quinta-feira, 18 de outubro de 2018

ÓSCAR JAIRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ | Gonzalo Arango y el Nadaísmo


1. NUEVA TURBULENCIA DE SENTIDO Y DIMENSIÓN LITERARIA | La noche, se daba como una noche hecha a la medida de quienes como una masa crítica y sensible, se instalaron anoche en Otraparte, para participar e intervenir, lúcidos y lucidos, en la invocación que hacían esa noche (media luna se observaba en medio de la noche irritada, por su condición de locomotora barroca, para decirlo a la manera de los nadaístas) y a la que los llamaban: la Revista Innombrable, Non Colectivo y la Corporación Otraparte.
Y decimos que lúcidos y lucidos, porque muchos de los que allí estaban, se exhibían poderosamente, como tratando de tentacular la noche, de poseer la esencia misma de la rebeldía de Gonzalo, de transmitirle a él, lo que ellos eran y porque estaban allí. Rebeldes como él, exhibían su rebeldía; todos, sentían, por lo que observábamos, esa necesidad. O sea, que todavía la rebelión es esencial, es de la búsqueda de cada uno. Mientras observábamos, nosotros, como todos, escuchábamos lo que le decía Gonzalo a Rosa Girasol, en una entrevista que le hizo para Eco Contemporáneo (Buenos Aires), que presento el querido Michael Smith, y que nos proporcionó, una visión nueva de las hermosas y críticas tesis de Gonzalo sobre la vida, el arte, la libertad, la muerte. Era escucharlo de nuevo provocando, incitando desde su irrevocable paroxismo, desde el que nos decía y nos dirá: El arte tiene una ética: la libertad; Tal vez me integre  al sol cuando muera; La nada es la esperanza del ser; No hay forma pura. El vacío contiene aire; o: Nada de dogmas ni para el arte ni para la vida.





Y esa invocación que nos hacían, quienes coordinaban la exaltación y exultación de Gonzalo, hicieron evidente y conectaron extraordinariamente su proyecto y la tendencia del mismo, con las tesis y la rebelión de Gonzalo, al decir que: Hoy más que nunca el Nadaísmo no ha muerto y vive en los jóvenes, late en esta ciudad de calles sombrías. Hoy más que nunca la poesía y el arte deben ser resistencia y explosión, temblor y tormenta contra la estupidez y los discursos del poder. En esta exaltación, se da pues una coherencia, una construcción de masa tentacular de sentido, del proyecto que realizarán siempre sobre Gonzalo y el nadaísmo. No era un hecho momentáneo, no estaba ocurriendo por una casualidad de llenar requisitos o formalismos de un contrato, sino que era la invocación inquebrantable e indestructible que habrá siempre para ellos, alrededor de Gonzalo. Era resultado de una causa, y esa causa de la historia sobre y desde lo que se siente necesidad, extrema e insaciable necesidad. Y esa necesidad se llama para ellos: Gonzalo y el nadaísmo. Y eso es lo demostrativo entre nosotros, de que se pueden hacer cosas de y para la construcción de la Mnemosyne, desde otra intencionalidad, con otro carácter y desde la diseminación del carácter de una disidencia real.
Por eso en su intervención Víctor Bustamante nos decía, con ironía y con humor neonadaísta, como se llama y ha llamado su movimiento: Sé de poetas que se pasean por la pasarela eléctrica… Sé de poetas eliminando a sus contradictores… Sé de poetas ahogados alrededor de  un pocillo de tinto… Sé de poetas encerrados en sus cavernas… Mostraba pues su intención real y crítica sobre la dimensión, si es que la tienen, porque aquí dimensión quiere decir dimensión estética (Marcuse) y cuál es la proyección y el alcance de ella en la realidad, cuál su incidencia como sí lo hizo Gonzalo y lo hicieron los nadaístas.
Fernando Cuartas, propuso desde la tribuna sin tribunal, la tribuna de la noche lunar, sus tribulaciones en y desde la vida y la lectura que él hace de Gonzalo, e indica que no podría tener imitadores, que nunca busco eso ni quiso formar el nadaísmo para eso, y sobre ello mostró que: El problema es que a los nuevos emulantes nos le queda bien parasitar su nombre y hacer alardes de un anarquismo decadente, donde el mayor azar y la sorpresa es cómo conseguir un estipendio para jugar a “niños necios”. Creo que el legado de Gonzalo no fue construir un “ismo”, fue el acto de vivir a la enemiga como diría su mentor cercano Fernando González.
Y mientras todo esto ocurría y se desencadenaban las tormentas de la risa, los modos de inquirir desde la escucha, los teatros del absurdo de la naturaleza misma del ser, las miradas que iban posesivas y sutiles de una a otra y  hermosas del delirio entre unos y otros, dos muchachos se instalaron con todo su poder, su libertad y rebeldía, a escribir en lo inmediato y lo súbito, el  CÁDAVER EXQUISITO, tal y como lo propusieron, como uno de los elementos con y desde los que se podía participar en la exaltación de la vida y muerte de Gonzalo, en esa noche, quienes lo coordinaron extraordinariamente. Noche como un mediodía, que se movía en cada intervención con exuberancia de forma y contenido, pero también sabiendo que, como decía Gonzalo: El silencio es la forma de una relación más profunda.
Gonzalo estaba aquí esta noche,  como estaba y lo vi esa tarde melancólica (la lluvia la hacía más melancólica) en mi vida, en la sala de velación de Campos de Paz, haciendo su intervención insurrecta e indestructible entre nosotros.  



2. DEL TEATRO EN GONZALO ARANGO | No es que los relatos o las crónicas de Gonzalo Arango sean en sí y por ellos mismos textos teatrales, sino que son los lectores del teatro, los que hacen teatro, los que los llevan al teatro; los instalan, los transforman como textos teatrales. Es una inmediación que hacen, en la que proyectan de una nueva manera el relato o la crónica. Y en realidad, con cada relato o crónica se pueden construir textos teatrales. Y al teatro que se hace en la ciudad le interesan porque hay en ellos una constante para mí, que es de carácter dramático, teatral. Gestual. La vida misma de Gonzalo Arango quizá lo era.

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Yo diría que aquí ya estamos en relación con una obra otra, que es la que se ha transformado tras la inmediación que hace el lector teatral. O sea quién se interesa  y se obsesiona además, por instalar el texto en el teatro, de darle otros sentido y proveerlo de otra dimensión narrativa y teatral. Y desde el teatro, se puede hacer esta tarea, la de transformar el relato o la crónica en teatro, para que también el lector de esos relatos y crónicas, pueda tener una manera nueva de leerlos. Y quién nos lo ha leído, también pueda tener la forma de abordarlos como su futuro lector. O sea, en otros términos que a uno y otro lector, se les provoque y le den mayor consistencia a su condición de lectores. Es una relación nueva, la que hacen, propuesta y desarrollada totalmente por el teatro. Mediada por el teatro.  

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En ese sentido puedo decir, que la cualidad de los relatos (Prosas para leer en la silla eléctrica) y las crónicas (Reportajes) de Gonzalo Arango, se concentran en el hecho mismo de que él se intervine, incide y se prueba en sí mismo, desde sí mismo. Y su manera de relacionarse con su realidad, con la realidad de los otros y la realidad de su medio. Es decidido, es determinante en sus obsesiones, en sus excesos y en sus contradicciones. Tiene conciencia de lo que buscaba, de lo que realizaba y de lo que no. Era un místico y un rebelde, y así lo decía, así se consideraba y lo mostraba. No tenía miedo de hacerlo y ahí queda todo ello, insaciable delirio, hermoso delirio, en sus relatos y en sus crónicas; y en su historia, que es lo que se evidencia en el teatro. Y dado que él también escribió teatro: Los ratones van al infierno o HK 111.

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Considero que la intensidad de la rebeldía, lo que llamo una estética de la ira;  la manera libre de decir las cosas, la prueba de sí mismo ante sí y ante otros, la condición de su temperamento, su carácter decidido por violentar los condicionamientos, por liberarse del miedo, por indicarnos la tendenciosidad que hay que tener para llevar la vida de uno, sin necesidad de nada que no sea ella misma; todo ello, sin duda, está en todos los libros de Gonzalo Arango, los que aún expelen su hermoso tóxico.


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ÓSCAR JAIRO GONZÁLEZ HERNÁNDEZ (Colômbia, 1957). Poeta e crítico de arte, um dos diretores da revista Punto Seguido. Edição preparada por Floriano Martins. Agradecimentos a Omar Castillo, Óscar Jairo González Hernández e José Ángel Leyva. Página ilustrada com obras de Jacques Callot (França, 1592-1635), artista convidado da presente edição.

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Agulha Revista de Cultura
Número 121 | Outubro de 2018
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES




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