OUÇAM OS NOSSOS NOMES
|
É possível que muitos nomes tenham se perdido porque não havia como atender quando foram evocados. Muitos até agora talvez desconheçam onde se encontram. A maneira com que suas vozes se contorcem dói no íntimo da noite. Ali buscamos um outro nome para cada coisa perdida. A dor realimenta suas preces, porém nada evita que sejam tratados com intolerável distância. Sempre esquecemos que é justamente onde os fatos se repetem que preservamos nossa essência. Como as vozes dentro de cada nome perdido, o sofrimento que elas levam consigo e se repete como uma linguagem que desaba incansavelmente.
Tudo aquilo que soletramos com todo o espírito, enquanto o presente por vezes apenas se desgasta em nossas mãos, tudo isto a que chamamos criação, não contraria essa idéia. Como se estivéssemos sempre reeducando velhas imagens, para que não deixem nunca de ser o que são. Corpos desnudos sobre a pedra quente. Formas pintadas que vão perdendo seus ângulos. Quantas vezes a aparência joga conosco para que creiamos no princípio aleatório que nos legitima! Tudo o que vemos se deforma, em nome do desejo ou da memória.
Ouçam os nossos nomes. As pedras com que vamos clareando a noite. As expressões que caminham para o tumulto de seus propósitos. O verbo se desmembrando em novas obsessões. Por onde passamos muitas coisas mais e mais se parecem com nossas sombras. Contudo, não há absurdo maior do que a semelhança. Há que descrever o abismo antes que se desfaça de suas partes mais fecundas. Pintar-lhe o retrato incansavelmente para que não se sinta sozinho. Evitar ao instinto a sensação de abandono.
Repetir os elementos para que se movam e não apodreçam. Para que não esqueçam os nomes perdidos ou suas pernas ou suas línguas. Para que os rostos apagados não sejam motivos de recuo. Não há outra maneira de entrar em casa e ali existir. Assim é que saímos por toda a parte a preparar a refeição de outros duplos e sombras que se reúnem em volta da mesma pedra. Assim revisamos intimamente os capítulos que devem ser reescritos, as vinhetas inúmeras que não devem cessar seu testemunho.
Assim o livro não se esgota nem o abismo chega ao fim.
Abraxas
|
OIGAN NUESTROS NOMBRES
|
Es posible que muchos nombres se hayan perdido porque no había como atenderlos cuando fueron evocados. Muchos hasta ahora tal vez desconozcan donde se encuentran. La manera con que sus voces se contorsionan duele en lo íntimo de la noche. Allí buscamos otro nombre para cada cosa perdida. El dolor realimenta sus súplicas, sin embargo nada evita que sean tratados con intolerable distancia. Siempre olvidamos que es justamente donde los hechos se repiten que preservamos nuestra esencia. Como las voces dentro de cada nombre perdido, el sufrimiento que ellas llevan consigo y se repite como un lenguaje que se desmorona incansablemente.
Todo aquello que deletreamos con todo el espíritu, mientras lo presente a veces apenas se desgasta en nuestras manos, todo esto que llamamos creación, no contradice esa idea. Como si estuviésemos siempre reeducando viejas imágenes, para que no dejen nunca de ser lo que son. Cuerpos desnudos sobre la piedra caliente. Formas pintadas que van perdiendo sus ángulos. Cuántas veces la apariencia juega con nosotros para que creamos en el principio aleatorio que nos legitima! Todo lo que vemos se deforma, en nombre del deseo o de la memoria.
Oigan nuestros nombres. Las piedras con que vamos clareando la noche. Las expresiones que caminan hacia el tumulto de sus propósitos. El verbo desmembrándose en nuevas obsesiones. Por donde pasamos muchas cosas más y más son parecidas a nuestras sombras. Con todo, no hay absurdo mayor que la semejanza. Hay que describir el abismo antes que se deshaga de sus partes más fecundas. Pintarle el retrato incansablemente para que no se sienta solo. Evitar al instinto la sensación de abandono.
Repetir los elementos para que se muevan y no se pudran. Para que no olviden los nombres perdidos o sus piernas o sus lenguas. Para que los rostros apagados no sean motivo de retroceso. No hay otra manera de entrar en casa y allí existir. Así es que salimos por todas partes a preparar el alimento de otros dobles y sombras que se reúnen en torno de la misma piedra. Así revisamos íntimamente los capítulos que deben ser reescritos, las innumerables viñetas que no deben cesar su testimonio.
Así el libro no se agota ni el abismo llega al fin.
Abraxas
[traducción: Gladys Mendía]
ÍNDICE
01. Alicia Dujovne Ortiz: Maradona e Eva Perón [duas entrevistas]. Betty Milan
02. El ángel plácido de Manuel Mora Serrano: una valoración de lo popular dominicano. Roberto Fernández Valledor | [seguido de] El Cofresì de Roberto Fernández Valledor y mi Cofresì en Samaná. Manuel Mora Serrano
03. El Nadaísmo, así pasen cincuenta años. Armando Romero
04. El ocaso de otros dioses. Juan Rearte y los últimos 55 minutos de la mañana. Martín Palacio Gamboa
05. El poema o extraño territorio dialéctico del ser. Ana Franco Ortuño
06. Enrique Molina: Poesía, amor y libertad [entrevista]. Lía Rosa Gálvez
07. Franz Tamayo, el insigne poeta boliviano. Víctor Montoya
08. José Ángel Leyva e a herança dos possíveis. Joana Ruas
09. Juan Gelman: “La poesía es un árbol sin hojas que da sombra” [entrevista]. Margarito Cuellar
10. O olhar de Jorge Gaitán Durán: aproximação ao interior de Bolero de G e outros textos inéditos. Nelson González Leal
Artista convidadoJuan Bustillos o el veredicto del fuego. Javier Méndez-Vedia
Maio de 2010
Fortaleza, Ceará | Brasil
|
segunda-feira, 30 de março de 2015
Agulha Hispânica # 03 | Editorial
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário