echamos cenizas en nuestra boca/ y dimos
grandes lamentos/ ‘ah tierra que te secas como una ubre enferma’/ ‘no nos
arrojes el hueso de la expiación’/ ‘permite que tu frente y nuestra frente se
junten nuevamente/ y bailen’/ pero nos dio la espalda como una amante que
repudia/ la boca que la ha herido/ entonces nos acordamos de Gánimeth.
Este libro, pienso
–y por algo lo asocié con un rezo-, es un cúmulo de imágenes que se ampara orgánicamente
en lo visual y se compone como una película de ciencia ficción. No la de las naves espaciales ni un futurismo
híper tecnológico, sino la de un futuro post-apocalíptico bajo una estética
casi bíblica en términos de reunión de conocimiento sagrado, lo cual
inevitablemente me retrotrae a Sor Juana y su Primero Sueño, en esa búsqueda alegórica de una verdad fundamental.
Pero lo principal
que debo decir del autor es que es un poeta del lenguaje. Su capacidad lectora
y su rico imaginario alimentado por múltiples lecturas, le permiten llegar a
esos nuevos lugares que nos ofrece su poesía. Andrade no es un artífice de lo artificial;
trabaja con el lenguaje como una argamasa que se moldea entre sonido, ritmo e
imagen, creando un universo torrencial y abundante, pero nunca agobiante. El
poeta sabe jugar con las diversas extensiones del verso, el espacio, el
silencio y la reflexión inherente a la pausa. Es un poeta de las profundidades
que siempre ve la superficie luminosa desde el interior más oscuro de su
esencia.
Gánimeth me
hizo recalar en puertos variados porque, como consideraba Borges, la literatura
es esa unidad que incluye todo lo escrito. Es eso “uno” que se reescribe y que
nos hace originales, más por el “cómo” que por el “qué”.
Sus palabras me
trasladaron a las aguas del romanticismo. Primero al inglés, en un viaje
visionario y lírico como el de Blake en Cantos
de Experiencia o el de esa Xanadú, ciudad de plenitud de El sueño de Kublai Khan del onírico
Coleridge, que dice: “¡Oh Tierra, oh Tierra, retorna!/ Surge de la hierba
húmeda de rocío;/ la noche se consumió,/ y la mañana/ se alza de la masa
somnolienta./ No abandones más,/ ¿por qué quieres abandonar?/ El suelo
estrellado,/ la orilla de las aguas/ se te han dado hasta el amanecer.”
Y también me
recordó al romanticismo alemán de Novalis, donde la naturaleza aparece como un
gran organismo.
Porque romantizar
es potenciar cualitativamente, es mirar el mundo con nuevos ojos para darle un
sentido transcendental y es bajo este movimiento que surge el impulso de una
visión más esotérica del mundo como reacción a la revolución industrial. Gánimeth responde a estos parámetros de
forma claramente actual.
Se trata de un
largo poema que se divide en seis partes que avanzan en un sentido místico
hacia un lugar, imaginado o real, pero concreto. En un contexto más
contemporáneo y rioplatense, tiene un hermanamiento con la reciente propuesta
de la uruguaya Ana Laura Lissardi en Agua
(Versolari, 2023), donde una niña lleva una gota de agua por el desierto de
Atacama, o incluso con mi libro Escandinavia
(Del Azahar, 2018), donde el cuerpo personal y del otro se entrelazan y
unen con la geografía construyendo un espacio nuevo a recorrer. Viajes literarios
que avanzan con un objetivo y que no se desvían, solo siguen procurando
desvestir lo real que asoma debajo de la realidad aparente, como un pronóstico
o una epifanía: “Que sean los caminos/ quienes nos lleven a Gánimeth.”
Leer Gánimeth e imbuirme de tantas posibles
lecturas de una forma novedosa y original, no hace más que afianzar y
fortalecer la capacidad del poeta de escribir lo nuevo sobre lo ya escrito. Un
autor que lee, relee, escribe y reescribe, lo propio y también lo ajeno.
¿Es posible la
escritura sin conocer la tradición? La poesía de Andrade me reafirma que no hay
originalidad sin intertextualidad y que ninguna ocurrencia alcanzará jamás,
para tener el oficio de poeta que tiene este autor en su amplitud. Porque
además y por si fuera poco, también se trata de una propuesta de ecopoesía que
nos devuelve la lengua de la naturaleza como si fuese ella, en su desgaste y hartazgo,
quien nos hablase; y dado su corte reflexivo, me atrevo a decir que es una
propuesta de ecosofía que promueve una visión para habitar el mundo.
Entonces Gánimeth también es un libro social y
político porque es inherente a lo público, a la otredad, pero nunca en un
sentido panfletario ni moralista, sino hondamente vitalista y spinozista en la
idea de Deus sive natura (Dios o la
naturaleza). Dios, es decir, la naturaleza; de la que todos somos parte.
“A veces cuando creemos reconocer a alguien
que estuvo en el viaje/ le decimos/ piiiuuuuu piuuuu tssstch/ con la secreta
esperanza que recuerde qué significaba y/ nos lo diga.”
Es verdaderamente
esperanzador encontrar una voz que emula el lenguaje de un otro tan distinto
como el pájaro.
Solo nos resta
dejarnos impulsar en su vuelo.
TERESA KORONDI (Uruguay, 1966) es una poeta, narradora y comunicadora uruguaya que también traduce textos literarios. Es Diplomada en Apreciación y Estudios Poéticos por la Fundación La Poeteca, Caracas, Venezuela. Ha dictado talleres, conferencias y lecturas en festivales e instituciones educativas de varios países, entre ellas la Universidad Federal de Pelotas (Brasil) y la Universidad de Palermo (Buenos Aires), siendo publicada en el libro Reflexión Académica en Diseño y Comunicación Nº XLIV (2020). Forma parte de la Tercera Muestra de Poemas Ilustrados Nancy Bacelo Edición 2022, del Programa para el Fortalecimiento de las Artes de la Intendencia Municipal de Montevideo. Algunas de sus publicaciones son: Bo (disco poesía-canción, Fondo Nacional de Música, 2014), La enunciación (Editorial Yaugurú 2016), Escandinavia (Ediciones Del Azahar 2018), Par (Editorial Yaugurú 2021), Corre, corre (Colección IberLetras de Editorial Contexto y Asociación Cultural Iberoamericana de Huelva, 2021), Rodó porque rodaba (Premio Nacional Poesía Inédita del Ministerio de Educación y Cultura, 2021 – Solazul Ediciones 2023) y Otaku (Textos Intrusos, Argentina, 2023). Fue antóloga de la muestra Del Salvo al Barolo: un rioplatario poético (Textos Intrusos, Argentina, 2019) e integra Haikuscopio, Antología rioplatense de haikus (Ed. La pequeña gran Nilson, 2024) en el marco del Programa de Fomento al Sector del Libro del Ministerio de Cultura de Argentina.
JULIA OTXOA (Espanha, 1953). Poeta, narradora y artista gráfica Entre sus últimas exposiciones : “Llocs de Pas” Espectáculo colectivo audiovisual-MACBA-Barcelona 2006, “Absinthe Review” Nueva York 2007; “New Sleepingfis Review”, Nueva York 2007; “Certamen Internacional de Fotografía Surrealista”, Eibar 2007; “Fragmentos de Entusiasmo”-Catálogo de la exposición Antología de la Poesía Visual española 1964-2006”-“Poesía Visual Española” (Antología) Editorial Calambur,Madrid,2007; “La Fira Mágica”, Exposición colectiva de Poesía Visual Ayuntamiento de Santa Susana Barcelona, 2007; “Homenaje a Manuel Altolaguirre”, Exposición Poesía Visual – Instituto Cervantes en Fez (Marruecos, 2007 ); “Miguel Hernández – Muestra de Poesía Visual” (Universidad Miguel Hernández-Elche, 2008); “Exposición libros de artista”, Museo de San Telmo San Sebastián, 2023; “Tres senderos que convergen”, Centro cultural Oquendo, San Sebastián. Julia Otxoa es la artista invitada de esta edición de Agulha Revista de Cultura.
Agulha Revista de Cultura
Número 254 | agosto de 2024
Artista convidada: Julia Otxoa (España, 1953)
Editores:
Floriano Martins | floriano.agulha@gmail.com
Elys Regina Zils | elysre@gmail.com
ARC Edições © 2024
∞ contatos
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FLORIANO MARTINS | floriano.agulha@gmail.com
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