JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS |
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS | En México se considera que, históricamente, fue en la década de los años
veinte del siglo XX que aparecieron las vanguardias. En la literatura fueron
autores como José Juan Tablada y particularmente los integrantes del movimiento
estridentista, como Manuel Maples Arce, Arqueles Vela, Germán List
Arzubide, Salvador Gallardo, Germán Cueto y Leopoldo Méndez quienes enarbolaron
más visiblemente esa tendencia.
En cuanto al ambiente cultural predominante por entonces, hay que
considerar que el país se hallaba inmerso en un periodo de incertidumbre y
violencia luego del triunfo de la Revolución de 1910 y el exilio de Porfirio
Díaz. Literariamente hablando, la situación era un tanto contradictoria o bien
podríamos decir que polarizada. Por un lado, los Estridentistas irrumpían
con publicaciones contestatarias y manifiestos que agitaban el entorno cultural
principalmente de la ciudad de México, Puebla y Xalapa. Pero, hay que decirlo,
no siempre con obras literarias de gran valor. Parecían en este aspecto más
preocupados en mostrar una actitud irreverente que en realizar obras de una
calidad perdurable. Por otro lado, muchos de los más importantes escritores de
aquel momento no eran ni pretendían ser vanguardistas, como Alfonso Reyes, José
Vasconcelos, Julio Torri, Ramón López Velarde o bien los más jóvenes, conocidos
como Contemporáneos: Carlos Pellicer, José Gorostiza, Xavier
Villaurrutia, Salvador Novo, Gilberto Owen y Jorge Cuesta, por mencionar a los
más destacados. Los Contemporáneos eran de hecho un grupo que llegó a
antagonizar con los Estridentistas y aunque en algunas obras ellos
mismos dejan ver cierta huella particularmente del surrealismo (sobre todo
Villaurrutia y Owen) no se les puede clasificar como autores de vanguardia.
MANUEL IRIS | La
vanguardia de los veinte coincide con los momentos finales de la violencia de
la revolución mexicana, que es la época de una naciente institucionalización de
la cultura en el país. Institucionalización que llegó a ser omnímoda y parte
misma del ser cultural mexicano, tan dado a la burocracia y a cierta sobriedad
solemne en sus maneras y sus preferencias estéticas, cosa que se refleja en lo
conservador de su poesía central.
El ambiente cultural, en un país que apenas estaba
empezando a definir su identidad moderna, era sumamente cambiante. Muchas eran
las posibilidades de la cultura y de la identidad nacional (Naciones intelectuales, libro del
analista Ignacio Sánchez Prado, relata este momento de la historia cultural
mexicana con especial lucidez) y todas ellas estaban enfrentadas. En cuanto a
la poesía, el Estridentismo fue nuestra vanguardia radical y programática,
beligerante. Fue el único movimiento literario con intenciones sociales
contestatarias, el único ismo como
tal, en México (esto quizá no sea cierto si se piensa en el Agorismo, pero este
segundo ismo mexicano fue
prácticamente inexistente, efímero) y tuvo resonancia internacional. El
Estridentismo dio resultados estéticos importantes como la novela La señorita etcétera (1922), de Arqueles Vela, y el libro Urbe: Superpoema bolchevique en cinco cantos
(1924) del propio Maples Arce, que fue traducido al inglés por John dos Passos
con el título de Metropoli. Es
importante decir, sin embargo, que el Estridentismo, fue una vanguardia
institucionalizada, ya que fue financiado y apoyado por el gobierno del estado
de Veracruz, y deja de existir cuando este apoyo se diluye.
MANUEL IRIS |
El proceso por medio del cual Contemporáneos logra
imponer su estética por encima de la del Estridentismo, e incluso por encima de
la propuesta por los autores de la novela de la revolución mexicana (Los de abajo, de Mariano Azuela, es el
mejor ejemplo de esta postura) es complejo, pero necesario si se quiere
comprender la configuración del campo literario mexicano actual, que en muchos
modos refleja los resultados de esas tensiones, aunque con los lógicos matices
del tiempo, y de posteriores reacomodos.
FLORIANO MARTINS | Los movimientos
locales, ¿estaban de acuerdo con las ideas de las vanguardias europeas
correspondientes o acaso agregaban algo distinto?
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS | No hay duda que los muy localizados ejemplos de vanguardia en sus
inicios en México partían de la emulación de los movimientos europeos, sobre
todo del futurismo ruso y el dadaísmo francés. Si bien con
diferentes denominaciones y adaptaciones locales (como la consigna del primer
manifiesto estridentista: "¡Viva el mole de guajolote!"), la
vanguardia resultaba a todas luces un eco imprescindible de la modernidad que
por entonces irrumpía con nuevas tecnologías y vehículos, con nuevas conductas
y costumbres, con nuevas formas del arte y la comunicación, en fin, con una
nueva semiótica cultural en las principales capitales de Occidente.
MANUEL IRIS | Como en
toda Latinoamérica, los movimientos vanguardistas mexicanos buscaban cierta
independencia creativa, cierta originalidad, respecto a los de Europa. A pesar
de ello, el Estridentismo tiene la mente puesta en las propuestas políticas
rusas, de la revolución bolchevique, en lo político, y tiene una clara
influencia del Futurismo italiano, en lo estético. Los Contemporáneos, por su
parte, eran fundamentalmente cosmopolitas con un marcado gusto por lo francés y
su poesía, siendo mexicana, no es nacionalista. Unos y otros (Estridentistas y
Contemporáneos) son una respuesta natural al hipernacionalismo existente en la
novela de la revolución mexicana. Lo mexicano, luego de Contemporáneos, es más
bien un tono, cierta manera de concebir la poesía, pero no un conjunto de temas
nacionales.
FLORIANO MARTINS | ¿Qué relaciones
mantenían estos mismos movimientos con las corrientes estéticas de los demás
países hispanoamericanos?
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS | Los vínculos entre los movimientos de vanguardia en Hispanoamérica
pasaban, al parecer, casi forzosamente por intermediación de los escasos
escritores y artistas que viajaban por aquellos años a París, Nueva York,
Viena, Roma o Madrid. No hay muchos documentos que permitan suponer gran
retroalimentación entre las naciones latinoamericanas. Sin embargo, cabe citar
eventuales intercambios que se dieron más que nada por iniciativas personales.
Por ejemplo, la estancia del colombiano Porfirio Barba Jacob o de la chilena
Gabriela Mistral por entonces en México o, más tarde, la del guatemalteco
Miguel Ángel Asturias y la del peruano César Moro. Asimismo, también está
documentada una estancia de Arqueles Vela y Germán Cueto en París (1929-1932) y
otra de Germán List Arzubide y Leopoldo Méndez en Estados Unidos (1930). Por
último, otras presencias que fueron decisivas para alumbrar esa época en el
arte y la cultura de México fueron también la de la fotógrafa de origen
italiano Tina Modotti y la del dramaturgo de origen francés Antonin Artaud. No
obstante, sobre este aspecto hay aún mucho que investigar para reconstruir toda
una red posible de vínculos e influencias que, sin la menor duda, provocaron
aquel intenso tiempo de la historia.
MANUEL IRIS |
Existió, gracias a la presencia de diversas revistas literarias que circulaban
por toda Hispanoamérica, comunicación entre México y la vanguardia de otros
países latinoamericanos. Por ejemplo, la revista colombiana Mito publicó a casi todos los autores de
Contemporáneos, a gente como Alfonso Reyes y más tarde a Octavio Paz y muchos
otros. La presencia de Owen en Colombia fue fructífera para ambos países, al
igual que la visita de José Juan Tablada a Venezuela, o el tiempo que José
Gorostiza pasó en Cuba, donde estuvo en contacto con los poetas de Orígenes.
Sin embargo, a pesar de esta comunicación, en general, puede decirse que
Hispanoamérica supo más de México que México de Hispanoamérica, en estos
momentos.
FLORIANO MARTINS | ¿Qué aportes
significativos de las vanguardias fueron incorporados a la tradición lírica y
cuáles son sus efectos en los días de hoy?
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS | Creo que, ante todo, las vanguardias han constituido momentos de
renovación profunda en los discursos del arte contemporáneo, así como grandes
sacudidas críticas de la cultura predominante. Es innegable que el arte y la
literatura del siglo presente no serían lo que son sin el complejo y
revolucionario recorrido que significó el siglo XX. La modernidad, sin embargo,
es un fenómeno histórico que no ha cesado ni concluido ⎼pese a las
elaboradas teorías de la posmodernidad⎼. En la medida en
que dicha modernidad sigue afectando y transfigurando la cotidianidad y sus
nuevos códigos de comunicación, la vigencia del sentido de las vanguardias
tampoco ha culminado. Así, el talante crítico, la actitud inconforme e
irreverente, la inquietud por innovar en todos los terrenos, la flexibilidad y
adaptabilidad de las formas y los lenguajes, la participación del azar, el
humor y la ironía, son todos estos atributos una herencia que en buena medida
debemos reconocer a las múltiples vanguardias que han atravesado la cultura y
el arte de nuestro tiempo.
En México los procesos de renovación que suelen venir aparejados a la
actividad de las vanguardias han resultado paulatinos. No se puede decir que
hayan cambiado de un día para otro el rostro de la literatura mexicana, pero es
evidente su efecto digamos tanto irreversible como acumulativo en el gusto de
las nuevas generaciones.
MANUEL IRIS | Existen
varios aportes de la vanguardia en la tradición lirica mexicana, pero pocos de
ellos parten de la vanguardia radical europea o mexicana. Muchos de los
escritores cercanos a cualquier corriente de vanguardia han decidido no llamar
las cosas por su nombre o incluso negar completamente su estirpe. Pensemos en
Octavio Paz negando su etapa surrealista o experimental y, entre los poetas
vivos actualmente, por ejemplo, José Díaz Cervera y Max Rojas son ejemplo, en
distintas generaciones, de escrituras cercanas al surrealismo, sin llamarse
nunca a sí mismos surrealistas.
O sea: efectivamente hay aportes significativos de
la vanguardia en México. Muchos tienen que ver con la asociación sonora como
modo de elegir palabras en el poema, cosa que afecta su significado final, o
con alguna irreverencia conceptual, aunque sin intención política. Sucede, sin
embargo, que la conservadora poesía mexicana central tiene a no llamar las
cosas por su nombre.
Con todo, existe una clara tendencia de la crítica
actual, como la de Evodio Escalante y otras personas, por rescatar al
Estridentismo, por ejemplo. Del mismo modo varios poetas jóvenes declaran más
claramente su no-conservadurismo estético, su experimentalidad. Esto no es necesariamente
generador de grandes obras, pero sin duda es síntoma de cierto desgaste de los
modos solemnes de escribir poesía en México, que han llegado a convertirse en
un tic. El peligro, por supuesto, es que las formas experimentales suelen
desgastarse con mucha rapidez.
Por otro lado, estoy convencido de que las nuevas
tecnologías de comunicación, particularmente las redes sociales, han creado un
nuevo código de conducta entre los autores, y una nueva manera de relacionarse
entre ellos, y con sus lectores y críticos. El campo literario mexicano y sus
protagonistas van variando el modo en que se relacionan. Estas nuevas maneras
no han sido estudiadas, pero evidentemente suceden, existen.
FLORIANO MARTINS | Los documentos
esenciales de las vanguardias, ¿se han recuperado?, ¿es posible tener acceso a
ellos?
JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS | La mayoría de los documentos, obras y publicaciones del movimiento
estridentista han sido conservados y, hasta donde tengo entendido, es posible
acceder a ellos. Hay incluso no pocas investigaciones bastante serias y
exhaustivas sobre el tema que se han realizado en años recientes por parte de
académicos y críticos avezados. Cabe señalar, en este sentido, los libros de
Luis Mario Schneider, El estridentismo o una literatura de la estrategia
(Conaculta, 1997), de Silvia Pappe, El movimiento estridentista atrapado en
los andamios de la historia (UNAM), 1998), de Evodio Escalante, Elevación
y caída del estridentismo (Conaculta, 2002) y de Elissa Rashkin, The
Stridentism Movement in Mexico: The Avant-garde and Cultural Change in the
1920's (Maryland, Lexington Books / Rowman and Littlefield, 2009).
MANUEL IRIS | Hasta
donde conozco, es posible acercarse a estos documentos, y cada vez están siendo
más rescatados y reeditados. Ese no es un problema insalvable, aunque
ciertamente existe.
*****
Jorge Fernández Granados (México, 1965) | Manuel
Iris (México, 1983)
Capítulo XI do livro Espelho Inacabado – Imaginário das
vanguardas na América Hispânica, de Floriano Martins © 2016 ARC Edições.
Artista convidado: Agustín Lazo (México, 1896-1971)
*****
Organização a cargo
de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Imagens © Acervo
Resto do Mundo
Esta edição integra
o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim
estruturado:
1 PRIMEIRA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO
SURREALISMO, I
3 O RIO DA
MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO
SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO
EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO
SURREALISMO, II
8 O RIO DA
MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
A Agulha
Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial
de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de
Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua
espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas
de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a
coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.
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