segunda-feira, 15 de janeiro de 2024

FLORIANO MARTINS | En una mesa de luz con Ernestina Elorriaga [Part. Maria Helena Giraldo González]

 


En 2022 estaba en Santa Cruz de la Sierra, la encantadora ciudad boliviana, invitado a participar en una Feria del Libro, y cuando le escribí a mi querida cómplice de crímenes literarios, la colombiana Berta Lucía Estrada, ella entonces me dijo que allí estaría una buena amiga suya e inmensa poeta, la argentina Ernestina Elorriaga. Rápidamente nos miramos a los ojos. Una de esas amistades-relámpago que a veces ni la poesía explica. Su poema refleja este gesto profundamente humano que articula en su vida. Nacida en Darregueira (1954), la poeta argentina Ernestina Elorriaga es una de las voces más conmovedoras de la poesía hispanoamericana. Viajero incansable, ha participado en encuentros como Poetas con la Gente, Cosquín; Feria Internacional del Libro de Córdoba; Festival Internacional de Poesía de La Habana, Cuba; Palabras de Poeta, Escuela de Lenguas de la UNC, Córdoba; Festival Internacional La Palabra, Ríosucio, Colombia; Festival Internacional de Medellín 2017; y Feria del Libro de Santa Cruz, Bolivia, 2022. Libros publicados: La lengua de la noche y El miedo de una casa inexistente, ambos en 2019, y Mi corazón es una perra huérfana (2023). Mientras nos reuníamos, varios poetas, en torno al encuentro en la ciudad boliviana, siempre compartiendo las maravillas de la cerveza Huari, algo nos decía que el siguiente paso sería realizar esta entrevista, que nació con la misma intensidad con la que Ernestina Elorriaga (conocida cariñosamente por todos como Tina) brinda por su propia existencia. En nombre de la Poesía.

Esta conversación fue publicada originalmente en la revista Altazor (Chile). Inmediatamente después de su publicación, me escribió mi amiga María Helena Giraldo González (Colombia, 1959), con un comentario muy interesante, destacando pasajes de la entrevista. Luego le pedí que ampliara el texto porque me interesaría mucho incluirlo en nuestra edición de Agulha Revista de Cultura. Aprovecho también el momento para incluir nuevos poemas de Ernestina Elorriaga.

 

FM | Tina, ¿qué pasa con la vida mientras estás creando?

 

EE | La vida es creación. Estar vivo, respirar, sentir, emocionarse, permitirnos andar el día con ojos de asombro es andar en estado de creación.

Pensar en lo que estoy escribiendo, oír música, salir a saludar las plantas, elegir qué libro he de leer en el transporte público, eso pasa con mi vida (la vida) porque mientras todo eso pasa me alimento de lo que nutre lo que escribo.

¡La vida está ahí, besándome la boca!

 

FM | Hay un poema tuyo en que leemos que ser otro es una ardua tarea. Por supuesto que hablas más allá de la alteridad que implica la creación. Es como aceptar el imperativo de la presencia múltiple de personajes que nos llegan como la prueba de que la vida es un sendero sin fin. Con eso, tu poética se acerca más del drama que del mundo lírico. Pero, ¿desde cuándo? ¿Y cómo la realidad te enseña sus mecanismos necesarios para convertir ese doble trueco de videncias & evidencias que encontramos en tus poemas

 

EE | Mi madre repetía esa frase, en una cantinela que me molestaba cuando era adolescente, pero que implicaba estar atento a no hacer al otro aquello que no nos agrada nos hagan a nosotros, un ejercicio de tolerancia y paciencia, no es fácil ser otro.

De las relaciones humanas más complejas, es la relación madre/hija.

El poemario es un intento de reconstrucción de esa casa inexistente, porque una casa habitada por el miedo no es una casa, en el sentido de hogar, de lar.

Hay en esa casa batallas no resueltas, la madre peleando con el tizón de la noche, la madre peleando con un río embravecido. Hay el deseo de reconstrucción con el otro/la otra, no hay idea de demolición. La vida es con el otro/la otra la vida, siempre.

 

FM | La morada de un creador es el lenguaje, pero me parece que desde el punto en que este lenguaje sea fruto de su respiro, de su percepción de los peligros y el voltaje de su presencia en el mundo. Me gustaría recordar una observación de Berta Lucía Estrada en un comentario sobre tu libro El miedo de una casa inexistente (2019): En el mundo e la infamia, donde los exilados no vuelven, o donde los inmigrantes mueren en las costas de Occidente, no hay libre albedrío. La tragedia no da respiro, repite una y otra vez los pasos del delirio. Por eso es una casa inexistente, una casa de humo, una casa de niebla, una casa de tinieblas, de frío y de desamparo. El pasado es un eterno presente y el futuro ya se ha vivido desde los tiempos más antiguos. ¿Podrías hablar un poco del nacimiento del tema de este poemario?

 

EE | La Casa inexistente es la experiencia de la orfandad, pero orfandad no de abandono, sino de entrega sin fin. Una orfandad no enclavada, sino transcurrida. El haberse abierto paso por la ausencia, hasta el encuentro de todo lo ausente, de haber sido todos los nombres hasta no tener nombre.

O a la inversa de no tener nombre a tenerlo.

Es huérfana una madre cuando se extravía a los ojos del hijo si no estoy a tu lado y me salvo contigo.

Nombres extraviados, nombres en los días por venir. Un camino de regreso, de principio a fin, siempre iluminado, eternamente temido, conjurado.

 

FM | Por supuesto que en tu libro la grandeza poética no se deja dominar por los lugares comunes del nacionalismo y lo que Octavio Paz llamaba de su desmesura retórica. De todos modos, me gustaría saber lo que piensas de las relaciones entre la estética y las recetas morales. ¿Cuál sería, después de todo, la moral del poeta?

 

EE | No hay moral del poeta. No debe existir un corsé que apretuje la libertad de la palabra en el universo del lenguaje, estaríamos en riesgo. La poesía, con más razón lo estaría si la palabra es amordazada.

Creo que en la poesía debe prevalecer la ética de la subversión, debe ser inconforme, disidente, lo que significa que no debe haber en ella sombra alguna de propaganda política, no se debe confundir la estética con la denuncia social. La ética de la poesía y del poeta es la de no ser fieles a la moda, debe creer y crecer en sus posibilidades estéticas etc. etc.

 

FM | ¿Hay un tiempo que crees que es el destino del poeta, en el sentido de que su vida es la dinámica obsesiva de ir o regresar a ese tiempo imaginario y deseante?

 

EE | No lo he pensado, pero creo que la poesía me acecha, me desafía, intento llegar a una escritura que siempre me es inalcanzable o al menos no me deja conforme y eso implica el regreso y otra vez la búsqueda.

 


FM | Según Martin Litchfield West, en muchos pasajes de Homero y de la poesía griega tardía, se indica el nombre de los dioses de una persona, un lugar o una cosa, generalmente en contraste con el nombre humano. Es una manera en la que los poetas pueden presentar nombres y palabras alternativos, elevados o marcados y reconocer su estatus especial. ¿Podría Tina revelarnos algunos de sus trucos imprescindibles a la hora de nombrar sus expresiones poéticas?

 

EE | En tercera persona. Tina no tiene trucos imprescindibles a la hora de nombrar su experiencia poética. Su yo lírico es un sujeto desnudo ora es una niña que busca el sitio donde el cielo copula con la tierra o es un niño que brota de un corazón llevando una piedra caliente o es quien arroja preguntas como dardos a la lengua de su padre. Su yo lírico no se agazapa detrás de grandes nombres más bien es un sujeto frágil frente a la inmensidad, atiborrado de preguntas.

 

FM | Si cambiamos el concepto de símbolo, y jugamos con las nuevas perspectivas que sugiere este cambio, podemos encontrar auténticas perlas. Pienso, por ejemplo, en confundir intencionadamente polvo y poesía. Esta última se convertiría en una fuerza creativa respecto al semen. Ahora bien, esto es lo que también significa poesía. Pensemos entonces en pasar a la pobreza, que se conoce como símbolo del desprendimiento del espíritu en la búsqueda ascética. Pero esto es también lo que representa la poesía. ¿Podemos entonces concebir la poesía como la suma de todos los símbolos?

 

EE | La poesía es suma y es eternidad. Ella está en todas partes, lo que no hay o no alcanza son sus traductores, sujetos que logren concatenar gran parte de su universo simbólico y condensarlo en una obra, tarea que ha sido realizada por aquellos a los que consideramos los grandes maestros como Lorca, Vallejo, Hernández, tarea que nos quita el sueño a todos quienes andamos por sus aguas. La poesía seguirá su camino más allá de la finitud humana.

 

FM | En medio de tantos viajes, tu equipaje siempre lleno de cosas nuevas y sensaciones de mundos tocados por primera vez, ¿bajo qué circunstancias creas? Pregunto por ese momento en que nos sentamos a escribir un poema, un libro.

 

EE | Las circunstancias son diversas. La escritura viene o no viene por un viaje. Pero hay un viaje, un viaje interior, una piedra lanzada, demorada en el aire y mi cuerpo lenguaje traduciendo, haciéndome saber que todo es posible entre el nacer y el morir, que todo es desconocimiento y que la escritura de poesía es el intento por develar aquello que no se habla, pero necesita decirse, volverse palabra, en fin, traducirse.

 

FM | La pregunta fatal: ¿qué ha estado haciendo Tina últimamente?: planes de vida, cartas del tiempo, el juego de ir y venir a través de las líneas trenzadas del horizonte…

 

EE | No sé si estoy haciendo, o estoy siendo hecha. Los mandatos laborales consumen gran parte de mis días pero allí peleando con la adversidad, escribo, corrijo, leo mucho, leo mis textos en vos alta, me escucho y me digo que soy feliz, que la poesía es lo mejor que me pasó.  Cuidó de mi adolescencia, fue mi refugio y ahora en esta edad madura me sigue cuidando, me ofrenda su misterio y a ella me entrego.

 

FM | ¿Olvidamos algo?

 

EE | Floriano, mucho agradezco este espacio de pensar y pensarme, con y desde la poesía. También quiero celebrar todo lo que haces en torno a ella, la poesía ha de estar muy agradecida… ¿O no?

 

Y NADA PUDO HACER

 

Le supliqué a la virgencita de Itatí

y nada pudo hacer

 

le rogué al Gauchito Gil

y nada pudo hacer

 

até el pañuelito por sus puntas

e imploré

Santo Pilatos la cola te ato

si no se va no te desato

 

el vientre crecía a pesar de mis ruegos

 

entonces fui por dios

pero los hombres

 

habían vendado sus ojos.



POEMA SIN TESTIGOS


La bestia injuria a cielo abierto

 

¿Alguien ignora que en la ciénaga no crecen los lirios?

¿Qué quedará de mí?

 

si la zozobra abre sus estrías

en lo hondo de mi cuerpo

¿Quién cuidara mi costado?

 

ser la niña que ensucia la palabra

niña sin infancia

a la que el olvido negará sus ojos

 

cómo recorrer mi nombre

andar por sus cantos

si la puntilla de sus letras ha sido mancillada

 

¿Cómo decir

con el terror demorado en la lengua?



MAL SUEÑO

 

Aquello es un mal sueño

una pesadilla con bestias que retornan

me aferro como puedo

a la fragilidad de mi carne

apenas un temblor cortando el frío

 

¿Quién lo decidió?

 

rota mi voz

me expulsan del nido

¿Quién enunciará entonces la palabra?

 

¿Quién denunciará a la bestia?

¿A qué fosa arrojarán su crimen?

 

¿Por qué ocultan el nombre de la bestia?

 

¿Por qué?

 

 

MARIA HELENA GIRALDO GONZÁLEZ | La poética de Tina Elorriaga, un río que atraviesa la pampa


El poeta con su escritura intenta asir la vida misma, relámpago lleno de contrastes. Tina Elorriaga en la entrevista que le hizo Floriano Martins en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia 2022, dice: “La vida es creación. Estar vivo, emocionarse, permitirnos andar el día con ojos de asombro, andar en estado de creación”.

Andar el día con ojos de asombro, andar en estado de creación, es ir en contravía con el objetivo del capitalismo “que todo marche bien”, siendo la creación nada rentable, y el poeta y el arte en general, indeseables en esta sociedad postmoderna hecha de prisas y resultados inmediatos. 

Andar el día con ojos de asombro, algo tan ajeno al capitalismo que, aliado con el estamento económico y político, induce a los individuos a trabajar más, y gastar en diversiones que el mismo promociona.

El poeta con su creación ilumina la oscuridad de su vientre lleno de vocablos inéditos. Busca vaciarse de los significantes amo del lenguaje y del medio social, ¿qué tienen estos significantes?, nos llevan a lo más mortífero de nosotros mismos, hasta conducirnos a la guerra, a las fraternidades y al amor, no posibles, en tiempos de paz, a las luchas religiosas, a la absurda cotidianidad con su ética de los bienes, haciéndonos gravitar como zombis alrededor de los objetos de consumo, y las premisas capitalistas.

Premisas que homogenizan el sentir, pensar y actuar en torno al mercado, indicativo de que vivimos en la ciudad de los discursos, siendo el del amo moderno, el capitalismo, alineado con el discurso de la ciencia y el universitario, cuya  política, nos dirá Sidi Askofaré en Clínica de sujeto y del lazo social 2012, “dominar, someter y controlar las relaciones del lazo social sobre un fondo de “forclusión del sujeto del inconsciente,”, lo que significa estar en el ámbito de las identificaciones, idealizaciones e ideologías propias de la psicología de masas, de la verdad enlazada al poder; también del saber, desde el sujeto cartesiano: “Pienso, luego soy”.

Lacan subvierte lo dicho por Descartes: “Donde pienso no soy”. Podemos decir que somos sujetos del conocimiento y sujetos del inconsciente, sujetos divididos entre saber y verdad.


En su acto creador, el poeta como sujeto del inconsciente, responde a la veta abisal que lo desborda, enuncia un medio decir, una verdad que le subyace; aunque encontramos poetas o escritores, no ajenos a los devaneos del capitalismo, respondiendo sus obras, en algunos casos, a las necesidades editoriales y de reconocimiento.

Sin embargo, un poeta poseído por el asombro, con huesos y carne atravesados por lo indomable de su ser, su obra y estilo, no van desligados de su decir e historia; la fealdad o belleza que retratan es un saber hacer con la palabra, con los recursos del lenguaje, para nombrar de otra manera su propio infierno, lo innombrable de sí y de los lectores que se ven así mismos reflejados en la obra.

El artista nos permite constatar que no hay verdades absolutas, que el no todo es la esencia de lo humano, su obra misma lo evidencia. No todo puede ser dicho.  Hunde su ser en coordinadas no conocidas, palpando el respirar del mundo. Ajeno a la moral en su proceso de escritura, en su fluir de río. No está amarrado a los dichos propios del lenguaje, padre de todos los nacimientos, la humanización, al mismo tiempo nos ata a los discursos, exclusiones, y racismos.

La creación, como dice Tina Elorriaga en la entrevista, “es un acto ético no moral”. En este sentido, la creación además de ser un acto ético es político, en tanto el poeta no abandona lo que lo desgarra por dentro, no lo abandona hasta sacarlo a la luz, no retrocede hasta amasar ese imposible de su decir, apenas balbucea lo que alimenta a su corazón herido, y las palabras no alcanzan a nombrar. Más él persiste en el texto, aunque lo angustie, lanza la casa íntima al vacío, en el silencio de la noche o en la algarabía del día.

La misma Tina nos lo deja sentir cuando plantea: “no debe existir un corsé que apretuje la libertad de la palabra”. Igualmente, su persistencia: “intento llegar a una escritura que siempre me es inalcanzable o al menos no me deja conforme y eso implica el regreso y otra vez la búsqueda”. Esto denota su posición ética y política en la búsqueda de lo que siempre se escapa, pero ella no renuncia, retorna, una y otra vez, a la palaba que se desliza por su cuerpo y se hace canto.  También su poética está en el reino de la estética, llena de imágenes de esa percepción de mundo que la acompaña, de la miseria humana que hiere sus ojos y su corazón, más nada tiene que ver su obra con el panfleto, o las arengas políticas.

Su estilo lo ha ido forjando el tiempo, las lecturas, los poetas amados, es lo que nos muestra Tina Elorriaga en la bella entrevista que nos trae Floriano Martins. Hasta sus respuestas tienen la fluidez y la espontaneidad de los espíritus libres, toda ella es río que atraviesa la pampa. 

 


FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957). Poeta, editor, dramaturgo, ensayista, artista visual y traductor. En 1999 creó Agulha Revista de Cultura. Coordinó (2005-2010) la colección “Ponte Velha” de autores portugueses en Escritos Editora (São Paulo). Curador del proyecto “Atlas Lírico de Hispanoamérica”, de la revista Acrobata. Estuvo presente en festivales de poesía realizados en países como Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Ecuador, España, México, Nicaragua, Panamá, Portugal y Venezuela. Curador de la Bienal Internacional del Libro de Ceará (Brasil, 2008), y miembro del jurado del Premio Casa das Américas (Cuba, 2009), fue profesor invitado en la Universidad de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos, 2010). Traductor de libros de César Moro, Federico García Lorca, Guillermo Cabrera Infante, Vicente Huidobro, Hans Arp, Juan Calzadilla, Enrique Molina, Jorge Luis Borges, Aldo Pellegrini y Pablo Antonio Cuadra. Creador y miembro de la Red de Aproximaciones Líricas. Entre sus libros más recientes se encuentran Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad (ensayo, México, 2015), O iluminismo é uma baleia (teatro, Brasil, en colaboración con Zuca Sardan, 2016), Antes que a árvore se feche (poesía completa, Brasil, 2020), Naufragios del tiempo (novela, con Berta Lucía Estrada, 2020), Las mujeres desaparecidas (poesía, Chile, 2022) y Sombras no jardim (prosa poética, Brasil, 2023).
 

 


MARIA HELENA GIRALDO GONZÁLEZ (Colombia, 1959). Poeta, ensayista, narradora. Administradora Educativa, Psicóloga social, especialista en Psicología clínica con énfasis en salud mental, asociada del Foro Lacaniano de Psicoanálisis de Medellín. Primera mención Concurso Nacional de poesía Porfirio Barba Jacob de Envigado y en el Concurso Nacional de Asmedas. Premio José Asunción Silva 2019. Publicaciones en la revista Ciudad, meFisto, Universidad de Medellín. Periódicos: Confabulación, revista Virtual Latinoamericana La Otra, Revista Raíz Invertida, Revista Innombrable, en la Revista Ciudad varios ensayos publicados. Revista Vericuetos, Francia. Revista chilena, Mal de ojo. En la revista peruana La manzana Mordida, Revista Extramuro de Uruguay, Proyecto Atlas Lírico de Hispanoamérica. Libros publicados: Lobos incendiarios (2007), La ciudad de tus ojos (2012), Otro nombre el viento (2018).
 



ROBERT EDMOND JONES (Estados Unidos, 1887-1954). Cenógrafo, iluminador e figurinista, conhecido por incorporar a nova encenação ao drama americano, este notável criador buscou sempre integrar elementos cênicos à narrativa, em vez de mantê-los separados e indiferentes da ação da peça. Seu estilo visual, muitas vezes referido como realismo simplificado, combinava o uso ousado e vívido de cores e iluminação simples, mas dramática. Seus projetos inovadores para a American Opera Company de Vladimir Rosing em 1927 e 1928 foram elogiados pela crítica. Jones também trouxe seu estilo expressionista para muitas produções realizadas pelo Theatre Guild, com designs inovadores para The Philadelphia Story (1937), Othello (1943) e The Iceman Cometh (1946). O maior sucesso comercial de Jones foi com The Green Pastures (1930), que, se incluirmos seu renascimento em 1951, teve um total de 1.642 apresentações. Seu livro The Dramatic Imagination é considerado a obra definitiva sobre a cenografia moderna da primeira metade do século XX. Robert Edmond Jones é o artista convidado da presente edição da Agulha Revista de Cultura.

 

Agulha Revista de Cultura

Número 247 | janeiro de 2024

Artista convidado: Robert Edmond Jones (Estados Unidos, 1887-1954)

editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com

ARC Edições © 2024


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