ALFONSO PEÑA | El
distanciamiento social es un hecho irrefutable. Habrá mucha nostalgia y sinsabor
porque no se podrá visitar las librerías, los lanzamientos de libros, las ferias
del libro serán virtuales, los libros no serán objetos palpables en medio de los
anaqueles… A lo sumo habrá que hacer fila –como en un mercado– para tener diálogos
con libreros –viejos confidentes y amigos–, pero eso sí, habrá que guardar la distancia
detrás de una máscara negra… O las frases lapidarias: Cerrado hasta nuevo aviso, Libros
al 75% de descuento…, Adopte una librería…,
250 títulos de gratis en PDF…
CARLOS BARBARITO | Así
es. Cada cual, dentro de sus posibilidades, adopta una estrategia. No soy librero
ni editor. Soy escritor. Escrito mucho y me comunico con colegas amigos. Ahora,
extraño las charlas de café, entre otras cosas del mundo real. Pensar que a los amigos los dejé con un adiós y hasta la
vista en un bar o en la calle. Digo, sin exagerar, era otro mundo.
ENRIQUE DE SANTIAGO | Evidentemente,
todo lo que rodea al evento editorial y cualquiera de índole cultural, se ha visto
afectado por el distanciamiento físico, que es la medida para evitar el contagio.
Esta forma de cuidado, pienso que incluso se extenderá hasta que no haya una vacuna
masiva para protegernos. Ha quedado clara la peligrosidad del virus, y eso la mayoría
lo ha asimilado. Quizás el grupo etario más joven, tiene una actitud menos aprehensiva
con el distanciamiento, pero al final de cuentas, un lanzamiento o una inauguración
convoca a un grupo transversal de personas, y en ese sentido, las mermas de asistencia
se verán por mucho tiempo. Los lanzamientos, las firmas de libros, las conferencias,
es lógico se suspenderán por un tiempo no menor. No creo eso sí, que las librerías
se mantengan cerradas por mucho tiempo, ya que estas pueden ordenar el acceso del
público con una cantidad limitada por vez, así como lo hacen otras tiendas comerciales.
Lo mismo pasará con las ferias de editoriales independientes, que generalmente se
realizan en espacios amplios o abiertos –sobre todo entre primavera y verano– y
a las cuales asiste mucha gente joven, así que lo más probable es que estas mantendrán
un nivel de flujo más menos similar al de antes de la pandemia. Las librerías volverán
a abrir antes que los bares y salas de teatro, eso es seguro, ya que su flujo de
público –controlado– permite su funcionamiento sin riesgo de contagio. La venta
de libros por mano, no ha cesado, e incluso en plena cuarentena, como dije antes,
editoriales independientes siguen vendiendo, y entregando vía delivery dentro de la ciudad. El libro ha
sabido adaptarse a estos tiempos de cuarentena y emergencia sanitaria, no así las
artes visuales, ya que los artistas han visto que las galerías y tiendas han cerrado
y salvo la venta de obras de pequeño formato, su traslado o entrega vía delivery, es muy complicada o impracticable.
Sumado a eso, el valor de una pintura o grabado es muy superior al precio de un
libro –sobre todo de editorial independiente– por lo que la situación de sobrevivencia
de los artistas visuales es muy compleja en estos momentos. Proyectos artísticos
de fondos estatales han sido cortados, residencias artísticas canceladas por el
tema de las fronteras con cordones sanitarios, ferias del arte y salas suspendidas.
El Covid-19 se ha ensañado con las artes visuales, la danza, el teatro y el cine.
Mientras el libro ha sabido salvar esta situación, gracias a su tamaño, diseño y
peso, a eso hay que sumarle su condición de convertirse en e-book. En estos tiempos de adaptación la literatura la ha tenido más
fácil.
AMIRAH GAZEL | Las
horas son cóncavas, nuestra imaginación ilimitada. Hay más tierra virgen en el Planeta
que tierra poblada. Es el mal del tiempo: Las ciudades, claro que el capitalismo
es un gran problema, y ahora después de que lo elegimos ¿qué vamos a hacer?
Que
daño el de los años, empobrece el alma, apaga la luz, pero somos domadores de jardines
carnívoros y podemos recrear la realidad, es justo ahí en donde no está el problema,
buscamos en lugares erróneos, siempre fuera de nosotros mismos, compremos mejor
vida y cielo, creemos sentimientos de lazos eternos, fundamental a la existencia.
Apartémonos de los bipolares y maniacodepresivos que nos desean volver su hándicap
creativo. Y volvámonos los equilibristas de nuevas e imaginarias bibliotecas.
¿Qué
deseas escribir o vender? Porque estamos frente al vacío, se terminó la economía
que conocíamos y en la que apenas como poetas podíamos sobrevivir al menos que traicionáramos
a nuestro propio interior.
BERTA LUCÍA ESTRADA | La
lectura de un buen libro es la mejor compañía, antes y después del Covid-19.
–
Un libro siempre está ahí, al alcance de la mano.
–
El libro es un amigo que nunca traiciona.
–
El libro es una nao que te invita a navegar por mares insondables.
FERNANDO CUARTAS | Estas
posibilidades son reales. Pero aun antes del confinamiento, cuántos libreros han
quebrado y se han cerrado por falta de compradores posibles. Se han hecho estudios
de la crisis de las bibliotecas públicas y la merma de la afluencia de usuarios.
Claro, esta crisis actual ha aumentado el desmadre en casi todas partes. Leer en
PDF, no resulta tan grato, pero no deja de ser una posibilidad, como las bases de
datos y los archivos que se abren en la Red. Las tertulias, los encuentros cara
a cara, se debilitan y se hacen cada vez más escasos. Hasta muchos periódicos han
tenido que cerrar y los lectores en red, leen titulares, pocas veces crónicas o
ensayos más profundos. Estamos abocados a una gran crisis económica sin precedentes.
Amamos los libros, pero siempre recordaremos la frase: Amo más tus labios que los libros, para poner énfasis que hay una lectura
del cuerpo, del afuera, de la vida que no siempre estará incluida entre los textos.
Con esto no quiero decir que no se deba hacer ingentes esfuerzos para hacer que
el libro siga circulando, más también no podemos olvidar ese gran mundo abierto
del caminar, del observador de lo natural y de los afectos que se olvidan muchas
veces al arroparnos sólo de lo impreso.
EDUARDO MOSCHES | Reitero
mi respuesta vertida en la pregunta anterior. Detesto el Castillo de Cristal. Seguiré
abrazando a mis amigos.
OTTO APUY | [27
de mayo, 6pm. Hasta ahora de regreso.] Hacía mucha no había vuelto a este artículo,
pero siempre estuve pensando en lo que decía sobre el silencio, y es conocido como
El silencio de Confucio, donde da a entender
que es lo mismo que el espacio en blanco en una pintura, una página o una pared
(que concentra e irradia toda la energía interna
que hay en ella), no es una retirada o una fuga; conduce a un enfrentamiento
más profundo e íntimo con la vida y con la realidad. El silencio también define
una sociedad, es muy fácil imaginarla en tiempos de las cavernas. Precisamente escuchar,
poder escuchar era una manera que te podría salvar la vida y la de tu familia. Aprender
a escuchar era y sigue siendo el método que ayuda a diagnosticar tu entorno.
Cuando
dice Confucio: Cuando hables, procura que
tus palabras sean mejores que el silencio. Personalmente veo el silencio como
algo precioso y único. Para pensar las cosas, el silencio es el facilitador de los
pensamientos. El ruido loco solo puede llevarte a pensamientos locos. Jorge Luis
Borges está muy bien citado sobre otra faceta del silencio. El amor: Sentirás el latido enamorado / Con que tu corazón
recuperado / Te irá diciendo todo, todo, todo.
Extraigo,
casi como la grande y metálica pala de un backhoe, de Google este poema:
EL SILENCIO
No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar quédate mudo
Que un silencio sin fin sea tu escudo
Y al mismo tiempo tu perfecta espada.
No llames si la puerta está cerrada
No llores si el dolor es más agudo
No cantes si el camino es menos rudo
No interrogues sino con la mirada.
Y en la calma profunda y transparente
Que poco a poco y silenciosamente
Inundarás tu pecho transparente.
Sentirás el latido enamorado
Con que tu corazón recuperado
Te irá diciendo todo, todo, todo.
ALFONSO
PEÑA | La frase se
convirtió en un leitmotiv: Nada será como antes… Ahora podemos comprobar
o vislumbrar que habrá un mundo d.C –después del Coronavirus– muy diferente del
a.C –antes del Coronavirus–. En palabras de Sygmunt Bauman: La modernidad líquida, la metáfora del no riesgo, la del crecimiento imparable,
se verá alterada y podrá desembocar en una sociedad timorata, aterradora, convencional
y defensiva. O la contraparte: los humanos seremos capaces de asumir los cambios
positivos con inclusión, conciencia global, verde y colectiva… ¡A despejar el paréntesis!
CARLOS
BARBARITO | Lo único que
sé es que ganaremos las calles como si recién hubiésemos nacido. Renacidos, mejor.
ENRIQUE DE SANTIAGO
| Ciertamente, la pandemia ejercerá cierta
presión sobre como concebimos la sociedad –sobre todo el rol del estado en la parte
sanitaria–. Todas las opiniones apuntan al rol de este en la protección del individuo.
Ya la sociedad se ha visto tensionada con los diversos sucesos de esta última década,
y los individuos tienden a ceder libertad por seguridad, pero también dentro de
esta liquidez social, se ha visto un asomo
de rebeldía, en que las nuevas generaciones han salido a las calles para pedir mayor
justicia social, y de esa manera hacer las correcciones que permitan bajar las acciones
delictivas y por ende sus consecuentes acciones represivas –evitar los daños colaterales
que nos plantea Bauman– por parte de las entidades policiacas o del estado. Lo visto en los últimos
meses en diversas partes del mundo, conocida como una ola de rebelión en contra
del orden de cosas, me hace pensar en una nueva forma de pensar el mundo, donde
el libro tuvo y ha tenido un papel muy relevante, como agente de apertura de consciencias.
En estos días lo visto en EEUU o en Chile en plena pandemia, nos indica que los
vientos de cambio no han cesado con el miedo al virus. Hoy hay mayor urgencia por
detener la catástrofe ambiental y por re-ordenar la desigualdad social y cambiar
el paradigma económico. La pandemia es un paréntesis en esta lucha global. El mundo
de la cultura ha estado presente en este cambio global y lo sigue estando, y de
forma muy activa en redes sociales mientras hay cuarentena. Pero como antes, los
artistas, los escritores, músicos, gente de la danza, actores, etc. Se unirán nuevamente
al movimiento social que pide cambios profundos.
AMIRAH
GAZEL | Me pregunto
¿qué quiere DIOS?, que curioso en corona hay espinas y rey, religión. a.C. y d.C.
Antes de Cristo y Después de Cristo…
¡Sabemos pero preferimos ignorarlo!
BERTA
LUCÍA ESTRADA | Es indudable
que desde hace algunos años la ideología de extrema derecha, léase fascista, que
predica la exclusión, los nacionalismos, los populismos (y ésto, lamentablemente,
también es cierto en muchos regímenes que se autoproclaman de izquierda) ha venido creciendo. Las iglesias
mal llamadas cristianas, en alianza con
la católica, hablo del mundo occidental), han creado movimientos ultraconservadores
que solo reconocen dos géneros –masculino y femenino–; lo que los
lleva a rechazar el matrimonio entre personas del mismo sexo, y la adopción a la
que tienen derecho. Eso sin hablar de la exclusión a todas las otras formas de expresión
sexual que integran el amplio espectro de las comunidades LGBTIQ. A parte de homofóbicas,
son machistas y misóginas; están en contra del aborto y de la liberación de la mujer;
son racistas y clasistas; incluso son aporofóbicas. Por fortuna hay muchos otros
movimientos sociales y humanísticos que tratan de equilibrar la balanza y que evitan
los grandes descalabros, al menos en forma global; ya que gobiernos como el de Trump,
Bolsonaro, Duque, Duterte, Bukele, Orbán, Erdogán, Netanyahu o bien Putin, Ortega,
Maduro o Manuel López Obrador, en la otra cara de la moneda, son una realidad palpable
y son gobiernos extremadamente peligrosos.
FERNANDO
CUARTAS | Nada será como antes, es lo que uno quisiera creer. Algún cambio entre las
relaciones humanas, una mentalidad nueva en formación, pero ya Saramago lo advertía:
Los únicos interesados en cambiar el mundo
son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay; uno
asume hoy en día una mirada un poco escéptica. Un sálvese quien pueda muy propio del individualismo demoledor será una
constate más en una sociedad capitalista sin escrúpulos. Es posible que se esté
construyendo una mentalidad más ambientalista, más solidaria, menos agresiva, pero
esto son mojones de resistencia, algo insular en medio de una demoledora maquinaria
del absurdo. Los miedos, los actos de echar
ventaja de las calamidades por encima del bien común, son fehacientes hoy en
día. El oportunismo, la segregación, el aislamiento, las barreras de supuesta autoprotección,
son síntomas de una ética arrasadora y cruenta. Ya lo vislumbraba muy bien Umberto
Eco, en el libro La Nueva Edad Media.
En cuanto a los artistas siguiéremos siendo unos extraños en el mundo de la mojigatería
y el consumismo.
EDUARDO
MOSCHES | Somos sanamente
seres sociales. No expresaré nada que no incumba a mi generación, los de los sesenta
hacia adelante, los casi desechables, Seremos cuidadosos, pero continuaremos acercándonos,
y queriendo presencialmente a los otros.
BEATRIZ
HAUSNER | Ojalá se dé un cambio, un
vuelco hacia la experiencia interior, la lectura profunda, el indagar…
OTTO APUY | [31 mayo 11.37 am] Creo
que el silencio es facilitador de ambas: la creatividad y el amor. Amor en el sentido
creativo y creatividad amorosa. No deja de traérselas la mención de que el silencio también es una espada.
La afectividad
del silencio lo está pidiendo el planeta y la humanidad. Una necesidad de reconstruirse
y volver sus pasos, mejor indicado, hacia algo solemne como es el silencio en la
belleza del follaje y seguro en la conexión de la armonía; no desmedido, azaroso
e incierto como una apuesta a ver quién vende más. Acabar con la idea de que progreso
es carrera y empoderamiento, que la tecnología en su competir está destruyendo ciertos
conceptos medidos por la cortesía y orden de vida. Cada vez más cortadoras de zacate
ruidosas que afectan el entorno auditivo. Mas cortadoras menos pájaros. Pareciera
que más ruidosa la fiesta significa más alegre, más ruidoso un motor es más eficaz.
[1 de junio, 5.38 pm] No había dejado de pensar en estos días sobre la afectación
al medio artístico. Sí, Alfonso, este es el punto de vista en nuestro mundo exterior.
Pero hay algo que si había apostado. La conceptualización de un fenómeno. La inmediatez
del entorno ahora es tema de actualidad. El arte había tomado este ritmo mucho antes
que una pandemia nos azotara.
ALFONSO
PEÑA | Haga una descripción
de su experiencia creativa durante este encierro. (Muchos artistas expusieron sus
cuadros de un modo virtual, otros organizaron talleres poéticos por Skype, algunos poetas escribieron poemas
colectivos por correo electrónico y Messenger,
se cuenta que en este momento se escriben miles de legajos por encargo en libros
de autoayuda, novelas y ensayos sobre el tema de la actualidad… ¡Verdaderos best sellers!) ¿El proceso lo vive en su
taller, su mesa de trabajo, es físico, virtual…?
CARLOS
BARBARITO | La labor es
tan física –llega un momento en que me duelen los huesos– como virtual. Encerrado, o casi, escribo como loco y
a lo loco para no volverme loco.
ENRIQUE DE SANTIAGO | En mi caso, y la de varios compañeros de la cultura,
ha sido más bien un momento de retrotraerse y sobre todo durante las primeras semanas,
vino una suerte de frustración, ya que acá a fines de febrero y principios de marzo
se habían retomado con mucha fuerza las protestas sociales en contra del gobierno,
pero esencialmente contra el modelo neoliberal, que lleva 45 años en Chile. Desde
octubre del año pasado, todos estábamos al servicio de esos cambios revolucionarios,
dejando de lado proyectos propios y colocándonos al servicio de este otro colectivo.
Si había que pintar, sería en la calle, si había que escribir o declamar, sería
en la calle o junto a los colectivos de organizaciones sociales, así tanto las artes
visuales, la literatura, la danza, el teatro etc. Se habían puesto a disposición
de la lucha social. Por lo tanto, la llegada de esta pandemia, con su estado de
emergencia y cuarentenas, vino a frenar lo que estaba sucediendo en las calles y
que estaba en ascenso, pensando que esta segunda etapa venía con todo para provocar
definitivamente las transformaciones sociales que el país necesita.
En cuanto a Chile, la pandemia se quiso manejar con un
modelo propio, lo que ha resultado como un fracaso con la curva de contagios más
alta del mundo –contagios por millón de habitantes– lo que ha costado tres meses perdidos, debido
a un diseño de cuarentenas dinámicas, que se rotan por comunas dentro de una ciudad
y que nos ha llevado a partir de cero, y aún peor, con unos 2 meses más por delante
de encierro total y con hospitales colapsados. Es en el segundo mes, cuando uno
visualiza que esto va para largo, y cada uno retoma ciertos proyectos personales
en tanto de artes visuales o de la escritura, sin dejar de participar y colaborar
con las redes sociales. En lo personal, he estado ordenando y corrigiendo un poemario
que quiero publicar este año y trabajando en los proyectos visuales que estaban
pendientes desde antes de la explosión social.
AMIRAH
GAZEL | Por ahora solo
veo reacciones desesperadas, carreras sofocantes en las redes y otros, nada de valioso,
o poco. Infinitas publicidades sobre las nuevas plataformas online, pero seguimos
sin contenido. Y siempre son los mismos. Todos y todas quieren ser vistos y ni siquiera
saben lo que están buscando.
No se trata de una gran experiencia o una experiencia
es un hecho… La única experiencia admirable es la experiencia de humildad y los
selfies en face me demuestran que estamos demasiado lejos, sigo viendo vampiras,
vanidades, temores, monstruos en un estado de completa soledad, inmaduros y absurdos
dentro de sus propias pantallas cárceles. Llenos y llenas de miedo, vestidos de
seda.
Sigo viendo y oyendo la moralidad social de un Dios que
quiere algo que no es real, un Dios que inventaron con deseos y conceptos totalmente
enfermos.
Cuando una se da cuenta de la naturaleza del pensamiento,
cuando vemos las cosas con más claridad, sin distorsión, cuando sabemos que la humanidad
debe de estar unida porque solo así lograremos liberarnos, entonces nos llenamos
de amor y compasión lo cual es la inteligencia.
Lamento el desconfinamiento, estaba feliz en el silencio
del confinamiento, en mi taller creando y creando, porque al fin el mundo se paró
y me pude bajar.
BERTA LUCÍA ESTRADA | Estoy pasando la cuarentena sola, a mi marido y a mí nos
sorprendió en continentes separados; y mi hijo vive en su propia casa. Aunque en
realidad no estoy sola, tengo las montañas, los pájaros que vienen a mi balcón y
por supuesto tengo mi biblioteca. Además, he estado traduciendo e Internet nos permite
tener la ventana al mundo abierta cuando lo deseemos.
Como millones de colombianos solo puedo salir dos veces
por semana para ir al supermercado; y sin embargo, esta situación de confinamiento
no me afecta. En lo que a mí respecta llevo mucho tiempo encerrada en mi casa, ya
son años, salgo muy poco; privilegio la lectura (léase diálogo con autores) y la
escritura, a una vida social activa; de hecho, prácticamente no tengo amigos y rara
vez hablo por teléfono con alguien. Tampoco veo televisión; es más, ni siquiera
tengo Netflix. Hace dos o tres años me inscribí a dicho canal y al mes lo cancelé
porque me estaba volviendo adicta a sus series y casi no leía. La verdad es que
no entiendo cómo es que la gente se deprime por estar en casa; eso sí, entiendo
las preocupaciones de índole económica y laboral. También entiendo que no todas
las personas han sabido construir un mundo interior; la banalidad de la sociedad
actual está poniendo a prueba a miles, millones de seres humanos. Por otra parte,
una gran parte de la sociedad, incluyendo a los gobernantes como Duque (Colombia)
considera que los pensionados o los mayores de sesenta años somos incapaces de tomar
decisiones y nos quiere tratar como niños (nos llaman abuelitos así no lo seamos),
nos desprecia y considera que no hacemos nada; prácticamente cree que somos parásitos
que debemos desaparecer con esta pandemia (incluso Adela Cortina, la misma que inventó
la palabra aporofobia, acuño el término
de gerontofobia). Al igual que muchos
otros escritores, poetas, músicos, artistas, he trabajado enormemente en este confinamiento,
he sido inmensamente productiva; y por lo tanto estar en casa no me afecta. Leo
y escribo todo el tiempo; ¿cómo podría aburrirme?
Para terminar, quiero decir que soy consciente que hay
muchas familias que están pasando la cuarentena en casas donde alquilan un cuarto
por familia; el drama de la inequidad en América Latina en general, y de Colombia
en particular, es una gran vergüenza y un gran crimen. Tampoco olvido que en Francia
hay miles de personas que no tienen techo (los llaman los SDF –léase Sin Domicilio
Fijo–). Algunas de esas
personas son madres cabeza de familia con dos o tres hijos, o más, a cargo; y cuando
tienen un techo es porque viven en minúsculas habitaciones de hotel. La precariedad
y la desigualdad también existen en los países de la Comunidad Europea. ¡Qué no
se nos olvide!
FERNANDO CUARTAS
| Creo que desde lo físico uno
tiene sus tareas. Hacer collages, pintar un poco, hacer ejercicio, salir poco, pero
al menos no olvidar el aire libre. Tengo un taller de literatura virtual, he participado
de algunas teleconferencias, en programas de radio virtuales, para no dejar morir
algunos proyectos. Escribo más ahora, no sé si para publicar más adelante, o no,
pero intercambio y establezco redes con amigos sobre temas literarios. Este confinamiento
me ha posibilitado encontrar con textos que habían estado dormidos esperando una
leída. Uno ahora valora más las redes, qué tal que se cayeran las comunicaciones
de internet, la incomunicación sería más terrible. Más queda tiempo para reflexionar,
para encontrar una cotidianidad a la que se le había perdido un poco ese sabor de
casa, de nicho vivencial.
No niego que existe a veces desasosiego, ansiedad, algunos
momentos de cansancio y de inestabilidad no sólo economía sino también emocional.
Más se ha logrado sostenerse y mantener en algo vigentes los penachos de la rebelión,
de la imaginación y del afecto. Épocas difíciles, es cierto, pero no claudicaremos
mientras tengamos vida y podamos ejercerla con dignidad
EDUARDO
MOSCHES | Me dediqué a
escribir un poemario multitemático, A grabar poemas para que sean presentados en
festivales virtuales de poesía. A intentar organizar como editor de la revista literaria
Blanco Móvil, el número impreso de la
revista, que será dedicado a la literatura palestina, a intercambiar ideas y prospectos
para la versión web de la revista. En fin, a intentar vivir en la situación.
BEATRIZ HAUSNER
| Para mí el confinamiento ha significado la posibilidad
de construir una vida casi monástica. Las distracciones son mínimas. Por otra parte,
el editor de mi libro ha gestado todo tipo de actividades virtuales: Entrevistas
en revistas digitales, videos de lecturas de mi libro en sitios literarios. Son
formas de socialización que han remplazado todo contacto con un público en vivo.
Se hizo un lanzamiento virtual usando la plataforma zoom, al que asistieron 50 personas. Yo misma prefiero no usar Messenger,
porque es un producto de Facebook que recolecta datos sobre todo lo que ahí transcurre.
OTTO APUY | [7
junio. 3 pm] Escribir desde la zona confort cuando eres mayor de edad en una pandemia
no cambia mucho porque ya estabas acuartelado en tu espacio íntimo. Pero es un tiempo
lleno de preguntas, cuando las circunstancias pandémicas lo que hace es darnos respuestas.
Hay que adivinarlas, y en eso está el mundo. En el sentido primario con la recuperación
de la naturaleza, es un hecho de que debemos detener lo desmedido, y proteger los parques nacionales y los animales.
La gran respuesta que encuentro vuelve a ser la misma: darle un respiro al planeta,
a tu entorno. [8 de junio. 15.45 pm] Hola Alfonso, creo que esto atañe bien a tu
cuestionario. Lo único que me queda decir del miedo a las actividades culturales, es que no va a ser tanto, de todos
modos, estábamos en una crisis de público en inauguraciones y recitales, el distanciamiento
ya se practicaba, igualmente en las presentaciones de libros. Eso de multitudinario ya no se estila.
*****
Agulha Revista
de Cultura
UMA AGULHA NO
MUNDO INTEIRO
Número 153 | Maio
de 2020
Artista convidado:
Teresa Sá Couto (Portugal)
editor geral |
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente
| MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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& difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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