Decir que el Surrealismo hoy en
día es una “escuela” o una tendencia unilineal sería un exabrupto. En nuestras condiciones
donde el mundo explora múltiples visiones y busca en verdadero cruce de estéticas,
antes que formularse un dogma, vale la pena repensarse como un mundo abierto, cosmogónico,
aleatorio, múltiple, un estado de pensamiento fractal donde todo se aborda de múltiples
facetas, contornos, honduras y asechanzas.
Ya desde el Dadaísmo se intuía
una postura crítica contra los convencionalismos estéticos, actos de anarquía poética,
de lucidez anti marcos y anti definiciones estanco. El surrealismo con su postura
de escritura automática, ofrece un antirracionalismo de lógicas pobres, de mentes
escuetas y rígidas. Estas expresiones van más desde lo emocional, lo diverso, una
apertura psíquica y un buceo hasta el fondo de lo onírico. Nada firme o estético,
siempre plural y dinámico.
Cuando Guillaume Apollinaire, en
1917, acuña el término, en el musical “Parade”, con música de Erik Satie, con diseños
de Picasso, con textos de Jean Cocteau, que resultó ser un escándalo memorable,
inicia una apertura hacia una literatura nueva, en medio de las dificultades de
la guerra. Muchos artistas se han sumado a ese mundo abierto, una súbita magia,
una lámpara parlante, una plástica entre lo lúdico y las verdades no tocadas por
la realidad plana y monda. Breton le da carta de presentación con su manifiesto
en 1924. Más muchos seres como Duchamp le abren sus boquetes, lo experimentan hasta
lograr una lógica hechizada.
Seres como Dalí, iniciadores de
una fuerza imparable, aunque se haya convertido con el tiempo en la figura controvertida
de Avila Dollars, como lo llamó posteriormente Breton. No podemos negar la influencia
con su “método paranoico crítico” y su texto el “Asno podrido” (1929), que marcó
una rebeldía contestataria en el arte en su momento. En la misma reunión de excomunión,
no podría sentirse un clima más performatico, con sus trajes y sus ceremonias. La
carta de expulsión por Bretón, Hérold, Hugnet, Oppenheim, Peret y Tanguy, situación
que el mismo Dalí la convirtió en un acto a favor y en su creatividad desmedida
también en su afán protagónico y su interés de negociante, creó un excentricismo
comercial muy marcado.
Man Ray, Meret, Oppenheim o Masson,
también son artistas fundamentales a la hora de entender este movimiento artístico
que se hizo extensible no sólo a la pintura sino también a otros campos. De esta
manera, hay que subrayar que al cine llegó de manos de ilustres directores. Unos
creadores como Luis Buñuel, Miró, Max Ernst, Remedios Varo, Leonora Carrington,
Dorothea Tanning, Pierre Naville, Georges Bataille, Louis Aragón, Roger Caillois,
muchos de ellos persistentes y otros que se volcaron otras experiencias poéticas
e intelectuales. Una inmensa relación entre literatura, artes plásticas, cine, danza
y música, haciendo de esta experiencias algo revolucionario para su época y que
sigue siéndolo en la medida que es un acto renovador por excelencia.
Es desde esa poli presentación,
esa nube de actores del Surrealismo que no se puede hablar de un Surrealismo. En
1925, Bretón se inscribe al partido Comunista, eran épocas difíciles, crea una mirada
poética surrealista muy infundida por la política y los compromisos con una actitud
anti fascista. Más no faltaron quienes se opusieron, desde un punto de vista más
estético que de una línea de partido. Muchos
otros intentaron hacer una relación entre la ciencia y el Surrealismo, algo donde
había una exploración de temas no tocados por el racionalismo directo. Por ejemplo
Georges Bataille, Caillois, Bachelard, Michel Leiris, que fundan en 1937 el Collége
de Sociologie, de postura anti nazi, pero con un claro deslinde de partidos.
Luego aparece una pléyade exquisita
de artistas pintores, fotógrafos, cineastas, poetas, músicos de gran valía en nuestro
pasado siglo XX. Entre ellos algunas mujeres que son poco mencionadas. Y de las
cuales tengo una bella lista para poder seguir y conocerlas más. Como Gertrude Abercrobie
(1909-1977), de Chicago, entre el arte y el jazz, en una bella amistad con Charlie
Parker. Elieen Forrester (1999-1991), argentina británica, artista entre el collage
y las formas orgánicas. Rachel Baes (1912- 1983), pintora belga, que trabajó mucho
alrededor del grupo de René Magritte. Emmy Bridgwater (1906- 1999), artista y poeta
inglesa. La ya mencionada Leonora Carrington (1917-2011), británica amiga de Max
Ernst, pintora y escritora. Ithell Colguhoun (1906-1988), surrealista también británica.
Leonor Fini (1907-1996), nacida en Buenos Aires, vivió en Francia, gran pintora
y fotógrafa. Valentine Hugo (1887-1968), ilustradora, casa con el escritor Jean
Hugo, gran activista dentro del Surrealismo entre 1930 y 1936. Breton decía de Frida
Kahlo que era surrealista mexicana, ella siempre rechazó dicha etiqueta, pero para
muchos se tiene por una de ellas. Greta Knutson (1899-1983), sueca casada con Tristan
Tzara, gran promotora del Surrealismo. Maruja Mallo (1902-1995), española influenciada
por el Surrealismo. Margaret Modin 1927-1998, de Estados Unidos que pasó parte de
su vida en España. Manon Potvin (2000), franco-canadiense, dedicada a una pintura
fantástica con la naturaleza, Alice Rahon (1904-1987), franco mexicana que motivó
el Surrealismo en México. Kay Sage (1898-1963), se casó con el surrealista Yves
Tanguy, dedicada a paisajes oníricos. Eva Syankmajerová (1940-2005), ceramista,
cineasta, de origen checo. Dorothea Tanning (1910-2012), escritora, poeta, pintora,
escultora, grabadora, norteamericana, del círculo de surrealistas de Nueva York,
compañera de Max Ernst. Bridget Bate Tichenor (1917-1990), nacida en Paris de familia
británica, dedicada a un arte fantástico sorprendente. Elisa Breton (1906-2000),
escritora, artista, tercera esposa de André Breton, franco-chilena. La inconfundible Meret Oppenheim
(1913-1985), germano suiza, sus esculturas en pequeño formato se hicieron famosas.
Mimi Parent (1924-2005), famosa por sus objetos imagen, pintura collages y escultura.
Con esto quiero resaltar que no
existe un Surrealismo sino Surrealismos, que hay vertientes, floraciones, híbridos,
juegos y metamorfosis en un gran número de aristas, entre ellas unas grandes olvidadas
como fueron las mujeres surrealistas.
Uno podría presentar en el mundo
latinoamericano figuras como Olga Orozco, Enrique Molina, Aldo Pellegrini, Julio
Linás, Francisco Madariaga, Raúl Henao, Floriano Martis, Alejandro Puga, Oliverio
Girondo, Juan Antonio Vasco, María Meleck Vivanco, Carlos Latorre, Juan José Ceselli,
junto con otros menos mencionados como León Gontran Damas, de Guyana, Margaret Randall
de Estados Unidos, Thelma Nava de México, por sólo mencionar unos cuantos.
Amirah Gazel y Alfonso Peña proponen
un Surrealismo múltiple y vivo carente de ortodoxias y militancias estáticas.
América es un continente surrealista,
lo han dicho muchos de los más vitales participantes que han llegado a sumergirse
no sólo en sus oceánicas formas, en sus selvas y en una geografía abrupta y llena
de sorprendentes hallazgos. Desde la revista Qué, editada por el poeta Aldo Pellegrini, pasando hoy en día por la
exposición Las Llaves de deseo, Costa
Rica, 2016, ha pasado una enorme cantidad de experimentadores audaces y renovadores
que hacen de nuestros surrealismos una experiencia estética no sólo bajo el automatismo
que salta, se recompone y se hace como una experiencia casi chamánica y de comunicación
con poderes naturales pocas veces frecuentados en Europa. Desde el inconsciente
por donde navegan nuestras pasiones y deseos, pasando por la riqueza de lo mítico,
el mundo onírico salvaje y natural, donde siempre existen otras realidades en esa
inmensa capa hojaldre de geografías y personas.
Rayamos con la brujería, con las
leyendas que se hacen vivas y se manifiestan en lo cotidiano, con un deseo de libertades
y de anarquismos que se reinventan y se transforman en hacer visible lo invisible
y de tocar lo intangible con lo orgánico, la carne, el erotismo, el humor y la fiesta,
con un mundo rasgado entre violencias y hecatombes.
No hay surrealista que no procure
un cambio, que no exalte sus delirios, que no se manifieste con furia y con amor
con el planeta. Más no siempre están bajo la égida de un partido o una secta, por
lo contrario se demarcan, se deslindan, se hacen libres y en América hemos tenido
ese sentido cruzado entre la vida pasional, la libertad y la cercanía con una geografía
deslumbrante.
Pensemos en Cuba con la revista
Orígenes y el liderazgo de José Lezama
Lima, sin ser abiertamente surrealista su escritura y la labor que iniciaron es
de apertura, un sentido de búsqueda en profundidad cuando dice: “La grandeza del
hombre consiste en que puede asimilar lo que le es desconocido”, integrarse como
trasmutaciones libidinosas y sensoriales con el mundo del afuera, la belleza de
lo común hecho azar de hallazgos poéticos.
Siguiendo ese misma línea está
el poeta del Brasil Floriano Martins, director de Agulha Revista de Cultura cuando sostiene que el surrealismo no es una
escuela… “es una obsesión vital, una exaltación de las condiciones radicales, y
en ese marco se dieron actitudes que pueden asumir la máscara de un dogma”.
Muchas veces se ha confundido ese
papel primigenio del carácter surrealista, con antiguas querellas, confrontaciones
y debates donde se han puesto cicatrices y expulsiones, más el sentido intacto del
hecho surrealista es lo menos dogmático sin ser tolerante con el oprobio, la desigualdad
y la segregación, con una carga imaginativa vigorosa y nada acartonada.
El compilador Stefan Baciu, en
su Antología de la poesía surrealista latinoamericana,
1974 y en Surrealismo: preguntas y respuestas,
1979, da claras muestras de apertura y establece como poetas surrealistas a personas
que no estaban dentro del canon estricto de los manifiestos franceses.
Martins subraya muy bien el canto
y la poética antillana, como algo proclive al surrealismo, como el poeta de Martinica
Aimé Cesaire, entre el mundo mágico y los cantos profundos míticos de los afro-descendientes.
Como Etienne Lero y León Gontran Damas, entre otros. Los surrealismos en este caso
besan el amor y la vida integral de los humanos con la tierra.
En ese cruce indescriptible se
suman la poesía beatnik, El techo de la ballena, en Venezuela, el Nadaismo, en Colombia,
Opium, en Argentina, los integrantes de
Eco Contemporáneo, también de Argentina,
junto con El Corno emplumado y City Lights
de México, la poética de Roberto Piva y Claudio Willer, en Brasil, unas manifestaciones
estéticas con gran influencia surrealista, existencial y a la vez bajo la sombra
del mayo del ‘68 francés. Profundamente antibélicos, anarquistas, contestatarios
y desbordados en una literatura expandida que va más allá del libro y se entrelaza
con el performance, el graffiti, la música, el cine y la plástica.
La grandeza de las propuestas poéticas
de Juan Sánchez Peláez, Emilio Westphalen, Humberto Díaz Casanueva, César Dávila
Andrade, Eunice Odio, Juan José Ceselli, Braulio Arenas, César Moro y Marosa di
Giorgio, nos dan una muestra de esa plurivariedad surrealista de nuestro continente.
La obra de Roberto Matta, de Chile,
que estuvo en Francia y fue aliado de los surrealistas, es indiscutible su generosidad
y fuerza. Un extraño hibrido cultural entre afro-cubano y cultura china, Wilfredo
Lam, es una síntesis entre occidente y tradiciones afro míticas. Agustín Lazo Adalid,
de México con su obra entre cotidiana y mística, entre lo popular y la magia, hace
un surrealismo pionero en su país.
Todo esto, desde luego, sigue siendo
un concepto abierto, insisto no de escuela, sino de signos de vitalidad y apertura
mental, no existe un surrealismo sino surrealismos. En este entretejido de vivencias
cotidianas, en ese caleidoscópico mundo del arte, no podríamos decirnos que existe
una sola realidad como una sola surrealidad, para ser algo más perplejos con el
concepto.
En Colombia, aparte de una picaresca
historia narrada por Carlos Lozano actor Colombiano, que estableció una amistad
poco usual con Dalí, desde 1969, en el hotel Meurice de Paris, que duró 20 años
y que lo narra en un libro escrito por él, poco se sabe de contactos directos con
surrealistas en Europa con Colombianos.
En una hacienda de pura raigambre
campesina típica de la colonización antioqueña, nace Luis Vidales, Rio Azul en Calarcá,
Quindío, 1904 un 26 de julio. Un poeta que revolcó la literatura local, que tiene
un gran parentesco con algunos surrealismos, en medio de la revolución industrial
e intensas guerras fratricidas, saca un libro detonante. Suenan Timbres, rompe con la parsimonia y el modernismo decadente, con
un falso romanticismo decimonónico, su libro fue desconocido por la crítica ultraconservadora
y sólo hasta el año de 1976, le dan su debido reconocimiento y valor. Es tal vez
un acercamiento al experimento europeo más afín y más contemporáneo a ellos, que
se da en Colombia. Una obra donde se rescata la lúdica y el verso irónico y el humor
como propuesta, donde rompe con el lloriqueo y una falsa melancolía de versos de
salón.
Para algunos poetas como dice Ramón
Cote Baribar, el legado de Álvaro Mutis es de un surrealismo a lo americano, una
americanización surrealista, que él conoció sus raíces cuando estuvo en Bruselas
y en Francia. Donde hechos normales parecen extraordinarios, las intensas lluvias
sobre los techos que parecen naufragar y los ríos caudalosos y las tierras húmedas,
descritas con profundo sentido poético que raya con lo fantástico y lo inverosímil,
pero que son esas realidades ocultas, existentes que abundan en nuestras geografías.
Indudablemente un poeta experimental
y trasgresor fue León de Greiff, pero merece caso aparte, en tanto que su afán no
era tan surrealista, hacia más bien un énfasis en la quiebra del lenguaje, en la
renovación y trasgresión de los vocablos, en una suerte de invención paisajística
de su realidad entre la musicalidad y la ironía, lo bufo y lo trascendental, en
un rico tejido verbal.
Más proclive a un dialogo con las
nuevas propuestas fue Gaitán Durán, que bebió de fuentes originales tanto de poetas
como Bretón así como Valéry, Rimbaud y otros, más su búsqueda era la de un clasicista
comprometido con su historia, un intelectual independiente y lúcido, era un perfeccionista,
con una calidad de autocrítica audaz, “pulía, organizaba y desechaba” con gran escrúpulo
como escritor comprometido con su época.
La revista Mito nos abrió cantidad de ventanas a una
nueva literatura que poco circulaba en nuestro medio. Junto con sus amigos Eduardo
Cote Lemus y Hernando Valencia Goelkel, más épicos, más de la imagen objetiva y
el sentir histórico, aunque nos enseñaron mucho por su carácter internacional y
su apertura con muchos poetas del mundo.
Raúl Henao se ha declarado abiertamente
surrealista, poeta caleño que nació en el año 1944, gran viajero por varios países,
y residente en la ciudad de Medellín. Con su poesía y sus ensayos ha defendido las
puertas de la percepción mágica, más allá del diablo y dios, es la reivindicación
de poeta a través del Samadhi, el verbo
y la pesadilla, una declaración de estrategias poéticas y espirituales, con una
gran carga surrealista.
En el caso de Jhon Sosa, yo diría
que es no sólo poeta, su vida es surrealista, entre cometas al viento, excursiones
para hablar con los árboles, las exposiciones de escultura en el aire, proyecto
como Labios del Cielo, la revista Punto Seguido. Nacido en el año de 1953,
en Medellín, Colombia, su poesía de un corte urbano total, desarraiga fonemas, deconstruye
dichos de uso diario y los coloca en un mundo fascínate entre la música y la palabra
descarnada, directa y a la vez poliforma, con connotaciones diversas.
En el caso de Oscar González, profesor
universitario y crítico de arte, partícipe de la revista surrealista Punto Seguido, nos alcanza a decir en una
entrevista reciente:
–Ya no se trata– o por lo demás, para mí, nunca se ha
tratado de saber o determinar si el Surrealismo existe o no; o de saber con exactitud
si ha sido o no un movimiento. Ya el hecho principal no es la historia del movimiento.
[…] Tenemos una historia del Surrealismo que todavía no “poseemos” y es la que se
realiza constantemente; la interminable construcción del Surrealismo. Yo diría que
los principios bretonianos, nunca requirieron una obediencia total […] Dentro de
esa ortodoxia había libertad, […] necesidad de escándalo, de crítica, de irreverencia,
y de contradicción. Todos los principios surrealistas son el resultado de una necesidad
inalienable de cambiar el mundo, de transformar la realidad, de construir una sensibilidad,
un orden sensible y un “ordenamiento sublime” como lo llama Buckminster Fuller”.
Otro escritor que su vida misma ha sido surrealista, con sus alumnos y con sus amigos,
siempre con una postura crítica sagaz, no carente de humor e irreverencia.
El poeta
Carlos Bedoya es un juego de acertijos y entramados con la música y el eros, entre
la experiencia sicotrópica, alucinatoria, la lúdica y un humor corrosivo y delirante,
ha abordado el ensayo filosófico, la traducción, la poesía y una poderosa empatía
con el sarcasmo como filium poético, hacen de su surrealismo un entrañable amigo
siempre sorprendente.
Fernando
Cuartas, en mi caso soy surrealista por encantamiento y lúdica creativa. Desde infancia
mi casa fue un festín de imágenes, donde hubo circo y misas, libros y niños, mi
madre fue educadora, mi padre un amigo de “todos” recogía perros y gatos, circos
en quiebra, algunas personas medio enajenadas. Mi vida se metió entre libros y poteros
entre un laicismo consecuente nada dogmático de mi abuela y unas amistades medio
anárquicas de juventud. Mi poesía es un reflejo de vivencias, más hay mucho componente
onírico, muchas sombras y alucinaciones por donde ya he pasado.
El surrealismo
en Colombia sigue siendo inclasificable como todo surrealismo. Uno podría llegar
a pensar que el mismo Juan Manuel Roca, es afín a unas ciertas maneras de ser surrealista,
su capacidad de hacer una apuesta por las libertades desde lo imaginario, que lo
hacen superar el remoquete de generación desencantada y estar entre los poetas de
una lucidez inconfundible y una mirada sobre su país cargado de contrastes y obsesiones
entre la guerra y la paz. No deja de ser un ejemplo fehaciente de lo afirmado anteriormente.
Lucia
Estrada, junto con su hermano Pedro Arturo Estrada tiene una evocación surrealista,
con creación de imágenes poéticas fascinantes y profundas, exploraciones entre los
valores ocultos de las palabras, los resquicios donde la mirada aparentemente no
llega, el sentido oculto de las cosas.
La mayor
parte del grupo Nadaísta, no era propiamente surrealista pero si encarnaban posturas
similares en cuanto su capacidad contestataria y su crítica a lo establecido.
Gonzalo
Arango era más un publicista y un desenfadado locuaz, con una poética algo panfletista,
pero con una gran capacidad de convocatoria y opciones de armar grupos. Más cercano
al surrealismo fue Amílcar Osorio Gómez, conocido como Amílkar-U, con sus poemas
más cercanos a las imágenes oníricas y centelleantes, libres y cargadas de un lirismo
diferente a lo conocido hasta el momento. Revela y oculta, expresa lo esencial,
poemas breves, cargados de amores en destierro, en oquedades nocturnas, en fiebres
de abandono y rechazo.
En Raúl
Gómez Jattin, se reúne el loco y el poeta, el desorden altivo y el dramaturgo existencial
deambulando por su presencia fragmentada y alucinante. Parece despojarse de sus
vestiduras conceptuales, de los ropajes del lenguaje convencional, salir desnudo,
escueto y libre, hablando solo, desnudo solo, deambulando solo en las ciudades más
represoras y crueles, su biografía es la marca de un malditismo con la que fue coronado
después de ser vilipendiado como un vagabundo estelar. Su obra es un canto a la
muerte y a la resurrección, siempre agobiado y desertor, un exilado de sí mismo,
atribulario y agónico pero feroz y compulsivo, su obra más que una manera de buscar
en las hondonadas de la existencia, es un acto existencialista para sumergirse en
sí mismo, para buscar ese otro yo interior que le amenaza y lo discrimina, un poeta
angustiado, cercano a el mundo precario de un Antonin Artaud a lo criollo, silenciado
y lleno de alaridos, bello y fascinante, pero atravesado por la muerte, como una
constante entre lo erótico y la perturbación de los ocasos.
La lista
siempre será desigual y complicada. A los cien años del surrealismo hoy en día sólo
reivindicamos su soltura, su magia sobre la vida cotidiana, la linterna esperanzadora
sobre los recovecos más oscuros de la existencia, la lucidez para hablar desde lo
insondable, la capacidad de amor sobre el planeta, y el ejercicio constante de la
imaginación, el humor y el eros como una liberación.
*****
EDIÇÃO COMEMORATIVA
| CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Artista convidada:
Rachel Baes (Bélgica, 1912-1983)
Agulha Revista de Cultura
20
ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 143 | Outubro de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO
SIMÕES
ARC
Edições © 2019
Nenhum comentário:
Postar um comentário