La hondureña Margarita Velásquez Pavón, conocida especialmente como Juana
Pavón o Juana la Loca y para el pueblo hondureño como Juanita o Doña Juana, quien
desde su obra poética construyó un discurso sobre sí y sobre la creación poética,
tomando en cuenta que su poesía es considerada como: “atrevida, desinhibida, rechaza
y enfrenta valientemente la sociedad hondureña”. (González, J; 2004)
Indudablemente Juana Pavón es un personaje que no ha pasado inadvertido dentro
de la vida social, cultural y literaria de Honduras. Su vida ha transcurrido entre
la sobrevivencia, la creación literaria y la bohemia en un ir y venir entre espacios,
ciudades, lugares, personajes y vivencias. Ha sobrevivido con plenitud y creatividad,
escándalos, conflictos, búsquedas; encuentros y desencuentros; enfermedades y alivios;
silencios y bullas; presencias y ausencias.
Juana Pavón publicó dos libros de poesía Yo soy esa sujeta (1994) y Exacta
(2004). Así como poemas impresos en afiches o póster y declamó su poesía en diferentes
lugares del país y Centroamérica.
Juana Pavón, define su vida como una novela (Pavón, J; 2003)1. Lo cierto
es que hasta ahora lo que se sabe de ella es de su propia narración, se requiere
investigar con más acuciosidad sobre muchas de las etapas y facetas de su vida.
Pero ¿qué narra Juana de sí misma en sus entrevistas y obra poética?, ¿cómo se
define a sí misma? De manera desafiante expresa que su vida y ella es EXACTA:
Escúlquenme lo exacto y les mostraré cuan “EXACTA” soy. Simplemente Juana.
(2004)
Lo de exacta puede entenderse como cabal, correcta, pero ante todo como fiel
y leal consigo misma, con sus convicciones y con los otros, coherente con su modo
de ser y de existir. Nadie que le conoce puede esperar algo diferente de ella en
su modo de vivir al límite, en el adecuado equilibrio al querer cruzar sobre la
cuerda y en la rectitud de sus posturas. Juana fue una irreverente del poder, pero
no de todo poder, especialmente del que se impone ilegítimamente. Como ciudadana
de la modernidad no sacramentalizó ningún poder, pero sí existe, ante todo, el
respeto por el otro y especialmente por el débil y desposeído. De modo que, se
puede decir, que en la literatura y especialmente en la poesía Juana encontró una
forma de luchar contra el poder. Como sostiene Compagnon, A. (2007).
“La literatura es una fuerza de oposición: tiene el poder de combatir la
sumisión al poder. Contrapoder, pone de manifiesto todo alcance de su propio poder
cuando es perseguida. De donde se desprende una molesta paradoja, a saber, que la
libertad no le es propicia, puesto que las priva de la servidumbre a las cuales
resistirse”.
Bajo esta óptica es desde donde puede contextualizar y leerse la vida y obra
literaria de Juana Pavón, como un contra discurso a los poderes dominantes y establecidos.
Ello es lo que exactamente la define como una persona EXACTA, como exacta es su
poesía en relación con su modo de vivir y sentir esta vida o, “a subsistir” como
ella lo dice. Porque: “En exacta vemos a Juana exactamente como es; vemos al mundo
a través de su experiencia y presentimos que la historia de Juana no es única, posiblemente
existan muchas Juanas en nuestra sociedad y en todas las sociedades de Latinoamérica
(o quizás de todo el mundo)”. (Castro, A; 2004)
Para Ada Luz Mejía (2010) en su trabajo sobre la mujer y la poesía en Honduras,
dentro de las cuatro generaciones que establece en la historia ubica a Juana dentro
del grupo contemporáneo, es decir: “las nacidas entre 1940 y 1973, cuyos nombres
son (en el orden en que aparecen en la antología): Juana Pavón, Blanca Guifarro,
Sara Salazar, Claudia Torres, Xiomara Bú, Alejandra Flores, Aída Sabonge, María
Eugenia Ramos, Amanda Castro, Débora Ramos, Waldina Mejía, Elisa Logan (Elizet
García), Lety Elvir, Indira Flamenco, Rebeca Becerra, Yadira Eguiguren, Armida
García y Francesca Randazzo. Actualizando las publicaciones de este grupo de poetisas,
me permito nombrar tanto las que se incluyen en la antología como las que se han
dado en años posteriores, aporte valioso a la colección de la poesía escrita por
mujeres en Honduras. Es importante no pasar inadvertida la incursión de estas féminas,
no solo en la producción poética, sino también en otros géneros, como en el cuento
y en el ensayo”.
Juana no puede identificarse únicamente como poeta, sino sobre todo como
una mujer que se convirtió en un personaje del país que libró batallas por los
derechos de las y los desposeídos de este mundo, como batallas por la sobrevivencia
y, para ello encontró en la poesía una forma de expresión.
Al acercarse a la trayectoria de vida de Juana Velásquez Pavón en sus diferentes
etapas, desde su nacimiento, niñez, juventud, adultez y vejez se observa que esta
vida ha transcurrido a la intemperie, sin techo propio, propiedades personales y
muy poca protección. Físicamente sin la “habitación propia” y la independencia
económica que demanda Virginia Woolf para que las mujeres puedan escribir, pero
sí con la suficiente independencia personal para expresarse (Véase Woolf, V; 2005).
Razón por la cual la crítica literaria norteamericana Janet Gold ha llamado a Juana
como la “poeta de la calle” (Gold, J; 2001), o “la poeta del hambre” como lo ha
llamado el músico hondureño Alex Palencia (1986), porque la poeta escribió desde
su experiencia de orfandad, olvido, de soledades diurnas y nocturnas.
En la vida de Juana, San Marcos de Colón es su ombligo y referente permanente
territorial e identitario.
La infancia de Juana Pavón, de una manera u otra, más allá de las privaciones
de la vida entre orfanatos e internados, se desarrolló en cierto sentido en el mundo
de las letras, aun cuando, como ella contó de sí: “A mí me decían siempre que
era una inadaptada, y yo les respondía que no me podía adaptar a su mierda, solo
a la mía. Siempre fui muy directa. Hablé lo que pensaba. A mí me castigaban mucho
por esos contratiempos, porque era muy tremenda” (Pavón, J; 2003).
Con su padre adoptivo, el Dr. Mata, el único vínculo que mantuvieron fue
mínimo debido al exilio de este. No obstante, hereda de sus años entre las comunidades
de religiosas una buena formación y sobre todo sus intereses por la lectura y el
estudio, como una cosmovisión de la vida. Desde su infancia mostró interés por la
literatura. Leyó como ella misa lo expresó a la escritora española Corín Tellado
y especialmente la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, poesía que recuerda permanentemente.
Sor Juana, es para Margarita Pavón “la primera feminista” (Pavón, J; 2003). Pero
la obra que más impresionó a Juana ha sido Las mil y una noche, que tiene una influencia
en su estilo y forma de escribir.
Para Juana sus escritores y autores preferidos fueron: “Antonio Machado,
Vallejo. Pablo Neruda es sorprendente. De mi país me gusta mucho Roberto Sosa.
(Juana nos ve a la cara y ataca a quemarropa). Ya van a decir que todos son poetas
de izquierda y que me estoy contradiciendo”. Como se verá más adelante la influencia
de Neruda es clara en su estilo de escribir. Respecto de los escritores y escritoras
centroamericanos sostiene; “Me gusta Roque Dalton, me fascina Silvia Elena porque
es muy erótica, Federico me encanta y ¡es derecha!, pero tiene tanta ternura”. (Pavón,
J; 2003)
No es el acaso que Juana Pavón se caracterizó por un excelente conocimiento
de la poesía y memoria literaria, una buena ortografía y una estilística letra
palmer. Era capaz de recordar cada una de sus lecturas y sobre todo la poesía,
como también recordaba por su nombre a cada persona que conoció.
La vida inquieta de Juana como su búsqueda de oportunidades la llevaron a
migrar a Tegucigalpa. Para inicios de la década de los setenta se instaló prácticamente
en esta ciudad. Su vida desde entonces se convirtió en una lucha por la sobrevivencia
entre el alcoholismo y sexo tal como ella misma lo relata, en esta ciudad: “salí
embarazada de mi primer hijo y estaba en la calle completamente. Yo me iba a acostar
con hombres para que me dejaran con mi hijo en el hotel. Ese era el pago. Aunque
yo sabía que estaba destruyendo mi vida y la de mis niños”. (Pavón, J; 2003)
En el año 1974 procreó a su segundo hijo, a quien le puso por nombre Fernando
Roberto y el año 1975 nació su hija Michell Marie, nombre que adoptó en memoria
de dos religiosas canadienses que trabajaban en el Instituto Goretti. A todos sus
hijos los dio en adopción porque consideró que era lo mejor para ellos y actualmente
todos viven fuera de Honduras. Los padres adoptivos de Fernando Roberto le cambiaron
el nombre por Antonio Farach y a su hija por el de Patricia Dorcy.
De la orfandad de su niñez hasta su mayoría de edad, su vida transcurrió
entre la pobreza, el alcohol y la búsqueda de la sobrevivencia. Así como en la
creación poética. Tal como ha sido representada en la obra de teatro del director
salvadoreño, Carlos Velis publicada el año 2006, para quien: “Juana ha vivido mucho.
Ha experimentado extremos en su búsqueda, ha conocido placer y dolor, recuerdo y
olvido, cariño y abandono. Agitada por pulsiones de vida y de muerte, Juana avanza
hacia lo oculto que hay en nosotros mismos y en nuestro mundo”. Asimismo, considera
que: “Juana es frágil, arrastrada por la marea de la existencia y agitada por pasiones
cuya esencia desconoce pero que la conducen a la agonía de la marginalidad. Y es
justo desde ahí que se nos hace entrañable. Porque es en esa misma debilidad donde
nos reconocemos, y en la que la vida de Juana aparece como una trasgresión involuntaria,
que destapa el orden injusto que sostiene el mundo”.
Los primeros años de la década de los setenta fueron difíciles para Juana
en su proceso de integración a la ciudad de Tegucigalpa, pero poco a poco empezó
a frecuentar al mismo tiempo los bares, cantinas y los espacios culturales y artísticos
en donde fue conociendo a las y los intelectuales, escritores, artistas de teatro
y los artistas visuales de la Escuela Nacional de Bellas Artes, con muchos de ellos
empezó a establecer relaciones de amistad e intercambio, a la vez que con otros
de odio-amor. Este acercamiento le permitió ir visualizando una forma de expresarse
sobre su experiencia de vida, como de la situación social y política del país
y encontró en la poesía y el teatro una forma de hablar y desarrollar su carácter
y visión de la vida.
No se puede olvidar que también Juana Pavón fue protagonista y testigo de
uno de los momentos más difíciles en la historia de Honduras como fue el de la
transición de los gobiernos militares a la democracia tutelada y desde arriba durante
la década de los ochenta del siglo XX, caracterizada por la persecución política
y la violación de los derechos humanos.
Es en este contexto donde Juana inició con su creación literaria y empieza
a identificarse como una mujer de las letras y convertirse en la “poeta de la calle”,
como la ha llamado Gold. En Tegucigalpa la vida de Juana aconteció entre la creación
literaria, las presentaciones y recitales en el teatro nacional Manuel Bonilla,
centros culturales y múltiples eventos sociales y políticos como mítines, huelgas
y manifestaciones. Fueron variadas las presentaciones y recitales de Juana en diferentes
lugares del país y Centroamérica en los cuales, como sostiene González: “por lo
general sus recitales tienen un aire de expectante teatralidad”. (González, J; 2014)
Como actriz Juana desempeñó el papel de sor Margarita, en la película hondureña
Anita, la cazadora de insectos del cineasta Hispano Durón que fue presentada en
las salas de cine hondureño el año 2002. (González, J; 2014)
Si bien la vida de Juana transcurrió a la intemperie, no fueron pocos los
reconocimientos y homenajes de los que fue objeto por parte de instituciones públicas
y privadas. Uno de los premios que se le otorgó fue el de la farándula en la 7ma
Edición de los Premios eXtra 2005, en el que Juana expresó lo siguiente: “Yo no
soy un icono de la moda. La ropa que llevo, si no me la regalan, la compro en un
baratillo. Igual que yo, la ex primera dama del país acaba de ser premiada, pero
algo importante nos diferencia. Con lo que ella paga por un solo vestido yo podría
alimentarme por lo menos dos años. Este premio que me ha sido otorgado lo dedico
a los enfermos de Honduras que mueren en los hospitales por falta de medicamentos.
Lo dedico a mi pueblo y a mi país que, en estos momentos, están más enfermos que
nunca por culpa de los gobernantes que elegimos esperando que acaben con nuestra
miseria, pero que la llevaron más bien a nuevos picos, al revelarse aún más corruptos
que todos sus predecesores”. (Citado por Roy, E; 2010)
Aquí donde vivo estoy muriendo.
Esta agonía lenta trae paranoias cólera remordimientos excusas un no lo vuelvo
a hacer. Aquí me muero de hambre de frío de angustia. De un miedo a todo. ¡Carajo!,
estoy muriendo. ¡Ay, cómo quisiera morir de risa! (2004)
Y es que en la risa Juana siempre volvía a renacer y era capaz de gritar
abiertamente aun en la situación límite como la que vivió en los últimos años:
No dejaré Que el sentimiento me
desgarre y domine porque es más doloroso que el sufrimiento mismo. (2013)
Juana Pavón murió el día 28 de marzo del año 2019 en la ciudad de Tegucigalpa
después de una larga vida a la intemperie.
ROLANDO SIERRA FONSECA (Honduras, 1965). Es licenciado en Historia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Magister en Sociología por la Universidad Academia Humanismo Cristiano de Chile y Magister en Ciencias Sociales y del Desarrollo del ILADES, Universidad Gregoriana en Roma. Se desempeña como catedrático de la maestría de Gestión y Desarrollo de la UNAH y coordinador del Informe sobre el Desarrollo Humano de Honduras del PNUD. Miembro de la Academia Hondureña de Geografía e Historia. Formado sólidamente, es el primer historiador de la iglesia en Honduras; pero su ámbito de estudio trasciende esa especialización y abarca el campo del desarrollo, la modernización y las ciencias sociales en América. Actualmente se desempeña como coordinador de la Unidad de Seguimiento de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
CELINA PORTELLA (Brasil, 1977). Artista plástica invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura. Fue nominada a premios, como la Beca ICCO/SP-Arte 2016; EFG Bank & Art-Nexus Acquisition Award, en SP-Arte 2015 y Pipa Award 2013 y 2017. Fue premiada en Salón Acme/Casa Wabi Residence en Oaxaca, México (2020); en la XX Bienal Internacional de Artes Visuales de Santa Cruz, en Bolivia (2016), y también en el II Concurso de Videoarte Fundaj, en Recife (2008). Obtuvo la beca del Programa de Fomento a la Creación, Experimentación e Investigación Artística SEC+Faperj, en 2016; por el 1er Programa de Fomento de la Cultura Carioca en las Artes Visuales, en 2013; por la Beca de Apoyo a la Investigación y Creación Artística, de la Secretaría de Estado de Cultura, en 2012, y por la beca del Centro de Arte y Tecnología de la EAV Parque Lage, en Río de Janeiro, en 2010. Participó de residencias artísticas en Bag Factory Artists ‘Studios, en Johannesburgo, Sudáfrica; en el Centre International d'Accueil et d'Échanges des Récollets, en París; en LABMIS, en el Museo de Imagen y Sonido, en São Paulo; en Galeria Kiosko, en Santa Cruz de La Sierra, Bolivia, entre otros. Desarrolló proyectos y expuso en varias instituciones y galerías de Brasil y del exterior, entre las que se encuentran: Sesc São Paulo, Centro Cultural Banco do Brasil, EAV Parque Lage, Caixa Cultural, Centro Municipal de Arte Hélio Oiticica, MAC Santiago de Chile, Uj Art Galería, Galería Cremallera, Galería Kiosko, A Gentil Carioca. De las participaciones en exposiciones colectivas, se destacan Histórias da Dança no MASP, São Paulo, 2020; Salón Acme 08 | Ciudad de México, 2020; Crestas Trienal de Artes, en Sesc Sorocaba, 2017; III Muestra del Programa de Exposiciones del Centro Cultural São Paulo, 2012 y “Nova arte nova”, en el Centro Cultural Banco do Brasil en Río de Janeiro y São Paulo, 2009. Como bailarina y co-creadora, trabajó con las coreógrafas Lia Rodrigues y Joao Saldanha. Celina es de Río de Janeiro y actualmente vive en São Paulo. Estudió Diseño en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro y se graduó en Bellas Artes en la Université Paris VIII.
Agulha Revista de Cultura
Número 236 | agosto de 2023
Artista convidada: Celina Portella (Brasil, 1977)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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∞ contatos
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