• CARLOS BARBARITO | Vinte años no es nada
Veinte años no es nada – canta
Carlos Gardel. Pero son veinte años, uno antes del nuevo milenio, entonces yo tenía
cuarenta y cuatro y no me dolían, o me dolían menos, los huesos. Cierro los ojos
y trato de recordar cuándo supe de Agulha
Revista de Cultura, de Floriano Martins. No lo logro. La memoria es algo complicado –canta Luis Alberto Spinetta. Resulta
paradójico: por entonces yo era un tanto menos escéptico que ahora y es ahora cuando
debiera yo celebrar ciertos y felices logros –tengo material para varios libros,
trabajo en un nuevo libro de arte–. Pero
no. Esto no impide, afortunadamente, que salude un nuevo aniversario de Agulha y abrace, a la distancia a Floriano,
con quien no hubo hasta hoy un encuentro personal para darnos la mano, conversar
y beber café o alguna bebida espirituosa.
En Agulha encontré, desde el primer momento,
un espacio donde acomodar mi flacura. Y si fuera gordo, también hubiera hallado
un lugar. No sólo delgadez, también mi tono
próximo a la locura, mis obsesiones, mi frecuente sensación de no calzar, cuadrar,
lo que me arroja a la intemperie –a la
que temo–.
Agulha, entonces, una casa mientras afuera llueve
y sopla el viento. Lo dije en alguna parte, son varios los que me afilian al Surrealismo
cuando, creo, entro y salgo de él. Pero, lo pienso, deben tener cierta razón: el
Surrealismo es, mire donde lo mire y diga lo que diga mi poesía, es faro, aduana
favorable, referente. Como lo es Agulha Revista
de Cultura, que cumple una edad juvenil, deseosa, perfecta para el viaje y el
amor.
• EDUARDO
MOSCHES | Una aguja que crea tejidos literarios
Las revistas son el centro vivo de una cultura en movimiento,
en un momento dado crean el entorno que estimulan la lectura, la escritura y la
investigación.
Instigando y provocando, la discusión, la crítica y la polémica,
en los cuerpos vivientes de una sociedad y una cultura. Son el presente por donde
transitan las ideas y la cultura de un país; en fin, son, en el fondo, el espejo
que refleja la luz de una tradición literaria.
Las revistas han servido de refugio –o plataforma– a muchas generaciones y movimientos literarios, y de ahí que han constituido
instituciones literarias esenciales en el devenir y perfil de no pocas tradiciones
culturales.
Algunas dejaron una impronta o huella en la memoria editorial
y cultural de una región, país o continente.
Y una de estas revistas, que son las que marcan huella profunda
en el conocimiento y en el intercambio entre escritores de los diferentes países
de nuestro subcontinente, y en los lectores amantes de la literatura, es la brasileña
Agulha Revista de Cultura, la cual cumple 20 años de existencia.
Una revista, creación e impulso de Floriano Martins, poeta, editor,
traductor y artista plástico, que ha acompañado e impulsado un intenso acercamiento
a las literaturas en español, de los países de la denominada Latinoamérica. Ha provocado
y espoleado la ruptura del desconocimiento entre las escrituras escritas en portugués
y en español, limitando sustancialmente, la ignorancia entre las creaciones y los
creadores en nuestros espacios existenciales.
Descomponer las fronteras del desconocimiento – La revista ha
acogido a cientos de escritores y muestras importantes de la creación literaria
en español y en portugués. Ha contribuido a tejer el panorama de las letras del
continente.
Un saludo y reconocimiento a estos 20 años de tarea intensa y
constante, y el pleno deseo de que Agulha Revista de Cultura continúe siendo
expresión persistente de la devoción y la entrega a la literatura y su difusión.
• NELSON DE PAULA |
Agulha no palheiro
Somos todos humildes viajantes no tempo.
Por enquanto,
atrelados a este mundinho por força da gravidade e da incapacidade de criar meios
de transporte mais adequados ao universo.
Inerente
aos limites da telemetria, há também uma acomodação genética ao redor do alimento
e da água.
Como tendas
no deserto, as cabeças pensantes se encolheram debaixo dos turbantes, muitas vezes
transubstanciados em vendas.
Por isso
mesmo, alguns visionários se lançaram contra o tempo. Ou melhor, a favor das ondas
inexoráveis da temporalidade.
Se nas
viagens pelo espaço, uns dos problemas é a ausência do ar – eles se depararam com
um problema novo: a Inteligência rarefeita.
Por muitas
circunstâncias diferentes, a nossa nave entalou no predomínio da mediocridade, no
culto ao mediano.
A lama
parou as hélices e a proa, antes voltada para o Infinito, murchou, tal qual espiga
de milho embolorada.
Estranho
corte na superfície da Eternidade. Após, antever o império dos sentidos as luzes
da ribalta se apagaram e sobrou um cantinho burocrático, regido pelo carimbo dos
donos do cartório.
Nesse
pano de fundo fantasmagórico, mas não surreal, pelo contrário, real demais, os ventos
de noroeste rarearam, impedindo as chuvas de fertilizarem o solo.
A grama
virou palha. E foi sendo empilhada pelas sucessivas safras de vinhos apenas toleráveis.
Um ou
outro buquê diferenciado. Graças ao bom Senhor!
Confesso
que tive momentos de grande desânimo.
Vontade
de envelhecer longe de tudo.
O cansaço
do guerreiro é algo imenso. Batalhas não têm sabor.
Memórias
repletas de feridas, não formam novos sonhos.
Nem pesadelos.
Apenas
falta de movimento.
Talvez
seja o limbo.
Ou o pântano,
onde lentamente vão desaparecendo as possíveis futuras fadas.
Então,
em uma curiosa manhã de brisa, resolvi remexer aquela palha velha toda, antes que
pegasse fogo.
E não
é que achei uma agulha!
Fiquei
imensamente curioso.
Será que
dava para colocar uma linha e costurar os buracos do meu coração.
Escolhi
um ótimo fio lilás e passei pelo buraco, com muito cuidado.
Rapidamente
comecei o trabalho.
Lógico
que passei dos limites, entusiasmado pela oportunidade.
Bordei
arco-íris, cachoeiras de metano incandescente e grous com cara de tacho.
Uma beleza.
E compartilhei!!!
Violando assim, o limite principal da máquina do tempo – potencializar o instante,
criando uma escada acima da torre de babel.
Lembrei
da história do camelo. Escolhi o maior que achei. E tentei passar.
Passou
ele mais uma inteira manada de criaturas fantásticas.
Editoração
em cinemascope, para quem ainda lembra o que é isso.
Porta
para outros mundos. Sem restrições.
Fiz amigos,
troquei experiências.
Respirei
consciência.
Cumplicidade.
Sem vassalagem.
A nada.
Amizade.
Acima
de tudo.
E entrelinhas.
Onde se
lê o que se quer.
E onde
se grava uma rota para qualquer lugar.
Segura
não, mas emocionante.
Ainda
mais, quando tudo se desenrola a partir de uma espiadela pela fresta.
Do ponto
de vista do voyeur, a porta é uma janela.
Por culpa
do buraco da fechadura.
Melhor
ainda, quando o buraco é o da agulha.
Legítima formação de quadrilha.
*****
EDIÇÃO COMEMORATIVA
| CENTENÁRIO DO SURREALISMO 1919-2019
Agulha Revista de Cultura
20
ANOS O MUNDO CONOSCO
Número 147 | Dezembro de 2019
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO
SIMÕES
ARC
Edições © 2019
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