ALEJANDRA BASUALTO (Rancagua, Chile, 1944) es poeta
y narradora; licenciada en Literatura y egresada de Doctorado en Literatura Latinoamericana,
Universidad de Chile. Dirige el taller literario y la Editorial La Trastienda desde
1988. Ha conducido talleres literarios de poesía y narrativa en la Universidad de
Chile, y otras universidades; y en diversas instituciones culturales en Santiago.
Domina el idioma inglés hablado
y escrito. Ha sido instructora de español para extranjeros. Académica
para la Humboldt State University de USA (2000-2006). Ha sido traducida al inglés, francés, italiano,
danés, rumano, búlgaro y mapudungún (lengua de los nativos de Chile), y
publicada en antologías en Chile, Estados Unidos, Canadá, México, España, Francia,
Italia, Dinamarca Rumania y Bulgaria, y ha obtenido varias distinciones tanto en
Chile como el extranjero. También ha sido acreedora de la Beca de Creación Literaria
en Chile en 3 oportunidades.
En los últimos años
ha sido Jurado en diversos concursos literarios del Consejo Nacional del Libro y
la Lectura y en el Premio Municipal de Literatura.
Obras:
Los ecos del sol, poesía, 1970, El agua que me cerca, poesía, 1984, La
mujer de yeso,
cuentos, 1988, Territorio Exclusivo, cuentos,
1991, Las malamadas, poesía, 1993, Desacato al bolero, cuentos, 1994, Altovalsol, poesía, 1996, Casa de citas, poesía, LOM Ediciones, 2000,
Antología personal (1970-2010), poesía,
Ed. La Trastienda, Santiago, 2010, Invisible,
viendo caer la nieve, novela, Ed. La Trastienda, 2012, Cuchillos, poesía,
Ed. La trastienda, 2017, 2017 – De telarañas
y puñales/ Of cobwebs and daggers, plaquette bilingüe, Cuadernos de Casa bermeja,
Argentina / Mago editores, Chile, 2018 – Mujer cinco /
Woman five, plaquette bilingüe, Cuadernos de Casa bermeja, Argentina / Mago
editores, Chile.
ERNESTINA ELLORIAGA (Darregueira,
Argentina, 1954) escribe cuentos para niños y poesía. Su libro La lengua de la
noche fue editado por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador. Su
obra, aunque inédita en mayor parte, ha ganado prestigiosos premios en Argentina
y se ha incluido en numerosas antologías. La poeta ha participado en varios Festivales
de Poesía tanto en su país como en Cuba y Colombia.
ROSSELLA DI PAOLO (Lima, Perú, 1960) estudió Literatura
en la Pontificia Universidad Católica del Perú y pertenece al grupo de poetas surgidos
en los años ochenta. Poemarios: Prueba de
galera (1985 y 2017), Continuidad de los
cuadros (1988 y 2018), Piel alzada (1993
y 2019), Tablillas de San Lázaro (2001
y 2020), La silla en el mar (Premio Luces de El Comercio al Mejor Libro de Poesía 2016).
Fue docente universitaria y dirige
talleres de poesía. Sus poemas aparecen en antologías de poesía peruana e hispanoamericana.
Colabora con artículos y reseñas en revistas literarias, y participa en ediciones
y exhibiciones multidisciplinarias de poesía, pintura y fotografía. Homenaje
a Rossella Di Paolo, en el Primer Encuentro de Escritoras Peruanas (Icpna, 2019).
Premio Casa de la Literatura Peruana 2020.
Personalidad Meritoria
de la Cultura (Ministerio de Cultura, 2020).
1|ALEJANDRA BASUALTO
ORESTES
Madre, tan hondo
resbala el silencio.
Tus labios están
presos del principio de la tierra.
Frío y seco has
de dormir tu sueño
para que yo pueda
levantar los ojos.
Madre, me has hecho
extranjero
y dentro de mi cabeza
una enorme roca
crece.
Soy hijo del desconcierto,
un rostro ajeno
bajo el sol de Argos,
un soñador de islas:
¿recuerdas cuando
tú y yo y las islas…?
Pero hay en tu lecho
un rebullir de sombras
y en tus pies
la sangre no puede
secarse.
Negros augurios
tiñen los muros de palacio.
¡Hijo, las lágrimas
de tu madre
han de lavar las
tinieblas!
Es tarde, madre
hoy me ha parido
la tierra.
ELECTRA
Mi padre ha plantado
su cetro
en el fondo mismo
de la casa:
tú ves cómo le crecen
sombras
todas las mañanas.
Yo no temo a los
muertos
que no ha sembrado
mi mano.
Tú, el origen de
la negra fortuna,
vives el fuego de
las bodas felices
y tus besos ya olvidaron
al que yace trizado
en su leyenda.
Guardo ramos de
hierro en mi garganta,
secretos como los
infortunios de mi hogar,
y en las noches,
los cuerpos del cortejo
abriremos puertas
en la espera:
lentos los pasos
de mi venganza.
LABERINTO
Hacia adentro me
viajo en el puntero
de las cinco de
la tarde:
sumando fragmentadas
evidencias
reaparezco por las
escaleras
y tiemblo.
Pisadas son las
hojas
inquietas las ventanas
de tu laberinto.
En mi mano el hilo
del regreso
y un beso
que no le teme a
los muros.
Afuera la que aguarda
se ciñe su cencerro.
La torre en la penumbra,
los ojos fosforecen
y engrana tu distancia
la taza de café.
La palabra vino
del dorado minotauro
hasta mi verde boca;
el fuego a mis espaldas
trepando sobre el
tiempo
tan breve del decir.
Y en tanto que te
busco en la escritura
se me ha perdido
la hebra de lino.
2|ERNESTINA ELORRIAGA
Ay de mi
de lo que se me niega
ay de mi por ser mujer
a lo que se me obliga
Ay de tí
general
qué te crees
el cuerpo de mi hermano es mi cuerpo
es el cuerpo de mi madre y de mi padre
es nuestro cuerpo
entiendes Ismene?
Ay
he de cruzar tu mandato
no habrá perros salvajes ni jotes
arrojada tierra ungirá su cuerpo
Aquí mismo
en otro tiempo
otros en su ética pecaron
rompieron mandatos
se arrancaron los ojos
deambulan por el tiempo extraviados
Y tú gral de la Junta Militar
nos robas el duelo le robas el duelo
si su cuerpo no está
dónde la poesía
por sobre mi cadáver la dignidad de un muerto
Yo
Antigona
lo digo.
PEGASO ETERNO
De los modos impiadosos de la historia
tu nacimiento
de la cabeza cortada de medusa
brotaste rodando en sangre una flor de carne
en el agua
emergiste blanco por su cuello
indomable
un caballo alado capaz de llegar donde moran
los dioses
La ambición del Olimpo anidaba en las vísceras
de Belerofonte
engañándote subió a tu lomo
su osadía atizó la ira de Zeus que con un
aguijón
hincó tus ancas corcoveaste
El jinete la ambición y sus huesos
deambulan extraviados en los abismos de
la tierra
Fuiste caballo entronizado en el Olimpo
no eras feliz
el poder es urdimbre de soledad envidia
engaño
Vos eras en el dolor del degüello de tu
madre
Pegaso eterno te hizo Zeus
En tu constelación los ciegos extraviados
nos buscamos
Altivo en el carro de la aurora
anuncias el desgarro final de la tela de
la noche
LAS YEGUAS DE DIÓMEDES
En Argos atadas
cuatro hembras
cuatro flores sometidas
al yugo perverso de Diómedes
nuestros cuatro cuerpos antropófagos
boca abierta al hedor y al fuego
no a la ternura
ni al juego del amor
ni a los jugos al que los relinchos incitan
Quién la maldición?
Sobre nuestras grupas perfumadas
nunca las varas estremecidas del tiempo
Pero la justicia toma formas extrañas
muerto Diómedes
la sangre de su cuerpo nos regresó al origen
nos dimos a pastar
relajadas vulvas en parpadeantes ojos
incitando a la copula
Fuimos cuatro flores incendiando de amor toda una isla.
GRECIA Y MIS DÍAS
Escribí sobre la historia
de la humanidad y me salió autobiográfico.
Escribí sobre conceptos
altamente especulativos y me salió un relato autobiográfico.
El universo entero está
escrito en caracteres autobiográficos. Cada proceso material, mineral, vegetal,
micro o macroscópico se cuenta como una vida compuesta por otras vidas que se entrelazan
y descomponen incesantemente. No cesan de escribirse.
ROQUE FARRÁN
Al escribir sobre Grecia vuelvo, ineludiblemente,
a mis 13 años.
Soy una niña criada en el
campo entre caballos, árboles de cintura infinita y un cielo que cobijaba la tierra
hasta esa línea misteriosa del horizonte donde el espacio parecía tener fin pero
que con mi caballo nunca pudimos alcanzar.
Así, mis ojos niños eran
asombro y sólo asombro ante el parpadeo del amanecer, ante el fuego triste del ocaso
del día que se iba, con los rayos, los truenos y todo lo que despertaba en mí las
preguntas infinitas, que mis padres intentaban responder junto al fuego de la cocina
de leña que nos arropaba del frío desalmado de la pampa. Hubo asombro también, con
la lectoescritura en la escuelita rural, con el primer lápiz negro, con el que dibujaba
palotes hasta poder dibujar mi nombre junto a las sagradas palabras de mamá y papá.
Cuando creí que allí acababa
el asombro, a mis13 años, ocurrió un cambio que fue fundamental en mi desarrollo,
dejamos de vivir en el campo. A pesar de la añoranza de esos años de vida, en contacto
con la naturaleza y sus ciclos a los que siempre regreso, nos trasladamos a vivir
en el pueblo, y comencé mis estudios secundarios.
En el pueblo, mi universo
lector desplegó sus alas.
En primer año me deslumbró
una materia y el libro para estudiarla, Historia Antigua y Medieval de Astolfi,
libro que conservé muchos años, hasta que una inundación cubrió el baúl donde descansaba
y se perdió, con ese libro retornó el asombro, ya no por la naturaleza, sus desbordes
ni sus arrebatos ahora eran ilustraciones en blanco y negro que se grabaron a fuego
en mis ojos.
Bellas imágenes me acercaban
al misterio de esa piedra llamada mármol, de la que habilidosos escultores, trabajando
con gubias, formones y martillos, dejaban emerger como si fuera del propio corazón
de la piedra figuras bellas, estilizadas, entre ellas, regresan a mi memoria, el
Discóbolo, el Gladiador, las diosas Demeter, Atenea. El mármol blanco ilumina las
figuras humanas, la de dioses y bestias de los frisos del Partenón de Atenas.
En los recreos jugábamos
a las estatuas, el Discóbolo, la mas imitada en nuestros juegos, reproducir su posición
era una tarea harto difícil pero nos permitió reconocer los secretos del cuerpo,
su musculatura y la belleza de sus posiciones.
Grecia llegaba a mi vida
para quedarse, pero aún no lo sabía.
En mi primera juventud pude
leer la Ilíada, la Odisea, me acerqué al teatro y disfruté de Sófocles, de su Edipo
Rey y su Antígona.
En tanto mi país, la Rep.
Argentina, dejaba atrás las dictaduras pero sólo para gozar de una breve primavera,
coincidió ese tiempo con el gran boom de la literatura latinoamericana, cuyas lecturas,
me acompañaron esos años, y daban cuenta del dolor y la injusticia en nuestros pueblos
(entre ellas la belleza conmovedora de Cien años de soledad).
Finalmente la democracia
fue desestabilizada y con un nuevo golpe de Estado se estableció la dictadura. Las
Fuerzas Armadas recibieron formación en las Escuelas de las Américas (EE.UU) y regresaron
dispuestas a lo inimaginable.
La gran noche del terror
vino a cubrir con su manto la vida en nuestro país.
Replegados, rodeados de
miedo, la vida social se acotó a la vida familiar, nacieron los hijos y en una colección
maravillosa de mitos griegos, fuimos encontrando el modo de acompañar su crecimiento,
Pegaso, Medusa, el caballo de Troya habitaron sus sueños y los nuestros.
Grecia comenzaba a regresar.
Frente a los miles de detenidos
desaparecidos, el silencio cómplice de la justicia, la complicidad de ciertos sectores
de la sociedad civil y la de los medios de comunicación, un grupo de valientes mujeres
comenzó a reclamar y exigir al Estado respuesta por esas vidas. Ellas comenzaron
a girar en la Plaza de Mayo llevando pancartas con los nombres de sus hijos e hijas
y para identificarse se pusieron un pañuelo blanco en la cabeza remedando el pañal
que las recordaba madres. Las nombraron Las Locas de Plaza de Mayo.
Recordé entonces a Antígona,
como para los antiguos griegos la falta de respeto a un cadáver era uno de los mayores
sacrilegios. Antígona, tenía prohibido honrar la muerte de su hermano, depositó
un puñado de tierra sobre el cadáver de Polinices, con lo que podría considerárselo
ritualmente enterrado. Por esto Creonte, aplicando una ley que había dictado, condenó
a Antígona a muerte, haciéndola morir de hambre encerrada en una cueva.
Sin embargo, antes de entrar en ella Antígona le
dijo:“No he nacido para compartir el odio sino
el amor”. Las Madres de Plaza de Mayo que reclaman aún por la
vida nunca apelaron a formas violentas para vengar la pérdida de sus hijos, ellas
fueron y son Antígonas exigiendo anteponer el respeto a la vida como el mas sagrado
sentimientos que nos hace humanos.
Recordé también el canto
24 de la Ilíada donde Príamo pide a Aquiles por el cadáver de su hijo Héctor para
realizar las honras fúnebres, Aquiles que está honrando a su amigo Patroclo acepta,
porque mas allá de la guerra, los griegos creían en leyes no escritas que no se
pueden violar, esas leyes se referían al trato con los vencidos y el respeto por
honrar a los muertos.
Las dictaduras de Latinoamérica
lejos estuvieron de respetar a los cuerpos. Permanecen en nuestro país 30000 personas
desaparecidas, a este horror se sumó la supresión de identidad de hijos e hijas
de desaparecidos que fueron secuestrados y apropiados y que trae a nuestros días
el drama de Edipo que se casa con su propia madre por desconocer su origen. Hijos
e hijas víctimas, que aún no saben quienes son, y no saben que sobre sus cabezas
pende como la espada de Damocles, el riesgo de repetir la tragedia, la misma que
se escribió en el siglo V (a. C) que como vemos no ha perdido vigencia a través
de los siglos.
Aún hay aproximadamente
300 niños y/o niñas hoy adultos que no han recuperado su identidad.
Regresar a la lectura de
los griegos es regresar a la esencia de nuestra cultura occidental.
Las tragedias griegas nos
plantean dilemas que aún tienen vigencia y están sujetos a debate: la libertad,
los derechos individuales frente a las leyes del Estado, el papel de la mujer en
la sociedad entre otras.
Fueron escritas hasta cuatro
o cinco siglos antes de Cristo.
¡Cuánta sabiduría, cuánto
aún por aprender!
3|ROSSELLA DI PAOLO
CIVITATES
/ TROYA
pasan las murallas hacia arriba
las murallas hacia abajo
pasan ante sus ojos inmóviles
Cuán ligeras
las nubes de polvo siguen a los pies ligeros
a los pastores
de hombres a los domadores de caballos
mucho polvo
levanta mucha historia
los constructores
de ciudades los destructores de ciudades
pólvora
plomo argamasa relave
aceites
hollín progenies (esas ondas expansivas)
y a su
paso polvo polvito humo la pobre mesa
y sus folios
y clips (pobres) o plumas voladas
por:
esas dos
fuertes piernas bien planteadas
épicas
esas cuatro
vivas patas en el mundo
hípicas
los buenos
bartlebys para nada
no hacen
nada
con alivio
de la historia
con más
alivio de clips y folios
maestros
en la gracia difícil
de mirarse
fijos fijamente
sobre una
mesa fija
en un pie
uno
solo.
¿De qué material están hechos los
prudentes,
los calmos, los que disuaden
sin disuadir, buen Horacio?
¿cartón de embalaje Ismene y Crisótemis,
las nunca necias y tan comparsas?
¿papel carbón el san José pobre
de luz,
triste hoja secante Starbuck a
pique en el Pequod,
y el despedido jefe, sin nombrar
siquiera, papel kraft?
Todos van en un sentido común,
todos entran bien
que mal ni bien ni mal ni fu ni
fa
en el sobre de manila que se olvida.
Los otros, papelería fina y sobres
lacrados cada uno y ni caben
en sus pellejos y en sus quicios
¡qué va!
Hamlet, Antígona, Electra, María,
Ahab o Bartleby
suenan
suenan
las campanillas del correo
abrimos o no abrimos
el abismo
alto fuego adentro, ruido,
espanto, enredado
silencio.
PASAJE DE ARIADNA
¿de mis dedos a tus puños un hilo interminable?
¿una luz desenrollada de mi corazón a la fiera?
le venciste.
la piedra descifrada las astas brutas en el suelo
y apareces ya como un hombre sano
los brazos en alto.
me arrodillo en el círculo
en este desorden de arena levantada
porque vienes hacia mí
en este desorden de arena levantada
vienes hacia mí
y pasas.
un laberinto soy
sin pies ni cabeza
un ovillo invisible visible
al dolor a sus puntas vivas.
los días se alzan y tuercen
los días que cercan mi corazón
ALZAN Y
SE TUER
CEN
algo se urde ahí dentro cierta clase
de respiración un modo inmenso de doblar el cuello
un pie arrastrado
oscuramente.
no podrías entrar en mi corazón tú
no querrías.
DAFNE Y APOLO
1.
vueltos
ramas
sus brazos
al sol
se opone
con su
sombra
2.
corona
con laurel glorioso
la carrera
esquiva
3.
hundes
tu cabeza
en el
mar
dios umbrío
vencido
SEIS POSTALES GRIEGAS
Lima-Perú, mayo 2021
Una de las escenas más bellas que recuerdo es cuando la princesa Nausícaa y
las esclavas que la acompañaban se encuentran con un Odiseo desnudo, “horrible,
afeado por el sarro del mar”. Todas huyen, “pero quedó sola e inmóvil la hija de
Alcínoo”. Odiseo implora su benevolencia, alabando su belleza y juventud, y en un
momento le dice: “Solamente una vez vi algo que se te pudiera comparar en un joven
retoño de palmera, que creció en Delos, junto al ara de Apolo [...] de la suerte
que a la vista del retoño quédeme estupefacto mucho tiempo, pues jamás había brotado
de la tierra un vástago como aquel; de la misma manera te contemplo con admiración,
oh mujer, y me tienes absorto y me infunde miedo abrazar tus rodillas”. Luego de
que el héroe le refiriera brevemente sus desdichas en el mar, la joven le dice:
“¡Forastero! Ya que no me pareces ni vil ni insensato […] no carecerás de vestido
ni de ninguna de las cosas que por decoro ha de alcanzar un mísero suplicante. Te
mostraré la población y el nombre de sus habitantes…”
Este encuentro entre el divinal Odiseo y la joven Nausícaa,
recogido en la rapsodia sexta de La Odisea
de Homero, ¿no transmite en sus palabras algo de la gracia y la gentileza de la
pintura “La Anunciación”, de Leonardo?
***
Cientos de veces, con un plumón celeste dibujamos el lago
Titicaca: su contorno enrevesado como una nube grande, una nube detenida para siempre
en el sur de nuestros mapas del Perú.
Me ha ocurrido tantas veces aquello de
conocer la realidad primero por los libros o los mapas, que cuando esta se avienta
desde casi 4000 metros de altura, tan contundente y azul y de verdad, como el lago
en estos días, no puedo hacer menos que detenerme, respirar hondo y buscarle con
mucho cuidado un lugar por donde empezar a metérmela en la cabeza.
[…] Por eso, después de haber alcanzado en un bote
a remos la apacible isla Suasi, al noreste del lago, y tras haber pasado aquí la
noche, desciendo hoy temprano a la playa de rocas y camino y me siento a mirar,
muy despacio. Me guardo para mí el raro contento de estas horas de soledad, en medio
de un silencio y una belleza que ya tenía olvidados.
Poco a poco vienen a mi memoria los versos
que intentan apropiarse de este amanecer en la isla:
Lamento haber dejado pasar un río ancho entre mis dedos
sin beber ni una gota.
Ahora me hundo en la piedra.
Un pino pequeño sobre la tierra roja,
mi única compañía.
Lo que amé se ha perdido con las casas
que estando nuevas el verano último
se hundieron con el viento del otoño.
YORGOS SEFERIS
Las palabras, los libros, siempre los libros,
las palabras, y, sin embargo, mientras vuelvo de la orilla el ruido de las pequeñas
piedras que llevo en los bolsillos se me antoja más hermoso que esas hermosas palabras.
(Fragmento de El lago y las palabras que se publicó en El Dominical del periódico El Comercio,
Lima, Perú, 5 de septiembre 1999)
***
Bajo el vidrio de mi escritorio yo había deslizado la página de una revista
con “La marina de las rocas”, poema de Odiseo Elytis que acompañaba un artículo
sobre el premio nobel de literatura que acababa de recibir en ese 1979. Poco después
en una venta de libros en la universidad encuentro su Antología fundamental, en edición bilingüe. Con ilusión la compro y leo y subrayo muchos versos.
Uno de ellos terminó siendo el epígrafe de Prueba
de galera, mi primer poemario: “El mundo todo alumbra como una gota de agua”.
Copio esta mañana un poema de Orientaciones, que no solo evoca en mí los viajes de Odiseo, sino los
viajes que hacemos o soñamos siempre…
I
El amor
El archipiélago
Y la proa de sus espumas
Y las gaviotas de sus sueños
En su más alto mástil el marino mece
al viento
Un canto
El amor
Su canto
Y los horizontes de su viaje
Y el eco de su nostalgia
En su roca más empapada la prometida
espera
Un barco
El amor
Su barco
Y la indolencia de sus mistrales
Y la borla de su esperanza
En su más leve ondulación una isla
mece
La llegada
***
Crisótemis. ― […] si yo tuviera fuerza, les
haría ver cuáles son mis sentimientos para con ellos. Pero ahora, en medio de las
desgracias, me parece mejor navegar con las velas recogidas y no creer que estoy
haciendo algo sin hacer daño en realidad. Otro tanto quiero que hagas también tú…
Electra.― […] Mientras que tú, que los
“odias”, lo haces solo de palabra, pero de hecho convives con los asesinos de tu
padre. Yo por mi parte, nunca condescendería con ellos […] Que ante ti haya
una mesa colmada y te sea la vida fácil. ¡Que tenga yo por único alimento el no
contradecirme a mí misma!
Estos son fragmentos de un diálogo entre dos hermanas
tal como lo escenificó Sófocles en Electra.
Podemos observar dos temperamentos en colisión: el acomodaticio de Crisótemis
y el airado (envuelto en hybris) de una
Electra vengativa contra quienes asesinaron a Agamenón. De esa madera están tallados
muchos personajes: pienso en Edipo, en Antígona, en Hamlet, en don Quijote, en el
capitán Ahab… que desoyen el “buen sentido” y se lanzan al abismo…
A mediados de los años 90 dicté un taller literario
sobre Electra revisitada por los trágicos griegos de modos muy distintos: la solemne
trilogía La Orestiada, de Esquilo; la
determinada Electra de Sófocles, y la
muy humana Electra de Eurípides. Pero
también transitamos por versiones modernas como Mourning becomes Electra (1931)
de Eugene O´Neill, basada en la trilogía de Esquilo, pero ambientada en 1865 en
Nueva Inglaterra. Y, por supuesto, Las moscas
(1934), de Jean-Paul Sartre...
***
¿Quién no ha leído el poema “Ítaca” de Cavafis? Un poema
espléndido y sabio. Pero hoy deseo recordar “Mar de mañana”, con esa necesaria carga
de memoria e imaginación que hay en las buenas obras literarias:
Voy a pararme aquí. Voy a ver yo también
un poco la naturaleza.
De un mar de mañana y de un cielo
sin nubes
el malva reluciente y la orilla amarillenta;
todo
bañado de hermosa y clara luz.
Voy a pararme aquí. Voy a hacerme
la ilusión de estar viendo eso
(es cierto que lo vi cuando, por un
instante, me detuve);
y no, aún, aquí mis fantasías,
mis recuerdos, las ficciones del placer.
***
A fines de abril, terminé de leer Memorias de los últimos días de Byron y Shelley,
de Edward John Trelawny, un marino, pirata, escritor y aventurero que en 1822 trabó
amistad en Italia con ambos poetas y fue testigo de sus peripecias y años finales.
15 de junio de 1823
Estimado Trelawny:
Probablemente sabrás que voy a Grecia.
¿Por qué no vienes aquí? Necesito tu ayuda, y estoy deseando verte. Te ruego que
vengas, pues finalmente me he decidido a ir a Grecia; es el único lugar en el que
he vivido feliz. Hablo en serio, y, si no te escribí antes, fue por no hacerte viajar
en balde. Todos dicen que puedo ser útil en Grecia. No sé cómo, y ellos tampoco;
pero sea como fuere, ¡vayamos!
Atentamente,
L. Byron
E. J. Trelawny y lord Byron partieron a Grecia para colaborar con su independencia. El Comité Griego de Londres había convocado a lord Byron a la causa independentista pues podía ser un símbolo espléndido y útil. Su prestigio como poeta, su título nobiliario y miles de libras que donó se conjugaron con el íntimo deseo del poeta de ir a Grecia y vivir la aventura romántica de liberarla del Imperio Turco Otomano.
*****
|
|
*****
Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 184 | outubro de 2021
Artista convidado: Jaime Suárez (Puerto Rico, 1946)
editor geral | FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
editor assistente | MÁRCIO SIMÕES | mxsimoes@hotmail.com
logo & design | FLORIANO MARTINS
revisão de textos & difusão | FLORIANO MARTINS | MÁRCIO SIMÕES
ARC Edições © 2021
Visitem também:
Atlas Lírico da América Hispânica
Nenhum comentário:
Postar um comentário