AS FORMAS SOMOS NÓS
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As formas se buscam no escuro, se atraem, jogam com suas essências em um bordado de ramos e veias. Confabulam suas vertigens aprendidas a pleno abismo. Cantam sempre a última canção. As formas, se não sabem ao menos intuem, intuem as preciosas, que não possuem outro corpo senão o traje único com que frequentam nossas vidas. As formas assim se sentem bem, e se empenham em ser mais nitidamente o que são. As formas falam e não nos deixam sem saber o que desejam.
É preciso localizá-las, as formas, em suas variadas maneiras de ser. Quando se risca um fósforo, toca uma pele, amordaça alguém – saem formas de toda parte. As que julgamos não nos dizerem respeito, as que esmolamos por sua atenção, as que usamos contra as demais. As cidades emergem de nosso íntimo como uma revelação. Muitas formas não necessitam plano. Os ciclos naturais com que a vida se extingue, no entanto, passam a desconfiar de sua naturalidade. O milagre também tem seus pudores, suas formas secretas.
Planejar formas tornou-se uma atividade criminal. O mito desconhece seus princípios. É de se supor que muitos não façam a menor ideia do papel que representam. Por sua vez, o homem só esquece que Deus é uma invenção sua quando necessita transferir a alguém a responsabilidade de seus atos. A ideia é exatamente esta: jogar com diversos papéis, mesclando representações, desgastando as formas.
Aos poucos as formas vão perdendo ancestralidade. Acatam ou rejeitam uma filiação de destroços. O homem converte o desastre em criação. Esta é sua obra, não importam os escombros. As formas aprendem rapidamente e sabem que o teatro da representação não dispõe de tantos lugares ou mesmo contrato para sessões infinitas. O mundo se esgota em si mesmo – máxima que se repete até apagar-se por completo.
As formas deixadas para trás o são a cada segundo. Quase todas se reagrupam, porém algumas cobram atenção pela função não cumprida. Como livrar-se delas é curiosamente uma preocupação de quem as criou. Talvez estabelecer novas regras para a representação. Talvez simplesmente esquecer tudo isto. Talvez já ninguém dê importância ao que se passa. O problema assim estaria contornado. Novas formas seriam bem vindas.
As cidades são destruídas de muitas maneiras. Por um terremoto ou uma explosão demográfica. E como muitas cidades são destruídas a cada instante, criamos uma escala de valores. O jogo é tão bem disposto que a dor de uma destruição requer para si mais atenção que a outra. Uma dor anula outra. As dores não são formas aliadas. O homem aceita a múltipla falência de órgãos, porém rejeita conciliar céu e inferno em sua barbárie irrevogável.
Os desastres possuem características próprias. O sofrimento humano é quem as define. A insistência na permanência de um governo autoritário. A sagacidade de um governo democrático em perpetuar-se em substituição de um mandatário. A distração que nos leva a crer na irrisória importância de tal crédito. As formas sem saber ao certo as regras do jogo.
As formas somos nós. O homem somos nós. Nada a Deus pertence.
Abraxas
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LAS FORMAS SOMOS NOSOTROS
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Las formas se buscan en lo oscuro, se atraen, juegan con sus esencias en un bordado de ramificaciones y venas. Confabulan sus vértigos aprendidos en pleno abismo. Cantan siempre la última canción. Las formas, si no saben al menos intuyen, intuyen las que son preciosas, que no poseen otro cuerpo sino el traje único con que frecuentan nuestras vidas. Las formas así se sienten bien, y se empeñan en ser más nitidamente lo que son. Las formas hablan y no nos dejan sin saber lo que desean.
Es preciso localizar las formas, en sus variadas maneras de ser. Cuando se enciende un fósforo, toca una piel, amordaza a alguien –salen formas de todas partes. Las que juzgamos no expresaron respeto, las que le pedimos su atención, las que usamos contra las demás. Las ciudades emergen de nuestro interior como una revelación. Muchas formas no necesitan plan. Los ciclos naturales con que la vida se extingue, mientras tanto, pasan a desconfiar de su naturalidad. El milagro también tiene sus pudores, sus formas secretas.
Planear formas se tornó una actividad criminal. El mito desconoce sus principios. Es de suponerse que muchos no tengan idea del papel que representan. A su vez el hombre sólo recuerda que Dios es una invención suya cuando necesita transferir a alguien la responsabilidad de sus actos. La idea es exactamente esta: jugar con diversos papeles, mezclando representaciones, desgastando las formas.
Poco a poco las formas van perdiendo ancestralidad. Acatan o rechazan una filiación de destrozos. El hombre convierte el desastre en creación. Esta es su obra, no importan los escombros. Las formas aprenden rapidamente y saben que el teatro de la representación no dispone de tantos lugares o también contrato para sesiones infinitas. El mundo se agota en sí mismo – máxima que se repite hasta borrarse por completo.
Las formas dejadas atrás lo son cada segundo. Casi todas se reagrupan, sin embargo algunas cobran atención por la función no cumplida. Cómo librarse de ellas es curiosamente una preocupación de quien las creó. Tal vez establecer nuevas reglas para la representación. Tal vez simplemente olvidarse de todo esto. Tal vez ya nadie de importancia a lo que pasa. El problema estaría esquivado. Nuevas formas serían bienvenidas.
Las ciudades son destruidas de muchas maneras. Por un terremoto o una explosión demográfica. Y como muchas ciudades son destruidas a cada instante, creamos una escala de valores. El juego es tan bueno que el dolor de una destrucción requiere para sí más atención que la otra. Un dolor anula a otro. Los dolores no son formas aliadas. El hombre acepta la múltiple falencia de órganos, sin embargo rechaza conciliar cielo e infierno en su barbarie irrevocable.
Los desastres poseen características propias. El sufrimiento humano es quien las define. La insistencia en la permanencia de un gobierno autoritario. La sagacidad de un gobierno democrático en perpetuarse en substitución de un mandatario. La distracción que nos lleva a creer en la irrisoria importancia de tal crédito. Las formas sin saber realmente las reglas del juego.
Las formas somos nosotros. El hombre somos nosotros. Nada pertenece a Dios.
Abraxas
[traducción: Gladys Mendía]
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Março de 2010
Fortaleza, Ceará | Brasil
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segunda-feira, 30 de março de 2015
Agulha Hispânica # 02 | Editorial
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