De
todas las razones mencionadas voy a enfocarme en una, que me atañe
particularmente como escritor y docente, el esfuerzo creativo reducido al
factor impositivo. Se exigen textos y conclusiones de acuerdo a juicios de
valor preestablecidos. No es válida la disidencia y se asume que todos tienen
el mismo nivel de lectura y redacción. Se solicita un texto de opinión y es un
carnaval de “copia y pega”. El profesor se queja por la falta de habilidades
lecto-escritoras, pero los estudiantes redactan y consumen cientos o miles de
mensajes diarios ¿Leen los estudiantes? Sí ¿Leen y escriben lo que les piden
los profesores? No ¿Cómo hacer para que los chicos se interesen por las
actividades lecto-escritoras? Seamos críticos ¿Cómo hacemos de la literatura
algo atractivo? En una era de inmediatismo y telecomunicaciones, el uso del
periódico mural o la exposición oral resultan poco atractivas, no motivan a los
jóvenes a realizar un trabajo escrito con calidad y originalidad. No solo
porque implica un desgaste expresivo y económico que tendrá una posterior
corrección cualificada sino porque estos formatos (el primero de la cultura
impresa, el segundo de la cultura oral) se encuentran desfasados en relación al
escenario en el que ellos se desenvuelven: la cultura digital.
“La
apropiación de la lectura es esto: emoción e inteligencia que nacen o se
reafirman con las coincidencias o desacuerdos que están en las páginas leídas”
En
una época en que la Inteligencia artificial hace su ingreso triunfal: resulta
imprescindible revaluar las herramientas pedagógicas que fomentan la creatividad
en el aula de clases. Analizándolas desde los valores y personajes de la cultura
del siglo XXI. Cambiaron las preocupaciones. Ya no se pueden enviar el mismo
tipo de tareas que se enviaban antes de la pandemia, de hecho, la aparición de aplicaciones
como Chat GPT ha obligado a las universidades del mundo a modificar sus
protocolos ¿se flexibiliza el concepto de plagio? ¿no se solicitarán resúmenes
el próximo semestre? El futuro es incierto, pero tecnológico. Existe la
necesidad de crear espacios y estrategias que utilicen las TICS como escenarios
para el estudio y difusión de las prácticas lecto-escritoras, pero cumpliendo
con las metas académicas y los temas programados, y a tono con las nuevas
subjetividades y su forma de construir la realidad.
Una
primera sugerencia es cambiar el enfoque docente: las TICS en el aula de clase,
no deben ser contempladas como el acto de encender un proyector y hacer que los
estudiantes observen imágenes y mandar las diapositivas para contestar
preguntas. Es un dialogo de diferentes técnicas y tecnologías, que abran
espacios donde los alumnos se sientan motivados a participar con sus propias creaciones
y comentarios, disfrutando la idea de una próxima sesión ¿Cómo hacer para
alcanzar este nivel motivacional? “A menudo, los docentes ignoran la actividad
en línea que realizan sus alumnos fuera de la escuela e, incluso, cuando la
conocen, pueden llegar a menospreciarla. El profesorado en ocasiones no es
consciente de que las TIC son un excelente recurso para conectar con el
alumnado y trabajar las habilidades y capacidades que se incluyen en el
currículum partiendo de sus aficiones” (Torrego Gonzalez, 2012, p. 130). Una
clase de literatura donde se aprenda los temas del currículo, pero desarrollando
la opinión en diversos formatos. Hilos de Twitter sobre anécdotas personales, posteos
y recomendaciones de lecturas en Facebook, galerías de foto-poesía en
Instagram, concursos de Memes sobre clásicos de la literatura. Todo lo que
genere insumos que continúen su dialogo en la red mucho después de terminada la
clase.
La
segunda sugerencia es la realización de actividades por encima de los
prejuicios: hay que subrayar que es un proceso y que debe ser asumido como tal.
Habrá temas y herramientas que disgusten o incomoden y se deberá investigar
independientemente de cualquier polémica o prejuicio. Hace poco se volvió viral
un profesor peruano que rapeaba la historia de los incas, luego ponía un
acompañamiento musical desde su celular e invitaba a sus estudiantes a realizar
una improvisación rimada sobre el tema, como a los chicos de ese sector les gustaba
del hip hop les hizo gracia y funciono. “Un aspecto controvertido respecto de
la incorporación de las TIC en los contextos educativos es el que se refiere a
la utilización en las aulas de dispositivos tecnológicos portátiles
(smartphones y tablets). A pesar de que existen ciertas reticencias y normativas
prohibitivas, desde el campo de la tecnología educativa se ha propuesto que
estos dispositivos permiten el desarrollo de nuevas formas de aprendizaje,
mlearning, es decir aprendizaje ligado a la ubicuidad de las prácticas, la
flexibilidad comunicativa y la accesibilidad a los contenidos” (Ramírez
Montoya, 2009, p. 69) Cada vez son más
frecuentes las anécdotas de enfrentamientos entre docentes, alumnos y padres de
familia sobre el uso del teléfono. Las leyes, los códigos de convivencia y las
necesidades familiares confluyen en un nudo gordiano. Y aunque nos moleste
debemos aceptar que esto ha llegado para quedarse y debemos encontrar la forma
de generar prácticas que se adapten a los mismos. Solo así, muy aparte de los
quehaceres académicos concretos, los alumnos leerán notas de prensa por placer,
participaran de foros en redes sociales expresándose de forma correcta,
realizaran búsquedas web con criticidad, y tomaran fotografías posteando sobre
temas o frases como un producto de la cultura digital emitida desde el aula.
Alimentando sus contenidos con los del currículo, mezclándose en la red, libros
y autores con selfis y desmanes por igual, porque la literatura es parte de la
vida, no algo sagrado e impenetrable.
Muchas
veces las instituciones temen generar estos espacios porque pueden devenir en
ventanas de crítica o polémica. Pero potencializar la producción, así como
visibilizar el talento institucional a través de medios virtuales, debe ser
visto como una necesidad en una época de hiperconectividad y transparencia.
“Las posibilidades tecnológicas permiten, por tanto, no solo ampliar los
límites de la lectura y escritura sino modificar y transformar las funciones
tradicionales de los diferentes participantes en el proceso comunicativo,
puesto que ahora cada usuario es un autor, un lector, un editor o un
distribuidor en potencia” (Ballester & Ibarra, 2016, p. 159). Aplicar este
tipo de trabajos de investigación en el aula de clase no solamente coloca a las
instituciones a la vanguardia pedagógica sino que las enmarca en objetivos
“donde se experimentan nuevos escenarios formativos que apuestan al intercambio
de conocimiento inmediato entre docentes y estudiantes, permitiendo que se
construyan nuevos aprendizajes en forma colaborativa, reflexiva critica, en un
ambiente amigable, flexible, dinámico, pluripersonal y pluridimensional”
(Mineduc, 2012, p. 12). De allí la viabilidad de generar actividades en que
textos y tecnología circulan en una cadena de doble direccionalidad en la que
el estudiante se entrena constantemente, entreteniéndose y aprendiendo.
Bibliografía
Arguelles, J. D. (2014). ¿Qué
leen los que no leen? El poder inmaterial de la lectura, la tradición literaria
y el placer de leer. México D.F: Océano Travesía.
Ballester, J. & Ibarra, N.
(2016). La educación lectora, literaria y el libro en la era digital. Revista
chilena de literatura, 159.
García Linares, J. M. (2013).
Enseñar literatura en entornos digitales. Revista de la red de universidades
lectoras, 11.
Mineduc. (2012). Tecnologías
de la información y la comunicación aplicada a la educación - Programa de
formación continua del magisterio fiscal. Quito: Ministerio de educación del
Ecuador.
Ramírez Montoya, M. (2009). Recursos
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ambientes de educación a distancia: implementaciones e investigaciones. Revista
de investigación educativa, 57-82.
Torrego González, A. (2012).
La utilización de los blogs como recurso educativo en el área de Lengua
Castellana y Literatura. Revista Electrónica Interuniversitaria de formación
del profesorado, 130.
WLADIMIR ZAMBRANO (Guayaquil, Ecuador, 1984). Poeta, artista plástico y docente. Licenciado en comunicación; especializado en proyectos de lectura y bibliotecas escolares; Master en gestión educativa por la Universidad de Especialidades Espíritu Santo. Su primera tentativa poética Diario del Crepúsculo recibió el premio nacional de poesía David Ledesma Vásquez en el 2009, desde entonces ha publicado los libros Interior de ciudad (Dadaif, Guayaquil 2011), La restauración (Casca huesos editores, Lima 2013) y Carta de los muertos para uso de los vivos (Fondo de animal editores, Guayaquil 2020).
Agulha Revista de Cultura
Número 228 | abril de 2023
Artista convidado: Desmond Morris (Reino Unido, 1928)
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