sexta-feira, 15 de março de 2019

ALFONSO PEÑA | Ludwig Zeller: “Apoyado en la piedra de la noche…”


LUDWIG COMO FARO… | No es fácil opinar sobre “el libro de vida” de Ludwig Zeller. Hay que ponerse de frente a los diversos temas, los análisis, a su poesía escrita y visual, sus traducciones de poetas alemanes, su propia poesía vertida a varias lenguas, las firmes y contundentes respuestas y comentarios en las entrevistas que están diseminadas en periódicos, revistas, y libros en muchos ámbitos e idiomas… No se diga su inagotable trabajo como editor, creador y animador de revistas y editoriales, organizador y curador de exposiciones tanto en su Chile querido como en Canadá y MéxicoO su activa participación en cientos de exposiciones planetarias y su creación colectiva al lado de su compañera la pintora y escritora Susana Wald y otros artistas solidarios…
Sin embargo, es primordial resaltar su participación en el Surrealismo Internacional desde mediados del siglo XX. A nuestro poeta se le asocia de un modo elocuente como uno de los artistas más connotados y renombrados del surrealismo. Y no es una etiqueta, ni un adorno periodístico, porque la senda y camino de Zeller fue adoptar desde los inicios al “Surrealismo como un modo de vida…”. El poeta lo subscribe: “El surrealismo es una herramienta por medio de la cual es posible calibrar múltiples aspectos, no solo del lenguaje o de las artes visuales, sino también como una concepción total de la vida…”. Enrique de Santiago –uno de los mayores exégetas de la obra de nuestro poeta– lo sintetiza y puntualiza: “Podemos apreciar en este poeta lo que constituye la síntesis
del pensamiento y de los deberes del surrealismo, llevando además sus metáforas sin restricciones a los campos de la mirada tales como la poesía visual y la plástica, para esto usa todos sus recursos que les otorga la geografía durante la exploración de lo desconocido: sus vehículos son la mediumnicidad, el delirio, el espejismo, el sueño, en fin, cualquier elemento que sirva para transgredir las fronteras de la realidad, donde hemos congelado nuestras posibilidades y que en un acto racional, avanzamos hacia aquello que denominamos lo irracional, pero que a la luz de la historia empírica, es una extensión potenciada de la racionalidad.”
Ludwig Zeller es un caminante incesante, siempre con el aspa de la luciérnaga alumbrando los recodos del camino, enfocando las grietas, los intersticios por donde puede saltar –o danzar– para vislumbrar la magia, lo maravilloso que luego trasladará o irá a prefigurar sobre los papeles antiguos, con trazos de alquimista, con tijeras lúdicas que irán formando mundos paralelos, ciudades imaginarias, seres de dimensiones secas y mojadas, con olor a arena del desierto, con sus sueños a cuestas, con los horizontes como oasis imaginarios, genealogías glaciales, mecanismos anti mecánicos, metáforas del amor y la búsqueda de la pócima alucinante y mandragórica…
Ludwig como faro, hacedor de formas y universos, constructor de senderos, gran arquitecto de la imaginación… Hasta aquí este breve esbozo de sus relatos magnéticos, de su figuración subversiva, de las palabras que destilan conocimiento…

NOVENTA VUELTAS… | No son noventa vueltas al globo terráqueo, ni noventa mundos en un instante, son, ¡sí señores y señoras! ¡Las noventa vueltas del querido poeta Ludwig Zeller!
Tenemos que festejarlos de todos los modos posibles; que remarquen y subrayen sus signos mágicos, sus invenciones maravillosas, sus epigramas y collages que circulan por nuestra mente con sus revelaciones, sus secretos en las flores del desierto, en los gusanos de seda, las salamandras, los micro organismos, sus composiciones heterogéneas, la música del mar, las zoo genealogías, y la “Ceremonia mnemotécnica”:

Se vuelve como una piedra al agua turbulenta
Buscando una imagen perdida en la memoria
A la madre que nos espera en la infancia lejana.
Se recuerdan los rostros al escuchar una canción antigua
Se retorna con temor a lo que se ha transformado para siempre
Se escuchan las mismas, sigilosas palaras, del amor repetido,
Se trazan nombres, sobre el papel, que no son sino espuma.

Se vuelve a encontrar amigos perdidos para siempre
Se presiente la primavera aspirando el aire límpido,
Se retorna a la piedra cubierta de inscripciones y de enigmas,
Se grita hacia el desierto, laberinto que desconocemos,
Se vuelve y de revés, se quisiera tener conciencia del retorno.

Se vuelve, pero en verdad se avanza en una espiral que continúa,
Se cae en la nostalgia sin que podamos repetir lo ya vivido,
Se vuelven a ver sílabas en los espejos, niebla de lo invisible.
¿Pueden volver los días, la miradas? Quizás el tiempo
Es sólido y remos cuerpos y almas dan al borde de un filo
En donde nos arroja la resaca, la raíz del olvido.

“Hoy aquellos que lo conocemos y que hemos gozado de su generosa y valiosa amistad, junto a otros poetas y artistas jóvenes que lo admiran, hemos decidido celebrar sus 90 años de vida, de la manera que a él le gusta, dialogando con poesía, imágenes y surrealidad. Este libro es testimonio de nuestro cariño y admiración hacia quien sin duda es un referente poético de ambos siglos”.
Esa es la imagen rediviva del poeta en la solapa del volumen LUDWIG ZELLER: Componiendo la ilusión, un diálogo antológico en sus 90 años.
Desde el inicio, el volumen es un modelo de buen gusto, sobria propuesta gráfica y una trama apasionada sobre la figura estelar del artista Ludwig Zeller.
El pórtico del libro es un versado texto de Enrique de Santiago. Este poeta fiel a su estilo y amplísimo conocedor de la obra de Zeller nos lleva por los caminos, y senderos –como buen guía– y paso a paso nos va revelando señales luminosas, vínculos, nos da pistas, para entender y asimilar de un modo preciso la creación de este artista brillante y seguro de su creación. En este contexto la visión de Enrique sobre la obra de su amigo es totalmente comprensible, se trata de decir con palabras austeras y precisas el significado de alrededor de 70 años dedicados a la experimentación poética, la búsqueda de un lenguaje, los correlatos visuales y la armonía y simbiosis entre trazos, ángulos, líneas, curvas, fusiones, rupturas, recortes, metáforas, símiles, sueños, visiones, hasta lograr de un modo propio y característico su propia expresión artística, que contribuye a la formación de un estilo, una cosmogonía, una surrealidad, que ha despejado claraboyas, escotillas y sotabancos a los que vienen detrás, no como comparsa mediocre, sino como danzarines y corifeos que se inspiran en la musicalidad de sus creaciones…
A lo largo de las páginas, la organización antológica, como una suerte de bitácora da cuenta de la “Biografía” que es un recorrido por datos literarios y artísticos de un modo resumido y una cuidada galería de fotos de algunos de sus períodos.
De seguido, como una construcción onírica se despliega un exquisito abanico de “Collages y Poemas” de Ludwig Zeller. En un promedio de treinta páginas enfrentadas viajaremos por algunos de sus poemas emblemáticos y los fabulosos y míticos collages. Bajo esta intencionalidad, es un enorme acierto de los editores que seleccionaron piezas de indudable valor artístico y todas con el sello iconográfico del creador de “Sentar cabeza” (caligrama) y “Sin entender de dónde viene y a dónde va” (collage), la serie con la que comienza el apartado en mención.
El último segmento del volumen está conformado de “Poemas y trabajos visuales dedicados a Ludwig Zeller”. Veinte artistas chilenos exploran temáticas como la infancia, la soledad, el inconsciente colectivo, sus alegrías y tristezas, el paisaje maravilloso y otros argumentos, al igual que ciertas obsesiones. Todos estos elementos se nos presentan como un gran collage con sus diversas vertientes y estanques verbales y visuales.
Sin embargo la partitura no finaliza en este punto ya que la pirotecnia se instala en otro festejo.  Simultáneamente, se presenta la exposición con el mismo nombre del volumen antológico: Ludwig Zeller componiendo la ilusión y que configura un listado sobresaliente de participantes de Europa y Latinoamérica, incluidos artistas chilenos. Bajo la tutela de Enrique de Santiago –curador de la muestra–, una treintena de creaciones: acrílicos, serigrafías, collages, técnicas mixtas y arte objetual, conforman una pluralidad de voces, con lenguajes figurativos, abstractos y mixturados, donde también predomina la musicalidad, lo gestual, todo como una suerte de “homenaje y diálogo”: Felices 90 amigo y maestro.



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EDIÇÃO COMEMORATIVA | CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidado: Yves Tanguy (França, 1900-1955)


Agulha Revista de Cultura
20 ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 130 | Março de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
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revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
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