Virginia Teresa del Carmen Grütter Jiménez nació en la ciudad
de Puntarenas, extensa lengua de arena y puerto del Pacífico costarricense, donde
creció admirando un horizonte amplio cargado de invitaciones y expectativas. De
allí, es seguro, provenía su carácter libertario. Hija de una educadora, Lía Jiménez
Guido, y aupada por su padre adoptivo de origen alemán, Rolando Grütter Graf, asistió
a la Escuela Normalista Delio Urbina de Guevara, donde adquirió su gusto
por la literatura. Más tarde, con ingentes esfuerzos, fue enviada por su madre al
Colegio de Sión en San José, donde estuvo internada y aprendió con soltura
los idiomas, inglés, francés y alemán –el segundo lo hablaba con fluidez desde la
infancia–; así como la tenaz resistencia ante la teología impuesta.
Pero antes había iniciado su precoz destino de viajera: su padre adoptivo, un alemán que había recalado en Costa Rica tratando
de escapar de la crisis europea de entreguerras, tal vez agobiado por el “mal de
patria”, decide regresar a su país a probar suerte. Así, siendo niña, embarca con
sus padres en una verdadera aventura por Europa. Llegan a Alemania en los sangrientos
prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial y, debido a ello, junto con su madre,
deben huir, casi de inmediato, rumbo a Italia para retornar a la patria. Su padre
se refugia en la Unión Soviética para reencontrarse con ellas, en 1941, de nuevo
en Puntarenas.
Como si de realismo mágico
se tratara, Costa Rica le “declara” la guerra a la Alemania nazi y el gobierno empieza
a perseguir a los ciudadanos alemanes residentes. Su padre es arrestado y enviado
a un campo de concentración en los Estados Unidos. Virginia y su madre se trasladan
hasta allá para acompañarlo. Con posterioridad, muchos prisioneros alemanes son
intercambiados por prisioneros del Tercer Reich y se le permite el regreso a Alemania;
entonces Virginia, con trece años, emprende un segundo viaje hacia una Alemania
todavía en guerra. Allá intenta retomar los estudios secundarios gracias a su dominio
de los idiomas alemán, francés e inglés; sin embargo, los signos de la derrota de
Alemania y el mal panorama para los extranjeros los hacen devolverse, una vez más.
(Por cierto, ya mayor, la Grütter refería que Hitler la había saludado en uno de
los tantos desfiles militares al cual habían asistido como espectadores). En 1945
retornan a Costa Rica y concluye la secundaria en el colegio nocturno José Martí
de Puntarenas. En 1950 inicia sus estudios en Filosofía, Literatura y Arte en la
Universidad de Costa Rica, los cuales quedan inconclusos.
Incurrió en tres matrimonios
durante su vida. Del primero –se divorcia por violencia doméstica– nacen tres hijos,
Jorge Evelio Benavides Grütter, Katya Lia Benavides Grütter y Liana Rosa Benavides
Grütter, esta última colaboradora del Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) capturada y torturada en Nicaragua por la Guardia Nacional
de Anastasio Somoza Debayle por conspirar en apoyo a la revolución. Su madre lideró
la campaña de apoyo internacional solicitando apoyo a los sectores más influyentes
de Costa Rica para traer de regreso a su hija. En 1956 contrae nupcias, por segunda
vez, con Jean Mouleart, reconocido hombre de teatro con quien participó en proyectos
cruciales para el desarrollo del arte dramático costarricense y con quien procrea
a su cuarta hija, Blanca Mouleart Grütter (nacida en La Habana, Cuba). En su tercer
matrimonio, en 1973, se unió con el general chileno Carlos Pérez Vargas, quien fuera
secuestrado y desaparecido por la dictadura de Augusto Pinochet en 1974, lo que
provocó una intensa campaña liderada por la misma poeta para liberarlo, gestión
que desafortunadamente, esta vez, no tuvo éxito.
Retorna a Costa Rica e inicia
su nuevo camino como profesora de teatro en la Universidad de Costa Rica
y en la recién fundada Compañía Nacional de Teatro como asesora de puestas
en escena alemanas. Cuando Virginia había iniciado sus estudios de filosofía y letras
en la Universidad de Costa Rica, a pesar de la existencia de grupos teatrales,
no había una escuela de teatro como tal. Debe recordarse que, en 1956, cuando casa
con Jean Mouleart, propusieron al teatro universitario un listado de obras breves
que ambos habían traducido y, acontecimiento de gran importancia, fundan el Teatro
Arlequín. De esa manera se inicia el teatro universitario, llamado entonces
Grupo Arlequín, tropa cuya influencia alcanza hasta 1979, lo que propicia,
en 1968, la creación de la Escuela de Artes Dramáticas. (Bonilla, 2020, párrf
11). En el año 1979, con motivo del triunfo de la revolución popular sandinista,
más tarde traicionada, se traslada a Nicaragua donde desarrolla y dirige diversos
proyectos teatrales.
En el aspecto puramente literario
y según la crítica tradicional, Virginia Grütter pertenecería al grupo de poetas
de la Generación de los 50. A dicha “generación” se le ha considerado como
de ruptura y grupo esencial para el desarrollo de la poesía contemporánea, dado
que rompe con la tradición del verso modernista, iniciando con los poemas de Alfredo
Sancho, los publicados por Isaac Felipe Azofeifa y Francisco Amiguetti, más lo que
se conocía de la obra de Eunice Odio. Según el poeta y crítico Carlos Rafael Duverrán,
los poetas que empiezan a publicar en esa década comparten de manera tácita esa
responsabilidad, cada uno con su propio talento e independencia, estableciendo algo
que nos parece fundamental: las bases para la experimentación sobre las que poetas
y grupos posteriores se asentarían. (Duverrán, 1994).
Esta generación literaria
–si acaso puede llamarse de esa manera dado que en Costa Rica no han existido
generaciones en términos clásicos y porque, de todos modos, ese criterio es impreciso
para dar cuenta del desenvolvimiento de una literatura– que procura abordar el mundo
moderno y los problemas del momento, estuvo influenciada por algunos hechos históricos
como la Segunda Guerra Mundial y la llamada Revolución del 48 en Costa
Rica, guerra civil que produjo profundas heridas en la sociedad costarricense, pero
logró, no sin conflictos, la erección de un Estado Social de Derecho ejemplar en
América Latina hasta los años ochenta. Es una “generación” que conduce al expresionismo
con una poesía que “refleja” la realidad transformada y la subjetividad del hablante,
mezclando la temática erótica y la denuncia social con ciertas dudas existenciales.
En 1954 Virginia publica Dame
la mano, por la Editorial Atenea y por la Editorial Costa Rica en
1989. Es un libro de poesía romántica escrito en verso libre. En 1973 publica Poesía
de este mundo por la Editorial Costa Rica. El libro se divide en tres
amplias temáticas: poesía amorosa, pero se aborda el tema desde la ironía
y la amargura; poesía cotidiana que trata sobre la vida y educación de la
mujer “en la cual se refleja su rebeldía y su actitud crítica ante los mitos de
la crianza y el autoritarismo de la educación.” (Bonilla, 2020, párrf. 16) y poesía
política que trata de poemas con hechos históricos desde una voz de combate
y denuncia. En 1994, por la Editorial de la Universidad de Costa Rica, se
publica Cantos de cuna y de batalla, su último libro, el cual se considera
una transición entre la poesía política latinoamericana y la poesía testimonial,
es decir, que da voz a las víctimas de la injusticia social y de la represión política.
El libro recibió el Premio Áncora de Literatura en 1996.
Su novela Desaparecido,
escrita en 1976 pero publicada en 1980, con una segunda reedición en 1995 por la
EUNED, se podría considerar autobiográfica ya que se narra desde la voz de una mujer
sufriente en busca de su esposo –el chileno Carlos Pérez Vargas– preso y desaparecido
por la dictadura de Pinochet en Chile. Como menciona la misma Grütter, citada por
Fernández (1995): “mucho se habla desde la voz de los presos, pero poco desde los
que quedan afuera sufriendo la separación”. La novela viene acompañada de comentarios,
tal y como el de la carta que el poeta cubano Nicolás Guillén le enviara a Virginia
en 1979: “Me he leído tu poderoso libro. Hay páginas de una fuerza terrible, no
solo por lo que significan de denuncia, sino por la forma vigorosa en que esta denuncia
está hecha. Te felicito y te abrazo. ¿Puedo decir te beso? Tuyo siempre. Nicolás.”
(Citado por Grütter en el texto de Fernández, 1995). En 1998 se publica el texto
Canto a mi tiempo: Memorias, por la Editorial Mujeres, donde repasa
sus recuerdos más antiguos y queridos, desde su infancia hasta su juventud cuando
regresa a Costa Rica del segundo viaje a Europa. Dicho texto, según su propio testimonio,
fue producto de la insistencia de hijos, amigos y allegados, además de su consideración
propia, tomando en cuenta el calibre de la “casualidad” de que parte de su vida
transcurriera in situ por la Segunda Guerra Mundial. La autora trató de seleccionar
asuntos dignos dada su amarga experiencia al ser perseguida o saberse rechazada,
ya como estímulo o porque sencillamente le parecían bellos, menciona ella misma
en una entrevista realizada por la poeta y periodista María Montero (1998).
Pero Grütter Jiménez fue más
allá de la poesía, el teatro y la narrativa. Incursionó en otros géneros y fue una
incansable activista en favor del arte y la cultura. De acuerdo con Muñoz (2000),
Grütter escribió tres cantatas al reconocido escritor y luchador comunista Carlos
Luis Fallas (CALUFA), escuchadas por trabajadores en las fincas bananeras
de las compañías transnacionales del Caribe y el sur costarricenses, y le dedicó
otra cantata al guerrillero antimperialista nicaragüense Augusto César Sandino.
Por demás, artistas contemporáneos, sabedores de la escasa distribución de su obra
por canales oficiales, se han dado a la tarea de divulgarla. En 1982 el músico y
compositor Adrián Goizueta y otros de sus compañeros, musicalizaron poemas inéditos
de la escritora en un recital dedicado a ella; se trata de poemas inéditos de su
último libro que en 1987 quedaron plasmados en el casete “Será futuro”. La cineasta
alemana Quinka F. Stoehr, dirigió una película documental realizada en Alemania
en 1995 llamada Virginia Grütter, más fuerte que el dolor. La misma trata
sobre la vida y la controvertida personalidad de la autora. La cineasta, a lo largo
de cuatro años, viajó hasta Costa Rica para reunirse con Virginia y conversar sobre
su vida, produciendo un documental lento y accidentado pero respetuoso, vívido y
sentido, por tanto, inquietante. En Costa Rica el filme se proyectó al público en
el Instituto Goethe el 22 se setiembre de 1997 y en marzo del año 2013 en
la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica en la ciudad de Turrialba,
con motivo de un homenaje a la poeta, cuya presentación estuvo a cargo de su hijo
Jorge Evelio Benavides Grütter. Y más reciente, en este año de 2023, su única nieta,
Blanca Margarita, conocida en el mundo artístico como Caliba Colibrí, canta
y recita poemas y fragmentos de su biografía.
Virginia murió cercana a cumplir
setenta y un años un tres de marzo del año 2000. Sus honras fúnebres se realizaron
en la Catedral de Puntarenas, ciudad portuaria y turística que la viera crecer con
ese aire y ese mar amplios y abiertos. El 19 de agosto del año 2020 se presentó
un proyecto en la Asamblea Legislativa en la Comisión de Honores para
declarar a Virginia Grütter Jiménez Benemérita de las Artes Patrias, y el
21 julio del 2021, en una sesión histórica, se le declaró como tal, junto con otras
trece mujeres de diversos ámbitos. Nos quedan los poemas, las novelas, sus anécdotas
y esclarecedores testimonios. Y aquella sonrisa vital de una mujer que en la juventud
oponía su notable belleza a las circunstancias políticas conservadoras, mojigatas
y patriarcales, con una denodada fortaleza, valentía y singular talento. Padeció
asedios, pérdidas, dolores, amenazas, exilios, desencantos e ingratitudes, pero
nunca dio su brazo a torcer ni apagó su descomunal y esperanzadora sonrisa. Siendo
que es una mujer imprescindible en esta época de sombras, simulacros, violencias
y cancelaciones, debemos ser leales a su legado para asumirla tal y como se le recuerda
y extraña.
Textos consultados:
Bonilla, Ana Paula. (2020).
Expediente 22155: “Declaración de Virginia Grütter Jiménez como benemérita de las
Artes Patrias”. Recuperado de https://bit.ly/3I9Me8g
Díaz, Doriam. (4 de marzo
de 2000). “Falleció la Grütter”. La Nación.
Dobles, Aurelia. (18 de setiembre
de 1997). “La Grütter al cine”. La Nación,
Suplemento.
Duverrán, Carlos Rafael. (10
de julio de 1994). “Sobre Cantos de cuna y
batalla”. La Nación.
Fernández, Victor Hugo. (4
de junio de 1995). “La más vieja entre los jóvenes”. La Nación.
Méndez Montero, Maureen. (2013).
“Sede del Atlántico rindió homenaje a Virginia Grütter”. Recuperado de https://bit.ly/3llGbUr
Montero, María. (10 de enero
de 1998). “A la sombra del recuerdo”. La Nación,
Suplemento.
Mora, José Eduardo. (22 de
octubre de 2019). “La lucha sin fin de Virginia Grütter”. Universidad. Recuperado
de https://bit.ly/3xFEbva
Muñoz, Kattia. (8 de marzo
de 2000). “Auténtica, activa y valiente”. Universidad.
Sesión Ordinaria No. 105-2021.
(2021). Recuperado de https://bit.ly/3G1USUz
ADRIANO CORRALES ARIAS (Costa Rica, 1958). Poeta, escritor y crítico. Ha publicado más de 25 libros en poesía, novela, cuento, ensayo y teatro. Fue profesor catedrático e investigador de la Escuela de Cultura del Instituto Tecnológico de Costa Rica. Ha sido traducido parcialmente al inglés, italiano, ruso, japonés y portugués. Colabora con varias publicaciones latinoamericanas.
JAN DOCEKAL (República Tcheca, 1943). Historiador del arte, artista, publicista y profesor emérito. Se formó como metalúrgico, estudió historia del arte y la estética, fue obrero, tecnólogo de producción mecánica, diseñador publicitario, director comercial en una imprenta, propietario de una galería y de una agencia de publicidad. Organizador de numerosas exposiciones de arte, autor de varios libros en el campo del arte, colabora con Agulha Revista da Cultura, además de haber sido incluido en el libro Viajes del Surrealismo (2022), de Floriano Martins. Es miembro del grupo surrealista checo Stir up. Realizó treinta y ocho exposiciones individuales, participó en exposiciones surrealistas en Bélgica, Chile, Costa Rica, Alemania y Portugal. Jan Docekal es el artista invitado de esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 237 | agosto de 2023
Artista convidado: Jan Dočekal (República Tcheca, 1943)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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