vida, como me han formado por decirlo de alguna manera. Así surgió
este libro.
FM | Son palabras tuyas: “Desde 1969, cuando murió El Corno, mi manera de escribir cambió,
como hubiese cambiado la escritura de cualquiera: con las distintas experiencias
vividas, con la madurez, y con la forma en que el mundo en sí iba cambiando durante
esos años. Espero que ahora mi trabajo sea más maduro, más profundo y más profesional
de lo que era entonces.” [1] ¿Qué pasa con tu poesía antes y después de El Corno? Hoy ¿qué piensas que ha logrado
la poesía a través de la voz de Margaret Randall?
MR | Nací en 1936, así que estaba llegando a los treinta en la
época del Corno. Viniendo de Estados
Unidos, con todo lo que esto implicaba a nivel de influencias, corrientes poéticas
y panoramas, los poetas y medios culturales latinoamericanos me dieron muchas cosas
nuevas, cosas que poco a poco - y por veces más bruscamente- incorporé en mi propia
voz poética. Después del Corno me fui a vivir a Cuba, y diez años después a
Nicaragua. Continué escribiendo poesía, por supuesto, y cultivando relaciones con
poetas de muchas partes de América latina y el mundo. Los paisajes y preocupaciones
de la revolución irrumpieron en mis escritos. Tuve cuatro hijos: la maternidad fue
también un elemento importante en mi obra. Los años pasaron, y pienso que, como
para todos nosotros, los acontecimientos en mi vida me hicieron madurar de maneras
distintas. El trabajo de alguien siempre es el reflejo de su lugar en el mundo,
y de la perspectiva que cada quien tiene del mundo en el que vive.
Después
de pasar cuatro años en Nicaragua Sandinista -un país donde la poesía florecía sin
cesar, y los poetas estaban exaltados- regresé a Estados Unidos, y tuve que afrontar
una batalla de cinco años para recuperar mi ciudadanía, y estar autorizada a permanecer
en el país que me había visto nacer. Esta batalla también marcó mi poesía. Tal como
la marcó el descubrimiento tardío de mi homosexualidad (!tenía casi cincuenta años!),
y encontré a la compañera de mi vida, otra artista, alguien con quien sigo feliz
después de veinte años de vida común. El regresar a los paisajes de mi infancia,
al desierto de Nuevo México, con sus profundos cañones y vastos espacios y su luz
inigualable, fue también muy importante para mi creación. Creo que al regresar a
casa traje conmigo todos esos años en América latina, la parte latina de mi ser; así como también llegué a comprender
plenamente de donde vengo, lo que soy, y la relación que tengo con mi tierra.
Éstos
son algunos de los temas que se encuentran en mi poesía actualmente: la identidad
y el lugar, una visión feminista del mundo, una vieja sed de justicia, la maternidad
y el hecho de ser abuela, la sexualidad femenina, posiciones contra la violencia
y contra la guerra, el hecho de envejecer, y un paisaje físico particular.
FM | Tus relaciones con los poetas Beat y con el grupo de Black
Mountain, ¿de qué modo todo esto ha influido en tu poesía? Pienso en una afirmación
tuya de que “en mi vida hay hechos que me han marcado más que la obra de otros poetas”.
¿De qué está hecha tu poesía y cómo la relacionas con la poesía de los demás, de
tu generación?
MR | Bueno, los poetas de la Black Mountain me influenciaron mucho
cuando empecé a escribir poesía en Nueva York a finales de los años cincuenta y
principios de los años sesenta - incluso más allá de esa época. Estuve muy influenciada
por William Carlos Williams, quien por supuesto fue un precursor de la Black Mountain.
También había conocido en la Universidad de Nuevo México a Robert Creeley, antes
de irme de Albuquerque para Nueva York en 1957. La poesía de Creeley siempre fue
una influencia, y él y yo fuimos amigos hasta su muerte súbita el año pasado. En
América latina la gente me asocia seguido con los poetas de la Beat Generation,
y es cierto que tenemos lazos de generación. Pero siempre me sentí más cerca de
la poesía de la Black Mountain - aunque estos poetas eran todos un poco mayores
que yo, y nunca pertenecí a este grupo. A medida que pasa el tiempo, mi voz poética
ha sido impactada por mi identidad feminista, por las voces y las vidas de otras
mujeres, de las grandes poetisas cuyos nombres cité anteriormente.
Es difícil para mí determinar de qué está hecha mi poesía, sin referirme directamente
a los poemas mismos. Espero que hablen por sí solos, así sabré que han funcionado. En esta ocasión (como no sé cuál de mis poemas
acompañará esta entrevista) puedo decir simplemente que mi poesía ha estado siempre informada por mi vida, por lo que veo y siento alrededor.
Me gusta que el lector/auditor sienta, experimente el evento del poema, en vez de
que le sea narrado, descrito. Siempre he odiado los versos descriptivos. Mi poesía
refleja mi vida y la de mi generación - un lugar y un momento determinados en la
historia. Su contenido es muy diverso: todo lo que va desde el amor y la nostalgia
hasta el dolor y la frustración, todo, desde un río desierto hasta un evento político.
Quiero que mis poemas sorprendan al lector, y creo que en los mejores casos lo logran.
Lo que más me influenció en el trabajo de los poetas de la Black Mountain fue lo
que me marcó en Williams: un lenguaje frugal y directo, una agudeza, un interés
por las cosas más simples de la vida. Algo muy valioso que nos dejó la Black Mountain
es esta convicción que nada es “no poético”, o inadecuado para crear un poema a
partir de ello.
Cuando dije que en mi vida hubo cosas que me marcaron más que el trabajo de
otros poetas, pensaba en algunos momentos históricos: el final de los cincuenta
en Nueva York, especialmente los pintores del Expresionismo Abstracto con quienes
compartí esos años, la guerra de Vietnam, la Revolución cubana, la victoria de los
Sandinistas, el 68 y mis años en México, la vida de mis hijos, descubrirme lesbiana,
mi compañera, mis nietos. Algunos sitios culturales antiguos me han estremecido
profundamente, lugares como Machu Picchu, Kee Tseel, Petra, Chichen Itzá, Hovenweep.
Estoy trabajando en este momento en un libro llamado Kee Tseel: meditations on place, que
se refiere a la identidad y el lugar.
Y por supuesto esta la gente, las tantas personas extraordinarias que he tenido
el privilegio de conocer en mi vida. Son demasiadas para nombrarlas acá. Pero voy
a insistir sobre los amigos de la Black Mountain, particularmente en el padre de
mi hijo, Joel Oppenheimer, quién formaba parte del grupo. Nunca estuvimos casados,
y no tuvimos una verdadera relación, pero al ser el padre de mi hijo es evidente
que la conexión entre nosotros era muy fuerte.
FM | En qué circunstancia surge El Corno Emplumado? Recordemos el ambiente
mexicano y latino-americano en el cual apareció la revista.
MR | El Corno Emplumado surgió
a principios de la década de los sesenta, en la Ciudad de México. Allí nos reuníamos
un grupo de poetas - algunos norteamericanos y otros de América Latina. Nos leíamos
los unos a los otros en el apartamento del poeta beat norteamericano Philip Lamantia.
Allí estábamos Sergio Mondragón, Raquel Jodorowsky, Ernesto Cardenal, Juan Banuelos,
Juan Martinez, Harvey Wollin, Howard Frankl y otros. Los norteamericanos hablábamos
algo de español y los latinoamericanos algo de inglés, pero no lo suficiente para
comprender con profundidad la obra de los demás. Y no era únicamente el idioma lo
que nos separaba, sino que tampoco conocíamos a los poetas más importantes de cada
cultura. Todo esto nos impulsó a crear un foro, un lugar donde podríamos conocernos
mutuamente.
Así
nació El Corno Emplumado/The
Plumed Horn. Concebíamos de la revista como un matrimonio creativo de la cultura
de ambos hemisferios: el corno por el instrumento musical del jazz norteamericano
y las plumas por las culturas prehispánicas del sur.
Desde
el principio buscamos la independencia. No queríamos ligarnos a ninguna academia.
No queríamos publicar a las “vacas sagradas”. No queríamos permitir que nadie nos
controlara. Queríamos dar cabida a las voces nuevas, la experimentación, la vanguardia.
Sergio Mondragón, Harvey Wollin y yo tomamos en mano el proyecto. Después del primer
número Wollin salió y Sergio y yo nos quedamos hasta los últimos números (1969)
cuando Sergio también salió y lo reemplazó el poeta norteamericano Robert Cohen.
El Corno Emplumado vivió casi ocho anos. Regularmente, cada tres meses, sacamos
un número de la revista, de 150 a 300 páginas. Algunos números se dedicaron a la
poesía de un solo país: México, Argentina, Brasil, Colombia, Finlandia, Australia,
India, Holanda, Cuba, Nicaragua, etc. etc. etc. El último número de cada año lo
dedicamos a un solo poeta; era un libro bilingüe. Otras secciones de la revista
también las tradujimos. Con los años también publicamos algunos libritos de poesía
bajo el sello del Corno Emplumado…
20 en total.
La revista
siempre fue una lucha. Casi siempre la hacíamos dos personas, a veces con un poquito
de ayuda de otros compañeros. Pero fundamentalmente éramos Sergio y yo: leyendo
manuscritos, respondiendo a cartas de todas partes, escogiendo la obra que publicaríamos,
vendiendo anuncios, pidiendo ayuda financiera de distintas organizaciones, cuidando
la impresión, y distribuyendo la revista terminada. Cuando salía un número, nos
sentábamos en el piso de nuestra salita y hacíamos los paquetes de ejemplares para después enviarlos por el
mundo.
Fue
un proyecto muy grande, y muy bello. Se volvió una especie de “institución”. A través
de los años El Corno Emplumado publicó a jóvenes quienes con el tiempo se hicieron
famosos - en algunos casos sus primeros poemas publicados aparecieron en las páginas
de nuestra revista.
La revista
se distribuyó en todo el mundo. Mandamos 5 ejemplares acá, 15 allá, más a las grandes
metrópolis. En cada país hubo un poeta joven quien se encargó de la distribución.
Con el tiempo logramos formar una enorme red.
FM | ¿Qué relaciones pueden establecerse entre El Corno Emplumado y su antecedente más directo, la revista Poesía de América?
MR | Poesía de América , junto con otras revistas literarias de su tiempo le proporcionaron al Corno Emplumado un modelo, una inspiración, un ejemplo de
revistas que podían ser hechas. Los grandes proyectos nunca surgen de la nada. El Corno, como todos esos proyectos similares,
no hubiera podido ser posible sin esos antepasados.
FM | ¿De qué modo se reflejaba en la revista la situación política
entre los Estados Unidos y México, ya que El
Corno Emplumado fue creado por poetas
de ambos países?
MR | El ambiente en México en aquellos años (1961-68), como en
toda América Latina, fue ágil, apasionado, turbulento. Hubo mucha creatividad, mucho
intercambio. Y mucho rechazo a los dogmas oficialistas y a los gobiernos represivos.
Cuando en el año 1968 estalló en México el movimiento estudiantil, la revista tomó
partido al lado de los estudiantes. Cesó todo el apoyo económico que teníamos. Luchamos
por sobrevivir, pero finalmente tuvimos que cerrar. Cayó también una represión política
sobre mi persona, y tuve que salir, con mi compañero y mis hijos, de México para
Cuba.
FM | ¿Qué importancia tuvo en el Movimiento Nueva Solidaridad y
cuál es tu recuerdo del 1º Encuentro Americano de Poetas?
MR | Mis recuerdos del Primer
Encuentro de Poetas de 1964 son muy vívidos aún, pero estoy segura que los años
los han atenuado de alguna manera. El ambiente era eléctrico. Recuerdo que todos
estábamos muy entusiasmados, ¡creíamos que todo era posible, sólo con desearlo!
Estábamos dispuestos a trabajar con ese fin, y lo hicimos: ferozmente. Recuerdo
que hubo varias convenciones en la Ciudad de México en Febrero del 64 - creo que
una de ellas era de psiquiatras, o cardiólogos, algo así. Pero nuestro encuentro
figuraba en todas las portadas de los periódicos más importantes, lo que nos parecía
totalmente lógico. Recuerdo las lecturas en el Bosque de Chapultepec, en un rincón
del parque donde había estatuas de Don Quijote y Sancho Panza. Cuando vi, hace poco,
el film “El Corno Emplumado: una historia de los sesenta”, pude ver que esa parte
del parque es bastante pequeña, un simple círculo con algunas bancas. En el film,
se puede ver a Sergio Mondragón mirando de manera melancólica a través de un portón
cerrado. !Pero en mi memoria sigue siendo un lugar enorme, lleno de poetas de todas
partes de América!
Otra
cosa que caracterizó esa época era la generosidad de espíritu que dominaba todo
lo que emprendíamos. Los poetas que vivíamos en la Ciudad de México abrimos nuestras
casas y nuestros corazones; poetas de tantos países durmieron en el piso de nuestros
cuartos, comieron en nuestra mesa, vivieron con nosotros durante toda esa semana
gloriosa. Queríamos conocernos, e hicimos que todo eso ocurriera.
FM | ¿Hay alguna relación entre Surrealismo y Beat Generation?
¿De qué modo percibieron ustedes esta relación? Pregunto esto porque pienso que
la configuración de las vanguardias en América latina en los años 60 posee una mezcla
de estos dos movimientos.
MR | Nosotros éramos jóvenes, llenos de inconformidad, pasión y
esperanza. Creíamos que la poesía podría cambiar el mundo. Con el tiempo, algunos
de nosotros llegamos a tener una visión más política, de izquierda. Nos adherimos
a los movimientos de lucha frontal del continente. Otros se volvieron místicos,
estudiantes del budismo Zen, etc. etc.
FM | Pero ahora todo ya pasó y nosotros podemos mirar a la distancia
con ojos críticos. Siempre pienso en la famosa antología de los poetas vivos de
Aldo Pellegrini. [2] En su prólogo no se refiere a la gente de El Corno, no hay mención siquiera a la
revista. ¿Uno puede pensar que se trata de un tipo de ortodoxia del surrealismo,
encarnada por Pellegrini, de no aceptación de la Beat Generation? O hay otros motivos
para tan significativa ausencia?
MR | Bueno, no conozco la antología de Pellegrini, no puedo realmente
opinar sobre el hecho que El Corno no sea mencionado. Claro que la manera en que
percibimos ciertos proyectos en un momento difiere de la manera en que los vemos
retrospectivamente. Mientras estuvo El
Corno, hubo muchos escritores a quienes les gustaba la revista, otros que pensaban
que era demasiado política o demasiado ecléctica, otros que por el contrario pensaban
que no era lo suficientemente política o ecléctica... ¿quién sabe? Por veces esas críticas reflejan verdaderos problemas,
por veces es simple envidia. En todo caso nunca vi al Corno como un simple reflejo de la Beat generation
y de sus poetas. Publicamos algunos poetas Beats, por veces por la primera vez en
español. Por otro lado la revista publicó muchas obras que no eran Beat, que representaban
diversas escuelas y grupos e intenciones.
FM | Y seguimos mirando a la distancia… Sale por Alianza Editorial
de Argentina, en 1999, un largo volumen dedicado a la comprensión de América Latina
a través de sus revistas. Es un libro preparado por Saúl Sosnowski. [3] No
se menciona allí una línea acerca de El
Corno Emplumado. Hay más: excepto por la peruana Amaru y la argentina El Escarabajo de Oro, no se habla más
nada de los años 60. Es una zona fantasma en la comprensión de la Historia que este
libro evoca. Lo que pregunto es: ¿qué tipo de historia estamos escribiendo hoy,
o sea, de qué manera estamos traicionando la historia de nuestras vidas?
MR | Estoy de acuerdo contigo. Esto ha ocurrido también en los
Estados Unidos. No solamente en lo que se refiere a la poesía, las artes, pero en
cuestiones de política, de valores. Muy seguido se evita tratar de los años 60,
se esquiva o se deforma el tema de esta era, tal vez por ignorancia. O porque es
demasiado peligroso. O muy complejo. Muy confuso. Y resulta más fácil aceptar la
versión académica (terriblemente equivocada), pulida, o bien la que haya tenido
más resonancia mediática. Por ejemplo, que los Sesentas fueron una década de drogas
y comportamiento extravagante, falta de moral y locura generalizada. Por supuesto
esto está muy lejos de la realidad. Pienso que los años sesenta, en Estados Unidos
y otros lugares del mundo, fueron un período en el cual los jóvenes se unieron contra
la mediocridad, la hipocresía, el conformismo. Algunos habíamos crecido bajo el
Macartismo. Habíamos encontrado nuestra voz y la estábamos usando. Denunciamos la
corrupción de Estado, la violencia inútil, la guerra injusta, el racismo, el sexismo,
y tantas cosas más. Hablamos y cantamos y bailamos y gritamos estos rechazos. Y
no era un simple rechazo: teníamos una visión de cambio. Tal vez en uno o dos siglos,
si seguimos por acá, se pueda tener una mejor
percepción de la época.
FM | Lo que planteo ahora es un aspecto muy delicado. Entre los
números de El Cuerno dedicados a la poesía un solo país, hay uno
dedicado a Brasil. Pero en verdad, como dijo Sergio Mondragón, es “una antología
de ‘poesía concreta’ en una presentación que hizo desde Brasil el poeta Haroldo
de Campos”. [4] Bueno, esto no es representativo de la poesía
brasileña de aquel momento, que pasaba por una efervescencia muy peculiar, mezclando
los poetas de facción política, invencionistas,
existencialistas, beatniks, surrealistas etc. Lo que pasa es que el Concretismo
siempre ha sido un tipo muy particular de vanguardia académica, si es posible. Son
antípodas de todo cuanto se creía entonces en términos de relación entre vida &
creación artística. Lo que entiendo es que había un riesgo en abrir demasiado las
puertas de la amistad poética internacional, pero un riesgo esencial. Mi pregunta
es si ustedes tuvieron después información acerca de lo que trato aquí, y no solamente
referente a Brasil.
MR | Me alegra que preguntes esto. Pero sería mejor dirigirse a
Sergio Mondragón. Desafortunadamente, a
medida que la revista avanzaba, Sergio se volvió responsable de la parte en español,
y yo de la parte en inglés. Y a medida que empezamos a diferir en nuestras preferencias
y opiniones políticas, El Corno se volvió casi dos revistas en una
sola. No sé si Sergio creía que la Poesía Concreta era emblemática, o una simple
manifestación de lo que ocurría en Brasil en la época, No sé ni siquiera si creía
presentar una simple fase de la poesía brasileña, o una pequeña antología. Como
dije, sería mejor dirigirse a él directamente. Debo decir también que El Corno, a final de cuentas, fue creado
por dos seres humanos. Teníamos contactos en los diversos países, y solíamos aceptar
lo que ellos nos propusieran como la verdad. No podríamos hacer de otra manera.
FM | Todo este valioso trabajo de ustedes, en el sentido de buscar
otras voces en todo el continente, ¿de qué manera era recompensado? ¿Cómo las demás
revistas publicadas en otros países latino-americanos reaccionaban a esto? ¿Cómo
se divulgaba fuera de México la poesía de los directores de El Corno Emplumado?
MR | Mientras vivía, El
Corno era una de muchas revistas y
proyectos similares a lo largo del continente. Eco Contemporáneo en Buenos Aires, El Techo de la Ballena en Caracas, Los Tzántzicos en Quito,
El Pájaro Cascabel también
en Ciudad México, por nombrar unas pocas. Todos nos comunicamos, nos llegamos a
conocer, intercambiamos ideas y obras.
FM | ¿De qué manera ha cambiado la actitud de los agentes de esas
vanguardias de los años 60, sabiendo que todos estuvieron ligados a los comienzos
de The Plumed Horn?
MR | Hoy en día, mirando hacia atrás, creo que todos los que estuvimos
ligados al Corno Emplumado recordamos ese período con mucho amor, mucha
gratitud, mucho cariño. Existe una película: El
Corno Emplumado: Una Historia de los 60, que es una co-producción danesa y mexicana.
Salió el año pasado. Es excelente, y en ella hablan varios poetas que publicaron
en la revista. Todos coinciden en que esos años nos cambiaron nuestras vidas.
FM | El documental de Anne Mette Nielsen y Nicolenka Beltrán es
fundamental. Pero me preocupa su difusión. La historia no está hecha por sus aspectos
esenciales sino por su capacidad de difusión. Cuéntanos de la preparación de este
DVD.
MR | Habría que preguntarles a las dos personas que hicieron el
film. Como Sergio y yo en los sesentas, Anne Mette y Nicolenka trabaron con muy
pocos medios financieros. Siguen teniendo muy poco apoyo económico, aún después
de hacer una película que me parece muy buena. Espero que el DVD pueda viajar por
todos lados, y espero que la gente y las instituciones de países diversos pidan
copias, y le den la distribución que merece. Pero viendo los recursos tan limitados
durante la producción del film, dudo que esto ocurra. Y es una lástima.
Recientemente
fui a la Universidad de Arizona en Tucson por diversas razones, entre las cuales
la presentación de la película, seguida de una pequeña discusión con los asistentes.
Había mucha gente, pero la mayoría nunca había oído hablar del Corno, y sabían muy
poco de los movimientos literarios o políticos en la América latina de los años
sesenta. Pero les encantó el film, y la discusión
fue muy interesante. No sólo querían oír más de esa época, sino que también hicieron
la relación con lo que ocurre actualmente. Fue muy excitante.
FM | ¿Cómo son tus relaciones con Thelma Nava y Claribel Alegría
en un sentido de defensa de la presencia de la mujer en nuestras sociedades? ¿Qué
otros nombres y aportes se pueden aquí referir?
MR | Thelma Nava y Claribel Alegría son grandes amigas mías, mujeres
que considero como muy cercanas desde hace mucho tiempo. Sigo en contacto con ambas,
y especialmente con Thelma comunicamos muy seguido. Admiro sus vidas y su trabajo,
y las considero como luminarias de la poesía de su generación, no sólo entre las
mujeres - aunque las dos sean, como afirmas, buenos ejemplos de la presencia de
las mujeres en la creación poética. Quiero agregar los nombres de otras mujeres
poetas que viven aún: Joy Harjo, Adrienne Rich, Gioconda Belli, Marilyn Bobes, Sandra
Cisneros, Luci Tapahonso, Minnie Bruce Pratt, Daisy Zamora, Alice Walker, Idea Villariño,
Cecilia Vicuña… Podría continuar a nombrar a muchas más. Y hay mujeres extraordinarias
que hemos perdido recientemente: June Jordan, Pat Parker, Milagros González… Corro
el riesgo de ofender a todas aquellas que no he mencionado, pero no importa pues
pienso que uno nunca debe cansarse de hablar de nuestras grandes mujeres poetas,
que deben trabajar mucho más que sus colegas hombres, para ser reconocidas, !e incluso
para tener un tiempo para escribir!
FM | En una entrevista que hice a Pablo Antonio Cuadra, me dijo:
“Nuestra revolución se pudo hacer porque iba adelante abriéndole camino una poesía
y un canto. Luego la revolución fue desviada alevosamente: de tales desvíos anti-poéticos
está llena la prosa de la historia. Por eso Hispanoamérica hace su historia dando
bandazos entre la Utopía y el Exilio.” Hablaba naturalmente de la revolución en
Nicaragua, concluyendo que “Todo esperábamos que se abriera una nueva época, pero
solamente se cerró la anterior. Parece que las grandes épocas creadoras no son revolucionarias
sino pre-revolucionarias.” En otra entrevista, Ernesto Cardenal lo contesta: “Mi primo hermano Pablo Antonio Cuadra, a quien yo admiré y quise
mucho antes, aunque después nos separó la revolución, desgraciadamente tuvo una
involución y adversó la revolución sandinista. Él no fue revolucionario sino pre-revolucionario,
y por eso niega la creación de las revoluciones.” Pero D. Pablo no niega
la creación de las revoluciones. Sus palabras son solo referentes a la revolución
en su país, y no se trata de una negación sino de una constatación, una confirmación.
Conoces de cerca la realidad cultural de Nicaragua, porque has vivido allí por muchos
años. ¿Qué piensas a respecto?
MR | Mira, pienso que ambos, Ernesto Cardenal y Pablo Antonio Cuadra,
tienen razón. Pero básicamente pienso que clasificar la poesía o la energía poética
como pre-revolucionaria o revolucionaria es crear una falsa dicotomía, imponer dos
caminos cuando en realidad hay muchas, muchas más posibilidades. La poesía pre-revolucionaria,
cuando funciona, tiene un tipo de energía. La poesía revolucionaria, cuando funciona,
tiene otro tipo de energía. Cada época tiene sus características, y la mejor poesía
de una época refleja necesariamente esas características - ya sea al adoptarlas
o rechazarlas (y en el ámbito poético, ambas opciones son importantes). No hablo
solamente de Nicaragua: esto me parece cierto en todos lados. La buena poesía es
buena por muchas razones, una de tantas siendo la creación, la visión, la energía.
Así que pienso que es un poco banal afirmar que sólo una cierta época histórica
produce la mejor poesía.
FM | Tuviste una larga residencia en Cuba, trabajando en el Instituto
Cubano del Libro. En tu antología publicada en Hiparión, traducida por el cubano
Víctor Rodríguez Núñez, en el prólogo, el traductor menciona una inquietud tuya:
“nunca pude saber por qué no me permitían trabajar y al mismo tiempo me pagaban
un salario”. En principios de los 70 ha surgido en los Estados Unidos la revista
Alacrán Azul, en que aparecían nombres fundamentales de la literatura cubana, pero
que vivían afuera de la isla. ¿Cómo era vivir adentro consciente - es tu caso -
de los sucesos afuera?
MR | Los años que pasé en Cuba han sido una parte muy muy importante
de mi vida. Durante once años trabajé allí, crié a mis cuatro hijos en una sociedad
socialista, participé en la experiencia de una nación entera que sigue tratando
de lograr importantes cambios sociales. Como dices, también fui privilegiada, al
estar en contacto constante con el mundo exterior, un privilegio que no todos los
Cubanos tienen. Sigo admirando la dignidad de esa gente, los esfuerzos heroicos
que despliegan para lograr una cierta independencia, sus progresos reales en materias
de salud, educación, servicios públicos, internacionalismo, y más. También hay cosas
frente a las cuales sigo siendo crítica. Me gustaría ver un modelo menos autoritario,
menos control sobre la diferencia individual, menos miedo hacia lo que se consideran
como direcciones diversionarias, más discusiones
abiertas y la posibilidad de desacuerdo. En las artes, Cuba ha sido y sigue siendo
un faro. Y en las últimas dos décadas, pienso que el desarrollo saludable de la
poesía, ha sido una especie de puente entre los poetas que viven dentro de la isla
y los de la diáspora.
FM | ¿Crees que el modelo de sociedad en el que vivimos actualmente
favorezca el surgimiento de una rebelión tan intensa como en los años sesenta?
MR | La sociedad que padecemos hoy en día no es tan distinta a
la que vivimos entonces, solo que es mucho más profundo el caos y más dramática
la diferencia entre ricos y pobres, poderosos y semi-esclavos. La administración
Bush trata de devorar al mundo. En algunos lugares tiene éxito. Por lo menos a corto
plazo. Es terrible lo que está pasando con el clima, con la tierra, con el planeta.
Pero yo sí creo que la posibilidad de rebelión sigue en pie... La gente no tolera
su propia muerte programada. Solo que hoy habrá que buscar nuevos modelos de rebelión.
Los viejos modelos se ve que ya no sirven.
FM | Tengo que rehacer la pregunta. No se trata de los gobiernos
o de la gente. En medio siglo, ¿ha cambiado lo suficiente para que no haya más cambios?
Lo que está pasando con el clima es un reflejo. Lo que pregunto es si el hombre
es un fracaso remediable?
MR | Puedo ver que no respondí realmente a tu pregunta. Supongo
que lo más honesto que puedo decir es que no sé. No sé si los seres humanos serán
capaces de reparar todo el daño que ha sido hecho. Por veces no sé si pensar si la gente no se da
cuenta, o no le importa reparar estos daños, o siquiera si consideran que hay daños.
El tiempo sólo lo dirá. La tierra está en un tal estado de crisis, que pienso que
en dos o tres generaciones tiene que haber un cambio radical, o no quedará más nadie.
El recalentamiento climático, con sus amenazas directas sobre la vida en el planeta,
es el primer ejemplo de la crisis que vivimos. Pero no es el único. Está también esta Guerra
horrenda entre fundamentalismos - viendo por ejemplo la histeria que cobra auge
entre los islamistas, y los estragos dramáticos que causan Bush y compañía (tomando
raíz en gran medida en un fundamentalismo cristiano). Las guerras religiosas como
éstas han sido perpetradas a lo largo de la Historia de la humanidad, pero es evidente
que ahora toman proporciones gigantescas, con ambos bandos tomando posiciones mesiánicas,
sacrificando de esta manera a millones de seres humanos.
Por
veces, entre los artistas, veo rayos de esperanza. Por ejemplo en la actualidad
de Estados Unidos. Este año casi todas las nominaciones al Oscar fueron para películas
que defendían un cierto cambio social y justicia. Los Oscar representan la academia
más oficial, pero es estimulante ver estos hechos. Soy por naturaleza una persona
optimista, tal vez esté buscando señas para un cambio bajo las rocas. Pero soy también
realista, y no me sorprendería si generaciones recientes han llevado las cosas tan
lejos que no dejen futuro alguno para nuestro planeta.
NOTAS
1. Entrevista
a Rita Pomade. Arts of Mexico - The Series. www.mexconnect.com/mex_/travel/rpomade/rpartiofmexico0105.html.
2. Pellegrini, Aldo. Antología
de la poesía viva latino-americana. Editorial Seix Barral. Barcelona. 1966.
3. Sosnowski, Saul. La
cultura de un siglo (América latina en sus revistas). Alianza Editorial. Buenos
Aires. 1999.
4. Mondragón, Sergio. “El Corno Emplumado”. Revista Generación # 61. México. 2005.
*****
Agulha Revista
de Cultura
# 50. Março de 2006. Página ilustrada com obras de Sérgio Lucena (Brasil), artista
convidado desta edição especial de ARC.
*****
Organização a cargo de Floriano
Martins © 2016 ARC Edições
Artista convidado | Sérgio
Lucena
Agradecimentos a Isa Fonseca
Imagens © Acervo Resto do
Mundo
Esta edição integra o projeto de séries especiais
da Agulha Revista de Cultura, assim
estruturado:
S1 | PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC
FASE I (1999-2009)
S2 | VIAGENS DO SURREALISMO
S3 | O RIO DA MEMÓRIA
A Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial
de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia.
No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o
título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins.
Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de
Floriano Martins e Márcio Simões.
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