Soy un artista integral, y hacia allá apunta
el artista del futuro quien no va a realizar una distinción entre los
lenguajes y que va a moverse entre cualquier campo de la creación.
Juan Calzadilla
1 | Un artista integral
La trayectoria artística y poética de Juan
Calzadilla (1931), es amplia y de una reconocida trayectoria. El aún tardío
Premio Nacional de Literatura en su nombre, no ha influido en uno de los
pensamientos más lúcidos de la literatura venezolana de vanguardia; que en las
últimas décadas ha desarrollado una obra crítica plástico-literaria, que le ha
valido por su parte el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1996 y, de un
destacado reconocimiento internacional como poeta. Investigador, crítico de
arte, y sobre todo, poeta hasta la terquedad, Juan Calzadilla ha conjugado
instintivamente su oficio de escritor con la del artista plástico, siguiendo
los pasos provenientes de las vanguardias latinoamericanas y europeas. Una
designación nada envidiable como “artista integral”; como el mismo se define, o
poeta visual, como tradicionalmente se le conoce, Juan Calzadilla es, sin más
ni más, un artista completo: un poeta plástico.
A sus 72 años, Juan Calzadilla opaca por
completo el verdadero perfil del hombre urbano contemporáneo. Su presencia
iluminada, es casi mística. Timidez y humildad resaltan en él como burbujas
recién nacidas del alma. Transparente como la lluvia, delgado como el mimbre,
de una alargada y sencilla contextura color sepia como el pasto. Cabellos,
cejas y bigotes blanquecinos y grises como el casabe. Silencioso y profundo
como una cueva. De voz rústica y hermética, pero sensiblemente armónica como un
soneto. De mirada infantil; Juan es como un niño que parece un anciano y, a la
vez, un anciano que parece un niño. La imagen juvenil de un artista que no
parece un artista, un poeta que no parece un poeta, un hombre que no parece un
hombre. Como toda perfección surrealista, Juan sencillamente no existe. Es una
voz totalmente pura, sensible, invisible: “Soy invisible. Lo que ustedes están
viendo es mi voz”.
Sin embargo, las palabras de Arturo Gutiérrez
Plaza, nos sirven hoy para conocer y comprender al hombre que se parece, en
cierto modo, a un invento de Warhol, un autorretrato de Rembrandt, o una imagen
simbólica de Dalí: “Juan, poeta citadino y posmoderno, habitante de un tiempo
donde algunos han expedido ya el certificado de defunción de la literatura, no
se cansa de permanecer al margen. Sabemos que frecuenta talleres literarios
desde hace mucho, donde se reúne con otros jóvenes para exhumar cadáveres
exquisitos y ejercitar la libertad como único requisito genuino del poema.
Tiene el vicio de publicar, sin atender el prestigio del sello editorial, ni el
posible destino de sus libros. Tenemos noticias, también, de que en otras
latitudes se le reconoce y estima más que en su propio vecindario... De
generosidad extrema y abusiva sencillez Calzadilla ha impregnado su vida. Como
pocos, que es decir mucho, quizás ciertamente como ninguno de su generación ha
mantenido diálogo permanente con el tiempo presente y la voz del porvenir. De
allí que su paso por cenáculos acartonados y academias sea, cuando ha sido,
virtual accidente. Este ex-ballenero, más bien Jonás impenitente, nos recuerda
a cada instante que la vida es lo que cuenta sin trazos ni metas, sin programas
ni apuros...”
El dibujo como escritura poética, ha sido una de
las constantes en la obra plástica de Juan Calzadilla. No en vano, podríamos
hablar también, de una escritura que busca su transmutación en el dibujo,
optando por el grafismo. El sentido ético y poético de la obra Calzadillana, es
un diálogo permanente que se da a través de la naturaleza humana y sensible del
hombre. Una experiencia alejada de los poderes propios de la razón.
De gran versatilidad creativa, Calzadilla ha
desarrollado una dibujística experimental (o una poesía experimental), que
constituye el núcleo de su creación más reciente. Con gran transparencia y
coherencia, con un sentido enteramente lúdico, humorístico, sarcástico e
irónico, se funde su obra con la crítica social, fiel a la tradición dadaísta y
surreal.
Sus dibujos crean visualmente gestos verbales.
“Formas escritas a mano”, son textos sin palabras. Libros sin portadas ni
contraportadas. Poemas sin contenido. Estos dibujos pasan a ser asociaciones de
trazos, líneas, sombras, cuerpos compactos en miniatura. A la vez, estos
trazos, sombras y líneas, se transfiguran en signos que van más allá de la
escritura, de las letras, de las palabras, de la grafía: formas humanas y
signos caligráficos que armonizan, conviven entre sí. Son cuerpos figurativos,
vagos personajes, imágenes minimalistas que conforman una comunidad de seres
imperceptibles. Una comunidad que busca su organización en figuras y desfiguras
que flotan en un ambiente sustentado por el verbo. Formas que crecen y
disminuyen, se expanden y contraen, gestualizan el espacio corpóreo, y se
transforman en una pulsión caligráfica que nos revelan la transformación de un
dibujo, en algo que está más allá del dibujo. Elsa Flores ha dicho: “Varios
de los dibujos de Juan Calzadilla se instalan en este mítico y común nacimiento
del ser y la palabra”. Su poesía y su arte, han abierto las puertas para que
una palabra pueda ser dos cosas al mismo tiempo. El mismo Juan dice al
respecto: “Para algunos artistas plásticos, como en mi caso, la obra
dibujística que realizan está estrechamente asociada a la escritura. De cierto
modo se dibuja de manera muy parecida a cómo se escribe a mano. Al punto de que
pienso en el dibujo como si se tratara de una escritura visual, compuesta por
imágenes significantes y en la cual, plásticamente hablando, signo y sentido
son lo mismo”. [1] ¿Quién puede discutir tal afirmación?. ¿Quién puede
desvincular de la obra plástica de Juan Calzadilla, su soporte y sentido
esencialmente poético? Sus dibujos están asociados a la escritura manual y a la
caligrafía. Y sus poemas están vinculados al dibujo. Creo que nadie. Ni el
mismo: “Dibujo porque me parece que reproduzco el arte de escribir”.
Para Juan Calzadilla, la poesía visual puede ser
como la poesía escrita o la poesía de la palabra. En general, lo verbal y lo
dibujístico convergen en un arte sincrético que da preferencia al carácter
plástico, peculiaridad acertada de la grafía como arte, es decir, como imagen
visual del lenguaje escrito.
El arte plástico-literario ya tiene sus
antecedentes en la antigüedad, con Simias de Rodas y Teócrito de Siracusa hacia
el 300 de nuestra era. En la actualidad, los antecedentes más cercanos
provienen del letrismo y el concretismo brasileño y las propuestas provenientes
de las vanguardias europeas. En Venezuela son muy pocos los artistas y poetas
que han intentado tal consolidación: Dámaso Ogaz, Andrés Athilano, Ramón Ordaz
y otros tantos, develan el juego existente entre imagen y palabra, experimentando
continuamente con lo que podría resultar entre estas diferentes disciplinas.
Más de 20 libros conforman la obra poética de
Calzadilla, entre la que destacan: Primeros poemas (1954), La
torre de los pájaros (1955), Dictado por la jauría (1962), Oh
Smog (1977), Diario para una poesía mínima (1986), Minimales (1993), Principios
de urbanidad (1997), y los dos últimos, Corpolario y Diario
sin sujeto.
De su actividad artística-poética y de su manera
de enfrentar la realidad, habla con un tono razonablemente iluminado: “La gente
siempre quiere verte en una actividad. Pareciera existir una predisposición
contra el desarrollo del doble oficio y no entienden que la misma facultad que
tienes para expresarte escribiendo, puedes tenerla para dibujar. El medio, se
acostumbró a verme como crítico de arte y yo no he tenido la menor intención de
pasar por ello”. [2] Además afirma: “Hay varias maneras de encarar las
relaciones entre escritura y arte. Una es cuando el artista reflexiona, hace
crítica o teoriza empleando el lenguaje literario. La otra resulta de cuando es
el escritor el que incursiona en el lenguaje de los artistas plásticos (Como W.
Bourroughs o Sábato). Hay un tercero que utiliza la escritura para expresarse
físicamente con ella”. [3]
Calzadilla, artista total. Ensayista esencial.
Poeta y artista hasta en la sopa. Hace juegos de palabras que es tanto como
decir de ingenios: “Piensa en una poesía qué, aun estando escrita, no
necesitara de palabras./ Y en la cual el sentido y no lo que se ha escrito sea
lo que dé la cara por el poema”. Esta es su manera de entender las
posibilidades de la aventura poética y artística. A veces, conocimiento por
experiencia. Otras, experiencias por vivencias instantáneas: “Creo que la
sensibilidad es una sola. El mismo impulso, o lo que llaman inspiración, que
lleva a dibujar o a pintar automáticamente, cuando ese impulso se orienta a la
producción de imágenes o ideas. Es mi caso y el de otros, como Jean Arp, que
escribía y pintaba. En todo caso, no hago un problema de eso, ni una separación
de lo plástico y lo literario. Intento integrarlo con la producción de
pensamientos. Pienso que estoy bastante cerca de un pensamiento teórico en
poesía y constantemente escribo reflexiones sobre el hecho poético, y es una
reflexión metafórica que se dirige precisamente a fundir diversos lenguajes”.
[4]
Sobre él y su obra ha escrito la traductora y
poeta Ana María Del Re: “Como toda auténtica poesía, la de Calzadilla conduce
hacia la búsqueda de lo esencial. Esencialidad del lenguaje, del sentido, de la
creación misma, en la cual se evidencia una constante actitud reflexiva volcada
sobre nuestro propio yo, nuestro estar en el mundo, nuestra identidad humana y
expresiva. Es el lenguaje, en la palabra y aun en el dibujo como escritura
poética donde se concentra una de las experiencias creadoras más importantes de
Calzadilla. Así lo manifiesta reiteradamente en sus textos y en Corpolario
precisa: “he tratado de que el poema conjugue en sí mismo una forma visual,
válida como manifestación de una simbiosis de signo y palabra, y no como
expresión de un mero acercamiento, recíprocamente ilustrativo, de dos
lenguajes”. En las líneas finales de un breve texto contenido en Diario sin
sujeto, uno de sus libros mayores añade esa afirmación: “Hay que hacer del
lenguaje algo más transparente. /Que se pueda mirar a través de su opacidad/
como a través de un cuerpo”. La palabra se convierte en cuerpo y objeto del
poema, en forma y contenido; a la vez, es el instrumento privilegiado por el
poeta para lograr una exploración profunda donde tiempo y espacio, realidad y
metáfora se integran en una totalidad de sentido que se busca a sí mismo”. [5]
Por su parte, Fernando Báez ha dicho: “...de la
poesía de Juan Calzadilla: encontramos una situación, en el sesgo de su duración
original, en su contexto irónico, creada como una atmósfera cotidiana, que
sufre condicionamiento de un matiz, acaso un atisbo simultáneo, y se torna, en
el giro inesperado, francamente humorística”. [6]
Reflexionando incansablemente sobre lo cotidiano
y lo tradicional, Juan Calzadilla sigue arremetiendo contra la ciudad sin
remordimiento alguno. En honor a la verdad. En honor al arte y la poesía.
Juan, poeta social hasta en la cédula, convoca
al libre pensamiento y, testimonia, una vez más, el interés de lo poético
llevado con buen pulso a los límites de la creación. Allí va, llevando la
palabra hacia otra posibilidad escenográfica. Todo un personaje.
NOTAS
1 Juan Calzadilla. “Por un dibujo
escrito”. El Nacional. Papel literario. Caracas. 01/03/98.
2 Robert Andrés Gómez. “Dibujo porque me
parece que reproduzco el arte de escribir. Juan Calzadilla, premio nacional de
artes plásticas”. El Universal. Caracas. 14/11/96.
3 Juan Calzadilla. “Fragmentos para un
magma”. El Nacional. Caracas. 17/05/98.
4 Ana María Hernández G. “Juan Calzadilla:
un artista total”. El Nacional. Caracas. 22/05/98.
5 Ana María Del Re. “Una cáscara de
brillante espesor”. El Nacional. Caracas. 01/07/00.
6 Fernando Báez. “Principios de
Urbanidad”. El Nacional. Caracas. 04/01/98.
2 | Hablado por sí mismo
● Las conversaciones con Juan Calzadilla son un acercamiento, sin duda
muy singular, a un género dialógico de cotidiana ocurrencia. Durante los
últimos treinta años, Juan ha adoptado la forma de enunciados orales, visuales
y escritos, que se dan dentro de una u otra esfera de la praxis del hombre.
Apelando a la praxis o al pragmatismo del entrevistado, el entrevistador
procura obtener de él un testimonio, una información o un juicio que se
consideran dignos de leerse, dignos de ser compartidos, dignos de ser
comunicados al público, como una contribución formal al conocimiento.
● Juan Calzadilla, escritor, lector y crítico de su propia poesía,
también es un excelente orador en cuya trayectoria apreciamos a un conversador
admirable, exigente, incisivo, honesto, sagaz. Desde ese hermoso género que nos
invita al diálogo, Juan razona, polemiza, argumenta, reclama, refuta,
contrapone, organiza un principio de debate justo, equilibrado, con un rol
instrumental y estratégico, situándolo, en ocasiones, a la misma altura de su
interlocutor para oírlo, acogerlo y orientarlo.
● Silabario del Incierto, es
un texto capital en la extensa bibliografía sobre el poeta y una guía
fundamental para adentrarse en la lectura y análisis sobre su vida y obra. Las
entrevistas recopiladas ofrecen un amplio panorama del pensamiento de
Calzadilla, especialmente su reflexión teórica sobre la poesía y el arte (a
quien esté interesado en los problemas y soluciones del hecho artístico), y su
experiencia como creador en distintas áreas del conocimiento. Contienen
información general y muy puntual sobre cultura, política, arte, artistas y
literatura, en una especie de diagnóstico profundo y, al mismo tiempo sencillo,
que puede leerse con facilidad “como la letra de una canción”.
● El Silabario es un
cuaderno de lectura con entrevistas propias y ajenas, no elegidas al azar.
Recoge una selección de treinta y cuatro conversaciones editas e inéditas con
el maestro, divididas en dos capítulos: la palabra dibujada y dibujos
desde la palabra. De allí la importancia fundamental de recopilar en un
sólo volumen las entrevistas conocidas y desconocidas realizadas a Juan, por un
iluminado grupo de colegas.
● El Silabario supone un
acercamiento a un tipo totalmente novedoso de diálogo que debe recurrir a una
formación verbal y visual. En esta nueva
atmósfera o escenario, Juan hace gala de su lenguaje vanguardista, donde
entremezcla lo real y lo imaginario como inspiración y afirmación propia de las
libertades humanas.
● Es bueno destacar aquí, no es la primera vez que trabajo con Juan
Calzadilla. Juntos hemos organizado varios proyectos, como por ejemplo; la
primera muestra internacional de poesía visual y experimental en Venezuela, en
el marco del ‘6to Festival Mundial de Poesía’ celebrado en su nombre. En otra
ocasión alentó, impulsó y orientó varios encuentros y diálogos que hemos venido
realizando a un grupo de creadores venezolanos y extranjeros. En ese sentido,
prologó mi libro de entrevistas La imagen
doble; un conjunto de conversaciones con reconocidos poetas y artistas
plásticos nacionales como internacionales. En fin, conjuntamente con el maestro
Juan Calzadilla he organizado exposiciones, conversatorios, talleres,
presentaciones de libros, recitales, en fin...
● ¿Se pueden imaginar a Juan Calzadilla manejando un fiat sincrónico hacia la vía del
junquito, para visitar al maestro Mariano Díaz? ¿Pueden imaginarlo al volante,
al mismo tiempo que busca un teléfono cantv
móvil dentro de un maletín, para contestar una llamada ‘urgente’ de Elida
Salazar? ¿Lo imaginan consagrado a la actividad política, presente en una
marcha convocada por el PSUV? ¿Lo pueden imaginar sembrando ajíes y
tomates en el corredor de su casa? ¿Lo imaginan cortando dos tomates maduros de
ese mismo huerto improvisado, para hacer un revoltillo con huevos y comerlo con
arepas asadas amasadas por él mismo? ¿Se lo imaginan quejándose porque le
saltan las teclas a un computador prehistórico que tiene en casa? ¿Se lo pueden
imaginar escribiendo un ensayo profundo, mientras conversa sobre los hechos
cotidianos más insignificantes? ¿Lo imaginan obsequiando muchos de sus libros
con hermosas dedicatorias? ¿Se lo pueden imaginar en piyamas y en pantuflas?
● En estos últimos años, Juan no ha eludido ninguno de los
planteamientos que personalmente han hecho muchos de sus colegas periodistas o
interlocutores. En algunas de las entrevistas, desarrolla diversos detalles
biográficos, culturales, artísticos, políticos y sociales, que han sido claves
para el análisis general de su obra, de su evolución como ensayista, pedagogo,
promotor cultural, historiador de arte, teórico literario, poeta, dibujante y
pintor.
● Qué estimulante resulta ver y escuchar a un poeta maduro, a sus 85
años de edad, capaz de ser tan consecuente con sus ideales y propias
exigencias; que no se quedara a medio camino como sucedió con otros
escritores o artistas de su generación.
● Y ya para concluir. Estoy muy feliz con el resultado final de este
libro. Por ver reunida y documentada la obra conversacional de éste gran
maestro, tras cinco años de indagación permanente. Creo que fue un acierto. Por
lo que deseo agradecer toda la ayuda prestada por el mismo Juan y por el
gerente de publicaciones de FUNDARTE Kelvin Malavé. Por último, pido un aplauso
por la hermosa labor que viene desarrollando el equipo de trabajo de FUNDARTE
en manos de Freddy Ñáñez, por su rigurosa, pero acertada e implacable exigencia
a la hora de publicar un libro. ¡Muchas gracias!
*****
Organização
a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista
convidado | Juan Calzadilla (Venezuela, 1931)
Agradecimentos:
Beira Lisboa, César Seco, Franklin Fernández y Juan Calzadilla
Imagens ©
Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o
projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim
estruturado:
1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
10 AGULHA HISPÂNICA (2010-2011)
A Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a
coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido
hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu
ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a
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original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio
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