Este es un
diálogo que busca provocar las reflexiones de la poeta Carolina Zamudio sobre el
mundo que habita, como creadora, ciudadana insólita, lectora, productora cultural,
persona llena de lo que podría llamarse una intensidad de vivir, una mujer consciente
de su representación social, que quizás se centra más en la política del momento
que en su versión opuesta y contradictoria, el momento de la política, aunque éste
sea el gran subterfugio de nuestra época. Carolina desarrolló un proyecto cultural
integral en Uruguay, donde reside desde hace 7 años, la creación de una fundación
impulsada por lo que ella misma define como la intención de comprometerse con la producción
literaria como vehículo de desarrollo cultural en el territorio del Río de la
Plata y [que] tiene como finalidad primordial facilitar la
escritura, la investigación y la concreción de proyectos de escritores de todo el
mundo, sobre todo uruguayos y argentinos. Para los lectores de Agulha Revista de Cultura tenemos ahora una
reveladora mesa de conversación, donde la entrevistada puede introducirnos en su
mundo, tanto el de la creación poética como el de la producción cultural.
Carolina Zamudio (Argentina, 1973). Poeta, periodista y ensayista.
Es una de las referentes de la poesía argentina de su generación en el mundo. Creadora
y Directora de la Fundación Cultural Esteros (www.esteros.org), de la Revista Literaria y el
Encuentro de Poesía del mismo nombre. Periodista por la Universidad Católica Argentina
y Magister en Comunicación Institucional y Asuntos Públicos por la Universidad Argentina
de la Empresa. Premio Universitarios Siglo XXI del Diario La Nación, Corona al Poeta
en el Eiseddfod del Chubut y Senado de la Nación. Publicó: Seguir al viento, Ediciones Último Reino, 2013 (Argentina); La oscuridad de lo que brilla, edición bilingüe
español/inglés, Artepoética press, 2015 (Estados Unidos) y Confluencia, 2023 (Bolivia);
Doble fondo XII, Musgonia Colección, 2016
(Colombia); Rituales del azar, edición
bilingüe español/francés, Éditions Villa-Cisneros, 2017 (Francia); Teoría sobre la belleza, Imaginante, 2017
(Argentina); La timidez de los árboles,
Hilo de Plata Editores, 2018 (Colombia) y Yaugurú, 2022 (Uruguay); El propio río, Colección Lima Lee, 2020 (Perú)
y El Ángel Editor, 2022 (Ecuador), Vértice,
Raffaelli Editore, 2020, edición bilingüe español/italiano (Italia) y Las certezas son del sol, Valparaíso Ediciones,
2021 (España). Ha asistido a eventos literarios en Colombia, Estados Unidos, Perú,
Cuba, España, Ecuador, Bolivia, Argentina, Francia y Marruecos, entre otros. Colabora
como periodista y ensayista para diversos medios. Vivió y trabajó en Emiratos Árabes
Unidos, Suiza, Colombia y Uruguay, donde reside en la actualidad.
FM | Desde la creación de la Fundación Esteros hasta
la actualidad, ¿ha habido algo que haya cambiado significativamente en tu idea de
crearla? Pienso tanto en los planes iniciales que no funcionaron como en la perspectiva
de nuevos logros.
CZ | Leyendo la introducción al diálogo más esta pregunta,
me veo tentada a responder que sí y que no al mismo tiempo. A pesar de que algunos
de los planes primigenios no se hayan podido concretar al momento, creo que la génesis
y objetivos globales del proyecto siguen intactos y, fundamentalmente, que fuimos
adaptándonos y reconvirtiéndonos conforme el paso del tiempo, de acuerdo a las posibilidades
y oportunidades del momento y del entorno. Y no me sorprende porque es algo inherente
a mi personalidad e historia de vida, que de alguna forma debe haber ido permeando
en el proyecto personal y el del equipo de Esteros. Por otra parte, también descubrí
que es una condición esencial para la supervivencia de los proyectos culturales,
al menos gestionados desde este sur del mundo.
FM | En 2023 se llevó a cabo la 4ta edición del “Encuentro
Esteros”, siempre con una rica programación. ¿Cómo satisfacen el público y la prensa
tus expectativas? Las lecturas de poemas se repiten en Hispanoamérica desde los
años 60, cuando los directores de las revistas El cuerno emplumado (México) y Eco
Contemporáneo (Argentina) se unieron y diseñaron este modelo de expresión artística.
Desde entonces, ¿qué ha cambiado en tal situación? ¿Qué hay de nuevo en eventos
similares actuales, incluido el que diriges?
CZ | Efectivamente se realizó la cuarta edición del Encuentro
Esteros, que se llevó a cabo en la Feria Internacional del Libro de Montevideo con
el apoyo de la Cámara Uruguaya del Libro y otras instituciones. Se realiza en la
feria y otras locaciones, como la Fundación Benedetti y el flamante Museo de Arte
Contemporáneo Atchugarry. Tanto la presencia de público, como la respuesta de la
prensa fueron muy satisfactorias. Tengo la sensación de que el hecho que Uruguay
sea un país pequeño, pero con una altísima calidad y sensibilidad poética lo convierten
en un caso muy interesante para la realización de este tipo de eventos poéticos
a los que los poetas vienen con muchas ansias y, mejor aún, regresan conformes a
sus países. Se trata de un encuentro también pequeño (ese el espíritu que queremos
mantener), pero en el que confluyen poetas de quince países, más un número mayor
de creadores locales. La variada y nutrida calidad de los poetas posibilita que
un público competente, que asiste voluntariamente, acompañe siempre y disfrute.
Sumado a eso, la prensa que entiende del esfuerzo detrás de la iniciativa y celebra
la llegada de escritores de diferentes nacionalidades que se reúnen cinco días para
sumar sus registros y brindar su talento. Hemos tenido presencia en radio, prensa
gráfica y TV, más medios digitales, locales e internacionales. Respecto de las características
de época, creo que el gran diferencial, en el caso del Encuentro Esteros, es la
posibilidad de realizar un encuentro de poetas integramente presencial que se transmite
virtualmente a todo el mundo le da un alcance inusitado y muy valioso.
FM | ¿Qué tan efectiva ha sido la “Colección Flor del Espinillo”? Tras la publicación de los primeros 20 títulos en 2020, la colección parece haber dejado de existir. ¿Hay alguna planificación para su regreso?
CZ | La “Colección Flor del Espinillo” reunió, en libros
dobles, a cuarenta poetas del mundo en 2020 y a un número mayor aún en 2021 cuando
los encuentros, por motivos obvios, fueron virtuales, aunque no por eso menos profesionales
y ricos. Los libros, además de haber sido impresos, se encuentran en formato digital.
En los años subsiguientes la afortunada posibilidad de que se pudieran realizar
de forma presencial desviaron los esfuerzos logísticos y económicos a otro tipo
de necesidades. Ninguna puerta está cerrada y ojalá la flexibilidad, la fuerza de
trabajo y la creatividad nos permita continuarlos en próximas ediciones. Los proyectos,
como la vida misma, creo, querido Floriano, son una suerte de conjunción de azar
y buenas voluntades, garra y trabajo. La magia también hace sus maravillas. Que
esta pregunta tuya oficie sus sortilegios en todas direcciones.
FM | En 2019 apareció la revista Esteros, en su primer editorial preguntaba
por los motivos de crear una revista de literatura. En este texto presentas el espíritu
de la publicación, cuando observas: Esteros es una revista de divulgación, investigación, estudio y compendio –acotado,
pero ilimitado– de las letras todas, de todas las formas posibles también de abarcarla.
Sin más pretensiones, ni menos, que incluir las mayores manifestaciones posibles
de esta disciplina que nos apasiona, desde los clásicos hasta los escritores contemporáneos
encumbrados, desde los que salen a la literatura justo ahora o, visto de otro modo,
entran al universo más íntimo de las letras a compartir su obra en ciernes. Surgen muchas preguntas y curiosidades, desde
el apoyo financiero del proyecto hasta su inserción en el panorama tanto uruguayo
como continental en materia de proyectos similares. Este aspecto, en particular,
es algo que siempre nos ha preocupado mucho en Agulha Revista de Cultura: ¿cómo establecer relaciones de complicidad
efectiva con periódicos de otros países? Me gustaría saber tu opinión sobre cada
uno de estos detalles.
CZ | La Revista Esteros, uno de los proyectos insignia
de la Fundación Cultural Esteros, es una acción autogestionada que no recibe apoyo
económico alguno al momento. No obstante, la Fundación recibió la categoria de Fondos
de Incentivo Cultural otorgada por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
Desde Esteros estamos muy en línea con Aghula, dado lo cual hemos realizado alianzas
de cooperación para la realización de eventos y otras aventuras con instituciones
culturales de México, Colombia, Argentina, Ecuador y Brasil, entre otros países.
Nada más fructífero que esas colaboraciones en circunstancias en las que el apoyo
de los privados, por caso, es muy difícil de obtener.
FM | ¿Cómo se definen las agendas de cada número de la
revista? Pienso, en particular, en aquellas muestras dedicadas a la tradición lírica
de otros países, como la poesía árabe contemporánea, lo mismo en relación con Argentina,
la poesía de mujeres uruguayas o la reciente exposición de jóvenes poetas brasileños.
CZ | Para nosotros es muy importante pensar la revista
como una unidad y que presente material de calidad y relevancia para los lectores.
Nuestra nota de portada es algo que se conversa, piensa y busca particularmente.
Por otra parte, contamos con colaboradores en todo el mundo que siempre aportan
material interesante, voces nuevas o textos reveladores sobre escritores clásicos.
FM | Llevas siete años viviendo en Uruguay. ¿Te sientes
ya aclimatada al entorno cultural del país? ¿Y cómo ha sido tu relación con los
poetas uruguayos? ¿Cómo ha sido relevante esta convivencia en la creación de tu
propia poesía? Pienso en nombres más antiguos, como Julio Herrera y Reissig, pasando
por Juan Cunha, Marosa di Giorgio, hasta nombres más recientes, como Alfredo Fressia
y Rafael Courtoisie, este último ha sido un valioso cómplice en tus proyectos. ¿Sería
posible alguna relación de aproximaciones estéticas entre las literaturas uruguayas
y argentinas?
CZ | Poco a poco fui conociendo a poetas uruguayos, descubriendo
sus voces, entablando amistades y hasta proyectos colaborativos. He leído mucha
poesía uruguaya a lo largo de la vida, pero solo viviendo aquí pude enraizar y entender
algo que me parece muy propio de la poesía uruguaya contemporânea: el ritmo. Y que
probablemente, sospecho, tenga que ver con la fuerte impronta musical de Uruguay.
Sea como sea, es un rasgo muy característico que, siento, atraviesa gran parte de
la producción de estos años y los anteriores. No estoy hablando de los poetas uruguayos
de culto ni los premiados en el mundo. Es un fenómeno que observo con la literatura
que llega a mis manos, la que reseño o la que escucho en los recitales. Considero
que en la actualidad existentes menos aproximaciones estéticas entre Uruguay y Argentina
que las que podrían esperarse por proximidad geográfica, algo que aplica también
a la idiossincrasia, entre otras cosas. Es al menos mi personal perspectiva como
extranjera arraigada en este país.
FM | Quiero hacer dos citas de Octavio Paz como punto de partida para tus reflexiones. En la primera de ellas, el poeta mexicano nos dice: Dos extremos, dos imposturas: el nacionalismo y la ideología. Además, la desmesura retórica, la visión sumaria de la historia, las invenciones convertidas en recetas, los lugares comunes, el patetismo. Se trata de una lista muy intrigante, expuesta en una entrevista de 1988, y que está muy de actualidad hoy, tanto en la política como en la cultura. ¿Ha tenido alguna vez la poesía la fuerza para combatir estas distorsiones de la identidad, este violento desprecio por el humanismo, u opera en un territorio invisible que afecta sólo a quienes la comparten y que, en rigor, son una parte cada vez más pequeña de la humanidad?
CZ | Ya no hay tiempo para la poesía. Y está bien. Ejercerla,
de por sí, es un acto de resistencia moral e intelectual. La obstinada creación
poética es un bien escaso en un mundo que produce en serie y copia, donde dominan
las tendencias, los likes y fanatismos.
FM | En otra entrevista, de 1979, Octavio Paz observa
que la moral del poeta es verbal: es lealtad
a la palabra. Sin embargo, el poeta también se integra en el mundo como uno
más de sus personajes, como un ser social, un individuo aprisionado por leyes y
convenciones. ¿Cómo convive la poeta Carolina Zamudio con ese doble que la distingue,
por ejemplo, de ese segmento de humanidad que no es creativo?
CZ | Coincido plenamente con la cita de Paz. Desde mi
acotado razonamiento, considero que donde los poetas nos sentimos más activos y
efervescentes es en el terreno de la poesía. Y eso es de por sí nadar a contracorriente,
porque el poeta necesita de tiempos lentos, paz e introspección. O incluso de una
chispa creativa que es muchas veces efímera. Así que no es fácil insertarse en un
mundo de prisas e instantaneidad, donde los resultados son de corto plazo, justo
al revés de lo que busca la poesía.
FM | ¿Cómo te preguntas sobre la creación poética? ¿Qué
buscas cuando creas? ¿Qué interlocutor secreto encuentra en Carolina Zamudio, cuando
está creando sus poemas, alguien que quiera hablar con ella? En definitiva: ¿qué
motiva la existencia de tu poema?
CZ | La creación poética es la que me inquiere a mí, porque ninguna certeza puede hallarse en nada de lo que haya escrito al momento. Inquietar al lector es mi mayor obsesión, incluso con el texto más simple o, mejor aún, más todavía en ese caso. Quizá lo logre algunas veces, cómo saberlo… mientras tanto se sigue escribiendo, con ese solo norte, además de la necesidad intrínseca de hacerlo. Y leyendo, no necesariamente poesía, sino todo lo que llegue a mis manos, las cosas más insólitas, y sobre todo viviendo intensa o plácidamente, de acuerdo al momento. Escribiendo con fruición o permaneciendo largos meses en ‘silencio poético’, por necesidad también. Supongo que algún lector anochecido sería el mejor interlocutor para una poeta a menudo insomne y que escribe mayormente de noche. En ese territorio en pausa del mundo que da la oscuridad, los árboles y las estrellas, los fantasmas externos e internos, la luz que dan las sombras, el silencio que oye son una compañía extraordinaria y, por qué no, los mejores interlocutores. Por último, solo la necesidad y el deseo de hacerlo motiva la existencia de mi poesía. Nada más prescindible que ella. Para Poesía, hablemos de los poetas muertos a quienes nosotros, lectores, le garantizamos con ojos y oídos, memoria y emoción, su inmortalidad.
FM | ¿Qué truco del lenguaje define mejor tu creación
poética: la ilusión del tiempo o del espacio?
CZ | Sin dudas la del tiempo, que es todos y uno solo.
El espacio es siempre una ilusión transitoria.
FM | ¿Olvidamos algo?
CZ | El humor. En mi caso se olvidaron de otorgármelo
por genética, por eso lo busco, a veces infructuosamente, cada día.
…cerrando las puertas de 2023.
FLORIANO MARTINS (Brasil, 1957). Poeta, editor, dramaturgo, ensayista, artista visual y traductor. En 1999 creó Agulha Revista de Cultura. Coordinó (2005-2010) la colección “Ponte Velha” de autores portugueses en Escritos Editora (São Paulo). Curador del proyecto “Atlas Lírico de Hispanoamérica”, de la revista Acrobata. Estuvo presente en festivales de poesía realizados en países como Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Ecuador, España, México, Nicaragua, Panamá, Portugal y Venezuela. Curador de la Bienal Internacional del Libro de Ceará (Brasil, 2008), y miembro del jurado del Premio Casa das Américas (Cuba, 2009), fue profesor invitado en la Universidad de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos, 2010). Traductor de libros de César Moro, Federico García Lorca, Guillermo Cabrera Infante, Vicente Huidobro, Hans Arp, Juan Calzadilla, Enrique Molina, Jorge Luis Borges, Aldo Pellegrini y Pablo Antonio Cuadra. Creador y miembro de la Red de Aproximaciones Líricas. Entre sus libros más recientes se encuentran Un poco más de surrealismo no hará ningún daño a la realidad (ensayo, México, 2015), O iluminismo é uma baleia (teatro, Brasil, en colaboración con Zuca Sardan, 2016), Antes que a árvore se feche (poesía completa, Brasil, 2020), Naufragios del tiempo (novela, con Berta Lucía Estrada, 2020), Las mujeres desaparecidas (poesía, Chile, 2022) y Sombras no jardim (prosa poética, Brasil, 2023).
ROBERT EDMOND JONES (Estados Unidos, 1887-1954). Cenógrafo, iluminador e figurinista, conhecido por incorporar a nova encenação ao drama americano, este notável criador buscou sempre integrar elementos cênicos à narrativa, em vez de mantê-los separados e indiferentes da ação da peça. Seu estilo visual, muitas vezes referido como realismo simplificado, combinava o uso ousado e vívido de cores e iluminação simples, mas dramática. Seus projetos inovadores para a American Opera Company de Vladimir Rosing em 1927 e 1928 foram elogiados pela crítica. Jones também trouxe seu estilo expressionista para muitas produções realizadas pelo Theatre Guild, com designs inovadores para The Philadelphia Story (1937), Othello (1943) e The Iceman Cometh (1946). O maior sucesso comercial de Jones foi com The Green Pastures (1930), que, se incluirmos seu renascimento em 1951, teve um total de 1.642 apresentações. Seu livro The Dramatic Imagination é considerado a obra definitiva sobre a cenografia moderna da primeira metade do século XX. Robert Edmond Jones é o artista convidado da presente edição da Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 247 | janeiro de 2024
Artista convidado: Robert Edmond Jones (Estados Unidos, 1887-1954)
editora | ELYS REGINA ZILS | elysre@gmail.com
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