La podemos imaginar –en su estudio, estilo
oriental, como su origen–, diluyendo los pigmentos, utilizando las tijeras para
rasgar la cartulina, ondulando el grafito sobre la tela en blanco, diseñando su
proyecto gráfico y con emoción: hechizarse con puntos, grietas, intersticios,
aristas, círculos, óvalos, abstracción vivificante y expresiva.
Amirah Gazel, aborda con elegancia y plasticidad
los diversos elementos: el dibujo, la pintura, la caligrafía, la fotografía, el
collage, el arte objetual y la poesía. La artista lo expresa: “Mi universo es
vital y espiritual”. En sus naturalezas hay armonía y silencio; son senderos fúlgidos
que recorremos con la palma de la mano; grietas y fracturas que platican con el
color.
Sus creaciones, sobrellevan su
impronta inconfundible: esbozos, textos, cuadros, libros, formas ovoides,
tarjetas de recuerdos, una antigua máquina de escribir, el teléfono rojo en
línea directa con Dios, maniquíes que sostienen un diálogo pertinaz… Es un carrusel
de formas y construcciones, son rupturas y aliteraciones que nos recuerdan
sueños, alucinaciones, revelaciones psíquicas que nos hacen vislumbrar la luz.
Los tonos magentas, azules, sepias, ocres, sienas, blancos y negros se pueden
ver muchas veces como láminas, filamentos, arena volcánica, plasma, cuarzos
delirantes…
Durante la Conversa, Amirah, estaba sentada en
un canapé arábigo, por el aire viajaban las dulces melodías, los lazos
sugerentes y constructivos, donde ella “la artista” discute sobre los diversos
planteamientos del arte actual. [AP]
AP | Amirah, desde
tu infancia, continuando por tu adolescencia, tuviste una especie de imán
(¡gran atracción!), por los maniquíes. Esas muñecas y muñecos de madera,
plástico, celuloide, que acompañan al ser humano desde hace unos 400 años, y
que se exhiben en “pasarela” en tiendas y boutiques. La literatura y el arte
están “contaminados” de esos “artefactos”, algunas veces lúdicos y por otra
parte vistos como objetos de creación, deseo, de fantasía, de velado erotismo.
Cuéntanos de tu relación con ellos.
AG
| Bueno
Alfonso, es cierto que he tenido una relación particular con los maneken. Nací bajo la influencia del Pop Art y entre mis primeros estudios universitarios
de Art Director en Publicidad, los
maniquíes, eran objetos de gran fantasía e inspiración que me servían para
presentar mis campañas publicitarias sobre diversos productos. Me encantaba, mostrar
mis trabajos con estos “artefactos” y endilgarles una etiqueta, de alguna
manera “nadar” contra la corriente de la moral establecida.
Los maniquíes, existen desde hace mas de
2000 años, pero es solamente a finales de 1700 que su uso se hace más frecuente
en el mundo de los modistas.
Soy libanesa –costarricense, –como lo
sabes–, hija de un comerciante en pasamanería, desde pequeña viví entre estos “armatostes”.
No sólo en los escaparates, de los negocios de familia, o amigos de la familia,
sino en los talleres de las múltiples modistas que solíamos frecuentar.
Era una pequeña muy curiosa y avispada,
desde que tengo uso de razón, recuerdo, haber construido una realidad paralela,
en la que jugaba y creaba mundos que representaban sueños. Los maniquíes eran
amigos, mis amigos no invisibles, pero silenciosos, que se articulaban a través
de sus formas, o expresiones de sus rostros estimulando la fantasía. Mi
incertidumbre, me escalofriaba de sólo pensar que lograra a través de mi
imaginación hacerlos hablar y que pronunciaran mi nombre.
Un día mi padre, de su regreso de un
viaje por México, –tendría yo como nueve años–, trajo una revistilla de esas
populares, revistas en papel rústico, de quiosco. En ella venía un artículo
sobre el maniquí viviente de Chihuahua: “Pascualita”, creo que así se llamaba, ¡imagínate
vos!, me enloqueció esa leyenda de la novia que encerraba el espíritu de la
dueña ya fallecida, del negocio La popular,
la tienda de vestidos de novia de esa ciudad. En mi imaginación efervescente,
soñaba con poder darle vida a un maniquí y que además guardara en el momento de
mi muerte, mi persona. ¡Qué fantasía!
Durante los años universitarios, en la
universidad Veritas, vagabundeaba en el mundo nocturno gay de la ciudad de San
José. Como eran épocas de gran interdicción moral, me veía obligada a llevar
dos vidas. En el día ejercía la práctica universitaria, como publicista y en
las noches llevaba mi vida bohemia de artista. En una de esas salidas nocturnas,
clandestinas, junto a mis amigos de la época, me encontré tirado en un basurero
un busto femenino de maniquí, al que pinté de blanco y bauticé “Sutil”.
Ese maniquí, se volvió parte de mi vida,
no solo como objeto decorativo, ya que me acompañaba al cine y a todas las
fiestas, una especie de juego provocador, que confieso volvía loca a mi
familia. Esa “muñeca”, me servía de modelo para mis dibujos, de espectador para
“mis monólogos”. Freud, hubiese dicho, que era una proyección de mi misma y
creo que fue así.
En 1986 me trasladé a Europa. “Sutil”,
terminó en un rio de Escazú y en los primeros cinco años en el Viejo Continente,
trabajé como publicista y en la moda, por lo tanto rodeada de maniquíes.
Estos protagonistas estáticos han
encendido emociones disímiles en los seres humanos, hasta llegar a verlos como
objetos del deseo, o experimentar sensaciones eróticas. No obstante, si esas
emociones no son canalizadas en la creación artística, cualesquiera que sea la
expresión, se vuelven desórdenes mentales, ya que el símbolo no es la realidad.
Estos “artefactos” están en el diario
vivir, caminamos por las calles y los vemos ahí, fijos con una vida extraña.
Como si viviesen en una dimensión paralela, queriendo decirnos algo misterioso.
Nos miran como si supieran algo, que nosotros no sabemos. Desmembrados,
piernas, brazos separados de sus cuerpos, gritándome llévame y haz algo
conmigo. Son l’objet trouvé.
A principios de los noventa, decidí
dedicarme al arte puro, la primera obra pública que realicé con un maniquí fue:
“Para cuando” la diseñé para una exposición sobre la defensa de los Derechos Humanos,
en la Universidad Libre de Bruselas, era una instalación con un maniquí
articulado de los años 40.
Desde entonces, estos “artefactos” tan especiales,
representaciones humanas con una vida oculta, aparecen en varias de mis obras,
ya sea en pinturas o en arte objetual, a través de ellos expreso emociones o
pensamientos, que no podría exponer de otra manera.
AP | En Surrealart, (Espacio dedicado al surrealismo,
en la Fundación Camaleonart, en barrio Amón-Amor) hay una pieza de arte objetual, que está estructurada de
vestigios de maniquíes, encontrados en las calles y avenidas de Bruselas. Los
visitantes quedan gratamente sorprendidos, por esa creación que se encuentra
adherida al cielorraso y se llama “Entre piernas” y que está ornamentada y
recreada por elementos que recuerdan ciertas creaciones de Giorgio de Chirico y
Giorgio Morandi, no obstante, al observarla, comprendo, que lleva tu huella
personal…
AG
| “Entre Piernas” es una obra
erótica–humorística, una travesura, un giño de ojo a la seducción femenina. No
suelo hacer obras de género, pero si me gusta trabajar con el “ánima”. Debe de
ser esa coquetería, la que llama la atención de los observadores.
Esas piernas se encontraban superpuestas
en un basurero en el Marche aux puces
de Bruselas. ¿Cómo dejarlas abandonadas?, ¡Imposible! Las recogí y diseñé sobre
papel la obra, solo tuve tiempo de embalarlas ya que estaba “con un pie en el
avión”, iniciando el viaje de regreso a la tierra de origen.
Me encanta que menciones a De Chirico, su
período metafísico ha sido de gran importancia en mi desarrollo
artístico. No pretendo repetir, ni siquiera aspiro a asemejarme a este maestro,
pero la exteriorización de la imaginación de De Chirico es muy misteriosa, un
inconsciente lleno de imágenes que evocan ambientes sombríos y abrumadores. Al
inicio de este período, las referencias eran paisajes urbanos, inspirados en
las ciudades mediterráneas, aunque progresivamente, su atención se fue transportando
hacia cuartos abarrotados de objetos, algunas veces habitados por maniquíes,
con un contraste de luz que encandila los ojos. Es con esas atmósferas con las
que mi espíritu se identifica.
Saltamos, Alfonso, de un surrealista a un
“futurista” italiano, Giorgio Morandi, pero que al fin y al cabo tienen algo en
común, dos artistas que sostenían una relación privilegiada con los objetos.
Surrealart, es un espacio fuera de
la realidad, como vos lo decís, es el
espacio de la Fundación dedicado al surrealismo de todos los tiempos, que mejor
lugar para ensamblar “Entre Piernas” y
suspender la obra justo allí, en el cielo de esa habitación mágica.
AP | En la
literatura latinoamericana, existen muchos exponentes de esa corriente de las
muñecas y muñecos de celuloide; recuerdo un cuento de Felisberto Hernández
(cuentista uruguayo) “Las hortensias” en el texto , Felisberto, le insufla vida
a un maniquí y también deseo mencionar al escritor carioca Rubém Fonseca, que
en su libro O caso Morel, habla de la
“Robofilia”, que es la práctica sexual que tienen ciertos sujetos con maniquíes
tecnológicos y toda la parafernalia de perversiones y sado masoquismo. ¿De qué
modo podríamos explicarnos la fascinación que ejercen los maniquíes sobre los
artistas y escritores?
AG
| Hay
artistas, escritores, visuales u otros, que canalizan su atención en el escenario
del misterio, lo que esta detrás de toda representación y se esconde del otro
lado de la realidad visible, por decirlo de alguna manera. Otros proyectan
solamente sus desórdenes mentales. Te digo esto ya que depende de la esencia
del creador y el giro mágico que le dé a sus fantasías.
Las pupetas,
o pupetos, para no dejar el “animus” de lado, han sido alimento prohibido o
fruto ofrecido a la ilusión de la psiquis, no olvidemos que son
representaciones humanas.
Lo fascinante es cuando el artista es
honesto consigo mismo y utiliza su propia historia y fantasías para
convertirlas en sujeto de expresión creativa, generando ese enigma que hace que
el observador, o lector no sepa más en donde se encuentra el límite entre la
realidad y la ficción.
Podemos
interpretar y analizar obras tanto visuales, como escritas, de diversas maneras.
En cada una de nuestras críticas, es nuestro propio inconsciente el que se
manifiesta. Es lo que nosotros llevamos dentro, en gran proporción, lo que
desentraña, lo que observamos.
AP | En 1999, vos
fundás en Ámsterdam el Grupo Surrealista
Agorart. ¿Cuál fue la idea primigenia para llevar a cabo esta aventura?
Conociendo de antemano las dificultades y suspicacias que una artista
latinoamericana podría encontrar en Europa. Más, tratándose de “asuntos intocables”
como es El Surrealismo.
AG
| La
observación y la mundología, contribuyeron a que la soledad del creador se
hiciera cada vez más evidente. Los grupos de artistas y pensadores, eran
escasos en la ciudad de Bruselas.
La querella del arte contemporáneo estaba
en plena efervescencia, dejando un espacio frio, lleno de murmullo ruidoso. Esa
falta de ideales, los resentía en todos los campos sociales y existenciales de
la sociedad.
En 1994, organicé en mi taller, en Saint
Gilles, Bruselas, el grupo de poesía de mujeres, “Javla”, que reunía poetas consolidadas,
con poetas emergentes, de ahí germinó la “Antología los 12”, con poemas de Ana
Cristina Rossi, costarricense, Sonia Sales, cubana, las argentinas Eva García y
Ana Fernández, Juliette Boully, belga y otras, lamentablemente por falta de
medios para publicarla, el manuscrito permaneció en el armario que colecciona
los “Proyectos en sala de espera”. El
grupo se desintegró dos años después. Como en la vida todo se teje con hilos
invisibles, tropecé con el movimiento latinoamericano Pucara, que no tardó en desilusionarme, carecía, desde mi punto de
vista, de esencia artística.
Bélgica y Europa en general, estaban en
un socavón generalizado, el inconsciente colectivo comenzaba a sombrear en la
desesperanza y se volvía cada vez más
difícil reunir a las personas en torno a sueños comunes.
Como soy de naturaleza “testadura”,
persistí sobre el tema, construyendo proyectos sincréticos, como peldaños de
cambio, entre la burocracia, la economía y el arte. Proyectos que compartí y
realicé entre hombres y mujeres artistas y financieros, de diversos horizontes
geográficos. Entre ellos Christian Brynaert, ex Ingeniero químico de Petrofina
y excelente dibujante, que fue, en sus inicios, mecenas del grupo.
Como consecuencia de un viaje a Ámsterdam,
en 1996, entré en relación con el grupo ACA, los pintores Automáticos de
Ámsterdam, de inmediato se gesta la aventura de Camaleonart, que nace de un gesto altruista, del deseo de reunir
talentos legítimos y artísticos, de hacer florecer un espacio para que los
creadores “autocríticos y comprometidos”, nos retroalimentáramos y que mejor espejo
que los artistas ¡Nosotros mismos!
Camaleonart, creció como plataforma
de encuentros fortuitos, de experimentación, focalizada en la importancia de la
autonomía de expresión, hacia un colectivo integral. Un proyecto ambicioso,
apasionante. Camaleonart, creó a Agorart, que ha sido y sigue siendo la
“vanguardia” que apoya esta aventura maravillosa.
Se realizaban sesiones de pintura
colectiva, encuentros entre artistas de diferentes expresiones artísticas y de
esos encuentros casuales y mágicos, surgió la relación con el Movimiento Surrealista,
un intercambio fértil, de ricas manifestaciones. El surrealismo, como su nombre
lo dice, solo puede encontrarse, de una manera surreal.
En realidad no tuve ningún problema con el
Movimiento Surrealista, nos identificamos de inmediato y simpatizamos.
Los surrealistas, siempre fueron
percibidos como “los intocables”, pero este Movimiento es más bien autónomo y
en realidad es una corriente exigente. ¡No a los oportunistas!
Son incontables las censuras y las
“descalificaciones” que se han hecho de este grupo “cerrado”, “sagrado”, –visto
desde afuera–, pero en su médula, la tropa, es resplandeciente, abierta a la
reflexión.
AP | En ese
tránsito por la corriente del surrealismo, vas a conocer al viejo gurú (Poeta y
crítico de arte vinculado al surrealismo) Edouard Jaguer. Será interesante para
los lectores de Agulha Revista de Cultura,
que nos contés de tu relación con el creador de “Miradas sobre una historia
paralela”, ese notable maestro del surrealismo de los últimos años en París…
AG
| “La noche está hecha
para abrir puertas…” ¡Edouard,
era una legitima llave!
Durante 1996 y el 2000 viajé con
constancia a Ámsterdam. Mis reciprocidades artísticas con el pintor y poeta argentino-holandés,
Miguel Lolhé, forjaron atmósferas poético/dinámicas, de colores estridentes y
chillones, no por lo escandaloso, sino por la intensidad de la creación, que se
manifestaba de ese encuentro. Participábamos de las sesiones entre los
gladiadores de la creación de esa ciudad, que eran frecuentes y Miguel era
cofundador de ACA y los automáticos de Ámsterdam, tenían lazos con el gran
Edouard. Cuando le comunicaron a Edouard, que yo deseaba ir a conocerlo y
presentarle mi trabajo, el aceptó.
Viajé a Paris, iba advertida de que el
inaccesible Jaguer, solo me iba a recibir unos diez minutos, con suerte me
invitaría a un Chivas Reagal y hasta luego, y si me llegaba a publicar, podría
bendecir al cielo. “Cero caridad, para
los artistas, de la parte de este gigante”, me decían los colegas.
Recuerdo su apartamento lleno de libros
esparcidos por el suelo, apilados en torres ordenadas, que parecían querer
salirse por el techo. Los muros estaban colmados de obras de Wilfredo Lam,
Atlan, Max Ernest, Enrico Baj… y muchos más de sus amigos. El humo de los
cigarrillos Gitane, de Anne, su
mujer, habían amarillado todas las paredes, creando un museo antiguo, olía a
historia. Una hora después, –no de un whisky, sino de dos– y sobre todo de
amenas conversaciones y una reciproca simpatía, Edouard, me solicitó que le
dejara la carpeta que yo llevaba, con las imágenes del periodo que estaba
desarrollando en ese momento: L”obvie e
l’obscure.
A los dos meses, recibí una carta de su
parte, comunicándome que publicaría algunas de mis creaciones en la revista de
Canadá, La tortue e la libre. Ese fue
el inicio de la espontánea relación entre Edouard y yo. Después, de ese encuentro,
se dieron intercambios de correspondencia, visitas y conversaciones telefónicas
que manteníamos sobre el movimiento surrealista y la magia misteriosa de la vida.
Edouard, es un pilar no solo del
movimiento surrealista, sino del arte global. Era un hombre infatigable, auténtico
y de una gran honestidad con el mismo. Nos dejó un vasto legado, Jaguer–Jaguar, como yo solía llamarle, es
una indudable pérdida.
AP | Se afirma que
Edouard Jaguer, después de algunas controversias y polémicas contigo, te va a
llamar Le Baobab d’or. ¿De qué modo
“digeriste” esa etiqueta?
AG
| Edouard,
era muy exigente. Declaró públicamente su desacuerdo con algunas de las exposiciones
que yo organicé en Bruselas sobre el movimiento. Continúo, estando agradecida
por esa actitud, que me hizo crecer y afinar las ideas con respecto a la manera
en la que debo organizar las exposiciones sobre los surrealistas.
No suelo hablar públicamente de mis
relaciones con algunos personajes significativos de la historia, debe de ser
porque eres vos, Alfonso, que me siento en confianza de compartir con la
revista Agulha y sus finos lectores,
estas pequeñas anécdotas.
Edouard, me llamaba Le Baobab d’or, el Baobab, es un árbol de la sábana africana,
d’or, significa de oro, lo que él quería expresar
con ese apelativo, era su reconocimiento a mis capacidades organizativas, de
acuñar, de acoplar, de reunir, de defender mis ambiciones por hacer trascender
el surrealismo, de no permitir que, tan importante corriente, se llenase de
moho. Era la más joven y exótica del movimiento para los europeos y mi
espontaneidad ponía una nota musical en las reuniones.
Me preguntas como digerí ese mote, pues en
realidad lo recibí con mucho halago, –parodia
al mismo tiempo– y consciente de que me estaba, “entre risas”,
confiando una gran responsabilidad.
AP | Vos fuiste la
conductora de la organización de varias exposiciones surrealistas internacionales,
cuéntanos como era el clima antes y después de esos trascendentes espectáculos
en diversas ciudades europeas.
AG | Los atritos, en el seno de esta corriente y en cualquiera, son inevitables. ¡El movimiento surrealista es una auténtica familia!
Organicé, alrededor de siete muestras
internacionales con los surrealistas en diversos países de Europa,
principalmente en Bélgica. Mi relación con los checos, siempre ha sido valiosa y
trabajo mucho con ellos, mi contacto y amigo Arnost Budik, es un hombre
apasionado y perseverante. Los checos son muy colectivos, en ese entonces los
europeos del norte mostraban resistencia al este, pero con el paso del tiempo,
se han ido limando asperezas y la universalidad comienza a reinar. La atmósfera,
antes y durante la organización era tensa, después de la apertura, la alegría y
la gracia nos envolvían y un poco después llegaban los “porrazos y las flores”,
o sea las críticas públicas, tan necesarias para prosperar.
AP | Váyamos a Au bord de la pensé, Surrealisme actuel,
2004, Poesie, Peinture, Sculpture, que se llevó a cabo en Bruselas y dónde
vos fuiste la anfitriona y la guía de la puesta en escena.
AG
| En
el 2005, participé como asistente de dirección del Festival de Arte y Teatro de
calle Il sole e la luna, en Montone,
Italia. Conocí al poeta y crítico de arte Eros Constantini, con él trabajé
durante varios veranos italianos. Eros es un artista surrealista y
conversábamos bastante sobre la ausencia de los italianos en dicho movimiento y
sobre el separatismo que suele existir entre los diferentes grupos de una misma
corriente.
Baobab
d’or,
decidí entonces organizar una exposición internacional sobre el Surrealismo actual.
Eros, la llamó Al bordo del pensiero, yo
deseaba invitar a los italianos para que formaran parte del evento. Se le agregó
“Actual” porque la exposición tenía la intención de contribuir a remover el
óxido que estaba cubriendo al movimiento. Au
bord de la pensé, fue una manifestación bomba, creó controversia, y a su
vez dejó su huella.
AP | En las
conversas que mantengo contigo, sobre el automatismo psíquico, la escritura
automática, la creación colectiva y los cadáveres exquisitos, he advertido, que
vos no te considerás “una artista surrealista”; expresás que tu obra no tiene
que poseer matices y la técnica y los modelos de los creadores surrealistas;
sin embargo acotás : “he abrazado al surrealismo como una forma de vida…”
AG
| El
surrealismo no es un estilo o lenguaje creativo, es mucho más que eso, es una
filosofía de vida. El surrealismo va al encuentro de la manifestación del
inconsciente, por lo tanto no podemos afirmar que existe un solo estilo de lenguaje
surrealista, somos más bien surrealistas, nuestra obra lo es tambien ya que es
el reflejo de nuestro inconsciente. Esta es la razón por la que subrayo: “Yo
soy la surrealista, no mi obra”.
AP | Coincidimos que
el surrealismo está fundamentado por muchos vértices y aspectos de las
propuestas freudianas, y –con el correr del tiempo– jungianas. De ahí, que tu
obra y tu personalidad tenga una gran interrelación con la psicología y sus
métodos de investigación. ¿Podrías ahondar en este tema?
AG
| Cuando
se habla de psicología, se habla de estudio del alma, de análisis y desde que
tengo uso de razón soy una analítica. Siempre me interesé en el comportamiento
de las personas y el misterio que envuelve las situaciones. Como te dije
anteriormente, me gustaba, y me gusta jugar creativamente con los sueños,
deseos, intuiciones, me llena de inspiración, todo lo invisible de “extraña”
expresión.
En
1994, en Bruselas, realicé una serie pictórica que la llamé “Lo que no se ve
pero se siente”, traté de materializar conceptos impalpables, pero esenciales.
Escogí el blanco y negro que me pareció lo más obvio para representar lo
invisible y perceptible a la vez.
Con los límites entre el blanco y el
negro, intenté, simbolizar sutilmente ese mundo inmaterial que nos rodea, por
ejemplo Alfonso, ese espacio entre vos y yo en este momento, que está lleno de
tantas sensaciones, emociones, silencios y que solo los podemos sentir, ya que
no los vemos. O por ejemplo, el silencio, que habita entre esa copa y esa
botella, repleto de algo que solo se percibe.
Esta serie, fue
expuesta durante el Parcours d’artiste , en
1992 en Bruselas, en el barrio artístico de la ciudad. Creó controversia, ya que yo, solo tenía 28 años y recuerdo que
los budistas, con cierto humor, declararon que era muy pretencioso, el expresar
esas cosas a tan temprana edad. Esa observación, me hizo reír de una manera
traviesa.
Después, siguió,
Alguien me habla, que trataba de
figurar la relación entre el mas allá, el cosmos y el inconsciente. Esa serie, se
podía confundir perfectamente con la esquizofrenia y te digo esto, ya que en el
límite entre el misterio del inconsciente y el espíritu, ¡la locura baila!
Mi trabajo y mi
vida están interrelacionados con la psicología. Durante 25 años, llevé, un psicoanálisis
freudiano y en la actualidad, continúo el psicoanálisis junguiano, es mi mejor
manera de estudiar la psicología. Considero que los seres humanos, para vivir
consigo mismos y los demás y alcanzar una parte de esa libertad interior que
buscamos, deberíamos tener acceso al psicoanálisis, desde temprana edad.
Los
surrealistas, –en su gran mayoría–, llevaban, el psicoanálisis con Freud. No es
sorprendente, ya que el surrealismo, en su esencia, busca descubrir el
inconsciente. Esta
tendencia, siempre ha creído en la existencia de otra realidad, ama modelar un
mundo absurdo, ilógico, donde la razón no puede dominar al subconsciente.
Vayamos, al origen de este movimiento: El dadaísmo, que era/es la oposición de la
razón instaurada, un movimiento rebelde, que posteriormente buscó inspiración
en el inconsciente, la imaginación, el método de la escritura automática y el
estudio de las teorías del psicoanálisis de Freud.
El
surrealismo, propuso entonces, materializar al mundo del arte, las imágenes del
inconsciente, los deseos, los sueños… No es una casualidad, que este movimiento
y yo, nos hayamos encontrado e identificado, en la autopista de la vida.
AP | Observo que
en la propuesta de tus collages, hay una libertad creativa y un gozo por romper
ciertos moldes tradicionales con esta técnica. En tu quehacer, adicionas
elementos novedosos, y despliegas unos contenidos sorprendentes, modernos y
actuales. Ya no es el collage donde la figura de la mujer (desnuda) tiene un
papel dominante y hasta “lujurioso”, en tu collage el lenguaje es vertiginoso,
y la técnica es una tijera que habla y se contorsiona entre los textos y las
hendiduras de los pliegues corrugados, las fotografías incoloras, los brochazos
resplandecientes… ¿Tu opinión?
AG
| Lo
que intento, con la técnica de los collages –que de paso, es una de mis
expresiones preferidas–, es confrontar el realismo, con el automatismo, crear tensión entre las imágenes reales y
expresiones abstractas, del inconsciente. El resto es un juego de niña interior,
que habita aún en el Kinder Garden. Porque, nuestro niño interior, es uno de
los principales detonantes de la creación, en la hermosura de su espontaneidad.
Es posible, que sea esa pillería la que vuelve misteriosos estos trabajos.
AP | No puedo pasar por alto la serie de tus Autorretratos. Ellos tienen un tratamiento muy especial, estamos ante una propuesta visual vigorosa y que hace acopio de diversas técnicas: el collage, el grafito, el óleo, la pincelada audaz, la intervención sobre antiguos soportes. De pronto me encuentro ante una figura clásica, o una máscara de carnaval, o quizás un retrato con cierto acento del Por Art, o un ensamble surrealista… En todos ellos hay una elasticidad, un cordel invisible que los enlaza… ¿De qué trata todo esto?
AG
| En
1996, en mi vida, los autorretratos, representaron, ¡una gran revelación espiritual!
Mi oposición continua, a las reglas
establecidas, sin fundamento, me obligó, a vivir al margen de la tradición de
la academia, lejos de estudios de proporciones u otros, para descifrar una perfección
prodigiosa en el dibujo. Soy autodidacta. Mi interés, en cualquiera de mis
múltiples expresiones, se inscribe, en la interpretación de lo que observo y la
materialización de lo que siento y pienso.
Cuando pinté el primer retrato, descubrí,
la importancia de la memoria afectiva y como la emoción podía ser más fuerte
que el conocimiento. En ese instante, me vi comprometida, ante la revelación,
de continuar, pintando retratos y autorretratos.
Como vivo la emoción, ¡con intensidad!,
entonces fotografío yo misma al personaje, y, luego lo pinto, buscando, no representar
como tal la persona, sino más bien la atmósfera que la envuelve y su psicología
y utilizo todos los medios creativos que estén a mi alcance para materializar
lo deseado.
AP | En tu creación
artística, hay un segmento que me parece debemos tomar en consideración; hablo
de los poemas colectivos; con algunos artistas como Miguel Lholé, Rafael
Árcangel La O, Valeria Valeriani, entre otros, has desplegado una serie de
creaciones colectivas, ahí la escritura automática y ciertos elementos del
collage, tienen un diálogo ágil y musical con las metáforas urbanas, son
especies de susurros lingüísticos… ¿Poema-imagen?
AG
| No
voy a profundizar en un tema tan amplio, como lo es el automatismo, sin
embargo, te cuento, que alrededor de los años noventa, en Bruselas, se me dio
la oportunidad, de registrar la huella, de todas las fiestas y los círculos en
los que solía concurrir. Me armé de papel krarft
o buvard y de pasteles grasos y proponía a los invitados pintar, todos, sobre
una misma superficie. No se imponían los temas, solo se liberaba el inconsciente,
¡hay obras maravillosas! En esas sesiones, participaban personas de todas las
edades, género, origen y profesión.
Ámsterdam, sirvió de puente en el
encuentro con los Automáticos, y las
obras colectivas, ya no eran solamente arte terapia, sino trabajos realizados
solo entre artistas.
Las obras colectivas son mágicas, parecen
hechas por una sola persona y exigen la abolición del ego, porque se construye
con el inconsciente del otro y el propio subconsciente. Nos muestran, que en
nosotros, hay tantos que nos habitan. Y son el espejo del inconsciente
colectivo.
He participado en cientos y cientos de
obras colectivas, los famosos Cadavres
exquis (Cadáveres exquisitos). Y, entre artistas, era/es, algo natural, la
realización de esas creaciones colectivas literarias o pictóricas, en cada uno
de los encuentros. Se trataba, de dejar evidencia, de lo que sucedía en la
sociedad, en ese momento. Como lo dice Kandisky: “El arte es testimonio de su
época”. Europa, vivía cambios acelerados, las poblaciones se metamorfoseaban de
forma evidente, las fronteras se disipaban, y todo eso, queríamos, dejarlo expresado,
en la dinámica vibratoria y lúdica disonancia, de las obras pictóricas
colectivas y también en los poemas–imagen, que realizábamos en ese momento. En
realidad, es una acción, que continúa en los encuentros mágicos, a veces menos
frecuentes.
Son tan significativas esas obras, que
sirven de arquetipo, para el desarrollo de la sociedad, ya que para un óptimo
desarrollo colectivo, es necesario un excelente desarrollo individual. Digo
esto ya que toda manifestación colectiva tiene su éxito en el propio desarrollo
de los participantes y eso es esencial, es la médula, de la diferencia, entre
una obra y la otra.
AP | Parafraseando
al poeta y crítico italiano, Eros Constantini: “Observada en el conjunto, la
obra de Amirah Gazel, encierra astillas de un espejo, esquirlas que reflejan
diversas imágenes de una sola realidad, convirtiéndose en otra, mutándose a
través la singular tensión generada por los diferentes temas, que hacen
alejarse la inalcanzable meta. Figuras estáticas que escapan, lentamente, con
ansia o sin preocupación, con el rostro rosado, rosado o tal vez negro, te
miran, van de derecha a izquierda, en alto, hacia abajo, en todas las
direcciones posibles, como las nubes. Máscaras, maniquíes, mesas, ladrillos,
cielos y más nubes, fases lunares y sueños azules, labios rojos, mosaicos
encantados, muros, ventanas sin vidrios, esos sueños detrás del arco de la
iglesia y más óvalos esta vez no en hueso, collage de mensajes no enviados,
mujer, un pájaro negro, bosques, una mirada a la búsqueda de una flor”. ¿Amirah,
estás de acuerdo con estas apreciaciones sobre tu obra artística?
AG
| Es
curiosa tu pregunta, Alfonso, ya que el asunto de las críticas o críticos,
siempre me ha interesado. Pienso, que los críticos de arte, no hablan o
escriben solo sobre la obra o el artista, sino que se expresan sobre ellos
mismos, a través del otro, o de la obra misma.
Si observamos con atención las críticas,
son puntuales los puntos que hablan directamente sobre la obra o el artista, el
resto es un ensayo, que para mí, descubre el inconsciente de quien lo escribe.
No obstante, no niego la importancia en
la difusión y promoción del artista, que las críticas de arte tienen, sobre
todo, dependiendo de quién venga.
Eros Costantini, es un gran poeta y
crítico de arte italiano, que se interesó particularmente por el periodo de mi
trabajo “El respirar de las nubes, libremente yo” trabajo pictórico, poético–metafísico,
que realicé en Giulianova, Italia, del 2005 al 2009.
Trabajé con Eros, entre Italia y
Bruselas. Tuvimos la oportunidad, de conversar de arte y poesía, con
profundidad. Aprecio y valoro, lo que Eros ha escrito sobre mi trabajo, sin
embargo, esto que te voy a decir, él lo sabe: “Creo que buena parte de lo que expresa
sobre mi obra, está más cerca de él que de mí…”
AP | Para nuestros
lectores, será de suma importancia, conocer: ¿Por qué tus amigos y colegas, y también
en los diversos medios: papel y digitales, a vos te llaman La Loba”?
AG
| “Auuuuuu
auuuuuu auuuuuu…”
Una noche de luna llena, me comenzó a
salir pelo por todo el cuerpo… No, esto no es serio.
Se dice que lo que la lo loba hace, al
lobo le place, lo que indica la habilidad con que se aúnan, los que tienen las
mismas inclinaciones.
Soy de naturaleza protectora y guía y he
trabajado con manadas de lobos y lobas (artistas).
En Bruselas, –como guerrera defensora del
arte y los artistas–, las instituciones solían señalarme cuando los confrontaba:
c’est une vrai louve (Es una
verdadera loba), al mismo tiempo, coincidía con el hecho de que es uno de mis
principales animales totémicos.
Amante de crear grupos y espacios para
reunir talentos y desarrollar conocimiento, Laloba, se volvió mi pseudónimo en
el Movimiento Surrealista y en mi círculo de amigos y colegas. ¡Me identifico
con este hermoso animal! Auuuuuuuuuu…
AP | Tu exposición
de pintura más reciente, se denominó “Metrópolis del inconsciente”. Es una
colección de obras entre construidas-deconstruidas y abstractas, con un
predominio de los tonos ocres, sepias y cienas. El conjunto de las obras nos
remite a la vigilia y a ciertas presencias oníricas; encuentro un trabajo
equilibrado con un predominio de las metáforas del constructivismo. Conversemos
en relación a este trabajo que fue expuesto en el Teatro Nacional de San José,
en el 2013.
AG
| De
tanto estar atenta, a lo que el inconsciente nos envía, se van descubriendo, en
él, habitáculos maravillosos. Lugares en donde el silencio y las formas habitan
con armonía.
Este periodo, lo considero, la síntesis
de mis otras investigaciones pictóricas, es por ahora, la Gestalt de mi ser, lo
que deseo mostrar.
Estas representaciones surgieron en
Ámsterdam en 1999 y desde entonces, entre pérdidas y reencuentros voluntarios,
las he venido desplegando, hasta que el “aullido del inconsciente” me llevó a
dedicarme a la búsqueda y experimentación en ellas.
Metrópolis,
eso
es lo que son, ciudades gigantes, que
duermen y habitan en el subconsciente. En
ese misterioso espacio que no tiene ni principio, ni fin y en el que revelo hoy,
que yace, también una luz comunicante con el universo, en el fondo de esa misteriosa
oscuridad.
AP | En el inicio
del 2015, en los “meandros cibérneticos”, se comenta de una complicidad en la
que están interviniendo (Agorart y la
revista Matérika) ; la organización
de la exhibición Las llaves del deseo,
es la primera expo de arte surrealista internacional que se llevará a cabo en
Centroamérica, podrías adelantar “algo” sobre este importante evento.
AG
| No
quiero vender en este caso “la piel de los lobos antes de matarlos…”
Es cierto que Agorart/Camaleonart y Materika
tienen mucha masa sobre la mesa, se han unificado para cocinar sabrosos
manjares. Las Llaves del deseo, es un
cadáver exquisito.
Alfonso Peña (Costa Rica,
1952). Narrador, editor y promotor cultural. Dirige la revista Matérika, además de la galería
Andrómeda. Juntamente con Camaleonart, es responsable por la iniciativa y la
dirección de la
primera exposición Surrealista Internacional en Centroamerica, a tener lugar en
San José, Costa Rica, en fines de este 2015. Contacto: manija05@yahoo.es. Páginas ilustradas con obras de la
artista Amira Gazel (Costa Rica).
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