Querido Floriano,
Acepte, por favor, mis disculpas por no haberle contestado su carta del 24 de
noviembre hasta hoy. Créame que no ha sido por falta de interés de mi parte. Le
agradezco, ante todo, su invitación a colaborar en las publicaciones que dirige,
Agulha
Revista de Cultura y Banda Hispánica, las cuales conozco y leo
asiduamente desde hace algún tiempo, así como en el dossier “Surrealismo” de TriploV. Para mí
será un placer enviarle algún texto para su consideración y posible publicación
en una próxima oportunidad. Ocurre que en estos momentos estamos muy atareados por
acá con proyectos en los que estamos trabajando con el mutuo amigo Enrique Lechuga,
de Sonámbula, y con mi buen amigo Fernando Palenzuela en la edición
digital de la revista Alacrán Azul, en cuya versión original
colaboré en los años 70 con José Antonio Arcocha y el propio Fernando, co-directores
y fundadores de la misma. Además, tengo un libro en preparación, Las claves prometidas:
proyección del surrealismo en la poesía cubana contemporánea (ensayos) que,
como usted podrá imaginar, toma mucho de mi tiempo y energías.
De usted y de su obra puedo decir que ya tenía conocimiento,
si bien por referencias, pero especialmente gracias a Enrique. Como escritor, poeta,
investigador y divulgador del surrealismo en la poesía de las Américas, su obra
es notabilísima y altamente encomiable. Menciona usted en su carta que tiene en
preparación una 2ª edición - revisada y ampliada - de su libro Un Nuevo Continente – Antología
del Surrealismo en la Poesía de Nuestra América, y me envía algunas reseñas
del mismo. Las reseñas destacan acertadamente los méritos de la obra y su significativa
contribución a un más amplio conocimiento tanto del surrealismo como de la mejor
poesía que se ha escrito, y se escribe, en el Hemisferio. Ya Enrique me había informado
que usted estaba en contacto con él con vista a la nueva edición, y que tenía usted
el propósito de añadir un buen número de poetas que, por distintos motivos, fueran
excluidos en la versión original del libro. Yo le felicito por sus esfuerzos, particularmente
en la selección de los poetas, pues, como ya sabemos, las antologías raramente logran
complacer en esto a los lectores y críticos más avezados de manera unánime. Así
ocurrió en el pasado con las antologías de Pellegrini y de Baciú.
Debo confesarle que hace unos meses, cuando pude conseguir
el libro (lo ordené directamente de la editorial en San José, Costa Rica, ya que
por acá el libro no parece haber tenido muy buena distribución), yo mismo tuve muchos
reparos a su selección tal como apareciera en la antología. Con respecto a los poetas
cubanos, a quienes conozco bien en virtud de mis investigaciones en la preparación
del libro que le menciono arriba, me sorprendió que incluyera solamente a un notable
poeta y escritor, Lorenzo García Vega, quien siempre ha rechazado el surrealismo
-como movimiento, como aventura, como visión y aun como lenguaje poético--, autor
de una excelente obra muy personal que resiste, para quienes la conocemos, todo
intento de clasificación. Sin embargo, poetas como José Alvarez Baragaño (1932-1962),
José Antonio Arcocha (1938-1997) y Fernando Palenzuela (1938), los máximos exponentes
de la poesía surrealista en Cuba --quienes, por supuesto, figuran prominentemente
en mi libro--, no entraron en su selección. Ahora, por supuesto, me complace mucho
el que, por la atinada y generosa intervención del amigo Enrique Lechuga, haya
“descubierto” e incluido a Fernando Palenzuela entre los poetas seleccionados para
la nueva edición de la antología. He sabido, por este último, que en los últimos
días también se ha interesado por Baragaño, lo cual es muy atinado de su parte.
(Baciú, por cierto, en su antología que no incluye a ningún poeta cubano, después
de mencionar a Wifredo Lam en la pintura, escribe: “Debe también ser mencionada
la poesía de José Baragaño, poeta mal conocido”. Eso es todo. Y esto lo
dice en 1974, cuando los tres libros capitales de Baragaño, a más de un memorable ensayo sobre Lam, ya habían sido publicados entre 1952 y 1960). En cuanto a Arcocha, no sé si habrá leido en Sonámbula (en Dossier Surrealista) mi ensayo “Las claves secretas de José Antonio Arcocha”. Si lo desea, puedo hacerle llegar los poemas así como otros textos y más información sobre este otro poeta cubano que, en mi opinión, tampoco ha recibido aún el reconocimiento que merece.
dice en 1974, cuando los tres libros capitales de Baragaño, a más de un memorable ensayo sobre Lam, ya habían sido publicados entre 1952 y 1960). En cuanto a Arcocha, no sé si habrá leido en Sonámbula (en Dossier Surrealista) mi ensayo “Las claves secretas de José Antonio Arcocha”. Si lo desea, puedo hacerle llegar los poemas así como otros textos y más información sobre este otro poeta cubano que, en mi opinión, tampoco ha recibido aún el reconocimiento que merece.
Por lo demás, también me extrañó el que, con la excepción
del argentino Alejandro Puga, la antología no presentara a poetas de la generación
actual como, por ejemplo, algunos de los jóvenes poetas chilenos de Derrame,
activos militantes del surrealismo; los brasileños de DeCollage, a quienes supongo usted conozca bien; el dominicano Pastor
de Moya, entre otros. Por otra parte, acierta usted al presentar, por primera vez,
a poetas del Brasil, Canadá, Estados Unidos, Martinica (en Aimé Césaire, gran poeta),
y Rep. Dominicana (en Freddy Gatón Arce, poeta mayor). Pero, en fin de cuentas,
como usted bien dice en el ensayo introductorio, “una antología no pasa de ser un
viaje por el universo de las sugestiones”.
Me gustaría dialogar y reflexionar con usted sobre estos
temas, pero ya estas líneas se van extendiendo demasiado. Otra vez, discúlpeme por
mi tardanza en escribirle. Y gracias, de nuevo, por invitarme a colaborar en sus
publicaciones que tanto hacen por mantener viva la llama del surrealismo en el continente
americano. Estemos en contacto.
Un fuerte abrazo,
Vicente Jiménez
Querido Floriano,
Recibí su carta del 2 de diciembre actual. Gracias, de nuevo, por su invitación
a colaborar en sus proyectos editoriales o publicaciones que coordina - Banda
Hispánica, Agulha Revista de Cultura y el dossier “Surrealismo” en TriploV.
De hecho, hoy he visto en Banda Hispánica que ya ha incorporado a José Antonio
Arcocha al elenco de escritores y poetas de Cuba en esa publicación, y le felicito
por ello, a más de agradecerle, al mismo tiempo, el que haya escogido mi ensayo
sobre Arcocha para presentar a este poco conocido poeta surrealista cubano ante
la comunidad latinoamericana que lee sus publicaciones.
Tengo entendido, a través del amigo Fernando Palenzuela,
que ya recibió el libro de éste, Amuletos del sueño, así como los dos números
de Alacrán Azul. En la edición digital de esta revista, que aparecerá
en los próximos meses, verá que el contenido surrealista será más acentuado, pues
así lo hemos planeado Palenzuela y yo. Creemos, como usted, que esta es la oportunidad
para difundir la obra de los escritores, poetas y artistas con visión surrealista
latinoamericanos, y, a estos fines, queremos sumar a Alacrán Azul en
la Red al grupo de publicaciones que usted dirige, así como al esfuerzo que
realiza el amigo Enrique Lechuga con Sonámbula, a la revista Derrame
de los amigos chilenos, y al grupo DeCollage
del Brasil, entre otros.
Cuando yo me refería, en mi carta anterior, a “la antología
de Pellegrini” pensaba en la Antología de la poesía viva latinoamericana (1966),
no en la que dedicara a la poesía surrealista en lengua francesa. En efecto, ni
una ni otra fueron diseñadas por Pellegrini para recoger la poesía de proyección
surrealista en Latinoamérica, de ahí que en la primera aparecieran muchos poetas
que no tenían vinculación alguna con el surrealismo (como es el caso de los poetas
cubanos incluidos en la misma), y que en la segunda Pellegrini sólo se ocupara de
aquellos poetas que escribieron en francés. Yo coincido con usted en la crítica
que le hace a la antología de Baciu, quien fue, en mi opinión, muy rígido en su
arbitraria clasificación de los poetas de proyección surrealista latinoamericanos,
por lo que habría de excluir a muchos poetas que no consideraba puramente surrealistas,
a quienes llamaba para-surrealistas o “surrealizantes”. La segunda edición, revisada
y ampliada, de Un Nuevo Continente habrá de empezar a llenar el vacío que
existe desde hace ya mucho tiempo en la poesía de nuestro Hemisferio creado por
las numerosas antologías poéticas que, sistemáticamente, han ignorado la mejor poesía
que se ha escrito y se escribe entre nosotros. Permítame, pues, felicitarle desde
ahora por su ingente labor de investigación que ha de resultar muy pronto en la
publicación de su nueva antología y que, en el pasado, nos ha dado textos y libros
capitales para el conocimiento de nuestra poesía, como El Comienzo de la Búsqueda,
y que, en un futuro próximo, nos dará los varios proyectos que usted me anuncia
en su carta.
Bueno, amigo mío, sigamos en contacto.
Abraxas,
Vicente Jiménez
Gracias por la información sobre cómo y a quién pedir tus libros en circulación.
Permíteme que yo lo haga directamente para que no incurras en gastos de envío. Acá
también el correo postal se hace imposible en estos días de Pascuas y Año Nuevo,
luego, como tú dices, es mejor esperar hasta el mes de enero para el trasiego de
libros. De todas maneras, mi dirección es como sigue:
Vicente Jiménez
Querido Floriano,
Me complace tu interés
en los textos sobre Baragaño en Alacrán Azul
#2, específicamente “Rescate de Baragaño”, por José Antonio Arcocha, y el mío,
“Mi amigo Baragaño”. Como ya has visto, quisimos dedicar un dossier, Baragaño entre nosotros, en AA a este gran
poeta y amigo en un momento en que, por cierto, ya Baragaño tenía casi diez años
de muerto y apenas se hablaba de él, ni en Cuba ni, mucho menos, en el exterior.
Desde entonces, ha sido incluido en algunas antologías de poetas cubanos editadas
en la Isla y también en el extranjero, pero sin destacar la posición muy prominente
que, a mi juicio, debiera reconocérsele en la poesía cubana contemporánea. Como
habrás notado, tanto Arcocha como yo lo criticábamos entonces fuertemente por su
posición política en Cuba, ya que desde su vuelta a la Isla en 1959 hasta su súbita
muerte en 1962, militó activamente en las filas de la revolución. Como miliciano,
en 1961 tomó parte activa en la movilización de Bahía de Cochinos (Playa Girón)
y en la campaña del Escambray. Baragaño, cuando yo lo conocí, a mediados de los
años 50, no creía en la viabilidad de una revolución en Cuba y se identificaba más
bien con el anarquismo. Entonces sólo se le conocía en La Habana como “poeta maldito”,
y se burlaba de la cultura oficial en Cuba. No le publicaban su poesía. Pasaba hambre
y saltaba de un hotel a otro (casi siempre abandonando pertenencias personales,
libros y manuscritos) justo antes que lo echaran por falta de pago. Con el triunfo
de la revolución, Guillermo Cabrera Infante y Carlos Franqui, director del periódico
Revolución, lo invitaron a colaborar en
el mismo y en el suplemento literario Lunes
de Revolución que aquél dirigía. Baragaño escribió columnas y artículos encendidos
en que denunciaba a los “insumergibles” de siempre, a los intelectuales que nunca
se habían interesado por la política en el pasado pero ya buscaban cómo integrarse
a las filas de la revolución triunfante. Atacó a José Lezama Lima y al grupo de
la revista Orígenes por lo que éstos representaran en el escenario cubano, en
lo cultural así como en lo político. Hizo,
en La Habana cundida del fervor revolucionario de 1959-1961, así como en los tiempos
difíciles antes de la revolución, más enemigos que amigos. Permaneció fiel a la
revolución hasta su muerte, aunque se cree que poco antes de morir empezaba a criticar
duramente a la nueva cultura oficial y a los estalinistas que la dirigían con el
asentimiento de Guevara y Castro. Como poeta, llegó a escribir poesía que él creyó
necesaria en aquel momento, poesía cargada de marcado contenido social, “en un intento
por aprehender la nueva realidad” (Enrique Saínz, prólogo a José Alvarez Baragaño: Poesía color de libertad, UNEAC, La Habana, 1977, volumen que recoge
la poesía publicada más poemas inéditos y otros no recogidos en libro).
Fernando
Palenzuela me ha comentado que Baragaño no podía sino participar directamente en
el proceso revolucionario que se iniciara en Cuba en enero de 1959. Lo hizo, además,
no desde el escritorio o sólo con la pluma, sino con las armas en las manos, en
uniforme de miliciano, como combatiente junto a los hombres del pueblo que creían
en los postulados iniciales de la revolución. Pero —añade Fernando— que, así como
ocurriera con tantos otros cubanos que abrazaron el ideario revolucionario en un
principio, él también habría roto con el sistema en su momento. Yo también lo creo
así.
Te hago
este largo recuento de la trayectoria de Baragaño para explicarte por qué me parece
que lo que Arcocha y yo escribimos sobre él en 1971 debiera ser actualizado. Baragaño
murió, repentinamente, en 1962 por lo que no podemos saber, con certeza, qué habría
sido del poeta-revolucionario. Arcocha, muerto ya, no puede reconsiderar lo que
escribiera nueve años después de la muerte de aquél. Pero yo sí puedo hacerlo todavía,
y, de hecho, últimamente he estado re-
escribiendo porciones de mi libro, particularmente la sección dedicada a Baragaño. No sé qué uso harías del texto de Arcocha y del mío, tal como aparecieran en AA #2 (los tengo y te los puedo enviar en formato Word.doc), pero se me ocurre que si han de aparecer en una de tus publicaciones quizás sería apropiado situarlos en el contexto histórico y acaso —esta idea es de Fernando— acompañarlos de un addendum a tales efectos. Para el próximo mes de enero yo podría tener listo mi texto —revisado y ampliado—sobre Baragaño, si pudieras esperar. De todos modos, “Mi amigo Baragaño” no es más que una breve crónica de mi encuentro con el poeta y algunas de las experiencias que tuve con él en La Habana de 1955-1959.
escribiendo porciones de mi libro, particularmente la sección dedicada a Baragaño. No sé qué uso harías del texto de Arcocha y del mío, tal como aparecieran en AA #2 (los tengo y te los puedo enviar en formato Word.doc), pero se me ocurre que si han de aparecer en una de tus publicaciones quizás sería apropiado situarlos en el contexto histórico y acaso —esta idea es de Fernando— acompañarlos de un addendum a tales efectos. Para el próximo mes de enero yo podría tener listo mi texto —revisado y ampliado—sobre Baragaño, si pudieras esperar. De todos modos, “Mi amigo Baragaño” no es más que una breve crónica de mi encuentro con el poeta y algunas de las experiencias que tuve con él en La Habana de 1955-1959.
En cuanto
a tu interés en la encuesta sobre la “Significación del surrealismo en la poesía
contemporánea”, lamentablemente, casi todos los materiales que reuníamos entonces
para lo que hubiera sido AA #3 o se han perdido o fueron devueltos a sus autores.
La tal encuesta saldría de una correspondencia iniciada por Arcocha, Palenzuela
y yo sobre ese tema, a la que invitaríamos a otros amigos escritores a que participaran
en el debate. Quizá esto sea algo que todavía pudiéramos hacer —con tu participación,
por supuesto— para AA #3…
Abrazos,
Vicente
Jiménez
From: VWJimenez@aol.com
Sent: Monday, February 20, 2006 4:01 PM
Subject: Check out La Habana Elegante - La más
verbosa
Querido Floriano,
No conozco bien a Edmundo Desnoes. Te envío, por lo tanto,
un anexo (en formato Word.doc) que contiene una breve nota biográfica y un artículo
de Belkis Cuza Malé, directora de Linden Lane Magazine, quien lo conoce bien.
El enlace te llevará a un dossier dedicado a Desnoes por la revista virtual La
Habana Elegante.
Sé que tanto Reinaldo Arenas como Guillermo
Cabrera Infante lo detestaban. Este último lo atacó duramente por incluir sus textos
en una antología que, con el título Los Dispositivos en la flor (1981), se
presentara como la primera antología que recogiera autores de la Isla y del exilio.
Entre los escritores de la Isla incluidos aparece, muy prominentemente, Fidel Castro.
Después de estar 20 años fuera de Cuba, sin jamás haber condenado el régime de Castro,
regresó a la Isla en diciembre de 2002, a los 72 años de edad. No sé si aún está
en Cuba, ni siquiera si vive todavía.
Recuerdo una anécdota de los años 80, en
que invitan a Guillermo Cabrera Infante a un panel en un acto que tenía lugar en
una universidad norteamericana. Cabrera Infante, al descubrir que Desnoes también
forma parte del panel, rehusa tomar parte en aquel acto y se retira del escenario,
no sin antes denunciar a Desnoes como agente castrista.
Creo, por mi parte, que como escritor Desnoes
es, definitivamente, una figura menor en las letras cubanas.
Abraxas,
Vicente Jiménez
*****
Edição preparada por Floriano
Martins. Página ilustrada com obras de Arshile Gorky (Armênia, 1904-1948), artista
convidado da presente edição.
*****
Agulha Revista de Cultura
Número 124 | Dezembro de
2018
editor geral | FLORIANO MARTINS
| floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO
SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão
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