He hallado la
posibilidad de recuperar la huella
Sila Chanto
A través de un proceso de
autoconocimiento, el ser humano va tomando conciencia de lo fugaz y efímero que
resulta su existencia y poco a poco siente la necesidad de identificarse como
sujeto y particularizarse como individuo dentro del colectivo. En este proceso
busca transformar su medio espacial intentando apropiarse de él. Existen tantas
posibilidades de lograrlo como seres en el mundo. Manipular la espacialidad
material y trabajar con realidades objetuales, resulta ser, una actividad
propia de aquellos individuos que desean dejar marca en el mundo y hacerse
sentir, de extender o prolongar su humanidad a través de lo material. Este
personaje, el que estigmatiza su tránsito, el que deja huellas, el hacedor de
marcas, es al que hoy y de forma muy acertada llamamos artista grabador. Un
digno representante de las artes costarricense es el recientemente fallecido
Rudy Espinoza Morales (1953-2018) a quien dedicamos estas breves palabras para
honrar su huella.
Espinoza se licenció en Artes Plásticas con especialidad en Pintura
por la Universidad de Costa Rica (UCR) en 1975. Durante su estancia en este
centro de estudios, el profesor Juan Luis Rodríguez Sibaja (artista grabador
costarricense nacido en 1934) quien hacía muy pocos años había regresado a
Costa Rica luego de concluidos sus estudios en Francia y Holanda, le motivó a
que experimentara en el recién inaugurado taller de grabado en metal de dicho
centro de estudios universitarios.
Desde su primera estampa titulada La cuesta, un aguafuerte de 1976 hasta finales del 2017,
Espinoza llegó a producir un corpus de más de 250 estampas en metal, de
las cuales cerca de 220 están debidamente editadas y cuidadosamente
fotografiadas, lo que se traduce en cientos de estampas y una innumerable
cantidad de horas de trabajo en el taller, y toda una vida (más de cuarenta
años) dedicada a la perfección de las técnicas de estampación de imágenes.
A partir de 1978 el taller de la UCR se vio mejorado sustantivamente
ya que se convirtió en la sede del Centro Regional de las Artes Gráficas
(CREAGRAF), una iniciativa de la Organización de Estados Americanos (OEA), en
la que ésta organización auspiciaba talleres de grabado orientado a artistas de
Centroamérica, el Caribe, Colombia y Venezuela, con la instrucción de maestros
grabadores internacionales conocedores del grabado en metal, xilografía,
litografía, intaglio, fotograbado entre otras muchas especialidades; los
artistas latinoamericanos que participarían como estudiantes se seleccionaban
por medio de concurso. Espinoza participó en varios de estos cursos en donde
tuvo la oportunidad de conocer gran cantidad de personalidades de las artes
latinoamericanas e internacionales y de esta forma inició una nueva etapa de intercambio
de conocimientos y práctica de la técnica.
Para inicios de la década de 1980, Espinoza ya se desempeñaba como
docente del recién inaugurado Taller de Grabado de la Escuela de Artes
Plásticas de la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA) y fue desde este
centro educativo que realizó las gestiones para optar por una beca del Programa
Fulbright/Laspau Scholarship. Esto le permitió ingresar a la Universidad de Minnesota
en donde obtiene en 1985 un Máster en Artes Plásticas con especialidad en
Grabado.
Durante esta estancia de estudios conoce el trabajo y la obra del
reconocido artista y grabador inglés Stanley William Hayter (Londres 1901-París
1988) quien había sido el fundador del prestigioso taller de grabado parisino Atelier
17, donde el profesor Rodríguez Sibaja había cursado parte de sus estudios.
Hayter había desarrollado una novedosa técnica de impresión conocida como “método
de impresión Hayter”, o “viscosidad de tintas y quemados sucesivos”, la cual se
fundamenta en la impresión o estampación de una matriz de cobre o zinc grabada
en relieve con distintos niveles, mediante la técnica de quemados sucesivos, la
cual había sido entintada utilizando tintas de diferentes viscosidades en
superposición, aplicadas con rodillos de gelatina de diferentes densidades. Con
este complejo y experimental procedimiento técnico se obtienen impresiones de
gran variedad cromática a partir de una sola matriz, lo que para Espinoza y su
extraordinario sentido del color fue una verdadera revelación y de inmediato se
abocó en estudiar la técnica para incluirla dentro de su repertorio, técnica
que llegó a dominar a la perfección y se convirtió en un verdadero maestro y
referente en las artes latinoamericanas.
En la estancia académica y profesional en el taller de grabado de la
Universidad de Minnesota, al que él llamó: “un espacio de confluencias”, debido
a que eran muchos los artistas que se reunían a realizar estudios y pasantías,
desarrolló trabajos experimentales y con un gran sentido de la estética, como por
ejemplo: Imagen en la capilla
(1984) y Escritorio y libertad en
papel (1984) y otros de gran fuerza expresiva como Absorción (1984), Fatiga (1984) y Bajo presión (1984), concebidas
estas últimas tres a partir de diferentes placas ya trabajadas y que fueron
abandonadas en el taller, las que Espinoza retomó y las intervino cortándolas,
taladrándolas y sometiéndolas a intensos procesos de quemado, creando con dos o
tres de ellas nuevas composiciones con texturas y gestos plásticos bastante intensos.
En su fructífera carrera, Espinoza demostró ser un virtuoso del
dibujo, la composición y el uso del color, además de un verdadero maestro de las
diferentes técnicas del grabado en metal. Se esmeró en ordenar su proceso
creativo mediante el diseño de series temáticas en las que agotar sus ideas a
partir de conjuntos coherentes de sentido y con una fuerte unidad estética.
Entre sus primeras series están las que abordan temas urbanos, trabajados desde
la perspectiva de lo cotidiano ya sean como escenas del espacio público, como
por ejemplo: La cuesta
(1976), El desgajo
(1978), Cien varas al sur
(1976) e inclusive también Patio
(1980) y Rutina (1981), así
como otros trabajos que reflexionan sobre la concepción del espacio urbano
privado o habitacional, en donde apreciamos: El placer de observar (1977), El ladrón de frutas (1977) y bodegones como Fruta con semillas (1981) y Motete (1981).
A lo largo de su carrera, figura humana y animalística son temas
recurrentes; series como En
cautiverio (1986-8) o Cuerpos
dulces (1998-2000) son ejemplos rotundos del abordaje de estos motivos.
Espinoza recurre al animal como metáfora del ser humano, retrata de formas simbólica,
gestos culturales como la sexualidad, la violencia, la opresión o el uso
excesivo del poder. Con esta temática apreciamos: El pájaro rojo (1990), El año del toro (1994), El toro rojo (1997), El salto (1997) y Cabezas
de caballo (2013). Según lo
que nos comentan Hernández y Alvarado (2006: 75) el uso del animal en la obra
de Espinoza trata problemáticas de lo humano a nivel político, social y
existencial. Obras como El hoyo de
los locos (2010) es un ejemplo donde se integran de forma armoniosa
tanto compositiva como temáticamente la figuración humana y animal, y en Ánimos alterados (2010) las
actitudes animales son un reflejo o metáfora de las humanas.
Entre las distinciones obtenidas por su trabajo sobresalen el Primer
Premio en Certamen de Grabado de 1997. Anteriormente (1991) obtuvo el Segundo
Lugar del Certamen Nacional de Grabado convocado por el Museo de Arte
Costarricense (MAC) y Segundo Lugar del Certamen Nacional de Dibujo convocado
por la Caja Costarricense de Seguro Social. Medalla de oro en el Salón Nacional
de Dibujo convocado por el MAC de 1987, mismo año que se le otorga la Medalla
de oro en el Salón Nacional de Grabado, y en 1981 había sido merecedor del
Premio Nacional Aquileo J. Echeverría en Grabado. Con una trayectoria de más de
40 años dedicado al grabado, dibujo y pintura, llegó a realizar más de una
centena de exhibiciones colectivas e individuales dentro y fuera del país.
La figura humana está presente de forma directa o indirecta en la mayoría
de sus obras. El cuerpo como espacio de
batalla y escenario de valores sociales están muy presentes en obras como: Cuerpo azul (1999), Tu cuerpo (1998) y Cuerpo seducido (2000). También
contamos con Torso (1998)
y Equilibrio (2000) como
claros ejemplos donde a partir del dibujo se explora el cuerpo humano como
estética y belleza. En El eterno
interno (2010) y Paranoia
con Van Gogh (2009) se explora la humanidad en su dimensión más
existencial.
También tenemos en Espinoza un artista que fluctúa de manera natural,
limpia y sin prejuicios entre la figuración y la abstracción. En algunos
trabajos predomina una línea pulcra de proporciones correctas como en otros es el
trazo gestual y energético el que tiene más presencia. En paisajes como Lagunilla (1981) y Paisaje del norte (1981) vemos
ejemplos de una fina figuración y en Paisaje
#19 (1981) tenemos una composición o un estado intermedio, mientras
que en obras como Piros
(1979), Por la montaña en el cerro
(1981) o Maleza (1981) la
abstracción y el gesto es lo que predomina. Algunas de estas obras se componen
de dos matrices o placas que se integran para formar una sola composición. El
acento estético con el que Espinoza trabajó estas piezas denotan estar
resueltos por un pintor, en donde el color y la mancha son parte importantísima
de la composición, sin embargo, también apreciamos la mente de un grabador
detrás de estos proyectos porque en el uso de la textura e incluso el recurso
del intaglio y la impresión en blanco forman parte indiscutible de la
composición; de esta forma, nuevamente vemos como en los trabajos de Espinoza, forma
y contenido se refuerzan mutuamente.
En obras como Después del
tsunami (2012) lo que domina la composición es el gesto
expresionista y dramático, sin descuidar claro está el dibujo con vocación
figurativa, fundiéndose las dos tendencias en una obra de extraordinaria
factura técnica y conceptual. Otras series o conjuntos como Marenostrum (2000-13),
Las cuatro estaciones (1990) o Pecado y redención (2006) tratan
temas más puntuales como la fauna marina, las estaciones climáticas y la lucha
del bien contra el mal.
Luego de su jubilación como docente universitario, Espinoza concibió
un proyecto de docencia independiente donde continuar con su labor de formador
de grabadores y poder brindar de forma desinteresada todo el conocimiento
atesorado por más de cuarenta años dedicado a la perfección de las técnicas de
estampación de imágenes. Este es el origen del “Taller Nacional de Grabado”, un
espacio alternativo para la enseñanza y aprendizaje de las diferentes técnicas
del grabado en todos sus aspectos. Desde su fundación en el 2008 el Taller se instaló
en las instalaciones de la Escuela Casa del Artista: Olga Espinach Fernández
del Museo de Arte Costarricense (MAC) y se ha configurado en parte integral de
la institución. Durante los últimos diez años de vida Espinoza quién falleció
el pasado 15 de enero del 2018, se desempeñó como coordinador y profesor ad-honorem de este espacio de enseñanza.
Durante sus clases en el Taller de la ECA, además de fomentar el
trabajo del grabado en metal Espinoza tuvo también la oportunidad de crear
obras en compañía de sus alumnos, todo en un ambiente de camaradería y
compañerismo.
Profesionalismo, pasión, dedicación, honestidad, humildad y
generosidad sin límites, son algunos de los muchos valores que aquellos que
fuimos sus estudiantes, amigos o colegas asociamos a Rudy Espinoza; su trabajo
plástico y su vocación de maestro son la impronta más importante que deja en la
historia del arte costarricense, una huella tan profunda como la que se aprecia
en una placa de grabado luego de más de cuatro décadas de quemados sucesivos.
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ESTEBAN A.
CALVO CAMPOS (Costa Rica, 1978) Historiador del arte y coordinador de investigación
de Escuela Casa del Artista Olga Espinach Fernández del Ministerio de Cultura y
Juventud de Costa Rica, además de profesor de la Facultad de la Imagen de la
Universidad Veritas. Escritor de artículos sobre la Historia de Arte
Costarricense en revistas especializadas y catálogos de museos. Página
ilustrada con obras inéditas de Rudy Espinoza (Costa Rica, 1953-2018). Fotos de
Alex Arias y Flavia Sánchez, cortesía de la familia.
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Agulha Revista de
Cultura
Número 112 |
Abril de 2018
editor geral |
FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente
| MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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| FLORIANO MARTINS
revisão de textos
& difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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tradução
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