Serge Pey [1] no
piensa el poema. Lo baila. Sus pies marcan el ritmo del tacto del ver que el peyotl
hereda de todos lados y del Otro a través del Nierika. [2] En
sus Chants de Vision de la Contre-Montagne [3]/Poèmes
traduits du Peyotl,
[4] escritos
entre 1978 y 1992, remite a la vida de Yautahupa, “El cazador del monte”, nombre
de iniciado que le dieron sus hermanos huicholes del alto acantilado de la Comunidad
de Santa Catalina, “ahí mismo donde se agarran las casuchas de adobe de la tribu
de Usha Newene”.
[5]
Ni delirio ni alucinación como en occidente, avivados
por la vestidura de una droga, el peyotl, ni tampoco hechizo firmado por plausible
batalla en busca de lo oculto.
Aquí, el cuerpo pronuncia, mastica y purga con escupitajos
sus arrobos, entra en las cosas que han sido sudadas desde lo más remoto; un hueco-el
todo presente. Los despojos de las consonantes se salvan, y aquí estamos, despertados
por el sonido de nuevas vocales. Aquellos poemas traducidos del peyotl, unos cuarenta,
se agarran del gaznate de la mano como del dedo del sexo, semejante al artista marakaame [6] que
escribe en lo invisible con solo una pluma. Porque “escribir es volar”, nos dice
Serge Pey. Abiertos indefinidamente los ojos a la imposición de los pies que andan,
las visiones del peyotl jamás dejan de ser la extensión de sensaciones orgánicas.
Sí, los poemas empiezan a nacer a la idea muerta de mil y mil inmortales amaneceres.
Serge Pey ha desaparecido, bien lo sabemos, su cuerpo
se ha ofrecido a muchos otros desgarrando la conciencia. Y cabelleras de imágenes
nos enajenan con sus arrobos carnales, y ninguna parte del cuerpo se ve abandonada.
El teatro de la Contre-Montagne promete ofrecer a nuestros
días el destino de las noches de Yautahupa, las divinas camas ituris, [7] convocadas
por espléndidas apóstrofes. Porque Yautahupa no es solamente un nombre, una casa.
Es un esqueleto de vida reencontrado como un eco de la carne, que el doble timbre
del grito de nacer teje por pura poesía.
En medio de esta obra que hormiguea de brotes originales,
no es mentira si nos sorprendemos cantando “Saxophone pour Artaud le Mômo”. Artaud
le Mômo, famoso libro de Antonin Artaud, escrito en 1946 y editado por Bordas
en 1947, acompañado con ocho dibujos originales del autor. Y cuando Serge Pey encabeza
cada una de sus escansiones con “MOMO DUM DUM MOMO DUM DUM MOMO DUM”, es como si
escucháramos al mismo Artaud en sus “Textos preparatorios”: [8]
Boum Boum
Pouf pouf
patoum ponouf
Artaud Antonin,
Antonin Artaud,
ne pas retourner
vers le chimpanzé, le ouistitisme.
Quién soy yo?
Boum Boum Pouf Pouf
patoum ponouf
Artaud Antonin,
Antonin Artaud,
no volver al chimpancé,
al titismo.
(Traducción
aleatoria)
Artaud, bien lo sabemos, viajó a Méjico en 1936 para
escribir entre otros libros le Voyage au Pays des Tarahumaras. [9] Texto
tan representativo de su metamorfosis en escritura que exalta la lengua con geniales
escansiones hasta llegar a escribir:
Tout vrai
langage est incompréhensible
comme la claque
du claque-dents
;
ou le claque
(bordel)
du fémur à dents (en sang). [10]
Todo lenguaje verdadero
es incomprensible
como la hartura
de la dentadura;
o el lupanar
femoral con dientes.
(Traducción
aleatoria)
Dibujos, bosquejos, ideogramas acompañan cada uno de
los poemas de Serge Pey. Y lo que definitivamente nos une a ellos es el fácil paso,
por grabación mental, desde las fuentes auditivas hacia la necesidad de una lectura
escrita novedosa. En cada página esos dibujos rodean el texto, lo acompañan, lo
soportan, lo siguen, lo vuelven a leer. Ninguna impresión de sobrecarga, de añadiduras.
Porque estelas de los sueños de Serge dictados por la visión [11] (que
no es verbal aquí como la de nuestra poesía occidental), fuegos del dios Tatewari [12] imprimen
en el blanco de nuestros ojos antes de alejarse dejando tan solo cenizas sobre el
papel.
La tinta jamás miente. Representa la impregnación de
remembranzas o de visiones y se hace cargo de la incapacidad de la conciencia a
encarnar el puro vivir viviente. En aquel libro Nierika/Chants de vision
de la Contre-Montagne/Poèmes traduits du Peyotl, co-firmado por Serge
Pey y Yautahupa, la poesía renuncia a expresar la realidad con los ojos, sino que
dictada al viento por las plumas, palpita en un más allá rasgado por su diálogo
con el silencio. Demos las gracias a Serge por haber permitido que el Peyotl engendrara
aquellos versos y por haber sabido ganarse las gracias del corazón Iyari. [13]
2.
BERNARD NOËL [14]:
SEIS POEMAS PARA UN SOL MULTIPLE
Hay seres que plasman
sus visiones preservándose de cualquier imagen abocada a la fijeza. Sin profesar
en el motivo de la huella, en la impronta de una realidad que en modo alguno esperaría
hallar cobijo en lo precario, o en la mera relectura. Bernard Noël lo refrenda:
«Escribo para ver. Las imágenes son lo implícito del texto. Voy extrayendo las palabras
como escamas. Pero la lengua modifica la imagen al decirla, tanto que se hace necesario
volver a verla». [15]
Cuando en el año
1996 llega Noël a México, tras una docena de conferencias por diversas universidades
estadounidenses, no tardará en interpretar la melodía del «desalojo», llevando como
únicos enseres cuadernos y lápices. No tomó ni una sola fotografía.
Al hilo de esas visitas
por el país, invitado a la Feria del Libro de Guadalajara con motivo de la publicación
en español de La Chute des temps, [16]
Le Syndrome de Gramsci [17] y La Castration mentale, [18] irá disipando el desorden y depositará
sobre el papel los versos que invitan a ese estado de suspensión.
Seis poemas [19] a la imagen de un sol que no es uno,
sino múltiple, para brindarle al corazón sus sobresaltos, un corazón donde descansa,
tan vulnerable, la realidad de lo oculto. En el espacio de Bernard Noel cabe siempre
un apetito de desmemoria que lo eterno va fraguando sobre un vacío. Presencia única
de lo ilimitado, también de lo inimitable, para ponerle cerco al silencio. Es entonces
cuando las luces del discernimiento se nos suben al rostro, y abandonamos la promesa
de vernos amparados por la defensa de cualquier suerte de veracidad.
Seis lugares míticos en la
tierra mexicana: Cholula, Puebla, Teotihuacan, Chichen Itza, Tulum, Coba. Y un sinnúmero
de alientos para uso de un presente por donde van cantando victoria sobre la distancia
en su venero torrentes de palabras. Con su escritura nos conmueve, se nos hacen
manifiestas las divinidades, la interioridad de la sangre como un sacrificio que
se ha salido del tiempo, acosando sin tregua a la inagotable interrogante sobre
nuestra condición mortal.
Aquí es el lugar donde se crea a los dioses
guarda el nombre en presente esta afirmación
asoma por doquier un estar en barbecho [20]
El recogimiento devora a
la reflexión porque el poeta va desapareciendo en el secreto de sus huellas. Él
mismo alberga la intención de ser en esa nada el veedor de su propia desposesión.
Nada se puede aquiparar al
silencio. Por eso Bernard es el poeta del alumbramiento. Acoger la ausencia de todo
sin unidad de tiempo, y por coto el de la libertad:
Ya no exigen los dioses sangre o corazones
una y otros con gusto se ofrendaran
para que el Caracol deje de ser Babel
y se vuelva de nuevo el lugar de los astros
arruinado el templo de la escritura oscura
arruinado aquel otro de la Serie Inicial
arruinada la ruina del antiguo saber [21]
Esplendor de flotar para
que brote lo suspenso. El corazón se evade, desasiéndose de sus ruinas. Los ángeles
van arrancando sus espinas, el silencio, un abismo soterrado. Señala así los derroteros:
Las llagas la sangre de Cristo son pinturas
y lo es la oración con que el alma se encubre
aquí la verdad es fuego de artificio
o rostro crudamente librado al desamparo [22]
Bernard Noël guarda en su
mano la amenaza de esa respiración vital. Su ojo trasciende porque descifra, su
palabra ofrece la razón, la claridad más bien, de estar vivo. Mínimos signos trazados
que van avanzando, y hasta alcanzo a entrever al visionario como un punto fijo en
su desplazamiento. Para hacer pervivir lo indefinido:
Mirar a la serpiente es mucho más sencillo
La alimaña emplumada brota de una corola
Pero ese dios de piedra e historia es un señuelo
Impide su visión oir las voces muertas
Aquello que ella dice es un ya dicho que
canta la desmemoria bajo el paso andariego [23]
Bernard observa en su soledad
el devenir que la envuelve ;al pie de la pirámide, como en su cima, la meditación
para albergar un desasimiento que lo conduzca a lo imposible. Y es que su lengua
está del otro lado de los tiempos históricos, circulando por nuestros corazones
sin orden ni concierto. No hay finalidad en sus versos. Sí, la palabra se transforma
en lo que ella misma rige: un flujo de vida.
Su ritmo resulta tan lento
que se dice que Bernard es una pluma andariega, una pluma incansable. Semejante
interioridad da a luz un tiempo que se va poblando con sus apariciones, y entrega
a nuestra vista su belleza.
Vayan estas palabras para
ustedes, de este otro lado del Atlántico, ofrenda también de amistad al inmenso
poeta francés Bernard Noël que jamás da aviso de su plenitud… El silencio, su musicalidad,
le vienen de un día en que la noche se hizo sonido para emprender la siembra de
una indecible inmediatez.
1. Serge Pey es escritor, poeta, ensayista francés nacido
el 6 de julio 1950 en Toulouse, Francia. Ha creado la revista Émeute en 1975 y Tribu en 1981. Con
Los Afiladores: les aiguiseurs de couteaux obra
en favor de una poesía de acción-Flamenco. Es profesor
de poesía contemporánea en el Centro de iniciativas artísticas
de la Universidad de Toulouse-Le Mirail. Sus performances son rituales poéticos,
como por ejemplo sus palos de madera cubiertos de escrituras. Entre
sus últimas obras: Visages de l’Echelle de la Chaise et du Feu, Dumerchez,
2003; Traité à l'usage des chemins et des bâtons, Le Bois d'Orion,
2006; Les principes élémentaires de
Philosophie directe, Dumerchez, 2006; Le trésor de la guerre
d’Espagne, Zulma, 2011; Ahuc. Poèmes stratégiques (1985-2012),
Flammarion, 2012; La Boîte aux lettres du cimetière, Zulma, 2014.
2. Objeto mediador de mensajes de los dioses, a menudo
simbolizado por un espejo que permite ver más allá de
la materia.
3. «La montaña sagrada donde los indios huichioles terminan
su peregrinaje en el desierto de Virikuta».
4. Título integral del libro Nierika/Chants
de Vision de la Contre-Montagne/Poèmes traduits du Peyotl, Maison de la Poésie
Rhône-Alpes, Le Temps des Cerises, 2008. Este libro está publicado en español bajo
el título Nierika/Cantos de visión de la contramontaña, traducción: Enrique
Flores y Adán Medellín, UNAM/Conaculta, 2012.
5. En una meseta de la Sierra Madre.
6. «cantante-artista-chamán».
7. «las camas de los dioses».
8. Tomo XXVI, Histoire vécue
d’Artaud-Mômo, in Textes préparatoires, p.17,
Gallimard, 1994.
9. D’un voyage au
pays des Tarahumaras fue publicado por primera vez por Henri Parisot, L’Âge D’or, 1945, Paris.
10. Tomo XII, Artaud le Mômo
Ci-Gît précédé de la Culture Indienne, Cî-Gît in « ET ILS, ONT FOUTU
LE CAMP », p.95, Gallimard, 1974.
11. «Révéler le monde: est-ce le voir ou le dévoiler de sa voix ? Avec le peyotl ce qui est vu se met aussi
à voir. » in « Du Pelhot au Peyote par Serge Pey », p.20.
12. «el fuego-dios con ojos de humo
de la tradición primordial».
13. El corazón inmaterial.
14. Bernard Noël se dio a conocer con Extraits
du corps, Minuit, 1958, reeditado por Poésie/Gallimard, 2006, Le Château de Cène, Jérôme Martineau, 1969,
escrito bajo el pseudónimo de Urbain d’Orlhac, que le valió al autor un célebre
proceso por atentado a las buenas costumbres. Su obra reunida: Les Plumes d’Éros, P.O.L., Œuvres I, 2010,
L'outrage aux mots, P.O.L,
Œuvres II, 2011, La Place de l'autre,
P.O.L, Œuvres III, 2013, Comédie intime,
P.O.L, Œuvres IV, 2015.
15. P. 15-16, en Le 19 octobre 1977.
Ediciones POL, 1998.
16. Ediciones El Tucán de Virginia con el título La caïda de los
tiempos, traduction David Huerta, 1996.
17.
Ediciones Aldus, titulado en español El síndrome de Gramsci, traducción Glenn Amado
Gallardo Jordan, 1996.
18.
Ediciones Aldus, en español La castración mental, traducción Conrado TOSTADO, 1996.
19.
Seis poemas en Le Reste du voyage juin 95-juin
97 incluídos en Le Reste du voyage et
autres poèmes, Editions du Seuil, marzo de 2006.
20.
dans Teotihuacan.
21.
dans Chichen Itza.
22.
En Cholula.
23.
En Teotihuacan.
LAURINE ROUSSELET (Francia, 1974). Poeta, narradora y ensayista. Entre sus
publicaciones de poesía, cabe citar: Mémoire de sel (2004), Séquelles
(2005), Hasardismes, aforismos (2011), Crisálida y Journal
de l’attente (2013), Noche testigo (2016). Y de narrativa: L’été de
la trente et unième (2007), De l’or havanais (2010), La Mise en jeu
(2012), Siria: cercana y a lo lejos (2015). Colabora regularmente en la revista
Archipiélago, Mexico. Michèle Ramond ha traducido el primero ensayo. Fátima
Rodríguez ha traducido el segundo ensayo, además de los poemas de Bernard Noël.
Contacto: rousselet.lo@orange.fr. Página ilustrada con obras de Francisco Baratti (Brasil), artista
invitado de esta edición de ARC.
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