Hugo Francisco Rivella nació en Rosario de la Frontera,
Salta, Argentina, en 1948. Siempre amó los recitales poético-musicales, y los cuida
hasta el día de hoy, viajando por muchas ciudades y países. Entre sus compañeros
de composición musical se encuentran: Carmen Guzmán, Ramón Navarro, Alberto Oviedo,
Ica Novo, Chato Díaz, Mario Díaz, Ernesto Romero, Rubén Cruz y Diego Massimini.
Su obra publicada está repleta de títulos sugerentes: Algo de mi muerte (1981), Caballos
en la lluvia (2003), Zona de otros días (2007), Ojo astillado (2013), Espinas en los ojos (2014), La hora del relámpago (2016), El caleidoscopio del sufriente (2018), Oración por mi cuerpo y sus ladridos (2019),
e La ecuación del triste (2023). Ahora
escuchemos su corazón, en esta conversación grabada hace poco más de un mes:
FM | Cuando estás creando,
¿qué interlocutor se acerca al diálogo? ¿Qué busca la poesía a través de Hugo Francisco
Rivella?
HFR | Como le dijo a Gamoneda,
tu escribe, y a mí, vos haz lo que puedas. Me hace acordar al
monólogo de Mary Bloom cuando dice: –Hugh,
no distingues a la Poesía de un repollo– y Trieste era una ciudad de desquiciados.
No busca nada a través de mí, que no soy nada, de corazón
lo digo, sino porque se acercan fantasmas, delirantes, aquellos que parecían perdidos
en un arcón o adornando los escaparates de un coleccionista. Me cercan los que he
leído cuando escribo, me escupen la mollera, me hurgan el esqueleto. Me atosigan
los muertos y los que creí conocer y me exigen razones para no asesinarme.
Escribo la última carta del suicida que no quiere morir
FM | Entre todos los símbolos
que impregnan tu poética, ¿cuál encuentra mejor analogía con el silencio? ¿El lenguaje
disputa sus secuencias de tormentas y profecías en la medida en que el silencio
define su región prioritaria de comunicación? ¿Qué significa exactamente el silencio
en tu poesía?
HFR | Leí, cuando joven,
un pensamiento sabio de un Pueblo ancestral de esta América profunda: Si la Palabra te quema la boca, el silencio te
la curará.
Luego vino la
música que cuando el acorde ha llegado a su clímax, surge el silencio deteniendo
al tiempo. Me desmemorio cuando sonrío, porque digo mira como son las cosas en este mundo: Un silencio de negra vale uno,
y un silencio de blanca vale cuatro negras... Pero antes, Bordelois, una intelectual
argentina me refrescaba aquello de que antes de nacer solo silencio y después de
la muerte también sólo silencio.
Siempre vienen a salvarme los intelectuales de la palabra,
cada palabra guarda un silencio de cascara y abismo, porque cuando se agotan y se
atraganta tu corazón, luego del silencio llega el Poema.
Ya
no tiene Palabra, ya se acaba su aliento– dice otro pensamiento. Esto me recuerda, que siendo
niño, mi madre me decía que recordara a
mi abuela que estaba durmiendo a la siesta. No me decía que la despertara. Me decía que la recordara. Que vuelva a tener recuerdos.
Que vuelva a tener palabra.
El silencio es una palabra a punto de estallar
Si lograra atrapar el silencio, estoy seguro, el poema
me besaría en la boca. Como en un ring de boxeo el silencio en un rincón y yo en
el otro mirándolo fijamente.
FM | María Teresa Andruetto
observa que la tuya es una “poesía del origen entre la tierra y el canto, poesía
de fronteras territoriales y de la lengua, que busca en una edad perdida en el inconsciente
colectivo un mundo más intenso”. Este mundo más intenso –si estás de acuerdo con
ello– se ve reforzado por una fina ironía, que resalta tanto tu poesía como tu propia
naturaleza. Me gustaría saber algo al respecto. En el caso de la ironía, pensando
en otro poeta argentino, Alberto Girri, cuyo sentido de la ironía me fascinó desde
el primer momento que lo leí. ¿Está Girri entre tus interlocutores? ¿De qué modo?
HFR | Floriano, cuando
niño, mi Tío Pedro, que tenía una pata de palo, me hacía leerle el Martín Fierro
porque él no sabía leer y quería aprendérselo de memoria. Hablo de mi pueblo y el
rancho de madera en Rosario de la Frontera, Salta donde nací. Esa es otra historia.
Luego vinieron los poetas ligados a la canción popular,
como el inmenso Manuel J Castilla (el papá del Teuco), Armando Tejada Gómez, Raúl
Anzoátegui, Ariel Petroccelli… y al medio como una brasa Pedro Bonifacio Palacios,
Almafuerte y la fuerza inigualable de su poética, si es desparejo no me importa,
sus sonetos hacen que mi cabeza siga vociferando, aunque vaya rodando por el polvo.
Leí mal a Girri, lo redescubrí tiempo después entre
sus tigres y sus rinocerontes cuando entendí que El creador legítimo tiende a ponerse a un costado
de lo creado.
Analogías visual y metafórica me produjeron
algunos versos de Girri, pero yo, hacía tiempo que desayunaba con Olga Orozco, Manuel
del Cabral, Joseph Brodsky, Jaime Jaramillo, Jattin y la irrupción increíble de
Murilo Mendes, Clarice Lispector, Drummond de Andrade, en una antología en que venían
amontonados en una voiturètte que manejaba
el uruguayo Arturo Mario Ferreiro después
de haberse comido un autobus.
La ironía siempre está ligada, en muchos
casos, a la ignorancia, en el golpe de atrás.
¿Es lo contrario a lo que
se piensa? ¿Desmitifico al verso? ¿Lo oculto?
¿La ironía es la cáscara
y el pensamiento la esencia? Como sostiene Kierkegaard.
Voy de barquinazo a barquinazo tratando
de salvarme.
FM | El progreso y su constante evolución técnica han despertado
a un monstruo dormido: la destrucción. La idea del futuro se ha disipado y el hombre
actualmente desconoce el significado de su presencia en el mundo. ¿El arte corresponde
a alguna perspectiva de cambiar este escenario o también se ha vuelto ineficiente?
HFR | Hermano, no
puedo pensarlo de ese modo. Recuerdo que a Percy Shilley en plena era Industrial
le dijeron que la Poesía estaba muerta. A ojos vista en algo erraron, hoy a pesar
de todo sigue viva, en los lectores, en los críticos, incluso en aquellos que la
escribimos.
Hasta la Inteligencia
Artificial es un trasto inútil frente a la Poesía. Que conteste la pregunta de que la luz del agua iridisa la sed de los camellos,
el tropezón de Ulises en tus ojos, la curva de tu vientre en las manzanas y la lluvia
secreta del milagro en la mirada de Cristo cuando agonizaba.
No quiero
imaginar el nudo de chips y san la muerte en que caería.
Cuando las
dictaduras evisceraron la Palabra y quemaron los libros y perseguían y mataban intelectuales,
lo hacían para apoderarse del pasado y reescribir el presente para dejarnos agónicos
frente al futuro. Esa es la cosa. Fraguar la memoria, vaciarte, sacarte los cimientos
de pensar un futuro porque el que no tiene nada adentro no puede proyectar nada.
Es como si estuvieras de nuevo tanteando en la oscuridad un atisbo de luz.
El hombre,
la Mujer, la Humanidad son una chispa que reinician el Fuego a cada instante. Eso
es el arte. Ese es el cambio. La expectativa de un mundo mejor porque mientras alguien
piense así, aquí o en cualquier lugar de la galaxia, la Utopía es posible.
La evolución
tecnológica, en manos de los poderosos, está íntimamente ligada a la involución
intelectual dirigida. Debemos ser pensados por los medios. Hay que volver al cogito
cartesiano Pienso, luego existo.
Hoy se habla
de que estamos a la frontera de una guerra nuclear. El Enola gay ya pasó por Hiroshima,
sobrevuela medio oriente. Si no la salva al
mundo la Poesía ¿Quién habrá de salvarlo?
FM | Hay una extraordinaria analogía hecha por Octavio Paz entre
Dante y Cervantes, que resume las distinciones entre la sociedad cristiana y el
mundo moderno. Dos de esas distinciones: 1, el héroe de Dante es un pecador; el
de Cervantes es un loco. 2, Dante busca la divinidad, mientras Cervantes se busca
a sí mismo. ¿La posmodernidad o el mundo actual habría encontrado su esencia en
algún otro tipo de héroe o carece de expresión de su correspondencia entre lo real
y lo imaginario?
HFR | Me quedo sin respuesta las más de las veces, Borges
creo que decía: la ignorancia para mí no tiene
secretos. Eso es una ironía, ya lo sé. En el caso mío no la desarticulo, la
dejo andar.
Cuando Octavio tensa El Arco y la Lira, pone un tigre al acecho. Que si el Poema y la Poesía,
mientras digo como el poema de José Asunción Silva: eran una sola sombra larga y eran una sola sombra larga.
Siempre dije que escribir Poesía era el acto más claro
de la demencia.
Es posible que Dante sea un pecador, pero no era un
loco. El Paraíso lo que es necesario trasgredir como el amor, la amante, lo que
seduce el acto de entregarse a vivir. Jorge Carrión es el que dice que Dante se para entre la antigüedad y la modernidad
entre la idealización y el realismo.
Dante ilumina con la razón las zonas oscuras de un
pensamiento único.
Los círculos son cada vez más duros. La levedad del
que holla una sepultura y procura alejarse de ese Infierno.
Cuando niño me dieron los óleos por si no resistiera
vivir y no vaya al Infierno si moría. Por un tiempo estuve entre castillos y jardines
del primer círculo
¿La soberbia debería solo revolcarse en el círculo
primero? Del único pecado que no se vuelve
es el de la soberbia.
¿La traición es peor que la soberbia?
¿Cada uno de nosotros tendrá una Eurídice para buscar
o seremos nosotros al que nos salvan las eurídices?
La mujer es el centro de la vida.
El Infierno ¿son los temblorosos círculos concéntricos
del poema en los que Tabaré deja su corazón en brazos de su amada?
Alfonso el Bueno antes de morir expresa claramente:
Lo
importante es vivir loco y morir cuerdo.
No sé si la postmodernidad encontrará su esencia en
otro tipo de héroe. Lo que se intenta es maniatar la imaginación para que lo irreal
nos parezca cotidiano. Me parece que sólo son ensayos infructuosos. Siempre existe
un estallido, un sacudón que vuelve la mirada a los valores que intentan desterrar,
el amor, la solidaridad frente a la guerra, el exterminio como estamos viviendo
ahora. Los agrotóxicos, los bombardeos a pueblos indefensos y tantos muertos inocentes.
Parafraseando a Aldo Pellegrini: Hay que cerrar
la puerta a los imbéciles.
FM | El concepto de compromiso vinculado a la poesía siempre
me ha parecido un error que genera incesantemente otros errores. El compromiso somete
al individuo a la voluntad del colectivo. Una poética define su singularidad precisamente
cuando rompe con un canon. Sin embargo, algunas críticas tienden a ver tu creación
como una poética del compromiso. ¿Cómo
entiendes este anacronismo crítico, por decir lo menos?
HFR | Lo que pasa es que
hubo momentos en los que la canción, la poesía comprometida era la canción urgente.
Se bastardeó el concepto de compromiso, porque en realidad toda poesía como todo
acto humano es un acto de compromiso, con la misma poesía y con el otro. El unomismo. Una canción de amor es un acto
revolucionario y una canción social puede ser un desperdicio literario. Yo quiero
una palabra que tenga heridas, remezones, que gima, grite, se sonambulice con los
enfermos, que truene, tenga aristas y salientes, porque si le falta todo eso, la
pobre, ya era un cadáver reluciente.
De pronto se me aparece Luis Arango que me impactó
cuando lo leí. Siempre llevo en la punta de la lengua un pensamiento suyo: La Palabra es poder y da poder, por eso es corrosiva.
Recuerdo que terminaba diciendo: Ah palabras
queridísimas y putísimas palabras, yo sé que hay gente que se pone colorada cuando
digo mierda, pero es que hay gente que vive entre la mierda
Eso resume lo que pienso. Ese debiera ser el compromiso:
con la Libertad.
FM | Me gustaría que me
hablaras de tus libros, de cómo estableces una distinción entre temas, montajes,
léxicos, tu forma de organizar el mundo a partir del verbo. ¿Es posible hablar de
la evolución de la escritura?
HFR | Más de una vez dije,
seguramente repitiendo a otros, que uno escribe un solo libro con muchos capítulos,
a veces inconexos entre sí, pero esencialmente con el mismo protagonista. Digo que
es como vivir la Eternidad, a cada uno nos tocó un pedacito de ella. Compartimos
con Dios el privilegio.
Me gustaría ser parte, aunque no sea más que de una letra, del poema que escribimos
entre todos
A veces los temas me dan vueltas por años, hasta que
un día los empiezo a escribir y no lo suelto, por ahí digo que lo tomo de la primera que me oferece y le exprimo
los sesos.
Entones me zambullo en cada libro, por ejemplo, si
es Yo, el toro, salto al ruedo, voy entre los banderilleros y el torero, recuerdo
en el Guernica al Toro desmembrado de Dalí, me meto en las cuevas de Lascaux o termino
en la Quebrada del Yuro con el Ché soñando estrelleríos.
Siempre vienen los poetas a ayudarme a mirar, los críticos
que bucean más allá del poema, que me desburran a cada instante. Me posibilitan
ver lo oculto, lo que sin saberlo deletreo. En tropillas vienen Valery, Bonnefoy,
Meschonic, Borges, Said, Ramos, Eliade, Eagleton.
Todos tienen un ojo por el que me asomo a mirar el
mundo y lo agradezco profundamente. No podría escribir un solo poema si no tuviera
tantos lazarillos.
No creo que haya una evolución de la escritura. Ya
se hizo todo, culturalismo, simbolismo, hermetismo, mayúsculas y oxímoron, el reloj
dado vuelta de Apollinaire, los cadáveres sin forma de Tristan Tzara, acrósticos,
murmullos, las palabras cayendo… Somos un rompecabezas tirado en un laberinto.
FM | Pregunté sobre el
significado de organización del verbo después de leer una observación de Euler Granda
sobre uno de tus libros, Endentro de mí y
el poema posible. Por un lado, por haber logrado comprobar en el libro una sofisticada
cascada de afectividad, logros líricos, fina
levitación imaginativa y un ágil manejo del lenguaje –algo que se puede observar
en el conjunto de tu poética, tu Norte, la línea mágica de tu obsesión –; por el
otro, por la rara memoria de la crítica en Latinoamérica de considerar las enseñanzas
del autor de un libro fundamental: La diosa
blanca, de Robert Graves. Hablemos un poco de cada uno de estos aspectos. ¿Granda
entiende bien la fuente original de tu poesía? ¿Qué tipo de diálogo tuviste con
Graves?
HFR | A Granda lo conocí
en un hotel de Quito una siesta de Paralelo Cero.
A uno, Hermano, lo definen los otros. Es la mirada
del otro lo que nos completa. Lo que nos hace terminar de ser. No sé si hay una
línea mágica en mi obsesión, en esta América adhiero al concepto de lo real maravilloso
de Carpentier. Eso me deslumbra en esta patria que me toca vivir. Lo real golpea
de tal manera que te maravilla.
Te cuento, los otros días mientras corregía un libro
Mi corazón es un colibrí en este siglo enfermo,
Tina me dice, Hugo anda un colibrí en el jardín. Estuvo todo el día. Al otro día
vimos que había hecho nido en la enredadera del fondo de la casa.
Loa colibríes traen buenos augurios.
Me demoro un poquito, total puedes cortar la anécdota
cuando quieras. Yo tenía un tío al que le habían cortado la pierna a la altura del
fémur.
Me contó que le habían pegado un balazo y tuvieron
que cortársela. Y qué hicieron con la pierna ya que por esa época no había morgue.
Nada, me dijo, la enterraron con un hombre pobre que había muerto en un Pueblo vecino.
¿Es mágico, eso? Eso es lo real maravilloso. Capaz
que algún día alguien encuentre un hombre de tres piernas y se escandalice.
Seguramente Euler cuando cita a Graves lo que hace
es recordar la dicotomía o la ruptura entre la poesía tónica y la intelectual que
se mide con ritmo y metro sin roturas. No soy un avezado en teoría, apenas un diletante,
pero intuyo desastres que me ayudan a vivir. Desafíos que otros intentaron antes
y que uno repite sin concesiones. La inversión de lo que era el matriarcado y el
ostracismo de la mujer impulsado por el patriarcado que persiste y resiste una mirada
de igualdad, me lo acercó Graves.
Me llegaron coletazos del Rey Jesús, el hombre histórico,
que me ayudaron a escribir Espinas en los
ojos.
El
que Dios sea una metáfora o un hecho no puede ser discutido con la razón.
En un programa de radio Los Ocultados hacía una editorial
que se llamaba La Palabra y los Días, en esto también apareció Graves por sus estudios
de Hesíodo y El trabajo y los Días. El
lenguaje mágico que me permitió, desde los mitos griegos, acercarme a los mitos
latino-americanos La Pachamama, Osién de un solo pie, el Duende, el Popol Vuh mientras
La Diosa Blanca abanicaba las cartas del
Tarot como si nada.
Todo me deslumbra, Floriano.
FM | Tu poema “Trastabilleo
de Rimbaud” tiene una fuerte connotación irónica, una decantación de la poética
de Rimbaud en Montale, como si las venas de transmisión del potens poético reconocieran el paso de un
poeta a otro, y tú, actuando allí como una tercera voz, firmando La Canción del Cosmonauta Ebrio, fuera otra
pregunta implícita, que te hago ahora: si tantos poetas son guías y herencias, origen
y destino, prodigios y adelantos, entre sí, ¿dónde situar al lector, cómo recibe
este ente la cascada constante del lenguaje y sus efectos sobre la realidad?
HFR | Como dice Boccanera,
siempre uno anda trasladando escombros de un poema a otro. Repito hasta el hartazgo
que soy un Frankestein literario hecho con los retazos de los libros que leí, de
las personas que acercaron su corazón para humanizar el mundo, de palabras y de
ideas que vuelven a pasar por cada uno de nosotros.
Nunca el poeta deja de ser un lector, es más, nunca
deja de ser un ladrón consciente o inconsciente de lo que escribe.
De las palabras que derramó Safo bebieron Shakespeare,
Celan, Alberti, de las que estos derramaron vinieron los Lizalde, los Simic, Whitman,
Gelman… a mí me toca alzar vocales o consonantes sueltas para tratar de armar un
nuevo abecedario o una onomatopeya del delirio.
El poema se rearma en el lector, lo que le llega como
una llovizna y desata tormentas. El poema me reconstruye en otro corazón, en otros
ojos, en otros afectos. Somos los transeúntes del asombro.
La única palabra de la que no pudieron apropiarse los
medios de comunicación es de la palabra poética, dice Bordelois, por eso es necesario
resistir. Tomar impulso. Saltar sobre la vulgaridad, pero antes, meterse en el estiércol,
beber en las cantinas del vaso del borracho, sentir que cuando pasa el otro es uno el que está pasando.
¿En el potens poético no estaba acaso también Dino
Campana que cuanto vendía sus libros y no le gustaba la cara del cliente, arrancaba
los poemas y los tiraba?
Si los tughs, los asesinos de la seda me llegaron por
Salgari, Rimbaud no me llegó por la literatura sino por un maratonista que corrió
descalzo y ganó la maratón en Roma. Si no digo mal se llamaba Bikila Abeba y era
de Etiopía. Busqué entonces a ese poeta que vendía armas en ese país y me asombró,
mucho antes de que me ofreciera pasar Una
temporada en el infierno. Y entonces sí Montale y Ungaretti. Entonces sí Verlaine
y sus amores.
No encuentro palabras más claras que esta y las transcribo:
la
confrontación entre dos vuelos: el rimbaudiano del Bateau Ivre de la perdiz, desordenado
y violento, con plumas caídas sobre el asfalto, y el montaliano de la mariposa,
más delicado y sensible,
Como verás me parece que sigo siendo el Cosmonauta
ebrio, el mismo que confunde en su borrachera a Pavese con Pessoa y hoy te mira
a los ojos impunemente.
No quiero coincidir con Yves Bonnefoy
que señala la renuncia final de Rimbaud a
la poesía como un gesto de libertad.
El esclavo deja de ser esclavo cuando piensa
ser libre, aunque al otro día siga encadenado, dice Blas Alberti.
FM | ¿El entrevistado
quiere preguntarle algo al entrevistador? ¿Por qué insistir en explicaciones sobre
los destinos del hombre y la poesía? ¿Por qué seguir limpiando obsesivamente los
espejos con la esperanza de que surja alguna imagen que corresponda a algo más esencial
en nuestras vidas? Si tanto nos gusta el visionario, ¿por qué nuestros rasgos más
característicos son tan vulgares?
HFR | Hubiéramos empezado
por ahí. Por preguntarte cosas. Que sanes mi ignorancia con tus conocimientos, con
la entrega que tienes por los otros, por descubrir poetas, soñadores, por entregarte
a ser sin egoísmos. Para poder decirte que nos ayudemos a pensar un mundo mejor.
Floriano, limpiamos los espejos para poder mirarnos
como somos, arrugas, cicatrices, el gesto silenciado de la muerte, la risa a cuatro
vientos de la noche. No quiero envejecer en el espejo como un Dorian Grey de fantasía,
quiere ser yo, enclenque y mal habido. Con la lengua cargada de alelíes.
Uno es un bocasucia sin remedio, hace el amor, se emborracha,
sacude el árbol de las injusticias, ama los caracoles del abismo, los ojos de la
mujer que en la penumbra lo ensueñan todavía, putea cuando se enoja, se enternece,
toma un vino feliz, camina por la playa.
Es cierto.
Soy un hombre vulgar y me solaza verme pasar en un
caballo alado. Cargado de utopías. Abrazado a un amigo que pregunta ¿Por qué nuestros rasgos más característicos son
tan vulgares?
No me desnudes hoy porque hace frío.
FM | Argentina: su tradición
lírica… ¿Cómo participa de ella Hugo Francisco Rivella? Quisiera aprovechar esta
oportunidad para recordar algo que escuché mucho en Portugal: que Fernando Pessoa
habría sido uno de esos monstruos condenados a una imposición estética que dificulta
el establecimiento de la multiplicidad de voces poéticas en ese país. ¿Crees que
Jorge Luis Borges de alguna manera ha desempeñado este papel indeseable en la poesía
argentina?
HFR | Soy uno más en lo
que preguntas. Una pedrada al corazón de Dios.
Soy un simple engranaje en esta rueda. Estoy estando, como se gerundia en el norte
de mi patria. El tiempo me ha de dar lo que me corresponde. Lo que está oculto existe,
porque como decía Leda Valladares es más lo
que nos han ocultado que lo que nos han destruido. Bustriazo Ortiz, Romilio
Ribero, Leónidas Escudero, Glauce Baldovin andan bufando todavía.
La imposición estética ¿cuánto dura? Nadie decreta
nada. ¿Quién diseña el canon? Le pone plumas a la corista o se desgañitan chupando
medias, haciendo esfuerzos para sobresalir y quedamos a orillas del camino haciendo
dedo como cualquier peatón de morondanga.
Por eso son importante ustedes, los intelectuales sin
ataduras, los que nos ayudan a caminar sobre las aguas.
La
Poesía nace muda y se vuelve alarido. Le sorbe el seso al juez y a los malandras. Digo que la Poesía es un nudo imposible de desatar. La soga con la que se ahorca
dios.
Recuerdo cuando allá por los años 80, estando en Catamarca
un amigo me regaló la fotocopia de La Tabaquería.
Me crucificó. Después vino el desasosiego de buscar a Fernando Pessoa en sus heterónimos.
Más de 70 dicen. Las cosas no tienen significación
si no existencia.
Cómo
ser contemporáneo de estos monstruos, se pregunta un crítico.
Sólo lo imposible es un desafío constante. Eso es la
Poesía.
Imposible sostener que Pessoa o Borges han dificultado
el establecimiento de multiplicidad de voces poéticas. Es al revés. Ellos son espejo
y decía antes, también son un desafío.
Pienso honestamente que hay que poner pasión y talento,
y en los que me incluyo, solamente me sobra pasión.
Es una maravilla Borges, pero me dan lástima los borgianos,
los whitmanianos, los pessoanos, los bukoskianos, los gelmanianos. Si queremos sobrevivir
hay que matarlos definitivamente, pero… es imposible matar a inmortales.
La experiencia de cada uno de nosotros es única, ¿podremos
contarla de tal modo que los otros se apropien de ella y no nos pertenezca?
Prefiero quedarme en el intento que en la inmovilidad.
FM | Finalmente, la recurrencia (risas). Cuando el mundo se acaba
y no hay nadie más a quien recurrir, ¿aún recurres a Vallejo? ¿Cuál es el significado
último de esta recurrencia en un poeta que nunca estuvo acostumbrado a la repetición?
HFR | Miro la fecha de
hoy, miro la pregunta y sonrío, ¿te acuerdas de lo real maravilloso? Hoy dicen que
ha muerto César Vallejo.
Yo, debería pararme y gritar a voz en cuello:
– Ave César,
los que van a morir te saludan – y estoy seguro que el Circo estallaría por
los cuatro costados, aunque a mí me dé por dar vueltas penando por Santiago de Chuco.
Son como las fintas de Fred Astaire, o el ser o no ser de una calavera que piensa o
Ponge escribiendo en la piel de la noche su desgarro, el Grito de Munch, Salgari en la Jungla Negra. Es recurrente Cristo
crucificado y el baile de las mulatas en el trópico, los senos de Jandira iniciando
el mundo.
Nosotros, los mortales estamos condenados a la repetición.
Ser el eco de lo maravilloso.
Incluso ahora, que las palabras fugan a la luna y no
puedo responder, recurro a un poema de Vallejo.
FLORIANO MARTINS (Fortaleza, 1957). Poeta, editor, dramaturgo, ensaísta, artista plástico e tradutor. Criou em 1999 a Agulha Revista de Cultura. Coordenou (2005-2010) a coleção “Ponte Velha” de autores portugueses da Escrituras Editora (São Paulo). Curador do projeto “Atlas Lírico da América Hispânica”, da revista Acrobata. Esteve presente em festivais de poesia realizados em países como Bolívia, Chile, Colômbia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Equador, Espanha, México, Nicarágua, Panamá, Portugal e Venezuela. Curador da Bienal Internacional do Livro do Ceará (Brasil, 2008), e membro do júri do Prêmio Casa das Américas (Cuba, 2009), foi professor convidado da Universidade de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos, 2010). Tradutor de livros de César Moro, Federico García Lorca, Guillermo Cabrera Infante, Vicente Huidobro, Hans Arp, Juan Calzadilla, Enrique Molina, Jorge Luis Borges, Aldo Pellegrini e Pablo Antonio Cuadra. Criador e integrante da “Rede de Aproximações Líricas”. Entre seus livros mais recentes se destacam Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad (ensaio, México, 2015), O iluminismo é uma baleia (teatro, Brasil, em parceria com Zuca Sardan, 2016), Antes que a árvore se feche (poesia completa, Brasil, 2020), Naufrágios do tempo (novela, com Berta Lucía Estrada, 2020), Las mujeres desaparecidas (poesia, Chile, 2022) e Sombras no jardim (prosa poética, Brasil, 2023).
JAROSLAV ŠERÝCH (República Tcheca, 1928-2014). Estudou na Escola Superior da Indústria da Arte em Jablonec nad Nisou, na Escola de Artes Aplicadas de Turnov e na Academia de Belas Artes de Praga. Dedicou-se à gráfica livre, pintura, mosaicos, criação de livros, ilustrações, bibliofilia e também criou placas de cobre em relevo. Na década de 1960, ele aderiu à abstração expressiva. Logo que a deixou, voltou a acreditar na nitidez da forma e do enredo da obra. Trabalha atualmente com uma metáfora artística cujo ponto de partida reside em uma ampla gama de imagens firmemente apoiadas na liberdade criativa. Em seus desenhos, pinturas e obra gráfica, compõe imagens simbólicas baseadas nos princípios da ética cristã, cuja ideia é a superfície combinada da humildade humana, da empatia e da crença na persistência da esperança. Do ponto de vista do método criativo, é a soma da linha sensível do desenho, da morfologia dinâmica e da cor enfatizada. As obras apresentam uma estilização figurativa descontraída, de forma alongada, e possuem uma estrutura visual distinta.
Agulha Revista de Cultura
Número 251 | maio de 2024
Artista convidado: Jaroslav Šerých (República Tcheca, 1928-2014)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
https://www.instagram.com/agulharevistadecultura/
http://arcagulharevistadecultura.blogspot.com/
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
Nenhum comentário:
Postar um comentário