Presencia de símbolos judeocristianos en el texto
En
primer lugar, Huidobro expone un sustrato para el universo creacionista que plasma
a lo largo de todo el texto, su teoría de “pequeño dios” asevera que el poeta debe
ser un creador y focalizarse en la formación de mundos poéticos y no como simple
reproductor de la realidad. “Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar el
mundo en sus aspectos, no hemos creado nada (…)” (Huidobro) Esto es sumamente válido,
sobre todo, después que los conceptos creación e invención, nos asaltan constantemente,
como una dicotomía insalvable, ya que al referirnos a la creación debemos recurrir
necesariamente a una idea de dios, creador, energía universal, etc. Ello se presenta
como un problema, porque es muy complejo crear un hecho totalmente nuevo, por lo
tanto, la idea de invención es mucho más acorde a la propuesta poética que plantea
el poeta. Teniendo en cuenta estos antecedentes, se considera que este texto se
asienta desde la base simbólica de elementos religiosos y se patenta cuando comienza:
Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio
(…) esta recurrencia de diferentes símbolos de este tipo en la poética Huidobriana,
se interpreta como un modo de abstraer estos códigos, para de esta manera surtir
el universo místico que abastezca a Altazor y a todas las simbologías que habitan
allí. Otro ejemplo lo encontramos en lo siguiente: Lava sus manos en la mirada
de Dios, y peina su cabellera como la luz y la cosecha de esas flacas espigas de
la lluvia satisfecha, mediante este esquema de citas se comprende el desarrollo
del texto, el cual está cimentado en los conceptos referidos anteriormente.
Adaptación de los símbolos de
la tradición judeocristiana
Los
símbolos religiosos presentes en el prefacio de Altazor están, sin embargo, permeados
por el influjo del hablante lírico, quien utiliza estos y los transforma según el
texto así lo vaya requiriendo. En este sentido, los elementos de la modernidad acuden
con regularidad en esta simbiosis mística, la cual es necesaria para que el hablante
pueda disponer de un mundo acorde a su propio imaginario vanguardista, tal como
se manifiesta en los siguientes ejemplos: Encuentro a la virgen sentada en una
rosa y me dice: Mira mis manos son transparentes como las bombillas eléctricas (…)
podemos observar la imagen poética fundida en torno a un elemento moderno, que
causa una extrañeza en el lector y separa de cierta forma, lo real de lo inexistente,
queriendo formar un elemento nuevo a los ojos del lector.
Por ello es válido preguntarse, ¿si el poema
debe ser un hecho totalmente nuevo?; ¿por qué se cimenta la cosmogonía de Altazor
dentro de esta simbología religiosa?, (…) Soy la Virgen, la Virgen sin mancha
de tinta humana, la única que no lo sea a medias, y soy la capitana de las otras
once mil que estaban en verdad demasiado restauradas. Me puse de rodillas en el
espacio circular (…) y la Virgen se elevó y vino a sentarse en mi paracaídas.
Esto es bastante significativo; ya que el texto se abastece mediante la constante
comunicación entre Altazor y la Virgen, dando por entendido una relación filial
bastante cercana, se expone esta necesidad de Altazor de su madre, representada
por la Virgen, quien simboliza en el texto esa protección que necesitan sus hijos
terrenales, y que necesitan de ella para evitar el peligro presente en el exterior.
Asimismo, los demás elementos representados
como Dios y el Creador juegan un rol interesante dentro del texto, llama la atención
la diferenciación que hace el hablante entre ellos, dando a entender al Creador
como un ente universal, que sobrepasa todas las religiones, en cambio Dios se aboca
más a la tradición Judeocristiana, adscribiendo así ciertos límites terrenales que
no posee el Creador: Entonces oí hablar al Creador, sin nombre, que es un simple
hueco en el vacío, hermoso como un ombligo, ante este se prolonga un espacio
inconmensurable, dando la idea de amplitud, algo difícil de aprehender, porque es
pura extensión sin ningún límite previsible. En cambio, el concepto expresado de
Dios es diferente: La montaña es el suspiro de Dios, ascendiendo en termómetro
hinchado hasta tocar los pies de la amada, en el cual se aprecia elementos de
la modernidad, que permiten crear una atmósfera vanguardista, con límites mucho
más definidos, pero que a su vez tiende a unir dos conceptos disímiles para romper
los esquemas preconcebidos por el lector.
Importancia del lenguaje como
constructor de mundos
Esto
se evidencia porque el hablante lírico construye su medio de transfigurar la palabra
mediante el lenguaje, este crea mundos, pero también los destruye, con esto se observa
el poder de la palabra en este texto, va creando diversas imágenes, las cuales van
mutando constantemente, la lengua, de este modo contribuiría como un medio codificador
y decodificador del lenguaje mismo, como se observa a continuación: Después cree
la boca y los labios de la boca, para aprisionar las sonrisas equívocas, y los dientes
de la boca, para vigilar las groserías que nos vienen a la boca, desde este
punto de vista el hablante lírico logra variadas imágenes para expresar la libertad
de la palabra, y el efecto que esto genera en el lector. Esto se hace con un afán
de transgredir los ejes contra los cuales Huidobro luchaba, o sea una poesía mimética;
limitada en la forma y el contenido.
Si decimos que: “el poema es una “cosa” que
nunca será”, planteamos que el texto no se terminará del todo, o sea se está construyendo
permanentemente y esta construcción o reelaboración ocurre en la mente del lector,
gracias a esto alcanzamos el goce frente a un suceso desconocido que nos deslumbra.
Si decimos que: “el poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser” se
plantea que el texto como tal no germinó como un poema, o sea nunca obtuvo esa calificación,
a la vez no se podrá terminar o quedar completado nunca. Esta indefinición es también
parte del proceso creacionista, al no dar por terminado un texto, estamos ante una
obra que no se valida solo por sí misma, sino que necesita de varios actores que
entren en este juego poético y creativo para poder completar el significado. Entre
ellos, podemos contar el contexto de la obra poética; por ejemplo: época de producción
del texto, biografía del autor, contextos de recepción de la obra, etc. Ellos nos
permiten entender todas las variables que se imbrican para conducirnos al verdadero
significado del texto. Al mismo tiempo, es bueno señalar que la obra tiene diferentes
estados, y permanece en nosotros constantemente a través de las relecturas que hacemos,
las cuales son tan necesarias para ir al fondo de los contenidos, más allá de la
forma como tal.
Referencias bibliográficas
Huidobro,
Vicente. Altazor y otros poemas. Selección y traducción de los poemas manifiestos
en francés de José Manuel Zañartu. Zig-Zag. Chile, 2010.
Los
ojos invisibles del viento,
poesía, 2012.
“Componiendo
la ilusión”, antología poética surrealista, 2017.
Reseña
crítica a “Doce Noturnos Da Holanda” (1952) de la poeta brasileña Cecilia Meireles,
2018.
“Ixquic”,
antología poética feminista, 2018.
“Luna
llena”, antología poética surrealista, 2018.
Reseña
crítica a “Barajar la poesía (panorama artístico, cultural y surrealista en Latinoamérica)”
de Alfonso Peña, 2020.
“Antología
de la luz”, poesía, 2020.
“120
noches de Eros, antología poética surrealista, mujeres surrealistas” de Floriano
Martins, 2020.
Poética
de la erótica, amores y desamores, poesía, 2021.
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Agulha Revista de Cultura
UMA AGULHA NA MESA O MUNDO NO PRATO
Número 194 | dezembro de 2021
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