terça-feira, 12 de setembro de 2017

ALFONSO PEÑA | Cali Rivera & el arte para ser libres


AP | Cali, para iniciar el abordaje de tu trabajo artístico, creo que es importante hacer una aclaración: vos te iniciás por el año de 1995 y recuerdo que desde esa época tan temprana hacés “alarde” de una fortaleza y vitalidad infatigable y te lanzás al ruedo sin medir implicaciones, riesgos… ¿Cómo te toca el arte?

CR | El arte es una manifestación del espíritu, y desde que soy un niño me ha movido de una manera muy especial; con solo dos años cantaba y repetía canciones que escuchaba en la radio y un poco más grande jugaba en “hacer cementerios”, con fibras naturales y trozos de tela unía palitos y ramas con los que construía en el jardín de mi madre largos cementerios en pequeños montículos de tierra. Las rosas las cortaba cuando recién salían para ofrendarlas a una amiga imaginaria a la que llamaba “La mamá virgen” y con quien por mucho tiempo jugué en una bodega que colindaba con mi casa, fue entonces que encontraron mi primer altar en una esquina con decenas de flores secas y en la parte superior un tarro de tierra donde según yo, (en mi fantasía,)  vivía mi amiga de juegos, “La mamá virgen”. Mis padres asustados luego de buscar ayuda con doctores y sacerdotes a la edad de cuatro años me matricularon en una escuelita dirigida por la señora Caridad Coto, actual pareja del maestro escultor Néstor Zeledón. Ella acababa de llegar de Israel, graduada en una especialidad en enseñanza de las artes y decidió fundar este kínder enfocado en creatividad para los niños de mi pueblo: Tres Ríos…
Para crear usaba lo que tuviera en mano: bolinchas, plumas de las gallinas de la casa, aguacates verdes del árbol del patio y un arsenal de cosas, entre juguetes, trozos de madera, cuentas para collares, basura, vidrios de colores. Todo esto me ayudaba a mantener mi cabeza ocupada en un sinnúmero de actividades. Muchas veces incluía a los vecinos del barrio: como las casas de espantos, la casa del rio que pasaba frente al barrio y las procesiones que hacia vistiendo una jirafa de plástico con mantas y jirones de tela que cogía por ahí, en la parte superior ponía la cabeza de alguna muñeca de mis hermanas y las horas pasaban volando. De niño quería ser sacerdote y jugaba con tortillas a hacer hostias para dar la comunión a mis amigos
La música fue mi primer gran amor; empecé a cantar en festivales desde muy niño hasta la adolescencia y luego de componer muchas canciones, finalmente en 1989, ya estudiando publicidad logré clasificar para un importante festival de la canción “OTI 1989”. Después de ese año me fui a vivir a los Ángeles, California, donde por azahar del destino tuve la oportunidad de trabajar como extra en varias producciones cinematográficas.
Mi necesidad de expresión tan relacionada con la “plástica” me hacía de un modo constante curiosear con pinturas, tizas, cartulinas, escarcha, lentejuelas, usaba de todo y llenaba las habitaciones de mis amigos con esos “afiches” que brotaban de mi imaginación. Todos querían uno.
En 1992 en un bar de San José, “Atmósfera”, tuve mi primera exposición individual en técnica de tiza pastel sobre papel. Fue ahí realmente donde empecé a entregar mi vida al arte de manera “más formal”. Y con la bendición de un peruano, de nombre Issac Barra, participé en el primer “Anuario de artes plásticas” editado en Costa Rica en 1995.
Esos fueron mis inicios en el arte: intensos, desenfrenados. Hasta la fecha mi vida gira alrededor de decenas de actividades donde convergen todas las manifestaciones del arte.

AP | Como puntualizó el poeta René Daumal: “aquel que escribe y pinta en total libertad crea un mundo”. Intuyo, conociendo tu trayectoria artística, que esta sentencia se conecta con tu trabajo, tu filosofía, tu manera de manifestarte…

CR | Siempre he sostenido que el “arte es para ser libres”, y con el paso de los años he construido mi propio mundo y mi propia estética sin importarme “el qué dirán”. Vivo con intensidad, trato de ser mejor cada día y apoyo todo el movimiento artístico que se cruce en mi camino. El arte es mi motor.

AP | Pintores como Fabio Herrera y Mario Mafioli, con los que mantenés lazos muy profundos de amistad, de intercambio, de algún modo han sido figuras que han influenciado en tu creación, con cariño te llaman el “niño-pintor”; sin embargo, tus propuestas son maduras, desenfadadas… ¿Cuál fue tu laboratorio creativo?

CR | Soy de alguna forma autodidacta, pues no me egresé de la Escuela de Artes Plásticas, pero siempre estuve muy cerca del arte. Al salir del colegio comencé la carrera de Arquitectura; estuve hasta diseño tres para luego entrar a Comunicación, propiamente a Publicidad, carrera que terminé en los noventa.
Experimenté con materiales mixtos, sin ninguna formación consecuente, más que mi deseo de crear. 
En los inicios de los años 90 recibí tutorías personales con Arvid Röstróm, un maestro sueco colombiano que me dirigió en la técnica del óleo. Con él produje “Sueños en Azul”, mi primera exposición individual en el Museo de los Niños. Esta expo fue muy especial pues unía la poesía de Monthia Sancho y vestuarios del siglo XVI, suministrados por la Compañía Nacional de Teatro y al Quinteto de Maderas de Costa Rica, como invitados. Fue un performance maravilloso que “marcó” en medio de antorchas y velas el movimiento de las exposiciones que se desarrollarían hasta hoy en la Galería Nacional.
El director de entonces, don Guillermo Vargas, estuvo muy satisfecho, junto a Dunnia Molina, Directora de la Galería Nacional, planearon continuar con actividades de este tipo en el Museo. A partir de esta expo y por mi iniciativa, comenzaron a solicitar una obra a cada expositor. Yo les doné una obra y les sugerí poner en práctica esta iniciativa para que el Museo formara su colección.
En el 2000 inicié con mi proyecto de los elementos con la exposición “Detrás de la Ventana”. Inauguré mi espacio El Taller del Artista. Unos meses antes había conocido en la presentación de un libro de artes, al pintor Fabio Herrera que desde entonces se convirtió en uno de mis grandes amigos y referentes. Desde el principio admiré su pasión y dedicación al arte; y su forma única y alegre de llevar la vida me cautivó, y ha sido de gran inspiración en mi carrera.
Luego de conocer a los artistas Fabio Herrera y Mario Maffioli, –tiempo después–, ambos me dieron clases de dibujo y grabado. Considero que por alguna “química” especial desde que nos conocimos el respeto fue mutuo. Sin embargo, siempre he asumido mis proyectos con libertad y desenfado. Me encanta hacer todo lo que –se supone– no se debe.

AP | No importan los medios de que dispongás (acrílico, óleo, texturas, resinas, textiles…) tus propuestas siempre son lanzadas, rupturistas, y también contienen elementos muy importantes: son provocadoras, poéticas, e irónicas… De acuerdo a ese contexto, se puede analizar que eres un artista con gran versatilidad para pasar por ejemplo de la figuración a la abstracción y viceversa, sin embargo, también hacés fusiones y eso no implica que tu trabajo sea caótico, siempre hay alguna luz que nos lleva al sendero cristalino, al sosiego… ¿Cómo definís tus emociones?

CR | Como te mencioné anteriormente: para mí “el arte es para ser libres”, no creo en recetas, ni tampoco en el conocimiento forzado de gaveta, para mí el arte es libertad, por eso hago lo que quiero y pienso en “libertad total” y sin temor me encanta usar lo que tengo a mano para crear siempre en búsqueda de mi estética personal.

AP | Narrás que en 1995 tuviste una revelación encontrándote frente al Muro de Berlín, y que ese momento, ese lapsus de estado de conciencia te llevó a reflexionar y a ocuparte como artista del “Medio ambiente”, “La pachamama”… Podrías contarnos sobre este aspecto tan relevante…

CR | Con la venta de mi primer obra al óleo: “Un corazón herido encuentra un lugar donde descansar “, con el dinero que me pagaron, me fui de viaje a Europa a un itinerario de extensión cultural. Al permanecer en Berlín me encontré con algunas actitudes xenófobas, definitivamente no fue mi lugar preferido. Una tarde al pasear con un amigo de Guanacaste que vivía ahí, fuimos a ver lo que quedaba del recién demolido Muro de Berlín. Recuerdo que al observar el muro, de repente apareció una pandilla de ”skinheads”; nos vieron y con claridad observamos cómo se abalanzaban hacia nosotros, fue un hecho muy desalentador y preocupante en el momento. Fue entonces cuando me pregunté: ¿cómo a punto de llegar al año 2000 todavía existe tanta xenofobia en el mundo? ¿Cómo puedo con mi arte llevar un mensaje positivo y de unidad al mundo? Por alguna razón yo le dije con una gran convicción a mi amigo: “tranquilo Dios nos protege”, y me puse de pie viéndolos a todos de frente y a la cara, en el instante se detuvieron, nos miraron y se fueron rápidamente como si algo o alguien los hubiera asustado. Fue este hecho más que una revelación. A partir de ese momento inicié con mi propuesta de los “Elementos”. Trata de llevar un mensaje de unidad entre todos los seres humanos que tiene como eje central el reconocer el carácter sagrado de la tierra.

AP | Después de esa experiencia espiritual tu pintura y tu trabajo artístico adquirieron matices luminosos en comunicación con los 4 elementos y la tierra como eje creativo y cósmico… ¿Una definición?

CR | La búsqueda de la espiritualidad como fuerza energética fue y es el motor de mi trabajo. El primer elemento a trabajar en este camino fue la tierra, con él abrí mi estudio como galería, pues no tenía donde exponer mi ejercicio figurativo y colorista; justo cuando recién iniciaba Teorética en el país, que predicaba “excluir la imagen del artista latinoamericano” que pinta mujeres y flores. Ese fue el momento de lanzar mi primera evocación “la tierra“ que era obra figurativa de mujeres de colores y flores. Este acontecimiento me obligó a abrir mi estudio como galería,  la necesidad de exponer mi obra fue la que me hizo abrir mi espacio Taller del Artista.
Sobre esta primera propuesta escribí:
“Mujeres de colores en un planeta sin fronteras, sin guerras. Utópica visión reflejada en seres oníricos de meditación disfrazada. Imágenes que gritan tolerancia a través de la entrega y el silencio, reflejando el lado femenino de la humanidad. La espiritualidad es la que mueve el todo, la esperanza para el siglo que empezamos”

AP | Conversemos de tu propuesta: “El fuego como elemento”, realizado en La Galería Nacional en el 2001. Recuerdo una gran multitud con momentos vivenciales, casi ceremoniales… y vos en medio de todo esa fastuosidad… ¿De qué modo lo digerías?

CR | Siempre estoy tranquilo, me veo como el medio para llevar un mensaje, nunca me la “creo del todo”, sin embargo, disfruto mucho cada evento, eso sí, sin pretensiones, muy pendiente de todos los detalles. Para esa expo fabriqué 12 muebles ceremoniales con 50 velas cada uno. Una actriz ungida con aceite desnuda en una cama cubierta de telas negras representaba la madre tierra flagelada por la guerra, 150 metros de tela roja eran el preámbulo en el piso de La Galería Nacional, un camino de sangre que llevaba hasta este personaje la versión alternativa del Ave María de Schubert, grabado e interpretado por mí fue el inicio de esta muestra, ¡un evento memorable!
Recuerdo que la luz de las cruces de candelas de cada mueble fue encendida con una vela bendita que me obsequió Alfonso Chase en una ceremonia del fuego. Fue una tarde noche en que lo encontramos con Fabio Herrera y Mario Maffioli…, paseábamos por San José y de repente en el atrio de la iglesia De la Soledad vimos un movimiento que nos hizo saltar del carro. Había una fogata en la entrada de la iglesia…, un sacerdote practicaba un ritual que invocaba la luz de Dios. Muchas personas traían sus propias candelas y el sacerdote las encendía mientras les daba la bendición. Era “la ceremonia del fuego” de la tradición cristiana. De ese modo configuré mis ideas para armar mi exposición del “Fuego como elemento” en la Galería Nacional de Costa Rica.
 La vela que ese día me obsequió el poeta Alfonso Chase, sirvió para que yo encendiese todas las cruces de cada mueble dejando representada ahí la luz de Cristo. Se dio una amplia participación del público, que crecía conforme se encendían el resto de las velas. Esta exposición fue muy ceremonial y el contraste de tener aquella mujer desnuda en la urna funeraria fue épico. Recuerdo ver los rostros impresionados de la gente, no obstante, hubo algunos detractores que cuestionaron mi desempeño en el gran performance, que ocupaba todo el segundo piso de la Galería Nacional, y que estaba lleno de obras cargadas de mensajes y significados…

AP | Es una maravilla que todo ese montaje fuera como un ritual y precisamente se llevó a cabo en el día de muertos en el 2001… No recuerdo con exactitud, no obstante en los pasillos, en las salas había velas y muchos símbolos ocultos… Incluso una actriz estaba desnuda en una especie de “urna funeraria”… ¿Fue el inicio de una serie de brillantes performances?

CR | En realidad los performances se inician desde 1996 con “Sueños en azul”, en el Castillo del Museo de los Niños “Poesía, Teatro y Música” en un solo performance. En el año 2000 para el primer elemento, “La Tierra”, la actriz Alejandra Rosabal, (la misma que se encontraba como dormida en la urna funeraria en Plegaria, 2001), hizo una intervención con textos que hablaban de la tolerancia entre unos y otros y la importancia de respetar la tierra como nuestro hogar. Su vestido azul y el tocado aún los conservo, es como un recuerdo de este performance el vestuario confeccionado especialmente para la representación.

AP | Retomemos una de tus frases emblemáticas, casi como un blasón personal: “El arte para ser libres…” ¿Cómo lo conciliás con la despiadada realidad?

CR | Es innegable lo que está “viviendo” la humanidad, por eso mi afán mientras esté vivo será llamar a la reflexión a través de mis propuestas… Esa es la razón de mi vida utilizar el arte como bandera para elevar una voz pero en silencio…

AP | Vayamos a la propuesta “Aire como elemento”. ¿De qué trata…?

CR | El “Aire como elemento” se inspira en las ancestrales banderas de plegaria del Tibet, bajo el enunciado de que bandera es “Dios en el Aire”. Inicié este trabajo con el fin de poner a cada estandarte una súplica especial por diferentes razones, todas buscando el carácter sagrado de nuestra madre tierra. La primera colección la inicie en 1999, después de recibir la carta a los artistas de Juan Pablo II y la inauguré en el 2003 paralelamente a la apertura del restaurante en mi taller, el Café Arte Costa Rica S.A. Fue como una salida (tabla de salvación) al verificar “que al hacer arte de reflexión” no podía subsistir. De ese modo inauguré en mi estudio este hibrido que fusiona todas las artes junto a la gastronomía.

AP | Y tus “banderas” que las veo más que eso, se asemejan a tótems ceremoniales, galaxias fragmentadas, océanos cromáticos, paisajes con ventanitas al inconsciente, güipiles prehispánicos… Y fue una romería que tendió puentes entre barrios, comunidades, campos verdes…

CR | Son rezos; hay grandes, medianas y pequeñas oraciones que tienen como fin, elevar la energía de nuestro planeta. Pongo mi mejor intención en cada una de ellas, con la utópica esperanza de curar el dolor de nuestra amada madre tierra. Las confecciono con telas del mundo entero, ofrendas, regalos, vestidos y textiles de distintas tribus ancestrales, son piezas únicas y con gran intención se hacen desde el centro de mi corazón `para el mundo, en medio de velas e inciensos que nunca faltan cuando las estoy creando.
Mi exposición en el Museo Central de Polonia (mayo de 2015): “Sincretismo Religioso Un camino para la Paz”, se convirtió en un abrazo enorme, que me hiso sentir retribuido por el universo con la oportunidad de elevar en un gran escenario este mensaje universal de “Unidad”, tan necesario para el momento que vivimos. Por esos mismos días en Letonia, en el Museo Nacional se realizó la Trienal de Riga y una de mis banderas “Canto a la libertad” estaba exponiéndose en dicho festival. Estas banderas y sus mensajes han viajado por el mundo con la esperanza de tocar el corazón de las personas de una manera muy sutil, usando el arte como bandera y recordándonos que somos una sola red, somos una sola humanidad, y vivimos un momento crucial en el que tenemos que entender que “¡Todos somos Uno!”

AP | Después de ese despliegue energético, y sin duda material, económico, la retribución espiritual y el reconocimiento por tu propuesta, la Organización International Sea Turtle Society te convidó a participar en el Simposio Mundial con tus banderas. ¿Cómo viviste la experiencia?

CR | Fue maravilloso participar en un simposio junto a mil científicos del mundo. Definitivamente una inyección de energía para mi trabajo. Recuerdo estar en mi estudio actual Café Arte Costa Rica y ver llegar la caravana de autos de lujo, uno tras otro, buscando al creador de los Estandartes de la Carta de la Tierra.
Fue muy emocionante ver cómo les había llegado mi propuesta y su entusiasmo por invitarme a participar como expositor del convivio. Realicé una gran instalación en todo el centro de convenciones del Hotel Herradura.
De hecho de los $2500 que me dieron para mis gastos, el 99% se fue en la instalación de la exposición

AP | “Camino al agua como elemento”, es un tema actual, que siempre está en el tapete de la reflexión, la discusión… No obstante, hay un pasaje que debes resaltar cuando una de las banderas desapareció…

CR | Era el 2006, durante varios años me habían solicitado la colección de estandartes de la “Carta de la Tierra” (producción 2003) para el Festival de la Artes, sin embargo, ese año la propuesta era distinta. Habían nombrado a San José como Capital Iberoamericana del Arte y el Festival Internacional era todo un acontecimiento. Así que me invitaron a exponer la colección de manera individual en el “Paseo de los artistas”, para mi sorpresa cuando llegué, no habían cédulas, y algunos quioscos habían tomado los pies de las banderas para poner su basura al frente, ante mi desilusión. La producción del FIA con rapidez, resolvió el asunto al imprimir en papel las respectivas cédulas. Mientras tanto, yo iba personalmente todos los días a quitar los estañones de basura de los pies de las banderas y a solicitar a los expositores que no pusieran desechos en mis obras. En una ocasión encontré un estandarte traspasado por un alambre de metal para sujetar uno de los toldos. Fue evidente que Iván Rodríguez a quien personalmente le facilité las obras, no les había dado el lugar que les correspondía.
No obstante, como fue costumbre para mi proyecto hasta ese año, desarrollé la “cena de gala” del Festival Internacional de las Artes en mi establecimiento y ese día un día antes del cierre hablé con productores y con Iván Rodríguez sobre mis trabajos, y me dijeron que tenían que restaurar algunos de los textiles, a lo que les contesté que de ninguna manera, que yo me encargaría de mis obras, para mi sorpresa cuando las llevaron a mi estudio faltaba una y la respuesta de la producción fue el silencio total…
De ningún modo me resarcieron por el hurto y lejos de una disculpa lo que recibí fueron decenas de llamadas de amenazas e insultos de muchísimos colaboradores del Festival. Fíjate, que incluso recibí decenas de llamadas para insultarme, que lo sucedido les parecía una desconsideración mía , pues según ellos yo tenía que agradecer que me invitaran al FIA pasara lo que pasara y no tenía por qué reclamar el robo de la pieza; algunos medios de prensa en su ignorancia me cuestionaban que por que no volvía a hacer la obra como si se tratara de un “chunche” y no de una obra de arte. Fue una etapa muy dolorosa para mí, pero lo mejor de esto fue que después de la crisis, el sufrimiento detonó en el diseño y producción de un enorme mosaico que terminaba con el proyecto de los elementos siendo el agua el último estadio.

AP | Para nuestros lectores será esencial que desarrollés un tema trascendente que se relaciona con las Profecías Mayas: El Sexto Sol…

CR | Mi viaje a Guatemala marca un antes y un después en mi carrera. Luego de desarrollar los estandartes del “Amor, La Fe y La Esperanza” me sumergí en un viaje místico que me hizo evolucionar mucho como artista: mi estadía en el lago fue casi surreal
 Durante todo el 2009, “Año del Aire”, –según los mayas–, trabajé con pasión en el estudio de Guatemala, ubicado a orillas del lago Atitlán, en la comunidad de San Pedro la Laguna, Sololá. Confeccioné las banderas de “Corpus Cristhi” colección desarrollada a raíz de una invitación que me hiciera Stephen Robert Johns, artista y curador norteamericano, para exponer en un convivio entre Japón y Costa Rica.
Estas obras están diseñadas a base de ensambles de textiles y güipiles intervenidos con pintura, y forman parte de una de las experiencias más intensas de mi vida, de igual manera trabajé en obras de pared y experimenté con diversos materiales.
Estos trabajos de sumisión fueron desarrollados en medio de un tiempo de meditación e introspección donde el copal y las velas fueron parte del día a día. El esfuerzo no fue en vano, cientos de personas entre aldeanos, observadores de distintos lugares del mundo y universitarios me visitaron y vieron el trabajo desarrollado en el lago, conformado de cuadros y banderas que nos hacen reflexionar. Los niños del pueblo se acercaban a recibir consejos sobre cómo cuidar su lago, mientras participaban en actividades de recolección de basura, motivados por una pequeña barca que arrendaba a un vecino.
Una vez más, este proceso creativo me dio la satisfacción de hacer de mi arte una herramienta de apoyo para hacer cambiar la conciencia de algunas personas. El cambio empieza por uno y este proceso creativo involucró además, el tiempo para limpiar más de 200 metros de la orilla del lago; recogimos en este tiempo más de 2000 costales de basura de la orilla del lago Atitlán. Eso me permitió desarrollar un jardín configurado de gradas para proteger el lago de fertilizantes. Este jardín fue donado al pueblo como plan piloto para “embellecer” toda la orilla frente al Lago, en la propiedad donde estuvo el Taller del Artista en el cantón de Pacucha. Las banderas de Corpus Christi fueron desarrolladas a orillas del lago Atitlán, paralelamente a un trabajo social de concientización y desarrollo en un pueblo indígena, de la región de Sololá. La serie consta de 7 oraciones por el planeta desarrolladas tomando como punto de partida los legendarios atuendos usados en las distintas comunidades indígenas de este país centroamericano: “Gϋipiles”. Fueron realizados en el 2009, “Año del Aire” según la filosofía maya.
Dedico este trabajo a Doña Rosarito Hi González una mujer maravillosa con quien compartí esta pasantía ya que sin ella hubiera sido imposible el desarrollo de esta colección.

AP | Cali, el color en tu trabajo es bastante heterodoxo, va de acuerdo a la temática, creo que así lo empleás… No se puede hablar de una paleta definida, no obstante, predominan las tonalidades acuosas, los ocres, las combinaciones con los sepias y en otras oportunidades son colores primarios casi puros… ¿Cómo es tu mirada sobre el color de tus telas de mediano y gran formato?

CR | Mis creaciones las realizo con mucho misticismo, lo que tengo a mano es lo que hay para trabajar, y sé que no hay casualidades, así que mis trabajos mantienen hasta cierto punto un hilo conductor que los une en el contexto, trabajo con ofrendas-objetos recolectados a lo largo del tiempo y con mucha pasión, pues veo mis obras como objetos ceremoniales para curar el sufrimiento de la tierra. 

AP | Tu amplio desarrollo plástico poético más que un soporte tiene un cordón invisible que lo enlaza, en otros artistas es el video, lo multimedia, lo truculento, en vos es un correlato muy particular: “Medio ambiente” “Espiritualidad”…

CR | Coincido en que la espiritualidad es la que mueve el TODO, la esperanza para este siglo que iniciamos.

AP | Desde hace unos 16 o 17 años fundaste el Taller del Artista, ese espacio se convirtió en “cita obligada” no solo de artistas, también de un público interesado en las manifestaciones culturales y artísticas… Podrías conversar de sus orígenes, sus transformaciones, proyección…

CR | En 1998, en lo que fuera un antiguo billar, decidí montar mi estudio de trabajo. Por esos días había conocido a Fabio Herrera y su pasión por la vida y su formalidad como artista me hizo entender que ese era el camino que yo deseaba para mi vida… Entonces inicié con el proceso de limpieza y transformación del espacio, fue hermoso y revelador, muy pocos amigos creyeron en mí, sin embargo, Fabio Herrera y Mario Maffioli, desde el inicio mostraron gran entusiasmo y de inmediato me dieron su apoyo y me animaron a continuar con mi proyecto…
De esa forma abrí este espacio que desde entonces se convirtió en un escenario para las artes en todas sus manifestaciones.

AP | Conforme ha pasado el tiempo el Taller del Artista se ha convertido en una “antro maravilloso”, mágico, tiene antigüedades invaluables, iluminación fastuosa, y un anfiteatro, sé que muchos artistas se quieren presentar en ese espacio… Podés narrar alguna anécdota de las que vos manejás en esa sintonía…

CR | El Taller del Artista es un oasis, un escenario indiscutible, por acá han pasado artistas de todas las disciplinas, desde músicos hasta bailarines modelos y reinas de belleza. Durante 10 años nuestro escenario principal el “sexto sol” estuvo conformado de 27 mil galones de agua, sin embargo, desde 2017, decidí transformarlo al prescindir del agua. Al readecuar el espacio, eso lo convirtió en una obra más consiente con el momento histórico que vivimos donde el agua es un tesoro que se debe cuidar.

AP | ¿Cuándo comenzó Cofradía y que significa para vos en tu proceso creativo?

CR | Han pasado 17 años desde que abrí mi estudio de trabajo como una ventana independiente dedicada a la gestión cultural. Un sueño que con el despertar de los años se fue concretando en realidad, una aventura casi epifánica.
Pintores, escultores, bailarines, actores, músicos y poetas han sido parte de este proyecto idílico; con mucha entrega y dedicación he abierto esta plataforma de manera desinteresada.  Abrí mi casa y mi mundo de una manera creativa y transparente en busca de una hermandad y con la fe de crear un refugio para los artistas de Costa Rica y del mundo que visitan nuestra tierra.
Sin ayuda de patrocinadores ni mecenas, más bien de manera casi que inocente me eché al hombro una cruz que en algunos momentos se ha tornado muy pesada, pero no imposible de llevar.
En el 2007 terminé con mi propuesta de los elementos, siendo el AGUA el último estadio, inauguré así el “sexto sol”, un escenario circular que albergaba 27 mil galones de este sagrado líquido, sí bien un símbolo hermoso lleno de significados, vórtice energético, lugar sagrado lleno de energía, era un lujo extremo que duró 10 años para mostrarnos la verdadera función e impacto de esta propuesta artística.
El volcán Turrialba y sus erupciones de ceniza marcaron la pauta a seguir y hoy se transmuta en un nuevo sol de conciencia. La COFRADIA 2017.
Inicié este proyecto sin enterarme de las complicaciones que implica trabajar con personas de las mismas disciplinas e intereses.  Siendo yo el único inversionista en tan difícil “quijotada”, en algunas ocasiones viví el desencanto del egoísmo y la envidia de algunos, el cinismo de quienes se sienten a derecho de recibir todo a cambio de nada por el absurdo sentimiento de sentirse superiores por estar bendecidos con la dadiva del arte.
 No ha sido un camino fácil pues en todo el recorrido la solvencia económica nos recordó constantemente lo absurdo que se vuelve el mundo cuando se gira en función del dinero. Es precisamente esta carencia la mayor fortaleza de este proyecto que de manera autofinanciada y con el amor como estandarte, ha logrado sostenerse por una larga temporada.
Con la colaboración de decenas de colegas de todas las disciplinas que han descansado en nuestro refugio para sostener el sueño de esta cofradía se creó este oasis para todos los artistas
El triunfo del tiempo ha llegado y el escenario se ha transmutado en una obra, más consiente y en armonía con el tiempo que vivimos.
El círculo del devenir eterno se ha cerrado y nos da una razón más para celebrar el arte.

AP | Para finalizar: ¿nuevos proyectos y propuestas?

CR | Estoy donando mi trabajo para un corazón acrílico, bueno, más bien lo intervine en técnica mixta, como parte de una invitación que nos hicieron a un grupo de artistas costarricenses. “Fundicor” se llama la fundación que promueve la iniciativa, mi corazón se llama ”Todos somos uno en el amor“. Esmaltes de porcelana, encajes y bordados impermeabilizados por resinas.
Continúo trabajando día a día, recolecto objetos, que me harán crear nuevas obras; en el arco de flores bajo la lluvia sigue expuesto el estandarte de la cofradía CON EL INSISTENTE MENSAJE DEL SINCRETISMO RELIGIOSO COMO UN CAMINO PARA LA PAZ. Un rosario cristiano lo corona, su corazón de madera está rodeado por un rosario musulmán y las siete quipas de la cultura judía hacen el cierre del estandarte, en el dorso las chacras representadas por piedras semipreciosas y los símbolos bordados de las 8 religiones más extendidas del planeta.

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ALFONSO PEÑA (Costa Rica, 1950). Narrador, editor, collagista. En colaboración con la artista Amirah Gazel, organizó la expo surrealista internacional Las llaves del deseo, 2016, primera en Centroamérica. Página ilustrada com obras de Cali Rivera (Costa Rica). Sugerimos visita à página do artista: www.calirivera.com/.

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ÍNDICE # 102

EDITORIAL | O amor pelas palavras

ALFONSO PEÑA | Cali Rivera & el arte para ser libres

HAROLD ALVARADO TENORIO | Los Nuevos y León de Greiff

JACOB KLINTOWITZ | Click – a arte da inclusão

JACOB KLINTOWITZ | Marcos Coelho Benjamim

JOSÉ ÁNGEL LEYVA | Eduardo García Aguilar, extranjero y sin banderas, el mundo es la raíz

MANUEL MORA SERRANO | Tres fabulillas

MARIA LÚCIA DAL FARRA | Da bike ao helicóptero: Vergílio Ferreira e Herberto Helder

MARIA LÚCIA DAL FARRA | Vergílio Ferreira e a nostalgia da aura

RAFAEL RUILOBA | Rogelio Sinán y sus voces mágicas

RICARDO ECHÁVARRI | México en la poesía surrealista

ARTISTA CONVIDADO | WOLFGANG PAALEN, por Aldo Pellegrini

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Agulha Revista de Cultura
Número 102 | Setembro de 2017
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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