Difícil es hablar de los amigos sin ser injustamente duro.
Difícil es hablar de quien se admira sin ser injustamente lisonjero. Por ambos motivos,
en lugar de hablar de él, me propongo dejar hablar a Floriano Martins. El presente diálogo es una repetición,
ahora sobre el papel, de varias charlas sostenidas en Cincinnati, Ohio, lugar en
el que nos conocimos –invitado por el poeta Armando Romero, Floriano fue mi profesor
de un curso sobre Vanguardias y Surrealismo en América Latina durante los primeros
meses del 2010– y compartimos una gran cantidad de conversaciones que hasta hoy
se continúan.
Antes que
con su biografía literaria y artística, quiero presentarlo con una anécdota: habiendo
visitado la poblada y aleatoria oficina de Armando Romero, llena de ocultos papeles
(manuscritos de varios poetas amigos suyos, ejemplares casi únicos de revistas ahora
legendarias de todo el continente, libros dedicados por diversos escritores) Floriano
se ofreció a ordenarla, y lo hizo hasta el grado de poner en orden alfabético cada
uno de los libros. No pude evitar sorprenderme de lo que motivaba su gesto –necesidad
de orden, de sistema– y le dije: ¿Por qué
te pesa tanto ese desorden, no eres surrealista? Riéndose contestó: “Claro, cabrón. Yo no desordeno, pongo otro orden
a las cosas y para eso tienen que estar ordenadas. Además, hay que saber construir
lo que se pretende destruir.”
Creo que
lo anterior da un claro indicio de su talante artístico, su rigurosa fiesta. Por
lo demás, sus datos bio-bibliográficas son muchos, pero digo solo algunos: nació en Fortaleza, Brasil, en 1957. Poeta,
editor, ensayista y traductor, se ha dedicado, en particular, al estudio de la literatura
hispanoamericana, sobre todo en su poesía. Dirige el Proyecto Editorial Banda Hispánica. Es coordinador
de la colección “Ponte Velha”, de autores de lengua portuguesa, de Escrituras Editora
(San Pablo, Brasil), lo mismo que de la colección “O Começo da Busca”, de las Edições
Nephelibata (Santa Catarina, Brasil). Curador de la Bienal Internacional del Libro
del Ceará (2008). Profesor invitado de la Universidad de Cincinatti (Ohio, Estados
Unidos). Fue
parte del jurado que concedió, en el 2009, el premio de poesía de Casa de las Américas,
al poeta Lêdo Ivo. Crítica sobre su obra, así como entrevistas y textos suyos de
poesía o sobre música y plástica se han publicado en Brasil y el extranjero. Sin
duda, Martins es una de las figuras más importantes del ambiente cultural brasileño
contemporáneo.
Aquí
dejo, pues, expuesto este diálogo.
MI No es secreto
que además de poeta eres también narrador, escritor de letras para canciones populares,
ensayista, fotógrafo y creador de collages; ni tampoco se ignora que como
apreciador del arte eres apasionado del cine, el jazz y la plástica experimental
que se extiende del grafiti hasta el comic y la novela gráfica. El
rango de tus posibilidades creativas y apreciativas es amplísimo, lo que me lleva
a preguntarte ¿has llegado a ello como resultado de una poética personal, o ha sido
tu poética personal un derivado de esta diversidad creativo-contemplativa?
FM Mis recuerdos
de infancia son un desborde completo en términos de experiencia y contemplación,
incluso sin que las dos cosas se separen entre sí. Era como un desafío a la creación.
La biblioteca alucinada de mi papá, con sus libros de varios temas y su desorden
absoluto. La música distinta que disfrutaban papá y mamá. Los amigos reunidos alrededor
de la radio en un primer momento y luego la llegada de la televisión, con la magia
de la animación. La colección de fotonovelas de mi mamá con adaptaciones de los
clásicos de la literatura, y la colección de comics de mi papá. Las mañanas
de domingo en que mi papá me llevaba al cine. Ahí estaba yo naciendo todos los días,
creando íntimamente. Mi mejor manera de expresión eran las copias que hacía, en
una mezcla irregular de crayón y pasteles, de algunas portadas de novelas: uno debe
siempre comenzar como copista, es lo mejor. Así es que mi infancia me ha dado la
primera noción, aunque sea por pura intuición, de algo que luego descubriría a través
del surrealismo: la intensa relación entre arte y vida. Pero también en esos misterios
es imposible saber quién ha llegado primero, si el huevo o la serpiente.
MI Existen
artistas que escriben un solo libro aunque hagan muchos –pensemos
en Roberto Juarroz y su Poesía vertical, o en la compacta obra de Pedro Lastra– y otros que cierran cada libro en sí mismo, siendo su obra completa un diario
de navegación por distintos senderos –pienso en Eugenio
Montejo, por decir alguien–. Visto así ¿cómo concibes tu obra? ¿Es
una que se expande, o una sumatoria de haceres diferentes?
FM Yo sé
que en la creación busco lo que se pueda llamar de pincelada única, según la definición
del maestro Shintao. Creo en la seducción del carácter casi mediúnico de
la creación, algo que necesita establecer una relación inmediata entre lo que llevamos
adentro y lo que está afuera en deseo intenso de comunicación. Pienso en mi obra
como una expresión automática de esa búsqueda. Y jamás pienso solamente en libros.
Lo que más estimo ahora, por ejemplo, es justamente salir del libro hacia la plástica,
la música, el teatro, lo que sea. Lo que no quiere decir que rechazo al objeto libro,
que me sigue encantando, pero señala una búsqueda continua de expansión. Siempre
la expansión. Los registros muy repetidos de una obra, lo mismo que la confiada
obsesión por nuevos registros, son cosas que pueden dañar los secretos de su realización.
Hago una distinción entre la repetición y las variaciones sobre el mismo tema. Sinceramente
pienso hoy en la poesía del argentino Roberto Juarroz como algo muy aburrido, lo
mismo que el brasileño Manuel de Barros. Sobre todo porque me parece que este abuso
en la repetición de un mismo registro puede parecer un facilismo, cierta comodidad
frente a la creación.
MI Es claro
que los artistas actuales, en cualquier género, se esfuerzan por no ser clasificables
y consideran un anacronismo la adhesión a cualquier escuela o ideología estética.
Frente a ello te revelas surrealista y, queriéndolo o no, actualizas con ello la
noción misma de surrealismo, cuya historia conoces mejor que nadie. ¿Por qué identificarse
(adherirse, acaso) a una corriente estética en los escépticos tiempos actuales?
¿Cómo llegaste a ello?
FM Tal vez
simplemente como una forma de rechazo a lo que llamas escépticos tiempos actuales.
Mis primeras afinidades intelectuales con el surrealismo son fruto del descubrimiento
de que en Hispanoamérica se hacía una brillante relectura del surrealismo sin que
en nada tomásemos eso en cuenta en Brasil, al mismo tiempo en que allí se elegían
como piezas de culto los experimentos de lenguaje, ya en la fase de aburrida repetición.
Así, sentí la necesidad de ampliar un poco las posibilidades de lectura. Lo que
pasa es que nunca en mi vida he pensado en las cosas solamente para mí, los regalos
que recibo son parte de mi mundo y tengo la necesidad entrañable de compartirlos
con los demás. No importa la forma de conocimiento, tengo siempre que pasarla adelante.
Dos segundos después de haber leído al que fue para mí el primer poeta surrealista
en español –no estoy seguro, pero creo que fue el peruano César Moro– pienso en
traducirlo y publicarlo, que es una forma de compartir. No creo en la clasificación
como un anacronismo. En las artes, muchas escuelas tienen todavía un inmenso
potencial de aportes que pueden ser valiosos para los artistas de mi tiempo. Por
supuesto lo que señalo no tiene que ver con la adhesión a estas escuelas, sino con
tener cuidado de los vicios impuestos a los términos. La vigencia del surrealismo,
por otro lado, es algo complejo, porque en mucho se parece a la reproducción poco
inspirada de inquietudes pasadas. Hay muchísima mala creación (poesía y plástica)
ofrecida como surrealismo que es realismo inconsecuente (risas). Yo no sé qué fijación
es esa de imponer al surrealismo una falta absoluta de disciplina.
MI Eres un
surrealista que hace sonetos y que gusta de Garcilaso. Eres también un poeta brasileño
que conoce la tradición poética latinoamericana escrita en español como pocos poetas
que nacieron hablando esa lengua. Por supuesto, conoces al dedillo la tradición
literaria en lengua portuguesa. En tu poesía puede verse una hermosa mezcla de estas
dos tradiciones, y de la música y la plástica de América y Europa. Pregunto entonces:
¿Te asumes como poeta brasileño, poeta en lengua portuguesa, poeta latinoamericano?
O bien ¿de dónde, poéticamente, vienes? ¿Acaso importa?
FM (risas)
Es que tenemos una idea equivocada del surrealismo, como si fuera una escuela inconsecuente
de improvisaciones. La improvisación, al contrario, es algo que requiere un grado
intenso de intimidad con la creación. La escritura automática siempre fue el motivo
de toda esa mala lectura del surrealismo. Lo que le importa a toda la gente a quien no le gusta el surrealismo es desautorizarlo por el resultado de algunas obras. Por
supuesto que en la creación artística lo que importa es el resultado estético. Pero
en el surrealismo, como en cualquier otra circunstancia, hay de todo, lo mejor y
lo peor, en términos de resultado. Además, hay esa cosa intensa de la relación entre
vida y obra que permite que las malas intenciones digan de un tipo que es mal artista
por haber sido mala gente. El mismo surrealismo incurrió en eso con la expulsión,
en el período clásico, de muchos de sus grandes artistas, porque Breton los consideraba
mala gente.
En Brasil Jorge de
Lima y el mismo João Cabral de Melo Neto hicieron sonetos surrealistas. El segundo
acabó por rechazar todo esto en su primer libro, que tenía el sugestivo título de
Piedra de sueño. Yo no comprendo la pelea de los poetas –pienso que es una
trampa que se alimenta solamente de los malos poetas– con las formas. El formalismo,
así comprendido en su afinidad con el positivismo, se cumple no por el uso de la
forma –al final todo es forma, incluso lo informe y dale filosofía de bodega–, sino
por su tratamiento, la obsesión en presentar el mundo simplemente reducido a su
forma, sin otra esencia que la forma.
El surrealismo ha tratado de recuperar las otras posibilidades de esencia de la creación, cuya fuente quemante es la vida y la vida percibida en su multiplicidad, gracias a la presencia del individuo. Y aquí recupero el tema de tu pregunta. Vengo de ese magma de la multiplicidad donde ya no importa mi color, credo o nacionalidad. En mi juventud había una colección que se vendía en quioscos, libritos que contaban un poco de la cultura de cada país, acompañados de un disco con la música y unas fichas con recetas de la culinaria de esos países. La colección se llamaba Pueblos y Países. Yo la hice completa y me encantaba conocer la música y la comida de países los más insólitos para mí. La música de Laos, la comida de México. Era riquísimo conocer todo eso. La primera vez que saqué un pasaporte fue para ir a Panamá. Ya sabía un poco de su música y su comida. La colección tenía entonces su magia que se convertía en realidad. Ya sabes que lo que escribo tiene un poco de todo eso, pero no funciona si no tiene la salsa que se llama Floriano Martins, especial solamente para mi culinaria, mi creación. Seguro que no sirve para más nada.
MI Al leerte
se sabe que eres un poeta lleno de palabras, caudaloso y celebrador de la vida,
la belleza y el placer. El erotismo es para ti celebración de la existencia y el
cuerpo femenino –ya en tu plástica, ya en tu poesía– es un evento natural como el paisaje o la tormenta. Fuera
de lo escrito, personalmente sé que eres un hombre que ríe y que sonríe, que gusta
de vivir. Dejando fuera esa clara coherencia entre tú y tu obra, ¿cuál es la relación
entre poesía y el mundo? ¿Cómo, poéticamente, te relacionas con la realidad?
FM La vaina
tremenda del cotidiano. Me voy a la panadería, tengo buenas relaciones con
el gerente del banco –aunque no le pida plata jamás–, cambio de carro cuando es
necesario, tengo hoy la suerte de que mis hijos ya están crecidos y bien criados
por mí, comparto mi vida con intensa afinidad con mi mujer, pero sobre todo he conquistado
una condición valiosa: saber que a la realidad no le gusta mucho ser tratada como
tal. Hasta aquí tenemos mi relación con ella, y me parece que lo que quieres saber
es sobre el maridaje de mi poesía con ese personaje de la película de terror que
se llama realidad, La Realidad (risas). Antes hay que preguntar lo que quiero
con la poesía, y la tengo como un ejercicio de provocaciones que no alcanza nada
si no despierta en uno la sensación de que le hace falta el piso. La sensación de
asombro o desorientación en el arte me parece fundamental. No importa que se trate
de un plan místico, sexual, político, sino que la resultante sea esa sensación de
que aquí me hace falta algo. Un hoyo, un abismo, algo de mí que no comprendo. Es
lo que busco en la realidad del arte, como creador o como espectador. Además la
otra, la pobre musa de las películas trash, bueno, eso me recuerda una observación
de Francis Bacon al decir que Magritte trastocaba la concepción usual de la realidad
de manera que la hacía más perceptible. A veces la realidad está simplemente flotando
en el aire, y el arte lo que puede hacer es decirle cuan real es.
MI Antes de
ser poeta fuiste músico y siempre has sido un notable lector. ¿Cómo ha cambiado,
de antes a ahora, tu relación con tu arte y con el arte en general? ¿Cómo resultan
los reencuentros con obras de arte que alguna vez te sobrecogieron al contemplar
o crearlas?
FM No me
venga con la mala hierba del pasado. La música siempre fue parte de mis obsesiones.
En la juventud me creía músico, lo que traigo felizmente al recuerdo por dos razones:
la amistad que hice con músicos, algunas la mantengo hasta hoy y son de las más
importantes de mi vida, y la vivencia entre ellos, el ambiente, teatros, bares,
ensayos, todo eso enriqueció mi vida. Pero el arte es siempre un reflejo de la celebración
de la vida. Ya sabemos que he comenzado bien, afortunadamente bien, con toda la
improvisada disciplina de la multiplicidad. Ya no recuerdo donde leí a alguien diciendo
que no creía en la lectura, sino en la relectura. Bueno, estoy de acuerdo, pero
al mismo tiempo no creo en reencuentros, sino en encuentros. Hace poco en Cincinnati
estuve frente a una obra de El Greco que había visto en libros por toda mi vida.
No puedo decir que haya sido un reencuentro. Cuando estuve en Bilbao hace pocos
años dentro de una amplia retrospectiva de Calder, por ejemplo, igual. Es como besar.
Es lo que Borges no comprendía: es el mismo pero es otro. Pero también indagas sobre
las obras creadas. Mi espíritu crítico comanda la fiesta y la primera sensación
que tengo es la de encontrar un error mío. Soy adicto a eso: descubrir errores.
Por eso finalmente descubro lo que me ha interesado más en Sade que en Lautréamont:
la fijación del primero por desvelar errores.
MI A diferencia
de lo que es costumbre de los poetas actuales, jamás te has dedicado a la academia.
Sin embargo has sido invitado a la universidad de Cincinnati (EEUU) como profesor
residente para dar un curso sobre surrealismo y vanguardias, al lado del poeta Armando
Romero. Según sé, esta experiencia con la academia no ha sido dolorosa. ¿Cuál ha
sido, pues, la historia de tu distancia con la academia, y cuál es tu evaluación
de la experiencia en Cincinnati?
FM Yo no
creo en poetas actuales. Los poetas son esencialmente inactuales. La academia no
es propiamente dolorosa. A mí siempre me pareció más inútil que dolorosa. Yo creo
en el aporte útil a la sociedad del escritor. Cierta vez he protagonizado una pelea,
en un periódico en mi ciudad, con gente de la academia porque yo afirmé que esa
gente era literalmente financiada por la comunidad y no le retribuía el beneficio
de su supuesto saber adquirido. Es la cosa enfermiza de la mentalidad de semidioses.
Estados Unidos tiene una particularidad en ese tema. Yo no tengo formación académica,
pero tengo mi comprobado saber en el área en que trabajo. Las universidades en Estados
Unidos aceptan mi comprobación de saber, valoran la realidad expresa en mi currículo,
sin importarles las fuentes de mi conocimiento. Tú sabes que eso es imposible en
nuestros países, adictos de las formas más sospechosas de promociones. La experiencia
en Cincinnati fue reconfortante en el sentido de que se puede buscar en Estados
Unidos otras oportunidades de seminario. La misma UC (University of Cincinnati)
podría —como cualquier universidad— mejorar su lectura de la literatura de lengua
española, actualizándola en términos de tiempo histórico y también buscando relaciones
más estrechas con las culturas hispanoamericanas. La dirección de UC podría mejor
invitar su núcleo de maestros a configurar los temas de cada periodo, para que los
estudiantes, jóvenes como son y muy interesados en el estudio, descubran el puente
posible entre la literatura clásica y contemporánea.
MI Atípicamente,
eres un poeta que usa con destreza los medios electrónicos para la promoción de
la literatura en general y de tu propia obra. Has fundado y dirigido revistas literarias
completamente electrónicas que ahora son un referente en América Latina, y recientemente
abriste una nueva cuenta de Facebook por tener ya 5000 personas agregadas en la
cuenta regular. Por estos medios y otros muchos eres un gran promotor cultural que
además prepara libros, elabora antologías, escribe prólogos etc. ¿En qué momento
se puede hacer todo y cómo compaginar con ello las labores del artista?
FM ¿Esto
es una propuesta de matrimonio? (risas) La pasión está por sobre el tiempo, es lo
que siempre he pensado. Hace pocos días en una película alguien contesta una pregunta
de igual naturaleza afirmando que la razón es que no tiene vida personal. Yo creo
que siquiera la esquizofrenia puede ser tratada como vida impersonal. Lo peor de
nuestro tiempo es el abismo que nos impusieron de que ciertas profesiones llevan
una vida impersonal, como los políticos. Tal vez los farsantes son los que llevan
una vida más personal que los demás, justamente por la comprensión de los mecanismos
de despersonalización. Yo no creo en falta de tiempo. El tiempo es una medida de
nuestra relación con el mundo. Si me hace falta el tiempo, es que me hace falta
algo en mí. Por supuesto que no pienso en las 24 horas de los relojes.
MI Luego
de hablar de medios de comunicación que involucran miles de personas te pregunto
algo que jamás desaparece ¿qué hace un artista con su soledad? ¿Cómo es en ti la
soledad del artista?
FM Es una
dimensión muy peligrosa, especialmente por su ambigüedad. La mano con que se nos
regala una cosa puede ser la misma con que se nos toma otra. Hay la frivolidad de
la soledad. Hay la angustia de la soledad. Yo creo que nuestro tiempo tiene una
idea confusa acerca de la soledad, dada por la estrategia de mercado de llenar la
vida de sus clientes de oportunidades… de mercado. Es que vendemos de todo, lo único
que hacemos hoy es vender cosas. Para la soledad, pastillas o recreaciones. Pero
la soledad es una tecla explosiva en el ser humano. La soledad es un poco como la
mamá del individuo. Es lo que creo que más hace falta en el arte actualmente.
MI El problema
del tiempo ha sido abordado desde siempre como tópico poético. En tu poesía y en
tu plástica se conjuntan la eternidad y el instante en la experiencia erótica, amorosa,
siendo la materialización de ésta el cuerpo femenino o la observación del mismo.
Sin embargo, quiero preguntarte aquí por otro tipo de tiempo, fuera de la literatura,
o acaso dueño de ella: ¿qué opina Floriano Martins que pasará con su obra, cómo
será leída su poesía en el futuro? Sobre esto mismo, ¿cómo lees al Floriano anterior?
¿Cómo cambia el tiempo a tu poesía?
FM No cuentes
con verme dominado por la trampa de la presunción, querido. Sería absolutamente
tonto decir que pasará con mi obra en el futuro. En general tomará el curso de buena
parte de las obras, el camino de la desatención. En mi país, sobre todo. Pero no
puedo tener ese tema entre mis preocupaciones. Observo lo que ha pasado con los
demás, con muchos poetas con distintos grados de importancia, y simplemente no quiero
preocuparme con eso. Lo que puedo es tratar de mirar mis exigencias, afinar mis
obsesiones, lo que me lleva a buscar mejores definiciones estructurales para mis
libros, cambiar versos, rever imágenes etc. La misma experiencia erótica que mencionas,
por ejemplo, está poseída por varios fuegos a lo largo de los últimos 15 años, desde
su acento místico en un librito publicado en 1992, Sábias Areias (sabias
arenas), hasta la relación buscada actualmente de establecer un romance entre
la figura y el paisaje.
Pero aquí te cuento
una cosa. Este libro, Sabias Arenas, ya en su título nos lleva a una curiosidad.
Es que en Brasil ya se puede hablar de una tradición de juego de palabras, trocadillos
o canjes irresponsables de sonidos de pronto risibles pero sin aporte crítico o
discusión aceptable. Como una broma, pero que puede llegar hasta un grado de influencia
que comprometa la comprensión en serio de su objeto. Y ya no sabemos de qué reírnos.
El chiste tiene un principio, sus reglas, su disciplina. Pero en Brasil tratamos
de manera irresponsable al trocadillo, como si fuera la subversión de todo, incluso
del mismo trocadillo. Cuando algo llega hasta este punto, lo que se comprende es
que ya no sabe nada de sí, y pasa a copiar los manuales… de chistes, de obsesiones,
de todo. Si no hay sentido en nada, pasemos a la gran revolución: crear una sociedad
absolutamente sin sentido. Todavía no llegamos a eso en Brasil, pero si fuera por
nuestros artistas, sobre todo la gente de las letras, ya seríamos pura ficción.
MI Comprendo
lo que dices, pero no entiendo cómo salió todo eso del título de tu libro, Sabias
arenas.
FM Es verdad,
el trocadillo no percibido del título es lo que le da sentido (risas). El adjetivo
en portugués (sábias) corresponde al sustantivo (sabbia) en italiano, o sea,
es una trampa en que las arenas se mueven por toda parte. Todavía más que un juego
de palabras, nos lleva a una relación circular relacionada con la misma estructura
del libro, una serie de mantras que asumen la forma de décimas, sugestiva
relación entre la lírica de oriente y occidente. Es un libro curioso también porque
trata de la conflictiva relación –incluso amorosa– entre el poeta y su madre. Lo
que digo es que nada fue comprendido en este libro. Un crítico en España, Jorge
Rodríguez Padrón, fue el único a señalar las relaciones aquí referidas. Evidente
que no digo que el problema de la realidad brasileña tenga que ver con su mala recepción
de mis libros. Mi referencia arriba tiene que ver con cosas que asumen una connotación
cada día más grave. Escenario en que nadie me parece interesado en siquiera comentar
a respecto.
MI Me consta
la existencia de poetas jóvenes que te leen y admiran. Es quizá porque tu actitud
poética y vital es plenamente juvenil, fresca, sin dejar de tener una raíz en cada
una de las tradiciones de las que tu poesía abreva. A pesar de saber que es un lugar
común, no rechazo preguntarte ¿qué consejo darías a los poetas jóvenes?
FM ¿En serio?
Reservaste al final de la entrevista la peor impresión que los lectores puedan tener
de mí. Lo que soy es toda mi vida. Yo no pienso jamás en el personaje, no llevo
una vida en función de él, el tipo que escribe, que es famoso, que es mayor, no
importa. Hace 53 años que tengo la misma edad (tal vez un poco menos hoy), lo que
quiere decir que acompaño con naturalidad mis altos y bajos, el rostro sincero de
cada sensación, todo. Lo mejor que puedo decir a un joven poeta es que si acaso
nos encontramos trate de pagar la cerveza.
Entrevista concedida a Manuel Iris. Originalmente publicada
em Agulha
Hispânica # 4. Fortaleza, julho
de 2010. MANUEL IRIS (México 1983). Poeta y ensayista. Licenciado en Literatura
Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán (premio al mérito académico),
y Master of arts in spanish por la New Mexico State University. Autor de Versos robados y otros juegos (PACMYC-CONACULTA
2004, UADY 2006), y Cuaderno de los sueños
(Fondo Editorial Tierra Adentro, 2009). Foto
de FM, entre convidados, 2012 © Fábio Chiba.
Imagens
reproduzidas nesta página:
2011 Sala de emergência
2011 Segredo da esfinge
2011 Sonho do espelho
2011 Tempo entredito
*****
Organização
a cargo de Márcio Simões e Floriano Martins © 2017 ARC Edições
Artista convidado
| Floriano Martins (ensaio fotográfico)
Imagens ©
Acervo Resto do Mundo
Esta edição
integra o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim
estruturado:
1 PRIMEIRA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS
DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA
MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS
NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO
EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS
DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA
MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA
ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
A Agulha
Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial de Floriano
Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio
2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de
Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde
2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano
Martins e Márcio Simões.
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