En la escritura de otros, ensayos sobre poesía
hispanoamericana (Medellín: Editorial
Pi, 2014, 129 p.) es el nuevo libro de Omar Castillo, preanunciado en varios
artículos publicados en periódicos, en revistas y en el opúsculo La cultura y el laberinto del poder
(Medellín, 2012). Consta de dos partes, en las que Castillo insiste en sus
poéticas: la propia y la de otros. Poéticas que son una, la que viene
proponiendo desde su primer poemario Divagaciones
(Medellín, 1978) y sus más de doce libros de poesía hasta Huella estampida: obra poética
2012-1980 (Medellín, 2012); y en su libro de ensayos Asedios, nueve poetas colombianos &
Crónicas (Medellín, 2005), además de numerosos artículos, seminarios,
encuentros y conferencias sobre la poesía, en Francia, España, Estados Unidos,
México, Brasil y Argentina, entre otros.
En la primera parte, “En la escritura”,
Castillo se atreve a una crítica feroz contra el devenir actual de la poesía, a
la luz de sus certezas particulares sobre la poesía, el ser del poeta, la poeticidad del poema, el oficio del
poeta, la consistencia del poema. En oposición, ve un mundo de liviandad,
ligereza, consumismo y esnobismo que atenta contra la esencia del arte y,
especialmente, de la poesía, no solo por sus acechanzas, sino, sobre todo, por
los espacios que esta distorsión ha ido ganando en la escritura y en la
producción poética, en detrimento de las conquistas de identidad y de
particularidad que en América hispana habían logrado los grandes poetas de este
continente. Particularidades y logros que ahora se rinden ante la uniformidad,
la levedad, el conductismo, el mercado globalizado y la banalidad.
De esta forma, el poema, el poeta y la
poesía se han vuelto inocuos ante el establecimiento, del cual muchos poetas se
lucran y en cuyas manos se abandonan para mantener no solo su statu quo, sino también su modus vivendi. Y no es que haya un
tiempo especial para la poesía ni un modus
operandi para el poeta. El verdadero poeta y la esencial poesía no pueden
estar al servicio de ningún sistema, creencia o ideología; ni menos, a las
leyes del mercado o a las imposiciones de la manada. Como dice Castillo, el
poeta debe estar alerta y dar voces de alerta: el poeta será siempre “una voz
que advierte” y —agrego— nunca un títere que divierte.
La segunda parte, “De otros”, se ocupa
de poetas fundacionales, esenciales y controvertidos de este continente. No son
los poetas del gusto manido, ni los de salón, ni menos de fácil y suave
comprensión; por el contrario, son vanguardistas, contradictorios, polémicos y
poco comercializados. A veces son considerados de mal gusto —¿malgustados?—, como los nadaístas
colombianos, en especial Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar y
Amílcar Osorio. En otras oportunidades, poetas extrañados por su particularidad, surrealismo y rebeldía, como el peruano César Moro. En ocasiones se trata de poetas poco leídos en nuestro medio, como el boliviano Jaime Sáenz, el argentino Aldo Pellegrini y el colombiano Alberto Escobar Ángel, poeta nadaísta a quien Castillo dedica un capítulo de su libro. En el más curioso de los casos, se trata de un poeta poco leído y menos comprendido, aunque desgastado por el canon oficial o la academia perezosa, como es el colombiano León de Greiff, sobre quien se escriben y escuchan a diario comentarios y frases de cajón, o evidentes evasiones de interpretación de su poesía. En cualquier caso, no podía faltar un poeta colombiano detestado por algunos críticos literarios, pero a quien se le debe en este país el haber puesto los verdaderos nombres a nuestro deterioro y descomposición no solo sociales y humanos, sino también poéticos y culturales, como es el caso de Álvaro Mutis. En fin, la presencia del mexicano Octavio Paz en este contexto es casi obligada, pues su obra revela no solo su lucha interior y verbal con la palabra, la mediocridad, los sistemas y las ideologías, sino también con su país, los demás poetas y la poesía misma.
Amílcar Osorio. En otras oportunidades, poetas extrañados por su particularidad, surrealismo y rebeldía, como el peruano César Moro. En ocasiones se trata de poetas poco leídos en nuestro medio, como el boliviano Jaime Sáenz, el argentino Aldo Pellegrini y el colombiano Alberto Escobar Ángel, poeta nadaísta a quien Castillo dedica un capítulo de su libro. En el más curioso de los casos, se trata de un poeta poco leído y menos comprendido, aunque desgastado por el canon oficial o la academia perezosa, como es el colombiano León de Greiff, sobre quien se escriben y escuchan a diario comentarios y frases de cajón, o evidentes evasiones de interpretación de su poesía. En cualquier caso, no podía faltar un poeta colombiano detestado por algunos críticos literarios, pero a quien se le debe en este país el haber puesto los verdaderos nombres a nuestro deterioro y descomposición no solo sociales y humanos, sino también poéticos y culturales, como es el caso de Álvaro Mutis. En fin, la presencia del mexicano Octavio Paz en este contexto es casi obligada, pues su obra revela no solo su lucha interior y verbal con la palabra, la mediocridad, los sistemas y las ideologías, sino también con su país, los demás poetas y la poesía misma.
De esta manera, Castillo sostiene un
diálogo con obras de poetas auténticos, subversivos, originales, osados con las
palabras, intrépidos con el poema, atrevidos con los lectores y geniales en el
tratamiento del universo del poema. Sobre todo, leales con la tradición
hispánica, americana y europea. Y, por qué no, también experimentales,
juguetones, heterodoxos, provocadores, enigmáticos, cáusticos y esquivos. Casi
todos ellos fueron o son marginales, rebeldes, abismales, incendiarios,
subversivos, inconformes, irreverentes, críticos o desasosegados.
Al leer este libro de Castillo recuerdo
lo que dijo Álvaro Mutis en 1966: “Me abruma (…) la agobiante montaña de
literatura que producimos los colombianos y que nos oculta, en muchos casos, la
miserable realidad de nuestra situación en el mundo”. Y ahora que —dizque— en
Colombia la gente vive muy feliz, me quedo pensando no solo en las palabras de
Mutis sino también en los poetas y las reflexiones de Omar Castillo sobre la
poesía. Y no es que a Castillo le repugne la felicidad; al contrario, sienta
una posición poética y crítica contra lo que se ha querido presentar como tal:
la felicidad de supermercado, tan denunciada y criticada por Mutis. En este
sentido, el libro En la escritura de
otros alerta y advierte sobre modelos de pensamiento y de comportamiento
que se quieren imponer desde una supuesta globalización, en todos los ámbitos
de la producción y del consumo; sobre el empoderamiento que el capital persigue
—ya no sutil sino abiertamente— de las particularidades de cada pueblo, lengua,
cultura y pensamiento; sobre el estereotipo que las grandes industrias del
mercado y del consumo quieren imponer en la humanidad, con un facilismo que
conduce irremediablemente a una ilusión de felicidad y de placer y, por ende,
de embrutecimiento y pérdida de la identidad.
Entonces me llegan grandes dudas como
lector y habitante no solo de Colombia, sino del continente y de la Tierra: ¿Qué tanto de la realidad hay en el poema y qué tanto de
poesía hay en nuestra realidad? ¿Para qué la poesía en décadas de guerra y para
qué después, en el tiempo que ahora llamamos en nuestro país del posconflicto? ¿Qué hace la poesía ante
el avance de fundamentalismos, fanatismos y terrorismos? ¿O ante el caos y el
infierno que amenazan la existencia en un planeta que casi ninguna potencia
económica y nuclear quiere proteger? ¿Qué pueden hacer la poesía y los poetas,
o aunque sea un poema de cuatro versos, ante las obsesiones y temores de
cientos de millones de analfabetas, hambrientos, perseguidos, desplazados,
acallados, amenazados, excluidos, discriminados…?
En mi cabeza queda claro que en la
felicidad no hace falta la poesía, por lo que la gente feliz no necesita leer
poesía, no necesita la poesía, no admite la poesía. No obstante, la poesía
insiste, grita, advierte, pues la felicidad no es algo que realmente perdure; y
si existe, no se puede determinar: es una abstracción inicua, que hace que la
verdad esté archivada en un cajón olvidado del san Alejo de la casa.
Entretanto, el bullicio del mundo, la ambición, la violencia, la crueldad, el
fanatismo, el egoísmo y la inhumanidad van avanzando con estrépito sobre todos
los seres humanos, sobre todos los animales y sobre la naturaleza toda y el
planeta.
No obstante, Omar Castillo parece
responder con esta obra a las anteriores preocupaciones y a la inquietud de
Mutis, quien en 1975 le sentenció a Gabriela Rábago Palafox: “Creo que el
hombre no puede vivir sin poesía; el día que se acabe la poesía se acabará el
hombre”. Esto mismo pienso y siento al leer este libro, el cual apenas es un
abrebocas, no solo de lo que puede ser la poética de Omar Castillo, sino
también de su mirada incisiva de estos poetas y otros que enuncia en sus
ensayos. Porque, y para concluir, me faltaba decir que este libro es realmente
un ensayo sobre la poesía en abstracto y sobre los poetas que intimidan y
alientan a este otro poeta colombiano incisivo, perturbador, abisal, cáustico,
provocador, esquivo, enigmático…, quien se interroga en “Origen y pregunta”,
uno de sus últimos poemas:
Qué hago al borde de palabras extraídas
De una lengua muerta
Cuyos orígenes se ramifican
En el silencio de quienes hace mucho
Se perdieron en el polvo y el viento?
*****
Óscar
Castro García (Colombia, 1950). Profesor de
literatura jubilado de la Universidad de Antioquia y narrador literario.
Publicaciones literarias: Fragmentos de un diario inconcluso (2005), No
hay llamas, todo arde (cuentos, 1999), Un
día en Tramontana (cuentos, 1999), Necrónicas y Oración (cuentos y poema, 1999), ¡Ah mar amargo! (novela, 1997), Señales de humo (narrativa, 1988) y Sola en esta nube (cuentos, 1984). Publicaciones académicas: Seis poetas de la academia (2008),
La literatura en la universidad (2008) y Un siglo de erotismo en el cuento
colombiano. Antología (Selección y prólogo, 2004). Ensayo publicado en Generación, periódico El Colombiano, Medellín,
domingo 16 de agosto de 2015.
Organização
a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista
convidado | Guillermo Wiedemann (Colômbia, 1905-1969)
Imagens
© Acervo Resto do Mundo
Esta
edição integra o projeto de séries especiais da Agulha
Revista de Cultura, assim estruturado:
1
PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2
VIAGENS DO SURREALISMO, I
3
O RIO DA MEMÓRIA, I
4
VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5
VOZES POÉTICAS
6
PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7
VIAGENS DO SURREALISMO, II
8
O RIO DA MEMÓRIA, II
9
SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
A Agulha
Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial
de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de
Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua
espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas
de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a
coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.
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