segunda-feira, 21 de agosto de 2023

ROLANDO SIERRA FONSECA | Juana Pavón: una poeta a la intemperie de Honduras

 


Su vida ha transcurrido entre la sobrevivencia, la creación literaria y la bohemia en un ir y venir entre espacios, ciudades, lugares, personajes y vivencias

La hondureña Margarita Velásquez Pavón, conocida especialmente como Juana Pavón o Juana la Loca y para el pueblo hondureño como Juanita o Doña Juana, quien desde su obra poética construyó un discurso sobre sí­ y sobre la creación poética, tomando en cuenta que su poesí­a es considerada como: “atrevida, desinhibida, rechaza y enfrenta valientemente la sociedad hondureña”. (González, J; 2004)

Indudablemente Juana Pavón es un personaje que no ha pasado inadvertido dentro de la vida social, cultural y literaria de Honduras. Su vida ha transcurrido entre la sobrevivencia, la creación literaria y la bohemia en un ir y venir entre espacios, ciudades, lugares, personajes y vivencias. Ha sobrevivido con plenitud y creatividad, escándalos, conflictos, búsquedas; encuentros y desencuentros; enfermedades y alivios; silencios y bullas; presencias y ausencias.

Juana Pavón publicó dos libros de poesí­a Yo soy esa sujeta (1994) y Exacta (2004). Así­ como poemas impresos en afiches o póster y declamó su poesí­a en diferentes lugares del paí­s y Centroamérica.

Juana Pavón, define su vida como una novela (Pavón, J; 2003)1. Lo cierto es que hasta ahora lo que se sabe de ella es de su propia narración, se requiere investigar con más acuciosidad sobre muchas de las etapas y facetas de su vida. Pero ¿qué narra Juana de sí­ misma en sus entrevistas y obra poética?, ¿cómo se define a sí­ misma? De manera desafiante expresa que su vida y ella es EXACTA:

Escúlquenme lo exacto y les mostraré cuan “EXACTA” soy. Simplemente Juana. (2004)

Lo de exacta puede entenderse como cabal, correcta, pero ante todo como fiel y leal consigo misma, con sus convicciones y con los otros, coherente con su modo de ser y de existir. Nadie que le conoce puede esperar algo diferente de ella en su modo de vivir al lí­mite, en el adecuado equilibrio al querer cruzar sobre la cuerda y en la rectitud de sus posturas. Juana fue una irreverente del poder, pero no de todo poder, especialmente del que se impone ilegí­timamente. Como ciudadana de la modernidad no sacramentalizó ningún poder, pero sí­ existe, ante todo, el respeto por el otro y especialmente por el débil y desposeí­do. De modo que, se puede decir, que en la literatura y especialmente en la poesí­a Juana encontró una forma de luchar contra el poder. Como sostiene Compagnon, A. (2007).

“La literatura es una fuerza de oposición: tiene el poder de combatir la sumisión al poder. Contrapoder, pone de manifiesto todo alcance de su propio poder cuando es perseguida. De donde se desprende una molesta paradoja, a saber, que la libertad no le es propicia, puesto que las priva de la servidumbre a las cuales resistirse”.

Bajo esta óptica es desde donde puede contextualizar y leerse la vida y obra literaria de Juana Pavón, como un contra discurso a los poderes dominantes y establecidos. Ello es lo que exactamente la define como una persona EXACTA, como exacta es su poesí­a en relación con su modo de vivir y sentir esta vida o, “a subsistir” como ella lo dice. Porque: “En exacta vemos a Juana exactamente como es; vemos al mundo a través de su experiencia y presentimos que la historia de Juana no es única, posiblemente existan muchas Juanas en nuestra sociedad y en todas las sociedades de Latinoamérica (o quizás de todo el mundo)”. (Castro, A; 2004)

Para Ada Luz Mejí­a (2010) en su trabajo sobre la mujer y la poesí­a en Honduras, dentro de las cuatro generaciones que establece en la historia ubica a Juana dentro del grupo contemporáneo, es decir: “las nacidas entre 1940 y 1973, cuyos nombres son (en el orden en que aparecen en la antologí­a): Juana Pavón, Blanca Guifarro, Sara Salazar, Claudia Torres, Xiomara Bú, Alejandra Flores, Aí­da Sabonge, Marí­a Eugenia Ramos, Amanda Castro, Débora Ramos, Waldina Mejí­a, Elisa Logan (Elizet Garcí­a), Lety Elvir, Indira Flamenco, Rebeca Becerra, Yadira Eguiguren, Armida Garcí­a y Francesca Randazzo. Actualizando las publicaciones de este grupo de poetisas, me permito nombrar tanto las que se incluyen en la antologí­a como las que se han dado en años posteriores, aporte valioso a la colección de la poesí­a escrita por mujeres en Honduras. Es importante no pasar inadvertida la incursión de estas féminas, no solo en la producción poética, sino también en otros géneros, como en el cuento y en el ensayo”.

Juana no puede identificarse únicamente como poeta, sino sobre todo como una mujer que se convirtió en un personaje del paí­s que libró batallas por los derechos de las y los desposeí­dos de este mundo, como batallas por la sobrevivencia y, para ello encontró en la poesí­a una forma de expresión.

Al acercarse a la trayectoria de vida de Juana Velásquez Pavón en sus diferentes etapas, desde su nacimiento, niñez, juventud, adultez y vejez se observa que esta vida ha transcurrido a la intemperie, sin techo propio, propiedades personales y muy poca protección. Fí­sicamente sin la “habitación propia” y la independencia económica que demanda Virginia Woolf para que las mujeres puedan escribir, pero sí­ con la suficiente independencia personal para expresarse (Véase Woolf, V; 2005). Razón por la cual la crí­tica literaria norteamericana Janet Gold ha llamado a Juana como la “poeta de la calle” (Gold, J; 2001), o “la poeta del hambre” como lo ha llamado el músico hondureño Alex Palencia (1986), porque la poeta escribió desde su experiencia de orfandad, olvido, de soledades diurnas y nocturnas.


Nació el 20 de julio de 1945 en el municipio de San Marcos de Colón, en el departamento de Choluteca. Fue registrada inicialmente con el nombre de Janette Mata y posteriormente se le cambió el nombre y fue registrada civilmente y bautizada con el nombre de Margarita Velásquez Pavón. Sus padres biológicos fueron Hernán Velásquez de León (de Tegucigalpa) y Gregoria Pavón Garay (del municipio de Pespire en el departamento de Choluteca), su padre era un maestro rural que llegó a trabajar a una aldea de San Marcos de Colón como pagador de la compañí­a constructora norteamericana que construí­a la carretera Panamericana. Es en este municipio donde conoció a la madre de Juana, una joven de 14 años, que pronto salió embarazada y quien murió inmediatamente después del parto. Como Juana lo relata, su padre por sus problemas de alcoholismo: “cuando le pagaban se iba a beber semanas y meses. En una de esas idas a beber, mi mamá me dio a luz y se murió en el parto, porque le faltaban tres meses para cumplir quince años. Mi papá llegó al mes a verme a la clí­nica. Le dijeron que su mujer habí­a muerto y que tení­a una niña. Él se puso a beber y a beber y me fue a reclamar, pero el doctor le dijo que borracho no me podí­a entregar. Él se regresó a Tegucigalpa y se murió poco después, de una intoxicación. Eso me han contado las gentes del pueblo”. (Pavón, J; 2003)

En la vida de Juana, San Marcos de Colón es su ombligo y referente permanente territorial e identitario.

La infancia de Juana Pavón, de una manera u otra, más allá de las privaciones de la vida entre orfanatos e internados, se desarrolló en cierto sentido en el mundo de las letras, aun cuando, como ella contó de sí­: “A mí­ me decí­an siempre que era una inadaptada, y yo les respondí­a que no me podí­a adaptar a su mierda, solo a la mí­a. Siempre fui muy directa. Hablé lo que pensaba. A mí­ me castigaban mucho por esos contratiempos, porque era muy tremenda” (Pavón, J; 2003).

Con su padre adoptivo, el Dr. Mata, el único ví­nculo que mantuvieron fue mí­nimo debido al exilio de este. No obstante, hereda de sus años entre las comunidades de religiosas una buena formación y sobre todo sus intereses por la lectura y el estudio, como una cosmovisión de la vida. Desde su infancia mostró interés por la literatura. Leyó como ella misa lo expresó a la escritora española Corí­n Tellado y especialmente la poesí­a de Sor Juana Inés de la Cruz, poesí­a que recuerda permanentemente. Sor Juana, es para Margarita Pavón “la primera feminista” (Pavón, J; 2003). Pero la obra que más impresionó a Juana ha sido Las mil y una noche, que tiene una influencia en su estilo y forma de escribir.

Para Juana sus escritores y autores preferidos fueron: “Antonio Machado, Vallejo. Pablo Neruda es sorprendente. De mi paí­s me gusta mucho Roberto Sosa. (Juana nos ve a la cara y ataca a quemarropa). Ya van a decir que todos son poetas de izquierda y que me estoy contradiciendo”. Como se verá más adelante la influencia de Neruda es clara en su estilo de escribir. Respecto de los escritores y escritoras centroamericanos sostiene; “Me gusta Roque Dalton, me fascina Silvia Elena porque es muy erótica, Federico me encanta y ¡es derecha!, pero tiene tanta ternura”. (Pavón, J; 2003)

No es el acaso que Juana Pavón se caracterizó por un excelente conocimiento de la poesí­a y memoria literaria, una buena ortografí­a y una estilí­stica letra palmer. Era capaz de recordar cada una de sus lecturas y sobre todo la poesí­a, como también recordaba por su nombre a cada persona que conoció.

La vida inquieta de Juana como su búsqueda de oportunidades la llevaron a migrar a Tegucigalpa. Para inicios de la década de los setenta se instaló prácticamente en esta ciudad. Su vida desde entonces se convirtió en una lucha por la sobrevivencia entre el alcoholismo y sexo tal como ella misma lo relata, en esta ciudad: “salí­ embarazada de mi primer hijo y estaba en la calle completamente. Yo me iba a acostar con hombres para que me dejaran con mi hijo en el hotel. Ese era el pago. Aunque yo sabí­a que estaba destruyendo mi vida y la de mis niños”. (Pavón, J; 2003)

En el año 1974 procreó a su segundo hijo, a quien le puso por nombre Fernando Roberto y el año 1975 nació su hija Michell Marie, nombre que adoptó en memoria de dos religiosas canadienses que trabajaban en el Instituto Goretti. A todos sus hijos los dio en adopción porque consideró que era lo mejor para ellos y actualmente todos viven fuera de Honduras. Los padres adoptivos de Fernando Roberto le cambiaron el nombre por Antonio Farach y a su hija por el de Patricia Dorcy.

De la orfandad de su niñez hasta su mayorí­a de edad, su vida transcurrió entre la pobreza, el alcohol y la búsqueda de la sobrevivencia. Así­ como en la creación poética. Tal como ha sido representada en la obra de teatro del director salvadoreño, Carlos Velis publicada el año 2006, para quien: “Juana ha vivido mucho. Ha experimentado extremos en su búsqueda, ha conocido placer y dolor, recuerdo y olvido, cariño y abandono. Agitada por pulsiones de vida y de muerte, Juana avanza hacia lo oculto que hay en nosotros mismos y en nuestro mundo”. Asimismo, considera que: “Juana es frágil, arrastrada por la marea de la existencia y agitada por pasiones cuya esencia desconoce pero que la conducen a la agoní­a de la marginalidad. Y es justo desde ahí­ que se nos hace entrañable. Porque es en esa misma debilidad donde nos reconocemos, y en la que la vida de Juana aparece como una trasgresión involuntaria, que destapa el orden injusto que sostiene el mundo”.


Si bien este es el registro de la vida de Juana, ella no se dejó vencer por este tipo de vida, necesitaba expresarse y encontró en la creación literaria una forma de hablar de sí­ y transmitir su experiencia de la vida, iniciando su camino como escritora, declamadora y actriz. Así­ como sus luchas por causa de los desposeí­dos y excluidos.

Los primeros años de la década de los setenta fueron difí­ciles para Juana en su proceso de integración a la ciudad de Tegucigalpa, pero poco a poco empezó a frecuentar al mismo tiempo los bares, cantinas y los espacios culturales y artí­sticos en donde fue conociendo a las y los intelectuales, escritores, artistas de teatro y los artistas visuales de la Escuela Nacional de Bellas Artes, con muchos de ellos empezó a establecer relaciones de amistad e intercambio, a la vez que con otros de odio-amor. Este acercamiento le permitió ir visualizando una forma de expresarse sobre su experiencia de vida, como de la situación social y polí­tica del paí­s y encontró en la poesí­a y el teatro una forma de hablar y desarrollar su carácter y visión de la vida.

No se puede olvidar que también Juana Pavón fue protagonista y testigo de uno de los momentos más difí­ciles en la historia de Honduras como fue el de la transición de los gobiernos militares a la democracia tutelada y desde arriba durante la década de los ochenta del siglo XX, caracterizada por la persecución polí­tica y la violación de los derechos humanos.

Es en este contexto donde Juana inició con su creación literaria y empieza a identificarse como una mujer de las letras y convertirse en la “poeta de la calle”, como la ha llamado Gold. En Tegucigalpa la vida de Juana aconteció entre la creación literaria, las presentaciones y recitales en el teatro nacional Manuel Bonilla, centros culturales y múltiples eventos sociales y polí­ticos como mí­tines, huelgas y manifestaciones. Fueron variadas las presentaciones y recitales de Juana en diferentes lugares del paí­s y Centroamérica en los cuales, como sostiene González: “por lo general sus recitales tienen un aire de expectante teatralidad”. (González, J; 2014)

Como actriz Juana desempeñó el papel de sor Margarita, en la pelí­cula hondureña Anita, la cazadora de insectos del cineasta Hispano Durón que fue presentada en las salas de cine hondureño el año 2002. (González, J; 2014)

Si bien la vida de Juana transcurrió a la intemperie, no fueron pocos los reconocimientos y homenajes de los que fue objeto por parte de instituciones públicas y privadas. Uno de los premios que se le otorgó fue el de la farándula en la 7ma Edición de los Premios eXtra 2005, en el que Juana expresó lo siguiente: “Yo no soy un icono de la moda. La ropa que llevo, si no me la regalan, la compro en un baratillo. Igual que yo, la ex primera dama del paí­s acaba de ser premiada, pero algo importante nos diferencia. Con lo que ella paga por un solo vestido yo podrí­a alimentarme por lo menos dos años. Este premio que me ha sido otorgado lo dedico a los enfermos de Honduras que mueren en los hospitales por falta de medicamentos. Lo dedico a mi pueblo y a mi paí­s que, en estos momentos, están más enfermos que nunca por culpa de los gobernantes que elegimos esperando que acaben con nuestra miseria, pero que la llevaron más bien a nuevos picos, al revelarse aún más corruptos que todos sus predecesores”. (Citado por Roy, E; 2010)


Su vida ha sido representada en la pintura, el dibujo, la música y el teatro. De ello son representativos el concierto que el año 1986 el grupo de música rock Pan y Hambre, integrado por Alex Palencia y Fabian Lobo le dedicó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, cuya canción principal es “Juana La Loca”. El Primer Encuentro Nacional de Mujeres Escritoras realizado en abril de 1997 tuvo por nombre “Juana Pavón”. Así­ como el como también sobresale el homenaje especial a la poeta hondureña, JUANA PAVÓN, que el Grupo Teatral Bambú presentó en estreno, el 21 de febrero de 2013 a las 6:30 p.m., en el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET Redondel de los Artesanos, Col. Palmira), la obra del dramaturgo salvadoreño, Carlos Velis, JUANA LA LOCA y que desde entonces viene presentándose en diferentes salas de teatro del paí­s. Muy bien escribió el padre Eloy Roy su amigo en su blog sobre el presente y el modo de ser de la poeta cuando escribe: “Juana Pavón no es más que piel y huesos. Ha perdido la mitad de sus dientes, ha sufrido un cáncer del colon que la obliga a llevar una bolsa y, últimamente, se quebró una pierna en dos pedazos. Una vida dolorosa hasta el horror ha dejado profundas cicatrices en su cuerpo destruido. A pesar de todo, Juana conoció la popularidad y hasta la gloria, y ciertamente alguna felicidad. Porque por naturaleza es alegre, aunque cuando rí­e da la impresión de llorar y cuando llora parece estar riéndose” (Roy, E; 2010). Juana vivió los últimos tres años de su vida nuevamente en su soledad en el antiguo pueblo minero de San Juancito, en donde sobrevivió a varias enfermedades, luchó nuevamente con otro cáncer en la lengua, viviendo como ella lo transmitió en su poema titulado Morir de risa:

 

Aquí­ donde vivo estoy muriendo. Esta agoní­a lenta trae paranoias cólera remordimientos excusas un no lo vuelvo a hacer. Aquí­ me muero de hambre de frí­o de angustia. De un miedo a todo. ¡Carajo!, estoy muriendo. ¡Ay, cómo quisiera morir de risa! (2004)

 

Y es que en la risa Juana siempre volví­a a renacer y era capaz de gritar abiertamente aun en la situación lí­mite como la que vivió en los últimos años:

 

No dejaré Que el sentimiento me desgarre y domine porque es más doloroso que el sufrimiento mismo. (2013)

 

Juana Pavón murió el dí­a 28 de marzo del año 2019 en la ciudad de Tegucigalpa después de una larga vida a la intemperie.

 

 


ROLANDO SIERRA FONSECA (Honduras, 1965). Es licenciado en Historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Magister en Sociología por la Universidad Academia Humanismo Cristiano de Chile y Magister en Ciencias Sociales y del Desarrollo del ILADES, Universidad Gregoriana en Roma. Se desempeña como catedrático de la maestría de Gestión y Desarrollo de la UNAH y coordinador del Informe sobre el Desarrollo Humano de Honduras del PNUD. Miembro de la Academia Hondureña de Geografía e Historia. Formado sólidamente, es el primer historiador de la iglesia en Honduras; pero su ámbito de estudio trasciende esa especialización y abarca el campo del desarrollo, la modernización y las ciencias sociales en América. Actualmente se desempeña como coordinador de la Unidad de Seguimiento de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

 


CELINA PORTELLA (Brasil, 1977). Artista plástica invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura. Fue nominada a premios, como la Beca ICCO/SP-Arte 2016; EFG Bank & Art-Nexus Acquisition Award, en SP-Arte 2015 y Pipa Award 2013 y 2017. Fue premiada en Salón Acme/Casa Wabi Residence en Oaxaca, México (2020); en la XX Bienal Internacional de Artes Visuales de Santa Cruz, en Bolivia (2016), y también en el II Concurso de Videoarte Fundaj, en Recife (2008). Obtuvo la beca del Programa de Fomento a la Creación, Experimentación e Investigación Artística SEC+Faperj, en 2016; por el 1er Programa de Fomento de la Cultura Carioca en las Artes Visuales, en 2013; por la Beca de Apoyo a la Investigación y Creación Artística, de la Secretaría de Estado de Cultura, en 2012, y por la beca del Centro de Arte y Tecnología de la EAV Parque Lage, en Río de Janeiro, en 2010. Participó de residencias artísticas en Bag Factory Artists ‘Studios, en Johannesburgo, Sudáfrica; en el Centre International d'Accueil et d'Échanges des Récollets, en París; en LABMIS, en el Museo de Imagen y Sonido, en São Paulo; en Galeria Kiosko, en Santa Cruz de La Sierra, Bolivia, entre otros. Desarrolló proyectos y expuso en varias instituciones y galerías de Brasil y del exterior, entre las que se encuentran: Sesc São Paulo, Centro Cultural Banco do Brasil, EAV Parque Lage, Caixa Cultural, Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica, MAC Santiago de Chile, Uj Art Galería, Galería Cremallera, Galería Kiosko, A Gentil Carioca. De las participaciones en exposiciones colectivas, se destacan Histórias da Dança no MASP, São Paulo, 2020; Salón Acme 08 | Ciudad de México, 2020; Crestas Trienal de Artes, en Sesc Sorocaba, 2017; III Muestra del Programa de Exposiciones del Centro Cultural São Paulo, 2012 y “Nova arte nova”, en el Centro Cultural Banco do Brasil en Río de Janeiro y São Paulo, 2009. Como bailarina y co-creadora, trabajó con las coreógrafas Lia Rodrigues y Joao Saldanha. Celina es de Río de Janeiro y actualmente vive en São Paulo. Estudió Diseño en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y se graduó en Bellas Artes en la Université Paris VIII.

 



Agulha Revista de Cultura

Número 236 | agosto de 2023

Artista convidada: Celina Portella (Brasil, 1977)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2023 

 


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