quinta-feira, 16 de maio de 2024

Libreto # 2 | Revista Virtual QUIMERA

 


Este novo Libreto de resenhas está marcado pela generosidade da poeta e editora Victoria Marín, da revista Quimera, da Costa Rica, que foi declarada cúmplice de nosso projeto tão logo eu lhe falei a respeito.

 


1 | VICTORIA MARÍN | Un viaje hacia la totalidad. Sobre el relato “La palabra laberinto se dice de muchas maneras”


Estos apuntes buscan recomendar una buena lectura y atender (grosso modo) las disertaciones que nos ofrece el escritor costarricense Rafael Ángel Herra sobre la criatura fantástica de Creta, su palacio de tortura y el género humano.

Recomiendo este relato a cualquier lector que guste del arte nutrido por la reflexión y la técnica, pero, en especial, a quienes estén dispuestos a dejar de ser condescendientes consigo mismos, abandonando las nociones idealistas y complacientes. Pues, la aventura del laberinto inicia con una prueba para el lector: la propuesta sobre el Ser que plantea la Metafísica de Aristóteles. Esta no es otra que la afirmación de la polisemia del verbo y su capacidad para articular múltiples significaciones en torno a lo uno, a semejanza de los laberintos multicursales. Solo si el viajero supera este preludio filosófico (o se siente atraído y dominado por el vértigo que produce la profundidad de la idea), podrá introducirse en ese lugar tenebroso y atroz que es el interior del hombre. Allí se encontrará cara a cara con la corrupción gracias a la metáfora del hilo de Ariadna, elemento de urdimbre que se consume al igual que la presunción de lo enteramente civilizado y bueno.

 

[…] Un hilo blanco se pudre en la humedad del laberinto

lo inhumano es humano.

 

Por otro lado, con esta revelación de la voracidad del espacio (que es al mismo tiempo la persona y el monstruo), se pone fin a toda esperanza, pues el retorno del lugar sagrado es imposible. Debido a esto, el viajero debe abandonarse a la contemplación de la brutalidad e, incluso, de lo monstruoso del razonamiento. Es así como el don de la princesa cretense pasa de ser una guía para el héroe a un tormento constante que acompaña de principio a fin al Minotauro y al lector, criaturas de idéntica naturaleza que se encuentran una y otra vez con las mismas galerías de piedra: la soledad, el deseo insaciable, la torpeza, la brutalidad y la duda que surgen ante una liberación imposible. De hecho, el autor afirma abiertamente que “ […] la suma de hombre y toro es igual a un hombre”.

Sin embargo, a pesar de que el genio primitivo confiere fuerza a nuestra naturaleza, este binomio difícilmente podría tener un resultado consistentemente armonioso, ya que, de acuerdo al relato y a la vida misma, hay lugares en el interior de cada hombre en donde la noche bulle y lucha por anteponerse, generando muerte y a veces vida. Recordemos que dentro del laberinto, como en el infierno, el tiempo, la vitalidad y los deseos son cíclicos.

Sobre esta temática dice el maestro de Estagira (un personaje más del relato):

 

Pero no ha muerto, no ha muerto, no ha muerto,

no ha muerto,

la fragancia de la carne fresca

lo reanima

da un mugido

resuella

cae sobre las vírgenes

cae sobre los efebos

y pone fin a un ciclo de horror

la víspera del día en que recomienza […]

 

Finalmente, luego de conducirnos hasta la plenitud de la conducta sanguinaria del Minotauro (conducta que, según el autor, se ve reflejada en los imperios construidos por el hombre), impera el patetismo como un recurso que está íntimamente ligado al ser humano, a la vida y a sus frutos. Ya no se habla solamente del individuo legendario, sino de una identidad universal representada por medio del mito. Es así como, aprovechando este recurso, Herra retoma la tradición para señalar el fin natural que invoca la sangre: la muerte como una retribución de carácter fulminante, logrando ponernos cara a cara con la totalidad, a veces asfixiante, de nuestro ser efímero y bidimensional y, al mismo tiempo, obligándonos a ser conscientes de que difícilmente podremos escapar del laberinto con vida, de esa historia sanguinaria que se repite a lo largo de las eras y en la cual estamos más que inmersos.

 

NOTA

Este relato pertenece al libro El soñador del penúltimo sueño (San José, Ed. de la Universidad de Costa Rica). 

 


2 | VICTORIA MARÍN | El tiempo cíclico y el elixir de los poetas en Licor Rojo y La Transgresión maldita de Guillermo Sáenz Patterson.

 

En esta obra, dividida en dos secciones, impera la voz de un poeta singular que nos comunica la voluntad de una fuerza terrible y misteriosa, la cual resulta incomprensible fuera de la esfera del poema, de aquel lugar en donde los sentidos se desbocan y nos conducen a las profundidades del Ser, a causa del hechizo de la palabra y de la lengua que ha sido tocada por los carbones encendidos del infierno.

Desde allí, el poeta diserta sobre el cambio, pero sobre todo, y al igual que algunos filósofos y sabios de la antigüedad, se preocupa por aquello que permanece al inicio y al final de la creación, eso que subyace bajo las apariencias y que apenas logramos percibir. Sin embargo, su filosofía termina en donde empiezan los dominios de lo simbólico; lo cual le permite comunicar desde la experiencia mística del hombre sensible.

Pero, no nos confundamos. El escritor no pretende iluminar el camino ni explicar la naturaleza por medio del conocimiento y la religiosidad como lo haría el filósofo parmenídeo o el héroe iniciático. Su gozo está en desafiar la inteligencia y el poder intuitivo del lector, llevándolo por los laberintos de la historia, del tiempo y de su propia mente; mientras, en medio de escenarios oscuros, transgrede la moral y cuestiona la memoria y el poder político de quienes pretendieron ser sus dueños y maestros.

Y es que, para la ambientación de este poemario, el escritor escogió como telón de fondo algunos lugares decadentes y marginales de nuestra Costa Rica. Allí es donde Sáenz, inspirado por la ley primitiva que surge de la noche de los tiempos, convoca a diversos entes y reclama para la naturaleza el destino de cada hombre, de cada ángel y demonio que ha puesto sus pies en las calles josefinas para instalarse en su memoria, atormentar sus noches e inspirar su poesía. Sin embargo, los deseos del poeta también se manifiestan y, de vez en cuando, lo incitan a cumplir con el capricho de salvar algunas almas (o quizás de condenarlas eternamente), suspendiendo su realidad en el papel y negándoles la desaparición. Tal es el caso de la polémica Beatriz Zamora López, Primera Dama de Costa Rica y esposa de Ricardo Jiménez Oreamuno, quien es recordada en la primera parte del poemario.

 

DAMA DE LA PRESIDENCIA

1924

Era una puta

y después fue una santa.

Le decían: la cucaracha.

Beatriz era tan bella

como una violeta salvaje.

Ricardo la rescató del abismo,

y ella probó el champán

sangriento de los chismes,

Salía por la puerta de atrás

a las calles

de la aldea purulenta.

Sus hijos fueron el viento y la bruma,

y en el Irazú cantó

a los pájaros el amanecer.

Dama eterna, murió

en la noche sombría de Dante.

Olvidada,

los poetas cantaron su belleza

e inteligencia.

Hoy,

su espectro rojo

vaga por los prostíbulos.

 

Sin embargo, a pesar de historias como esta, la voluntad de Sáenz es la voluntad del todo: Lo definido debe perecer para dar paso al elemento primordial e indefinido, con el fin de generar nuevos mundos. Y es que, solo en medio de este proceso, el poeta podrá degustar del licor rojo, de ese elixir de la vida y la muerte que hace girar la rueda de la existencia. Por tanto, al tomar esta bebida, el hombre se aproxima a la inmensa verdad del ser original, la cual, según los versos del poeta, pertenece a un orden justo, pero despiadado que obedece a las necesidades del cosmos. Pues, tal y como lo afirma Nietzsche (1938), inspirado en uno de los presocráticos, «Nunca un ser que posee cualidades definidas podría ser el origen y el principio de las cosas. El ser verdadero, concluye Anaximandro, no puede poseer cualidades definidas, sin lo cual habría nacido y debería perecer como todas las demás cosas. Para que el devenir no se pare jamás, es necesario que el ser original sea indefinido» (p. 41).

En relación con esto y con la temática cosmogónico-escatológica, recordando un poco al filósofo Tales de Mileto, escribe Sáenz:

 

El viento todo lo arrastra,

arrastra el mundo y el UNIVERSO

hacia el poder creador.

Otros mundos serán colonizados

y un nuevo COMETA

hará del agua el primer hombre

(Fragmento del poema El último hombre)

 

De esta manera, el poeta exalta la voluntad rebelde de la naturaleza (que se atreve a generar y a destruir a su antojo) y reconoce en ella la palabra que desafía la norma y la inmutabilidad. Además, Guillermo Sáenz Patterson nos comunica, tal y como lo han hecho muchos otros, el secreto creacional, basándose en la similitud de los elementos que menciona. Su poesía afirma que, tanto los poderes naturales como la palabra transgresora, crean y moldean la realidad e, incluso, la ocultan. Lo anterior se confirma en los siguientes versos:

 

La naturaleza, en su potencia

sutil y terrible,

crea trampas.

La belleza única y poderosa

de una mujer

y un hombre

crea al niño:

Poeta del Universo.

La religión más perfecta

es la palabra transgresora

y maldita.

Su desgarramiento

de la vida hacia la muerte

hace girar

el eterno retorno.

(Fragmento del poema IV)

 

Por otro lado, la pluma de Sáenz evoca la nostalgia y estimula la curiosidad perversa, pero sobre todo, nos comunica la esperanza de la renovación, aún haciéndonos partícipes de un presente de corrupción y miseria. Sin embargo, el fatalismo es inminente. Sus versos apuntan al hado funesto, al caos que nos espera en el futuro; ese que gobierna al final de todas las eras y que se ofrece de manos de la Fortuna en un banquete abominable: la vida en los bajos mundos de la Costa Rica del siglo XXI; digno escenario de los ritos que, retando al tiempo, podrían convocar al alegre y cruento Baco de Eurípides, o al terrible dios Pan de Arthur Machen.

 

Referencia Bibliográfica

Nietzsche, F. (1938) La naissance de la philosophie à l’époque de la tragédie grecque, trad. franc. Geneviève Bianquis. Paris: Gallimard

 


3 | IRENE DE SANTOS | La Quinta Bella Vista, una novela de tintes históricos escrita por Pilar Torres


La Quinta Bella Vista es una novela muy bien escrita, interesante, con buen ritmo y prosa cálida que engancha e invita a seguir leyendo. Es una historia de sanación en todos los niveles que puede experimentar el ser humano, en la medida en que decida vivir su vida siendo coherente con sus deseos, sin permitir que los estereotipos sociales la limiten. Nos hace pensar que, en ocasiones, quizás lo mejor sea detenerse y tomar distancia para evaluar nuestras prioridades. Es una historia de fe, vida y esperanza, a la que solo se accede por medio de un profundo proceso de introspección. Al final la autora se saca un as bajo la manga, un último elemento insospechado, que, como un regalo de despedida, nos deja un sabor dulce de un relato construido a través de los caracteres fuertes y muy bien logrados de sus protagonistas.

Ahora veamos de qué está hecha:

Aspectos formales

La prosa de Pilar Torres es ligera y de lectura fácil, cualidades que en ningún momento desmejoran la calidad de la escritura. Además, es transgresora de la norma al contar con dos narradores, ambos en primera persona, lo que permite adivinar un choque de trenes entre ellos y le añade vitalidad a la historia. Al enfocar la trama desde dos puntos opuestos, la escritora presenta su realidad como amplificada por el reflejo de múltiples espejos. Este recurso enriquece la obra y la dota de originalidad.

En cuanto a los diálogos, llama la atención la habilidad de la escritora, la cual se manifiesta en la manera de hablar de Sara, uno de los personajes. Cada línea de diálogo está cargada de palabras entremezcladas en varios idiomas sin sonar falsa o artificial, puesto que es coherente, clara y mantiene los mismos extranjerismos a lo largo de todas ellas. Sin duda, este recurso contribuye a reforzar la identidad del personaje.

Por otro lado, la introducción de las entradas transcritas de un diario que hay que descifrar para desentrañar los misterios de una historia de amor complicada en tiempos de guerra, bajo una férrea dictadura militar y en medio de la Revolución de los claveles, le dan un toque detectivesco a un relato muy interesante y bien logrado. También aparecen un testamento manuscrito y una carta cuyo contenido acerca al lector a la historia de una forma más íntima, como si compartiera las vivencias de los protagonistas, como si él también formara parte de la trama.

Escenarios

El principio de la historia transcurre entre la cotidianidad de la vida de una abogada en Santa Cruz de Tenerife, en un ambiente citadino y profesional, y una encantadora casita rural situada a 30 kilómetros de la capital. La elección de estos escenarios tan diferentes reafirma el carácter contrapuesto de las vidas de la protagonista y uno de los personajes secundarios. Se oponen diametralmente los estilos de la vida urbana, competitiva y acelerada, centrada absolutamente en el trabajo y la búsqueda del éxito de Lucía y la existencia más sosegada y espiritual que vive Sara en un medio rural.

Luego nos trasladamos a Sintra, un paraje precioso a las afueras de Lisboa, en Portugal, lugar donde está ubicada la Quinta Bella Vista, la razón de ser de esta historia. Los escenarios son suficientemente descritos y bien logrados, sin abrumar al lector con detalles innecesarios o redundantes.

Sintra

Por otra parte, podemos adivinar que la mención de algunas estancias en el relato no es gratuita. Todas ellas brindan información valiosa sobre los personajes, los sitúan en parajes que se ganan su peso en la trama, al aportar información sobre los protagonistas y sus andanzas. Cada sitio encaja en la historia como las piezas de un rompecabezas que al completarse nos da una idea más clara de quienes son.

Ambientación

Aunque la historia central transcurre en la actualidad y a propósito de un pleito por una herencia, bajo ella subyace la razón de ser de la misma, la historia de un amor accidentado que tiene lugar en Portugal entre los años 1973 y 1974, con el trasfondo histórico de la guerra de las colonias, la dictadura de Salazar y la Revolución de los claveles.

Personajes

La trama la mecen personajes entrañables e impecablemente construidos. Hablaremos de los más importantes.

Protagonista

Lucía: Es una abogada tinerfeña que se ha ganado un lugar en el mundo en base a estudio, trabajo, esfuerzo y sacrificio. La agobia una terrible fibromialgia, cuyo origen quizás no sea el planteado al inicio de la historia —en este relato casi nada ni nadie es lo que se percibe inicialmente—. La protagonista experimenta un proceso de transformación total en el devenir de la trama. Es, además, uno de los narradores en primera persona.

Personajes secundarios

Sara: Enfermera durante la guerra y curandera cosmopolita, de nobles sentimientos, dotada de una energía vital que nace de la necesidad de ayudar a los demás. Es una ciudadana del mundo que nos habla con sabiduría y desde el corazón. Esta es una de sus frases cargadas de verdad:

“Mais los sueños hay que perseguirlos cuando nacen, porque cuando envejecen pierden sua esencia, é ya no son sueños, sino deberes sin hacer…”

Este personaje fue creado con una delicadeza extraordinaria y nada en ella es casual, empezando por sus impresionantes ojos azules —que le valieron su apodo durante la guerra—, hasta su forma de vestir, envuelta en gasas coloridas, modos de ser y estar adquiridos durante su convivencia con las diferentes culturas con las que ha compartido su vida, en la gran cantidad de países donde ha residido. Esta idea es reforzada a lo largo de la historia a través de varios mecanismos, tales como objetos mágicos o sitios turísticos, cuya comprensión escapa al visitante común, pero que ella conoce. Esa característica le añade un toque mundano y cosmopolita a la novela y amplía el ya vasto espacio e idea de movimiento constante que envuelve la trama.

Victor Arantes: Militar retirado, hombre dedicado al servicio de la patria, un tanto tosco y rudo, cincelado por la vida militar y acostumbrado a la disciplina y a impartir órdenes. Él muestra al mismo tiempo una faceta un tanto sorprendente de su personalidad: es amante de la poesía. La construcción sólida de este personaje le otorga una total verosimilitud.

Miguel Arantes: oftalmólogo e hijo de Victor Arantes. Es el otro narrador de la historia, quien se va a querellar con Sara por la herencia en cuestión. A pesar de ser un personaje sólido, transmite la sensación de andar un poco perdido en el mundo, a la vez que un tanto ansioso, pues desea descubrir quién era su padre realmente. Se adentra en la historia decidido a desvelar el misterio que envuelve la vida de su progenitor.

Esta novela invita a la reflexión, a replantearnos nuestras prioridades a través de un proceso de introspección profundo, necesario para conectar con nuestro ser interior y evaluar nuestros proyectos existenciales, posiblemente enturbiados por la influencia de los prototipos sociales, las recetas de vida y el espejismo de éxitos ajenos, amenazas que asfixian la existencia del ser humano del siglo XXI.

Recomiendo la lectura de esta preciosa obra que tiene los elementos precisos para mantener la atención y el interés del lector. Estaré pendiente de la publicación de la siguiente, La llave del espejo, así como de todas las que, de seguro, consolidarán la trayectoria de esta exitosa escritora canaria.

 


4 | RAFAEL ÁNGEL HERRA | La belleza de lo difícil (sobre el libro Alfonso Gatto, poeta de la nación ofendida) y un entremés poético

 

Con Alfonso Gatto tuve un encuentro al aire libre, una noche de otoño, entre callejas y pequeñas plazas del casco histórico de Salerno, cuyas paredes, las del barrio donde nació, se habían adornado con textos de sus poemas, gracias a una iniciativa de la Fondazione Alfonso Gatto. En esos grafitis el poeta hermético se volvía popular, y no en vano, pues los versos estallan del lirismo que expresa la intimidad, y también la desesperación solidaria ante el horror de la guerra.

Este libro es un golpe de pasión. Nació como acto de simpatía por la obra de Gatto, por Salerno, y por mis amistades del campo de las letras que, entre otras actividades, se ocupan de su obra, la estudian y la divulgan.

Al verano siguiente recorrí otra vez el barrio de los grafitis poéticos que volvieron a encenderme el ánimo. No olvido el factor humano: recibir el Premio Internazionale di Poesia Alfonso Gatto 2019 que otorgan la Fondazione Alfonso Gatto, presidida por Filippo Trotta, y el Dipartimento di Studi Umanistici de la Universidad de Salerno, me dispuso al placer de traducir algunos de sus poemas. Rosa Maria Grillo, la Directora del Departamento y vinculada también a la Fundación, es testimonio y causa primera de este encantamiento.

Para darle forma al libro he elegido poemas de épocas diversas. Desde el punto de vista biblio- gráfico, existe una ventaja: el legado de Gatto se encuentra reunido en las 842 páginas de Tutte le poesie (Mondadori, 2017, editor Silvio Ramat). Lo difícil es decidirse por privilegiar escritos entre tantos y tan hermosos. Incluyo 39 poemas, dos de ellos en prosa poética (‘Marlene’ y ‘País’) y, para cerrar, un texto en prosa (‘Palabras a un público imaginario’).

La vida de Alfonso Gatto (1909-1976) fue inestable a causa de las circunstancias. Interrumpió sus estudios en Nápoles, trabajó como maestro escolar, fue corrector de imprenta, periodista, profesor de la Escuela Artística de Bolonia. En 1936 estuvo prisionero a causa de su antifascismo. Colaboró un tiempo como corresponsal de guerra de L’Unità, pero luego se separó sin dejar de ser poeta de la resistencia. Escribía en medio de ese teje teje del destino.

Su poesía, asociada al movimiento hermético de la época –igual que la de nuestra gran poeta Eunice Odio–, es melódica, creativa más allá de las formas habituales de la gramática, la sintaxis y la metáfora. Frente al intimísimo que caracteriza al género poético desde las revoluciones del siglo XIX con los poetas malditos, los textos de Gatto contienen referencias externas al texto, en una especie de narrativa que alimenta el lirismo y que lo convierte así en el poeta poderoso de la nación ofendida.

Dejo estas traducciones al lector. No dudo que sabrá disfrutar la belleza de lo difícil.

 

A continuación, se presenta un entremés poético de la obra Alfonso Gatto, poeta de la nación ofendida (Uruk Editores), libro cuyos poemas fueron compilados y traducidos por el autor de esta nota.

 

SIRENA

 

Tu garganta ha huido en la canción

como la espalda te busca y aprieta

para sacarte del sueño.

Memoria velada de corales rosados

de la sal muerta al amanecer

tu voz dejó una apariencia.

Triste atracción de amor precoz

se repliega en la quietud de los mares,

en una costa desconsolada.

Paz a las aguas y sobre las manos justas

cayeron flores recordadas en un sueño.

 


5 | VICTORIA MARÍN | El Ser habita en la palabra. Reseña de la novela costarricense Diario de la histeria.

 

Diario de la histeria es una novela corta escrita por la costarricense Ana Gabriela Peña Valle. Fue publicada en 2020 por Encino Ediciones, editorial cuyo trabajo dio como resultado un hermoso libro, de una presentación impecable, fiel en su estética a un contenido cautivador.

Con esta obra, la escritora (también abogada y bailarina) incursiona en el lenguaje del Ser, entrelazando poesía y prosa, mística y carne. Su lógica no es lineal, sino sensitiva, estructurada en la danza de contrarios. Es por eso que este es un libro de difícil clasificación; breve, pero denso, que retoma la temática bíblica del Génesis por medio de un lenguaje de imágenes que se agolpan y se ordenan según el sueño o la pesadilla representada en cada capítulo o día de la creación. Sin embargo, Gabriela Peña no diserta sobre lo onírico, sino sobre la realidad del personaje principal del libro: una Eva rebelde, fuerte y femenina, que no se deja doblegar por el estigma de la histeria y opta por una narrativa poética de resistencia, descubrimiento y reconocimiento ante las imposiciones y limitaciones que todavía pesan sobre la mujer. En su interior la palabra arde e inquieta se prepara para dar a luz preciosas quimeras, que han de nacer de la percepción del espacio interno y externo con miras hacia la apropiación de sí, contando la matriz, el mundo revestido de crudeza y maravilla y las partes de un cuerpo atento a la dinámica entre lo tangible y el sentimiento.

Al hacer esto, Gabriela Peña Valle no solo ofrece un variado banquete para saciar el hambre de un lector exigente (en su mesa se sirven el amor, la duda, la desesperación, el éxtasis, el deseo, el dolor…); pues, de las manos de esta mujer nos llega el sustrato de la vida, la poesía y la verdad de lo invisible, mucho más fiel al ser humano que la lógica convencional.

Y es que, aunque sea cierto que su ingenio muestra lo que se vive en el escenario de lo cotidiano, también expone aquello que no se dice ni resulta evidente, eso que llega a construir y destruir muchísimo más que las palabras emitidas por la corrección de las máscaras, dando forma a lo abstracto con la materia del simbolismo animal y vegetal hasta edificar un Edén tan fecundo y paradisíaco como árido y hostil, escenario de muchas muertes y resurrecciones, cada una más estimulante que la anterior, lo cual nos invita a romper el cristal del tedio y la norma con que habitualmente se mira para reinventar la forma de percibir y crear, de descubrirnos y moldearnos en la palabra con libertad, pasión, rabia, amor y locura.

Gabriela Peña Valle desde 1998 se inició como bailarina de la compañía independiente Danza Abend, bajo la dirección de la maestra Cristina Gigirey, Mimi González, Rolando Brenes, Gabriela Dörries y Luisa de la Torre. Desde 1998 integra los espacios de Danza Abend en roles principales y ha puesto en escena coreografías de su propio cuño así como trabajos en conjunto con Dörries. Ha bailado en el Festival de Coreógrafos, en el Festival Nacional de Danza y en el Certamen Semilla. Participó en el video Danza de Hilda Hidalgo en la Casa de Bernarda Alba.

Ha participado en talleres de escritura con Luis Chaves, e hizo algunas publicaciones en la Revista de Lenguas Modernas.

Estudió derecho en la Universidad de Costa Rica y actualmente ejerce como abogada, en su práctica privada centrada en el derecho de familia y mediación de conflictos.

 


6 | IRENE DE SANTOS | Encanto fatal de Melissa Marr: donde convergen lo real y lo fantástico

 

Encanto fatal, escrita por Melissa Marr, es una novela bastante par­ticular perteneciente al género fantástico, dado que, a pesar de contener todos los elementos de rigor que rompen con la realidad establecida, tales como elfos, reyes, reinas, profecías, male­ficios, pociones y dones extraordinarios, su trama transcurre en un entorno mundano y actual, al que se adapta y con el que está ínti­mamente relacionada.

Los antecedentes de esta historia se remon­tan a tiempos ancestrales, cuando Beira, la Reina del Invierno asesinó a su esposo, El Rey del Verano, y despojó a su hijo Keenan de parte de su poder para extender su reino de frío y hielo a toda la Tierra. Según las reglas que rigen esta antigua pugna, para recuperar sus poderes y lograr el equilibrio del clima, Keenan, heredero del trono del Rey del Vera­no, deberá encontrar a La Elegida, desposar­la y gobernar con ella la Corte del Verano. La candidata deberá someterse voluntariamen­te a una prueba que consiste en sostener el báculo de la Reina del Invierno. Si es La Ele­gida, el cetro no tendrá poder sobre ella, el frío del invierno contenido en él no la posee­rá y se convertirá en la Reina de la Corte de Verano, pero si no lo es deberá advertir a las próximas aspirantes del peligro que corren al aceptar someterse a la prueba. En Encanto Fatal Keenan cree haber hallado en Aislinn a La Elegida, por lo que aspira a convencer­la de que haga la prueba y se convierta en su ansiada reina.

Gracias a la habilidad de la autora, ambos mundos se integran a la perfección a lo lar­go de toda la historia, pues no solo coexisten, sino que, además, para sobrevivir deben de­sarrollar una relación de cooperación. De he­cho, el conflicto tiene su origen en el mundo mágico, pero, el que no sea resuelto, signifi­caría la eventual aniquilación de ambos pla­nos, el mágico y aquel en el que se desenvuel­ve la humanidad. Por otra parte, la solución del mismo está en manos de un ser humano.

De esta forma, la autora introduce sutil­mente la idea de que, si desapareciera el mundo mítico, la humanidad perdería una parte importante de sí misma y de su cultura; la habilidad de tejer historias fantásticas que reencuentra al ser humano con su imagina­ción, capacidad que le ha permitido soñar y concebir un mundo mejor.

Al anclar el origen del conflicto al mundo mítico y su resolución al mundo real, unién­dolos al mismo tiempo por un destino co­mún, Marr establece un nexo indisoluble entre ambos planos; y al ubicar el mundo fantástico en la actualidad y en una ciudad humana, plantea que la magia y la fantasía, lejos de quedar confinadas a estudios de mi­tos y leyendas, han acompañado al ser huma­no desde siempre y continúan siendo parte importante de lo que es.

En cuanto a los aspectos formales, esta es una historia narrada en tercera persona por un narrador omnisciente, en la cual el tiem­po sigue una cronología lineal, a excepción del prólogo, donde aparece una escena re­mota, ocurrida mucho antes que el resto del relato, que brinda al lector sus antecedentes. En líneas generales, es un libro de fácil lec­tura, interesante y dotado de un buen ritmo, que invita a seguir leyendo.

Cada capítulo es antecedido por una cita tomada de publicaciones de destacados fol­cloristas, escritores e investigadores, como Robert Kirk, Andrew Lang, Thomas Keight­lex y Lady Francesca Speranza Wilde, ma­dre de Oscar Wilde, quienes dedicaron su trabajo a la recopilación de mitos, leyendas y costumbres de las culturas irlandesa, esco­cesa y gaélica. Al hacer uso de cada una de ellas, Marr suministra al lector información necesaria para comprender los aspectos fun­damentales de la novela, sirviéndose de una prosa sencilla y directa, capaz de conducir a una intersección donde convergen múltiples elementos, reales y fantásticos, sin que este se pierda en un laberinto de antecedentes y detalles prescindibles. Por otra parte, la in­clusión de fragmentos del trabajo de estos re­conocidos folcloristas le imprime rigor cultu­ral a la novela.

Sobre la ambientación, queda claro que a través de las páginas de esta novela no visi­taremos la Tierra Media, ni emprenderemos ninguna cruzada épica hacia Mordor, el lu­gar donde crecen las sombras. Viajaremos a Huntsdale, Missouri, Estados Unidos, un lu­gar que se adapta bien a los requerimientos de la protagonista de la novela, porque al no ser una ciudad próspera, a diferencia de Pi­ttsburg y Washington, mencionadas también en el libro, hay menos elfos en él.

Cabe destacar que, a pesar de que la autora no creó un universo mágico donde se desa­rrollan los acontecimientos de su obra, logró algo muy importante: acercar la fantasía al mundo real y el legado cultural al presente, al implantar en un escenario citadino los ele­mentos más relevantes de las leyendas y mi­tos de Escocia e Irlanda.

Da la impresión de que, al desempolvar esos relatos ancestrales, las autora les da una nueva vida para sembrar en la mente del lec­tor la idea de que la fantasía ha evolucionado y es capaz de sobrevivir en contextos moder­nos, muy diferentes a los que le dieron ori­gen: está aquí, vive con nosotros, comparte nuestra cotidianidad y no nos abandonará, siempre y cuando nosotros la mantengamos viva, tal y como lo hace la autora con su obra.

Otro aspecto que cabe destacar es el hecho de que, a lo largo de toda la historia, se insiste en el cambio de costumbres con el paso del tiempo, y así se actualiza su contenido. Esto representa una evolución, si se quiere, de la cultura mágica. Hay un esfuerzo por parte de los personajes de adaptarse a las nuevas costumbres del mundo de los humanos. Son frecuentes las referencias a actuar de forma acorde con los nuevos tiempos, sobre todo en lo concerniente a la manera en la que el Rey del Verano debe cortejar a Aislinn.

Además, la autora va incluso un poco más allá con la protagonista, una joven de dieci­siete años que, si bien está dispuesta a acep­tar su destino, solo lo hará en sus propios tér­minos. Ampliaremos esta información más adelante, cuando hablemos de los persona­jes.

La historia se desarrolla en escenarios nada extraordinarios: un instituto católico dirigido por el padre O’Connell, un obispo irlandés — otro guiño al país de los elfos y las hadas—, una tienda de comic, una sala de billar, un restaurante, un salón de tatuajes, la casa de Seth, un vagón en un patio de trenes aban­donados, lugar favorito de Aislinn, porque al estar hecho de metal las criaturas mágicas no pueden seguirla a su interior, y la casa de la abuela de Aislinn, un departamento común y corriente.

Sin embargo, las cortes mágicas también tienen cabida en esta ciudad humana: la Cor­te del Verano está en el loft donde vive Kee­nan, el Rey del Verano, un lugar extraordina­rio donde crece una vegetación exuberante, las aves revolotean libremente y huele a na­turaleza. Por su parte, el asentamiento de La Corte de Invierno es una antigua mansión victoriana, donde el frío y la nieve campan a gusto, independientemente de la estación reinante en el exterior.

Por otro lado, variopinto es el término que mejor describe a los personajes en esta his­toria. Sin embargo, todos tienen algo en co­mún, y es que cada uno de ellos sigue las pautas contenidas en Las doce etapas del viaje del héroe, de Joseph Campbell. Encontramos a una heroína, a un heraldo que hace el lla­mado, a varios mentores y aliados, que ayu­darán a la protagonista a enfrentar el desafío y a una villana, quien es el enemigo a vencer para superar la prueba.

La lista de los personajes es la siguiente:

Aislinn (personaje principal): La protago­nista de Encuentro fatal es una joven que asis­te al instituto, pasea con sus amigas, como cualquier chica normal de su edad, pero que tiene el don de ver a los elfos, a diferencia del resto de los mortales, quienes no se percatan de su presencia. Esta capacidad, heredada de su abuela y de su madre, la hará vivir en un estado de estrés constante, dado que debe ocultarla tanto de los seres míticos, quienes la matarían si descubrieran que es capaz de verlos, como a los mortales.

Esta joven heroína recibirá el llamado a la aventura y lo rechazará al principio, pero, finalmente, luchará contra el mal. Aceptará su destino como Reina del Verano, pero im­poniendo sus condiciones: no renunciará a su vida mortal ni a su amor, Seth; continuará con su educación universitaria y asumirá su reinado, pero como un trabajo que debe rea­lizar con el Rey del Verano como colega, nada más alejado de la visión tradicional donde las princesas se rinden al amor de su príncipe y reinan felices para siempre en una corte mágica. En esta novela el típico cliché de los cuentos de hadas se rompe o, más bien, se actualiza. Ella es una mujer moderna y em­poderada, dueña de sus decisiones y de su destino.

Keenan: Es el Rey del Verano, quien duran­te siglos ha buscado a La Elegida para conver­tirla en su reina y, con su ayuda, restablecer sus poderes a plenitud, derrotar a la Reina de Invierno y devolver el equilibrio climático al mundo.

Beira: Es la villana por excelencia, Reina del Invierno y madre de Keenan. Desea con­servar para sí el control absoluto del clima y congelar la Tierra paulatinamente. Con un exacerbado ego y una vanidad sin límites es incapaz de albergar algún sentimiento noble, por lo que rechazará la oferta de su hijo de regir el clima en armonía, lo que supondrá su fin.

Donia: Antigua aspirante al trono de la Cor­te del Verano. Al fallar en la prueba que la convertiría en reina, queda relegada al papel de Dama de Invierno. Debe seguir las normas del juego y prevenir a cada nueva aspirante al trono de los peligros que la prueba encie­rra: si la chica no es La Elegida, al tomar el bastón de mando de Beira, no solo perderá su mortalidad, sino que además se transfor­mará en un ser atrapado entre dos mundos, con la difícil tarea de ser testigo del amor que cada nueva aspirante sienta por Keenan — amor que ella aún le profesa— cargo del que solo podrá liberarse si otra chica falla, con lo que se convertiría en su reemplazo. Asume el papel de mentora de Aislinn y la ayuda a de­rrotar a Beira.

Seth: Se convierte en aliado de lucha de Ais­linn. Es un personaje entrañable, un artista algo excéntrico, que hace esculturas de hie­rro, usa piercings, tiene tatuajes y ha adapta­do un vagón abandonado de tren como resi­dencia. Su amor por Aislinn hará que crea en ella, a pesar de no poder ver a las criaturas mágicas que la persiguen.

Este personaje afronta el problema con un enfoque muy actual: lejos de emprender una travesía épica en busca de un objeto fantásti­co que les ayude a derrotar al villano o con­sultar a algún ser mítico que le dé la clave de cómo hacerlo, usa la súper autopista de la in­formación para descubrir cómo asistir a Ais­linn en su lucha y así descubre, por ejemplo, antiguas recetas de pociones que le permiti­rán ver a los elfos, aunque esto pueda supo­ner la muerte para él. Es un chico valiente, arrojado y decidido a luchar codo a codo con su amada Aislinn.

La abuela: Ella es en realidad la primera mentora que ha tenido la protagonista. La crió y le enseñó a manejarse entre los elfos, también cómo sobrevivir. Es de quien la pro­tagonista heredó el don de verlos.

Para finalizar, retomemos la idea central. Más allá del conflicto presente en la trama de Encuentro fatal, cabe destacar el enfoque que le da su autora al mundo mágico con res­pecto al mundo real. Marr une ambos pla­nos bajo una amenaza común que, si bien se inició en el reino de la magia en un pasado remoto, pone en peligro la existencia misma del mundo real, y solo podrá ser resuelto por un ser humano.

Mediante este planteamiento, la autora crea una alegoría que transmite la idea de que la fantasía enriquece la realidad, por lo que será el ser humano el encargado de salvar el reino de la magia; pues, aunque el mundo real no sería destruido si el mítico cae en el olvido, el mundo que conocemos se tornaría en un enclave más pobre, desprovisto de fantasía, de sueños y, finalmente, de imaginación.

Si somos afortunados, la fantasía vivirá con nosotros siempre. Melissa Marr hace un aporte importante con sus letras para que así sea. Ella desempolva viejos mitos y leyendas y los dota de actualidad, sin despojarlos de sus encantos. Le da a la fantasía una segunda vida al adaptarla e introducirla en la cotidia­nidad, como queriendo decirnos que todavía está con nosotros y que de nosotros depende conservarla.

Melissa Marr nació en Nueva York en 1972. Cursó Estudios de Literatura y Estudios de Género en la Universidad de Pensilvania. Fue profesora de Literatura. Su novela, Encuentro fatal, ocupó la lista de los libros más vendidos del New York Times. Completan esta saga cua­tro títulos más. Esta prolífica autora es, ade­más, graduada en Artes en el Bennington Co­llege y obtuvo un Máster en Administración de Empresas en la Columbia Bussines Scholl.

Sus otras pasiones son el tatuaje y la foto­grafía, y ha publicado libros ilustrados para niños. Actualmente reside en Arizona, donde con­tinúa su trabajo.

 


7 | LEOPOLDO OROZCO | Contra el mundanal ruido (Sobre los Ensayos sobre el silencio de Marcela Labraña)

 

No digo: piedra, de la piedra.

Callo

para decir silencio

de la piedra:

  su contenida lapidación.

 LUIS PANIAGUA

 

¿Cómo decir silencio del silencio? Hasta para pedir silencio hace falta decirlo: romper el silencio para que se haga presente. De alguna manera, como a un antiguo dios egipcio, hace falta invocarlo, ya sea con la voz o con el gesto de colocar el dedo índice sobre los labios. De cierta forma, el silencio es un acto ritual: algo que se pide y se concerta, algo que se forma tácitamente entre nosotros y los demás.

Marcela Labraña (Chile, 1971) hizo un libro con ese gesto: escribirlo y ofrecerlo fue como hacer, junto con el ademán del dedo y la boca, un juramento harpocrático. Este apasionante volumen de ensayos me convocó al silencio como yo pensé que sólo podía hacerlo una novela apasionante en mis años de adolescencia. Leí el grueso del libro en apenas un día y medio, embelesado, en un trance parecido al de los monjes trapistas durante su sagrada reclusión.

Los itinerarios intelectuales de Labraña son amplios y envidiables: en estas páginas se dan cita John Cage, tratados medievales, Tristram Shandy, Georges Perec, dioses de la antigüedad. Parece que ninguna época logra huir del ojo curioso y omnívoro de la ensayista, que no sólo logra notar —y rescatar— las correspondencias mudas entre obras artísticas muy disímiles, sino que también nos hace sentir parte de una tradición de acólitos del vacío. ¿De qué otra forma podría hacerse una biografía dinámica y legible del silencio, tan omnipresente y a la vez tan poco visible?

Labraña encontró, a través del ejemplo de todas estas fuentes —tan ilustrativas como variopintas—, la forma de narrar la vida del silencio sin nombrarlo: a través de la descripción detallada de los contornos que deja su paso, las huellas que circundan a cualquier vacío.

En estos tiempos tan llenos de ruido, estas páginas nos permiten darnos un momento para adentrarnos en un mutismo clarificador, reflexivo y necesario.

 


8 | FÉLIX ALEJANDRO CRISTIÁ | Y al final el silencio, la poesía de Xochipilli Hernández

 

Una reseña a veces sirve de excusa para disfrazar una reacción. De esta forma presento un camino trazado a través de lo que narra Xochipilli Hernández en su poemario Declaración de vida (Reverberante, México), pues ¿qué acaso la aspiración de la poesía no es ser el mapa, como bien plantea la autora en las primeras líneas? Pues bien, tomo el mapa, para ver con qué nos encontramos. Se trata de un camino hacia el pasado, o mejor dicho, hacia un pasado indefinido que es, en efecto, una declaración, hecha desde el amor y los recuerdos, y por supuesto, desde la ausencia, tan presente entre las letras. En las primeras páginas Xochipilli invita a la noche, a la soledad y la ensoñación, quienes se presentan como latidos, breves y concisos, y de la misma forma, despiadados. Su pluma es breve, las líneas no terminan de decir.

Los ecos, las voces de un ayer melancólico, suenan como golpes en la pared o como un llamado a la puerta. Al girar la perilla -quizá- podamos distinguir un jardín tan soleado que encandila; solitario, como si estuviera muy “alejado de la vista de Dios”. Los elementos de la naturaleza, la lluvia y las estaciones que adornan los días que ya fueron, aparecen tan solo para difuminarse y llevarse consigo las palabras que describían lo alguna vez amado. El jardín ahora se muestra nublado, pero igual de hermoso: es sólo suyo. ¿Cuál es el lugar en donde el ser humano puede ser realmente libre? ¿Contra las épocas quién puede ganar? Se oscurece la escena a través del sueño y la quietud, cual preludio al Génesis.

En efecto, en la segunda parte del libro, Xochipilli comparte una visión de los primeros días en sus “Crónicas”. Dividida en 10 partes, pero que recomiendo leer como un sólo poema. Es inevitable pensar en aquellos recuerdos que nos presentó al inicio del libro, pero transportados hacia una realidad anterior y desfigurada. Un mundo que desbordaba fertilidad. El fuego arde con la fuerza de mil volcanes que nada consumen. Pero el ser humano se aburre o se despista; se entretiene nombrando las cosas, como todavía hace hasta el día de hoy, mirando lo innecesario, despreciando lo perenne, esto es, todo aquello que no se puede declarar. Y como lo que no se puede pronunciar, desaparece.

El jardín se parte en dos. Nuestra autora narra dos vidas primigenias, una decidida, y otra reflexiva. Habla con la lluvia y pregunta; a veces creemos que las hojas le responden. Lo perdido se puede buscar en la profundidad de los bosques, pero lo que se cree poseer se guarda en el concreto del horizonte. ¿Quién debe ceder y abandonar su paraíso? Uno de los dos representa al campo ya obsoleto, y el otro a aquello que todo lo devora. Pero durante el trayecto a la ciudad a la que parece exiliarse el ser amado, la canción suena para resguardar el nombre, y con la magia de la pluma resuelve el dilema: “eres el nombre de las cosas sinceras”; nunca se menciona nombre alguno, y al final ya no queda campo, pero tampoco ciudad.

La tercera parte del libro la poeta nos presenta un juego, donde las palabras ironizan consigo mismas, no sin el eco de los tristes días, el cual nos acompaña desde el principio del viaje. La ausencia una vez más describe lo que al decir se convierte en nada; aquel sentimiento que abunda entre las hojas pero que al intentar mencionarlo se vuelve torpe e innecesario. Poco después las palabras vuelven y la obra llega a su síntesis: todas etapas de una declaración de vida, en efecto, con este nombre se inaugura la cuarta y última parte del libro. Diálogo con el tiempo, con el aire, diálogo con lo amado, diálogo consigo misma, diálogo…, la brújula queda atrás y todo se reduce a un único mandamiento. Después de la declaración sólo queda silencio.

La obra que nos presenta Xochipilli Hernández rememora poesía fragmentaria, versículos, monólogo, todo parte de un mismo camino guiado por una brújula que es el texto mismo. Versos breves -a veces quizá demasiado- denotan que el vacío es su cómplice lírico. No abunda la musicalidad, pero sí un rimo que sigue el son de los latidos que no cesan de golpear de principio a fin. Ausencia y silencio se pronuncian, declaran, con palabras que ya forman parte de otra vida. Queda una invitación abierta a tomar la brújula e intentar volver.

 


9 | VICTORIA MARÍN | Sobre la inquietud del ahora y el arte de vivir. Sobre Nunc, de Sebastián Altamirano Pacheco


Nunc, la segunda novela del autor costarricense Sebastián Altamirano Pacheco, es una obra reflexiva y dramática que invita a practicar el ejercicio de la introspección y a reconocer la importancia de la acción, pero en especial, a lograr un equilibrio entre la gnosis y la praxis por medio de un relato que aspira a la transparencia, utilizando una técnica narrativa que pretende ser fiel a la subjetividad de cada personaje.

Esta historia, cargada de honestidad, valentía y precisión descriptiva (especialmente en el prólogo), se desarrolla en un solo día, permitiéndonos conocer con lujo de detalles, hora tras hora, los pensamientos y las acciones relevantes para la trama. Esto gracias a la alternancia de las voces de los amigos e integrantes de la familia Reinhardt, quienes al dejarnos entrar en su mente, nos dan la oportunidad de conocer diferentes culturas y maneras de percibir el entorno.

Estos personajes son individuos relativamente jóvenes que se enfrentan a 24 horas de maraña emocional, de preocupaciones románticas y profesionales, de prejuicios y valores, de posicionamientos idealistas y prácticos. Por medio de sus vivencias, el autor logra conducir al lector hacia las profundidades de la emoción, pero sin olvidar ese don heroico que es la razón, la cual nos permite resurgir, en este caso, por medio de la Psicología.

Además, partiendo de los problemas a los cuales se enfrentan estos individuos, se tocan temas como la pérdida de un ser querido, la ruptura de una relación, los deberes del hombre dentro de una colectividad, el absurdo de no aceptar más que el modelo tradicional de familia y el derecho a la felicidad. Pero sobre todo, Nunc trata sobre un tópico que recorre la obra de principio a fin: el carpe diem, es decir, aprovechar el momento, pero sin desmesura para alcanzar la felicidad por medio de la virtud griega llamada kalokagathia, lo perfectamente bello y bueno según Aristóteles.

Sin embargo, no todos los personajes se afanan en obrar de acuerdo a lo que consideran correcto, pues, los hay machistas, abusadores, materialistas y viciosos, lo cual contribuye a generar controversia y a darle un tinte de realismo a la obra.

Otro elemento importante, que atañe a la elaboración del discurso y a la construcción de los personajes, es el plurilingüismo del texto, aspecto que se manifiesta en las intervenciones de los sujetos de la narración, pues Nunc reúne, junto al español tico del siglo XXI, frases en latín, inglés y alemán.

Por otro lado, mientras el tema amoroso (la punta del iceberg) unifica la trama y se hace presente en los dilemas de cada personaje, las reflexiones sobre las relaciones humanas y las huellas que dejan en la memoria y en la conducta de cada hombre y mujer van preparando el camino para tratar un tema muchísimo más general: el posicionamiento del hombre frente al tiempo. Y es justamente en esa frase en donde encontramos la clave del título. El adverbio latino nunc ‘ahora’ hace referencia al presente que nos confronta y exige respuestas para asegurar la supervivencia, pero también al hoy que debe aprovecharse sin ataduras, manteniendo la mira en la famosa aurea mediocritas, en la moderación, con el fin de satisfacer nuestros anhelos y sanar las heridas más profundas con sabiduría, sin ser esclavos de lo apetecible.

En cuanto a los elementos que podrían satisfacer la curiosidad del lector, si a este le interesan los temas clásicos en la literatura contemporánea, puede darse gusto identificando en el texto nociones de la filosofía socrática, platónica y aristotélica, principalmente con respecto al amor. Por ejemplo, algunas de las tendencias socráticas que podemos encontrar son: la idea de que el amor tiende a la belleza y al bienestar sin traicionar la disposición natural de cada quien, la excelencia por medio de practica de las virtudes morales, la importancia de la belleza del alma y, en general, el gran interés por indagar en las cosas humanas.

Continuando con la influencia grecolatina, la retórica hace su intervención en el texto para explicar el comportamiento humano mediante conceptos como la sinécdoque y la suasoria, pues el autor sabe que esta ciencia va más allá del arte de elaborar discursos, y lo demuestra aplicándola a la interacción con el otro. Por otro lado, se percibe el influjo de algunos autores latinos, especialmente en el uso de tópicos literarios como el magister amoris (sobre todo en el discurso de uno de los personajes , el cual tiende al tipo ars amatoria ‘arte de amar’), la descriptio puellae ‘la descripción de la mujer amada’ en la lírica latina, las menciones de Ovidio y Catulo y una relaboración dramática de la locución latina Collige, virgo, rosas ‘atrapa, doncella, las rosas’ (refiriéndose al goce de la felicidad y el amor mientras hay tiempo).

Con respecto a los aspectos de edición, la imagen de portada, diseñada por la ilustradora costarricense Diana Canales Rojas, capta perfectamente la esencia de uno de los personajes más importantes de la novela, sin embargo, esta primera edición tiene unos cuantos errores tipográficos que, aunque no son muchos, ni dificultan la comprensión de la novela, sí incomodan un poco la lectura. Cabe recalcar que el autor nos advirtió sobre este detalle antes de aproximarnos a la obra.

En fin, solo queda mencionar que los editores de la Revista Virtual Quimera esperamos con ansias una reedición de la obra e invitamos a nuestros lectores a adquirirla, con el fin de disfrutar y apoyar la producción literaria costarricense. Así mismo, invitamos a los editores nacionales e internacionales a tenerla en cuenta; ya que no solo es una obra entretenida y bien planeada, con una técnica narrativa bastante interesante, sino que también es un gran recurso didáctico que puede ser aprovechado y merece ser difundido.

En definitiva, si usted lee Nunc atentamente y con ojo crítico, podrá degustar de una obra que en la mayoría de sus páginas mantiene la tensión y la intriga, aprenderá sobre psicología, filosofía y cultura, e incluso podrá darse el gusto de cuestionar la retórica del autor.

El Lic. Sebastián Altamirano Pacheco, autor del libro, es escritor de cuento, novela, ensayo y poesía, filólogo clásico y docente e investigador en la Universidad de Costa Rica.

Ha publicado las novelas Hic y Nunc, así como diversos artículos de índole académico en medios digitales e impresos como la revista Kániña, Revista de Lenguas Modernas UCR y Estudios.


 

10 | VICTORIA MARÍN | Sobre Las cartas de amor que no alcanzaron a escribir mis muertos de Fabricio Gutiérrez

 

No hay método ni dialéctica,

sólo tránsito, transmutación de la Tierra

y la Luz al Agua y al Fuego.

MARÍA ZAMBRANO

 

Que estas palabras cuenten como el signo de un abrazo, de la inquietud en el pecho que surge cuando descubrimos algo demasiado precioso como para guardarlo en la memoria. Eso, una alhaja temblando en los colores de la noche y el día, en el lugar de los afectos, eso son Las cartas de amor que no alcanzaron a escribir mis muertos.

Sus versos nos llevan a un espacio perdido en el tiempo o, quizá, a un espacio sin tiempo donde conviven los recuerdos, las palabras no dichas, la mirada inocente, el vínculo que trasciende la sangre y los huesos, las penas, los amores implacables, aquellos suspendidos, en potencia, y, por ello, sin término.

No podemos alcanzarlos. Los ausentes se han emancipado. Son incapaces de ofrecer más que posibilidades y la mirada que dirigimos a las sombras en el reflejo de sus ojos. Así son los muertos del poeta. Animales que huyen en medio del bosque, seres arrojados al mundo, luego a rincones de la casa y el jardín. Son una interrogación constante sobre su condición y la nuestra. Sin embargo, aun cuando habitan las preguntas ¿pueden escuchar, leernos?, ¿están?, ¿dónde?… a su manera constituyen la realidad que habitamos. Comparten los tragos y la mesa. Su compañía es dulce. Y de tanto serlo nos inquieta. Invita a descubrir las huellas de su paso en el entorno, en lo que somos, en el atisbo. Pues también somos ellos, lo que amamos, lo que nos ve y cómo lo vemos.

Pero su rostro no es lo único que asoma al contemplar el término de una vida. Hay vínculos extraños más allá de aquellos a quienes conocimos y de todas las teorías sobre la inmortalidad. Hablo de una presencia que lo entrelaza todo, muy semejante a la experiencia universal del vacío inter mundōs que a veces logra percibir la mirada atenta y contemplativa del poeta. En ocasiones se proyecta como una entidad personal, también como el lugar donde residen los muertos. Los griegos lo llamaban Hades, palabra que hace referencia tanto a los ínferos como al señor de las tinieblas sombrías. En el poemario de Fabricio se hace presente, pero de manera difusa, en el borde, justo en el umbral que casi logra traspasar. Acecha. Como a Perséfone, espera tomarnos por sorpresa, dar un vuelco a nuestra humanidad y recordarnos que existe el reino de lo inmóvil, solo porque así es la vida, un continuo abrir los ojos incluso a lo que no queremos ver. En palabras del poeta:

 

…el mundo a veces salta como aceite del sartén

y nos quema la muñeca.

 

Sin embargo, no todo está perdido. La vida no se entiende sin la muerte ni la muerte sin la vida, sin este momento. Solo resta confiar en el presente, en cómo lo afrontamos. No podemos evitar el crecimiento del caudal de Pluto con el último aliento, ya sea el propio o aquel que pertenece a los seres queridos, pero sí es posible recibir de vuelta el consuelo destinado a los difuntos. Con suerte, el amor por ellos y por la vida habrá de transformar la soledad que dejan en algo mucho más hermoso y puro, algo capaz de ayudarnos a continuar luego de ofrendar el corazón, justo como lo hace Fabricio.

 

Sus ojos serán más grandes y limpios

de lo que un día en vida fueron.

Y mirarán con más avidez las cosas pequeñas.

Esas cosas pequeñas que ahora extrañan

y que a veces creen que aún están a su alcance.

La carta está en el buzón de mi boca.

Vengan mis muertos por ella.

 

 


FELIX ALEJANDRO CRISTIÁ | Es un autor puertorriqueño criado en Costa Rica. Máster en filosofía. Ha publicado relatos en varias revistas literarias y colaborado con artículos sobre mujeres de la historia, filosofía y literatura para distintos medios.

 




IRENE DE SANTOS | Nació en Caracas, el 22 de noviembre de 1961. Egresada de la Universidad Central de Venezuela en 1986. Licenciada en Idiomas, mención Traducción e Interpretación Consecutiva y Simultanea. Traductora de profesión y escritora de corazón (ficción y no ficción). Cuenta con una novela publicada El viaje de la flauta triste, editorial Lector Cómplice, año 2013, ganadora del concurso Premios Helicón, de la revista digital “La 9 Musas”, con el artículo www.laredverde.com.

 


LEOPOLDO OROZCO | Narrador, poeta, ensayista y traductor. Autor del libro de minificciones En la cuerda floja (Reverberante, 2020) y de la plaquette de ensayos Cinco autorretratos en ausencia (Fósforo, 2021). Fue parte del XI Curso de Creación Literaria para jóvenes 2019 de la FLM. Premio Nacional de Ensayo «Carlos Fuentes» al Estudiante Universitario 2023 por la Universidad Veracruzana.

 



RAFAEL ÁNGEL HERRA | El autor alterna entre el texto literario (novelas, cuentos, poesía) y el ensayo (la corporalidad, la violencia, el autoengaño, la estética del monstruo, etc). Ha publicado artículos periodísticos y ensayos filosóficos. Su libro sobre violencia fue traducido al francés (Quebec). El poemario Escribo para que existas se publicó en versión bilingüe italiano-español en Palermo. De su novela Viaje al reino de los deseos la Compañía Nacional de Teatro montó una pieza teatral que se presentó en dos temporadas. La traducción alemana de La divina chusma (Das göttliche Lumpenpack) está disponible y en formato digital (thalia.de, buch.de, Amazon, iBook, etc.). También la traducción de El ingenio maligno (Der böse Erfindergeist), (Editorial Costa Rica, Amazon, iBook, etc.), y son accesibles en el mismo formato sus libros Autoengaño (en iBook) y La brevedad del goce y su traducción alemana Die Kürze des Genusses (en varios formatos). Es miembro de número de la Academia Costarricense de la Lengua y ha sido Catedrático de filosofía de la Universidad de Costa Rica, cuya Revista de Filosofía dirigió por más de dos décadas.

 


VICTORIA MARÍN FALLAS | Es filóloga clásica graduada y estudiante de Filosofía y de la Maestría en Literatura Clásica en la UCR. Redactora en Jefe de la Editorial Estudiantil de la Universidad de Costa Rica, directora de Revista Virtual Quimera, editora, revisora y correctora de textos de profesión. Trabajó para el IIP. Figura como autora en Donde contamos hormigas y segundos (Poiesis Editores, 2020), Antología Nueva Poesía Costarricense (MCJ, 2020), Voices (Centro Cultural de México, 2021), Rollos de Vuelo (EUNED, 2021), 56 Altares: Filos y Espejos (Testigo Ediciones, 2022), Fin de siglo (EUNA) y Hay algo, urgente que te tengo que decir (Medusa Editores). Ganó el XIV Concurso de Escritura Creativa en Lenguas Extranjeras (Universidad de Costa Rica) en la categoría de poesía en lengua portuguesa. En 2022 publicó su primer poemario La Edad de Hierro (Medusa Editores), el cual fue presentado ese mismo año en la Feria Internacional del Libro de Chihuahua.Editora y compiladora de las antologías Anábasis, antología de narrativa fantástica y ficción histórica (Editorial Nacimiento) y El legado (Universidad Pablo de Olavide - Enredars - Revista Virtual Quimera). Algunos de sus trabajos aparecen en espacios como la revista Itálica (UPO), Punto en línea (UNAM), Universo de Letras (UNAM), Semanario Universidad (UCR), Soltemos la lengua (UCR), Liberoamérica, la colección afrohispanoamericana de relatos en audio Cuentos en Red (Cooperación Española), Káñina, Enpoli, Armas y Letras (UANL) y Carátula. Ha participado en diversos eventos como el VIII Congreso Internacional de la Cátedra UNESCO para la lectura y la escritura, el I Congreso Nacional de Estudiantes de Artes y Letras (UCR), el Festival Internacional Primavera Bonita (Fundación del Centro Cultural del México Contemporáneo et al.), el XXVI Simposio Nacional de Estudios Clásicos, el II Congreso Internacional sobre el Mundo Clásico (Universidad del Nordeste, Argentina), el I y II Encuentro Internacional de Poesía en Xochimilco y el I Coloquio Nacional de Narrativas Especulativas, de lo Insólito y del Horror (BUAP, México), entre otros.

 


COSTA RICA | Quimera

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Victoria Marín Fallas: ivannia.marinfallas@ucr.ac.cr

Quimera fue creada en 2018 como un proyecto virtual de difusión de la cultura clásica. A partir de 2019 ella se concreta como una plataforma de enfoque cultural diverso. Quimera es un proyecto independiente, sin fines de lucro y con intereses culturales y educativos que pretende difundir arte y conocimiento, no solo en línea o de manera impresa, sino también por medio del cumplimiento de actividades que involucren a los miembros de las comunidades en Costa Rica sin distinción.

  

 

Agulha Revista de Cultura

Número 251 | maio de 2024

Artista convidado: Jaroslav Šerých (República Tcheca, 1928-2014)

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