ANDRÉS MORALES (Santiago de Chile, 1962) es Licenciado en Literatura
por la Universidad de Chile y Doctor en Filosofía y Letras con mención en Filología
Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona (España).
Ha publicado veintiocho libros de poesía entre los que
destacan: Por ínsulas extrañas (1982);
Soliloquio de fuego (1984); Lázaro siempre llora (1985); No el azar/Hors du hasard (traducción al francés, París, 1987); Ejercicio del decir (1989); Verbo (1991); Vicio de belleza (1992); Visión
del oráculo (1993); Escenas del derrumbe
de Occidente (1998 y 2014, nueva versión
revisada); Réquiem (2001); Izabrane Pjesme/ Poesía Reunida (traducido al croata, Zagreb, 2002); Demonio de la nada (2005); Los Cantos de la Sibila (2008); Poemas/Pjesme (traducido al croata, 2011);
Antología breve (2011), Escrito (Santiago, 2013; Madrid, 2014); Poemas Escogidos/Poezii Alese (versión al
rumano, Bucarest, 2014); Écrit dans un miroir
(Escrito, traducido al francés, París,
2015), Esencial (Antología, 1982-2014);
A los muertos (La Plata, Argentina, 2016);
Tránsfugo (2017); Antología esencial (Madrid, 2018); Variaciones sobre “La Pantera” y otros poemas (2018); Escrito en Glagolítico (2018), Paese de occhi i sogni (traducido al italiano,
Roma, 2019); Oráculo (2019); Antología Poética (Madrid, 2020) y
Premonición del vacío/Prémonition du vide
(traducido al francés, París, 2020) y traducido al rumano como Premonítía Neantuluí (Bucarest, 2020).
Su obra poética se encuentra parcialmente traducida
a trece idiomas y ha sido incluida en más de sesenta antologías chilenas y extranjeras
y en un gran número de revistas literarias nacionales y del exterior, siendo distinguida
con diferentes reconocimientos nacionales e internacionales entre los que destacan:
Premio Manantial de la Universidad de
Chile (1980), Premio Internacional Miguel
Hernández al mejor poeta joven latinoamericano (Buenos Aires, Argentina, 1983),
Beca Pablo Neruda (1988), Beca de Hispanista extranjero (como poeta
y académico investigador) del Ministerio de Asuntos Exteriores de España (Madrid,
1995), Fondo Nacional de las Artes de Chile 1992 y 1996, Beca de Creación Literaria para escritores del Consejo Nacional de la
Cultura y las Artes de Chile en los años 2001, 2004 y 2008. Premio Nacional de Poesía
“Pablo Neruda” 2001, Primer Premio en el XII Concurso Internacional de Poesía “La
Porte des Poètes” de París (Francia), 2007, Premio Hispanoamericano “Andrés Bello”
2014 de Madrid, España (por el conjunto
de su obra poética) y el Premio de Ensayo “Centro Cultural de España” en sus versiones
2002 y 2003.
Desde el año 2007 es miembro de la Academia Chilena
de la Lengua y del Instituto de Chile y, desde el año 2014, de la Academia Hispanoamericana
de Buenas Letras de Madrid, España. En el año 2019 es elegido vicepresidente de
esta academia. De igual forma, Andrés Morales es autor de una serie de libros de
ensayos y ediciones de importantes libros de poesía española, hispanoamericana y
europea.
Actualmente desarrolla su escritura poética juntamente
con sus clases de Taller de Poesía, de Literatura Española Clásica y Contemporánea
y de Poesía Chilena en la Universidad de Chile donde se desempeña como Profesor Titular.
*****
1 | ANDRÉS MORALES
ORÁCULO
A Gonzalo Rojas
-No hay azar más claro que el iris de mi ojo,
pregunten a los hijos que van llorando tierra,
deténganse en el mar a respirar su vuelo
si el sol es transparente y gime y no aparece.
La adivina cierra sus ojos y crepitan
los dientes y su lengua, malhumorada, seca.
-La rueda vuelve siempre al centro de su cielo
y todo se detiene y habla y permanece.
-Desnuda en el desván irá tejiendo siempre,
tal vez nunca regrese su amante de la guerra
y bailarán los años y sin reconocer
los trozos de metal, la columnata, el mar.
-Después veo silencio y un grito despiadado.
La sangre descubrió su propio peso hueco.
Más allá un incendio y el caballo cónsul
y mártires que huelen a gloria antojadiza.
...Hay nubes en mis cejas y peces,
hay planetas...
Puedo ver la huella cómo se desfigura y cae.
La luna se avecina, el ángel se avecina.
Dos mil campanas hieren, se clavan en mi oído
y Jericó se rinde y el águila perece
mientras el toro huye detrás de los leones.
Penúltimas noticias, los heraldos corren:
Ha caído Roma, Tenochtitlán el Cuzco.
-Otra vez el llanto recorre mis anillos.
-La policía aguarda detrás de las murallas,
no hay escapatoria, me arrastran con azufre,
me fuerzan, me condenan, me besan en la cara.
-¡Alejen los espejos, aviven ese fuego!
-El hambre me conmueve y siento como vuelan
los cuervos en mi boca, enloquecidos míos.
-¡Por qué jamás anuncio lo que se escribe ayer!
...Hay nubes en mis manos,
recuerdo sólo el mar...
UN ORÁCULO DE DELFOS
A Harold Alvarado Tenorio
- ¿Acabaré el trabajo
por la paz de aquellos reinos y ciudades y el rico porvenir que ellas merecen?
Responde el Sacerdote
después de oír los gritos, las guturales sílabas y el llanto entrecortado. Las carcajadas
locas. Los ojos entornados:
-El barco
que te lleve
no tornará jamás.
Serás un nuevo Ulises
sin Ítaca, sin patria:
con una rica herencia,
con un legado oscuro.
El barco que te lleve
encallará en la cúspide
de un lejano Olimpo
de Dioses que poseen
las llaves de las puertas
de todas las ciudades.
El barco que te lleve
será tu propio cuerpo,
brioso, acalorado,
por fiebres
consumido.
A Víctor Lobos
Una palabra
sola
abrirá el espacio
del mar
o de los cielos:
Hipnos,
sueño,
hipnos.
Como un rayo que sorprende
y un solemne trueno
rompiendo los infiernos.
Como la voz secreta
del poema oscuro
solo,
mendicante.
Como la superficie fría
de muertos hoy presentes
en la memoria huida,
en el pasado inquieto.
De las palabras
una
y
un poeta
cierto:
Hipnos,
sueño,
hipnos.
Después ya se adivina
el llanto de las olas.
GRECIA*
A Ángela Gentile
Una columna rota frente al Egeo pétreo.
Una columna que es la espina de mi lengua y de todas las otras lenguas. Un recuerdo
vago que sube a los muros de Micenas o el calor de primavera mirando la caldera
de Thira.
Una palabra, Grecia, que recorre mi sangre
y avienta el corazón. No un país ni un estado, una patria que hiere y una patria
que acuna.
Un espacio en el tiempo, en la palabra,
en el sueño.
Una forma de vida, de muerte y de eternidad.
[*] Poema en prosa escrito para la ocasión.
2 / CARLOS VÁSQUEZ-ZAWADZKI
CARTA A TIRESIAS Y SU CAYADO
Para Eduard Stresino,
maestro de maestros
Pero no, no esperes
de mi que yo revele
mi infortunio -mejor
no decirlo: el tuyo.
Sófocles
...dime, Tiresias, ¿quién
gozaría más
en esta prueba de ser
en el otro la mitad - tajada?
Miriam Moscona
Epifanías de tu palabra en la espiral de nuestros orígenes:
...“es terrible saber, cuando de nada sirve
el saber a quien lo posee”. Pero, Tiresias, tú estás
al servicio del Oblicuo Apolo:
Es tu saber de visiones inequívocas en casa de Edipo,
Es tu saber de regiones transparentes del poder y la sangre,
Es tu saber de génesis míticos descifrables ahora,
Es tu saber de perversidades del primero y último de los humanos,
Es tu saber de juegos cruzados en destinos tribales,
Es tu saber de teatros ecuménicos y verdades públicas,
Es tu saber circular del logos y la muerte del padre,
Es tu saber de sexo ciego en sábanas maternas...
Epifanías de tu palabra en la espiral de nuestro presente:
...“es terrible saber, cuando de nada sirve”.
TIRESIAS I
¿Qué cosa no viene del mar?
Elsa Cross
De islas, mitologías y corales la escucha:
ritmos de sílabas y agua corporal
como sol anaranjado de anagramas.
Sal de la escucha sobre tu piel errante:
muerde las huellas arena crujiente,
dibuja tu cayado enigmas, laberintos.
La pérdida edípica en cercanías del origen:
mar incinerado de interrogantes
en miradas secretas de luna creciente.
Broncas voces de superficies espumosas:
eres tú, Tiresias, desnudo agónico
en epifanías doradas de la memoria…
TIRESIAS II
Los muertos naufragan en sombras memoriosas,
mordidos de soles, mares y horizontes.
Naufragan de olvidos como plancton abisal.
Naufragan en signos perecederos del Libro
perdidos en el silencio de los dioses.
Naufragan sin voz como lámparas votivas.
Naufragan en borraduras de sal y arena.
Naufragan deteniéndose una lluviosa tarde
en el entrecejo del semidivino ser errante.
Los muertos náufragos se rezagan, son anclas
para las naos señaladas por su cayado luminoso.
REVELACIÓN DE DIONISIOS*
…demasiado cerca para que me sueñe…
Ella es dulce fuego de piel
y combustiones reales e imaginarias:
agua quemada en madrugadas.
Me deslizo en sus ardores
y mi escritura es memoria mágica
y cicatriz de su nombre solar.
Cerca, su ensoñada aura dorada
ilumina día a día estas páginas.
Pero ella sueña otras geografías
para los sentidos, y la brújula
de sus manos enloquecen sus agujas.
Mi cercanía traduce metáforas
del fuego prometido de su piel:
¿incinerará mañana mis madrugadas?
¿Escribiré nunca silencios de su nombre?
¡En esta deliciosa copa de vino,
Dionisios revelará nuestra fortuna!
[*] En “Las suaves manos de Eros y El vino puro de Dionisios”, se encuentra
un conjunto de poemas sobre este último.
NUESTRO ABC DE LA LITERATURA CLÁSICA GRIEGA
…la evolución progresiva del arte es resultado
del espíritu de Apolo
y del espíritu dionisiaco…
F. Nietzsche
En el horizonte, Grecia como civilización
pensante de la palabra escrita y su cuidado de los textos de la época helenística.
Grecia, inventora del alfabeto que fijará los poemas épicos, en la medida en que
introdujo vocales en el alfabeto fenicio existente. Grecia, hasta el siglo IV, una
sociedad oral: los textos escritos serán apoyo para la memoria colectiva.
Grecia, a su vez, un paralelismo en la organización
social: ciudades y estructuras políticas. Y con los antropólogos Conte y Durkheim,
la comprensión del establecimiento de correlaciones / codeterminaciones entre pensamiento
y sociedad, como formas de expresión.
¿Homero / Hesíodo, primero el uno, posterior
el otro, o mejor, coexistentes?
En el ABC de nuestra lectura, primero el
mito –en tanto relato (más adelante consideraremos el logos). De las
epopeyas homéricas a la Teogonía de Hesíodo, el mito como historia contada,
recitada en ocasiones singulares por personas determinadas, en los que se produciría
una explicación del mundo social y se justificaría su estructura constituyente.
Entonces los especialistas para aprehenderlo
de múltiples maneras: Kreuzer / Loedbeck, que analizarían y silenciarían el mito
/ Bachofen y sus tres etapas narradas: hetairismo, matriarcado y patriarcado –el
mito y su sabiduría--, en las que existirían formas de organización social y familiar,
un sistema jurídico y otro de creencias: un todo solidario entre las partes. / Y
Miller, para quien el primitivo sería un ser irracional, inerme, desconocedor del
significado de las palabras./ Y Frazer, las tres etapas de la humanidad: magia,
religión y ciencia. / Y Malinowski y el funcionamiento de los mitos en contextos
culturales /. Y Freud y Jung, el mito en su relación con la psiquis, consustancial
a la naturaleza humana; el mito como camino al inconsciente y una dimensión ontológica
fundamental, la del ser deseante, además de ser de palabra y lenguaje. / Y Lévi-Strauss
y la narratividad del mito, o juego de lenguaje.
Nuestras lecturas de las epopeyas homéricas,
Ulises y el/ los viajes de la existencia y el encuentro con el Otro, extraño: la
muerte, la guerra, el dolor, el eros, la memoria… Y la poesía de Hesíodo (considerado
el primer filósofo), quien escribió cuando las musas lo visitaron estando con su
rebaño, al pie del Monte Helicón. Y Píndaro y su lírica coral, sus epinicios y el
camino del presente al pasado mítico. Y Simónides. Y Baquilides…
El punto de inflexión ocurrió en el estudio
de los textos de los presocráticos. Tales de Mileto y otros filósofos, y la irrupción
del logos. Liberándose de las visiones míticas: un pensamiento científico que sigue
a los Jonios. El mito, hacía que el ser –en Homero y Hesíodo— estuviera determinado
por fuerzas superiores arbitrarias. Pero con el logos, se interrogaría el orden
subyacente al caos de los aconteceres, producidos por fuerzas impersonales. Así,
la filosofía irrumpiría con un pensamiento racional, abandonando la mitología en
su explicación irracional del universo; ahora se impone la fe científica a la religiosa.
En ese paso dialéctico e histórico del mito
al logos se despersonalizarían las fuerzas de la Naturaleza: se haría una apertura
gnoseológica y se relativizaría el mismo valor de las tradiciones. La filosofía
razonaría, el hombre devendría medida de las cosas.
Aparece la polis y su ordenamiento social,
histórico. Como también la moneda, el calendario, la escritura alfabética, consolidándose
el papel de la navegación y el comercio. Las ciudades y su progreso técnico, la
riqueza material, el mercado (en este los objetos se hacen mercancías y adquieren
significación abstracta, C. García A.).
Pero, antes o después de este punto de inflexión
de los presocráticos –cuyas lecturas nos llevarán a Aristóteles y su sistema filosófico
(incluyendo su Estética) y a los Diálogos platónicos, irrumpen la tragedia y la
comedia en Grecia.
Y con la lectura de Esquilo, Sófocles y
Eurípides, se nos presenta El origen de la tragedia, de F. Nietzsche.
En nuestro ABC de la lectura, un interés
general por Apolo y Dionisos.
Y las preguntas –en su violencia dialéctica
de Nietzsche sobre la relación entre música y tragedia: el nacimiento de la tragedia
en el espíritu de la música: ¿Para qué el arte griego? ¿El pesimismo, acaso un signo
de declive, de ruina, de instintos fatigados y debilitados? ¿Pesimismo en y de la
fortaleza? ¿O por el contrario, desbordamiento de salud? ¿Qué es justo entre los
griegos, mejor época, más fuerza, más valentía, el mito trágico? ¿Y que ocurriría
con el enorme fenómeno de lo dionisiaco? ¿Qué significaría la tragedia nacida de
Dioniso? El socratismo, a su vez, ¿es signo de declive? ¿Y la voluntad epicúrea
contra el pesimismo? ¿Las creencias consideradas como síntomas de vida? ¡Ciencia
y miedo al pesimismo? ¿Cobardía y falsedad, en términos morales? ¿Astucia? Sócrates,
¿fue acaso tu secreto, tu ironía?
Dioniso se presentaría como un signo fuerte
de interrogación. Existiría un problema filosófico, según Nietzsche. Pero, ¿qué
sería lo dionisiaco?
¿Y lo apolíneo? Este último, “deseo
feliz del ensueño”, dios de todas las facultades creadoras de formas; dios
ADIVINADOR; LA APARIENCIA RADIANTE, DEIDAD DE LA LUZ. “Apolo es la imagen
divina y espléndida del principium individuationis, en cuyos gestos
y miradas nos describe toda la alegría y la sabiduría de la “apariencia”, al mismo
tiempo que la belleza”.
Entendimiento gnoseológico y dialéctico
así mismo del estado dionisíaco: el agradable éxtasis que se eleva de lo más profundo
del hombre y aun de la Naturaleza, al romperse, precisamente el mismo principiun
individuationis: “la exaltación dionisíaca que arrastra en su ímpetu a todo
individuo subjetivo hasta sumergirlo en un completo olvido de sí mismo”.
Más aún: “Bajo el encanto de la magia
dionisíaca no sólo se renueva la ALIANZA DEL HOMBRE CON EL HOMBRE: la Naturaleza
enajenada, enemiga o sometida, celebra también su reconciliación con su hijo pródigo:
el hombre”.
La destrucción del principio de individuación
se manifestaría como fenómeno artístico.
Ayer, en la dimensión mítica, la música
apolínea era pulsación cadenciosa de las ondas del ritmo; una pulsación sonora del
arte dórico, cuyos sonidos estaban establecidos de antemano.
Ahora, con Dioniso, “la esencia misma
de la música (y de toda la música), la violencia conmovedora del sonido, el torrente
unánime de la melodía y el mundo incomparable de la armonía, estos elementos fueron
cuidadosamente separados como no-apolíneos: En el ditirambo dionisíaco, el hombre
se siente arrastrado a la más alta exaltación de todas sus facultades simbólicas;
descubre y siente y quiere expresar algo que jamás hasta entonces había experimentado:
la destrucción del velo de Maia, la unidad como genio de la especie, de la Naturaleza
misma.
De ahora en adelante, la esencia de la Naturaleza
se expresará simbólicamente; UN NUEVO MUNDO DE SÍMBOLOS SERÁ NECESARIO, TODA UNA
SIMBÓLICA CORPORAL; no solamente el simbolismo de los labios, del rostro, de la
palabra, sino también todas las actitudes y los gestos de la danza, ritmando los
movimientos de todos los miembros”.
Entonces, estremecimientos,
ayer velados por la consciencia apolínea.
Dioniso desaparece y aparece en primavera,
sustituyendo a Apolo en invierno. Atenea protegía su corazón. Es presidente, dios
de los ritos.
Y es constituyente, con la ciudad y la tragedia,
de un tríptico simbólico. Bajo la tiranía de Pisístrato tendríamos el rito de las
tragedias y el culto a Dioniso. La tragedia es fiesta de la ciudad, y Dioniso, dios
de Atenas. Los estremecimientos, katarsis, cambio/ transformaciones
de la vida en ritualizaciones dramáticas. Así el ditirambo, canto comunitario, regeneración.
Dioniso provocaba el éxtasis. Y la epifanía, cuando alguien desde afuera o bien
desde el interior, nos revelaría quién soy, quienes somos. Ese camino es intuitivo
(Dioniso castigaría las ideas claras). Dioniso, dios de toda creación nueva (agraria
o cultural en la polis). Dios de la embriaguez, lo desmesurado.
Apolo y Dioniso, finalmente, “ayudándose
mutuamente, han dominado el alma helénica, proponía Nietzsche, con manifestaciones
sucesivas, por creaciones siempre nuevas”. Y “la obra de arte sublime
y gloriosa de la “tragedia antigua” y el ditirambo dramático como la terminación
de estos dos instintos, cuya unión misteriosa, después de prolongada diferencia,
se manifestó en el esplendor de semejante brote, que es, a la vez, Antígona y Casandra”.
Es la genialidad del arte dionisíaco-apolíneo.
En nuestro personal proceso creativo, ese
arte dionisíaco-apolíneo, es fundamental y permanente:
·
Espirales – escritura
ininterrumpida
·
Estremecimientos
·
Liberaciones
·
Canciones para coros
y café suave
·
Tiresias y su cayado
y otros poemas
·
El vino puro de Dioniso
·
Percusiones
·
Una tarde impura de
verano
·
Bocas de agua y fuego
·
Azules aguas de la
Memoria (inédito)
·
Ojos de mar (inédito).
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 170 | maio de 2021
artista convidado: Friedrich Schröder-Sonnenstern (Prússia, 1892-1982)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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