BRASIL EN EL CONTEXTO LATINOAMERICANO | La idea que teníamos de Brasil en Hispanoamérica y particularmente en El Caribe ha ido cambiando con los años. En principio no cabía en ninguna cabeza, mucho menos en la de las islas, la imagen de un enorme continente absolutamente verde, anegado de aguas, como si el Amazonas lo cubriera todo. Poco a poco a través del cine con aquella Carmen Miranda de pícara sonrisa y la “venta” multicolor de Hollywood en una aventura turística de Disney, que en mi país se acentuó cuando el poeta Héctor Incháustegui Cabral fue embajador en Río de Janeiro y publicó su Por Copacabana buscando y luego los documentales y las noticias en la prensa del Carnaval de Río, el misterio se fue convirtiendo en turismo y todos queríamos aprender a bailar samba. Así nos fuimos familiarizando con su cultura, incluso, durante una época de la dictadura de Trujillo, por el matrimonio de Flor de Oro su primera hija, con un brasileiro, era obligatorio en las escuelas ofrecer nociones de portugués, aunque, como en toda tiranía que se respete, tan pronto cesó la unión, lo sustituyeron por el latín y jamás se ha vuelto a implantar oficialmente.
A pesar de que lo veíamos como un monstruoso país, Brasil fue emergiendo como una totalidad con particularidades. Desde un principio nos fascinó el proyecto arquitectónico de Brasilia que nos parecía entonces un sueño (como lo fue para Juscelino Kubitschek a quien la historia premió o castigó, eso nunca se sabe), como ejecutor del mandato constitucional de 1890 de que la capital se erigiera en el interior y no a la vera de un océano que lo ceñía por miles de kilómetros.
Sin embargo en los años sesenta la revista O Cruzeiro en español fue cambiando la percepción que en mi país particularmente teníamos.
Entre esas cosas comenzaron las lecturas de los poetas brasileiros y a Amidverza (Amigos de la verdad y la belleza) nuestro grupo literario, le asombró el desparpajo y la gracia de un poema en particular (que no es tan importante en la historia literaria de su país), nos referimos, claro está, a Jandira de Murilo Mendes.
¿Por qué lo escogimos? Éramos jóvenes ardorosos del trópico y más que nada nos fascinaron las grotescas metáforas que nos recordaban La giganta de Baudelaire y el hecho, precisamente, de lo inverosímil, nos atrajo. El caso fue que en una aldea mediterránea de la isla Hispaniola varios jóvenes poetas aprendimos de memoria y recitamos tomando la cachaça criolla (el ron de las islas), a Jandira, en los encuentros.
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Ciertamente, en principio fue la samba, luego la magia negra, más tarde vinieron los narradores y los poetas, pero no dejábamos de verlo lejano y diferente a pesar del cine con sus enormes ríos, sus fantásticos sertones y los poemas torrentosos.
¿Por qué digo estas cosas como introducción si debemos hablar de Floriano Martins, que no había nacido siquiera cuando empezamos a pronunciar nuestras primeras palabras en portugués?
Porque, del mismo modo que desde las islas tropicales teníamos brumosas referencias brasileiras, en Brasil se tenían equívocas visiones del mundo que lo rodeaba al sur, al oeste y al norte, porque aquel país verde y amarillo como su bandera, mantenía la misma relación idiomática de las llamadas, por algunos, madres patrias de la península culpable.
No quiere decir que Brasil estuviera de espaldas a sus vecinos sudamericanos. Siempre hubo nexos y encuentros y desencuentros, como sucede con todos los vecinos; pero no había culturalmente la interacción que debía existir entre pueblos hermanos, a pesar del panamericanismo, de la OEA y de muchos tratados, hasta que el vocablo Latinoamérica pudo englobar a parlantes portugueses, ingleses, franceses, neerlandeses, a cientos de idiomas indígenas y dialectos como el papiamento y lenguas nuevas como el creole haitiano.
Tampoco voy a señalar a Floriano Martins como el único responsable del cada vez más acentuado encuentro internacional con el contacto y el conocimiento de nuestras literaturas continentales, pero sí me voy a atrever a decir que ha sido el más decidido impulsador de estas corrientes.
Gracias a la navegación de la Web, este argonauta ha podido realizar ese milagro, no sólo con la palabra sino con su presencia activa en cuanto evento cultural importante ha habido en los últimos diez o quince años en toda Latinoamérica.
Este sólo hecho, de una importancia casi planetaria, lo vemos ya como algo natural y lógico.
Y ya que lo mencionamos ¿quién es Floriano Martins? Intentar describirlo a miles de kilómetros de Fortaleza parece una hazaña, a pesar de que en Internet encontramos entrevistas a granel y exposiciones sobre su vida y su obra. Sin embargo, antes de hablar de su arte y de la muestra que con el título de Estudios de Piel aparece en este número de Agulha Revista de Cultura, debemos resumir lo que hemos captado de su vida y su persona que le ha llevado a la posición que ostenta en su país y en los nuestros.
FLORIANO MARTINS EL HOMBRE Y EL ARTISTA | Resulta insustituible señalar partes de su ficha biográfica.
Floriano nace en Fortaleza, Ceará, el 30 de junio de 1957 como Floriano Benevides Junior, sin embargo, como su padre era Floriano José Martins, escoge este tercero para su nombre de artista como un homenaje a su progenitor. Su madre fue María Consuelo Feijó Benevides.
En sus primeros veintiún años de vida ocurrieron todas las cosas que lo marcaron para siempre. En efecto, de 1957 a 1978, cronológicamente, despierta a la vida cultural en un hogar donde su padre, gran lector, acumula revistas y periódicos y entre los pocos libros están, nada más y nada menos que los Sonetos de Shakespeare y El paraíso perdidode Milton. Entre ese cúmulo de publicaciones se destacaban las novelas ilustradas con fotografías y los llamados muñequitos o paquitos. Esto marcará definitivamente los rumbos estéticos de nuestro autor.
Un acontecimiento especial fue la muerte en 1970 de Marcos Vinicius a los 9 años, su único hermano. Comenzaba entonces un episodio doloroso, no sólo porque perdía la compañía de un ser querido, de su cómplice, sino porque eso desataría en él la ansiedad de compañía y solidaridad que nunca ha de terminar, porque la búsqueda del hermano perdido, aunque no tiene tanta literatura como la del padre, magnificada por Telémaco en la Odisea, o la del hijo pródigo en la famosa parábola de Jesús, es la necesidad de la amistad pura y desinteresada, manantial de pureza que nunca sacia la sed viril.
La inconformidad de aquel solitario muchacho de Fortaleza, entonces una ciudad emergente en el caluroso norte brasileiro, manifiesta su rebeldía de muchas maneras. Vamos a resumirlas. Mientras otros jóvenes forman pandillas y grupos cómplices, este solitario soñador se entretiene en su casa recortando revistas para inventar a su vez formas nuevas, haciendo algo que él no sabía que tenía nombre: collages.
Su afición por la imagen y la literatura data de su niñez, específicamente de su adolescencia solitaria y ello le empujaría a una carrera de teeneger insobornable. En 1970 escribe unos cuentos, sus primeros esbozos literarios, y cambia su nombre por Floriano Martins; ha dejado de ser Floriano Benevides Junior para la historia.
Pasan años abúlicos, hasta que el rebelde vuelve a asomar y deja los estudios en 1975 en plena adolescencia. Este hecho comporta, necesariamente, borrascas internas y familiares. Se ha convertido ya en el rebelde sin causa que acorde con la época quiere probarlo todo, que ansía conocer grandes emociones.
En efecto, su pasión por la música, por lo hippie, lo lleva a frecuentar a las gentes de la farándula del teatro y el arte popular. De la rebeldía al desenfreno no hay distancias.
Un año después de estar en este mundo alucinante, publica su primer libro de poemas: Composição en colaboración con el artista plástico Alano de Freitas, editado en su ciudad natal. La palabra sola no le basta al joven Floriano. Y ocurre que el hippie se enamora locamente y la pasión por una italiana mayor que él, lo lleva a Bahía. Comienza a sentir el sabor del desarraigo. La pasión por las artes y su aventura amorosa lo convierten en un rebelde con causa.
Nadie sabe hasta dónde pudo llevarlo esta aventura pasional si no ocurre un hecho que vuelve a sumergirlo en la soledad existencial. En 1978 fallece su madre y debe retornar a Fortaleza. Primeros amores perdidos en la bruma de la poesía.
Entonces, repleto de soledades y necesitando asentarse, porque tiene 21 años y debe pensar en su futuro, conoce a Socorro Nunes. Pocas veces un nombre de mujer tiene el vocativo justo para la necesidad de un hombre. Ella lo socorre de su soledad, lo rescata de su pasado y se convierte en la compañía solidaria que andaba buscando desesperadamente por las muertes del hermano y de la madre.
Como sus aventuras amorosas no pueden estar huérfanas de poesía, publica entonces con la colaboración de otro artista, el fotógrafo Paulo Aécio, un libro con un título que es todo un resumen de su soledad y desamparo: Ruínas de silêncio.
Podríamos detenernos aquí, pero no. Es preciso fijar otros detalles que van a marcar su destino. Se ha casado, su esposa es contable. Tiene la misma profesión que la aventurera extraña. Él, que vive en los aires del arte, precisa mujeres con los pies en la tierra de los números.
El otro hecho significativo es que ya tiene familia y debe trabajar. Y lo hace, pero en 1979 también inicia una aventura dentro de lo que ya es la gran pasión de su vida: formará parte del grupo literarioSiriará, que publicó una revista con este nombre que sólo tuvo un número antológico, formado por diversas generaciones de escritores de Ceará, algo que le servirá mucho en el futuro para mantener su independencia creativa y su porosidad para recibir influencias vanguardistas, como lo indica la obra que le sigue:
Su título es todo un programa personal: Nenhuma correnteza inaugura minha sede con diseños de Itamar do Mar. De modo que parece una declaración de independencia, aunque haya mantenido el auxilio para la ilustración pertinente.
En 1980 comienza a trabajar como diseñador en la imprenta oficial de Ceará.
Empero, es el año 1981 cuando recibe al mismo tiempo una noticia devastadora y la inauguración de una nueva visión de la vida. Muere su padre, y nace Flora, su primera hija. De modo que mágicamente suceden estas cosas en su vida llena de contrastes hasta este momento. Algo ha ocurrido, una nueva generación con su sangre y su nombre ha venido al mundo. La soledad está vencida del lado afectivo familiar. Hay que seguir luchando sin abandonar la pasión por la literatura y la ilustración.
Las muertes traen resurrecciones de palabras: Publica Di versos em versos con ilustraciones de Caú. La unión entre la imagen y la poesía se mantiene fiel.
Ese año gana por oposición en un concurso público una plaza de trabajo en el Banco Nacional da Habitação. Su rebeldía e independencia da frutos.
En 1982 publica O amor pelas palavras en Río, con xilografía de Norberto Onofrio. Una vez más el maridaje con lo visual se mantiene.
En 1983 ocurre otro hecho que influiría decisivamente en la vida y la obra de Floriano. Fue su traslado a la ciudad más pujante del país, a São Paulo. Esto abre enormes posibilidades al joven poeta. Comienza también su aproximación en serio al idioma de los países vecinos. Traduce junto a Francisco Carvalho a Altazor de Vicente Huidobro, iniciando de ese modo algo trascendental en su misión estética.
Pero todavía faltaba algo en su vida y en su familia para colmar las ausencias del hermanito y del padre. En 1985 llega a su vida André, su segundo hijo. Otro vacío que se llena. Falta entonces, seguir avanzando en su pasión artística.
En el 86 regresa a Fortaleza y sigue su carrera burocrática al mismo tiempo que retorna a las labores periodísticas, iniciando colaboraciones en el Suplemento Literário Minas Gerais de Belo Horizonte, que también marcará el comienzo de una labor cultural que luego le ha dado nombradía continental: traducciones de importantes escritores como Sábato, Bataille, Blake, Pasolini, Paz, Arp, Huidobro, Mutis, etc., y el inicio de sus entrevistas a escritores de su país y de Hispanoamérica.
Hasta aquí hemos seguido una trayectoria que nos ha traído al inicio formal de una serie de acciones y labores que han ido perfilando a un hombre que se ha ido organizando, que ha progresado por sus méritos propios para sostener su familia, ayudado, naturalmente, por Socorro, y que se ha labrado un nombre como autodidacta en la literatura, no sólo de su lar nativo, sino que se ha ido extendiendo por todo el país.
Es en 1987, en el mes de noviembre, cuando aparece su pequeño libro As contradições terríveis, donde mezcla poemas y collages, ya no requiere la colaboración de otros para expresarse plásticamente. José Alcides Pinto exalta estas composiciones y estos poemas en el diario Tribuna do Ceará como un ritmo mágico, como una pauta musical, señalando que representaba una nueva estética del arte aprovechando las vanguardias.
Sin duda alguna, algo nuevo y excitante hay en la obra de este trabajador de la imagen y la palabra.
Y aparece en el título lo que ha sido su vida y será su futuro: Las contradicciones terribles.
En diciembre de ese mismo año, inicia su colaboración internacional en el suplemento Prosa*Verso en El Comercio do Porto en Portugal traduciendo y dando a conocer a importantes poetas hispanos.
Para agosto de 1988 crea el periódico Resto do Mundo dedicado a traducciones, ensayos y poemas. Se trata de otro título premonitorio. Es un grito que proclama que no estaban solos en el mundo, porque en otras partes del continente también se estaba haciendo una buena literatura. Su área de interés abarca otras inquietudes además de las artes gráficas.
En efecto, su experiencia en el teatro y la música forman parte de su esencialidad humana. Asombra todo lo que este torbellino cultural en el que se ha convertido, puede hacer, y hace. Conoce al dedillo los músicos y los artistas de su país y está al día de lo que se mueve en Europa y en el resto del continente, incluyendo Estados Unidos. Un hombre cuya imagen no es posible sin espejuelos, se ha convertido en el que más ve, y el que más escucha detrás y fuera de los escenarios, de los altoparlantes y de la cámara, que también ha sido una de sus obsesiones juveniles.
Podemos resumir diciendo que hasta este momento sabemos que de niño solitario (su hermano vendría cuando tiene 4 años y sólo será su cómplice dos o tres más tarde) se ha interesado por lo que hay en su casa y se ha armado de tijeras y pegamentos para hacer extraños collages; que tempranamente pierde a ese hermano cuando ya pueden hacerse compañía, iniciando su rebelión abandonando su pueblo y su familia atraído por una mujer extranjera mayor. Lo que lo convierte en un obstinado. La muerte de la madre impulsado por una pasión volcánica en plena juventud, lo arroja a los brazos de quien compartiría el resto de su vida.
Estas cosas convierten al hippie alegre que en el fondo ha sido y ha tratado de alguna manera de seguir siendo, por lo menos en el pelo largo y la barba, en un Hombre. Debe trabajar en otras cosas que no son la literatura y las artes, porque inicia como diseñador pero termina como empleado de un banco. En ese intermedio nace la hija, muere el padre y nace el hijo estando en São Paulo; el regreso al lar lo impulsa hacia la colaboración periodística cultural y esta labor lo proyecta internacionalmente. Ya tenemos hecho al hombre de hoy, inmerso en el surrealismo, en las nuevas tendencias, en el conocimiento de lo que han hecho los vecinos y los demás hispano-hablantes y rastreando a los europeos, a los asiáticos, a los indígenas, a la humanidad. Es una antena que no tardará en convertirse en parábola, ya que aprovecha al máximo las nuevas tecnologías.
Todo lo que él realiza a partir de estas experiencias, ha dado por resultado lo que es ahora: Floriano Martins ha iniciado una carrera sin fin como las galaxias.
Señalaremos, sólo como información complementaria, los hitos más relevantes de su vida y de su trayectoria, porque hasta este momento, a finales del siglo XX, ya el perfil de su historia está perfectamente delineada: será poeta, será escritor a tiempo completo, y difundirá la cultura, sobre todo a través de entrevistas, con cuanta personalidad artística o literaria cruce por sus órbitas galácticas.
TRAYECTORIA DE 1991 A 1999, NACIMIENTO DE AGULHA REVISTA DE CULTURA | Los años que preceden al nuevo siglo fueron decisivos en la carrera de Floriano.
Como hemos visto, estaba preparado para nuevas cosas. En 1991 la muerte de la abuela materna fue para él un impacto terrible, se rompía otro vínculo con sus orígenes. Él cita en una entrevista que le hiciera Luiz Alberto Machado en 2010 a propósito de su libro Cinzas do sol en O Guia de Poesia:
Cinzas do Sol está marcado por un accidente, por casualidad o destino. El personaje central es mi abuela materna. Estaba postrada en la cama, muy enferma, claramente esperando la muerte. Antes de ella, pensando en la intensa vitalidad con la que llevó a cabo su vida, por muy poco resistir el impulso de matarla. Me fui y nunca más volví a verla. Al llegar a casa, abrí las páginas de Le coupable, de Georges Bataille, y el azar ha hecho saltar delante de mí la frase: “La vida es un efecto de la inestabilidad, de desequilibrio”, pronto seguida por algo no menos revelador: “Pero es la fijeza de las formas que la hace posible”. Desde entonces, ya no soy sólo un observador y me encuentro también como personaje de mi escritura.
El escritor había encontrado, como él mismo dice, la libertad absoluta al convertirse en personaje de su propia escritura. Aunque Cinzas do sol ha aparecido en agosto, ya en diciembre (que ha sido un mes clave para él hacer cosas), publica Sábias Areias que se convierte en un libro escandaloso en muchos sentidos, según Jose Alcides Pinto en O Escritor, en abril de 1992:
En el sentido de una experiencia-límite, en su marea de verticalidades y suntuosos extremos en el trato con el lenguaje. Se utiliza una forma clásica y las imágenes más subterráneas (privadas solamente por los verdaderos iniciados) de una mística ya perdida en el tiempo, eso para narrar – hay un elemento narrativo sutil que recorre todo el libro, lo que hace de el un solo poema en sus 33 sonetos blancos, “sonetos de arena”, como señala el autor – un escenario mágico de circunstancias y las voces tensas en un diálogo que tiene lugar entre el hombre y su madre perdida (“madre sin fundamento”, “madre que pierde sus niños”, “madre de todas las noches”, “madre serena de los relámpagos”), imágenes de despliegue voraz.
Hemos copiado estas citas porque entendemos que estos dos libros y estas experiencias transforman totalmente interior y exteriormente como persona y escritor a Floriano Martins. Es su plena mayoría de edad. De aquí en adelante será un torrente humano.
En 1992 se integra al grupo surrealista de São Paulo y en julio de ese año ya ha comparecido públicamente bajo este credo artístico en El núcleo de arte contemporáneo de aquella gran ciudad.
En 1993 publica Tumultúmulos en Río y aparece su nombre y su obra en inglés. Dédalus Book edita The myth of de Word – Surrealism 2 donde junto a personalidades como Breton, Desnos, Artaud, Prévert, etc, en total unos 47 autores de todo el mundo, se incluye Cinzas do sol traducido. Este libro fue editado en Inglaterra y distribuido en Australia, Canada y Nueva Zelandia. Su nombre ya ha viajado al otro extremo del mundo, precediéndole en años, ya que su hija, al casarse, fue a vivir a Australia, y allí nació Maya, su primera nieta. El autor pudo llegar tan lejos como su palabra.
A partir de ese momento, su labor en las publicaciones periódicas no ha cesado ni su recopilación de entrevistas y antologías, ni sus obras líricas y ensayísticas.
En fin, basta poner su nombre en Internet para tener el torrente de actividades, surrealistas en su mayor parte, hasta el 1999, la antesala del Siglo XXI.
En diciembre de ese año crea a Agulha Revista de Cultura, dedicada absolutamente a la cultura. En agosto del 2000 Claudio Willer asume junto a él la dirección y editan en formato de revista una edición especial que se constituye realmente en el verdadero número inicial, señalando lo siguiente en su editorial:
En un país donde crece profusamente la navegación por Internet, siendo visible la tasa de inversión de capital extranjero en esta actividad, Agulha Revista de Cultura se preocupa cuando menos con la conciliación de medio y el mensaje. Es su intención transmitir un tratamiento de materias que no den lugar a un desgaste excesivo, banal y recurrente como el que hoy generalmente se pasa en el periodismo cultural.
Aquí deberíamos detenernos, porque precisamente, estas notas son para encabezar un número especial de esta revista en una nueva época.
Por eso debemos concluir apresuradamente para no agotar al lector, que a partir de este momento, la vida y las energías de Floriano Martins, sin descuidar sus otras actividades, han girado en torno a Agulha Revista de Cultura. Dedicarse finalmente a su labor de editor de antologías, a no desmayar en su escritura y seguir produciendo libros de creación, de haber comparecido a cuanta actividad importante se ha realizado en su país y en toda América Latina como invitado especial, de haber sido curador de exposiciones y ferias en su ciudad natal y finalmente en convertirse en un referente poético y literario a lo largo y ancho de su país y del resto del continente, con repercusiones en el viejo mundo, me voy a permitir, antes de hablar sobre las fotos que ilustran el presente número, antológico en muchos sentidos, a imitación de su estilo de ágil reportero cultural, reproducir la entrevista que en septiembre del presente año le hiciera a propósito de su decisión de ofrecer en esta edición esta espléndida colección de fotografíasEstudios de Piel, donde ha hecho mágicas composiciones artísticas armado de cámara y su indudable gusto artístico.
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MMS He estado leyendo sobre tu vida y tu obra y me di cuenta de que ninguna biografía posible, no importa la cantidad de volúmenes ni de páginas, podrá contar todas tus experiencias, tanto en la vida mortal como en las actividades relacionadas con la cultura y las letras. Asombra que en apenas medio siglo y cuatro años, de los cuales apenas cuarenta y algo cuentan para la literatura, una persona pueda haber realizado la mitad de todo lo que has logrado, con el agravante, ya que te conozco, de que parece que de ahora en adelante, con todos tus conocimientos y relaciones nacionales e internacionales, es cuando empiezas a hacer y lograr tus secretas aspiraciones.
FM Además del tiempo que uno toma (no pierde) con todas las clases que son dadas por los sentidos, hubo un período de casi 15 años en que puedo decir que algo se perdió, cuando yo trabajaba como empleado en un banco estatal. Fue una época de muy poco provecho en la convivencia con las artes, incluso la creación. En cuanto a la segunda mitad de la vida, que tengo por delante, sí, lo que observas es verdad, basta mirar los últimos diez años, cuando la producción ha aumentado considerablemente.
MMS Para no convertirme en tu biógrafo, algo que no puedo intentar desde Santo Domingo, frente al volumen de realizaciones tangibles hechas por ti, me gustaría preguntarte cosas que has contestado en parte en algunas entrevistas y en tus prosas, sobre tu afición por la fotografía.
Ya sé lo de la infancia y los collages y sé que no te gusta que le llamen a lo que haces con las composiciones,combinaciones o superposiciones fotográficas (para llamarlas de alguna manera); actividad artística anterior a tu conocimiento del surrealismo, aunque nadie queda impune después de conocerlo, porque le parece que siempre estuvo allí en los grandes iluminados, en Hölderlin, por ejemplo y no digo Kafka, porque no sólo es casi contemporáneo sino uno de sus iconos sagrados.
Quiero que me cuentes con pequeños detalles tus primeras experiencias de fotógrafo, cuándo conseguiste la primera cámara y qué hiciste con ella y tu evolución a partir de los collages infantiles.
FM Una de las cosas que caracteriza el trabajo con collages es la elección de las fuentes. El método empleado para cortar y pegar fragmentos de imágenes en la composición de esa otra imagen, la imagen final de que resulta el collage, no define la estética de un artista, según me parece, más que el material de origen. Max Ernst, por ejemplo, utilizaba como fuente principal los grabados de Gustave Doré, casi estableciendo un diálogo entre dos tiempos, dos mundos, dos visiones. Al chileno Ludwig Zeller le gusta mucho trabajar con viejas revistas o manuales de ingeniería y mecánica, entre otras igualmente científicas. Cuando empecé a trabajar con collages, todavía sin percibir, fue atraído por una fuente específica, que solamente después comprendí, y sobre todo comprendí el enlace con algo de mi pasado. La fuente: las naturalezas muertas del siglo XVII. El enlace con el pasado: las naturalezas muertas que habían en la casa de mi abuela, pintadas por uno de sus cuñados, y mi pasión por la pintura de Velásquez. Después, cuando ya había hecho algunos collages, el descubrimiento de artistas como Pieter Claesz, Evaristo Baschenis, Antonio de Pereda, David Bailly, Ludovicus Finson, entre otros. Había encontrado mi voz propia en el collage, pero algo me inquietaba: la utilización de materiales que no eran míos. Fue cuando pensé en fotografiar texturas para insertarlas en los collages. El paso siguiente fue abandonar de una vez las fuentes y con eso me vino la idea de no recortar más las superficies, sino de superponerlas. Primeramente imprimía las fotografías en transparencias, pero luego me decidí a trabajar directamente en el photoshop, solo utilizando como recursos la superposición. Dos cosas me decepcionaban en los collages, no en la técnica, pero en su utilización frecuente, el simple acercamiento – lado a lado – de dos imágenes en general distintas y la repetición estética de ciertos estilos que a veces llegaba a un agotamiento inaceptable. Por otro lado descubro la fuerza del desnudo, que tampoco me interesa en sí mismo como imagen aislada, pero antes como recurso para la composición de algo que exprese mi inquietud frente el mundo. Fue así que he pensado, tal vez guiado por la magia de la pintura de Antonio Bandeira, en mezclar superficies que representasen el cuerpo, la naturaleza, el objeto, en un tipo de combinatoria que fuese antes de todo un acto amoroso. Así nacieron las primeras fotografías, marcadas por la felicidad de que todo el material utilizado era mío, que no utilizara piezas de otros.
MMS La segunda pregunta tiene mucho que ver con la primera: nos gustaría saber cómo evolucionaste de la fotografía analógica a la digital y si hay alguna diferencia en tu procesamiento de las superposiciones.
FM No he trabajado jamás con la fotografía analógica, excepto cuando la utilizaba para realizar collages. La técnica de superposiciones que utilizo es la más sencilla. Tengo un acervo sin fin de fotos que separo por temas: aguas, noches, piedras, árboles, utensilios, texturas, desnudos etc. No soy fotógrafo propiamente, así que las fotos son utilizadas como recursos para la creación de esas nuevas imágenes. En verdad, sigo haciendo poemas, lo mismo cuando hacía collages. Las imágenes que creo – por efecto de superposición – buscan un contexto poético igual a las imágenes que asocio en la creación de un poema.
MMS La tercera es que he leído sobre la manipulación de lo digital, que todo dependerá del contexto. Pedro Meyer de México sostiene en la web: “Desde mi punto de vista todo dependerá cada vez más del contexto: de dónde y con qué motivo se exhibe o publica, así como el modo en que se la presenta al público. En segundo lugar, deberíamos ver las fotografías por lo que son: tan solo interpretaciones. Si entendemos el contexto y la naturaleza inherente a la fotografía, pienso que estaremos encaminando a la fotografía digital en la dirección correcta. No olvidemos que el contexto es casi siempre aportado por la publicación en donde aparece la imagen y no por los fotógrafos”. Y en tu caso, a quienes leemos los poemas y tratamos de encontrar similitudes o sugerencias, más bien coincidencias entre la foto artísticamente tratada por ti para obtener algunos resultados, también artísticos, porque la gran diferencia entre lo artesanal y lo artístico radica en que el arte es irrepetible, es único, y la artesanía una repetición de habilidades, que en el fondo, si no se repiten modelos ajenos o se calcan, pueden ser el fruto de un temperamento artístico a su vez. Ahora bien, tratándose de algo mecánico, técnicamente artesanal en parte, como sucede con las superposiciones, dónde podemos separar dramáticamente lo uno de lo otro. Vale decir, cuándo, en qué momento te das cuenta de que actúas como artista y no como fotógrafo que utiliza un medio que sigue siendo mecánico, como la cámara, que con todos sus cambios y modificaciones sigue llamándose así desde los tiempos remotos cuando era simplemente “oscura”. Con esto no te pido que delates el arte, ya que este existe precisamente por lo que tiene de aventura del espíritu y de salto en el vacío, es decir, de lo indecible o indescriptible que es la emoción creadora y el instante del boom continuo de todo en el universo, del choque y la luz, de la sombra y el esplendor, del silencio y el ruido.
FM La síntesis sería el equilibrio entre lo que llamas de “temperamento artístico” y el dominio de las técnicas. Cuando uno alcanza este punto ya no se sabe más – tampoco importa – lo que sea una cosa u otra. Cuando hablo en contexto, pienso en el que es determinado por la creación en sí, no por el ambiente en que la misma es publicada. En cualquier obra de arte siempre habrá una lectura otra, que está dada por su receptor. De eso uno no puedo huir y ahí radica la belleza del arte, en este encuentro entre lo que el artista ha pensado y lo que ha encontrado su lector. La artesanía es parte de la creación, como en la música, la escritura, etc. La cámara fotográfica no es distinta de la guitarra o la pluma. Hay una parte mecánica en toda creación, así que no trato de mitificar la creación o de rechazar sus mecanismos. Cuando experimento con una imagen sobre otra en la mesa de edición es lo mismo que hace un músico con sus acordes o un poeta con recursos verbales. De un rato, la sorpresa, el choque, la luz penetra la imagen, lo oscuro pierde su condición indecible, allí está la música, el poema, la imagen fotográfica. Por supuesto que el dominio técnico permite una intimidad más fuerte con sus elementos, el juego se llena de gracia, y lo que llamas correctamente de “salto en el vacío” se realiza de modo más feliz, alcanzando nuevos puntos de osadía y entrega.
MMS Nota: como no es una entrevista, sino una búsqueda de motivos para alcanzar los territorios de mi duda, que es cuándo y cómo decides manipular una imagen y contraponerla a otra teniendo un tercer objetivo presente que es el poema, o si por el contrario, habiendo visto una foto te surge la “composición” o el contexto de la otra imagen y más tarde la asocias al poema, o viceversa. De cualquier modo, a pesar de tu experiencia infantil y juvenil con los collages, ¿cuándo exactamente en tu vida te planteaste este otro arte? ¿Fue antes o después de tus primeras lecturas surrealistas o de las imágenes de René Magritte?, por ejemplo. He visto muchas fotos de auténticos fotógrafos surrealistas y sin embargo noto una gran diferencia contigo. Ellos buscan, extrañamente, algo lógico en el cuadro, que es lo más lejos que podríamos pensar que es surrealismo de ley y tú, en cambio, cada vez más te internas en territorios abstractos, aunque a veces el efecto es surrealista de ley.
FM Creo que hasta aquí ya he contestado mucho de lo que mencionas. El acercamiento entre el poema y la fotografía es como un complemento o simplemente el paso de un plan para otro. En general la fotografía llega después del poema. Tal vez ahí permanezca un poco de la técnica del collage, eso del acercamiento de dos mundos aparentemente distintos, que una vez juntos tratan de desvelar sus afinidades. Ya no recuerdo quién hizo una observación de que Magritte utilizara en su pintura la técnica del collage en igual proporción que Ernst empleara en su collage la técnica de la pintura. Yo creo que mi fotografía cada vez más se parece a una pintura. Además, como siempre se ha pasado con mi poema, me interesa esa relación amorosa entre el abstracto y el concreto, las zonas de tensión entre dos mundos: sueño y realidad. No es otra la apuesta del surrealismo en su sentido de buscar lo que está más allá de la realidad, sí, pero sin perder contacto con ella, o sea, tratando de enriquecerla.
MMS Por último te pregunto: ¿Hay una poética de Floriano Martins cuando trabaja la fotografía artística?
FM Cuando estaba preparando una serie para mi exposición en la galería CitiBank en San Pablo he descubierto otra vertiente mágica que me fue dada por la decisión de no recurrir al desnudo. El cuerpo de la mujer fue sustituido por otras evocaciones corporales, en general de pájaros o algo que sugiriera vuelo, zambullida, salto al vacío. Con la presencia del desnudo, la acción estaba dada por el paisaje. En su ausencia, ese cuerpo otro es que determinaba el movimiento. En los dos casos, lo que importaba era lo mismo que ya se encontraba en mi poesía: el erotismo en su plan más filosófico, el toque mágico de dos mundos, la revelación de la alteridad en su más amplio sentido de entrega. Así es mi vida. La fotografía no podría actuar de otro modo.
CONTACTO PERSONAL CON EL AUTOR | Conocí a Floriano Martins en Fortaleza, Ceará, Brasil, en noviembre de 2007. Fui invitado junto a otros siete agentes literarios de Latinoamérica a unos encuentros enriquecedores. Luego fuimos a la Feria del Libro del año siguiente de la que fue curador en Fortaleza, y Floriano visitó mi país en la Feria Internacional del 2009. Más que eso, hemos mantenido a través de Agulha Revista de Cultura nuestra relación literaria, y por Internet nuestra amistad personal, que se ha ido intensificando con los años por una serie de afinidades de carácter y coincidencias estéticas.
Su preocupación por la imagen, data, como vimos, desde sus años de niño solitario lleno de imaginación que volcaba en collages. Sus libros comenzaron a aparecer con ilustraciones. Incluso descubrió la forma de hacer sus collages personales cuando la magia del fotoshop le permitió hacer sus composiciones (como yo llamo a sus superposiciones) que ilustraban muchas veces sus poemas propios y en colaboración.
Conocimos su juventud aventurera, su matrimonio entonces y el nacimiento de sus hijos, hechos estos que le impulsaron a sepultar, por lo menos visiblemente, al hippie que había sido, y a sentar cabeza como esposo y padre.
Vimos cómo formó parte activa del surrealismo, al extremo de que una de sus obras fue traducida al inglés y tuvo una difusión internacional insospechada entonces, al otro lado del mundo. De modo que a pesar de que ha sido ecléctico y libre para aceptar a los demás, en el fondo de él, el surrealismo siempre ha estado latente.
Quizás, precisamente, esta serie de Estudios de piel sea bastante ilustrativa, ya que quien asista al desfile de estas insólitas creaciones tendrá que admitir primero, que se trata de auténticas formas de hacer arte, ya que si bien la fotografía en sí ha sido considerada desde hace muchos años como un arte per se, una cosa es lo que la cámara como ente estático ve y registra por los recursos que fueren, y otra, muy diferente es la forma cómo el hombre traduce a otro lenguaje estético esas estancias fijas.
No cabe duda de los avances de las nuevas tecnologías para la nitidez de las imágenes que ha permitido que muchos fotógrafos armados de la técnica y la paciencia del oficio, logran destacar y magnificar sus propios pensamientos y sus ideologías personales. Sin embargo, aquí estamos asistiendo a otro milagro que va más allá de la tecnología misma y penetra en el territorio del verdadero arte.
ACERCA DEL ARTE FOTOGRÁFICO DE FLORIANO MARTINS | En la parte final del diálogo aquí reproducido leímos su lectura de un erotismo intenso que enlaza su vida y obra.
A confesión de la parte interesada, es poco lo que podemos agregar que no sea el misterio inmerso en cada superposición o composición.
Intentaremos hablar de cada una de las escenas que componen esta exposición que quedará permanentemente abierta en la nube, utilizando los mismos recursos surrealistas que el autor, al final.
El solo título de la muestra, Estudios de piel, señala que tratamos del desnudo femenino en esta oportunidad. Senos, muslos, pechos, glúteos, pezones, que deleitarían por sí mismos, pero ocurre, que si bien la sensualidad, el deseo exasperante, y la necesidad de contacto que sugieren la expresión desnudo femenino atrae al voyerista innato que es cada ser humano, se trata, y no se trata de eso.
No hay en el lenguaje de Floriano Martins un afán morboso, no hay más que erotismo transformado sutilmente por la naturaleza o los objetos, a veces animados como las aguas torrentosas, o vaporosos como las nubes cambiantes, o resueltamente sombríos o de estridentes coloridos crepusculares o de albas nacientes.
Ya hubieran querido muchos pintores de ley haber compuesto algunos de estos cuadros que algunos de nosotros editaremos y guardaremos como lo que son, auténticas obras de arte.
Porque sucede que hay días en los cuales Adán el mito, en los que Adán el sueño, en los que Adán César Vallejo, Adán Porfirio Barba Jacob y Adán Murilo Mendes se encuentra tranquilo repitiendo que el mundo comenzaba en los senos de Jandira. / Después surgieron otras partes de la creación (O mundo começava nos seios de Jandira. / Depois surgiram outras peças da criação) y ella estaba completamente desnuda en medio del prado, junto a las montañas, entre las aguas torrentosas, acabada de fundar y evasiendo de pronto y evaformándose ante nuestros ojos mientras la palabra del color se levanta también y crecen las tetas fundadoras y emergen las cavernas donde late el mundo, a punto de ser también ella, porque surgieron los ojos para vigilar el resto del cuerpo ./ Y surgieron sirenas de la garganta de Jandira: /El aire entero quedó rodeado de sonidos / más palpables que los pájaros. (E surgiram os olhos para vigiar o resto do corpo. / E surgiram sereias da garganta de Jandira: / o ar inteirinho ficou rodeado de sons / mais palpáveis do que pássaros).
Y sucede y ocurre que también apareció Floriano en Florianópolis, Floriano en martinsiendo, martinformándose en el evangelio fotográfico, aprendiendo la palabra mágica que destruye las formas y las construye de nuevo, que sobre ruinas abre pastos y sobre selvas donde desnuda de pronto la energía de los atardeceres y el torrente de las noches o la algarabía de las albas. Pájaros que son sombras o sombras que son pájaros vuelan entre los muslos de las doncellas, de los montes emergen pezones sonrosados y entre los muslos lascivos nacen ríos de repente. Es un nuevo paradiso, es el poder demiurgo de hacer y deshacer la realidad en un tumulto de formas.
Lo que estamos observando es el misterio de la creación. Y las antenas de las manos de Jandira captaban objetos animados, inanimados, / dominaban la rosa, el pez, la máquina. /Y los muertos despertaban en los caminos visibles del aire. / Cuando Jandira peinaba su cabellera... (E as antenas das mãos de Jandira / captavam objetos animados, inanimados, / minavam a rosa, o peixe, a máquina. / E os mortos acordavam nos caminhos visíveis do ar / quando Jandira penteava a cabeleira). Y Floriano de la máquina sacaba entonces detalles a veces sombríos como de Rembrandt, a veces surreales como de Benjamín Péret pero siempre palpitantes como los cadáveres exquisitosde Apollinaire, Tzara y los surrealistas.
En toda fiesta del arte terminamos ahítos de luces o de sombras, es preciso observarlo todo. En las exposiciones vamos de cuadro en cuadro, deteniéndonos morosamente sobre algunos, esquivando otros. Yo, me atrevo a pedirle al observador–lector que no siga leyéndome. Que regrese tranquila y detenidamente a revisar la galería de fotos y al final, regrese a este exordio terminando de conversar de esta manera.
Floriano Martins nos ha embriagado con alevosía de extrañas formas; hemos ido señalando con el dedo: aquí es surrealista real; allí es lírico; allá es dramático; a veces nos hace pensar, otras desvariar, nos intriga y nos sobrecoge. Debemos admitir que esto es el arte. Empero, si no nos queda al final un vaho perfumado de sensualidad, hemos fracasado y debemos volver a mirar, para convertirnos en boyeristas auténticos cuando ese aroma intenso nos impregne el alma.
Hasta que no terminemos vencidos por esa sensación agotadora, por esa revelación de la mujer entre las cosas como la diosa fundadora, como Gea, como la Pachamama en sí, nos pasará como le sucedió al compañero de Jandira: Y el marido de Jandira / murió en la epidemia de gripe española. / Y Jandira cubrió la sepultura con sus cabellos. / Desde el tercer día el marido / hizo un gran esfuerzo para resucitar: / No se conforma, en el cuarto oscuro donde está, / con que Jandira viva sola, que los senos, la cabellera de ella trastornen la ciudad / mientras él se queda allí paveando. (E o marido de Jandira / morreu na epidemia de gripe espanhola. / E Jandira cobriu a sepultura com os cabelos dela. /Desde o terceiro dia o marido / fez um grande esforço para ressucitar: / não se conforma, no quarto escuro onde está, / que Jandira viva sozinha,/ que os seios, a cabeleira dela transtornem a cidade / e que ele fique ali à toa).
He aquí que nosotros no nos quedaremos paveando mientras Floriano nos deslumbra con sus estudios de la piel sensual femenina. No. Porque:
Decidimos ir revisando cuadro por cuadro en varias oportunidades, pero en una de ellas hicimos anotaciones de la impresión que nos causaban algunos; pero al continuar revisando las 108 fotografías decidí anotar la impresión que me producía cada una en particular. Luego tomé esas visiones y me di cuenta de que en distintas oportunidades tenía experiencias diferentes y así asumí lo que ocurrirá con los lectores, porque esta edición ofrece otros esplendores.
Me di cuenta de que había hecho anotaciones auténticamente surrealistas porque apenas pasaron por el cedazo de la razón. De modo que ahora, ya unidas sin el número correspondiente a cada foto, pero en el orden que él me las envió, el lector podrá ver chispazos de cada una, unificadas las visiones. Lo que a continuación verá el lector no es un poema en prosa, es, como dijimos, un rapto surrealista de esas impresiones que, muchas veces podrá coincidir con las del lector, pero sin separar cada una ni señalar cesuras, más que las que obligan algún tipo de orden en el desorden.
(RAPTOS DE LOS) ESTUDIOS DE PIEL | Sabes que es carne pura, pero nunca sabrás qué carne es donde una mano puede retener la sombra. Las manos hacen y deshacen la vida y el amor. Asada la pierna es más suculenta. Las pisadas sobre felpas no conducen a ninguna parte. El pavo real del deseo, el tenebroso pavo real de la vida. El caracol puede invadir la carne.
De pronto un cuerpo desnudo de mujer puede ser el crepúsculo asentado en una tierra áspera simbolizando la muerte del deseo, porque de su ombligo nacen los atardeceres que anuncian la noche, tocando la fertilidad en la hermosura de unos senos.
O un árbol monstruoso que es una mano encantada acaricia el césped con raíces y deseos donde las nubes turban los sentidos porque lo que agrada se toca suavemente. Una fantasía maravillosa de tules o mortajas y fantasmas erizan un pezón insomne formando un cuadro surrealista, porque he aquí un pecho entre gasas, mortajas y fantasmas.
La ilusión de un extraño pájaro negro mientras dos pezones como ruinas frágiles simulan un nido abandonado y nos sugieren el Never More de Edgar Allan Poe o el nido del fénix.
Indagando el misterio de la sensualidad un cuerpo de mujer se ha difuminado convirtiéndose en un titán que lleva sobre sus hombros el peso de la noche mientras el cielo oscuro semeja una tempestad burlona que sugieren a Rembrandt.
A veces la contradicción es el toque mágico que todo lo transforma como la aridez pétrea contra un seno núbil de doncella o una cabeza de perro que bebe sensualmente. Pétreo paisaje pleno de sugerencias. La sutileza de un paisaje donde se contrastan el pico nevado y el pezón que rivaliza entre las nubes, creando una belleza total. Apoteosis de un seno y los brumosos glúteos.
Hay un cuadro sombrío, clásico, rembranesco, de un cuerpo de mujer entre sombras y utensilios y un torrente de aguas que semeja el deseo, como las otras rembranescas compañías.
Pocas veces se evidencia como en la sugerencia de un sexo de mujer el torrentoso deseo sobre la fragilidad de la carne. Las piernas y el torrente sobre el sexo dan la sensación del tacto y los claros y las sombras, hacen de este cuadro un mensaje surrealista.
Manos y oscuras sombras, las vagas siluetas de las areolas. La mano que acaricia un seno se transforma entre las nubes que sugieren luces parpadeantes en una lámina que explica la tensión sensual.
Una catarata irrumpe en el paisaje contrastando órganos humanos. Pudorosa imagen justamente entre la floresta y las rocas. Las piedras y la pudorosa desnudez ¿Quién baila una danza mágica justamente tallada como una sombra? Ritual de baile entre rocas, imágenes talladas en las piedras.
Fabulosa visión de un nuboso amanecer sobre la piel desnuda, manos, brumas y sexo. Preciso toque sobre la piedra de un cauce seco; dedos y pezones como frutos.
Viaje hacia la vida tras un pezón con maletas. El viajero del ser ha llegado.
En la sensualidad del bosque el pezón es una berruga encantada. Un árbol seco con fragantes senos.
La mano que escapa entre el rojo intenso en un grupo negro y el obstinado rojo penetrante. El grotesco angelillo atraviesa un desierto de carne al caer la noche; el angelito monstruoso transita sobre el cuerpo del atardecer.
La mano que acaricia la iluminada bruma. Oh manos y roca con pecado.
La arañita baja de un seno hacia la brumosa realidad del bosque. La llovida araña del pezón sobre la bruma. Como un ejercicio de Juan Gris los tiestos del pezón de un pecho roto.
Sugerencias de infinito zarpando de un ombligo hacia la mar abierta del deseo. El muelle del adiós. La bruna cabellera del pezón, sinfonía de senos y formas. El profundo agujero del deseo secreto.
Glúteos en tercera dimensión iluminan el paisaje. Mano y pezón sugieren una extraña golosura. Como un libro de carne estremecida. Tránsito infinito de la mujer y el libro. He ahí el árbol mano–cuerpo y la lúbrica envoltura de la manzana intrusa, deliciosa y cremosa sensación de suculencias. Suspiros, crema y cuerpo, composición estructural llena de sugerencias eróticas, en el fondo de la caverna brilla la luz.
Combate del arpa y la mujer. La oscura ejecución musical brota entre las piernas. El hueco que sugiere que la mujer es el mundo. Paisaje sensual. El alcohol y el sexo simulan un erótico atardecer en la embriaguez de la carne, como un torrente de crema sobre la piel. El arco del deseo se tacta. La mano entre la piel con abalorios. Su pie como un relámpago de seda. El pie del laberinto entre las aguas. Cómo se difumina una mujer en un paisaje.
La cálida posesión de un seno en la ventana azul. La puerta de la vida hacia otro mundo. Alegoría del placer. Las columnas que sostienen al mundo.
El extraño árbol vivo en medio de la playa y la carretera del deseo que se interna en los sueños. Camino maravilloso que va a ninguna parte.
A veces la carne del deseo se evidencia en el claustro o en la cárcel. Nunca sabremos lo que vimos entre las rejas. Seres extraños decorando la piel, los misterios de la carne y el sollozo, porque los misterios a veces iluminan.
Nadando entre brumas de pronto la piel se llena de gotas de miel.
Cuando se difuminan las imágenes se ha perdido una mujer entre las luces.
Las conjunciones son eternas como la ruta de la muerte en la oscuridad. El amor es un fósil sollozante.
El pezón de las pesadillas y los sueños también semejan las cucarachas del deseo.
Surrealismo de ley en un bosque de vida. La calavera no siempre significa muerte si un ibis resplandece sobre la noche de las piernas transitando sobre los orígenes del mundo y otro pájaro contrasta con el reposo del cuerpo. Los pájaros aman la primavera.
El tigre y la cebra no andan lejos de la mujer. A veces se logra el misterio plenamente. El oso de las praderas husmea entre los muslos el vaho del deseo bebiendo el agua de la angustia.
Entre ombligos y sombras estalla la luz. El río sombrío del delirio. La misteriosa travesía de la muerte. Extraña composición profundamente surrealista. Que hasta allá lleguen las piernas.
Los pies se enredan en el círculo. Un pie perdido y recobrado.
Las barbas del patriarca que desea. En el pozo más hondo disputan Braque y Rembrandt.
La tierra del musgo se levanta cuando Afrodita vuelve a surgir de la mar hecha solo sexo y la bruma del crepúsculo abarca el vientre. Grafitis deleitando el triángulo en ruinas. Enorme sensación.
Los tres caracoles sagrados y la mano que roza el emergente pezón. De la noche emerge el día como un perro fiel.
Mano entre piedras. La mano se arma. Afrodita está perdida saludando desde las aguas. Un viaje imposible porque el pezón acecha las ruinas del amor. La bandera y el escudo del amor: Fantasía triangular. La ventana del deseo. Equilibrio del sueño enterrado y la mano sigilosa. Eclosión y luces y colores del paraíso como pájaros multicolores. Fantasía desnuda.
Manuel Mora Serrano (República Dominicana, 1933). Es narrador, poeta y ensayista, autor de una Historia de Literatura Dominicana y Americana. Trabajó en 2008 en el Ministerio de Cultura como conferencista y compareció a eventos a diversos lugares del país y del exterior, como Puerto Rico y Miami. Actualmente mantiene un contrato con ese ministerio para la conclusión de investigaciones, dentro de ellas una Historia de los movimientos de vanguardia.Contacto: luisero2004@yahoo.com. Página ilustrada con obras de Floriano Martins (Brasil), artista invitado de esta edición de ARC.
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